La Venta de Tierras Ejidales y el Futuro de la Ciudad Las tierras nacionales fueron dotadas a las comunidades rurales para el asentamiento de los núcleos de población y para promover su desarrollo productivo, pero la dotación, la administración, el uso y el destino de tierras ejidales se dio bajo reglas muy claras que quedaron garantizadas en la Constitución, en Legislación Agraria, en el Reglamento Interno de los Ejidos y conforme crece la Ciudad en la Legislación Ambiental, en la legislación de Asentamientos Humanos, entre otras. La Ciudad está creciendo rápidamente y devorando con avidez terrenos ejidales, la incorporación desordenada de tierras ejidales en la Ciudad no solo tiene graves impactos ambientales y urbanos, también tiene consecuencias sociales que no están siendo consideradas por nuestras autoridades y que en breve ocasionara problemas que no se habían previsto. Los ejidos funcionan dentro de un marco regulatorio claro donde las autoridades agrarias deben vigilar dentro de sus respectivas competencias el buen funcionamiento del ejido y la toma de decisiones para garantizar el beneficio y el desarrollo sostenido de las comunidades rurales. Las tierras ejidales están clasificadas según su destino, en tierras para asentamientos humanos, tierras de uso común y tierras parceladas. En la asamblea se decide el destino de tierras ejidales que no estén formalmente parceladas y que se podrán destinar mediante resolución de asamblea para asentamiento humano, para uso común o parcelarlas a favor de ejidatarios. El Registro Agrario Nacional emite las normas técnicas que deberá seguir la Asamblea para destinar las tierras del ejido. Una vez que la Asamblea determina y delimita los usos y destinos de las tierras ejidales, el RAN certificara el nuevo plano interno y expedirá los certificados correspondientes. Porque si el gobierno está siendo testigo de la compra indiscriminada de terrenos ejidales no prevé la creación de reservas territoriales para los ejidatarios o para la Ciudad? Las tierras ejidales catalogadas para asentamientos humanos dotan a la población rural de tierras para el desarrollo de la comunidad, son inembargables, inalienables e imprescriptibles, por lo que cualquier acto que pretenda enajenarlas, prescribirlas o embargarlas será nulo de pleno derecho. Lamentablemente los ejidatarios no están previendo tierras de reserva para que sus núcleos poblacionales crezcan a corto, mediano y largo plazos, cuando el ejido vende sus reservas territoriales, las siguientes generaciones de ejidatarios, no tienen terrenos hacia donde crecer, ocasionando la subdivisión de los predios existentes y el hacinamiento de las familias, creando grandes presiones sociales para que el gobierno les done tierras o los incorpore a programas de vivienda. Las autoridades deberían planear el crecimiento de los ejidos y hacer las reservas territoriales necesarias. Las tierras parceladas están repartidas entre los ejidatarios y cada uno tiene derecho de uso y usufructo sobre sus parcelas sin que la asamblea o el comisariado ejidal puedan decidir sobre ellas. Las tierras de uso común se destinan para el desarrollo productivo del ejido y para proveer de sustento económico a la comunidad ejidal. El destino de las tierras que no estén formalmente parceladas puede modificarse en asamblea siempre y cuando no se contravenga la Legislación Agraria, ya que el artículo 59 de esta legislación establece claramente que Sera Nula de Pleno Derecho la Asignación de Parcelas en Bosques o Selvas Tropicales. Por lo que toda asamblea realizada para parcelar tierras de uso común en zonas de conservación ecológica que contengan Bosques o Selvas Tropicales serán nulas si caen bajo este supuesto. Esto hace imprescindible que para la realización de asambleas de parcelamiento en tierras ejidales se requiera un dictamen emitido por Semarnat para determinar si las tierras que se pretenden parcelar contienen bosques o selvas tropicales. Si el parcelamiento no se pretende realizar en selvas o bosques procede mediante asamblea, como la propiedad de las tierras de uso común es imprescriptible, inembargable e inalienable salvo los casos previstos en la legislación donde se manifieste la utilidad para el núcleo de población ejidal, la Procuraduría Agraria deberá analizar y pronunciarse sobre la certeza de la realización de la inversión proyectada, el aprovechamiento racional y sostenido de los recursos naturales, la equidad en los términos y condiciones del proyecto. Esta opinión deberá ser emitida a los órganos ejidales para ser considerada en asamblea y se adopte la resolución correspondiente. Para emitir opinión se requiere un análisis del costo beneficio que un proyecto traerá a la comunidad, análisis que rara vez se realiza, por lo que proponemos que la Procuraduría Agraria se asesore creando convenios de colaboración con otras dependencias de gobierno para emitir opiniones informadas y asesorar correctamente a los ejidatarios. Estas previsiones tienen por objeto por un lado aprovechar sustentable de los recursos naturales y por otro garantizar el beneficio equitativo de las comunidades ejidales. Para que los ejidatarios puedan vender las tierras de uso común primero deben parcelarlas y después enajenarlas. La primera enajenación a personas ajenas al núcleo de población ejidal según la legislación agraria es libre de impuestos o derechos federales para el enajenante. Lo que significa que el inversionista puede adquirir miles de metros de terrenos ejidales sin pagar impuestos. El diferencial entre el paupérrimo precio al que compran los terrenos a los ejidatarios y el precio de venta como terrenos privados para desarrollos habitacionales, comerciales o de servicios, no está equitativamente distribuido entre los ejidatarios y los inversionistas, en estas operaciones donde el diferencial favorece únicamente al inversionista es responsabilidad de la Procuraduría Agraria realizar las acciones, los estudios y las propuestas necesarias para que el ejidatario se beneficie equitativamente de las operaciones de compraventa o de los proyectos que de ellas emanen. Y para ello requiere de la colaboración de otras instancias de gobierno. La Procuraduría Agraria debe defender los derechos de los ejidatarios, prevenir y denunciar ante las autoridades competentes la violación a la legislación agraria, y vigilar los intereses de los ejidatarios. Si la venta de terrenos ejidales esta expulsando a los ejidatarios de sus tierras, ocasionando que vendan su ganado y se deshagan de sus medios de subsistencia, ¿qué programa de gobierno los preparara para incorporarse a la vida urbana o para emigrar? ¿Cual puede ser su destino? Los terrenos ejidales de todo Querétaro están en venta, miles de ejidatarios están recibiendo o recibirán un monto paupérrimo por sus tierras, dilapidando su patrimonio natural y el de sus hijos, cuando se gasten el poco dinero que les dan por sus tierras, ¿de qué y en donde podrán vivir ?, ¿cómo se incorporaran a la vida urbana si no cuentan con las herramientas necesarias para trabajar en la Ciudad? Nuestros ejidatarios no están preparados para realizar una transición amable hacia la vida urbana ni para incorporarse a los procesos productivos, sin la intervención del gobierno en estas operaciones de compraventa, muchas familias rurales se verán obligadas a emigrar del campo , la falta de previsión gubernamental las está condenando a vivir en la miseria con las presiones económicas, urbanas y ambientales que ello representa para la Ciudad y su gobierno. La compra indiscriminada y voraz de terrenos ejidales esta creando una bomba de tiempo... América Vizcaíno y Emilia Pizarro Queretaro.