Los Principales Debates del VIII Encuentro Internacional de Economistas Dr. Mario Fernández Font ¤ Por octava vez anual, a inicios de febrero del 2006 se dio cita en la Habana un nutrido grupo de economistas y otros cientistas sociales del mundo que, en cifra superior a 1500 –un centenar más que en el año anterior–, habían llegado procedentes de 42 naciones de cinco continentes y a los que se sumaron representantes de diversos organismos e instituciones internacionales. Todos ellos tenían como propósitos exponer, oir o intercambiar criterios sobre muchos de los más importantes temas mundiales que, agrupados bajo las denominaciones genéricas de Sobre Globalización y Problemas del Desarrollo, dan nombre a esta ya tradicional conferencia. Durante cinco días los participantes en el Encuentro tuvieron oportunidad de escuchar y debatir 157 presentaciones, seleccionadas por el Comité Académico del evento entre los más de 300 trabajos recibidos. Esas exposiciones fueron organizadas en el marco de seis sesion de siete paneles sobre grandes cuestiones y dieciocho intervenciones individuales especializadas, que abordaron un conjunto de los más apremiantes problemas económicos y sociales que enfrentan la Humanidad en el inicio de este siglo XXI, discutiendo ampliamente en torno a alternativas y posibles vías de solución a los mismos. Como en ocasiones anteriores, los trabajos giraron principalmente sobre el desarrollo como fenómeno multidimensional; el comercio internacional y sus principales tendencias; la integración económica; el mundo monetario y financiero; los impactos sociales, ambientales, científicos y tecnológicos; y la empresa como actor del desarrollo y el cooperativismo. Ocupó también espacio la discusión de situaciones y experiencias regionales como la de América Latina, y en particular del área del Caribe, de Asia, de Europa, así como el estudio de casos de países y, entre ellos, los Estados Unidos, China, Japón, Rusia, muchas de las naciones latinoamericanas y algunas de otros continentes. Igualmente recibieron atención temas que pueden considerarse transversales, como son la financiación para el desarrollo, la guerra y la economía, la diversidad cultural y el mercado, los intelectuales en defensa de la Humanidad, entre otros. Con independencia que el programa de trabajo en esta oportunidad pudiera parecerse formalmente al de encuentros anteriores, lo cierto es que para aquellos ¤ Economista. Profesor del Centro de Investigaciones de Economía Internacional, Universidad de la Habana. Miembro del Comité Académico del Evento 2 que han tenido ocasión de participar desde sus inicios en estas reuniones se ha hecho evidente que con el tiempo este foro ha ido perfilando y profundizando sus enfoques, tanto en cuanto a los temas tratados como en el nivel de competencia profesional e integralidad que se alcanza. El mismo es catalogado por muchos de los visitantes que asisten regularmente como uno de los pocos espacios de discusión disponibles hoy en actividades de este tipo a escala internacional, con características verdaderamente plurales en cuanto a puntos de vista, tanto académicos como políticos, que son expuestos y discutidos con seriedad y respeto a la diversidad, dentro de los vastos campos del conocimiento y de la práctica social que cubren estos encuentros. Una percepción general que se deriva de la mayoría de las exposiciones y discusiones es que en la realidad existen escasas “verdades indiscutibles” que puedan ser reconocidas como tales y aceptadas por todos en este convulso y cada vez más complejo presente. Una de esas pocas certezas, que parece incontrovertible, es que el mundo visto de conjunto no marcha nada bien para la inmensa mayoría de la Humanidad, y que esa parte determinante de los seres humanos que se encuentra en posición integralmente desventajosa crece aceleradamente, a medida que se profundizan y extienden los conflictos y las bases de hechos potencialmente desastrosos en lo económico, lo social, lo ambiental y lo político. En el contexto del predominante sistema capitalista mundial, y al margen de casos y situaciones que por distintas razones o medidas pudieran ser evaluados como “exitosos” por expertos u organismos internacionales, lo cierto es que, en términos generales, las teorías económicas y las experiencias disponibles son vistas con creciente desconfianza por cada vez más especialistas e instituciones de todo el mundo, ponderándose que las concepciones e instrumentos en uso resultan insuficientes o deficientes para enfrentar y solucionar los graves problemas globales acumulados. Una dificultad mayor en el camino de comprender, explicar y resolver los conflictos existentes es que, cuando se someten a una discusión concreta muchos de los hechos, las categorías o los mecanismos utilizados, aparece una profusión de posibles interpretaciones en el sentido que un mismo fenómeno puede ser interpretado por algunos como solución a determinados problemas y, por otros, como partes o causas fundamentales de esos mismos problemas. La realidad, por su naturaleza, se presenta altamente dicotómica y contradictoria. Es así que surgen los principales temas de debate en estos eventos. De ellos, se han seleccionado algunos que aparecieron con bastante fuerza en este VIII Encuentro, y que presentan mayor interés. Estos pueden servir para ilustrar la diversidad de posiciones y además para introducir otras cuestiones tratadas y que se relacionan, de una u otra forma, con esos grandes problemas. Entre esos asuntos fundamentales objeto de discusión se encuentran los siguientes: 3 4 La Inversión Extranjera; ¿ Elemento favorable o pernicioso en el proceso de desarrollo? Para algunos especialistas la presencia del capital extranjero tiene un efecto negativo, tanto por razones políticas como económicas y sociales. Para otros es un factor necesario y beneficioso para complementar el ahorro nacional, siempre que esas inversiones se enmarquen en función de los intereses de las naciones. Entre los que suscriben el primer punto de vista se encuentra James Petras (académico y escritor, EUA) quien señala que la Inversión Extranjera tiene un efecto perverso y no beneficioso y que se mantiene como asunto importante porque sus defensores han logrado penetrar las cúpulas gobernantes de muchos gobiernos autocalificados de izquierda, con mitos sobre sus beneficios. Apunta que los riesgos sociales no son pequeños, porque detrás de los contratos comerciales se encuentran los grandes estados imperiales. Considera que los gobiernos pierden las principales palancas del desarrollo una vez que las empresas transnacionales ocupan el espacio de los sectores fundamentales y que el riesgo político es un factor real y no abstracto Según su opinión, entre esos mitos se encuentran: Que la Inversión Extranjera estimula nuevas capacidades, la investigación-desarrollo, nuevos mercados, etc. cuando en la realidad una parte fundamental de las compras por este concepto son de empresas existentes y orientadas hacia mercados ya formados. Que la inversión foránea permite la introducción de nuevas tecnologías, cuando en la práctica el 80% de las tecnologías se mantiene en las casas matrices ubicadas en los países desarrollados. Que la presencia del capital extranjero genera empresas nacionales competitivas, cuando en verdad dejan poco espacio para que el capital nacional pueda existir, como es el caso de México en los últimos años. Que los activos extranjeros producen ingresos por la vía de los impuestos y captan divisas, cuando se aprecia que en la práctica son muchas las exoneraciones de impuestos y, al mismo tiempo, grandes los gastos que los gobiernos deben realizar para crear las infraestructuras que faciliten las operaciones de estas empresas. Apunta, por último, que existen muchas formas de financiamiento interno que pueden ser utilizadas sin necesidad de la Inversión Extranjera y menciona algunas de ellas. En sentido un tanto diferente se pronunció Mahatir bin Mohamad (ex Primer Ministro, Malasia) señalando que ellos partieron de ser muy cuidadosos para no ser recolonizados de una manera indirecta. Que están claros que aunque no pueden vivir aislados y que en el mundo hay que competir, la actual interpretación del proceso normal de la Globalización no resulta favorable ni para ellos ni para otros pequeños países que no pueden competir con las grandes potencias y que de esto se derivó la necesidad de proteger sus industrias hasta que pudieran competir, pero que antes había que desarrollar el país. Malasia estableció altos impuestos a las importaciones y así crecieron sus industrias. Tuvieron que comenzar a exportar y fue necesario mantener precios y costos bajos, lo que 5 implicó bajos salarios y duro trabajo, manteniendo la calidad de los productos. Como era preciso dar empleos con bajos salarios fue necesario establecer controles sobre los precios de productos básicos para el consumo. Así Malasia logró pasar de ser un país agrícola a uno industrial. En la actualidad exporta más de cien mil millones de dólares anualmente, y de ellos un ochenta y dos por ciento son manufacturas. Señaló que la OMC habla de comerciar en pie de igualdad, de un mundo sin fronteras ni restricciones para comprar nuestras empresas e industrias. Hay que ser cuidadosos, pues si esas industrias pasan a manos de las transnacionales se cerrarían, ya que éstas producirían lo mismo en otras partes, a un costo menor. La OMC sigue presionando a países como Malasia para que abra el país, pero si se abre demasiado entonces sus producciones no podrían venderse ni en el mercado interno ni en el internacional y desaparecerían. En 1997, cuando la crisis asiática, a Malasia le iba tan bien que pensaron que la crisis no les afectaría, pero en un momento determinado ellos tenían que pagar el doble por sus importaciones, debido a la depreciación de su moneda en un cincuenta por ciento. A pesar de esto, no aceptaron los préstamos del FMI y buscaron sus propias salidas. Se establecieron controles de cambio. Pudieron controlar el valor de su moneda e impidieron que el capital extranjero comprara acciones devaluadas de sus empresas. Adicionalmente, como en Malasia se ahorra mucho dinero, tuvieron que controlar a los especuladores de divisas, por lo que el gobierno decidió detener esa actividad. Ellos habían invitado a las empresas extranjeras a invertir en Malasia, pero siempre bajo el control malayo. La gente obtuvo empleo, se enriquecieron y ya en el presente no las necesitan tanto. Por último señaló que, de todas formas, no se puede admitir el tipo de Globalización que quieren las empresas europeas y norteamericanas. Las remesas monetarias enviadas por los emigrantes a sus familiares; ¿ Un factor del desarrollo o una muestra del fracaso del sistema? Un especialista señaló que son de un gran impacto en la macroeconomía de numerosos países y que contribuyen a su desarrollo. Otra especialista apunta que la emigración “per se” no puede ser considerada como un camino al desarrollo, sino como una muestra del fracaso del neoliberalismo Según Mark Bientsman (World Saving Banks Institute) cada día resulta más importante las remesas de dinero que los emigrantes envían a sus familiares en sus países de origen y que estas sumas contribuyen al desarrollo. Se calcula que en total unos 200 millones de emigrantes envían dinero a 500 millones de personas en todo el mundo y que un estimado conservador del monto de esas remesas pudiera estar en el orden de los 225 mil millones de dólares anualmente. 6 En los años del actual siglo esos envíos de dinero se han acelerado considerablemente y para algunos países han llegado a representar entre un veinte y un treinta por ciento de sus productos internos brutos. Tales flujos se dan no sólo entre personas del Norte hacia el Sur, sino también entre aquellos que residen en distintos países del Sur. Valora que se trata de salidas de dinero muy estables, independientes de los problemas que existan en los países emisores. Considera que estos envíos están sujetos a la decisión individual de los que lo reciben y que aumentan no sólo el ingreso de las familias y diversifican su consumo, sino que pueden ser utilizados para el ahorro y la inversión y que si los fondos de remesas se utilizan de una manera adecuada pueden triplicar sus efectos. En su opinión, para esto se requeriría que tales envíos de dinero se canalicen a través de instituciones oficiales, mediante operaciones bancarias, y no de una manera informal, como se realiza en muchas ocasiones. Por su parte, Marlen Sánchez (Profesora, Universidad de la Habana, Cuba) afirmó que una economía dependiente de las remesas es artificial y que no se puede considerar la emigración como un camino que pueda conducir al desarrollo, sino como una muestra del fracaso del neoliberalismo. Resulta altamente paradójico que personas que se ven obligadas a marcharse de un país, debido a las pocas oportunidades que encontraron para abrirse espacio, vengan luego a financiar a esa propia nación donde no tuvieron opciones. Este tema del uso de las remesas y de las mejoras de sus efectos se inserta dentro de la propuesta de un conjunto de otros mecanismos innovadores para financiar el desarrollo ─ como parte de los propósitos de la consecución de los llamados “Objetivos del Desarrollo del Milenio” que fueron aprobados por las Naciones Unidas en su oportunidad ─ pero si bien es cierto que es necesario encontrar fuentes alternativas para la financiación del desarrollo, también resulta preocupante la manera solapada en que con esta discusión se está distorsionando el concepto de la Asistencia Oficial para el Desarrollo, que constituye un tema medular y que, en la práctica, se ha visto totalmente incumplida en sus propósitos. En similar sentido se pronunciaron otros participantes, afirmando que lo necesario es eliminar las causas que hacen que la gente tenga que irse de sus países de origen. 7 El crecimiento económico global de la América Latina y el Caribe en los últimos años; ¿ Señal de cambio o efecto de una coyuntura ? La CEPAL, no obstante apuntar algunas reservas, valora muy positivamente el desempeño macroeconómico de la región en los años más recientes. Especialistas latinoamericanos consideran que, al mantenerse los tradicionales problemas estructurales y funcionales del área, en condiciones aún más complejas, la cuestión sobrepasa ampliamente la habitual discusión centrada sobre los ritmos del crecimiento económico. Al expresar el punto de vista de su institución, Osvaldo Kacef (Director de Desarrollo, CEPAL) señaló que la región, vista en su conjunto, incrementó su PIB en el 2005, por tercer año consecutivo, en una cifra algo superior al cuatro por ciento y que prácticamente todas las naciones crecieron, sí bien con notables diferencias entre subregiones y países. Así, mientras que los mayores incrementos se dieron en las naciones del Cono Sur, en particular Argentina y Chile, en las dos economías principales del área: México y Brasil, los crecimientos fueron menores, al igual que en el resto de las naciones de Centro América. De todas forma, según se recoge en documentos recientes de la CEPAL, la mayor parte de los países latinoamericanos está creciendo menos que otras regiones del mundo y, en algunos casos, inclusive menos que los países desarrollados. Los crecimientos obtenidos se enmarcan en la ola expansiva por la que atraviesa la economía mundial y en su efecto favorable sobre el crecimiento de las exportaciones de la América Latina, así como de los valores promedios en los términos del intercambio para la región, principalmente asociados a la elevación de los precios de combustibles, minerales y otros productos básicos que exportan una parte importante de las economías del área. Ahora bien, ese propio factor del alza de los precios, unido a otros elementos, ha afectado a otras naciones latinoamericanas, en especial a las importadoras netas de hidrocarburos, como es el caso de los países centroamericanos. Se señala que la acción combinada del incremento volumétrico de las exportaciones, de la mejora de los términos del intercambio y del considerable crecimiento de las remesas ha posibilitado un incremento del Producto de la región en el año 2005, a la vez que esto se produjo en condiciones de un superávit creciente en la balanza de pagos. Este cuadro de aumento global ha posibilitado un incremento en la formación bruta de capital fijo, no obstante igualmente con notables diferencias entre países y subregiones y que la inversión, en términos generales, sigue siendo muy baja e insuficiente para producir crecimientos que posibiliten resolver los problemas laborales y de bienestar acumulados en la región. 8 Otros especialistas, entre ellos Oscar Ugarteche (profesor y escritor, México), se refirieron a dimensiones y enfoques diferentes al anterior. En este caso, a lo que denominó las paradojas de las reformas económicas en América Latina y señaló que la tendencia en el comportamiento del crecimiento económico de la región, vista a largo plazo, es claramente decreciente y recuerda cómo se mantiene la fuga de capitales y, al propio tiempo, como las recaudaciones fiscales, que son un componente financiero esencial para el desarrollo, no se incrementan sino que se reducen, con lo cual se restringen aún más las posibilidades reales de enfrentar verdaderos procesos de desarrollo. Al retomarse el tema latinoamericano, Claudio Katz (Profesor, Argentina) aportó otra visión también diferente. Señala que el futuro de América Latina no podrá cristalizarse dentro de los términos impuestos por el modelo capitalista. Luego de referirse a los resultados que dejó la liberalización financiera sobre la economía latinoamericana en el sentido de la carga de la deuda y la vulnerabilidad económica y sus efectos, apunta cómo las inversiones externas compensaron la contracción de los mercados internos y conformaron burguesías locales aliadas al capital extranjero. Afirmó que en el terreno político se han registrado grandes cambios en la región, donde la correlación de fuerzas está cambiando a favor del campo popular. Opinó que el nivel de conciencia antiliberal y antimperialista en América Latina es mayor que en otras zonas del planeta y que declina la influencia ideológica y el número de gobiernos subordinados ciegamente a los Estados Unidos. Considera que existen hoy tres posibles alineaciones políticas estratégicas en la región: 1) El ALCA, herido pero no derrotado, y que se avanza por los Estados Unidos a través de los tratados bilaterales, en espera de un mejor momento. 2) MERCOSUR, que aunque en un primer período benefició a las empresas transnacionales, a mediados de los años noventa fue sacudido por la crisis del neoliberalismo y las rivalidades entre Brasil y Argentina pero que, en última instancia, es hoy un proyecto de las clases capitalistas que sobrevivieron a la crisis, para lograr la reconstitución capitalista después de la crisis. Que MERCOSUR es diferente del ALCA, pero que pudiera converger con éste porque se sustenta en burguesías periféricas, sin un mercado verdaderamente autonómico, y que se sustenta en las mismas fuerzas que promueven la cancelación de la deuda externa para poder manejar con mayor autonomía los negocios. 3) El ALBA, proyecto que garantiza una verdadera integración y una solidaridad, como se manifiesta en los acuerdos entre Cuba y Venezuela, pero que en el presente, al mismo tiempo, afronta tres problemas prácticos que deben ser resueltos: El primero de ellos se deriva de la proliferación de convenios energéticos que pueden terminar legitimando las privatizaciones realizadas en los años noventa si con antelación a su aplicación no se recupera el control estatal sobre los hidrocarburos. El segundo, que la idea de crear un banco 9 regional a partir de las reservas de los bancos nacionales es un proyecto alentador, pero que se abre a la disyuntiva del pago de la deuda externa. ¿Se puede construir un banco regional si los bancos nacionales continúan destinando recursos a pagar la deuda externa, en lugar de orientarlos hacia los fondos del banco regional?. El tercer problema, de naturaleza comercial, es que una unión aduanera, como la concebida por MERCOSUR, conduciría a la inundación de los mercados de algunos países con las mercancías provenientes de otros, con la consiguiente afectación de las economías de los primeros. Estos problemas, en opinión del especialista, deben ser resueltos para poder avanzar hacia una integración efectiva de las naciones latinoamericanas. Pagar la deuda externa contraida con los organismos financieros internacionales; ¿ Nueva estrategia o táctica para ganar credibilidad ante los ojos del capital transnacional? Las recientes decisiones de los gobiernos de Brasil y de Argentina de cancelar sus obligaciones con el FMI han reactivado el debate sobre esta cuestión. Especialistas señalan que, en la realidad, los países subdesarrollados no son deudores sino acreedores y que, por tanto, el pago de la deuda no se justifica. Otros, por el contrario, afirman que esto puede ser un paliativo para reducir el pago de los intereses y disminuir las presiones del FMI Uno de los más agudos críticos sobre el tema de la deuda externa es Eric Toissaint (Observatorio Internacional de la Deuda, Universidad de Liege, Bélgica) quien señala que, en sentido general, lo primero que hay que recordar es que ningún país en vías de desarrollo ha logrado desarrollarse gracias al endeudamiento externo. Apunta que casos citados como de éxito, Corea del Sur por ejemplo, no se desarrolló gracias al endeudamiento externo. Dice que esa nación no se alineó al modelo neoliberal en marcha y que desde 1945 hasta 1961 no hubo en ese país asiático ni un sólo préstamo internacional y ninguna inversión extranjera. Apunta que los problemas para los surcoreanos comenzaron en 1994, cuando Corea tomó en cuenta determinadas recomendaciones de organismos internacionales. En el caso de la América Latina y el Caribe, la deuda externa pública entre 1970 y el 2004 se ha incrementado en 30 veces y esas naciones, conjuntamente con los países africanos y la mayor parte de Asia, se encuentran atrapados en un endeudamiento que resulta creciente. La responsabilidad de esta situación, en primer término, la tienen las instituciones de Bretton Woods, pero también la banca privada del Norte y los gobiernos, tanto del Norte como del propio Sur. Las políticas de los organismos financieros y bancarios internacionales en estas 10 últimas seis décadas han sido apoyar dictaduras, sabotear democracias e imponer condicionamientos políticos. Al propio tiempo, y en última instancia, el saldo de los flujos financieros entre los países del Norte y del Sur resulta ampliamente favorable a los primeros, razón por la cual las naciones subdesarrolladas son en realidad acreedoras y no deudoras de las naciones ricas. Rafael Levy (Consejo Profesional de Ciencias Económicas, Argentina), sin suscribir un criterio categórico sobre el tema, pero al comentar sobre la reciente decisión del gobierno argentino en dirección al pago de la deuda con el FMI, apuntó que este anuncio ha generado una serie de manifestaciones, tanto de apoyo como de desacuerdo con esta medida. Entre los que expresan sus desacuerdos se argumenta que constituye una simple réplica de la decisión adoptada por Brasil dos días antes y que, por tanto, la decisión de Argentina no es original y que sólo sería una copia más de otras, además de la de Brasil, poniendo también como ejemplo el caso de Rusia. En igual sentido, señala que muchos consideran que esta medida responde sólo a los intereses de la entidad financiera internacional. Al mismo tiempo, señaló que un enfoque diferente sería adoptar un análisis puramente financiero de esta decisión y del cual se concluiría que es desafortunada, porque no sólo con ella se estaría anticipando pagos por créditos no vencidos, con muchas cuotas por delante, sino que, por el simple devenir de los acontecimientos, no se vislumbran señales claras que apunten hacia la certeza de su cancelación final. Al mismo tiempo, entre los que se encuentran en una posición diametralmente opuesta, es decir los que favorecen la medida, están los que señalan que las obligaciones con el FMI suponía pagos por intereses superiores a los ingresos que, por el mismo concepto, se obtendrían de mantenerse estas reservas en depósitos a plazos fijos en bancos internacionales y que, con esta decisión, se debilitan las presiones de los acreedores del país y se ganaría tiempo para tomar otras disposiciones. El debate estriba entonces en que, si una vez que se cancelen las obligaciones con el FMI cesarán las presiones y la clara condicionalidad impuesta por este organismo internacional sobre Argentina o si, por el contrario, tal pago conduciría a otros fenómenos monetarios no deseados de tipo inflacionario, tomando en cuenta que, según cálculos aproximados, el pago total de la deuda argentina con esa institución ascendería a unos 9 800 millones de dólares, lo que representa más del treinta por ciento de las reservas internacionales del país o, en otros términos, aproximadamente la mitad de la inversión interna bruta con fines productivos. 11 La creciente presencia china en la economía mundial; ¿Oportunidad o reto para otros países subdesarrollados? En los últimos veinte años ha crecido aceleradamente el impacto de China en el comercio internacional y en la actualidad su actuación condiciona tendencias a escala planetaria. Casi todos los expertos aprecian este fenómeno como una oportunidad para otros países subdesarrollados, en particular de América Latina y el Caribe; al tiempo que también apuntan los retos que entraña esta nueva situación A diferencia de otras oportunidades en que se ha contado con la participación en el evento de representantes de instituciones chinas que han realizado valoraciones sobre cuestiones relativas a su país, en esta ocasión fueron muchos otros especialistas de distintas naciones los que se refirieron a temas relacionados con China. Entre ellos, Julio A. Díaz Vázquez (Profesor, Universidad de la Habana, Cuba) quien expuso los principales derroteros en los vínculos entre esa nación asiática y los países de América Latina en diferentes momentos posteriores a la proclamación de la Nueva China en 1949, enfatizando el giro que se produjo en las relaciones sino-latinoamericanas a partir del 2004, luego de la visita efectuada por el presidente Hu Jintao a varios países del continente. Señaló, entre otras cuestiones, las oportunidades que se abren para América Latina en el mercado de China, tanto en calidad de destino de sus exportaciones tradicionales como de alternativa para la obtención de créditos y tecnologías, sin condiciones políticas. Apuntó que, por el lado de China, sus vínculos con América Latina se enmarcan dentro de una estrategia a largo plazo que parece orientarse hacia los objetivos de ampliar mercados y lograr suministros estables de energéticos, materias primas y tecnologías, con el fin de garantizar sus metas de crecimientos altos y sostenidos, así como alcanzar un desarrollo que ubique a esa nación en el rango de potencia mundial. No obstante, señala que tanto factores económicos como políticos imprimen a las relaciones sino-latinoamericanas un curso asincrónico y en este sentido menciona, entre otros, los temores por la avalancha de productos chinos que abarrotan los mercados nacionales, copando también otros destinos fundamentales para la región, como son los Estados Unidos. El país asiático es hoy un temible competidor en multitud de sectores, especialmente en producciones intensivas en fuerza de trabajo, donde sus costos laborales representan sólo una fracción de lo pagado en muchos países de la región y menciona el caso de México como ilustrativo. Al respecto señala que el “cordón de maquilas” existente en la frontera de esa nación con los Estados Unidos ha visto esfumarse en los pasados años más de 500 empresas que se trasladaron a China, en virtud de las diferencias salariales entre la nación asiática y la latinoamericana. Y que lo señalado para México es también 12 válido para el área de Centroamérica y el Caribe con respecto a los textiles y otros sectores. De todas formas, los avances experimentados en las relaciones comerciales bilaterales y las inversiones entre China y la América Latina a partir del 2004 es un importante punto de partida para alcanzar una vinculación más estrecha y próspera para ambas regiones. Corresponderá a los países latinoamericanos ser capaces de enmarcar esas opciones dentro de una estrategia de industrialización y desarrollo coherente, ya que China si parece tener claro lo que quiere y busca. En otras palabras, parece indispensable que las naciones de la región lleven a cabo una verdadera transformación de las políticas que fueron implementadas en el pasado y que construyan una estrategia definida en lo político, económico y cultural con China, así como que se replanteen los enfoques con respecto a los restantes mercados asiáticos. Otros participantes también hicieron referencia al impacto de China en la economía mundial y a sus efectos sobre la evolución de la economía latinoamericana. Makoto Utsumi (Presidente de la Agencia de Evaluación de Créditos, Japón) al hablar sobre estos aspectos señaló que lo que está pasando hoy con China es un símbolo de lo que va a suceder en otras economías en desarrollo. Y pronosticó que se producirá un enorme aumento en la demanda de productos básicos y de alimentos y que tomará tiempo para que los suministros puedan cubrir la demanda. Esto es exactamente lo que viene ocurriendo desde el año 2003, cuando a partir de entonces casi todos los precios de los productos se han incrementado: aceites, cobre, hierro, carbón, soya, etc. En el 2003 las importaciones chinas de aceite aumentaron en un treinta por ciento, comparadas con el año anterior; el hierro aumentó en un treinta y cuatro por ciento; los derivados del acero en un cincuenta y uno por ciento, etc. Las fluctuaciones de estos precios se proyectan hacia el futuro y las personas tendrán que vivir con precios más elevados para estos productos en el largo plazo. Al propio tiempo, y por otro lado, los precios de los artículos manufacturados se reducirán debido a la entrada masiva de fuerza de trabajo barata. No sólo se producirían costos industriales más bajos, sino que se activará una formidable competencia entre sectores. Y mientras todo esto ocurre, las tasas de interés serán más elevadas. El precio del dinero aumentará porque, bajo las condiciones de la Globalización, existe una gran demanda de inversiones por parte de los países subdesarrollados y de las llamadas economías en transición, a fin de poder alcanzar a las naciones desarrolladas. Por otra parte, la tendencia de los riesgos limita los flujos de dinero hacia esas nuevas economías de mercado. Para algunos países desarrollados, Japón por ejemplo, no se esperan tasas muy altas pues hay una proyección de liquidez, al igual que en los Estados Unidos y Europa. Acerca de los impactos de estas tendencias para América Latina y el Caribe señaló que en la perspectiva considera que se producirá un cambio estructural. Primero, porque esta región es muy rica en recursos naturales y los precios más altos de los productos primarios, incluso de los alimentos, provocarían una 13 perspectiva optimista durante este siglo. Apunta que ya se puede observar este efecto favorable porque la región disfruta de un superávit comercial importante en el 2004 y en el 2005. Esta región parece ser una ganadora en estas circunstancias pero, sin embargo, es necesario tener cuidado, porque cuando hay una luz siempre hay una sombra, y los giros de la coyuntura ahora favorable pueden ser, al mismo tiempo, desafíos. Se ofrecieron igualmente otras visiones un tanto menos optimistas que las anteriores en cuanto a los riesgos que entraña la expansión económica y comercial de China para América Latina. Así, por ejemplo Raphael Kaplinsky (Institute of Policies Studies, University of Sussex, Reino Unido) apuntó que, en efecto, en la actualidad existe una tendencia hacia el incremento en los precios de los productos básicos, y que esto está determinado fundamentalmente por la elevada y creciente demanda de estos renglones por parte de China, dado su peso en el comercio mundial. De manera general, el ponente percibe que se está produciendo una integración no sólo entre China y la India, sino además a escala de la región asiática, y que los crecimientos de China y la India pueden resultar favorables para Asia, pero perjudiciales para la América Latina. Al abordar las implicaciones de la participación china en la producción y el comercio de manufacturas resalta que se trata, en última instancia, de la capacidad que ellos han desarrollado para producir mercancías sobre la base de la innovación y que esto constituye un desafío, tanto para Cuba como para otros países de América Latina, destacando que hay que volver sobre el tema de la innovación, de forma que ésta permita eliminar las barreras comerciales que existen entre los países. Los patrones en el crecimiento de los Estados Unidos y la marcha de la economía mundial; ¿Son los Estados Unidos un “motor” o un “lastre” para el futuro de la Humanidad? Nadie niega el liderazgo autoimpuesto por los Estados Unidos en la batalla de posiciones en el tablero económico y político mundial actual, pero ¿Hasta que punto podrá sostener su lugar y cuales pueden ser las consecuencias de su actuación para el resto de los “jugadores”? Dada la influencia de los Estados Unidos en el presente contexto económico y político mundial no resulta posible separar el desempeño de esa nación de lo que acontezca en el panorama del sistema capitalista mundial y, en tal sentido, cualquier recuento relativo a ese país se inserta necesariamente en una comparación con los otros centros del poder y en una valoración de sus implicaciones sobre la marcha global del resto del mundo. 14 A esto último se refirió Charles McKelvey (Presbyterian College, Estados Unidos) quien partió de expresar categóricamente que el actual sistema mundial no es sostenible y que se encuentra en una crisis profunda y generalizada, señalando algunas de las manifestaciones de esta crisis, tanto en el ámbito social como económico. Entre los síntomas sociales mencionó: el crecimiento de las desigualdades entre países y dentro de ellos; el intercambio desigual entre las zonas del sistema; el auge en la pobreza y la inseguridad en vastas regiones del Tercer Mundo; el crecimiento del crimen en todas partes; las migraciones masivas desde los países periféricos y semiperiféricos hacia las naciones del centro; la declinación de la confianza en los gobiernos; la elevación del fundamentalismo religioso; el aumento del separatismo étnico; y el colapso del consenso moral y epistemológico global que existió entre 1945 y 1970. Desde el punto de vista económico las manifestaciones más importantes de la crisis son: el estancamiento en la producción mundial y de las ganancias; y la inestabilidad financiera que se ha producido desde la década de los años setenta. Apunta que, en su opinión, la causa principal de la crisis es que el sistema ha alcanzado los límites geográficos de la Tierra y que ya no puede expandirse más. Después de cinco siglos de propagación económica mediante un ensanchamiento territorial, el sistema ya no puede crecer más en extensión. Señala que la causa secundaria de la crisis es la formación cultural limitada de la élite global, a la que le falta una comprensión de las estructuras del sistema, y que esa élite está respondiendo a la crisis mediante la búsqueda desesperada de ganancias con acciones a corto plazo (deslocalización productiva, proyecto neoliberal, deuda externa del Tercer Mundo, desregulación financiera, etc.) y que lo que están haciendo es exacerbando y empeorando la crisis mundial a largo plazo. Haciendo frente a la crisis y a la incapacidad de la élite global de responder ante ella, toma auge el movimiento altermundista global contra la globalización neoliberal. Los movimientos populares han logrado una fase más avanzada que en los años sesenta y setenta, forjándose una unidad política y teórica que busca reemplazar la lógica actual del sistema mundial por una alternativa basada en valores humanos y democráticos. Otros especialistas al referirse específicamente a cuestiones relativas al desempeño de la economía y la sociedad de los Estados Unidos expresaron puntos de vista diferentes, pero igualmente congruentes con la visión anterior. Uno de ellos, Jacob Goransky (Profesor, Argentina), señaló que aunque al opinar sobre el desenvolvimiento económico de un país no se debe pretender abarcar el conjunto de los temas que definen en la actualidad al capitalismo, sin embargo es preciso saber cuáles son los vectores principales que sirven para caracterizar la evolución de la economía capitalista en el presente y en particular la estadounidense, enfatizando que es imposible abstenerse de realizar un análisis sistémico en este sentido. Apuntó que no se pueden ignorar los entornos social, político y cultural que reflejan este desenvolvimiento y que, cuando nos referimos a la primera potencia mundial, no se puede eludir destacar su influencia en esos aspectos, tanto al interior del país como en el marco mundial. 15 A este respecto surgen interrogantes acerca de sí se debe definir el papel de un país, en una época de mundialización económica y de globalización financiera, reduciendo el análisis sólo a indicadores económicos y prescindiendo de sus implicaciones sociales, éticas y culturales. ¿Se puede pensar que se respeta el rigor científico cuando el tema es el desenvolvimiento económico de los Estados Unidos y se hace abstracción de las causas que lo posibilitan y de las consecuencias que del mismo resultan? Numerosos economistas neoliberales ensalzan el papel de los Estados Unidos, resaltando su elevada productividad o su mayor y mejor utilización de los últimos avances científicos, pero ese desempeño de la economía estadounidense es puesto en duda por destacados especialistas, como Krugman y otros, que llaman la atención sobre las múltiples burbujas que pueden explotar en cualquier momento. Concluye afirmando que reducir el análisis al comportamiento de indicadores económicos, prescindiendo de aquellos elementos que lo originan y de sus significados socioeconómicos planetarios es un grave error metodológico y dificulta comprender lo que ocurre y, lo que es peor aún, induce a serios errores en la práctica política. Dando continuidad a estos temas otros participantes se refirieron a ángulos diferentes del problema. Así, Luciano Vasapollo (Universidad La Sapienza, Italia) expresó que la economía de los Estados Unidos ha dejado de ser el “motor” de la economía mundial y que Europa es la candidata a tomar el papel central en la expansión capitalista mundial. La extensión de Europa hacia el este ha convertido a esta región en el mayor mercado del mundo, con el más importante nivel de exportaciones y también como primer inversor foráneo. Señala que el crecimiento económico más elevado de los Estados Unidos no se debe a patrones más altos de productividad, porque ya antes de la mitad de los años noventa la productividad europea, medida por hora de trabajo, era superior a la de los Estados Unidos. Europa cuenta con términos de intercambio comercial positivos y una moneda que en este momento es mucho más fuerte que el dólar. El déficit comercial de los Estados Unidos es muy elevado, mientras que su deuda interna y externa continúan creciendo. En Europa la propensión al ahorro es mucho mayor y esto hace que se puedan financiar mejor las inversiones. En fin, Europa está basada en fundamentos mucho más coherentes y equilibrados que los de los Estados Unidos. Señaló más adelante que los Estados Unidos están consciente de que sin la hegemonía militar ellos no podrían imponer al mundo el financiamiento de sus déficits, lo cual les permite mantener una posición de liderazgo en el campo económico de una manera muy artificial, sin un respaldo estable y estructural en términos de bases macroeconómicas. En contraste con el polo asiático y la Unión Europea – que han privilegiado el avance en el terreno económico − los Estados Unidos soportan cada vez más una mayor presión por su opción de inversiones militares. Es que sólo a través de una economía de guerra puede esa nación esperar salir de la crisis de acumulación sin precedentes que enfrenta. No se puede pasar por alto que las dos terceras partes del PNB de los Estados Unidos se apoyan en los gastos militares. En el actual escenario mundial la competencia global ganará cada vez más las características de competencia interimperialista. 16 Lo anteriormente expuesto, claro está, constituye sólo una breve muestra de algunos de los principales temas que fueron objeto de debate en este último VIII Encuentro Internacional de Economistas sobre Globalización y Problemas del Desarrollo, siendo también evidente que son muchas más las preguntas que las respuestas que se podrían dar, con algún grado de certeza, a la mayoría de esas grandes incógnitas y disyuntivas por las que atraviesa la Humanidad en esta hora. En esta última edición del evento, tal como viene ocurriendo desde ocasiones anteriores, se constata la urgente necesidad que queda, después presentaciones y discusiones, de continuar profundizando no sólo en dirección a la comprensión y al diagnóstico de los problemas, así como en la consideración de sus causas, sino de avanzar más y con mayor celeridad en el sentido de construir nuevas concepciones y de brindar elementos propositivos que resulten suficientemente consensuados, coherentes y capaces de abarcar tanto lo común como lo diverso de nuestra realidades, con el fin de lograr verdaderas y efectivas transformaciones en nuestras sociedades. Tal aspiración, no por dejar de ser imperiosa, constituye un gigantesco reto en las complejas situaciones dominantes. A pesar de esto también es indiscutible que el momento actual difiere, en muchos aspectos, del que existía a las puertas del nuevo milenio que se iniciaba, cuando comenzó la historia de estos encuentros. En el presente nuevos aires soplan en el continente americano, tanto desde gobiernos como en los cada vez más pujantes movimientos populares que se multiplican expresión de una sociedad civil que se organiza y que reclama un espacio que ya no pueden ocupar los tradicionales entes del poder. Es obvio que un lugar muy importante en el reforzamiento de esas nuevas corrientes que se abren paso lo tiene el recurso de las ideas; las cuales surgen de muy diversas fuentes y, entre ellas, de actividades académicas de la naturaleza que se ha comentado en estas páginas.