Las trampas a la memoria

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Las trampas a la memoria
Guillermo Cieza :: 10/09/2011
La presidenta Cristina Kirchner, que en el 2001 hablaba de su supuesta militancia
revolucionaria, ahora dice "nunca pretendí ser revolucionaria, sino peronista"
“Cuando uno tiene gobiernos como el nuestro, ser revolucionario es lo mas fácil que hay, pero yo,
por lo menos, nunca pretendí ser revolucionaria, sino peronista, y muy humildemente, nada más",
advirtió la mandataria Cristina Fernández de Kirchner, tras referirse al conflicto generado por
empleados de subterráneos y a la política de su gestión de no reprimir esas protestas. Setiembre de
2011. “Me siento dolida, estoy indignada… Yo solamente una vez en mi vida tuve miedo, y fue en la
época de la dictadura, yo fui presa, mi marido fue preso y muchos compañeros murieron y
desaparecieron...” declaración de Senadora Cristina Fernández al periodista Nelson Castro en 2001.
Hay una consigna que Juan Domingo Perón repitió dos veces utilizando su referencia con un sentido
opuesto. Creo recordar que había sido escrita en los frontispicio de la Sorbona y que decía “seamos
revolucionarios pidamos lo imposible”. Puede haber sido otra, pero seguro era de ese tenor y seguro
correspondía a un graffiti del Mayo Francés, ocurrido en 1968. La primera vez que Perón la
menciona estaba en el exilio y se asienta en esa frase para augurar que el mundo viraba hacia
cambios revolucionarios, nombrando como antecedente previo a la revolución de octubre de 1917 en
Rusia. Me queda la duda de si esta frase estaba en una de las famosas cintas (cassets de audio) que
círculo en la militancia peronista en los años 71-72, o si pertenece al largo reportaje que le hace
Pino Solanas en Madrid que fue editado como Actualización Doctrinaria para la toma del poder. La
segunda vez que la menciona es en una conferencia de prensa siendo ya presidente. Fue la famosa
conferencia de prensa donde una periodista, creo que era diario el Mundo, le preguntó por la
relación del gobierno con las 3A, y Perón ordenó que la procesaran. Esa compañera de la que no
recuerdo su nombre, pero si su valentía, hoy está desaparecida Allí volvió a nombrar la frase escrita
en los frontispicios de la Sorbona y afirmó categóricamente: allí nació la subversión, es decir el
terrorismo. Cristina Fernández repite las trampas a la memoria. En el 2001 afirma que ella y su
marido fueron parte, “compañeros”, de militantes que murieron y desaparecieron intentando
producir cambios revolucionarios; pero diez años después y ya presidente, se desliga de esas
compañías afirmando que nunca pretendió ser revolucionaria, sino peronista. Vamos a los hechos, o
lo que conocemos de los hechos. En los años 70 La Plata era un pueblo grande, la militancia popular
se conocía. Por lo tanto a quienes vivimos y militamos por aquellos años nos sorprendió un poco
cuando se empezó hablar de la militancia setentista platense de la pareja presidencial. Por
testimonios directos e indirectos pudimos reconstruir esa historia. Efectivamente Néstor y Cristina
fueron adherentes entre principio de 1974 y marzo del 76 de la agrupación de derecho de la
Federación Universitaria de la Revolución Nacional (FURN). Quienes conocimos a la FURN de
derecho de aquellos años, recordamos a Carlos Negri, Carlos Kunkel, El Negro Moreno o Marcel
Fuentes. No podemos recordar a “Lupin” y su compañera, por la simple razón que eran como decía
al principio “periféricos”, o mas claro, un par de perejiles. Sin embargo las FURN conformó, con la
Federación de Agrupaciones Eva Perón (FAEA), la Juventud universitaria Peronista (JUP). La JUP
marchaban en los años 73-74 con las banderas que decían Perón, Evita, la Patria Socialista.
Aclarando que decía Evita por Eva Perón, no como conjugación del verbo evitar. El chiste fue
posterior. El 20 de junio de 1973, en la masacre de Ezeiza, la JUP fue parte de la columna de la zona
sur que con esas banderas, confrontaron con la burocracia sindical y los grupos lopezreguistas que
llevaban las banderas de la Patria Peronista (seguramente allí estaba Moyano, al frente del Sindicato
de Camioneros de Mar del Plata y como integrante de la Juventud Sindical. Cuando Cristina se
refiere a sus compañeros, creo que no esta pensando en sus compañeros de estudios, sino a sus
compañeros de la FURN y de la JUP. La disociación de las palabras "peronista" y "revolucionaria" no
proviene de las agrupaciones setentistas en que militaron, que justamente se agruparon como
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Tendencia revolucionaria del Peronismo. El peronismo de izquierda, o de vocación revolucionaria fue
mucho mas que la Tendencia Revolucionaria, pero todas las vertientes reconocían el fuerte aporte
ideológico de John William Cooke, enlace con los grupos obreros mas combativos, delegado de Perón
en los tiempos que alentaba la resistencia, y hombre de confianza del Che y la Revolución Cubana en
la Argentina. Justamente Cooke había pronosticado que “el peronismo será revolucionario o no
será”. Y para que esto ocurriera Cooke sugería que la clase obrera peronista debía dejar de ser
columna vertebral y empezar a ser cabeza de un proyecto de liberación nacional y social. Justamente
cuando se cumplen 43 años de la muerte de Cooke, y de la caída de Taco Ralo (una de las primeras
experiencias guerrilleras en la Argentina), Cristina Fernández, le hace trampas a la memoria. Dice:
“yo nunca pretendí ser revolucionaria”, Aunque con su marido hayan sido los últimos perejiles
[colaboradores no comprometidos de una organización revolucionaria], ellos fueron parte de
agrupaciones y de una tendencia que pretendieron ser revolucionarias y que por eso pagaron con
miles de desaparecidos. La condición de revolucionario siempre queda a juicio de la historia, y han
pasado pocas décadas para entramparnos en el debate sobre si la generación setentista fue (fuimos)
revolucionarios. Lo que es indiscutible que esa generación militante que es la de los 30.000
desaparecidos tenía pretensiones de ser revolucionaria. Y es justamente eso, de lo que no se hace
cargo Cristina incluyendo a quien denominó sus compañeros en su defección. Dicen que la principal
función de la memoria es olvidar y no recordar. La memoria contribuye a olvidar millones de
pequeños momentos de nuestra vida, para recordar solo unos pocos momentos, que selecciona
previamente. El problema no es lo que la memoria recuerda, sino cuando forzamos a nuestra
memoria a recordar lo que nos conviene. Por ejemplo, para los Kirchner en 2001 era políticamente
más conveniente acordarse de aquella fugaz y tibia militancia setentista, que de los 8 años de
dictadura donde no solo no resistieron sino que, gracias a los contactos del abuelo usurero de
Néstor, se enriquecieron defendiendo [como abogados] a las financieras contra las victimas de la
[ley] 1050. Tampoco era muy conveniente acordarse de los negocios inmobiliarios en tiempos de la
intendencia de Río Gallegos, o de los tiempos de Menem cuando gobernando una provincia petrolera
apoyaron la privatización de YPF. Cada cual hace con su memoria lo que quiere. Lo que no tenemos
que hacer los militantes populares es aceptar sobornos para validar trampas ajenas. Y aquí termino
con una ilustrativa anécdota que me contó Osvaldo Bayer hace algunos años. Quien vio la película
"La Patagonia Rebelde" recordará una escena en que hay un boicot de mozos y personal de cocina
de un restaurante, y que al final terminan sirviendo las mesas el presidente de la Sociedad Rural y
otros copetudos. Bueno, resulta que uno de los dueños de ese restaurante era el abuelo de Kirchner
(el usurero), y Bayer lo mencionó en una entrevista. En la película figura con otro nombre. A poco de
asumir la presidencia Kirchner organizó una gran velada en homenaje a los 30 años del estreno de
"La Patagonia Rebelde", donde como se sabe el presidente había actuado como extra. Cuenta Bayer
que estuvo muy feliz en esa elada donde se proyectaba en el Salón Blanco su película que había
estado prohibida. Mucha gente, muchos aplausos, buen vino y canapés. El único detalle es que al
final se le acercó Cristina y le comentó muy bajo, con ese glamour y fina complicidad al que solo
acceden las damas elegantes: - No era el abuelo, Osvaldo. Te equivocaste. Era el tío abuelo. Y
Osvaldo, confirmando su trayectoria de insobornable memorioso, le respondió simplemente. - No,
era el abuelo. Lo tengo documentado, era el abuelo. La Haine
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