Feudalismo - Colegio Anglo Aleman

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Feudalismo
Historia Universal Civilización de Occidente Tomo I de Jackson Spielvogel
Antecedente.
Las invasiones renovadas y la desintegración del Imperio Carolingio llevaron al
surgimiento de un nuevo tipo de relación entre los individuos libres. Cuando los
gobiernos cesaron de ser capaces de defender a sus subditos, se volvió importante
encontrar algún señor poderoso que pudiera ofrecer protección a cambio de servicio.
El contrato celebrado bajo juramento entre un señor y su subordinado es la base de una
forma de organización social a la que generaciones posteriores de historiadores
llamaron feudalismo. Pero el feudalismo nunca fue un sistema y muchos historiadores
de hoy prefieren evitar utilizar el término.
Vasallaje.
La práctica del vasallaje se derivó de la sociedad germánica, en la cual los guerreros
prestaban juramento con un voto de lealtad a su líder. Peleaban por su jefe y él a cambio
se encargaba de sus necesidades.
Hacia el siglo VIII, un individuo que servía a un señor mediante una capacidad
militar, era conocido como un vasallo, con el fracaso de los gobiernos, los nobles
poderosos tomaron el control de vastas extensiones de tierra. Necesitaban hombres para
pelear por ellos, así que en la práctica surgió de dar concesiones de tierra a los
vasallos, quienes en retribución lucharían por su señor.
Por consiguiente, los señores que querían hombres para pelear por ellos tenían que
conceder a cada vasallo un pedazo de tierra que le proporcionara sostén al vasallo y a su
familia. A cambio de la tierra, el vasallo proveía a su señor con un trabajo muy
importante que consistía en sus habilidades para pelear. Cada uno necesitaba del otro.
En la sociedad de la Alta Edad Media, donde existía poco comercio y la riqueza se
basaba primordialmente en la posesión de la tierra, ésta se volvía en el regalo más
importante que un señor pudiese conceder a un vasallo en retribución de sus
servicios militares. La relación entre un señor y un vasallo se hacía oficialmente
mediante una ceremonia pública. Para convertirse en vasallo, un hombre realizaba un
acto de homenaje a su señor, como se describe en el pasaje de un tratado medieval de
ley: El hombre deberá poner sus manos juntas como signo de humildad y colocarlas
entre las dos manos de su señor como un símbolo de que le promete fidelidad en todo; y
el señor deberá recibirlo y prometer que cumplirá su palabra. Entonces el hombre
deberá decir: "Señor, yo te rindo homenaje y te entrego mi fe y me convierto en tu
hombre de boca y manos (es decir, haciendo juramento y poniendo sus manos entre las
del señor) y juro y prometo serte fiel y leal en contra de los demás y preservar tus
derechos con todas mis fuerzas) Como en la anterior agrupación germánica, la lealtad
a su señor era la virtud principal.
Feudalismo.
La tierra o algún otro tipo de ingreso otorgado a un vasallo a cambio de sus
servicios militares llegaron a conocerse como feudo. Con el tiempo, muchos vasallos
que tenían tales concesiones de tierra llegaron a ejercitar derechos de jurisdicción de
autoridad política y legal dentro de sus feudos.
El feudalismo también se volvió cada vez más complicado conforme se desarrolló el
sistema de feudos. Los vasallos del rey, que eran grandes señores, podían tener a su
vez vasallos, los cuales les ofrecían servicios militares a cambio de una cesión de
tierra de sus Estados. Igualmente esos vasallos, podían asimismo tener vasallos,
quienes en tal nivel serían simples caballeros con apenas suficiente tierra para proveer
sus equipos. La relación señor vasallo, por lo tanto, comprometía tanto a los grandes
como a los pequeños terratenientes. Los historiadores solían hablar de una jerarquía
en cuya cima estaba el rey, los grandes señores en el siguiente nivel, los señores
menos importantes en el siguiente y los simples caballeros al final; sin embargo,
esto era sólo un modelo y rara vez reflejaba la realidad.
La relación señor-vasallo en todos los niveles siempre constituyó una relación
honorable entre los hombres libres y no implicaba ningún aspecto de servidumbre. Dado
que los reyes ya no podían proveer seguridad en medio del colapso creado por las
invasiones del siglo IX, el sistema de subfeudalismo se propagó en mayor medida. Con
sus derechos de jurisdicción, los feudos dieron a los señores posesión virtual de
derechos de gobierno. La nueva práctica del señorío fue básicamente un producto del
mundo carolingio, pero también se extendió a Inglaterra, Alemania y Europa Central y,
en cierta forma, a Italia.
Los feudos llegaron a caracterizarse por medio de un grupo de prácticas realizadas en el
curso del siglo X, aunque se volvieron más prominentes después del año 1000. Estas
prácticas incluían una serie de obligaciones mutuas del señor hacia el vasallo y del
vasallo hacia el señor, pero es crucial recordar que tales obligaciones variaban
considerablemente de lugar a lugar y aun de feudo a feudo. Como siempre sucede, la
práctica difiere de la teoría. Debido a que el objetivo principal del feudo era proveer
ayuda militar, no sorprende saber que la obligación más importante de un vasallo para
con su señor era realizar servicios militares. Además de su servicio personal, un gran
señor también era responsable de proveer un grupo de caballeros para el ejército del rey.
Por otra parte, los vasallos tenían que dar servicio a la corte; esto significaba que un
vasallo estaba obligado a acudir a la corte de su señor cuando se le requería, ya fuera
para dar su consejo al señor o para participar en un juicio en un caso legal, ya que los
vasallos importantes de un señor eran pares (nobles) y sólo podían juzgarse entre ellos.
Muchos vasallos también estaban obligados a proporcionar hospitalidad a su señor
cuando se quedaban en el castillo de un vasallo. Esta obligación era especialmente
importante para los reyes medievales porque tendían a ser itinerantes.
Finalmente, los vasallos eran responsables de brindar ayuda, o pagos financieros al
señor en muchas ocasiones, entre ellas el armar caballero al hijo mayor del señor, el
matrimonio de su hija mayor y el rescate del señor si éste era mantenido prisionero En
retribución, un señor tenía 1a responsabilidades con sus vasallos. Su obligación
principal era proteger a su vasallo, ya fuese defendiéndolo militarmente o tomando su
lugar en una corte legal, si era necesario. El señor también era responsable de la
manutención del vasallo, usualmente mediante la concesión de un feudo. Conforme
evolucionaba este sistema de obligaciones mutuas entre el señor y el vasallo, ciertas
prácticas se tornaron comunes. Si un señor actuaba de manera impropia hacia su
vasallo, el vínculo entre ellos podía ser disuelto. De la misma forma, si un vasallo
dejaba de cumplir su voto de lealtad, se arriesgaba a perder su feudo. A la muerte de un
vasallo, su feudo en teoría regresaba a su señor, ya que había sido concedido al vasallo
para su uso.
El sistema Feudal.
La clase terrateniente de nobles y caballeros, incluía una élite militar cuya habilidad
para actuar como guerreros dependía del tiempo libre que tuvieran para practicar las
artes de la guerra. Las tierras trabajadas por una clase campesina dependiente proveían
el sustento económico que hacía que este sistema de vida fuera posible. Un señorío era
simplemente un Estado agricultor operado por un señor y trabajado por
campesinos.
Los señores proporcionaban protección; los campesinos renunciaban a su libertad, se
volvían dependientes de la tierra del señor y le proporcionaban mano de obra. Aunque
El feudalismo se originó a partir de las circunstancias no establecidas de la Alta
Edad Media, cuando los pequeños agricultores a menudo necesitaban protección o
comida en tiempos de malas cosechas. Los campesinos libres entregaban su
libertad a los señores de grandes propiedades a cambio de protección y uso de las
tierras del señor, aunque continuó existiendo una gran cantidad de campesinos libres,
muchos de ellos llegaron estar atados a la tierra como siervos. A diferencia de los
esclavos, los siervos no podían ser comprados ni vendidos, pero estaban
subordinados a sus señores de diversas formas. A los siervos se les requería para
proporcionar servicios de mano de obra, pagar rentas y estar sujetos a la
jurisdicción del señor. Hacia el siglo IX, probablemente 60% de la población de la
Europa Occidental estaba constituida por siervos.
La mano de obra de un siervo consistía en trabajar la tierra del señor, es decir, la
tierra que era propiedad del señor, que podía consistir en un tercio o la mitad de
las tierras cultivadas esparcidas a través del feudo (el resto podría haber sido
asignado a los siervos para su manutención), así como construir graneros y cavar
zanjas. Aunque los requerimientos de mano de obra variaban de señorío a señorío y de
persona a persona, una obligación de trabajo usual era de tres días a la semana.
Los siervos pagaban renta dando a su señor una parte de la producción que
cultivaban. También le pagaban por el uso de las tierras de pastoreo, arroyos,
estanques y los bosques de los alrededores del señorío. Por ejemplo, si los
arrendatarios pescaban en el estanque o el río de un señorío, retribuían una parte de lo
pescado a su señor. Si una vaca pastaba en el pastizal comunal, un siervo pagaba una
renta con queso producido con la leche de la vaca. Los siervos también estaban
obligados a pagar un diezmo décima parte de su producto) a la iglesia local de su
ciudad. Los señores también poseían diversos derechos legales sobre sus siervos. Los
siervos estaban legalmente ligados a la tierra del señor; no podían irse sin su permiso;
aunque eran libres para casarse; los siervos no podían casarse con nadie fuera de su
señorío sin aprobación del señor. Además los señores algunas veces ejecutaban
derechos públicos o autoridad política sobre sus tierras. Esto otorgaba al señor el
derecho de juzgar a los siervos en su propia corte aunque fuera sólo por crímenes
menores ("justicia menor’), de hecho, la corte del feudo del señor impartía la única ley
que la mayoría de los siervos conocía. Finalmente, la autoridad política del señor le
permitía establecer monopolios sobre ciertos servicios que redituaban entradas
adicionales. Los siervos podían ser obligados a llevar su grano al molino del señor y
pagar una cuota por la molienda y conversión en harina. De esta manera, los derechos
que un señor poseía en su feudo le daban virtualmente un control tanto sobre las vidas
como sobre la propiedad de sus siervos.
La administración de los señoríos variaba considerablemente si el señor de un señorío
era un simple caballero, probablemente viviría en el Estado señorial y lo supervisaría
personalmente. Los grandes señores poseían muchos señoríos y confiaban en un
administrador o baile para manejar cada uno de ellos. Nótese que los señoríos estaban
controlados no sólo por señores laicos, sino También por monasterios e iglesias
catedralicias. Los monasterios tendían a ser mucho más conscientes respecto a la
conservación de registros precisos de sus Estados señoriales que los señores laicos, y
sus estudios proporcionaban algunas de las mejores fuentes de información sobre la
vida medieval de la ciudad. La relación entre señoríos y ciudades era muy variable. Una
sola ciudad podía constituir un señorío, o un gran señorío podía abarcar varias ciudades.
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