INGENIERIA GENETICA

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INGENIERIA GENETICA
Método que modifica las características hereditarias de un organismo en un sentido predeterminado mediante
la alteración de su material genético. Suele utilizarse para conseguir que determinados microorganismos como
bacterias o virus, aumenten la síntesis de compuestos, formen compuestos nuevos, o se adapten a medios
diferentes. Otras aplicaciones de esta técnica, también denominada técnica de ADN recombinante, incluye la
terapia génica, la aportación de un gen funcionante a una persona que sufre una anomalía genética o que
padece enfermedades como síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) o cáncer.
VENTAJAS
El principal avance de la Ingeniería Genética consiste en la capacidad para crear especies nuevas a partir de la
combinación de genes de varias existentes, combinando también por lo tanto sus características. Cultivos con
genes de insectos para que desarrollen toxinas insecticidas o tomates con genes de pez para retrasar la
marchitación han dejado hace tiempo de ser ciencia−ficción para constituir una realidad en nuestros días.
Permitir el cultivo de hortalizas en áreas desérticas hasta ahora estériles o aumentar el tamaño de los frutos
cultivados son algunos de los adelantos que la utilización de este tipo de técnicas pueden aportar a la
Humanidad, con los logros que supone hacia la erradicación del hambre en el Mundo. Lo que no se ha
definido todavía es cómo compatibilizar estos objetivos con los intereses económicos de las empresas de
biotecnología que los desarrollan.
DESVENTAJAS
Los expertos advierten que detrás de estas mejoras y nuevas aplicaciones se esconden también riesgos y
peligros de notable importancia.
La manipulación genética de animales para potenciar la producción de sustancias aprovechables
industrialmente, o para aumentar su efectividad depredadora contra insectos y plagas, son otras de las
aplicaciones con las que se está trabajando, así como aumentar la resistencia de los peces al frío, hacerles
crecer más deprisa o ayudarles a resistir algunas enfermedades.
El negocio de la ingeniería genética está en manos de las grandes multinacionales agroquímicas y
farmacéuticas, como Monsanto, Enimont, Du Pont, Ciba−Geigy, ICI y Sandoz. Sus intereses comerciales
están haciendo a los investigadores intervenir directamente en procesos biológicos que apenas hemos
empezado a comprender, y mucho menos a controlar.
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ALIMENTOS TRANSGENICOS
Los organismos genéticamente modificados o transgénicos son el producto de la modificación de la estructura
de genes de los individuos para poder conseguir nuevos atributos útiles. Esto quiere decir que es posible
insertar nuevos genes que pueden o no pertenecer a la misma especie, o modificar la expresión de los genes
propios. Por el momento la tecnología esta siendo utilizada casi exclusivamente en plantas, porque son fuente
de la producción primaria de alimento y porque es mucho más fácil experimentar en ellas que en animales.
La era de los denominados "alimentos transgénicos" para el consumo humano directo se abrió el 18 de mayo
de 1994, cuando la Food and Drug Administration de Estados Unidos autorizó la comercialización del primer
alimento con un gen "extraño", el tomate "Flavr−Savr", obtenido por la empresa Calgene. A partir de este
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momento, se han obtenido cerca del centenar de vegetales con genes ajenos insertados, que se encuentran en
distintas etapas de su comercialización, desde los que representan ya un porcentaje importante de la
producción total en algunos países hasta los que están pendientes de autorización.
Para la evaluación de los productos alimenticios se ha introducido el concepto de "equivalencia sustancial",
según el cual, si un alimento procedente de la nueva biotecnología se puede caracterizar como equivalente a
su predecesor convencional, se puede suponer que no plantea nuevos riesgos, y por lo tanto, es aceptable para
consumo. Este concepto fue introducido por la OCDE en 1993 (antes de la comercialización de ninguna
planta genéticamente manipulada), tras varios años de trabajos de numerosos expertos de muchos países. En
1996 la OMS (Organización Mundial de la Salud de las Naciones Unidas) y la FAO (Food & Agriculture
Organization de las Naciones Unidas) recomendaron su adopción como base para los estudios de seguridad
alimenticia de los OGMs. La propia OCDE sigue profundizando en este enfoque, en un intento de mejorarlo,
de modo que en la actualidad se están desarrollando nuevas metodologías de evaluación que incluyen la
identificación de niveles de nutrientes, antinutrientes y posibles toxinas y alergenos en todo tipo de plantas de
cultivo.
La posibilidad de expresión de nuevas toxinas, alergenos o antinutrientes en las plantas transgénicas no es
intrínsecamente superior a la de las plantas convencionales. El hecho de que con la menos precisa mejora
tradicional (que da origen a grandes cambios no caracterizados) sólo se hayan registrado un par de casos
argumenta a favor de la seguridad de las manipulaciones biotecnológicas.
El maiz resistente al ataque de insectos contienen un gen que codifica una proteína da Bacillus thuringiensis,
que tiene acción insecticida al ser capaz de unirse a receptores específicos en el tubo digestivo de deterionados
insectos, interfiriendo con su proceso de alimentación y causando su muerte. la toxina no tienen ningún efecto
sobre las personas ni sobre otros animales. La utilización de plantas con genes de resistencia a insectos y
herbicidas permite reducir la utilización de plaguicidas y conseguir un mayor rendimiento. también se ha
obtenido una colza con un aceite de elevado contenido en ácido laúrico, mediante la inserción del gen que
codifica una tioesterasa de cierta especie de laurel. Los vegetales resistentes a virus se consiguen haciendo
que sinteticen una proteína vírica que interfiere con la propagación normal del agente infeccioso. Estos
vegetales contienen proteína vírica, pero menos de la que contienen los normales cuando están severamente
infectados.
Los vegetales transgénicos más importantes para la industria alimentaria son, por el momento, la soja
resistente al herbicida glifosato y el maíz resistente al taladro, un insecto. Aunque se utilice en algunos casos
la harina, la utilización fundamental del maíz en relación con la alimentación humana es la obtención del
almidón, y a partir de éste: glucosa y fructosa. La soja está destinada a la producción de aceite, lecitina y
proteína.
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Puesto que la harina de maíz, la proteína de soja y los productos elaborados con ellas contienen ADN y
proteínas diferentes a la de las otras variedades de maíz, en la Unión Europea (no en los Estados Unidos)
existe la obligación de mencionar su presencia en el etiquetado de los alimentos. Aunque no se ha detectado
ningún caso, sería concebible la existencia de personas alérgicas a las nuevas proteínas. No obstante, en el
caso de la proteína de B. thuringiensis, su amplio uso como plaguicida en agricultura ecológica permite
asegurar su falta de alergenicidad.
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CÓMO SE CREA UNA PLANTA TRANSGÉNICA
• Utilizando las enzimas de restricción se aísla el elemento responsable del efecto que desee lograrse,
por ejemplo la superior resistencia a los herbicidas.
• El gen se inserta en un anillo de ADN autoreplicable junto con un gen de resistencia a antibióticos con
el que posteriormente se seleccionarán las plantas donde la implantación ha tenido éxito.
• El anillo de ADN autoreplicable, o plásmido, se introduce en un huésped en el que se replicará
utilizando enzimas del propio huésped, que puede ser un tipo de bacteria.
• Los plásmidos replicados se introducen en una bacteria adecuada para "contagiar" al tipo de planta
que se desea modificar.
• Estas bacterias transmiten a células de la planta, criadas en el laboratorio, el plásmido modificado,
alterando el genoma del original e incorporándole las nuevas características.
• Utilizando hormonas se regeneran plantas completas a partir de las células modificadas.
• El tratamiento con antibióticos selecciona las plantas en las que la modificación ha tenido éxito.
Se han desarrollado plantas con capacidades insecticidas que pueden amenazar la existencia de especies de
insectos y hongos beneficiosos e incluso imprescindibles para el desarrollo biológico. Insectos diseñados
específicamente para controlar el desarrollo de otros insectos pueden mutar o combinarse con otras especies
produciendo resultados imprevisibles.
Las condiciones ambientales reales, fuera del laboratorio, han demostrado ser fundamentales en la evolución
de estas nuevas especies. Aspectos como la clase de suelo, las temperaturas o la humedad alteran
significativamente y de forma imprevisible la función de un gen, anulando sus características o desarrollando
otras nuevas.
RIESGOS DE LA UTILIZACIÓN DE ALIMENTOS GENÉTICAMENTE MANIPULADOS
Los hasta ahora identificados son:
Nuevas toxinas y alérgenos en los alimentos, lo que llevaría a un potencial riesgo de alergia.
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La diseminación de genes resistentes a los antibióticos que llevaría a una menor eficacia de ciertos
medicamentos.
El aumento del uso de productos químicos sobre las plantas con el consiguiente aumento de la contaminación
del agua y los alimentos.
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La aparición de hierbas resistentes a los herbicidas, genéticamente modificadas, que podrían invadir los
campos sustituyendo a las plantas tradicionales menos "competitivas".
La diseminación de enfermedades a través de las barreras entre especies.
La pérdida de la biodiversidad de los cultivos.
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La perturbación del equilibrio ecológico.
El traspaso a futuras generaciones de características inducidas artificialmente con imperfecciones inevitables.
Tales alteraciones son de naturaleza absolutamente impredecible.
ALTERACIONES IMPREDECIBLES PARA LA SALUD:
1) Proteínas extrañas causantes de procesos alérgicos. La inserción del gen puede ocurrir en medio de la
secuencia de ADN cambiando las propiedades de la proteína que se sintetice a partir de este ADN. La proteína
de síntesis es extraña para el organismo receptor y puede ocasionar reacciones alérgicas.
2) Producción de sustancias tóxicas. Suplementos alimentarios, como pueden ser los aminoácidos, son a
menudo producidos por procesos de fermentación, en los que una gran cantidad de bacterias son cultivadas en
recipientes, y el suplemento alimentario es extraído de la bacteria y purificado. Un aminoácido, el triptófano,
ha sido producido de esta manera durante muchos años. El triptófano tratado genéticamente produjo un tóxico
(EBT) y ocasionó 37 muertos y 5000 afectados en los EEUU, de los que 1500 sufrieron incapacidades. La
enfermedad causada por este producto tóxico fue llamada como Síndrome de Mialgia y Eosinofilia (EMS). El
único cambio producido fue el de reduplicar sus propios genes para una mayor producción de triptófano.
3) Vector o transportador: plásmidos, virus, bacterias. En la producción de alimentos tansgénicos se
utilizan virus, bacterias y plásmidos (trozos de ADN en forma de anillos, que aparecen con frecuencia en
las bacterias) por su gran capacidad de saltarse todas las barreras naturales existentes entre diferentes especies.
Son utilizados como vectores o portadores de genes.
4) Invasión celular. Cáncer. Como hemos dicho en el apartado anterior puede haber una invasión de las
células por los vectores, después de ingerir alimentos transgénicos. El vector (virus, plásmido) puede
insertarse en el genoma de las células, interrumpiendo o alterando las funciones de los genes y produciendo
cáncer.
5) Marcadores con genes resistentes a los antibióticos. Para ayudar a recuperar las células transformadas, es
necesario incorporar "genes marcadores" en los vectores utilizados para transferir genes, o dentro del ADN
introducido directamente en las células.
6) Toxicidad por el aumento predecible del uso de herbicidas debido al uso de plantas resistentes a ellos.
El glifosato o Roundup que es uno de los herbicidas más utilizados en la agricultura química puede dar como
resto en las plantas el formaldehido , neurotóxico (tóxico nervioso) y cancerígeno.
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7) Contaminación genética. Los elementos genéticos parásitos pueden saltar de una a otra célula, entrar o
salir del genoma (conjunto de genes). Una vez puestos macha ya no se pueden recoger y se autoreproducen y
expanden, siendo por ello peor aún que la contaminación química.
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Es muy difícil hacer pruebas para evaluar el peligro potencial de los productos alimenticios genéticamente
manipulados, por el tiempo y dificultad que implica el rastreo de toxinas que actúan por acumulación en el
cuerpo humano. Sin embargo esto no debería eximir de someter los productos a un proceso de control y
evaluación. De hecho, el reclamo de todos los grupos comprometidos con el tema es que simplemente se
indique en la etiqueta del producto que este es genéticamente manipulado. Sin embargo, esta tarea no es tan
fácil corno parece. Por ejemplo, la soja esta presente en el 60% de los alimentos elaborados, desde comidas
para bebes hasta bebidas gaseosas.
A pesar de sus aparentes ventajas muchas tecnologías provocan efectos colaterales e imprevistos desastrosos.
En el pasado, en Estados Unidos la utilización de maquinas de rayos X se extendió hasta las zapaterías para
asistir en probar calzado. Posteriormente se comprobó que la exposición crónica a los rayos X causa cáncer y
problemas de aplasia medular. Cuando se comenzaron a utilizar, no se sabía que los clorofluorocarbonos con
la ayuda de la luz ultravioleta reaccionan con el ozono reduciendo la capa del mismo.
En los años cuarenta el DDT era usado indiscriminadamente incluso sobre los niños como insecticida, así
como en alimentos, sin siquiera sospechar sus propiedades hormono−miméticas y que su acumulación en la
cadena alimentaria comprometería la salud de humanos y animales. Y finalmente, el drama de la Talidomida,
comercializada como anti−emético para mujeres embarazadas en los años cincuenta y de efectos desastrosos
en el desarrollo fetal, ejemplifica el peligro de la insuficiente investigación y comprobación a largo plazo de
elementos introducidos artificialmente en la vida humana. Finalmente debemos mencionar la contaminación
nuclear, el calentamiento global, y los efectos tóxicos de herbicidas y pesticidas.
¿LA SOLUCIÓN AL HAMBRE EN EL MUNDO?
Empresas como Novartis, Monsanto y Bayer han construido una campaña de lavado de imagen afirmando que
las variedades transgénicas son más productivas y pueden erradicar el hambre en el mundo. Las estrategias de
estas compañías para hacerse con el control total del mercado se ponen de manifiesto en el sistema de
contratos al que someten a los agricultores. Cuando un agricultor compra una bolsa de semillas de Monsanto,
preparadas para tolerar el herbicida de la misma casa, se compromete a no utilizar las semillas provenientes de
esa cosecha en la próxima temporada. De hecho, Monsanto, Zeneca y el Departamento de Agricultura han
registrado una tecnología para evitar que las semillas germinen de una cosecha a otra. Esta es la llamada
tecnología Terminator.
Esta tecnología perjudica a los campesinos más pobres, que dependen de su derecho ancestral a guardar
semillas para subsistir. Situación que se complica más ya que las multinacionales de la transgenia patentan
impunemente especies como el arroz basmati de la India. Para cumplir con la normativa actual sobre patentes,
sólo hay que aplicar a la semilla original alguna transformación genética. Esto es ya una creación y se somete
a la regulación de la propiedad intelectual. A partir de ese momento, las compañías las venden; incluso a los
mismos agricultores indios cuyo trabajo a lo largo de 4.000 años ha creado esa especie que ahora explotan
otros.
¿Quién protege a esos agricultores? Teóricamente, el Convenio de Biodiversidad −firmado por 170 países, en
los que no se incluye Estados Unidos− vela por la diversidad biológica del planeta, su uso sostenible y los
derechos de las comunidades para proteger esta diversidad. Estados Unidos contraatacó creando la
Organización mundial de Comercio (OMC). Esta organización, en principio, regula el sistema global de
comercio y en el apartado que regula el tema de las patentes, obliga a los países en desarrollo a proteger el
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derecho de las compañías transnacionales a obtener beneficios multimillonarios de productos y conocimientos
que, perteneciendo a la tradición propia de esos países, han sido registrados por otros países más listos.
La justificación de las multinacionales es que, sin patentes, las compañías no invertirían en ingeniería genética
porque no les sería rentable y porque sin esa ingeniería, no se puede alimentar al mundo. Olvidan que, según
la FAO, ya existen en el mundo suficientes alimentos para alimentar a la población mundial y que el problema
no es otro sino la mal distribución de esos alimentos. Los alimentos transgénicos sólo sirven para engrosar las
arcas de los fabricantes de herbicidas que, además, son los mismos que manipulan genéticamente las semillas.
Los alimentos transgénicos ya están aquí pero, ¿son seguros para la salud de las personas? Arpad Pusztai,
científico que trabajaba en el Rowett Institute de Aberdeen (Escocia) había sido relevado de su puesto cuando
hizo públicos los resultados de sus investigaciones sobre patatas transgénicas. Sus declaraciones fueron: "Nos
aseguran que los alimentos transgénicos son absolutamente seguros y que comerlos no nos puede causar daño
alguno. Pero si ahora me dieran la opción, no los comería". ¿Qué había ocurrido para que llegara a esta
conclusión? El Dr. Pusztai había alimentado a cinco ratones de laboratorio con patatas transgénicas durante un
período equivalente a 10 años de vida humana. El resultado fue que los ratones mostraron problemas de
crecimiento y un debilitamiento del sistema inmunitario. El público tardó un año en enterarse de este
experimento.
En septiembre del año 2000 Aventis, multinacional biotecnológica, retiró el maíz transgénico que contaminó
las tortillas de Kraft. La autoridad sanitaria estadounidense decidió no autorizar el maíz transgénico Starlink
para consumo humano ante la dificultad técnica que supone descartar que pueda producir reacciones alérgicas
en algunas personas. De hecho, la alergia es sólo uno de los efectos que se señalan como consecuencia del
consumo de estos productos. Se han señalado también posibles alteraciones nutritivas, inmunodepresión y la
disminución de defensas frente a agentes bacterianos, producción de estrógenos con alteraciones en el sistema
hormonal, etc.
A pesar de todo esto, la falta de información es absoluta. El etiquetado no es obligatorio, por lo que no
sabemos a ciencia cierta si los productos que consumimos son o no transgénicos. Los consumidores, que son
los que realmente tienen la última palabra, tardarán en convencer a los gobiernos y a las multinacionales,
dados los enormes intereses que hay en juego. Sólo nos queda consolarnos con los primeros pasos que se dan.
Es el caso de la cadena de supermercados Carrefour, que ha declarado que en sus centros no se venderán
productos transgénicos.
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INTRODUCCION
Los alimentos transgénicos son aquellos que su información genética ha sido alterada, e incluso, cambiada,
para conseguir bienes mucho más capaces y mejores.
Hay mucha ignorancia con respecto a este tema. Generalmente, no sabemos qué es lo que estamos comiendo,
de qué nos estamos alimentando, por eso es tan importante informarnos, y el documento que tiene en sus
manos le sacará todas las dudas con respecto a este tema.
Historia de los transgénicos
Aunque pueda parecer extraño, el hombre utiliza la biotecnología en el campo alimenticio desde hace miles de
años, aunque con técnicas primitivas. En la década del 50, los científicos James Watson y Francis Crack
descubrieron la estructura de la molécula de ADN. Partiendo de su importante descubrimiento, así como del
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hecho de que el ADN está formado por cuatro nucleótidos, Watson y Crick descubrieron que la molécula de
ADN está formada por dos filamentos que forman una doble hélice. Sin duda, estos dos hombres fueron muy
importantes para el desarrollo de lo que hoy conocemos como Biotecnología.
Se dice que en los próximos años, la ciencia genómica aplicada a los alimentos perseguirá más elementos que
beneficien a la salud o que redunden en la calidad nutricional. Estamos viviendo una evolución lógica, acorde
con las demandas del mercado: las compañías productoras contemplan el interés por sacar productos que
tengan una demanda amplia y, en el caso de los alimentos transgénicos, todo lo que sean resistencias a
insectos o tolerancia a herbicidas interesa al agricultor; Además, desde el punto de vista científico, es más
fácil producir una resistencia que una característica nutricional determinada, que requiere varios elementos
genéticos.
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CONCLUSIONES
• Las aplicaciones de la Biotecnología han hecho posibles los descubrimientos de Pasteur y las leyes de
herencia genética de Mendel. El primer medicamento producido mediante ingeniería genética se
comercializó en 1982, y la primera patente sobre un animal transgénico, un ratón, se registró en 1988. Está
claro que, tanto hablando de alimentos transgénicos como de ingeniería genética en general, todavía nos
queda mucho por ver, ya que son ciencias que evolucionan día a día.
• Respecto a la alimentación, se han conseguido muchas cosas útiles en poco tiempo. Un ejemplo muy
habitual son los tomates. Pueden ser resistentes a numerosas plagas, con menos agua en su interior (lo cual
quiere decir que se conservarán en buen estado durante más tiempo), gigantes, diminutos, especialmente
sabrosos, con un aspecto asombrosamente saludable.
• Algunas ventajas:
−Podremos consumir alimentos con más vitaminas, minerales y
proteínas, y menores contenidos en grasas.
−Producción de ácidos grasos específicos para uso alimenticio o
industrial.
−Cultivos más resistentes a los ataques de virus, hongos o insectos
sin la necesidad de emplear productos químicos, lo que supone
un ahorro económico y menor daño al medio ambiente.
−Cultivos resistentes a los herbicidas, de forma que se pueden
mantener los rendimientos reduciendo el número y la cantidad
de productos empleados y usando aquellos con características
ambientales más deseables.
• Algunas desventajas:
−Existe riesgo de que se produzca hibridación.
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−Siempre puede haber un rechazo frente al gen extraño.
−Puede que los genes no desarrollen el carácter de la forma
esperada.
−Siempre van a llegar productos transgénicos sin etiquetar a los mercados.
• Existen diversas controversias frente al problema de los alimentos transgénicos. Es verdad que puede ser
una solución al problema de la hambruna mundial, pero también hay que tener en cuenta los diversos
problemas a la salud que producen. Tomemos conciencia del grave problema.
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Mazorcas de maíz: primitivo y transgénico.
A la izquierda se plantó trigo sin manipulación genética y a la dereca se hizo lo propio con una especie
mejorada genéticamente con resistencia a las plagas. Fuente: Whitehead (1999)
Tomate con un embrión en su interior difundido a través de Internet por la ORG. Greenpeace. Con esta
imagen muestran su desacuerdo con la Biotecnología.
Imagen que muestra lo antinatural que resulta ver una planta en conserva; ha sido distribuída por grupos
ecologistas.
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