LA HISPANIA ROMANA (218 a

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LA HISPANIA ROMANA (218 a.C.-415 d.C.)
FASES DE LA CONQUISTA ROMANA
1ª Etapa: inicio de la conquista y de la división administrativa (218 a.C.-197 a.C.)
La fecha en la que se inicia la
conquista romana de Hispania es el
año 218 a.C., fecha en la que el
ejército de Publio Cornelio Escipión “el
Africano” desembarca en Ampurias con
el objetivo de cortar la línea de
suministros y refuerzos que pudiesen
llegar a Aníbal en su ataque a la
península itálica. En el 209 a.C.
Escipión toma Cartago Nova y en el
206 a.C. Gades, lo que supondrá el fin
efectivo del dominio cartaginés de la
península ibérica.
En el 197 a.C. los romanos
deciden dividir administrativamente
Hispania en dos provincias: Hispania
Citerior (al norte de Cartago Nova) e
Hispania Ulterior (al sur de Cartago Nova) Durante estos primeros años de conquista los
romanos asientan su dominio sobre gran parte del territorio de la actual Cataluña y Andalucía
y la mayoría de la costa levantina.
2ª Etapa: control total sobre el levante y el valle del Ebro (197 a.C.-154 a.C.)
Durante esta segunda etapa se inicia el proceso de romanización de las poblaciones
indígenas. A las poblaciones indígenas que no se oponen a este proceso se les permite ser
reclutados en el ejército romano y se les respetan sus territorios a cambio de un tributo anual
y de no levantar nuevas poblaciones ni fortificar las ya existentes sin el permiso de Roma.
Otras poblaciones celtíberas, como los arévacos, vacceos o lusitanos se oponen a la
asimilación.
3ª Etapa: guerras celtibérico-lusitanas (154 a.C.-133 a.C.)
La guerra contra los lusitanos se produjo a causa del
deseo de éstos de crear nuevas poblaciones más al sur de
sur territorios tradicionales, lo que chocaba con los intereses
de los grandes terratenientes romanos. En la guerra contra
los lusitanos destacó una figura mítica por parte del pueblo
lusitano, la del pastor Viriato, quien sólo pudo ser vencido
por la traición de uno de sus colaboradores.
Guerra de Numancia (143 a.C.-133 a.C.): la ciudad
celtíbera de Numancia, con 8.000 bravos soldados consiguió
a través de una guerra de guerrillas que diferentes ejércitos
romanos, compuestos por más de 32.000 soldados, debiesen
firmar una paz deshonrosa para los intereses romanos en
135 a.C.; en ese mismo año es elegido cónsul Publio
Cornelio Escipión “Emiliano”, quien al frente de un inmenso
ejército de más de 60.000 soldados consigue imponer una
nueva táctica para vencer a Numancia a través del bloqueo
económico arrasando los alrededores y creando varias murallas que encerraban la ciudad en sí
misma. Los numantinos resistieron hasta el límite y más allá hasta su rendición en el 133 a.C.
(cuentan los relatos que comieron la carne de los muertos y que decenas de personas
prefirieron el suicidio a entregarse)
4ª Etapa: conquista definitiva tras las guerras cántabras (29 a.C.-19 a.C.)
Tras la
conquista de
Numancia la principal
preocupación de los
romanos en Hispania
era la búsqueda de
metales y productos
agrícolas con los que
abastecer a Roma, y
el reparto de tierras y
esclavos entre los
veteranos de los
ejércitos romanos.
Durante más de ocho
décadas los
diferentes pueblos
celtíberos habían
sufrido en mayor o
menor medida un
proceso de
romanización que
hacía que la situación
de Roma en Hispania
pareciera bajo
control.
Pero un pueblo continuaba sin ser dominado por
Roma, eran los astur-cántabros, quienes desde el 50 a.C.
eran de facto un pueblo independiente de la influencia de
Roma (el único en toda Hispania) Desde el año 29 a.C.
hasta el 19 a.C. se sucedió una guerra costosísima para
Roma en la que participó en persona el propio Emperador
Augusto. Tras la victoria definitiva de Roma se sucedió un
período de más de dos siglos de paz.
Por Romanización se entiende el proceso de imposición y/o adaptación por parte de
los pueblos hispánicos de las estructuras económicas, sociales, políticas y culturales del
Imperio romano. Este proceso de romanización fue rápido y profundo en las zonas costeras
mediterráneas (donde desde el neolítico habían confluido diferentes culturas exteriores),
menos profundo y más lento en la Meseta y escaso e incluso nulo en algunas zonas del norte
cantábrico.
En primer lugar implica una vinculación económica con Roma que debe sustentarse a
través de una amplia red de calzadas y puertos que permitan el correcto comercio. Los
arquitectos e ingenieros romanos crearon en Hispania una tupida red de infraestructuras,
entre la que destaca una inmensa red de calzadas (mas de 10.200 kilómetros de vías), siendo
las principales de ellas Vía Augusta –seguía la costa mediterránea uniendo Emporion y Cartago
Nova-, la Ruta de Roncesvalles –seguía la cornisa cantábrica- y la Vía de la Plata de Astúrica a
Emérita Augusta.
Las provincias romanas proporcionaron al Imperio vino, aceite, trigo, cebada o
esclavos procedentes de las poblaciones que se resistían; a cambio, los romanos introdujeron
en Hispania nuevas técnicas agrícolas (el regadío en levante), la generalización del uso de
abonos y un arado más moderno.
También mejoraron los equipamientos de las
ciudades, impulsando servicios públicos como acueductos
para la traída de aguas (como el de Segovia, Mérida o
Tarragona), termas, alcantarillados, teatros y anfiteatros
(como el de Mérida o Sagunto), circos o templos.
Crearon nuevas ciudades en puntos estratégicos
desde los cuáles dominar valles o regiones estratégicas como
es el caso de la fundación de Caesaraugusta (Zaragoza) o
Emérita Augusta (Mérida), o refundaron antiguas ciudades
indígenas como Tarraco (Tarragona) o Hispalis (Sevilla)
Otro hecho destacable fue la unificación monetaria con la
introducción del denario de plata, moneda de 4´55 gramos de plata
referente y patrón monetario en todo el Mediterráneo. Su
introducción conllevó la desaparición de las antiguas monedas
cartaginesas, griegas o iberas.
En la época de Julio Cesar, la relación oro-plata era de 1-20
(para comprar un kilo de oro eran necesarios 20 de plata) La
explotación de las minas de oro de Asturias representó un enorme
hallazgo para los romanos tras la conquista definitiva de la península
ibérica. Otro enorme hallazgo fue la mina de Sisapo (Almadén),
donde los romanos obtuvieron la mayoría del mercurio de todo el
Imperio, mercurio utilizado en la extracción de oro y plata y en la fabricación de espejos.
Otro elemento vital en el proceso de romanización es la asimilación de la lengua
romana, el latín, por parte de las poblaciones celtíberas. Séneca y Marcial son dos destacados
escritores nacidos en Hispania. También nacieron en Hispania los emperadores Trajano y
Adriano.
Tras la caída del Imperio romano de Occidente en el 476, se constituyeron a lo largo
de todo Occidente diferentes reinos de origen germánico.
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