CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN 1 SESIONES ORDINARIAS 2015 Supl. (1) al Orden del Día Nº 1893 SUMARIO: Observaciones formuladas al dictamen de las comisiones de Transportes, de Obras Públicas y de Presupuesto y Hacienda, contenido en el Orden del Día Nº 1.893. Carrizo (C.). (5-D.O.-2015.) Buenos Aires, 7 de abril de 2015. Al señor presidente de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, doctor Julián Andrés Domínguez. S/D. De conformidad con lo dispuesto en el artículo 113 párrafo 2 del reglamento de esta Honorable Cámara, vengo a formular observaciones al dictamen de las comisiones de Transportes, de Obras Públicas y de Presupuesto y Hacienda publicado en el Orden del Día N° 1.893/2015. FUNDAMENTOS Consideraciones acerca del proyecto de ley sobre política de reactivación de los ferrocarriles de pasajeros y de cargas. Declaración de interés público nacional y como objetivo prioritario de la República Argentina. Constitución de Ferrocarriles Argentinos Sociedad del Estado. (2-P.E.-2015.) Sin restarle importancia a las relevantes discusiones en torno a la conveniencia de la gestión pública o privada del sistema ferroviario que deben llevarse a cabo, o a la centralidad que debe ocupar en el actual proyecto de ley el fortalecimiento de un sistema de control interno y externo sobre la gestión y el manejo del transporte ferroviario de pasajeros y de cargas, debe hacerse hincapié en un precepto concreto del proyecto presentado por el Poder Ejecutivo que genera especial preocupación y que consideramos de vital importancia para evitar arbitrariedades y discrecionalidad gubernamental, como también una legislación inconstitucional. Se trata de su artículo 3°, que establece que “El Poder Ejecutivo nacional deberá adoptar las medidas necesarias a los fines de reasumir la plena administración de la infraestructura ferroviaria en todo el territorio nacional y la gestión de los sistemas de control de cir- culación de trenes, pudiendo a tal fin resolver desafectar bienes, rescatar, reconvenir o en su caso renegociar los contratos de concesión suscritos con Nuevo Central Argentino Sociedad Anónima, Ferroexpreso Pampeano Sociedad Anónima, aprobados por los decretos 994 del 18 de junio de 1992, 1.144 del 14 de junio de 1991 y 2.681 del 29 de diciembre de 1992 respectivamente; los contratos de concesión de transporte de pasajeros suscritos con Metrovías Sociedad Anónima y Ferrovías Sociedad Anónima Concesionaria, aprobados por los decretos 2.608 del 22 de diciembre de 1993 y 430 del 22 de marzo de 1994; así como los contratos de concesión suscritos con las provincias en el marco del decreto 532 del 27 de marzo de 1992 actualmente vigentes”. La facultad que dicho artículo pone en cabeza del Poder Ejecutivo nacional constituye una atribución propia del Poder Legislativo, tal como lo dispone el artículo 75 (incisos 18, 19 y 32) y como lo muestra nuestra tradición constitucional. Ello implica que el mencionado artículo 3° nos coloca frente a un supuesto de delegación legislativa, prevista por nuestra Constitución en su artículo 76 en los siguientes términos: “Se prohíbe la delegación legislativa en el Poder Ejecutivo, salvo en materias determinadas de administración o de emergencia pública, con plazo fijado para su ejercicio y dentro de las bases de la delegación que el Congreso establezca. La caducidad resultante del transcurso del plazo previsto en el párrafo anterior no importará revisión de las relaciones jurídicas nacidas al amparo de las normas dictadas en consecuencia de la delegación legislativa”. Del mencionado precepto constitucional surge que la delegación legislativa está, como principio general, prohibida. La misma sólo es admitida excepcionalmente cumpliendo con determinados requisitos, que, de no estar presentes, la tornan inválida. Dichos requisitos son tres: a. Sólo puede ser hecha en materias determinadas de la administración o de emergencia pública. b. El Congreso debe fijar un plazo para su ejercicio. c. El Congreso debe establecer las bases de la delegación. 2 Supl. (1) O.D. Nº 1.893 CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN Con respecto a la primera de las condiciones, no hay una declaración de emergencia pública. La ley 25.561, sancionada el 6 de enero de 2002, declaró la emergencia pública en materia social, económica, administrativa, financiera y cambiaria hasta el 10 de diciembre de 2003, delegando en el Poder Ejecutivo un conjunto de facultades, entre las cuales se encuentra la de renegociar los contratos celebrados por la administración pública bajo normas de derecho público, comprendidos entre ellos los de obras y servicios públicos (artículo 9°). Esta facultad fue prorrogada por diversas leyes: la 25.790 (2003), la 25.972 (2004), la 26.077 (2005) y la 26.204 (2006). Ésta última, que prorroga la 25.561 en su totalidad, y además otras leyes y decretos, fue a su vez prorrogada por las leyes 26.339 (2007), 26.456 (2008), 25.563 (2009), 26.729 (2011) y la 26.896 (2013). La última prórroga se extendió hasta el 31 de diciembre de 2015. Vencido dicho plazo, podría no haber declaración de emergencia que habilitara una delegación como la que hace el artículo 3° del proyecto que se debate. Siendo ello así, corresponde analizar si la renegociación de los contratos de concesión de servicios públicos constituye una “materia determinada de la administración” en los términos del artículo 76 de la Constitución Nacional, en cuyo caso la declaración de emergencia no resultaría necesaria. Cabe aquí mencionar lo dispuesto por la ley 25.148, sancionada el 11 de agosto de 1999, que establece en su artículo 2° que a los efectos de dicha ley, se considerarán materias determinadas de administración, entre otras, aquellas que se vinculen con la legislación en materia de servicios públicos, en lo que compete al Congreso de la Nación. Esta ley ratificó todas las delegaciones legislativas emitidas con anterioridad a la reforma constitucional de 1994 y fue prorrogada por sucesivas leyes hasta 2006, de manera que esta definición, que era sólo a los efectos de dicha ley, ya no se encuentra vigente. Si aún a pesar de ello, se interpreta que efectivamente constituye una materia determinada de la administración, ello sólo implica que la declaración de emergencia no es necesaria, pero en modo alguno permite hacer una delegación sin cumplir con los otros dos requisitos: plazo y bases de la delegación. Teniendo en cuenta esto debe enfatizarse que el artículo 3° del proyecto no cumple con ninguna de estas condiciones. En consecuencia, la delegación bajo análisis es inconstitucional, permitiéndole al Poder Ejecutivo ejercer por tiempo indefinido funciones que competen al Congreso y sin base alguna, en manifiesta oposición al artículo 76 de nuestra Carta Magna. Si se profundiza en las consecuencias que esta delegación puede tener en la práctica la situación es aún más preocupante. Atribuir al Poder Ejecutivo nacional la facultad de renegociación y –aún más– de resolución de concesiones y de desafectación de bienes concesionados, sin fijar quién será el órgano competente y sin establecer ninguna pauta al efecto, carece de razonabilidad y abre camino a un ejercicio arbitrario de esta facultad. Pero incluso suponiendo que el Poder Ejecutivo la ejerza con toda diligencia, el riesgo es que se produzca un incremento significativo de la litigiosidad, debido a los potenciales juicios por daños y perjuicios derivados de la inconstitucionalidad de la delegación. En consecuencia, una herramienta originariamente prevista para garantizar la eficiencia del servicio ferroviario se podría transformar en una política excesivamente costosa para el Estado. Carla Carrizo.