Durante los años 1999 a 2005 ocurrieron en el municipio de San

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Audiencias ciudadanas por la verdad
En la etapa actual, en Colombia se han venido abriendo algunos caminos para avanzar
en el esclarecimiento de los crímenes contra la humanidad perpetrados durante décadas.
Tales posibilidades han aparecido, en buena parte, gracias al esfuerzo de las
comunidades que han soportado el peso de la violencia, las asociaciones de víctimas, las
organizaciones de derechos humanos y los movimientos sociales. Un proceso de
dilucidación de la verdad histórica no debe quedar circunscrito a los mecanismos
formales que propone una institucionalización que ha estado estrechamente ligada a la
emergencia y al desarrollo del paramilitarismo. Son la sociedad civil y las comunidades
víctimas de la violencia quienes deben ser los protagonistas de los procesos de
esclarecimiento, que requieren ser, ante todo, procesos de democratización y
participación política. Desde esta perspectiva, ha venido construyéndose la iniciativa de
las audiencias ciudadanas por la verdad.
Fruto de un proceso de coordinación entre distintos sectores sociales, asociaciones de
víctimas, el Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado, organizaciones
de derechos humanos y sectores políticos de oposición con asiento en el Congreso de
Colombia, preocupados por la grave situación de Derechos Humanos que afronta el
país, se viene construyendo una estrategia de denuncia e incidencia política que tiene
como objetivo la búsqueda de verdad, justicia y reparación frente a los crímenes de lesa
humanidad de los que ha sido víctima el pueblo colombiano.
A mediados del año 2006, la oficina del senador Alexander López Maya convocó a
distintos sectores sociales y organizaciones de Derechos Humanos, con el fin de
construir una agenda común que recogiera las iniciativas, intereses y acumulados
construidos por el movimiento de derechos humanos en el país. Esta iniciativa cobra
importancia en momentos en que el gobierno colombiano desarrolla un proceso de
negociación con los grupos paramilitares, para el cual se ha creado un marco jurídico
que garantiza la impunidad de sus crímenes.
A petición del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado, el senador
Alexander López, perteneciente a la bancada parlamentaria del Polo Democrático
Alternativo, solicitó que la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la
República sesionara en Audiencia pública en el municipio de San Onofre, Sucre, el 27
de noviembre de 2006. Esta solicitud fue realizada a partir de un proceso de
acompañamiento que diferentes organizaciones de derechos humanos pertenecientes al
Movimiento Nacional de Víctimas realizan en el departamento de Sucre, proceso
que permitió la creación del capítulo Sucre del mismo, lo que a su vez facilitó el
conocimiento y documentación de los graves episodios de violación a los derechos
humanos que se presentaron en el municipio de San Onofre, en donde durante los años
1999 a 2005 ocurrieron graves hechos que dejaron más de 3000 victimas.
Hombres armados hicieron presencia en este territorio en el año 1999 bajo la figura de
las Cooperativas de Seguridad Convivir, seis meses después se convirtieron en grupos
de adscritos a las Autodefensas Unidas de Colombia al mando de Rodrigo Antonio
Mercado Pelufo “Alias Cadena”, miles de personas fueron desplazadas, torturadas,
asesinadas y desaparecidas por este grupo que actuaba con absoluta libertad en el
municipio debido a que contaba con la aquiescencia de las autoridades civiles
administrativas y de policía.
En Marzo de 2006, el actual senador de la República, Gustavo Petro denuncia la
aparición de fosas comunes en San Onofre y estalla el escándalo público sobre la
opresión paramilitar de estas regiones de la Costa Atlántica colombiana, convertidas en
corredores del narcotráfico y centros de exterminio y de control absoluto del poder local
por parte del emergente poder mafioso. Meses antes una exitosa campaña de la
Infantería de Marina en la jurisdicción del Golfo de Morrosquillo liderada por el oficial
de la armada, Coronel Rafael Colón, logra contener la operación de muerte de Rodrigo
Cadena en la finca El Palmar, ubicada en la zona rural de San Onofre, base paramilitar
en la que fueron ejecutadas más de 600 personas reportadas, de un gran total de más de
3000 personas que presuntamente fueron ejecutadas en este municipio, durante el
periodo 1996 al 2004. De la misma manera, a mediados del 2004 la población del
corregimiento Libertad, zona rural del municipio San Onofre, en un ejemplo de
resistencia civil, se levantó contra el operativo paramilitar que reinaba en su territorio
hasta expulsar el último reducto de este ejército comandado por alias Cadena.
Esta dinámica es refrendada por la campaña electoral, que muestra al candidato
presidencial del Polo Democrático Alternativo, Carlos Gaviria Díaz con importantes
resultados electorales en zonas de control paramilitar como Barranquilla, Magdalena y
Sincelejo. Lo cual implicó un cambio significativo pero desigual en la correlación de
fuerzas en la Costa Atlántica, con un guarismo final de más de 2.600 millones de votos
a nivel nacional, generando un nuevo medio favorable a la discusión en el nuevo
periodo de Gobierno.
Este proceso en el cual se interactúa con la degradación progresiva del régimen político,
configura la mayor crisis política del establecimiento y de la administración del
presidente Uribe en todo el periodo. La articulación de este conjunto de esfuerzos tanto
de las comunidades de base, como de las organizaciones sociales y la opinión publica
independiente debe conducir a una estrategia global de respuesta que se ha venido
configurando a partir de los siguientes elementos;
1. Construir autoridad política y ética, en la lucha contra la impunidad, por la
verdad, justicia y reparación, como un activo político, que sea capaz de convocar
amplias respuestas ciudadanas y sociales al régimen del terror.
2. Acompañar desde distintos escenarios los procesos de construcción de
Movimiento de Víctimas en las áreas de conflicto, siendo articuladores del cobro
histórico y político de la crisis institucional.
3. Ser constructor de un proceso de verdad y esclarecimiento de cara a la tarea de
forjar una opinión pública nacional que sea capaz de enfrentar la crisis del
régimen político paramilitar.
4. Generar un proceso de reactivación de la institucionalidad desplomada bajo la
conspiración del proyecto paramilitar en todos los niveles. Lograr acompañar
procesos de activación de respuestas judiciales, de control constitucional del
orden público, de interlocución con la fuerza pública a distintos niveles en la
tarea de construcción de procesos de seguridad ciudadana.
5. Motivar y acompañar el papel que debe jugar la Fiscalía General de la Nación y
el Ministerio Público en el desarrollo de su tarea investigadora y de
reestablecimiento del Estado social de Derecho y de resarcimiento a la sociedad
en su conjunto, afectada por los hechos de violencia.
6. Abrir espacios de denuncia y acompañamiento a las víctimas de la violencia
política desde escenarios de Estado como el Congreso de Colombia y la Rama
Judicial, alternos a la política gubernamental expresada a través de la ley de
Justicia y Paz y La Comisión Nacional de Reconciliación.
Siendo el desafío principal visibilizar y acompañar los enormes esfuerzos que hace la
sociedad, las organizaciones sociales, el movimiento popular, los medios de
comunicación por enfrentar el proyecto del terror y la conspiración paramilitar.
Asumiendo desde distintos escenarios, la tarea de construir un discurso público que
canalice las energías y pulsaciones éticas y políticas del país que intentan sobreponerse
a estos largos años de sitio criminal de la sociedad. De la misma manera, el liderazgo
de las víctimas del terror debe ser capaz de asumirse como el centro de la política, que a
su vez, construye el nuevo tinglado de lo que algunos llaman el “posconflicto”.
Escenario, que se visualiza como el cobro social al desplome del régimen político, en la
medida en que este se produzca, (aunque este cobro en las actuales circunstancias y en
el inmediato futuro, no implique una negociación a fondo del conflicto de la sociedad
colombiana).
En el marco de estas opciones y a través de diversos procesos de resistencia, las
comunidades en Sucre reclamaron la intervención de diferentes instituciones del Estado
colombiano y lograron que a finales del año 2005 el poder paramilitar se retirara de San
Onofre, sin embargo, los miles de crímenes ocurridos continúan en la impunidad y las
comunidades, que actualmente desarrollan un proceso de reconstrucción de su tejido
social, exigen verdad, justicia y reparación frente a estos crímenes.
A la Audiencia Pública realizada por la Comisión de Derechos Humanos del Senado el
27 de Noviembre en este municipio, asistieron más de dos mil personas. En ella, los
pobladores denunciaron ante los miembros de la Comisión las graves violaciones de las
que han sido victimas y de las que fueron autores miembros de grupos paramilitares así
como funcionarios pertenecientes a todos los niveles del poder público local y regional,
este proceso de denuncia tuvo una importante difusión a través de medios nacionales e
internacionales de comunicación, lo que generó una presión política que influyó en el
desarrollo de investigaciones contra autoridades locales, regionales y nacionales.
La vicepresidencia de la Comisión de Derechos Humanos del Senado en cabeza del
Senador Alexander López, las organizaciones de Derechos Humanos que acompañaron
el proceso y el Movimiento Nacional de Victimas, formalizaron denuncias penales y
disciplinarias a partir de la información aportada por la comunidad en la Audiencia y se
ha asumido el compromiso de hacer seguimiento al desarrollo de las mismas, así como
de mantener el acompañamiento a esta comunidad, que por su parte ha iniciado un
proceso de organización que tiene como objetivo la reivindicación de sus derechos.
A partir de esta experiencia, otras comunidades, organizaciones de Derechos Humanos
y agrupaciones de víctimas han manifestado su interés en que se desarrollen audiencias
de este tipo en su territorio, es el caso de Antioquia, Putumayo y Valle del Cauca,
lugares en los que el accionar paramilitar a causado graves perjuicios a las comunidades
y en donde la connivencia entre los grupos paramilitares y algunos miembros de la
diferentes ramas del poder público está en proceso de generar graves niveles de
impunidad.
Para la realización de la Audiencia Pública de San Onofre, se gestionaron recursos de
cooperación internacional, obteniendo el importante apoyo de las agencias Misereor,
Alemania, Cordaid, Holanda y Oxfam, Bélgica, el presupuesto construido contempló
rubros para la movilización de los asistentes a la audiencia; la difusión del evento a
través de actividades publicitarias; el registro fílmico del evento, que fue transmitido en
diferido por el canal del Congreso de la República; la publicación del informe; la
creación de un fondo que garantice niveles iniciales de protección para los líderes que
participan activamente de la planeación y convocatoria a la audiencia; actividades
posteriores de acompañamiento a la comunidad y seguimiento a la situación regional;
implementación de acciones jurídicas de carácter internacional y participación de
invitados internacionales a la audiencia.
Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado
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