Victoria de Syriza, cambio importante en la correlación

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Victoria de Syriza, cambio importante en la correlación
de fuerzas en Europa.
Jesús Sánchez Rodríguezi
25/01/2015
La victoria obtenida por Syriza en las elecciones griegas que le permiten formar gobierno abre
grandes expectativas entre los pueblos de Europa y la izquierda, pero también se enfrenta a
dramáticos desafíos, fruto de su grave situación económica y del aislamiento político en que se
encuentra entre los gobiernos de la UE. Para Syriza la victoria electoral ha sido un largo camino
lleno de obstáculos, con las amenazas continuas provenientes del interior y del exterior (la
última, el jueves pasado cuando la decisión del BCE de comprar deuda pública por más de un
billón de euros, Draghi advertía que Grecia solo podría acceder a esta ayuda si se mantenía bajo
la tutela de la troika), pero es la nueva etapa que se abre ahora con su acceso al gobierno cuando
empiezan los verdaderos retos y dificultades en las que tanto se juega no solamente el pueblo
griego, sino todos los pueblos europeos que vienen luchando contra las políticas neoliberales de
austeridad y recortes sociales, y la izquierda europea que intenta canalizar el malestar y las
protestas en un programa político que revierta la correlación de fuerzas en Europa.
La izquierda griega ha ganado las elecciones apoyándose en el largo ciclo de protestas y
movilizaciones que se abrió en Grecia en 2008 frente a las agresiones sociales impuestas por el
establishment europeo a través de la troika (BCE, Comisión Europea y FMI). Pero el gobierno
de Syriza hereda un país económicamente devastado por las políticas de austeridad que ha
impuesto la troika y que han llevado al país a una situación peor que al inicio de la crisis pese a
los graves recortes realizados sobre las condiciones de vida de las clases populares. Así, en 6
años de crisis el PIB ha caído un 25%, la tasa de paro se ha situado en un 26% (53% en el paro
juvenil), el 23% de los griegos viven en riesgo de pobreza, la reducción del gasto sanitario ha
sido del 9% anual, las pensiones se han reducido entre un 35%y un 50%, 70.000 millones han
huido del sistema financiero, y la deuda ha pasado de un 113% del PIB en 2008 a un 175% en
2014.
El programa de Syriza se propone revertir esta situación con varias actuaciones como son las
medidas de urgencia destinadas a ayudar a los sectores sociales más damnificados por la crisis y
las políticas de recortes, los programas para conseguir la recuperación y el crecimiento
económico, la creación de empleo, y las reformas de la administración con el objeto de acabar
con la corrupción. Pero todo ello pasa por un punto esencial, la renegociación de la deuda
externa y de las condiciones impuestas por el rescate, y este punto se va a convertir,
inevitablemente, en un campo de batalla entre el gobierno de Syriza y la troika, en el principal
escollo del nuevo gobierno de izquierda para poder continuar con su programa electoral como
expresión de los intereses de las clases populares.
Syriza y América Latina: ¿Retos similares?
Las políticas neoliberales que estamos sufriendo los pueblos de Europa, especialmente los del
sur, a partir del desencadenamiento de la crisis mundial en 2008 las sufrieron con igual o mayor
rigor los países latinoamericanos 15 años antes. Como ahora en Europa, América Latina
conoció una rebelión generalizada de sus pueblos contra esas políticas que llevaron a derrocar
varios gobiernos y a poner en el poder a gobiernos de carácter antineoliberal. Esta última etapa
es la que se acaba de franquear en Europa con la victoria electoral de Syriza en Grecia.
Por ello es necesario hacer la comparación con las tres experiencias que en América Latina
desembocaron en la implantación de gobiernos progresistas, Venezuela, Bolivia y Ecuador.
Es evidente que hay algunas diferencias importantes entre los procesos que precedieron a los
actuales gobiernos de izquierda en América Latina y en Grecia. En primer lugar, las luchas
sociales en el subcontinente americano fueron más intensas, en Venezuela la rebelión del
caracazo producida en 1989 se cobró centenares de muertos y desaparecidos, y abrió el camino
a la victoria electoral años de después de Hugo Chávez. En Bolivia y Ecuador, los
levantamientos populares derrocaron a varios gobiernos neoliberales de esos dos países antes de
que Evo Morales y Rafael Correa consiguieran las victorias electorales que les llevaron al
gobierno
En segundo lugar, los actores e instrumentos que llevaron a cabo esas luchas y consiguieron
finalmente el poder también son distintos. En América Latina las clases populares que lucharon
contra el neoliberalismo estaban formadas por un bloque donde los principales actores fueron
los movimientos indígenas y las clases populares urbanas con un débil papel del proletariado
como tal. Igualmente, la manera en que alcanzaron esas victorias fueron a través del apoyo,
sobretodo, a fuertes líderes populares (Chávez, Evo, Correa) que se sirvieron de organizaciones
creadas expresamente para apoyar ese liderazgo, como especialmente se demostró en Venezuela
(Movimiento V República) y Ecuador (Alianza País), pero no tanto en Bolivia. Por el contrario,
en Grecia los actores principales de la lucha contra las imposiciones de la troika estaban
encabezados por la clase obrera, que llevó a cabo multitud de huelgas generales contra las
políticas de austeridad, y el instrumento para alcanzar la victoria electoral, Syriza, es un partido
fruto de la coalición de otros partidos existentes con un perfil clásico de izquierdas.
En tercer lugar, en los tres países latinoamericanos citados los objetivos planteados y la
trayectoria seguida tras la victoria parece dotarles de una voluntad transformadora más intensa
que en Grecia. Efectivamente, el objetivo en Venezuela, Bolivia y Ecuador no solamente era
derrotar económicamente al neoliberalismo, sino transformar en profundidad las estructuras del
Estado a través de los proyectos constituyentes que se llevaron a cabo, que en el caso de Bolivia
y Ecuador les trasformaron en Estados plurinacionales. En Grecia, el programa de Syriza es
claramente antineoliberal, pero no se plantea un proceso constituyente que transforme en
profundidad las estructuras del Estado. Eso no significa que las dificultades para el nuevo
gobierno griego no sean menores que las que han conocido los tres gobiernos latinoamericanos
citados.
Por último, y este es un punto bastante importante, hay diferencias en las condiciones
económicas de partida entre Grecia y los casos de América Latina. Bolivia tenía una importante
deuda externa antes de la llegada de Evo al poder, pero en 2005 fue objeto de importantes
concesiones por parte de los acreedores internacionales en el cálculo de que así mantendrían en
el poder a los gobiernos neoliberales. Sin embargo, la jugada les salió mal y el gobierno de Evo
pudo beneficiarse de las concesiones realizadas al gobierno anterior. Pero, además, Bolivia
dispone de recursos naturales importantes con los que poder respaldar su economía. Venezuela
es un país que vive sobretodo de la renta petrolera (algo que los gobiernos bolivarianos no han
conseguido revertir a favor de una economía productiva internamente) y esas riquezas fueron
puestas al servicio de una importante redistribución interna a favor de las clases populares
(Misiones, etc.) y evitaron que el gobierno de Chávez estuviese atrapado por deudas externas (es
más, en mayo de 2007 Venezuela se retiró del FMI y el BM). El caso más parecido a Grecia es
de Ecuador, sobre este país pesaba una gran deuda externa que suponía una pesada losa para su
economía y exigía enormes sacrificios a la clases populares. El gobierno de Correa aplicó su
programa en el sentido de priorizar el gasto social sobre el pago de la deuda y para ello se puso
en marcha una importante auditoria de la deuda, utilizando una comisión especialmente
designada para averiguar las operaciones ilegítimas. De esta investigación llevada a cabo se
desprendió que Ecuador había desembolsado varias veces el valor total de su deuda, a través de
distintos fraudes. La consecuencia fue que a la auditoria la siguió una negociación con los
acreedores que terminaron aceptando, en un 91% de los casos, un canje de la deuda. Pero
además el gobierno de Correa también posee importantes recursos naturales y esta arropado por
los otros países progresistas de América Latina.
La situación de Grecia y del gobierno de Syriza
Grecia, por el contrario, se encuentra en una situación en que su economía está asfixiada por la
deuda externa, no tiene importantes recursos internos y tampoco gobiernos aliados en Europa
que puedan apoyar al gobierno de Syriza en su enfrentamiento con la troika.
“A diferencia de otros países, en el caso griego la crisis se debe sobre todo al endeudamiento
público. Tras heredar la deuda de la dictadura de los coroneles, Grecia siguió endeudándose
desde los noventa para cubrir el agujero producido en las arcas públicas por la reducción del
impuesto de sociedades y sobre las rentas más altas. Sin embargo, los préstamos sirvieron para
la financiación de inversiones totalmente cuestionables como la compra de material militar,
principalmente a Francia, Alemania (Grecia compró por valor de 5.000 millones de euros
submarinos alemanes… con un equipamiento electrónico defectuoso. El gasto militar griego
representa el 4% del PIB griego frente al 2,4% para Francia, 2,7% para el Reino Unido o 1,3%
para España ) y Estados Unidos, o las infraestructuras de los Juegos Olímpicos de 2004, que de
un presupuesto inicial de poco más de 1.300 millones de dólares, se elevó a 14.200 millones. El
aumento del gasto público a través del endeudamiento no está exento de corrupción en Grecia.
Uno de los casos más sonados, perseguido ahora por la justicia, es el de la alemana Siemens,
acusada de pagar sobornos para conseguir contratos con la administración griega.
A partir de 2010, el aumento de los tipos de interés produjo el clásico efecto «bola de nieve». La
deuda sigue creciendo a medida que el Estado se sigue endeudando para hacer frente a las
deudas acumuladas. El «rescate» del FMI y la UE en mayo de 2010 y las siguientes
refinanciaciones de la deuda griega no han hecho más que aumentar esa bola de nieve, para
evitar una suspensión de pagos”ii
Pero no solamente son estos casos de corrupción los que explican la situación económica griega,
como indica Dimitris Pantoulas, la pertenencia de Grecia a la UE y a la zona euro la ha aportado
beneficios, pero también ha perjudicado a su economía que ha tenido que reestructurarse desde
su entrada con la perdida de ventajas competitivas anteriores, “de hecho, liberalizar su comercio
supuso un desequilibrio estructural -casi permanente en su balanza comercial que es el que, en
última instancia, explica el endeudamiento (externo) actual. Dicho endeudamiento se resume, en
buena medida, en pagos por productos importados del norte de Europa lo cual quiere decir que
Grecia está financiando, indirectamente, a otros países de la UE.”iii
En definitiva el endeudamiento externo de Grecia está compuesto de un lado de las debilidades
de su economía frente a los países más desarrollados de la UE y, de otro, se trata también de
una historia compuesta por corrupciones alentadas por los bancos prestatarios europeos y los
bancos y gobierno griego basadas en manipulaciones estadísticas y fraudes contables, todo ello
ayudado por la burbuja de crédito fácil y barato bajo el amparo de la solidez de la UE.
Pero si esto son las razones de la deuda al iniciarse la crisis, cuyo montante ascendía al 113%
del PIB, son otras las que explican que en 2014 la deuda escalase hasta el 175% del PIB. Entre
ambas cifras median las condiciones de dos rescates a Grecia que solo podían llevar a esta
situación.
La posibilidad de llevar a la práctica el programa de Syriza para aliviar la situación de las clases
populares griegas e iniciar una recuperación de la economía y el empleo pasa inevitablemente
por la reestructuración de la deuda griega de manera que se liberen los recursos necesarios para
los objetivos establecidos por Syriza, y está promete ser una batalla dura con la troika de
resultados inciertos. Efectivamente, si la troika hubiese estado mínimamente dispuesta a
contemplar la posibilidad de la reestructuración, entonces hubiese iniciado ese proceso con el
gobierno conservador de Samarás, de manera que le hubiese ofrecido un apoyo político frente a
Syriza para ganar las elecciones. Pero la política de la troika es la de mantener una posición de
poder y dictar el camino del austericidio por el que debe transitar Grecia, de hecho este país se
ha convertido en una especie de protectorado de la troika. A Papandreu ya le puso de rodillas en
noviembre de 2011 cuando, ante su propuesta de someter a referéndum las condiciones del plan
de rescate para Grecia, le hizo claudicar y retirar dicha consulta a cambio del desbloqueo de
8.000 millones de euros de ayudas que el gobierno socialista necesitaba imperiosamente. El
siguiente gobierno de coalición entre los conservadores de Nueva Democracia y los socialistas
del PASOK tampoco consiguió que la troika se aviniese a aliviar las condiciones de la carga de
la deuda y vieron como, a consecuencia de la continua degradación de las condiciones de vida
del pueblo griego y la ola de protestas, su apoyo electoral disminuía continuamente, de manera
espectacular en el caso del PASOK.
Entre los sectores más duros de la troika su posición es incluso crear las condiciones para una
salida de Grecia del euro (Grexit), el gobierno alemán ya ha realizado los cálculos del posible
impacto en su economía de esta salida y ha dejado entrever que no estaría en contra de dicha
posibilidad. Evidentemente, todas estas amenazas y maniobras han estado orientadas a generar
miedo entre el electorado griego con el objetivo de evitar la victoria de Syriza, pero dada el
comportamiento histórico de la troika es necesario tomar seriamente sus amenazas de dejar
hundir definitivamente a Grecia. No solamente porque no tiene intenciones de conceder a Syriza
lo que no hizo con gobiernos anteriores más sumisos y afines, sino porque seguramente primará
el objetivo político de dar una lección definitiva a cualquier movimiento contestatario que
pretenda cambiar las directrices del establishment neoliberal europeo y cerrar el paso a otros
posibles gobiernos de izquierda en Europa, como puede ser el caso español con Podemos
El gobierno de Syriza se encuentra en una posición de doble debilidad en este pulso, debilidad
económica por las condiciones de su economía que hemos señalado anteriormente, y debilidad
política por no poder contar con gobiernos aliados en la UE que le sean afines y apoyen su
demanda de reestructuración de la deuda y de fin de las políticas de austeridad impulsadas desde
la Alemania de Angela Merkel. Sin duda que va a contar con el apoyo de las organizaciones
políticas y sociales de izquierda en toda Europa, e incluso con posibles movilizaciones a su
favor, pero esto, en principio, no será suficiente en su batalla. La troika jugará a dirigir a un
callejón sin salida al gobierno de Syriza para, en un momento determinado, llevarla o a la salida
del euro, o a convocar nuevas elecciones, o a formar un gobierno tecnocrático de salvación (ya
hubo el precedente del antiguo ex-vicepresidente del BCE Papademos que sustituyó a
Papandreu en noviembre de 2011). En esta situación la baza fundamental de Syriza es el amplio
respaldo electoral conseguido del pueblo griego y el mantenimiento de ese apoyo en su pulso
con la troika, y el hecho de que la resistencia a sus imposiciones, sentida como una defensa de la
dignidad de las clases populares europeas, pudiese generar presiones internas sobre los distintos
gobiernos europeos para modificar la posición de la troika.
Reestructuraciones de deudas que han beneficiado a los países deudores
La posición inamovible de la troika respecto a la deuda griega es claramente una actitud
motivada no solamente por objetivos económicos, sino que busca los objetivos políticos que
hemos indicado anteriormente. Syriza ha interpretado bien la situación y, por ello, ha esgrimido
continuamente el precedente de la reestructuración de la deuda alemana en 1953 para justificar
la demanda de reestructurar ahora la griega. Pero no es este el único precedente histórico en tal
sentido. A continuación vamos a hacer referencia a varios de ellos y vamos a poner en evidencia
las motivaciones políticas que estuvieron detrás de cada uno. Para ello vamos a utilizar los
trabajos de Eric Toussainiv, Oscar Ugarteche y Alberto Acostav, y Juan Camilo Hernández
Sánchezvi. Los casos que vamos a analizar son los de Alemania, Indonesia, Polonia, Pakistán e
Irak.
Después de la segunda guerra mundial, Alemania, como potencia perdedora de dos guerras
mundiales, arrastraba una pesada deuda por reparaciones de guerra con algunos de las
principales potencias vencedoras de las contiendas. En 1953 una conferencia celebrada sobre
este asunto concluyó con una reducción de dicha deuda en un 90% y en la concesión de
condiciones muy favorables para el pago de la cantidad restante: moratoria de 5 años,
devolución en su propia monada (el marco), muy devaluado en ese momento, compromiso de
los acreedores de comprar productos alemanes para incentivar su economía, el servicio de la
deuda no debía superar el 5% de los ingresos alemanes por exportaciones, y los tipos de interés
no podían superar el 5% pudiendo ser revisados a la baja.
En 1953 el mundo estaba en plena guerra fría y las potencias occidentales enfrentadas con la
Unión Soviética y en su estrategia de contención del comunismo habían pasado página
rápidamente sobre las dos principales potencias responsables de la segunda guerra mundial,
Japón y Alemania. Dentro de esa estrategia del capitalismo occidental ya se había puesto en
marcha en 1947 el Plan Marshall como una masiva ayuda económica por parte de EE.UU. para
la reconstrucción de la Europa devastada. El objetivo político del Plan era explícito y por ello
mismo las primeras partidas importantes fueron a parar a Grecia y Turquía, que ya recibían
ayuda de la doctrina Truman, a los que se consideraban situados en primera línea de
enfrentamiento con la expansión comunista. De hecho, en Grecia el imperialismo inglés estaba
apoyando al gobierno griego contra las guerrillas comunistas.
La conferencia de 1953 y la reestructuración de la deuda alemana fue una continuación de dicha
política. Ahora se trataba de reconstruir rápidamente la República Federal Alemana y dotarla de
estabilidad social frente a la República Democrática creando una potencia industrial y
económica en la frontera principal del enfrentamiento con el comunismo en Europa en esos
momentos.
Indonesia se convirtió en un país independiente en 1949 con el nacionalista Sukarno como
presidente, en 1955 se formó un gobierno con participación comunista como consecuencia de
los resultados electorales y en la política exterior fue uno de los principales impulsores del
Movimiento de Países No Alineados. La injerencia del imperialismo inglés creando la
federación de Malasia llevó a una reacción nacionalista de Sukarno que nacionalizó las
empresas privadas extranjeras y abandonó la ONU, el FMI y el BM. La reacción del
imperialismo no se hizo esperar, en septiembre de 1965 el general Suharto lanzó una sangrienta
represión contra los comunistas, que tenían un importante peso en Indonesia, provocando
alrededor de un millón de asesinatos y se hizo con el poder en marzo de 1966. Después
Indonesia empezó a recibir ayuda económica de EE.UU. y se reincorporó a los organismos
internacionales que había abandonado. En pago por los servicios prestados por Suharto,
eliminando la amenaza comunista en Indonesia, las potencias occidentales procedieron a una
reestructuración de su deuda. En 1966 debía pagar 534 millones de dólares a título del servicio
de la deuda, lo que representaba el 69% de los beneficios de sus exportaciones, pero los
acreedores occidentales le concedieron una moratoria hasta 1971, la deuda podría ser devuelta
en un período escalonado entre 1970 y 1999, y aceptaron que los reembolsos no superasen el
6% de los ingresos por exportaciones. Todo ello para ayudar a un gobierno no solo dictatorial (a
pesar de aparentar ser una democracia), sino profundamente corrupto, como conocían
perfectamente las instituciones internacionales.
Polonia fue el primer país del antiguo bloque comunista en iniciar la transición al capitalismo.
En esa trayectoria jugó un papel fundamental el sindicato Solidaridad que se convirtió, a través
de su actividad electoral, en el primer gobierno post-comunista de Europa del este, y desde esta
posición llevó a cabo una terapia de shock, para reconvertir toda la economía estatal en privada,
con las más clásicas recetas neoliberales. Las clases populares polacas sufrieron duramente las
consecuencias de esta terapia (reducción de la producción industrial en un 30%, tasa del paro
del 25% en 1993, 59% de la población viviendo en el umbral de la pobreza en 2003, etc.) y
castigaron electoralmente a Solidaridad en las siguientes elecciones. Pero el camino estaba
abierto, y en pago por los servicios prestados en el desmantelamiento del “socialismo real”, los
acreedores occidentales accedieron a la reestructuración de la enorme deuda polaca (40.000
millones de dólares) en 1991, con una reducción del 50%.
Pakistán es otro ejemplo de reestructuración de la deuda a favor del país deudor por parte de los
acreedores occidentales, incluyendo los principales organismos internacionales como el FMI y
el BM. Después de los atentados del 11 de septiembre en EE.UU. este país inicia la guerra
contra los talibanes en Afganistán, y Pakistán se convierte en un aliado imprescindible en la
lucha de los estadounidenses y sus aliados. Pakistán está en ese momento gobernado por el
general Pervez Musharraf quién había llegado al poder mediante un golpe militar en 1999. En
2001 Pakistán tenía una deuda externa de 32.800 millones de dólares y los acreedores
occidentales inician una negociación para aliviar esa situación en pago por la ayuda inestimable
de Pakistán en la guerra de Afganistán. El Club de París, que reúne a los acreedores, decide
conceder un período de gracia de 5 años y el FMI le concede un préstamo de 1.400 millones de
dólares. En 2003 EE.UU. decide condonar a Pakistán 1.000 millones de la deuda bilateral.
Por último podemos referirnos al caso de Irak, invadido por EE.UU. y sus aliados en 2003,
después de derrotar al Sadam, un año después la potencia invasora declara en una reunión del
G8 que la deuda del anterior régimen es una deuda odiosa y propone a los acreedores una
reducción sustancial de la misma, que asciende a más de 100.000 dólares, para facilitar la
reconstrucción del país por las nuevas autoridades. El resultado es una reducción del 80% de la
deuda por parte del Club de París y otros acreedores, aunque se evitó utilizar el adjetivo de
odiosa.
Conclusiones
Las políticas neoliberales y el austericidio, especialmente impactante en el sur de Europa, han
generado la ola de protestas en Europa más importantes desde los años 60-70, pero hasta ahora
no habían conseguido transformarse en posiciones de poder. Con la victoria de Syriza en Grecia
se ha producido el primer cambio real de relaciones de fuerzas en Europa favorable a las clases
populares. Al gobierno de Syriza se le presentan graves retos por delante y una dura lucha frente
a las políticas neoliberales de la gran burguesía europea expresadas a través de los dictados de la
troika. El pulso fundamental que se abre en estos momentos es por la renegociación de la deuda
griega y sus condiciones de pago, punto esencial para poder llevar a cabo el programa de
gobierno de Syriza. Como telón de fondo lo que está en juego es si este cambio, iniciado en
Grecia, en la correlación de fuerzas en Europa a favor de las clases populares puede ser
ampliado con nuevas victorias electorales, como quizás pueda ocurrir este año en España, o será
derrotado antes de que sirva de ejemplo. El enfrentamiento del gobierno de Syriza con la troika
no tendrá solamente un carácter económico, sino fundamentalmente político, y sus resultados
conciernen no solamente a los griegos, aunque a ellos principalmente, sino a todas las clases
populares europeas y a las organizaciones sociales y políticas de izquierda.
i
Se pueden consultar otros artículos y libros del autor en el blog :
http://miradacrtica.blogspot.com/, o en la dirección: http://www.scribd.com/sanchezroje
ii
CAMPAÑA ¿QUIÉN DEBE A QUIÉN? (coord.), Vivir en deudocracia, Icaria Editorial,
Barcelona, 2011, págs.. 14-5
iii
Dimitri Pontoulas, ¿Qué está pasando en Grecia?, Rebelión, 06/04/2010
iv
Eric Toussain, Reestructuración, auditoría, suspensión y anulación de la deuda, y El Banco y
el FMI en Indonesia: una intervención emblemática
v
vi
Oscar Ugarteche y Alberto Acosta, Repensando una propuesta global para un problema
Juan Camilo Hernández Sánchez, Análisis del apoyo Político-Militar del Gobierno de Pervez
Musharraf en Pakistán a los Estados Unidos y su Guerra contra el Terrorismo en Afganistán,
2001-2007
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