Explosión Demográfica - Dr. Alejandro Calanda

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Explosión Demográfica
El famoso problema demográfico es un mito.
Según índices publicados en el mismo banco mundial (WDR 1994), la tasa de crecimiento poblacional anual
mundial ha sido década 1970 a 80 del 2.2%, del periodo 80 al 92 del 2% y del 92 al 2000 del 1.7% y se espera
que entre el 2000 y 2050 todos los países alcancen una tasa de reproducción neta del 1%. (Solo hijas
suficientes para sustituir a las mamas)
Si tomamos en cuenta sólo la tasa de los países pobres del 70 al 80 2.2%, del 80 al 90 del 2% y para el 2005
del 1.7%
La población actual asciende a 6000 millones de personas y se calcula que dentro de 100 a 150 años se
estabilizará en 12000 millones.
No existe una explosión demográfica, se tiende a una estabilidad demográfica.
Pero ciertas personas solo ven la natalidad de los países pobres y se olvidan de las bajas tasas de los países
desarrollados.
En muchos países Europeos fallecen más personas de las que nacen. Ejemplos, Alemania, Italia etc. Pirámide
de población invertida. Se requiere de 2.7 hijos para suplir a los padres. Más inmigración etc.
Lo que sí hay son graves problemas de pobreza y distribución de riquezas secundarias al subdesarrollo
político, educativo, y de la injusticia situación económica nacional e internacional
Así lo demuestra el hecho de que el 20 por ciento más rico del planeta consume el ochenta por ciento de la
riqueza. Pensemos que el ingreso per cápita de un suizo es seiscientas veces superior al de un habitante de
Mozambique.
A partir del informe de 1992 se ven que los ingresos del 20 por ciento más rico del mundo son 150 veces
superiores a los ingresos del 20 por ciento más pobre.
Y el 20 por ciento más rico tiene la mitad de todas las oportunidades de desarrollo y el 80 por ciento de todas
las posibilidades comerciales y de inversión.
Las posibilidades de desarrollo existen solo para los ricos y la mayor parte del mundo recibe muy poco. Aun
en el norte el 30 por ciento de las personas viven en pobreza.
Se dice que somos demasiados cuando podríamos vivir todos en un estado como el de Texas, dejando el resto
del mundo vació ya que ocupamos solo el 1 por ciento de la superficie del planeta.
Se dice que la población produce deterioro ecológico y agotamiento de recursos, y no se ve que los mismos
dependen no tanto de la cantidad de población si no de su nivel y estilo de vida, y que día a día se descubren
técnicas para producir mas, mejor, a menor costo, y con menor uso de recursos e impacto ambiental.
Paradójicamente, para solucionarlo se busca reducir el crecimiento poblacional de los países del tercer mundo
que están en general y comparándolo con los países ricos, sub poblados, consumen menos, contaminan menos
y tiene altísimas tasas de mortalidad.
El banco mundial señaló que el producto bruto se quintuplicara entre 1990 y 2030 en los países en desarrollo
y en los países industriales se triplicará.
Los países ricos, con el 25 por ciento de la población, consumen el 75 por ciento de la energía y el 79 por
ciento el combustible.
Además varios economistas señalan que si se hacen las inversiones necesarias, la expansión demográfica es
sumamente conveniente para asegurar el crecimiento en los países en vías de desarrollo.
Los países ricos son los que tienen mayor densidad demográfica, Suiza tiene 168, 29 habitantes por km2,
Japón 329,37, Dinamarca 120,93, Mozambique 20.50, Etiopia 4484, Tanzania 4741.
Los países hoy desarrollados alcanzaron su desarrollo en el momento de expansión demográfica.
El demógrafo francés Herve Le Bras ha estudiado la relación entre densidad demográfica y crecimiento per
cápita en los países del sur entre 1980 y 1990, descubriendo que entre los países con densidad inferior a 100,
la renta en 28 países la renta percápita creció y en 43 descendió. En cambio en los de densidad superior a 100
creció el 20 y bajó el 8.
Por eso mil profesores universitarios Italianos declararon anti científico la propuesta antinatalista del proyecto
de declaración final de la conferencia del Cairo (agosto de 1994).
No hay problema de explosión demográfica ni de súper población, ni de agotamiento de recursos ni deterioro
ecológico.
Hay sí problemas de extrema pobreza y subdesarrollo.
A este problema real cabrían dos soluciones. El desarrollo y el control de la población ¿ por qué se opta por el
segundo, comprometiendo el crecimiento económico, cultural y religiosos de los países pobres?
Se responde a continuación.
Si en 1950 le hubieran preguntado que ocurriría si se duplicara la población, probablemente habrían dicho que
sería una catástrofe.
Sin embargo, esto es lo que ha sucedido y estamos mejor que antes.
Todos lo sindicadores básicos en esperanza de vida, nutrición, salud, alfabetización, renta per cápita muestran
una evolución positiva en las ultimas cuatro décadas, tanto en los países industrializados como en países en
vías de desarrollo (fantasmas demográficos, la prensa, septiembre de 1994)
Con una gran parte de la información que circula sobre las realidades demográficas hay que ser precavidos
pues son erróneas.
Los cristianos debemos ante todo difundir la verdad, sobre todo cuando se oculta bajo tópicos muy
propagados y desprovistos de fundamento (pontificio consejo para la familia, evoluciones demográficas)
EL CONTROL DEMOGRAFICO
Entonces por que se requiere controlar el crecimiento demográfico en los países
Si en algún país se hacen necesarias políticas de población, ya sea para aumentar o disminuir el crecimiento
poblacional, estas deben ser legítimas en sus fines y en sus medios.
Documentos internacionales (como el memorando kissinger) demuestran que algunas potencias
internacionales, y principalmente los estados Unidos quieren reducir el crecimiento poblacional del tercer
mundo porque lo considera negativo para la seguridad y el poderío internacional que tienen aquellas. Temen
el desarrollo de los países pobres, temen que consuman sus recursos naturales, que los países ricos necesitan.
Y temen ser invadido demográficamente por los países en desarrollo.
Porque mientras los países pobres se expanden demográficamente los ricos se retraen. Según las
proyecciones de la ONU para el 2025 el 95 por ciento del aumento de la población mundial corresponderá a
los países en desarrollo.
Si en 1925 los países ricos tenían el 36 por ciento de la población mundial, en el 2025 tendrán solo el 16 su
preocupación no debería sorprendernos.
A esto se suma la mentalidad racista y eugenésica que abunda en demógrafos anglosajones, como Margaret
Sanger, que decía que las poblaciones del tercer mundo son como maleza humana.
Desde luego no es legítimo controlar el crecimiento poblacional de los estados hoy pobres en interese egoístas
de las potencias políticas y económicas mundiales.
Por ello no llama la atención que en los puestos de dirección en reuniones de la ONU sobrepoblación y sobre
la mujer predominen abortistas y lesbianas y que financiados por la ONU promueven el aborto y la
homosexualidad.
Tan poco extraña que en este contexto una delegada argentina en la conferencia del Cairo fuera expulsada de
las reuniones por no ser abortista.
Conclusiones semejantes podemos extraer del trabajo de otros organismos de la ONU, como la OMS que
financió el descubrimiento de la píldora abortiva RU486, y la UNESCO que promueve en sus textos de
educación sexual a la legitimidad de las distintas forma de vivir la sexualidad, señalando que el docente debe
dar absoluta libertad de elección al alumno, evitando cualquier alusión al bien o mal moral.
La historia demuestra que las tazas de población tiendan a estabilizarse cuando los pueblos llegan al
desarrollo.
Si tomamos en cuenta que se ha esterilizado al 30 por ciento de la población femenina de Brasil y al 80 por
ciento de Puerto rico podemos hacernos una idea de la inmoralidad de los medios con que se desarrolla este
control “es moralmente inaceptable que, para regularidad la natalidad, se favorezca o se imponga el uso de
medios como la anticoncepción, la esterilización y el aborto” (EV, N91) no seamos inocentes pensando que
esta “cultura de la muerte” se generó en forma espontánea.
“Esta estructura está activamente promovida por fuertes corrientes culturales, económicas y políticas
portadoras de una concepción de la sociedad basada en la eficiencia. Mirando las cosas desde este punto de
vista, se puede hablar, en cierto sentido de una guerra de los poderosos contra los débiles (EV n12)”
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