Justicia para Catalunya

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Justicia para Catalunya
CJC de Valladolid :: 22/01/2005
JUSTICIA PARA CATALUNYA La decisión de devolver a Catalunya los documentos que fueron
robados por los fascistas al pueblo catalán durante la Guerra Civil esta causando mucho revuelo. Un
revuelo que no parece muy justificable puesto que analizando la situación con un mínimo de
coherencia se verá que no se trata del capricho infantil de unos pocos, si no de una cuestión de
justicia y de dignidad. Nadie en su sano juicio puede cuestionar que se devuelvan a su legítimo
dueño unos bienes que fueron robados por la fuerza de las armas. Sin embargo parece ser que esto,
que sería tan evidente y claro en otros casos, se convierte en una quimera cuando se choca de pleno
con los intereses de aquellos empeñados en anteponer su versión de historia y de la "verdad’ a los
demás. De lo que se trata aquí, es de presentar ante la ciudadanía que la devolución de los
documentos a Catalunya es una victoria del "nacionalismo" catalán frente a España (es decir, al
nacionalismo español) para desviar la atención de la cuestión verdadera: el resarcimiento de un
crimen cometido contra el pueblo catalán durante la guerra civil española. Porque no se puede
olvidar nunca el genocidio que el ejército fascista cometió contra este pueblo y la represión política,
cultural y de todo tipo que sufrió durante más de 40 años. Esa es la raíz de la cuestión: la devolución
de la memoria, el reconocimiento de los crímenes del fascismo y el resarcimiento a sus víctimas.
Algo que aquí no se ha hecho nunca y parece que algunos no quieren que se haga jamás. En el fondo
existe miedo a que se hable del pasado reciente y se empiece a remover una parte de la historia que
se ha estado negando sistemáticamente. Los vencedores de la Guerra Civil escribieron una historia
incompleta y falseada que ahora hay que desenmascarar. Por eso todas aquellas medidas que sirvan
para poner las cosas en su sitio y ensalzar la verdad de lo que realmente ocurrió se van a topar con
los descendientes (físicos e ideológicos) de los fascistas que impusieron el terror durante más de
cuarenta años y que aún hoy defienden esas ideas. Por ello el archivo de Salamanca debe servir
como ejemplo de la lucha por la recuperación de esa memoria y por eso es solo el punto de partida
de un proceso que tiene que ir más allá (reconocimiento de los crímenes del Franquismo, retirada de
la simbología fascista de nuestras calles y edificios, compensación económica y social a las víctimas,
etc., etc.). Se intenta evitar la verdadera cuestión de fondo apelando a los instintos más básicos de
los ciudadanos (como ha hecho el alcalde se Salamanca diciendo que se trataba de un ataque contra
la España que él defiende). También se apela a cuestiones "técnicas" poniéndolas como una excusa
bastante ridícula si tenemos en cuenta de que lo que estamos hablando es un tema muy serio. Estos
documentos pertenecían al pueblo catalán que defendió la legalidad democrática contra el bando
fascista. ¿Como se puede hablar de "cuestiones técnicas" sobre la memoria de los cientos de miles
de muertos que dieron su vida por defender la democracia? Cabría reflexionar por qué esa enconada
defensa de determinadas cuestiones que se nos han presentado como verdades inalterables por
encima de cualquier otra cosa. Y sobre todo, por qué ese miedo cerval que se tiene a que crímenes
que en el pasado quedaron impunes se revivan ahora. ¿Será que en el fondo lo que hay es terror a
que todas las víctimas del fascismo recuerden que tiene la razón y todo el derecho moral y el deber a
reclamar lo que les pertenece? ¿No será que existe pánico a que las voces calladas durante décadas
se levanten ahora para reclamar lo que les pertenece? En definitiva hay un gran temor a que se
reavive el pasado, a que se cuestionen conceptos que se impusieron por la vía de las armas y no por
la vía democrática. Por eso una cuestión tan simple como la devolución de unos documentos se ha
convertido en algo tan importante, porque puede ser el inicio de la recuperación de la memoria que
se robó a los ciudadanos de este estado y que se quiere enterrar a toda costa. Podríamos entrar a
debatir si esta Generalitat catalana es heredera legítima de aquella que fue abolida por los fascistas.
Probablemente la respuesta es que no y que defiende unos intereses muy diferentes que en la época
de la II Republica pero eso no puede esconder que el pueblo catalán tiene todo el derecho del mundo
de exigir que dichos documentos le sean devueltos. Y no solo el pueblo catalán si no otros que fueron
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también invadidos, robados y masacrados. La devolución del patrimonio expoliado por los fascistas
durante la Guerra Civil es una cuestión de dignidad. Ninguna justificación (y menos aquellas de
carácter "técnico" que se esgrimen cínicamente) puede anteponerse a la justicia. Tampoco se puede
ignorar el origen del problema, como si el hecho de que esos documentos fueran robados no fuera
más que una anécdota. No, no se trata de un detalle sin importancia. Al pueblo catalán le pertenecen
esos documentos porque forman parte de su patrimonio y deberían haberle sido devueltos hace
mucho tiempo.
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