biotecnología

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biotecnología
Fernando Bravo Almonacid, Profesor de Biotecnología
Vegetal, UNQ. Investigador Adjunto (INGEBI-UBA-CONICET)
Sonia Wirth, bióloga, becaria doctoral CONICET,
INGEBI-UBA-CONICET
María Eugenia Segretin, bióloga, becaria doctoral CONICET,
INGEBI-UBA-CONICET
Mauro Morgenfeld, biólogo, becario doctoral ANPCyT,
INGEBI-UBA-CONICET
Las plantas como
fábr icas de pr oteínas
terapéuticas
En los últimos años, la demanda y uso de
péptidos y pr oteínas terapéuticos en la
medicina humana y v e t e r inar ia han
e x p e r i m e n t a d o u n m a r cado incr emento. E l
mer c a d o m u n d i a l d e b i o f á r m a c o s p a r a u s o
humano alcanza actualmente los 30.000
millones de dólares, y se estima que se
duplicará para el año 2010. Más de 200
productos se encuentran en evaluación
clínica, liderados por los anticuerpos
monoclonales, de los cuales unos 70 se
estarían comer cializando en los próximos
a ñ o s . S ó l o c u a t r o m o l é c u l a s c o m p r enden
el 75% de la producción actual y, si las
predicciones son correctas, la demanda
podría superar la capacidad de
m a n u f a c t u r a , a m e n o s q u e s e d e s a r r ollen
nuev o s s i s t e m a s d e p r o d u c c i ó n .
Actualmente, la producción de biofármacos se realiza utilizando básicamente dos sistemas: microorganismos y cultivo
de células de mamífero.
Respecto al primer sistema, existe la dificultad asociada a
la incapacidad que tienen las bacterias y hongos de producir
en las proteínas animales ciertas modificaciones que en la mayoría de los casos son indispensables para su funcionalidad,
como por ejemplo, el agregado de determinados azúcares (glicosilación). Además, el plegado incorrecto de la proteína y la
formación de agregados insolubles limitan la obtención de
productos biológicamente activos o cuyo costo de purificación sea económicamente sostenible.
Los cultivos de células de mamífero, en cambio, tienen la
ventaja de que permiten la síntesis de proteínas animales muy
similares a la original. Sin embargo, la obtención y mantenimiento de las líneas celulares es un proceso largo y costoso que
implica grandes inversiones adicionales cuando se pretende
incrementar la escala de producción.
Estos sistemas requieren de personal técnico especializado
y conllevan grandes riesgos económicos en caso de que ocurran contaminaciones en la línea de producción, aunque el
contaminante no sea patogénico para la salud humana.
Todas las dificultades mencionadas han intensificado los
esfuerzos para desarrollar nuevos sistemas de producción de
moléculas recombinantes seguras y a bajo costo.
En este entorno económico, la agricultura molecular, es
decir, la utilización de animales o plantas como biorreactores
para la producción de proteínas recombinantes, constituye
una alternativa posible a los sistemas de producción basados
en microorganismos y cultivos de células.
L a s p l a n t a s c o m o b i o r r eactor es
La producción de proteínas terapéuticas en animales transgénicos permite obtener productos muy similares a los sinte-
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tizados en el organismo animal original, pero requiere de un
tiempo de desarrollo muy largo y costoso. El aumento en la
escala de producción es lento y se limita a los ciclos naturales
de crecimiento de la especie utilizada. Además, existe el riesgo
de contaminación con virus animales y priones. Es por ello
que las ventajas asociadas a la producción de proteínas recombinantes en biorreactores vegetales han transformado a éstos
en una opción altamente competitiva.
La principal ventaja de las plantas como sistemas de producción es la disponibilidad prácticamente ilimitada de biomasa que puede obtenerse utilizando la infraestructura ya
existente para la siembra, cosecha, almacenamiento y procesamiento de los cultivos. El capital de inversión inicial y el
costo para el aumento en la escala de producción son relativamente bajos. Más aún, el volumen de producción es extremadamente flexible y puede adaptarse rápidamente a las demandas del mercado incrementando o disminuyendo la superficie sembrada. Por otra parte, una vez establecido el cultivo, no se requiere de personal especializado, no hay riesgos
de contaminación con patógenos animales, endotoxinas bacterianas o secuencias de ADN oncogénicas y puede aprovecharse el conocimiento previo de los sistemas de molienda y
extracción en las primeras etapas del proceso de purificación.
Una ventaja adicional es que las plantas permiten el almacenamiento estable de la proteína recombinante en semillas y
tubérculos, facilitando su conservación, transporte y distribución. Más aún, los mecanismos de síntesis y modificaciones posteriores son los propios de las células de mamíferos,
permitiendo la producción y ensamblado de proteínas multiméricas como los anticuerpos. Otro beneficio es que gozarían
de una mayor aceptación pública que la utilización de animales transgénicos.
Cuando se comparan los costos de producción de proteínas recombinantes en distintos sistemas, se demuestra que –a
menos que los niveles de proteína recombinante alcanzados
sean excesivamente bajos– los costos de producción en plantas son generalmente inferiores a los de otros sistemas (ver recuadro).
Más del 85% del costo de producción de una proteína recombinante depende del proceso de purificación. Al respecto,
las plantas poseen ventajas propias que permiten reducir estos
valores, a través de la fabricación directa en tejidos comestibles
o la acumulación en tubérculos o semillas. Las perspectivas de
aumentar aún más los niveles de expresión (que se fabrique
una mayor cantidad de la proteína de interés en los tejidos vegetales) y el desarrollo de técnicas más baratas de purificación,
permitirán producir proteínas recombinantes a costos entre
10 y 100 veces inferiores a los de los fermentadores bacterianos.
Resumiendo lo expuesto, la producción económicamente
rentable de proteínas recombinantes en plantas implica cumplir con tres requisitos primordiales: a) elevar los niveles de expresión, b) reducir los costos de purificación, y c) lograr un
producto de características idénticas o similares al sintetizado
en el sistema nativo.
Proteínas expresadas en plantas: v acunas y otr os ejemplos
Una de las aplicaciones más prometedoras de las plantas
como biorreactores es su potencial uso para la producción de
antígenos en tejidos comestibles (vacunas comestibles). La
producción de proteínas antigénicas en los tejidos vegetales
permitiría protegerlas de la degradación en el tracto gastrointestinal, un factor crítico para desarrollar una vacuna oral exitosa. A su potencial bajo costo de producción, se suma la ventaja de su fácil distribución y administración. La expresión en
tejidos de almacenamiento (en tubérculos, por ejemplo) en los
que las proteínas son estables a temperatura ambiente, permitiría obviar la necesidad de establecer y mantener una cadena
de frío, una de las limitaciones económicas más importantes
para la distribución de las vacunas en muchas regiones geográficas del mundo. Sin embargo, no se puede obviar el principal
desafío en la producción de una vacuna que todo sistema de
producción debe enfrentar; esto es, que el antígeno debe conservar su integridad estructural y actividad funcional para inducir una respuesta inmune protectora. Es importante mencionar que, dada la necesidad de aplicar dosis controladas de
los compuestos farmacológicos, se plantea la producción de
cápsulas con tejido vegetal procesado en lugar del consumo de
material vegetal fresco sin procesar.
Hasta la actualidad, se han expresado en plantas un número considerable de antígenos, que incluyen potenciales vacunas contra los agentes causales de diarreas, como los rotavirus,
las cepas enteropatogénicas de Escherichia. coli, el Vibrio cholerae y el virus Norwalk, así como contra las infecciones producidas por los virus de la hepatitis B y C, HIV, virus respiratorio sincicial, virus del papiloma humano, virus de la rabia y
el virus aftosa. También se ha reportado la expresión de antígenos para vacunas contra agentes patógenos bacterianos como Staphylococcus aureus, Pseudomonas aeruginosa y Bacillus
anthracis y el parásito responsable de la malaria, Plasmodium
falciparum, entre otros. Algunos de estos antígenos ya se evaluaron en ensayos clínicos en humanos, incluyendo la inmunización por ingestión de hojas de lechuga que contienen al
antígeno de superficie del virus de la hepatitis B humana
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(HBsAg), tubérculos de papa que expresan la subunidad B de
la toxina de E. coli enteropatogénicas, o la cápside del virus
Norwalk, y hojas de espinaca que protegen contra la rabia. En
todos ellos se observó algún tipo de respuesta inmune, tanto
sistémica como en mucosas, lo que alienta sobre la posibilidad
de desarrollar vacunas orales contra éstos y otros patógenos
humanos.
Otros ejemplos de proteínas terapéuticas expresadas exitosamente en plantas incluyen los anticuerpos que reconocen al
antígeno de superficie del virus de la hepatitis B humano
(HBsAg), a la glicoproteína B del virus del herpes simple humano de tipo 2, HSV-2, anticuerpos anti-esperma para su utilización como anticonceptivos, anti-idiotipos del linfoma no
Hodkins y un reactivo para diagnóstico
del HIV. Dentro de esta clase de moléculas cabe destacar el caso de una IgA secretoria expresada en tabaco que reconoce un
antígeno de Streptococcus mutans, el principal agente causal de la caries dental. En
ensayos clínicos llevados a cabo en humanos, en los que se aplicó este anticuerpo
en forma tópica luego del tratamiento con
un antiséptico, se verificó una protección
efectiva y específica contra la recolonización por S. mutants durante al menos cuatro meses (www.planetbiotechnology.com).
Además de los antígenos y anticuerpos, existen diversos ejemplos de proteínas de uso farmacológico e industrial expresadas en tejidos vegetales. La producción de somatotropina humana (hST) en
semillas de tabaco, la seroalbúmina humana (HSA) en papas, la aprotinina bovina en semillas de maíz,
y el factor estimulante de granulocitos y macrófagos (hGMCSF) en semillas de tabaco son sólo algunos de ellos. Entre
ellos podemos destacar la expresión en tabaco de la lipasa gástrica canina, utilizada para el tratamiento de insuficiencias
pancreáticas y fibrosis quística, que se encuentra en la etapa de
ensayos clínicos (www.meristem-therapeutics.com). Un ejemplo de desarrollo local en nuestro laboratorio es la expresión
del factor de crecimiento epidérmico humano (hEGF) en
plantas de tabaco (ver recuadro aparte). El hEGF es un factor
mitogénico que interviene en el desarrollo, diferenciación, reparación y protección de tejidos epiteliales. Se emplea para el
tratamiento de heridas y quemaduras, como agente reparador
en transplantes de córnea y para el tratamiento de úlceras gástricas y otras afecciones gastrointestinales.
Además de la expresión de proteínas terapéuticas, se están
utilizando plantas como biorreactores para la producción de
enzimas de uso industrial, como la avidina de pollo y la tripsina bovina producidas en semillas de maíz (ambas aprobadas
para su comercialización, www.prodigene.com); suplementos
alimenticios como la fitasa del hongo Aspergillus niger en semillas de tabaco y colza, o polímeros como el colágeno, la seda de araña y plásticos biodegradables.
E s t r a t e g i a s p a r a l a o p t i m i z a c i ó n d e l a p r oducción
La optimización de los niveles de producción de la proteína recombinante puede lograrse siguiendo diversas estrategias.
La elección de la misma o combinación de ellas dependerá de
las características de la proteína a sintetizar, de la especie vegetal utilizada y de las necesidades de producción. Generalmente, es difícil predecir cuál de estos aspectos tendrá mayor impacto para producir con éxito una proteína particular. Ello requiere, por lo tanto, ensayar múltiples variables para lograr niveles óptimos de producción. Los elementos a tener en cuenta son la elección del sistema de expresión y del germoplasma
a transformar y el uso de herramientas moleculares para el diseño de las construcciones genéticas que contengan las secuencias de las proteínas a expresar.
En cuanto a la elección del sistema de expresión, las opciones comprenden dos grandes grupos: integrativos y no integrativos. El primer grupo se refiere a aquellos sistemas que
permiten la integración estable de la construcción genética en el genoma vegetal, tanto en el
núcleo como en las organelas. Resulta en una
transformación estable y heredable, pero requiere etapas de cultivo de tejidos y métodos
de transformación eficientes. La transformación de cloroplastos (organela característica de
las células vegetales que contiene su propio genoma) ha resultado ser una alternativa muy interesante para la expresión de proteínas por numerosas ventajas, entre ellas, el gran número de
cloroplastos por célula y el gran número de copias de su material genético dentro de cada cloroplasto, lo que permitiría alcanzar altos niveles de expresión. Más aun, al no transmitirse
los cloroplastos al polen en la mayoría de las
plantas, el riesgo de transmisión horizontal a
especies relacionadas es nulo.
Los sistemas no integrativos, en cambio, no
requieren de la integración del transgén, son
más rápidos, pero no son heredables a la progenie. En este último grupo se encuentran la transformación transitoria con
vectores virales y por agroinfiltración.
Otros factores a tener en cuenta a la hora de decidir una
estrategia para la producción de proteínas en plantas incluyen
la elección de la especie vegetal, así como también en qué parte u órgano de la planta ha de expresarse dicha proteína (hojas, tubérculos, semillas, raíces, suspensiones celulares) para
obtener mayor estabilidad y/o mejores condiciones para su almacenamiento, etc.
Por último, y no menos importante, existen muchas herramientas moleculares que permiten optimizar el sistema, e incluyen la elección de elementos genéticos reguladores para expresar la proteína en tejidos vegetales específicos, la fusión a
otras proteínas y la localización de la proteína en distintos
compartimentos intracelulares para aumentar su estabilidad
y/o facilitar su purificación. Se ha demostrado que es posible
dirigir la proteína recombinante al espacio intercelular (apoplasto), lo que permite su secreción a través de las raíces (rizosecreción). Se puede purificar entonces la proteína recombinante del medio que rodea las raíces de las plantas transgénicas que crecen en un sistema hidropónico.
De todo lo expuesto se desprende que las plantas se presentan como un sistema con numerosas ventajas frente a los
otros disponibles para la producción de proteínas recombinantes de aplicación terapéutica o industrial. Aunque para cada proteína en particular se deban evaluar distintas alternativas hasta encontrar aquella en la que los niveles de expresión
sean óptimos, es de esperar que a corto plazo la utilización de
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las plantas como biorreactores sea la opción más atractiva.
Los trabajos realizados en el laboratorio fueron financiados por los siguientes subsidios:
Proyecto PICT 2000 Nº 08-03529,
ANPCyT y Proyecto BID 802/OC-AR
PICT 00 nº 08-08702.
Expresión de Factor de Crecimiento Epidérmico
humano (hEGF) en plantas de tabaco
Lectura r ecomendada
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Wirth S. (2005) Desarrollo de sistemas de expresión integrativos y no integrativos para la producción de biofármacos en plantas de tabaco. Tesis Doctoral, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad de Buenos Aires.
En el laboratorio se desarrolló un proyecto para la expresión de factor de
crecimiento epidérmico humano (hEGF) en plantas de tabaco. Se evaluaron distintos sistemas de expresión integrativos (transformación nuclear y
de cloroplastos) y no integrativos. Para corroborar que el hEGF producido
en plantas era igual funcionalmente al comercial, ensayamos si era capaz
de inducir el efecto típico de esta proteína: la expansión de células del cumulus de ovocitos bovinos. El medio de
la maduración de los ovocitos se suplementó con extracto de una planta sin
transformar, con hEGF comercial, o con
extractos de una planta de tabaco transformada a nivel nuclear con el gen de
hEGF. Con éste y otros resultados pudimos concluir que el hEGF producido en
tabaco se comporta igual que el comercial. Además, observamos que las plantas de tabaco que fabrican hEGF lo secretan a través de sus raíces, lo que facilitaría su purificación. La proteína
hEGF puede detectarse con un anticuerpo marcado donde crecieron las raíces de las plantas transgénicas (flechas), pero no donde crecieron las raíces de las plantas sin transformar.
Tomado de Wirth y col., Mol. Breeding, 2004
Comparación de costos para distintos sistemas de
producción de proteínas
Estimación de los costos de
producción en función del
nivel de expresión de IgA en
distintos sistemas y asumiendo que los costos de purificación y las pérdidas que ocurren durante este proceso son iguales en todos los casos.
Tomado de Daniell et. al. Trends in Plant Sci., 2001.
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