TRABAJO PSICODRAMA: EL MIEDO

TRABAJO PSICODRAMA: EL MIEDO.
“ENEMIGO MÍO”
“El superyó es tanto el enemigo del hombre como su amigo. No es
exagerado decir que la vida psíquica del hombre está compuesta,
esencialmente, por tenaces esfuerzos, ya sea para escapar al dominio del
superyó, ya sea para soportar dicho dominio”
E. Jones
Hoy me gustaría hablar de un viejo “amigo mío”. Suele aparecer
constantemente, muchas veces de forma sutil, otras disfrazado de razón
y verdad y a veces en su forma más terrible y paralizante. El miedo.
Tras ser informada de tener que realizar un trabajo teórico, me
quedo bloqueada, me entra miedo y más aún cuando no hay guía, no
hay esquema, se puede hacer de lo que uno quiera. Entonces en
cuando empieza mi miedo y mi angustia.
Pienso y pienso sobre qué tema hacerlo y no se me ocurre, y
entro en duda, y cuanto más pienso más insegura, y lo único en lo que
pienso es yo esto no lo sé hacer, de qué hablo, y un largo etcétera, hasta
que un día me dije: ¿por qué no hacerlo del miedo?, ¿sobre mi miedo?
Y aquí estoy, dispuesta a compartir el proceso de experiencia y de
descubrimiento personal y teórico al que esta situación, y mi miedo, me
han llevado.
He pasado por un proceso desde que se me informó del trabajo
teórico hasta que me pongo a realizarlo. Hablo con Alfonsi y le digo que
si me puede tutorizar y por ella no hay ningún problema, así que me
tranquilizo un poco al ver que tengo una “guía”, aún así me quedo
bastante tiempo bloqueada y no arranco.
Y aquí me viene una pregunta que en alguna ocasión ya me he
hecho, ¿para qué necesito un guía si luego me pongo rebelde?
Es una relación de ni contigo sin ti, en el que necesito un guía
para poder pelearme y así estar entretenida y poder echarle la
responsabilidad al otro si me equivoco, pero a la misma vez lo necesito
porque sí que necesito su ayuda y me importa su opinión y también, lo
necesito para plantearle las dudas y para que me pueda orientar.
Cuando elimino la proyección entro en angustia y me quedo paralizada.
Tras llevar un proceso de conocimiento de mi miedo, me he dado
cuenta de que en ocasiones el miedo ha sido positivo y me ha hecho
ponerle conciencia a cosas que tenía dificultad para mirar y también me
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ha servido para protegerme. En otras ocasiones, la mayoría, en vez de
protegerme, lo que he hecho ha sido ponerme más en peligro,
volviéndome una camicace, por no pensar antes de hacer y en estas
ocasiones el miedo que he pasado ha sido mayor. Otras veces el miedo
me ha hecho paralizarme y por lo tanto he perdido cosas. En este caso,
con la realización del trabajo me ha hecho quedarme paralizada durante
un tiempo.
El miedo ha tenido y tiene dos funciones en mi vida: que no
darme cuenta del miedo, o lo que es lo mismo, levantar las barreras de
mi deseo a costa de perder consciencia, y otra que es paralizarme mí
deseo e imaginarme fantasías catastróficas.
Qué difícil resulta sostener el miedo, sin salir corriendo, sin mirar
para otra parte, o sin salir impulsivamente al ataque para acabar con el
mismo. Qué difícil simplemente estar ahí, ver el miedo, sentirlo.
Desde esta dificultad, sosteniendo la conciencia de mi miedo a
elaborar algo teórico para compartir con vosotros, doy un primer paso y
busco información sobre qué dice nuestra cultura respecto al miedo;
para esa búsqueda acudo a Wikipedia.
El miedo según Wikipedia:
El miedo es una emoción caracterizada por una intensa
sensación, habitualmente desagradable. Es una emoción primaria que
se deriva de la aversión natural al riesgo o a la amenaza. No existe algo
que sea en sí mismo una amenaza. Siempre lo es para alguien, y
depende de los recursos que ese alguien tenga para enfrentarla. Un mar
bravío, por ejemplo, puede ser una terrible amenaza para quien no sabe
nadar, y deja de serlo para un experto nadador en aguas turbulentas.
Existe miedo real cuando la dimensión del miedo está en
correspondencia con la dimensión de la amenaza.
Existe miedo neurótico cuando la intensidad del ataque de
miedo no tiene ninguna relación con el peligro.
Desde el punto de vista biológico, el miedo es un esquema
adaptativo y constituye un mecanismo de supervivencia y de defensa,
surgido para permitir al individuo responder ante situaciones adversas
con rapidez y eficacia.
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Desde el punto de vista psicológico, es un estado afectivo,
emocional, necesario para la correcta adaptación del organismo al
medio, que provoca angustia y ansiedad en la persona, ya que la
persona puede sentir miedo sin que parezca existir un motivo claro.
Desde el punto de vista social y cultural, el miedo puede
formar parte el carácter de la persona o de la organización social. Se
puede por tanto aprender a temer objetos o contextos, y también se
puede aprender a no tenerlos, se relaciona de manera compleja con
otros sentimientos (miedo al miedo, miedo al amor, miedo a la muerte,
miedo al ridículo) y guarda estrecha relación con los distintos elementos
de la cultura.
El miedo puede llevar a limitar o impedir que hagas algo que
podrías hacer perfectamente o por el contrario, el miedo puede llevarte a
actuar impulsivamente.
A los seres humanos nos gusta pensar y en ocasiones demasiado,
y llegamos a imaginarnos el peor de los escenarios posibles, que no
tiene porqué ser el más probable, y en muchas ocasiones, ni siquiera
llegaría a ser tan perjudicial como nos lo imaginamos.
El miedo debe avisarnos de peligros que pueden ser una amenaza
para la salud o la supervivencia.
(Wikipedia)
Tras reflexionar sobre esto, veo que aquí se habla del miedo como
algo externo al sujeto, como algo que invade al sujeto. Al principio esto
me parece lógico e incluso me veo identificada, pero más tarde, al
hablarlo con Alfonsi, empezaron a surgir preguntas y a surgir dudas
sobre estas definiciones.
Lo que más me llama la atención es, ¿por qué el miedo si es algo
adaptativo nos puede hacer daño?
Y para entender lo que me ocurría desde la teoría psicoanalítica
me pongo a mirar e investigar cómo funciona o como se construye la
psique según Freud, y desde ahí me pongo a averiguar.
Freud ha sido una de las personas que más esfuerzos dedicó a
observar, preguntarse y construir un modelo que nos ayudara a
entender la mente humana.
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No se conformó solo con enumerar lo que observaba sino que se
dejó interrogar por las paradojas, las aparentes contradicciones que iba
encontrando en el trabajo con sus pacientes hasta ofrecernos una
propuesta del funcionamiento de la psique.
En ese esfuerzo continuado para definir la mente humana, a lo
largo de casi medio siglo, Freud hizo uso de una gran cantidad de
metáforas que le ayudaban a concebir sus modelos teóricos; si bien
defendiendo que dichas metáforas eran, en principio, aproximaciones
válidas, siempre que se reconociese precisamente su condición de
tentativas.
Así imaginó la mente como un telescopio, capaz de modificar la
imagen originaria; bajo la metáfora de un sistema hidráulico que
controla el fluir de un caudal. Pero, por encima de cualquier otra
metáfora, Freud imaginó la mente como un aparato, tal y como lo son el
aparato circulatorio o el aparato respiratorio.
Es por esto que al modelo teórico sobre la mente que elaboró
Freud lo llamó aparato psíquico.
Freud elaboró dos modelos a lo largo del tiempo respecto a la
estructura y el funcionamiento del aparato psíquico, la 1ª y la 2ª tópica.
La 1ª tópica considera el psiquismo como constituido por 3
lugares: el inconsciente, el preconsciente y la consciencia.
En la 2ª tópica, Freud reelabora su primera teoría al detectar la
existencia de resistencias al hacer explícitos determinados contenidos
mentales e interpretó éstas como el resultado de fuerzas psíquicas en
conflicto.
Guiándome por una de sus últimas obras, veo que Freud habla de
tres elementos de la psique: el ello, el yo y el superyó.
El ello: Es la más primitiva de las tres estructuras de la psique.
Freud se refería a aquello que hay de impersonal en cada uno de
nosotros, aquellas fuerzas ocultas, pero a menudo invencibles, que
parecen gobernarnos. Constituye el polo pulsional de la personalidad y
la parte del aparato psíquico que está en contacto directo con lo
somático. En él debe situarse la fuente de toda la energía psíquica y sus
contenidos son la expresión psíquica de dichas pulsiones. Está
gobernado por los principios del placer.
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El yo: Su tarea primordial será precisamente la de hacer posible
el ajuste entre los deseos inconscientes del ello y las exigencias
impuestas por el mundo exterior. Ha aprendido a someterse al dictado
del principio de realidad. Su tarea primordial será la de hacer posible el
ajuste entre el Ello y el mundo exterior. El Yo está al servicio del
principio de realidad. Digamos que es el que pilota.
El superyó: Constituye el modelo de conducta para el yo, es
decir, el ideal del yo. Pero Freud también advierte sobre una segunda
función, también se presenta ante el yo como una formación reactiva
que censura y condena las decisiones de éste.
El psicoanálisis denomina superyó a la autoridad parental
internalizada en el momento del Edipo y diferenciada en el seno del yo
como una de sus partes. En el superyó nos encontramos con el ideal del
yo que es el que nos empuja a hacer cosas y el yo ideal, que no quiere
saber nada de la castración. El superyó tiene tres funciones
inconscientes: prohibir, exhortar, proteger.
El superyó es la huella psíquica y duradera de la solución del
principal conflicto de la escena edípica. La ley no prohíbe el deseo, no
puede impedir que el niño desee, prohíbe exclusivamente la plena
satisfacción del deseo. El niño por miedo a ser castrado, se somete
resignado a la prohibición parental y acepta renunciar (con temor y
odio) a concretar su deseo, pero no por ello queda el deseo suprimido.
Una parte del yo se identifica con la figura parental intedictoria,
mientras que la otra continua deseando. El niño se vuelve capaz de
encarnar él mismo a un tiempo la ley y el deseo. La parte del yo que
toma el lugar de ley intedictoria de manera duradera constituye el
superyó.
Hay dos categorías radicalmente opuestas, por un lado
reconocemos un superyó asimilado a la conciencia en sus variantes de
conciencia moral, crítica y productora de valores ideales. Esta es la
parte de nuestra personalidad que regula nuestras conductas, nos
juzga y se ofrece como modelo ideal. Así el yo, bajo la mirada de un
escrupuloso observador, respondería a las exigencias conscientes de
moral a seguir y de un ideal a alcanzar el otro superyó sería opuesto a
los principios racionales de la moral basada en la búsqueda del bien.
Me he detenido más en explicar el superyó, (porque creo que está
muy presente en el conflicto que he experimentado ante la realización
del trabajo y que pretendo compartir, ponerle palabras) ya que es aquí
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el origen de mi trabajo. Yo me doy cuenta de que mi miedo no ocurre
porque si, sino que ocurre cuando el trabajo no tiene guía.
¿Qué pasa si no tengo guía? Que no sé qué expectativas tengo
que responder y no lo puedo hacer perfecto y eso pone en peligro mi
narcisismo porque me enfrento a mi posible falta. Esto es lo que hace
que por un lado esté cabreada de tener un superyó exigente pero a la
misma vez me llevo bien con él.
Mi yo ideal no quiere enfrentarse a hacer las cosas sin guía pero a
la misma vez lo necesita.
La dificultad de enfrentarme a la falta hace que mi superyó sea
tirano.
Me aparece mucha rebeldía a los mandatos pero a la misma vez
me quedo apegada a ellos.
Cuando me paralizo, en parte, lo que quiero hacer está muy
implicado con mi ideal del yo.
Espero que en este camino del psicodrama pueda seguir viendo
mi superyó.
Trabajo realizado por Esther Martínez Truque.
Tutora: Alfonsi Huete.
Bibliografía:
 Enseñanza de 7 conceptos cruciales del psicoanálisis. Juan
David Nasio.
 Apuntes de psicodrama freudiano. Enrique Cortés.
 Elementos para una enciclopedia del psicoanálisis. El aporte
freudiano. Con la dirección de Pierre Kaufmann.
 Las sendas del deseo. Lecciones de psicoanálisis. Víctor Luis
Guedán Pécker, Juan Ignacio Morera De Guijarro. Sigmund
Freud, ensayos 98 al 144.
 Esquema del psicoanálisis. Sigmund Freud.
 Wikipedia.
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