Gacetilla 2

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1 de junio de 2010
5to Congreso Argentino de Girasol
El clima pronosticaría un buen girasol
Lo que pasará con el clima hacia el final del año sigue siendo una incógnita: aún no se sabe si será
un año neutro o Niña. La especialista en cambio climático y agrometeorología del INTA, Graciela
Magrín, destacó que el girasol ha obtenido mejores rendimientos en los años Niña. Si la
temperatura del Atlántico aumenta hacia enero, es probable que los rindes se vean afectados
positivamente. El manejo por ambientes fue otro de los puntos tratados para optimizar el
rendimiento del cultivo.
“A diferencia del maíz y de la soja, en los años Niña, el girasol ha mostrado mejores rindes
que en otros momentos.” Esa fue la principal conclusión del Bloque 1 de disertaciones del 5º
Congreso Argentino de Girasol, que se desarrolla desde hoy y hasta el día de mañana, en el Salón
San José, de la Universidad Católica Argentina (UCA). Bajo la moderación de Alejandro Nougués
(Dow Agrosciences), la charla “El Niño 2009/10 y la Niña 2008/09: sus efectos sobre la agricultura
argentina”, a cargo de la especialista en cambio climático y agrometeorología del INTA, Graciela
Magrín, abordó las perspectivas climáticas que afrontará la oleaginosa la próxima siembra,
analizando lo que pasó con las lluvias y las temperaturas a lo largo de la última década.
Si bien la experta indicó que la variación de fases Niño/Niña es la clave para entender lo
que sucede, no hay que desatender las variaciones que se dan año a año dentro de la misma fase.
Magrín recordó que los efectos Niño/Niña son las fases extremas de la modificación superficial de
la temperatura de las aguas de las costas del Pacífico. “Durante los años Niño, tenemos más
posibilidad de lluvias en noviembre, diciembre y marzo. Mientras en los años Niña, las
precipitaciones son menores, los inviernos muestran heladas prolongadas y los veranos son muy
calurosos”, explicó.
En ese contexto, “el girasol tiende a tener rendimientos más bajos con el Niño y más altos
con la Niña, de manera inversa a lo que sucede con la soja y el maíz. Este un elemento a tener en
cuenta a la hora de decidir qué se hace”. En especial, en años como este, cuando los especialistas
insisten en que aún es necesario esperar un mes o un poco más para poder definir con certeza si
se tratará de un año Niña o un año neutro.
Magrín resaltó que “en el caso de las lluvias, en la fase vegetativa, cuanto más llueve, es
más probable que tengamos rendimientos elevados. En cambio, durante la fase reproductiva,
sucede lo contrario”. La especialista señaló que esto se debe a que cuando hay exceso de agua,
hay una reducción importante en el peso de grano. En ese sentido, recalcó que “si tenemos en
cuenta que enero es un mes peligroso por exceso de lluvias, podemos llegar a tomar
precauciones”.
Además de la incidencia del Pacífico en las cosechas, Magrín aseguró que el Atlántico
también influye, pero con distintos efectos. “Hay una variación positiva cuando la temperatura del
Atlántico es elevada en marzo; si esto sucede, en la zona centro-norte es muy probable que los
rendimientos del girasol sean más elevados”, concluyó.
Girasol por ambientes
En la segunda charla, “Manejo por ambientes en la producción de girasol”, el consultor
privado Daniel Martínez señaló que es necesario profundizar el estudio de las interrelaciones entre
las variables que definen el ambiente para mejorar el manejo agronómico. Esas variables son la
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011 4551 9440
topografía, textura, profundidad efectiva de suelo, napa (profundidad y calidad), manejo previo de
los lotes y los ambientes, erosión y clima.
El disertante sostuvo que el “el conocimiento de la capacidad productiva por ambientes nos
permite acortar la brecha entre el rendimiento potencial y el logrado a campo”, uno de los objetivos
principales de ASAGIR. En ese sentido, expresó que han desarrollado un GIS en Castellano para
organizar y recopilar la información, para luego interpretarla. “El objetivo fue elaborar planes de
manejo, conociendo y analizando bien los ambientes que tenemos”, apuntó.
“Debemos conocer la dinámica y la disponibilidad del agua para seguir adelante con este
tipo de manejo”, agregó Martínez.
Por otro lado, el especialista destacó que “hoy tenemos la posibilidad de hacer
fertilizaciones variables para empezar a trabajar con eficiencia y mejorar la rentabilidad del cultivo”.
Finalmente, Martínez subrayó que “el aporte de la genética a la oferta ambiental es
imprescindible para lograr objetivos superadores”.
El programa del Congreso: http://www.asagir.org.ar/asagir2008/5to_programa.asp
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