LA GLOBALIZACIÓN COMO CAMBIO DE MIRADA

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LA GLOBALIZACIÓN COMO CAMBIO DE MIRADA
“Lo inteligencia parcelada, compartimentada, mecanicista, disyuntiva, reduccionista, rompe lo
complejo del mundo en fragmentos disyuntos, fracciona los problemas, separa lo que está enlazado,
unidimensionaliza lo multidimensional. Es una inteligencia a la vez miope, présbita, daltónica y tuerta;
lo más habitual es que acabe ciega. Destruye en embrión todo posibilidad de comprensión y reflexión,
eliminando así cualquier eventual juicio correctivo o perspectiva a largo plazo. Así, cuanto más
multidimensionales se hacen los problemas, mayor incapacidad hay para pensar su
multidimensionalidad, cuanto más progresa la crisis, más progresa la incapacidad para pensar la crisis;
cuanto más planetarios se hacen los problemas, más impensables se hacen. Incapaz de enfocar el
contexto y el complejo planetario, la inteligencia ciega se vuelve inconsciente e irresponsable”
Edgar Morín
El predominio de la tecnología, la interdependencia económica, la interconexión telemática, el
auge consumista, las enormes desigualdades económicas y vitales entre los distintos sectores sociales,
étnias y pueblos, el aumento del paro y la explotación,.... y el excesivo protagonismo de los medios de
comunicación, cada vez más agresivos y voraces, para determinar gustos, costumbres, hábitos... son
algunos de los rasgos distintivos de las sociedades postmodernas inmunizadas por su enorme
capacidad para manipular, asimilar y digerir rápidamente cualquier hecho, realidad o pensamiento
hostil a sus intereses hasta convertirlo en un inocuo objeto de consumo. La constante y sutil
manipulación, homogeneización y estandarización cultural y axiológica que padecen muchos sectores
sociales o/y étnicos está provocando el desmoronamiento de aquellos patrones válidos, durante
muchas décadas, para regir y guiar la conducta e interpretar la realidad, siendo sustituidos por otros
que tienen poca relación con sus necesidades reales. La característica incertidumbre, confusión e
individualismo del hombre postmoderno, atrapado en una visión reducida, fragmentada y mitificada de
la realidad, se manifiesta en su pragmatismo ético, su relativismo cultural y epistemológico, su
nihilismo social y político, la excesiva superficialidad y trivialidad en las relaciones sociales marcadas
por la hipocresía, la codicia y el egoísmo, ... Esta visión reducida, fraccionada y mitificada de la
realidad le impide comprender la complejidad, globalidad e interdependencia de los problemas
económicos, sociales, políticos, tecnológicos, ecológicos, axiológicos,... a los que se enfrenta la
sociedad a finales del siglo XX.
La escuela, como institución encargada de facilitar la comprensión de la realidad y la actuación
autodeterminada en las jóvenes generaciones, no puede ni debe quedar al margen de esta
problemática epistemológica, cultural y social que sacude a las sociedades actuales sino que, en
estrecha colaboración con otras instituciones y organismos formativas, debe tratar de ofrecer a las
futuras generaciones la posibilidad de cuestionar la validez antropológica de los influjos sociales y
culturales que recibe para buscar alternativas propias. Pero para esto es necesario que las instituciones
educativas en su conjunto, desde la Escuela Infantil hasta la Universidad, abandonen su concepción
escolástica y acumulativa del conocimiento para recuperar el talante y carácter abierto, flexible,
contextual, subjetivo, constructivista y relacional que tuvo en el Renacimiento. Sólo esta concepción
contextual, global e interrelacional del conocimiento permitirá al alumnado relacionar y comprender
críticamente la realidad en toda su complejidad, compaginando lo concreto con lo abstracto, lo singular
y particular con lo general, lo simple con lo complejo, lo convergente con lo divergente...
Favorecer, desde las instituciones educativas, la comprensión crítica de la realidad implica
partir, y tener en cuenta, no sólo la diversidad de la madurez cognitiva, los diversos ritmos y estilos de
aprendizaje, la cultura cotidiana y los diversos intereses del alumnado; sino también las diferentes
necesidades individuales y contextuales, sin olvidar la necesidad de dotar a dichas instituciones de un
ambiente integrador y significativo que supere la actual dicotomía entre las finalidades educativas y el
conjunto de sus prácticas. Pero esta ruptura en la vida académica sólo será posible si el profesorado
modifica sus concepciones sobre la cultura, el conocimiento y la realidad para iniciar un progresivo y
constante cambio de mirada sobre el papel de la propia institución, sobre su trabajo y sobre el
alumnado.
Conscientes de los malentendidos y tópicos que suscita y sugiere el concepto globalización y la
práctica globalizada entre el profesorado, por la escasa formación inicial o la nula formación
permanente y por la interesada confusión generada por la aparición de materiales curriculares con la
etiqueta de “globalizado” (cuando en realidad son propuestas uniformadoras, trivializadoras y cerradas
de la realidad que no tienen en cuenta para nada las necesidades individuales y contextuales del
alumnado al que van destinadas); intentaremos clarificar el significado del concepto globalización y de
la práctica globalizadora tanto para la escuela infantil y primaria como para la secundaria o
universitaria: Globalizar es aprender a relacionar y comprender críticamente la realidad no como un
fragmento sino como una totalidad. Globalizar es permitir el aprendizaje significativo y relevante del
alumnado mediante una actividad educativa que asume el carácter complejo, situacional e intencional
que tiene la enseñanza. Globalizar es permitir al alumnado resolver los problemas que le plantea su
vida personal y social favoreciendo el empleo crítico de distintas fuentes de información sin poner
límites a su actividad investigativa. En definitiva, globalizar es afrontar el estudio de la realidad de un
modo global, sin las parcelaciones impuestas por el currículo oficial, empleando para ello las distintas
disciplinas de la ciencia, de un modo natural y flexible, como herramientas instrumentales e
interpretativas dela realidad. Y la actitud globalizadora, como articuladora de la información y el
conocimiento, permite la aprehensión de las estrategias oportunas para organizar, estructurar y
cuestionar la propia información, condición necesaria para generar conocimiento y para establecer de
manera autónoma las inferencias y relaciones oportunas para resolver nuevos problemas.
El conjunto de colaboraciones de este monográfico La globalización como cambio de mirada,
alcanzando en sus reflexiones un sutil equilibrio entre la teoría y la práctica, no tienen la intención de
presentar la globalización como una nueva técnica o estrategia didáctica sino más bien como una
opción ideológica y filosófica y una actitud epistemológica y personal de situarse frente al mundo, al
otro y a uno mismo que acepta la incertidumbre generada por la imposibilidad de alcanzar una única
respuesta a los múltiples problemas planteados por una realidad compleja, interrelacionada y global.
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