A C U E R D O En la ciudad de La Plata, a 19 de octubre de 2011, habiéndose dispuesto en el establecido, Acuerdo de 2078, que conformidad deberá con lo observarse el siguiente orden de votación: doctores Soria, Genoud, de Lázzari, Pettigiani, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa L. 97.515, "P. , A. C. contra S.O.M.I.S.A. Indem. por incapacidad, etc.". A N T E C E D E N T E S El Tribunal del Trabajo nº 1 del Departamento Judicial San Nicolás hizo lugar parcialmente a la demanda deducida, con costas a cargo de la parte demandada por los rubros que prosperan y de la actora por los desestimados (fs. 318/340). Esta última dedujo recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley (fs. 346/355 vta.), concedido a fs. 375 vta./376 vta. Dictada la providencia de autos y hallándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte decidió plantear y votar la siguiente C U E S T I Ó N ¿Es fundado el recurso extraordinario inaplicabilidad de ley? V O T A C I Ó N de A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Soria dijo: I. En lo que interesa, el tribunal del trabajo interviniente rechazó la acción incoada por A. C. P. contra Sociedad Mixta Siderurgia Argentina (S.O.M.I.S.A.) en cuanto procuraba el cobro de la indemnización prevista en el cuarto párrafo del art. 212 de la Ley de Contrato de Trabajo (vered., fs. 318/328 vta.; sent., fs. 330/340). Con base fundamentalmente en el certificado obrante a fs. 7 -v. reconocimiento de fs. 193- y el informe pericial médico y aclaraciones brindadas por el experto actuante, juzgó demostrado que ya con anterioridad al cese en su empleo, el actor cervical, hipertensión depresiva reactiva padecía arterial, crónica que de artrosis hipoacusia -conforme lumbar y al y neurosis método que empleó- le generaban una incapacidad del 67,90% de la total obrera, aclarando permanente" a la que era fecha de de carácter presentación "absoluta del y mencionado dictamen (vered., fs. 321 y vta. y 323). Sin embargo y en el ámbito de la acción entablada con sustento en la mentada norma del art. 212 de la Ley de Contrato de Trabajo, consideró que no se había acreditado que a la fecha de su egreso laboral aquél portara dicha incapacidad y consecuentemente estuviera imposibilitado de ejecutar tareas adecuadas a la disminución laborativa, aunque no fueran las habituales de su profesión (fs. 323). Ponderó que en la revisación médica que se le efectuó al calificado actor como a "C2", su lo egreso que (23-VII-1991), implicaba, a éste fue criterio del servicio médico de la empresa, que no estaba "ni siquiera en condiciones de requerir alguna reubicación o tareas livianas". Destacó que dicha calificación fue consentida por P. (fs. 323 vta.). A su vez, refiriéndose al accionante, señaló lo siguiente: i] que éste no acreditó que debiera medicarse -y menos en forma intensa- en el último tiempo de la relación laboral (dijo que ello siquiera surgía del certificado médico acompañado a fs. 7); ii] que no explicó -ya que había alegado haber tomado conocimiento de su incapacidad permanente y absoluta el día 5 de abril de 1991- por qué continuó prestando servicios hasta el momento del distracto; iii] que tampoco afirmó haber trabajado enfermo o explicitó las razones por las que hubiera debido hacerlo; iv] que no invocó ni probó haber laborado con esfuerzo o peligro para su estado de salud; v] que no reclamó una reubicación o la asignación de tareas livianas; vi] que no manifestó haberse jubilado por incapacidad ni tampoco haber reclamado u obtenido el seguro por invalidez y vii] "que el distracto se produjo por mutuo acuerdo aceptando el actor una suma de dinero cuando podía -según su óptica- demandar la indemnización del art. 212 de la Ley de Contrato de Trabajo" (fs. 323 vta./324). Valoró además, que el dictamen pericial médico (a tenor del cual -como se dijo- arribó a la conclusión que el porcentaje de incapacidad del actor era del 67,90% de la total obrera) finalización fue de la elaborado seis años relación laboral y después que de la teniendo en cuenta que el experto actuante afirmó "que la enfermedad mental se agravó luego del retiro (fs. 172), cab[ía] inferir que la minusvalía de P. era de menor entidad al cese" por lo que no resultaba demostrado que a la fecha del distracto (17 incapacidad de julio padecido de 1991) imposibilitara el la porcentaje de continuación del vínculo laboral (fs. 324). Añadió que el demandante no había negado "su asistencia virtualmente perfecta" durante los últimos años trabajados para la empresa accionada, con mínimas ausencias por enfermedad, circunstancia que resultaba incompatible con lo afirmado en el certificado médico expedido con fecha 5 de abril de 1991 (destacó: tres meses antes del retiro) en cuanto allí se sostuvo que las dolencias le impedían al actor "realizar cualquier tipo de tareas incluso livianas donde no se encuentra capacitado para impartir ni recibir órdenes" (fs. cit.). Sostuvo que aun cuando no desconocía que a criterio de esta Corte la circunstancia de que el trabajador haya prestado servicios hasta la fecha del cese no es óbice para que proceda la indemnización prevista en el art. 212 de la Ley de Contrato de Trabajo, en el caso no podía soslayar esa prestación del débito laboral, sumada a los otros indicios referidos, desde que configuran "comportamientos anteriores al proceso" (fs. 324 vta.). Luego, dispuso el rechazo de la demanda en cuanto perseguía la indemnización prevista en el dispositivo legal en cuestión (sent., fs. 336 y vta.). II. La parte actora interpone recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley en el que denuncia absurdo y violación de los arts. 12, 37 y 44 inc. "d" de la ley 11.653; 212, cuarto párrafo de la Ley de Contrato de Trabajo; de las garantías constitucionales de defensa en juicio y debido proceso previstas en el art. 18 de la Constitución nacional y de la doctrina legal que cita (fs. 346/355 vta.). Cuestiona la valoración que de la pericia médica realizó el sentenciante al deducir que ella no permitía tener por probado que a la fecha de la extinción del contrato de trabajo el actor presentaba una incapacidad absoluta y permanente en los términos del mentado art. 212. Señaló que "el tribunal de origen descalificó las conclusiones de la pericia médica mediante argumentaciones carentes de respaldo científico" (fs. 348 vta.). En referida efecto, experticia destacó "se que de desprende la lectura que el de actor la se encontraba en la situación contemplada por la norma". Ello así, pues el experto dictaminó que padecía artrosis cervical (respecto de la cual concluyó en una incapacidad del 10% de la t.o.), artrosis lumbar (con una minusvalía de un 30%), hipoacusia inducida por el ruido (con una incapacidad del 0,99%), hipertensión arterial reactiva (que importaba una incapacidad del 15%) y neurosis depresiva reactiva crónica, moderada, cuyo grado de incapacidad estimó en un 40% de la t.o. (todo ello en referencia al dictamen médico de fs. 169/173 y ampliaciones de fs. 213/215, 235/236, 252/253 y veredicto, cuestión tercera; fs. 347 del recurso). Asimismo, destacó que el tribunal de mérito no tuvo en cuenta que "en lo concerniente a la fecha de consolidación de la incapacidad, en la pericia se concluyó que las afecciones detalladas se encontraban consolidadas al cese de la relación laboral (ver conclusiones, fs. 173 y vta.)" (fs. 347 y vta.). Y que al ser interrogado respecto de la probable "capacidad laborativa residual" y sobre el "carácter irreversible y de naturaleza permanente" de la incapacidad, con anterioridad a la extinción del vínculo laboral, el experto respondió que "La mínima capacidad residual que le pudiera quedar no le permite realizar un trabajo en las condiciones requeridas" y que "... de cualquier manera las afecciones eran en general de carácter irreversible" (fs. 347 vta. cit.). Incluso, recordó que ante el requerimiento puntual de la parte actora sobre esta circunstancia en su ampliación, el experto manifestó que la incapacidad que portaba P. al momento del cese era "prácticamente absoluta" (en alusión a la ampliación de pericia de fs. 213/215, en particular, fs. 214 vta., in fine/215; v. fs. 348 del recurso). De otro lado, objetó las conclusiones extraídas por el tribunal de grado del referido informe médico en cuanto a la incapacidad establecida. Expuso que "... si en lugar de aplicar el método de la capacidad restante se sumaran aritméticamente las incapacidades que padecía el actor al tiempo del distracto [...] ello importaría un porcentaje de tal magnitud que debe ser considerado como una incapacidad absoluta y permanente, tal como lo dictaminara el experto", pues, añadió, teniendo en cuenta "... el alto porcentaje de minusvalía que suman todas (95,99%)", el trabajador se halla impedido de gozar de una capacidad laborativa residual para acceder al mercado laboral, máxime teniendo en cuenta su edad de 57 años al momento del distracto (fs. 352 vta.). Finalmente, en lo que importa, en relación con el argumento del a quo de que la enfermedad mental se había agravado luego del retiro (fs. 172), señaló que ello en modo alguno autorizaba al sentenciante "a inferir que la incapacidad del actor era menor al porcentaje establecido en la pericia al tiempo del cese" (fs. 352 vta. cit.). Y ello en razón de que "la patología psíquica descripta por el perito, en el examen psíquico y en las consideraciones médico legales, por la cual fijó la incapacidad del 40%, es una neurosis depresiva reactiva crónica moderada; y que recién luego del retiro se agrav[ó] produciéndose un cuadro neurótico obsesivo severo (que no fue tenido en cuenta por el perito al fijar la incapacidad). De ahí que, [añadió] por la simple circunstancia de que la enfermedad mental se haya agravado luego del retiro, no resulta[ba] válido inferir que la incapacidad era menor que la establecida por el perito al tiempo del cese; máxime que dicha agravación no fue tenida en cuenta para determinar la incapacidad" (fs. 353). En cuanto a la calificación efectuada por el servicio médico de la demandada, sostiene -por conducto de distintos argumentos- que no existe prueba alguna que avale las conclusiones expuestas por el tribunal. Agrega, además, que en el punto correspondía aplicar los apercibimientos contenidos en los arts. 385 y 386 del Código Procesal Civil y Comercial (fs. 349 vta.). Alega que, de todos modos, el juzgador no pudo válidamente sustentar su decisión en una calificación unilateral del empleador, apartándose de lo informado por el médico, certificado máxime que cuando avala la obra en el existencia de expediente las un afecciones padecidas por el trabajador al momento del cese (fs. 350). Señala que tampoco resulta razonable haberle exigido al actor la realización de los distintos actos a los que se aludió en el pronunciamiento (entre otros, la prueba de vínculo; que debía explicar medicarse por qué en el último tramo continuó prestando demostró que del servicios hasta el cese, etc.). Afirma que no se la vinculación hubiese finalizado por mutuo acuerdo de las partes, toda vez que había sido impugnada constancias agregadas a tampoco acertada la es constatada una trabajador, cuando ausentarse por fs. 40/41. decisión asistencia durante razones la de autenticidad Aduna en a cuanto virtualmente el último las ello, que consideró perfecta año enfermedad de aquél en del debió diferentes oportunidades (informe contable fs. 188 y vta.). Con cita de doctrina, indemnización manifiesta reclamada que la no obsta al circunstancia cobro que el de la actor hubiera prestado tareas hasta el cese o, en su caso, que el contrato de trabajo se haya extinguido del modo que se señala en el fallo (fs. 351 y vta.). Por último, asevera que el tribunal resignó el uso de las facultades investigativas previstas en los arts. 12 y 37 de la ley 11.653, infringiendo de tal modo las prescripciones contenidas en dichas normas (fs. 354 y vta.). III. El recurso prospera. 1. En el marco de pretensiones como la aquí deducida, tiene dicho esta Corte que determinar si a la fecha del cese de la relación laboral el trabajador padecía o no una incapacidad absoluta y permanente para realizar las tareas que habitualmente cumplía u otras acordes con el estado de la constituye una disminución típica de cuestión la de aptitud hecho laborativa, que, como tal, resulta ajena al ámbito de la instancia extraordinaria, salvo que se acredite la concurrencia del supuesto excepcional de absurdo (conf. causas L. 83.602, "Amoruso", sent. de 25-IV-2007; L. 84.493, "Carro", sent. de 21-VI2006; L. 73.884, "Benavides", sent. de 5-XII-2001). 2. Encuentro acreditado el mentado vicio. a. esgrimido Como por el se relató, tribunal para el fundamento desestimar el central reclamo incoado al amparo del art. 212, cuarto párrafo de la Ley de Contrato de Trabajo, residió en que no había resultado acreditado que el actor, a la fecha de su egreso laboral, padeciera una incapacidad absoluta aunque ella estuviera presente a la fecha en que fue presentado el dictamen pericial médico. b. Le asiste razón al interesado cuando afirma que la labor axiológica, desplegada por el tribunal en torno a dicha prueba pericial, se encuentra afectada del excepcional vicio de absurdo. i] Al contestar el traslado del dictamen médico obrante a fs. 169/173 vta., la parte actora -en lo que aquí interesa- le incapacidad requirió del actor al perito podía que aclarara "considerarse si la absoluta al tiempo de la extinción de la relación laboral" expresando que a tales fines debía tener en cuenta "la totalidad de las dolencias, tengan o no relación causal o concausal" ya que en el litigio se había reclamado la indemnización prevista en el cuarto párrafo del art. 212 de la Ley de Contrato de Trabajo (fs. 203 vta.). Frente a dicha solicitud, el experto médico reiteró en parte lo expuesto en su originaria presentación (v. fs. 172 vta.), en la que había señalado que "la mínima capacidad residual que le pudiera quedar no le permiten realizar un trabajo en las condiciones requeridas...", para luego responder -ya en orden a la incapacidad a la fecha del cese, según los términos en que le fuera pedida la aclaración- que aquélla "era prácticamente absoluta" (fs. 215). ii] No es éste el único yerro que evidencia el recurrente vinculado con la mentada prueba pericial. En lo que se refiere concretamente a la "neurosis depresiva reactiva crónica", expresó el tribunal que en tanto el perito había informado a fs. 172 que ésta hubo de agravarse luego del "retiro", cabía inferir que la minusvalía que portaba al cese era de menor entidad a la dictaminada (vered., fs. 324). Empero, lo expuesto por el experto en su informe contrasta con dicho razonamiento. Basta repasar que el perito médico señaló que ya desde el examen inicial del 23 de mayo de 1967 se revelaba respecto del actor "... una personalidad con caracteres obsesivos y depresivos similares a los diagnosticados en el examen psicológico diferente dimensión". diagnosticado en psicodiagnóstico, cuadro actual, de Con el base en examen concluyó "neurosis aunque que depresiva probablemente esos precedentes, psíquico el actor reactiva y en presentaba crónica, de lo el un con características obsesivas" y que, por dicha patología, "al cese la incapacidad era del 40%, parcial y permanente". Para finalmente agrav[ó] y de establecer acuerdo al que "[l]uego al psicodiagnóstico retiro se adjunto se transforma en un cuadro pronóstico incierto" «neurótico (fs. 172). obsesivo Ahora severo» bien, como de con acierto señala el recurrente, el perito no determinó el grado de incapacidad "actual" del accionante producto de ese "agravamiento" a la luz de esa mutación de «neurosis depresiva reactiva crónica, con características obsesivas» a la de «neurótico obsesivo severo». La incapacidad del 40% de la total obrera establecida lo fue indudablemente respecto del padecimiento psíquico revelado al tiempo del cese y por el cuadro allí detectado: «neurosis depresiva reactiva crónica, con características obsesivas». Por lo cual, ninguna salvedad o elucubración correspondía hacer a ese respecto, pues no cabe duda que fue en este último hito temporal -esto es: al concluir el vínculo laboral- que el perito situó patología la incapacidad psíquica (fs. 172, dictaminada pericia, del ap. 40% III. por la "Consi- deraciones médicos legales", último párrafo; de igual modo en fs. 214 vta.). Y ello, en el marco del anterior señalamiento, no es un dato menor si se tiene en consideración el importante grado de incapacidad que representa la dolencia en cuestión. iii] Huelga señalar que si bien el perito médico compareció a la audiencia de vista de la causa a brindar explicaciones (fs. 317) no consta en el expediente elemento alguno que -vinculado con ello- conduzca a reforzar la línea de razonamiento empleada en el fallo. c. Si bien es doctrina de esta Corte que los tribunales del trabajo tienen facultades privativas para valorar el mérito y fundamento de la pericia médica, no hay duda que ello no convalida un ejercicio arbitrario de esta atribución jurisdiccional ni puede llevar a prescindir de las consecuencias contenido de tal de un elemento apartamiento probatorio. infundado En todo caso, del la desestimación de las conclusiones de los expertos debe ser razonable y científicamente fundada (mi voto en L. 77.914, sent. de 2-X-2002). Por ello, resulta de aplicación en la especie la doctrina de esta Corte que expresa que incurre en absurdo el tribunal del trabajo que relativiza las conclusiones de la pericia carentes médica del desinterpreta mediante respaldo afirmaciones científico groseramente o que sienta es dogmáticas y menester, la determinaciones que contradicen la verdad objetiva que resulta de la causa, al contraponer una conclusión inexacta frente a la realidad que emerge del dictamen médico (conf. L. 93.068, "Encinas", sent. de 6-XII-2006) Los relevantes en datos el señalados marco de la -sin lugar controversia a dudas- suscitada en autos, soslayados por el juzgador, bien difieren de aquella definición en la que se sustentó el pronunciamiento. d. Evidenciados tales desarreglos graves en orden a la apreciación del dictamen médico, prueba fundamental en el ámbito del reclamo en examen, pierden fuerza los restantes argumentos o bien aquellos "indicios" esgrimidos por el a quo para arribar a la conclusión contraria a la tesitura actoral. Emergen así, aquellas directrices que expresan que tanto el hecho de que el trabajador estuviere prestando servicios hasta la fecha del cese como que el contrato de trabajo se haya extinguido eventualmente por mutuo acuerdo, no obstan a la procedencia de la indemnización prevista en el art. 212, cuarto párrafo de la Ley de Contrato de Trabajo, si se acreditan los extremos a los que se halla sujeta su procedencia (conf. causas L. 75.380, "Zarza", sent. de 23-IV-2003; L. 68.260, "Di Risio", sent. de 17-XI1999). 3. Conforme lo señalado, no cabe ingresar a analizar los restantes agravios que porta la queja. IV. Por lo expuesto, corresponde hacer lugar al recurso y revocar la sentencia en cuanto fue motivo de impugnación, debiendo los autos volver al tribunal de grado a fin de que, integrado nuevamente con jueces hábiles, para que de conformidad con lo aquí resuelto, renueve los actos procesales pertinentes y dicte un nuevo pronunciamiento en orden a la pretensión incoada al amparo del art. 212, cuarto párrafo de la Ley de Contrato de Trabajo. Costas de esta instancia a la demandada vencida (art. 289, C.P.C.C.). Voto por la afirmativa. Los señores jueces doctores Genoud, de Lázzari y Pettigiani, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Soria, votaron también por la afirmativa. Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente S E N T E N C I A Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, se hace lugar al recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley traído y se revoca la sentencia impugnada. Vuelvan los autos al tribunal de origen a fin de que, integrado con otros jueces, renueve los actos procesales pertinentes y dicte un nuevo pronunciamiento en orden a la pretensión incoada al amparo del art. 212, cuarto párrafo de la Ley de Contrato de Trabajo. Costas de esta instancia vencida (art. 289, C.P.C.C.). Regístrese y notifíquese. a la demandada EDUARDO JULIO PETTIGIANI EDUARDO NESTOR DE LAZZARIDANIEL FERNANDO SORIA LUIS ESTEBAN GENOUD GUILLERMO LUIS COMADIRA Secretario