Guia_Conceptual_Protagonismo_2

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GUIA CONCEPTUAL
MÓDULO III: PROTAGONISMO INFANTIL
TEMA 2: Participación protagónica de la infancia
El concepto niño e infancia no ha tenido a lo largo de la historia el mismo significado.
Estas concepciones denominadas de diversa manera (visiones, culturas, filosofías o
paradigmas
roles,
de infancia) implican atribuir a los niños ciertas capacidades, ciertos
un determinado estatus al interior de la organización social
(existiendo
diferenciaciones en este por su condición de género y/o social) y una forma de relación
con las figuras adultas o con las generaciones de las que descienden. Esto significa
estar inserto en
pautas relacionales y físicas de distancia y de cercanía con la
generación previa, estilos de comunicación, modalidades de expresar afecto,
participación en los espacios (definidos) como adultos etcétera.
La existencia de estas visiones o culturas o paradigmas pueden ser simultáneos en un
mismo momento histórico o pueden ser matices o modificaciones de uno previamente
existente. En todo caso la existencia, coexistencia y predominio de uno de estos esta
sujeta a factores de diversa índole. Estas culturas marcan las pautas de interacción
personal niño/ adulto así como el diseño de políticas y programas sean públicos o
privados de atención a niñ@s y adolescentes.
Existen diversos esfuerzos de identificación de estas culturas de infancia. Son
básicamente esfuerzos orientados a caracterizar las representaciones o visiones que
los adultos tenemos sobre la infancia, por ejemplo tenemos:
Guerrero (op. Cit.)
Indica que esta tiene dos componentes: subestimación y
desconfianza hacia los niños.
La subestimación, que acarrea tres consecuencias:
desestimación del mundo y del saber de los niños, substitución de esfuerzos e
iniciativas y victimización en nombre de su fragilidad.
De otro lado la desconfianza en los niños tiene tres consecuencias: corrección
permanente, patologización de las discrepancias y coacción para el cambio.
Cussiánovich (2001)1
encuentra seis tendencias conceptuales y prácticas que
regulan la participación de los niñ@s:
Cussianovich (2001). El largo camino de la infancia en su derecho al protagonismo. En: Curso
de profundización: culturas infanto juveniles y culturas de trabajo. IFEJANT. Lima.
1
a. “Paradigma de la propiedad familiar”. Los hijos como propiedad de los
padres. Esto se da en expresiones cotidianas como “ es mi hijo y hago con
él lo que quiero. El espacio por excelencia de los niños es el familiar.
b. La infancia como potencial. ”La infancia es el futuro del país”. Cuando sean
grandes decidirán, cuando sean grandes propondrán. La infancia como
etapa de espera.
c. La peligrosidad. Ante las expresiones de “desorden social” la actitud suele
ser defensiva (por parte de la institucionalidad) y represiva hacía los niñ@s
y adolescentes a fin de proteger a la sociedad del peligro que representan
estos para la vida en sociedad.
d. La cultura de la privatización. Además de tener como espacio “natural” la
familia, están inhibidos de participar en la vida pública, es decir inhibidos de
la posibilidad de influir en su comunidad, su escuela o el estado para
expresarse sobre el conjunto de cosas que le competen.
e. La cultura de la prescindibilidad. Por los niñ@s y adolescentes se puede
decidir, se puede prescindir de lo que piensan o sientan sobre su acción
cotidiana. Los adultos pueden decidir por ellos o representarlos.
f.
La cultura consumista. Que el marco de la lógica del mercado y la
globalización , considera al niño como consumidor.
No obstante por un lado la Convención Internacional para los Derechos del Niño
(CDN) como hecho ético y cultural significa una nueva mirada a los niños y a la
infancia: es dejar de visualizarlos como objetos para mirarlos como sujetos como
personas. La CDN propicia una nueva manera de entender a los niños.
Por otro lado desde los esfuerzos de los NATS organizados (posteriormente se fueron
sumando otras experiencias) se levanta el “paradigma del protagonismo infantil”,
(luego de) la “participación protagónica de la infancia” se abre otro modo de entender
la infancia. Otro modo de entender la relación adulto(a)/ niñ@, se abre un nuevo modo
de entender la relación intergeneracional. Es una cultura de la relación adulto/ infancia
emergente, en construcción constante. Esta demanda permanente crítica y autocrítica
de los adultos involucrados en este modelo a fin de desmontar la cultura de infancia
en
la que crecimos y recrearnos cotidianamente, día a día con los niñ@s y
adolescentes con los que nos relacionamos.
El modelo de la participación protagónica implica considerar a los niños como seres
capaces, con posibilidad de pensamiento y criterio y acción autónoma. Replantea el rol
de adulto en su relación con los niñ@s. Significa pasar de modelos piadosos,
autoritarios, despersonalizadores de relación a un modelo en el que el adulto esta
llamado a ser un interlocutor del niño, en igualdad de condiciones, es finalmente
modificar las relaciones de poder en la interacción niñ@- adulto.
El conjunto de experiencias y conceptos, que luego se denominaron, protagonismo
infantil en Latinoamérica, se remonta a la década de los setenta. En este confluyen
indistintamente las diversas experiencias de educación popular; la existencia de
movimientos sociales de niños y adolescentes, además de las luchas de diferentes
grupos de la sociedad por reivindicar derechos, por ejemplo trabajadoras del hogar,
los barrios que se movilizan por conseguir servicios básicos. En su conjunto estas
expresiones recibieron el nombre de protagonismo popular. Con este concepto se
hacía alusión al acto colectivo por el cual estas organizaciones o colectivos asumían
el rol principal en los esfuerzos por conseguir sus derechos.
En el caso de los niñ@s y adolescentes la experiencia y el concepto de protagonismo
(emparentado al de protagonismo popular) hace referencia al conjunto de luchas que
niñ@s y adolescentes trabajadores organizados (en colaboración con adultos)
realizan para tener incidencia en el conjunto de situaciones de su contexto. Es un
proceso que inicialmente tiene un alcance local, para luego ser nacional e
internacional. Al igual que en el caso de las reivindicaciones de los sesentas y
setentas, en las que las organizaciones
barriales y otro tipo de organizaciones
luchaban por los servicios básicos, por la tenencia de un pedazo de terreno etcétera,
desde su necesidad, desde su cotidianeidad y desde su forma propia de organizarse y
actuar; estas organizaciones desarrollan una plataforma propia, una agenda propia
además de principios de acción autónomos.
Al pasar del discurso sobre participación infantil al de participación protagónica implica
reconocer:

Que existen diferentes conceptos además de maneras de entender y fomentar la
participación. No todas estas maneras de participación infantil aluden a
protagonismo infantil o participación protagónica de la infancia.2
Hart, R. (1997). "Principios Organizativos" En : Children's Participation. Capítulo 3.
New York
2
UNICEF,

Que el concepto de participación tiene diferentes connotaciones, aún para los
adultos y niñ@s involucrados en procesos participativos: así para los niñ@s y
adolescentes participación puede significar opinar, una concesión dada por los
adultos o trabajar en comunicación con estos. En el caso de los adultos puede
haber niveles de desconfianza, disfrazado de criterios de gradualidad y madurez
progresiva de los niñ@s para que puedan participar.

Hay que interpelarse sobre las relaciones de género y generacionales a la luz del
modelo de la participación protagónica. En términos simples la relación de genero
hace alusión al modo como una sociedad organiza la relación varón mujer
(representaciones sociales sobre la misma, división social del trabajo, roles y
atribuciones sociales, status). Al interior de las organizaciones que optan por el
enfoque o modelo de la participación protagónica ¿existe un real protagonismo de
las niñas y las adolescentes o están repitiendo los patrones de desventaja
relacional, existencial y social de las niñas y las adolescentes?. ¿Cómo pensar la
relación adulto- niño en el contexto de este modelo?, ¿Cómo deconstruir un
modelo de relación adulto- niño centrada en el adulto para construir un modelo de
relación igualitario?

La existencia de nuevos retos. Leíamos líneas arriba que el protagonismo infantil y
el protagonismo popular
eran un esfuerzo de los niños (más
sus adultos
acompañantes) y los sectores populares por hacerse dueños de sus destinos
(personales y colectivos). La globalización o mundialización implica que los
estados, personas y organizaciones de la misma tengan cada vez menos espacio
de autonomía para decidir sobre sus vidas: la especulación financiera puede
destruir e instantes la economía de un país, arruinando planes de vida, sueños y
dejando grande desolación. Antes el “enemigo “ era la patronal, ahora ¿quién? 3.
¿Representa un camino, una alternativa el enfoque de la participación protagónica
para la infancia mundial?
Aún sin negar el gran alcance de naturaleza ética de la convención, en cuanto
inaugura una nueva manera de concebir la relación con los niños, resulta importante
considerar que omite un aspecto básico, central, en las experiencias de las
organizaciones latinoamericanas de niños preexistentes a la CDN: la capacidad de
actuar de manera protagónica en la sociedad4, la capacidad de organizarse de modo
Estefanía, J (idem) pp 50-52
Es que el modelo de niño implícito en los movimientos latinoamericanos difiere del modelo de
niño de la CDN. Los movimientos latinoamericanos conciben no solo al niño sino a los niños, a
la infancia (como colectivo) en situación, como fenómeno social (como colectivo sujeto a un
conjunto de condiciones de índole sociocultural, que tiene como común la edad y un conjunto
3
4
autónomo es decir la capacidad de asumirse como sujeto social. Esto configura el
protagonismo como derecho no explicitado en la Convención. Siendo un derecho que
se ganó en base a esfuerzo, a imaginación a compromiso de los niñ@s y sus adultos
acompañantes.
Es que la experiencia, la práctica de estos movimientos permitió visualizar a los
niñ@s desde otro ángulo: desde la dimensión de la organización autogenerada,
autorregulada, autónoma (relacionada con otras organizaciones de la sociedad) que
es un instrumento para tener presencia en la sociedad, para devenir en sujeto, para
devenir en protagonista social. Este “ejercicio” de presencia social se revierte en
positivo para el movimiento (la persona
que conforma la organización y la
organización) para la sociedad misma, porque el protagonismo nos coloca ante la
posibilidad de una vida social mejor organizada, entrelazándose con los discursos
actuales de ciudadanía. No olvidemos que la definición de derecho señalada al inicio
aparece como componentes:
 Permite desarrollar nuestras capacidades
 Dignifica la vida
 Contribuye a generar mejores formas de convivencia social. En este
sentido el protagonismo es un derecho.
“... no solamente tienen el derecho sino la capacidad virtual, de actuar como sujetos
sociales y de asumir un rol protagónico en la sociedad. Para esto se hace
imprescindible, que los niños asuman ellos mismos sus intereses en sus propias
manos, y que puedan organizarse de una manera autónoma, eso significa
independiente de instituciones e ideologías dominadas por adultos”. (Liebel.)
La participación protagónica, se base en la singularidad de las personas, es decir en
cuanto personas somos únicos e irrepetibles. Nuestra historia de vida es solo nuestra
y aún cuando poseamos características semejantes a otras personas son solo eso
características semejantes. Esta singularidad
se construye en interacción con el
medio social próximo (entorno relacional inmediato: familia, escuela, colegio además
de competencias propias que regulan la relación con estos espacios) y distante
de reglas, de pautas, de modalidades de relación sujetos a una situación de subordinación) y
que se relaciona con otras estructuras o subestructuras de la sociedad, afectándolas y siendo
afectados por ellos. El modelo de la CDN tiene una visión más individualista, esta concentrada
en el niño no en la infancia como fenómeno social. Es decir la CDN pensada para todos los
niños (a la suma de personas menores de 18 años), no para el colectivo de niñ@s sujetos a
condiciones de discriminación por su condición etarea.
(políticas económicas, sociales que pueden afectar la vida de la persona); es decir el
entorno influye en nosotros pero también nosotros podemos influir en él, podemos
hacernos dueños de nuestros procesos de interacción y romper con situaciones
condicionantes, que hacen prever ciertas trayectorias (por ejemplo vivir en una
comunidad caracterizada por la presencia de microcomercializadores de drogas,
además de violencia juvenil y no caer en estas situaciones.5 Este proceso de influencia
permanente configura el carácter educable del ser humano, es decir la posibilidad
permanente de aprender y desaprender competencias, habilidades.
Finalmente las personas estamos llamadas a ser protagonistas vale decir ser capaces
de apropiarnos de nuestros procesos e influir en el conjunto de condiciones que
regulan estos procesos. Este proceso de influencia tiene a su vez dos dimensiones: la
privada y la pública (en tanto que pública política). La primera pasa por influir sobre el
entorno de las relaciones inmediatas. La segunda pasa por poder actuar de modo
efectivo sobre espacios compartidos con otros. En este caso es fundamental la
mediación de una organización.
Esto equivale a hablar de resiliencia Rutter, M (1992). “Resiliencia psicosocial y mecanismos
de protección”. Cambridge University Press., 1992.
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