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Proyecto de ley antiterrorista saudí impide las manifestaciones pacíficas
Un proyecto de ley antiterrorista saudí al que Amnistía Internacional ha tenido acceso
permitirá a las autoridades perseguir judicialmente la disidencia pacífica como si se tratara
de un delito de terrorismo.
La organización ha tenido acceso al texto de la Ley Penal de Delitos de Terrorismo y
Financiación del Terrorismo, que permite también prorrogar la detención sin cargos ni
juicio. Cuestionar la integridad del rey o el príncipe heredero se penará con 10 años de
prisión como mínimo.
La filtración de este proyecto de ley se produce en un momento en que las constantes
manifestaciones pacíficas de todo Oriente Medio y el Norte de África están recibiendo por
respuesta la represión de los gobiernos.
“Este proyecto de ley plantea una seria amenaza a la libertad de expresión en Arabia
Saudí con la excusa de la prevención del terrorismo”, ha manifestado Philip Luther,
director adjunto del Programa de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de
África.
“Si se aprueba, preparará el terreno para que se califiquen de terrorismo incluso los actos
más insignificantes de disidencia pacífica y se cometan violaciones de derechos humanos
en gran escala.”
Un comité de seguridad del gobierno saudí revisó el proyecto en junio, pero no se sabe si
va a ser aprobado ni cuándo.
“Delitos de terrorismo”
La definición de “delitos de terrorismo” del proyecto de ley es tan amplia que se presta a
ser interpretada de modo muy general y a ser aplicada indebidamente, por lo que en la
práctica se tratará como delito la disidencia legítima.
Según el proyecto de ley, entre los delitos de terrorismo figurarán actos como “poner en
peligro […] la unidad nacional”, “no seguir la ley básica o alguno de sus artículos” o
“perjudicar la reputación del Estado o su posición”.
Las infracciones de la ley comportarán severas penas. Se aplicará la pena capital por
levantarse en armas contra el Estado o por cualquier “delito de terrorismo” causante de
muerte.
Otras disposiciones clave del proyecto de ley son contrarias a las obligaciones jurídicas
internacionales de Arabia Saudí, incluidas las que ha contraído en virtud de la Convención
de la ONU contra la Tortura.
Derechos de los detenidos
El proyecto de ley permite mantener a las personas detenidas en régimen de
incomunicación por periodos de hasta 120 días o más largos –en potencia
indefinidamente– si lo autoriza un tribunal especial.
La detención en régimen de incomunicación facilita la tortura y otros malos tratos, y
cuando es prolongada puede constituir en sí misma tortura.
Lógicamente, a las personas detenidas en régimen de incomunicación se les niega
también el acceso a un abogado durante su investigación.
El proyecto de ley permite la detención arbitraria: niega a la persona detenida el derecho a
ser llevada con prontitud ante un juez y a ser puesta en libertad o juzgada en un tiempo
razonable. Concede al tribunal especializado atribuciones para mantener a la persona
detenida sin cargos ni juicio por periodos de hasta un año y prorrogar tal detención
indefinidamente. Tampoco ofrece a los detenidos medios de impugnar la legalidad de su
detención ante un tribunal.
El proyecto de ley no contiene tampoco una prohibición clara de la tortura y otros malos
tratos.
Concede al ministro del Interior amplios poderes para “tomar las medidas necesarias para
proteger la seguridad interna de toda amenaza terrorista”. No prevé la autorización ni la
supervisión judicial de tales medidas.
“En un momento en que en todo Oriente Medio y el Norte de África la gente está
ejerciendo su derecho legítimo a expresar su disidencia y pedir cambios, las autoridades
saudíes intentan privar de este derecho a sus ciudadanos”, ha señalado Philip Luther.
“El rey Abdulá debe reconsiderar esta ley y garantizar que no se restringe en nombre de la
lucha contra el terrorismo el derecho legítimo de su pueblo a la libertad de expresión.”
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