Contexto 1: Explosión de recobros al FOSYGA (1/4)

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La Federación Médica Colombiana saluda la feliz iniciativa de las Comisiones Séptimas del
Senado de la República y la Cámara de Representantes y considera su obligación hacer
pública la presente ponencia ante el 1er. foro nacional “La verdad sobre los medicamentos
genéricos”. Nuestra posición sobre este tema se define en 7 puntos que son:
1. Es verdad que en algunos sectores de la sociedad colombiana existe un
imaginario de “mala calidad” de los medicamentos genéricos. Es verdad que,
a partir de algunas imperfecciones en las normas que garantizan la calidad de estos
medicamentos y de observaciones empíricas (puntuales y sin suficiente evidencia
científica) que podrían alimentar cierta duda razonable al respecto, existen claras
“razones de mercado” en la difusión del imaginario de “mala calidad” de los genéricos.
Es necesario por lo tanto que, quienes legítimamente exigimos la mejor calidad de
estos medicamentos, nos diferenciernos bien de quienes difunden el imaginario de
“mala calidad” de estos productos, simplemente porque así aseguran sus ganancias.
2. Es verdad que el imaginario de “mala calidad” de los genéricos tiene efectos
económicos ciertos a nivel del “gasto de bolsillo” y del gasto institucional. A nivel
del llamado “gasto de bolsillo” (lo que todos pagamos en las farmacias) encontramos
un reciente estudio de la ONG mundial HAI-AIS en los países andinos que demuestra
que en Colombia, los precios de las “marcas originales” son los más altos de la región y
las diferencias con los precios de los genéricos, son las más significativas. Informes
publicados por nuestro Observatorio confirman la existencia de diferencias de precios
tan irracionalmente grandes, tan fuera de toda lógica, que resulta desquiciado aceptar
que se basen en diferencias de calidad, que nadie ha demostrado científicamente.
A nivel “institucional” (recobros al FOSYGA que en último término, pagamos todos los
colombianos) basta cualquier búsqueda por Internet para encontrar sentencias de
jueces que ordenan suministrar una “marca original”, sobre el supuesto de que el
genérico no funcionó, sin que estas sospechas sean respaldadas siquiera con reportes
de farmacovigilancia. Por su perentoriedad, las acciones de tutela estimulan además el
suministro de medicamentos “a cualquier precio”, lo cual a su vez empeora el problema
de los precios perversos, que tarde o temprano el FOSYGA reconoce.
Es así como el imaginario de “mala calidad” de los medicamentos genéricos puede
generar grandes beneficios económicos para quienes interesadamente difunden este
prejuicio, al margen de cualquier evidencia científica.
3. Es verdad que para superar este imaginario de “mala calidad” debemos
implementar ajustes al sistema de aseguramiento de la calidad vigente. No basta
con afirmar que los sistemas de seguridad social -incluso de los países del 1er. mundomanejan fundamentalmente medicamentos genéricos, ni basta decir que la mayor parte
de los genéricos en Colombia son producidos por 3 grandes multinacionales y los 10
laboratorios nacionales más importantes del país. No es suficiente decir que todos los
laboratorios que producen genéricos cuentan con certificación de buenas prácticas de
manufactura del INVIMA o de las agencias reguladoras más importantes del mundo. Es
necesario continuar avanzando en el aseguramiento de la calidad de todos los
medicamentos que consumimos los colombianos. Es necesario avanzar hacia actos
legislativos como una “Ley del Medicamento” que asegure la defensa de los intereses
de la salud pública en este campo. Y es necesario avanzar hacia el “Sistema Nacional
de Farmacovigilancia” que la Federación Médica Colombiana con sus Colegios
Departamentales se propone dinamizar, a partir de los avances del INVIMA y las
instituciones que ya trabajan en este campo.
4. Es verdad que, además de asegurar mejor la calidad de los medicamentos
genéricos, debemos defenderlos de grandes peligros que amenazan su futuro.
Por un lado, está la extensión de patentes a 25 años y protección de datos de prueba a
11 años, que los fundamentalistas de la protección del interés comercial exigen en las
negociaciones del tratado de libre comercio con la Unión Europea. Aceptar estas
exigencias, nos llevaría mucho más allá de lo establecido en cualquier convenio
internacional y –simplemente- liquidaría la industria de medicamentos genéricos y con
ello, las posibilidades de acceso de los colombianos a próximas innovaciones
farmacéuticas,.
Por otro lado, está la anunciada expedición de un régimen especial de registros
sanitarios para "medicamentos biotecnológicos" que, excediendo incluso la capacidad
regulatoria de la FDA norteamericana, pretende introducir barreras tecnológicas al
ingreso de genéricos "biosimilares". De expedirse esta norma, sería otra forma de
liquidar las posibilidades de acceso de los colombianos a la innovaciones terapéuticas,
pero esta vez en el campo específico de los “medicamentos biotecnológicos" y “de alto
costo”, precisamente aquellos que no tienen genéricos y cuyos millonarios recobros al
FOSYGA nos están llevando rápidamente al colapso financiero del sistema de salud.
5. Es verdad que debemos defender el rol que cumplen los medicamentos
genéricos en el acceso a las innovaciones farmacéuticas. Debemos oponernos a
los excesos en la protección de patentes. Debemos asegurarnos de que no se repita lo
sucedido en las negociaciones del TLC con los Estados Unidos, donde fue el protocolo
modificatorio impulsado por los demócratas norteamericanos el que reversó varias
concesiones contrarias al interés de la salud pública que nuestro equipo negociador ya
había aceptado. Las pretensiones de los negociadores europeos son muy duras y
neutralizarían incluso lo logrado con los demócratas norteamericanos. Al respecto, las
manifestaciones públicas de nuestros negociadores no son tranquilizadoras. Nuestros
negociadores se niegan a hablar siquiera de líneas rojas, aún para las pretensiones
más exageradas y absurdas de los fundamentalistas “defensores –no de la propiedad
intelectual- sino del interés comercial”.
6. Es verdad que debemos evitar que el Gobierno se precipite en la imposición de
barreras tecnológicas a los genéricos “biosimilares”. Actualmente, no se conocen
problemas realmente graves en el tema de registros sanitarios porque el INVIMA
reconoce las decisiones de las agencias regulatorias más importantes del mundo,
entonces ¿de donde surge y a quién sirve la urgencia de una legislación especial, que
incluso anticipe a la FDA norteamericana?. Los sectores que vienen impulsando este
régimen especial para “medicamentos biotecnológicos” con el argumento de “defensa
de la calidad” deberían demostrar primero que están alejados del interés comercial de
las grandes transnacionales farmacéuticas, que son las que realmente necesitan de la
fórmula “más años de protección de patentes, más años de protección de datos de
prueba y más barreras tecnológicas” para proteger sus multimillonarias inversiones en
empresas biotecnológicas.
7. Finalmente, es verdad que debemos evitar que quienes implementan la actual
política de desregulación y desinformación del mercado farmacéutico aniquilen
además nuestras posibilidades de acceso a las innovaciones terapéuticas.
Recordemos que el Ministro de la Protección social aquí citado, es miembro de la
Comisión Nacional de Precios de Medicamentos, y es coautor de la Circular 04 de
2006 que puso en marcha la política de desregulación de precios de medicamentos,
que tiene al borde del colapso financiero el sistema de salud. En Colombia, el mercado
farmacéutico se encuentra “desregulado”. Para contextualizar este hecho, recordemos
que con la Circular 05 de 2002 impulsada por el extinto Ministro Juan Luís Londoño
teníamos en régimen de “control directo” (máximo nivel de regulación) a 118 productos
considerados “monopólicos” (que podían abusar de su posición dominante en el
mercado). Hoy, en manos de su ex asesor y sucesor Palacio no queda ni un solo
producto en este nivel de regulación. Prácticamente todos los medicamentos que el
FOSYGA pagó y sigue pagando “a cualquier precio” están en la lista de 118 que
Londoño proponía regular. Hoy, por haber eliminado la regulación de precios de esos
productos, cientos de miles de millones de pesos colombianos pasaron en los bolsillos
de los conductores de la “maquinaria” de recobros, en lugar de servir para la salud
pública. Pero además tenemos “desinformación”, debido a que ni la Comisión Nacional
de Precios de Medicamentos ni el SISMED han publicado ni uno solo de los datos
reportados desde finales de 2006 ¿A quién beneficia la desregulación y desinformación
en un mercado como el farmacéutico, reconocido por todos como uno de los más
imperfectos? Solo a quienes buscan en este mercado unos rendimientos financieros
que no pueden imaginarse en otros sectores de la economía Los mismos que –como
dijimos- se enriquecen con la difusión del imaginario de mala calidad de los genéricos,
con la ampliación de la protección de patentes a 25 años o datos de prueba a 11 años
y con las barreras tecnológicas a los genéricos “biosimilares”.
Dr. Sergio, no encontré dónde incluir la frase:
Además, a finales del año 2002, 32 laboratorios tenían sus productos en régimen de “libertad
regulada” por incrementos injustificados en sus precios, hoy a 21 de abril de 2009, solo 10
productos están en este régimen y aún no se han hecho públicos sus precios. Esto es
“desregulación”.
Y lo relacionado con el PLUS o POS limitado o POS “chiquito”
Tocará dejarlos para otra oportunidad.
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