Daños y perjuicios

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20 de agosto de 2008
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Iavone, Damián J. v. Hipódromo Argentino de Palermo S.A.
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala L
2ª INSTANCIA.- Buenos Aires, 20 de agosto de 2008.
La Dra. Pérez Pardo dijo:
I.- Contra la sentencia de fs. 258/262, recurre el demandado por los agravios que expone
a fs. 286/292 -contestados a fs. 304/309-, la actora por los suyos brindados a fs. 297/299
-contestados a fs. 311/314-, y la citada en garantía por los que invoca a fs. 301/302.
II.- En la instancia anterior se hizo lugar a la demanda en la cual el actor reclamaba los
daños sufridos por su rodado Ford Explorer, dominio BPD 430, el 3/1/2004, en el
estacionamiento de propiedad de la demandada "Hipódromo Argentino de Palermo
S.A". Entendió el juez que por tratarse de un servicio de estacionamiento gratuito,
ofrecido por la demandada a sus clientes, nacía en el caso, un vínculo contractual en el
cual cobraba importancia decisiva la obligación de guarda, custodia y restitución de los
rodados allí depositados. Concluyó que resultaba responsable del hecho, el empleado de
la demandada que tuvo a su cargo el estacionamiento del vehículo, por haber frenado el
rodado con la palanca de cambios en vez de utilizar el freno de mano, razón por la cual
al activarse el encendido automático, el rodado avanzó y colisionó con el automotor que
se encontraba delante.
Se agravia la parte demandada por cuanto considera que en el caso no existía vínculo
contractual alguno entre las partes; por la responsabilidad que se le asigna y por los
rubros reconocidos; estos últimos también fueron cuestionados por su citada en garantía.
Por su lado, la actora se queja por el monto de las sumas fijadas en concepto de gastos
de reparación, compra de repuesto, y privación de uso.
III.- No está discutido que el accionarte ingresó a la playa de estacionamiento de la
demandada con su vehículo Ford Explorer, dominio BPD 430, donde un empleado del
valet parking, estacionó el mismo sobre una pendiente y para evitar su desplazamiento
dejó el cambio de la velocidad puesto. Posteriormente, cuando el actor quiso retirarse
del establecimiento, personal de la demandada le informó que un empleado fue a buscar
el vehículo y al accionar el botón del llavero -pensando que así desactivaba la alarmase encendió el motor de la camioneta que marchó hacia delante y embistió a otro
automotor.
Atento ello, y por una cuestión de orden metodológico, analizaré en primer término las
quejas referidas al encuadre jurídico y la responsabilidad en el hecho dañoso. Sostiene
la accionada que no existió vínculo contractual alguno entre las partes porque cualquier
persona podía ingresar al estacionamiento, sin abonar suma.
Sin embargo, adelanto que no advierto en la especie elementos que permitan modificar
el criterio adoptado en la instancia anterior.
Es que la gratuidad a la cual hizo referencia de demandada, no necesariamente impone
la inexistencia de relación jurídica entre el "Hipódromo Argentino de Palermo S.A" y
las personas que estacionan sus vehículos en dicha playa. Al respecto, esta sala en su
anterior integración ha sostenido que la posibilidad de estacionar gratuitamente ofrecida
por la demandada, no debe entenderse como una liberalidad hacia sus clientes sino
como una alternativa de atracción para éstos, posibilitando una mayor afluencia de
público y un acrecentamiento de su lucro (conf expte. 63.666, "Mosquera de Presas v.
Supermercados Mayoristas Makro S.A y otro s/ Daños y perjuicios" y citas allí
mencionadas).
No puede sostener la demandada que presta el servicio de estacionamiento en forma
absolutamente desinteresada. Su accionar, inequívocamente atrae a personas a ingresar a
su establecimiento, contando con la facilidad de un cómodo y seguro lugar destinado
para ubicar los automotores, a costa de la accionada, y con miras a obtener una ventaja
patrimonial. Así, como fue sostenido por el anterior sentenciante, esta modalidad
constituye una prestación accesoria complementaria de la actividad principal a la cual se
dedica la accionada. Por ello, quien se sirve del estacionamiento como medio para atraer
personas a sus instalaciones, debe brindar un servicio adecuado, eficiente y seguro.
En consecuencia, nace un vínculo contractual, mediante el cual la demandada ejerce la
guarda y custodia de los vehículos, y se obliga a su posterior restitución, en las mismas
condiciones en que fue entregado; obligación que fue incumplida por la accionada en el
caso sub examine. En consecuencia, resulta irrelevante que no se haya cobrado importe
por el servicio de estacionamiento.
Por otra parte, los argumentos que intenta hacer valer el quejoso, no resultan
congruentes si tenemos en cuenta, no sólo que la demandada contaba con personal
encargado del estacionamiento, sino que además contrató un seguro con la empresa
"Chubb Argentina de Seguros S.A" -a quien citó en garantía en esta litis- para hacer
frente a inconvenientes como el que se discute en autos. Es que de la póliza acompañada
a fs. 82/94, surge que la actividad del asegurado comprende "Hipódromo, slots y playa
de estacionamiento", dejándose constancia además de que "se mantendrá indemne al
asegurado por la responsabilidad civil emergente del servicio de valet parking" (ver fs.
84). Ello, implica el reconocimiento del deber de prestar custodia y seguridad a los
vehículos, respondiendo en consecuencia por los daños causados sobre los rodados que
allí se encuentren.
En suma, coincido sobre este punto con lo resuelto en la instancia de grado, por lo cual
propondré su confirmación.
IV.- En segundo lugar cuestiona la demandada la responsabilidad asignada por cuanto
considera que el a quo no tuvo en cuenta el actuar imprudente del accionante, quien -
sostiene- no dio aviso del accionar automático de su rodado, así como tampoco que el
mismo se activaba desde el control remoto ubicado en el llavero.
En mi criterio, el presente agravio no reúne los requisitos exigidos por el art. 265 del
CCiv., debido a que en el mismo el actor sólo se limita a disentir o expresar
disconformidad con la conclusión a la que arribó el a quo sin revestir la entidad de una
verdadera crítica o juicio impugnativo de los errores fácticos y jurídicos del juez. Sin
perjuicio de ello, no propondré declarar desierto el recurso atento a la interpretación
restrictiva que cabe efectuar de la facultad conferida por el art. 266 del CPCCN., así
como también la necesidad de preservar el principio de defensa en juicio (art. 18, CN.).
Al efecto, resulta conducente señalar lo manifestado por el perito mecánico en su
dictamen obrante a fs. 173/178, en el sentido que la camioneta del actor tenía encendido
automático (ver respuesta al pto. a, de fs. 177), pudiendo ser puesta en movimiento sin
conductor, sólo si el rodado estaba en cambio (ver resp. al pto. b).
A fs. 124/126 obra el testimonio prestado por el Sr. Losso, empleado de la demandada
quien relató que el día del accidente, fue a buscar el vehículo del accionante que se
encongaba estacionado, presionó el botón que estaba con la llave, pensando que era una
alarma, y como el rodado se encontraba en cambio, se encendió, chocando
posteriormente, a otro vehículo que también estaba estacionado en dicho lugar.
Atento ello, considero al igual que el sentenciante, que el encendido automático del
motor no fue determinante para la ocurrencia del accidente, sino que el mismo se
produjo como consecuencia de que el rodado había sido estacionado y frenado con el
cambio y no con el freno de mano, que es el que debió utilizarse. Si bien resulta
frecuente que los vehículos sean frenados de dicha manera, lo cierto es que no es el
modo adecuado, configurándose un accionar imprudente y desatendido del empleado
que lo estacionó, cuando de haberse colocado el freno de mano, se hubiera evitado el
accidente de marras. Esto resulta determinante para reconocer la responsabilidad
indirecta que recae sobre la demandada en los términos del art. 1113, párr. 1º del CCiv.
Consecuentemente, el hecho de que el control para el encendido estuviera acompañando
las llaves que dejó el accionante, así como los otros argumentos que intenta hacer valer
la accionada, resultan irrelevantes, cuando la causa determinante del accidente fue el
erróneo actuar del personal de ésta al frenar el automotor. Así, sus argumentos carecen
de la necesaria aptitud convictita como para que acreditar los supuestos errores u
omisiones que pudiera contener la decisión apelada.
Por tanto, también propiciaré la confirmación de lo decidido sobre este punto.
V.- Seguidamente corresponde analizar las quejas vertidas por las partes sobre los
diferentes rubros indemnizatorios reconocidos.
a.- Se cuestionan los daños causados al rodado del accionante como consecuencia del
hecho sub examine.
Al respecto, a fs. 150 obra un presupuesto -sin fecha-, reconocido en su autenticidad a
fs. 149, por un total de $ 14.123. Posteriormente, a fs. 175/178, fs. 200, fs. 209/214 y fs.
222, obra el dictamen pericial de donde se desprende que algunos de los daños
presupuestados no se corresponden con el accidente. Así señala que, no correspondía
escuadrar la trompa; no se observaron deformaciones en capot, por lo que resultaba
incierta la necesidad de pintarlo; no debió haberse afectado la puerta delantera, por lo
que su pintura no se corresponde con el accidente de marras; no correspondía reponer
los faros auxiliares, por no haber observado en las fotos acompañadas su existencia; y
los daños mecánicos no pudieron ser determinados mediante las fotografías,
considerando que de haber existido daños en la mecánica, los mismos debieron ser
menores que los detallados en el presupuesto acompañado.
Además menciona el perito que si bien los montos de los trabajos de chapa y pintura y
los repuestos detallados se corresponden con valores normales de plaza, el monto de los
trabajos de mecánica ($ 1420), resulta ser elevado para las tareas detalladas a realizar,
proponiendo para las mismas la cantidad aproximada de $ 450.
Ahora bien, a fs. 210, luego de contestar las impugnaciones de las partes (ver fs.
180/181, 196/198, y 186/187), y de inspeccionar al vehículo, nuevamente dictaminó el
perito que no correspondía escuadrar la trompa; confirmando que no observó daños en
el capot; no fue reemplazado el paragolpes; tenía deformaciones leves al frente del
guardabarros delantero izquierdo sin reparar; faltaba pintar el guardabarros delantero
izquierdo luego de reparar; no correspondía pintar la puerta delantera izquierda y capot;
correspondían al accidente los repuestos de giros delanteros; estaba dañada y no fue
reemplazada la parrilla; no debía reponerse spoiler y hoja de paragolpes delantero; no
tenía faroles auxiliares; y en cuanto a los trabajos de mecánica, ratificó lo dicho en su
dictamen precedentemente señalado.
Concluyó así que a septiembre de 2006, el monto de los trabajos de chapa ascenderían a
$ 160; al mismo valor el de pintura; el de mano de obra por el reemplazo de los
repuestos también alcanzaban la misma cantidad; el monto de repuestos ascendía a $
470 por dos giros delanteros, y a $ 370 por la parrilla que falta reemplazar, no pudiendo
determinar el monto de mano de obra y repuestos de caja, los que atento a que el choque
no fue violento, de existir, serían menores a los detallados en el presupuesto.
Ahora bien, cuestionó la parte demandada que no se acreditó en autos que el actor
hubiera ingresado al lugar con su vehículo en buenas condiciones, señalando que no
correspondía resarcir los daños que presentaba el vehículo al ingresar en el predio. Sin
embargo, olvida el apelante que el perito en su dictamen mencionó cuáles eran los
daños que presentaba el rodado en relación causal directa con el accidente de marras,
señalando y descartando las reparaciones que no resultaban ser consecuencia del
siniestro objeto de esta litis. Por tanto las críticas mencionadas deben ser echazadas.
Por otro lado, también se quejó la accionada por no haberse reparado en que el auto se
encontraba en manos de otro propietario al momento de su inspección por parte del
perito. Al respecto cabe señalar que al analizar el informe a fs. 209/213 el perito sí
inspeccionó el auto razón por la cual el planteo debe ser rechazado. Por otra parte, la
circunstancia de que el auto hubiera cambiado de dueño actualmente resulta irrelevante
por cuanto la reparación del daño debe hacerse el momento en que éste sucedió y afectó
el patrimonio del titular del bien, sin que resulte trascendente que posteriormente a la
iniciación del proceso, aquél transfiriera el dominio. Así el agravio debe desestimarse.
También cuestionan las partes la suma fijada por la reparación, considerada exigua para
el actor y elevada para la demandada y la citada en garantía.
Sobre este punto, corresponderá tener principalmente en cuenta lo dictaminado por el
perito en su dictamen, en cuanto al presupuesto acompañado por el accionante, en razón
de que es necesaria una apreciación específica del campo del saber del perito que, para
ser desvirtuada, es imprescindible traer elementos de juicio que permitan concluir
eficientemente en el error o en el inadecuado uso que el técnico hizo de los
conocimientos científicos de los que, su profesión o título habilitante, ha de suponerlo
dotado (conf. C. Nac. Civ, sala E, 2/12/1997, "Arbiser, Enrique v. ESISA s/ Daños y
perjuicios"). Además, de acuerdo a lo dispuesto en los arts. 386 y 477 del CPCCN., el
juez debe apreciar la fuerza probatoria del dictamen pericial teniendo en consideración
la competencia de los peritos, los principios científicos en los que fundan sus
dictámenes, en concordancia con las reglas de la sana crítica.
De acuerdo con lo precedentemente expuesto, y contrariamente a lo sostenido por los
quejosos, considero que por no darse valederos elementos de convicción que justifiquen
apartarme de las conclusiones expresadas por el perito en su dictamen, corresponde
admitir la fuerza probatoria del mismo por sobre el presupuesto acompañado por el
accionante.
En consecuencia debe considerarse lo dictaminado por el perito mecánico, me permite
propiciar, en los términos del art. 165 del CPCCN., la confirmación de la suma fijada en
concepto de reparación del vehículo.
b.- También fue cuestionado en autos la suma fijada en concepto de privación de uso.
Mientras que el demandado y su citada en garantía sostuvieron que no se encontraba
probado que el accionante se hubiera visto privado del uso de su vehículo, ni el tiempo
por el cual se habría encontrado privado; el accionante consideró exigua la suma fijada.
Al respecto, entiendo que los daños referenciados por el perito en su dictamen permiten
presumir la demora para la reparación del mismo, conformando un perjuicio económico
que debe ser resarcido, incluso cuando el automóvil hubiera sido vendido sin reparar,
por cuanto ello no hace desaparecer el perjuicio producido, que consiste en los gastos
que debió afrontar el accionante como consecuencia de ello y de lo cual dan cuenta los
testimonios prestados a fs. 120/121 y fs. 122/123.
En cuanto a la suma fijada al rubro, atento los daños acreditados como consecuencia del
accidente, en uso de las facultades conferidas por el art. 165 del CPCCN., considero
adecuada la cantidad fijada, por lo que propondré su confirmación.
VI.- Por los fundamentos expuestos, y si mi voto fuese compartido, propongo al acuerdo
confirmar la sentencia en todo lo que fue materia de agravio. Las costas de alzada, se
imponen a los demandados perdidosos.
Los Dres. Liberman y Rebaudi Basavilbaso votan en igual sentido.
Y Vistos: lo deliberado y conclusiones establecidas en el acuerdo transcripto
precedentemente por unanimidad de votos El Tribunal Decide:
Confirmar la sentencia en todo lo que fuera materia de agravio. Las costas de alzada, se
imponen a los demandados perdidosos.
Difiérese conocer de los recursos deducidos por honorarios y los correspondientes a la
alzada para cuando exista liquidación aprobada en los términos del art. 1 de la de la ley
24432.
Regístrese, notifíquese y devuélvase.- Marcela Pérez Pardo.- Víctor F. Libennan.- O.
Rebaudi Basavilbaso. (Sec.: Julio C. Speroni).
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