CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN CIVIL Magistrado Ponente WILLIAM NAMÉN VARGAS Bogotá, D. C., veintiocho (28) de mayo de dos mil nueve (2009). Discutida y aprobada en Sala de primero (1) de diciembre de dos mil ocho (2008) Referencia: Exp. 05001-3103-014-2001-00177-01 Se decide el recurso de casación presentado por la parte demandante frente a la sentencia proferida por la Sala Civil del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín, el 19 de julio de 2007, dentro del proceso ordinario de Juan Enrique Arango Uribe contra Juan Gonzalo Ángel Restrepo. ANTECEDENTES 1. La demanda solicitó como pretensión principal declarar la celebración el 19 de noviembre de 1999 de un contrato mercantil de promesa de permuta sobre bienes muebles e inmuebles, su resolución por incumplimiento del demandado ordenando las restituciones mutuas, a éste por el demandante, de un lote de terreno sin construir situado en Bogotá con extensión República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil de 3.931.12 M2 sin frutos de índole alguna y, por aquél al último, la finca Los Samanes, predio rural antes denominado San Luis ubicado en el corregimiento de Cantera, Jurisdicción del Municipio de Margarita, Bolívar, extensión de 315 hectáreas con frutos civiles y naturales desde la época del contrato hasta la entrega, estimados en la suma mínima de trescientos millones de pesos; quinientas setenta y cinco búfalas con todas sus crías producidas desde la fecha del contrato hasta la del libelo, en un mínimo de dos mil cabezas adicionales, más veinticinco toros-búfalos; tener restituida por abandono injustificado la finca La Bufalera situada en jurisdicción del Municipio de Mompós, extensión de 885 hectáreas, 1278 M3 condenándolo a pagar los frutos civiles y naturales que produjo o debió producir desde el contrato hasta el mes de julio de 2000, estimados en cien millones de pesos; asimismo, condenar al demandado a pagarle perjuicios morales y materiales, daño emergente y lucro cesante, por su incumplimiento doloso y de mala fe, dentro de éstos, la suma de mil cuatrocientos millones de pesos en su equivalente prestacional con la propiedad y posesión del apartamento 901, garajes 6, 7, 8, 9, 20 y depósito del Edificio Cordillera, ubicado en la fracción de El Poblado, Urbanización Torre Laguna, Medellín, no habiendo lugar, por ende, a restituírselos; ciento cincuenta millones de pesos entregados con una letra cambio, compensados con los perjuicios hasta concurrencia de su valor y, el saldo de ochocientos cincuenta millones de pesos, a la ejecutoria de la sentencia con intereses moratorios desde su causación o desde la demanda hasta la fecha del pago y las costas. WNV. Exp. 05001-3103-014-2001-00177-01 2 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil 2. Las pretensiones incoadas, en resumen, se sustentan, así: a) Las partes, comerciantes, por dedicarse profesionalmente a la celebración, ejecución y desarrollo de actos de comercio, celebraron el 19 de noviembre de 1999 contrato mercantil de promesa de permuta, por cuya virtud, el señor Enrique Arango se obligó a permutar 575 búfalas (con sus crías) adultas más 25 toros, una finca denominada La Bufalera con extensión de 1000 hectáreas y una finca denominada Los Samanes con extensión de 315 hectáreas y, el señor Juan Gonzalo Ángel Restrepo, un lote en Bogotá con extensión de 3.931 Mts, un apartamento en el Edificio Cordillera, ciento cincuenta millones de pesos en una letra de cambio con vencimiento en 6 meses sin intereses y 75 hembras búfalas destetadas el 1º de agosto de 2000, bienes identificados según describen los hechos del libelo. b) El demandado, incumplió sus prestaciones, negándose reiteradamente a suscribir la escritura pública de transferencia del dominio del inmueble ubicado en Bogotá, entregar los semovientes y aceptar el otorgamiento de los instrumentos públicos de los bienes cuya propiedad debía transferirle el demandante, encontrándose así completamente paralizado y sin salida el negocio jurídico. c) El contrato de promesa de permuta se ejecutó parcialmente, en tanto, el demandado, entregó la letra de cambio por ciento cincuenta millones y los inmuebles del edificio Cordillera, rehusando injustificadamente otorgar la escritura WNV. Exp. 05001-3103-014-2001-00177-01 3 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil pública del inmueble situado en Bogotá, a pesar de entregarlo y, tampoco, entregó las 75 búfalas destetadas; el demandante, entregó los semovientes y las fincas Los Samanes y La Bufalera, ejecutando sus prestaciones, allanándose a cumplirlas y estando presto a otorgar las escrituras públicas respectivas; empero, el demandado, abandonó el último inmueble, por lo cual, aquél debió tomar posesión de éste a mediados del 2000 para evitar deterioros e invasiones y está en posesión del ubicado en Bogotá. d) El incumplimiento del demandado es doloso y de mala fe, es un importante explotador de la actividad pecuaria de cría, levante y ceba de búfalos, pretendió desplazar a su competidor para consolidar su oligopolio en el mercado y, lo logró, pues éste le entregó su pie de cría y demás semovientes, luego de lo cual no aceptó reunión ni conversación alguna, no obstante su disposición durante todo el año 2000 a terminar el contrato y devolver las cosas, de donde el daño causado es más extenso, valorado en suma aproximada a mil ochocientos millones, al despojarlo de su liquidez y activos impidiéndole acceder a la titularidad de los bienes con pérdida de oportunidad por inmovilización de éstos, de los frutos y rendimientos de las fincas, del hato de búfalos, desazón moral e incertidumbre por la parálisis del negocio, deterioro y falta de mantenimiento de los bienes, mejoras y accesorios realizados en los mismos y, en tanto las 575 búfalas adultas con sus crías, de raído crecimiento y reproducción, envuelven una cantidad no menor a dos mil cabezas de búfalos. 3. Admitida la demanda, se notificó personalmente al demandado, quien contestó oponiéndose a las pretensiones, WNV. Exp. 05001-3103-014-2001-00177-01 4 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil negó la calidad de comerciante de las partes y la naturaleza comercial del contrato de promesa, calificándolo de inexistente por carencia de los requisitos legales, siendo, por ello, imposible cumplirlo; del mismo modo, ninguna de las partes concurrió a la notaría y, por tanto, la demandante carece de legitimación para solicitar la resolución; tampoco se entregaron los semovientes y recibió la Bufalera inundada, de todo lo cual, interpuso las excepciones de inexistencia y falta de legitimación en la causa por activa. 4. El ad quem, al decidir la apelación de ambas partes, confirmó la sentencia pronunciada el 23 de agosto de 2006 por el Juzgado Catorce Civil del Circuito de Medellín que declaró oficiosamente la nulidad absoluta de la promesa de permuta y ordenó la restitución de las cosas al estado de la época del contrato, modificándola respecto de la entrega de los bienes, no condenó al pago de frutos ni perjuicios y, adicionándola, con el levantamiento del registro de demanda y la improsperidad de la objeción por error grave contra el dictamen pericial. LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL 1. El fallador de segunda instancia, previa reseña del petitum, causa petendi, réplica de la demanda, excepciones interpuestas, sentencia de primer grado, impugnación, advertencia de los requisitos formales para decidir de fondo, discurrió, prima facie, sobre la posibilidad del juzgador para declarar oficiosamente la nulidad absoluta de un contrato, encontrando, diversas previsiones normativas en materia civil, una WNV. Exp. 05001-3103-014-2001-00177-01 5 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil de éstas, la aplicada por el a quo conforme al artículo 1742 del Código Civil. Procedió a diferenciar la inexistencia de la nulidad absoluta, en tratándose de la manifiesta omisión de formalidades “ad substantiam actus”, cuya falta, “salvo en el evento de ausencia de solemnidad” comporta la última, mas no, faltando “una solemnidad plena, constituida en un requisito esencial”, hipótesis en la cual “el acto es inexistente, es como si no se hubiese celebrado”, para destacar, el deber del juez de estudiar previamente a la resolución de un contrato, su existencia y validez, descartando así, un fallo “extra petitum”. 2. Concluyó el Tribunal, la naturaleza civil del contrato de promesa celebrado por las partes, por no constituir objetivamente un acto de comercio ni estar probada su calidad de comerciantes, puntualizando, en todo caso, la necesidad de acatar los requisitos consagrados en el artículo 89 de la Ley 153 de 1887, los cuales, no halló, “[a]l ser manifiesto el vicio por indeterminación de los bienes”, pues, “[e]n la determinación de las fincas de Juan Enrique Arango, se hace referencia solo a denominación y cabida”, sin indicación de ciudad, paraje de ubicación y en general de los datos del bien, siendo también “manifiesta” la “imprecisión” de los bienes de Juan Gonzalo Ángel, al relacionar, sin más, un lote situado en Bogotá, un apartamento, cinco garajes y depósito en el Edificio la Cordillera, a más que la demandante en el interrogatorio de parte, aceptó no conocer los predios del demandado al instante de la celebración del contrato y, éste, igualmente, no conocer las fincas Los Samanes y La Bufalera, conociéndolos “en su momento por planos”, aserto WNV. Exp. 05001-3103-014-2001-00177-01 6 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil confirmado por el testigo presencial del negocio jurídico, Francisco Javier Velásquez Uribe y, en cuanto a los semovientes, no obstante su carácter “de género”, no se relacionan la cantidad y estado de las crías de las 575 búfalas ni se fijaron reglas para su determinación ulterior en contravención al artículo 1518 del Código Civil y, desestima, la posibilidad de una nulidad parcial, por todo lo cual, estimó pertinente el pronunciamiento del a quo sobre la nulidad absoluta. 3. Seguidamente, se ocupó de las restituciones mutuas relativas a los bienes muebles e inmuebles, los frutos y la indemnización de perjuicios. Encontró, procedentes las restituciones mutuas, por cuanto, las partes anticiparon algunas prestaciones del contrato prometido por cuya terminación con la declaratoria de su nulidad absoluta, las cosas deben restituirse al estado anterior, ordenando a cada una entregar a la otra lo recibido y no restituido, por el demandado al demandante, las 575 búfalas y 25 toros “de una calidad al menos mediana”, resultando sobre las crías “imposible ordenar restitución alguna, por cuanto no se ha probado en el proceso su cantidad”, no se especificó su quantum ni se estableció en el proceso, si bien, aquél en su interrogatorio “acepta que recibió una cantidad de ‘búfalos’ … pero no hace referencia al número, ni a las crías” y, no se impone restituir las 75 búfalas no entregadas por Juan Gonzalo Ángel, siendo pertinente, la del dinero recibido en virtud de la letra de cambio otorgada por éste con su actualización monetaria pero sin intereses. WNV. Exp. 05001-3103-014-2001-00177-01 7 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil En punto de la restitución de los frutos de los inmuebles y semovientes, consecuencial a la declaratoria de la nulidad absoluta, sentó su realización de conformidad con el artículo 1746 del Código Civil, presumiendo de buena fe a ambas partes al no estar probada la mala fe, de donde, “la ausencia probatoria frente a frutos percibidos y la circunstancia de no desvirtuar la presunción, imposibilita un reconocimiento en tal sentido”, por lo cual, “no resulta dable aplicar lo dispuesto en el artículo 964, sobre la obligación de restituir los frutos percibidos o los que se hubiere podido percibir con mediana diligencia y actividad teniendo la cosa en su poder, por cuanto esta sanción solo es posible imponerla al poseedor de mala fe” y cada parte debe asumir las pérdidas por este concepto, máxime si no se demostraron los frutos, el dictamen pericial carece de claridad para tasarlos y el poseedor de buena fe sólo está obligado “al pago de los frutos percibidos luego de la integración del contradictorio, es decir, desde la notificación del auto admisorio de la demanda”, no siendo factible reconocerlos respecto de las 575 búfalas adultas y los 25 toros, desde la entrega hasta la notificación porque el demandado no es poseedor de mala fe, ni por el período posterior, por ausencia de pruebas, pues “[n]o se ha acreditado que los semovientes hayan producido frutos” siendo impertinente realizar “cálculos frente a situaciones inciertas, ni a géneros próximos sin tener en cuenta la calidad específica de los semovientes y sus posibilidades concretas de reproducción”, ante la insuficiencia del dictamen pericial rendido, cuya objeción, igualmente desestimó. 4. Finalmente, denegó la pretensión indemnizatoria de perjuicios, al apoyarse en el incumplimiento contractual y en la WNV. Exp. 05001-3103-014-2001-00177-01 8 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil resolución del contrato, por inválido e incumplimiento de ambos contratantes, no siendo ninguno de mala fe. LA DEMANDA DE CASACIÓN Dos cargos contiene la demanda; el primero, por la causal quinta de casación y el segundo, por la primera, de los cuales, se analizará aquél por su prosperidad. CARGO PRIMERO 1. Apoyado en el numeral 5º del artículo 368 del Código de Procedimiento Civil, denuncia la sentencia del Tribunal, por estar afectada de la nulidad consagrada en el artículo 140 numeral 6º, ejusdem, por omitir el deber impuesto en el artículo 307, inciso 2º, ibídem, de practicar pruebas de oficio. 2. Citando algunos precedentes y, en particular, la sentencia de 30 de agosto de 2006, precisa la pertinencia de la acusación formulada por la causal quinta de casación, destacando, el deber del juez de decretar y practicar pruebas oficiosas en los casos prevenidos por el legislador, dentro de éstos, el consagrado en el artículo 307 del Código de Procedimiento Civil, con arreglo al cual, cuando considere que no existe prueba suficiente para la condena en concreto, deberá hacerlo oficiosamente, por una vez, de donde, su omisión, conduce a la nulidad de la sentencia. WNV. Exp. 05001-3103-014-2001-00177-01 9 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil 3. Denota la orden impartida por el ad quem al demandado de entregar al demandante, 575 búfalas y 25 toros de “una calidad al menos mediana”, revocando la condena del a quo sobre sus frutos entre su entrega y restitución, en tanto, “[n]o se ha acreditado que los semovientes entregados por el demandante hayan producido frutos”, censurando la abstención del sentenciador al no decretar pruebas de oficio para tasarlos, pues, si consideró “que no existía prueba suficiente para la condena en concreto”, debió decretarlas, omisión determinante de la nulidad de la sentencia con arreglo al artículo 140 numeral 6º del Código de Procedimiento Civil. CONSIDERACIONES 1. El cargo propuesto por la causal quinta de casación, invoca la nulidad estatuida en el numeral 6º del artículo 140 del Código de Procedimiento Civil, por cuanto, el Tribunal, no obstante, ordenar la restitución de las 575 búfalas y 25 toros, se abstuvo de decretar pruebas de oficio para tasar sus frutos, debiéndolo hacer, por una vez, según manda el artículo 307 ibídem, tanto más si consideraba ausente la probanza para la condena en concreto y por ello revocó la del a quo, a entregarlas con sus crías o en su equivalente monetario. 2. El ordenamiento otorga singular relevancia al derecho a probar, reconociendo a las partes de un proceso, el de “presentar pruebas y controvertir las que se alleguen en su contra” (inc. 4º, artículo 29 Constitución Política) e imponiéndoles la carga (onus probandi) de acreditar los supuestos fácticos de las normas WNV. Exp. 05001-3103-014-2001-00177-01 10 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil jurídicas invocadas para deducir el bien controvertido o infirmarlo (artículos 1757 Código Civil y 177 Código de Procedimiento Civil). En seguridad de los fines indisociables del Estado Social de Derecho, el acceso recto, eficaz e idóneo a la administración de justicia, la plenitud del debido proceso, prevalencia del interés general (Preámbulo, arts. 1º y 229 Constitución Política) y del derecho sustancial (art. 228 ibídem) y, particularmente, para solucionar los conflictos con justicia, a más de establecer la armónica cooperación dinámica de los sujetos procesales, el legislador, disciplina la búsqueda u obtención de la verdad real, material y objetiva en los asuntos confiados a la decisión judicial, cuanto compromiso ineludible del juzgador en el ejercicio de la jurisdicción (Sent. de 24 de noviembre de 1999; exp. 5339), dejando “de ser un espectador del proceso para convertirse en su gran director, y a su vez, promotor de decisiones justas” (Sent. de 7 de marzo de 1997, cas. civ. de 25 de febrero de 2002; exp. 6623) basadas en los preceptos normativos y en “la verdad material enfrente de los intereses en pugna” (CXCII, p. 233. cas. civ. de 24 de noviembre de 1999, exp. 5339). A este respecto, el juzgador, tiene el deber-poder de decretar y practicar pruebas de oficio (arts. 37, num. 4º, 179 y 180 Código de Procedimiento Civil), en principio, según su análisis prudencial y razonable en cuanto a su pertinencia, necesidad y coherencia (Sentencia de 12 de diciembre de 1994, exp. 4293). Empero, se impone este deber, cuando expresamente “la utilidad y necesidad de la prueba, surgiera de la misma ley, por ésta exigirla imperativamente, o de las circunstancias propias del WNV. Exp. 05001-3103-014-2001-00177-01 11 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil proceso respectivo, como cuando indubitablemente conduce al hallazgo de la verdad real y a determinar la decisión final” (Sentencia de casación de 5 de mayo de 2000, expediente 5165), específicamente, en los casos “en que es obligatorio ordenarlas y practicarlas, como por ejemplo la genética en los procesos de filiación o impugnación; la inspección judicial en los de declaración de pertenencia; el dictamen pericial en los divisorios; las indispensables para condenar en concreto por frutos, intereses, mejoras o perjuicios, etc. De análogo modo para impedir el proferimiento de fallos inhibitorios y para evitar nulidades”, eventos, en los cuales, “es ineludible el ‘decreto de pruebas de oficio’, so pena de que una omisión de tal envergadura afecte la sentencia” (cas. civ. sentencia de 15 de julio de 2008, [SC-0692008], exp. 1100131030422003-00689-01). En particular, el legislador sienta la regla de la condena al pago de frutos, intereses, mejoras, perjuicios u otra cosa semejante, por cantidad y valor determinados y “[c]uando el juez considere que no existe prueba suficiente para la condena en concreto, decretará de oficio, por una vez, las pruebas que estime necesarias para tal fin” (artículo 307 del Código de Procedimiento Civil, modificado por el Decreto 2282 de 1989, art. 1º, num. 137), por manera que en esta hipótesis, tiene el deber legal de decretar ex officio las probanzas respectivas. 3. Dado el carácter instrumental del artículo 307 del Código de Procedimiento Civil, “esto es, de regla orientadora de la actividad procesal del juez” (cas. civ. sentencia de 25 de febrero de 2005, exp. 7232), la inobservancia del deber consagrado en el precepto, podrá estructurar un error de derecho (Cas. Civ. 12 de WNV. Exp. 05001-3103-014-2001-00177-01 12 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil septiembre de 1994, expediente 4293)” (Sent. Cas. Civ. de 13 de abril de 2005, Exp. No. 1998-0056-02, reiterada en Sent. Cas. Civ. de 29 de noviembre de 2005, Exp. No. 01592-01)” (cas.civ. sentencia de 12 de diciembre de 2006, [SC-174-2006], expediente 11001-31-03-035-1998-00853-01) denunciable “a través de la vía del recurso extraordinario de casación apoyado en la causal primera, por la transgresión de normas de disciplina probatoria que conducen fatalmente a la violación de preceptos sustanciales, obviamente en el entendido de que se reúnan los demás requisitos de procedibilidad, y la preterición de tales medios de convicción tenga trascendencia para modificar la decisión adoptada” (cas.civ. sentencia de 15 de julio de 2008, [SC-0692008], exp.1100131030422003-00689-01). Con todo, en determinadas circunstancias, la omisión del decreto y práctica de las pruebas “que el propio legislador, ab initio, ha ordenado decretar y recaudar en determinado tipo de pleitos” o asuntos, en cuanto desconozca el derecho a la prueba inherente al debido proceso, “constituye nulidad procesal, en los términos del numeral 6º del artículo 140 del C. de P.C.” (cas. civ. sentencia de 28 de junio de 2005, [SC-136-2005], exp. 7901), “que puede alegarse inmediatamente después de ocurrida en la actuación siguiente (art. 143, inc. 5º C.P.C.); pero en el evento en que tampoco haya existido esta oportunidad, por haberse proferido ya sentencia de segunda instancia, dicha irregularidad puede alegarse en casación” (cas. civ. de 22 de mayo de 1998, exp. 5053, reiterada en la sentencia de 28 de junio de 2005). 4. Del documento fechado a 19 de noviembre de 1999 a propósito de las “575 búfalas (con sus crías) adultas más WNV. Exp. 05001-3103-014-2001-00177-01 13 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil 25 toros” (cdno 1, fl. 15) y del dictamen pericial de 23 de noviembre de 2004, expresando que el demandado “recibió 575 búfalas hembras con sus crías” (cdno 1, fls. 452-455; 464 y 465), emerge palmario que las mismas tenían y generan crías, las cuales, son frutos naturales y como “las pieles, lana, astas, leche, cría y demás productos de los animales, pertenecen al dueño de éstos” (artículo 716, in fine, Código Civil). Por otra parte, al decidir la objeción por error grave al dictamen pericial, el juzgador, la denegó, por tratarse de un “concepto detallado, con explicación de exámenes, experimentos e investigaciones efectuados”, apreciada su debida “fundamentación técnica” (fl. 70, cdno. tribunal) y el segundo dictamen pericial contiene, también cálculos de los frutos (cdno. 1, fls. 587 a 596). Por manera que estando comprobada la existencia de frutos, razón asiste al recurrente en reclamar el derecho a probar su tasación concreta, tanto cuanto más que si el ad quem, consideraba insuficientes los elementos probatorios para determinar su cantidad y valor, debió decretar pruebas, por una vez, para tal efecto. Obsérvese que el juzgador de primera instancia, en su sentencia ordenó al demandado entregar al demandante “575 búfalas adultas con sus crías, o el equivalente en pesos al momento de la devolución, 25 toros o el equivalente en pesos al momento de la devolución”, pronunciamiento revocado por el sentenciador de segundo grado, al no ser “posible establecer condenas a partir de hipótesis que no se traduzcan en situaciones WNV. Exp. 05001-3103-014-2001-00177-01 14 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil de hecho acreditadas”, y que el primer dictamen pericial indica la entrega por el demandante al demandado de “575 búfalas (con sus crías) adultas más 25 toros” y con el segundo contiene los cálculos respectivos, de donde al estimar insuficiente estas pruebas, el Tribunal, para determinar su cantidad y valor, debía decretar de oficio ex artículo 307 del Código de Procedimiento Civil, las pertinentes para determinar su cantidad y valor. Desde esta perspectiva, cercenado el derecho a probar, prescindiéndose de la oportunidad para decretar y practicar las pruebas necesarias con la finalidad con la finalidad de determinar la cantidad y valor de los frutos de las 575 búfalas y 25 toros entre su entrega y restitución, que ministerio legis, dispone el legislador en tales casos, es evidente la presencia de la nulidad consagrada en el numeral 6º del artículo 140 ídem, razón por la cual, el cargo propuesto está llamado a prosperar, imponiendo casar la sentencia acusada, en orden a invalidar la actuación adelantada a partir de la fecha en que se profirió. DECISIÓN En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley, CASA la sentencia proferida por la Sala Civil del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín, el 19 de julio de 2007, dentro del proceso ordinario de Juan Enrique Arango Uribe contra Juan Gonzalo Ángel Restrepo y, en sede de instancia, WNV. Exp. 05001-3103-014-2001-00177-01 15 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil RESUELVE: 1. Declarar la nulidad de la actuación adelantada por el Tribunal Superior, a partir de la fecha en que se profirió el referido fallo, inclusive. 2. En consecuencia, se ordena renovar la actuación anulada, para lo cual el Tribunal deberá adoptar todas las decisiones probatorias, que estime pertinentes y conducentes para la tasación de los frutos que procedan legalmente, de conformidad con lo expuesto en la parte motiva de esta providencia. 3. Sin costas en el recurso de casación, por haber prosperado el cargo. Cópiese, notifíquese y devuélvase la actuación al Tribunal de origen para lo pertinente. WILLIAM NAMÉN VARGAS JAIME ALBERTO ARRUBLA PAUCAR WNV. Exp. 05001-3103-014-2001-00177-01 16 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil RUTH MARINA DÍAZ RUEDA PEDRO OCTAVIO MUNAR CADENA ARTURO SOLARTE RODRÍGUEZ CÉSAR JULIO VALENCIA COPETE EDGARDO VILLAMIL PORTILLA WNV. Exp. 05001-3103-014-2001-00177-01 17