CERUTTI-PITA CUANDO LOS SANTOS CRUZAN LA CORDILLERA. MIGRACIÓN Y RELIGIOSIDAD POPULAR DE LOS CAMPESINOS CHILENOS EN TERRITORIO DEL NEUQUEN, ARGENTINA (1880-1916) Introducción El presente trabajo pretende realizar algunos aportes para el análisis de la religiosidad popular de los migrantes chilenos de origen rural, que entre 1880-1916 se trasladaron al Territorio del Neuquén. Las motivaciones que estimularon la migración trasandina de carácter rural-rural al Territorio del Neuquén en el periodo citado, solo se pueden comprender tomando en cuéntala existencia de una situación estructural en el agro chileno, en donde los terratenientes impiden, a través de mecanismos coercitivos, el acceso a la tierra y toda forma de organización político-sindical que busque transformar la situación vigente y, por ende, la explotación que son objeto los campesinos. Esto impulsara a miles de ellos “a emigrar al territorio neuquino, convertido por entonces en el lugar ideal para el refugio económico, debido a la abundancia de tierras fiscales, a la débil presencia del Estado Nacional, a su lejanía de los centros de poder y escasa población de origen argentino en el territorio, contrarrestada por la cercanía con Chile, con quien existía una relación comercial muy fuerte” (Cerutti-Pita). Estas condiciones posibilitaron que la frontera cultural del Territorio no coincidiera con la política, sino que la cultura popular chilena fuera predominante en toda la zona rural, así como en los poblados del oeste mismo (Chos malal, San Martin y Junín de Los Andes). Como consecuencia de la ausencia casi total de instituciones que propagaban la “cultura argentina”, y por las razones ya mencionadas, persistía y se enfatizaba la cultura popular rural chilena, cuyos usos y costumbres visibles en toda la extensión del territorio se pueden observar tanto en las comidas como en las fiestas populares y practicas terapéuticas y religiosas. Los hombres emigran, los santos también En el campo de la religiosidad popular, las fiestas de los santos tienen mucha importancia para este campesinado chileno migrante, destacándose las que se llevan a cabo en honor de San Sebastián. Para la elaboración de este trabajo solamente se toman en consideración tres manifestaciones religiosas. Esta selección obedece a su especial significación, evidencia en la práctica frecuente de las mismas. 1. Fiesta de San Sebastián La fiesta de San Sebastián tiene lugar en el Territorio del Neuquén, en la localidad de Las Ovejas. Anteriormente a la fundación de la misma, ocurrida en 1937, se lleva a cabo en el campo. Realizada anualmente, comienza el 20 de enero y dura varios días. En este festejo se recuerda el martirio del “santo campesino”. La imagen venerada corresponde a la del mártir amarrado a un tronco y atravesado por 4 flechas, con un casco a sus pies que tiene el aspecto de un cordero echado. De esta manera, San Sebastián, que es un soldado de la guardia de Diocleciano convertido al cristianismo y martirizado, deviene para los sectores populares rurales chilenos en un santo campesino. La celebración incluye diferentes momentos. A la mañana se celebra misa en el caso de existir un sacerdote en el paraje. Por la noche se lleva a cabo la velación del santo. Con posterioridad a la velación, se sucedían bailes, principalmente la cueca, como así también comidas y bebidas embriagantes acompañadas con melodías entonadas por cantoras. Esta celebración religiosa, debido a la numerosa asistencia de personas de un lado y otro de la cordillera, daba lugar al surgimiento de una feria en donde “se concentraban productores locales y compradores chilenos” (Bandieri) para el intercambio de mercaderías. 2. Fiesta de la Cruz De Mayo En el norte neuquino es muy común la celebración del Día de la Cruz o de la Cruz de Mayo. La misma se inicia al atardecer y culmina al día siguiente. Se trata de una fiesta que consiste en “vestir” una cruz de madera con flores y ramas de hojas verdes. Se transporta la cruz hasta el lugar en que se ha preparado una fogata en forma de círculo, generalmente en un cerro y allí se la emplaza. El organizador de la fiesta suele ser una anciana que adorna la cruz y cocina una comida especial para los invitados. Estos rezan pidiendo salud y, más tarde sentados en la fogata cantan y algunos pedirán dadivas a los presentes para la Cruz de Mayo. El símbolo venerado está ligado a la regeneración de la naturaleza, es decir, se pide a la Cruz de Mayo proporcione la existencia de animales y sembradíos en abundancia, para recomenzar y llevar a feliz término el ciclo anula de la vida campesina. De ahí que cada año la cruz sea remozada. A este significado – de origen pagano- se suma el sentido cristiano de la cruz como purificador del espacio que se habita. Por ello la cruz está presente en la cotidianeidad campesina, incluso en la misma suerte. 3. Velorio del angelito El “Velorio del Angelito” que se celebra en la zona rural neuquina provenía de Chile (Aunque es una práctica religiosa que se practica en casi toda América Latina). El tiempo que se le dedicaba a este culto podía durar varios días y, por supuesto, su celebración era ocasional. Esta creencia parte de que el niño de corta edad que moría era un “angelito”, por tanto resultaba común que al morir un infante se efectuare en la casa paterna una celebración que incluye oraciones, ritos y además como en las grandes fiestas populares, se acompañe con comida y bebidas espirituosas, cantos y bailes. El infante está considerado libre de pecado original y por tanto, su muerte prematura lo convierte en un, mediador ante el Padre Eterno respecto a sus padres y parientes cercanos. Las severas disposiciones policiales que prohibían este culto eran sorteadas en general con éxito, pero su práctica rayaba casi en la clandestinidad, por lo tanto no había lugar fijo para su realización. En Neuquén, el “velorio del Angelito” era de lo más común, siendo criticado como “supersticioso” y “salvaje” por parte de los sectores hegemónicos del Territorio (los mismos que poco tiempo atrás habían celebrado la limpieza étnica, conocida erróneamente como “Conquista del Desierto”, que produjo la matanza de miles de Mapuches en nombre de la ideología sustentada por el darwinismo social). Significación de las 3 expresiones de religiosidad popular la importancia de las 3 expresiones de la religiosidad popular anteriormente descriptas, deben ser analizadas en relación con las aspiraciones y deseos de los campesinos que participan en ellas. La vida cotidiana en el ámbito rural esta signada por un marcado aislamiento, a raíz de la baja densidad poblacional del Territorio de Neuquén. La posibilidad de interacción social permanente para el campesino, está básicamente circunscripta a la relación con su núcleo familiar. En la asistencia a estas celebraciones romperá tal aislamiento y podrá comunicarse con otros que comparten una similar forma de existencia. Las fiestas proporcionan vínculos de amistad y de amor, que se materializan al compartir la bebida, la comida, los juegos y las danza. También tiende a una ruptura breve donde los “crianceros” puedan apartarse de la soledad que le depara la inmensidad del territorio patagónico y su trabajo de ganadero trashumante, que los obliga a ir de un lugar a otro. Por otra parte, la festividad religiosa es la ocasión para que los campesinos pidan a Dios y a los Santos que le conserven su salud. Asimismo estas fiestas religiosas crean, afirman y reafirman las solidaridades. CONCLUSIONES Esta región se verá “chilenizada” desde el punto de vista de la producción material y simbólica. La religiosidad popular constituirá una de las formas de resolución de los problemas que el cotidiano asilamiento plantea a estos campesinos migrantes: la salud, la subsistencia económica, la relación con los otros y con lo sobre natural. La recreación de prácticas religiosas de origen chileno contribuirá a reforzar su identidad étniconacional, en una región en donde la “cultura argentina” es prácticamente inexistente.