AUTOS: "Mihura Luis c/ Mandataria Rural S.A. sobre sumario" DERECHO AL DIVIDENDO TRIBUNAL: CNCom., Sala D FECHA: 26/12/1979 TEMA: SOCIEDAD ANÓNIMA - ACCIONISTA - DIVIDENDOS - UTILIDADES SÍNTESIS: En 1ª instancia se declaró la nulidad de las decisiones asamblearias que no habían otorgado dividendos y mandó a formular nuevamente el balance, a celebrar nueva asamblea para decidir sobre la suerte de las utilidades nos distribuidas hasta la fecha y a que la asignación de las utilidades a los accionantes fuera hecha con el producto de vender las accione a otra sociedad. La Cámara confirmó la sentencia. Estableció que en tanto no mediaran decisiones previas que hubieran dado destino final a esas utilidades (así fueran ganadas muchos años antes), su aplicación ulterior había quedado librada a cada nueva asamblea anual. Consideró que el artificio de colocar utilidades en "cuenta nueva" o en "reservas facultativas", había significado un arbitrio contable, pero no una decisión jurídica ni un resultado material. Consideró válido sentenciar que de una vez para todas fuera dispuesta la aplicación natural de esas ganancias, cuyo destinatario es el aportante del capital merced al cual fueran obtenidas. Juzgó que lo contrario implicaría una expropiación virtual, pues no capitalizadas, ni distribuidas, quedarían ad eternum en una especie de repositorio contrario a todo sentido real de la propiedad privada en las sociedades mercantiles. Dijo que la utilidad debía ser vendida para distribuir su producto y salvo que la asamblea dispusiera distribuirla en especie. Manifestó que no existía otro modo de realizar una ganancia que liquidar los bienes en que ella hubiera sido obtenida. Respecto del agravio relativo a que se le haya mandado formular nuevo balance con empleo, como valor de las acciones constitutivas de la utilidad, de la cotización bursátil en el día de cierre del ejercicio, aclaró que no se trataba en este aspecto de lograr un dato cierto sobre la realidad futura, sino de preceptuar como debió ser hecho un balance, y por tanto como habría de serlo. Entendió que la fórmula impuesta no arrojaría por cierto un dato presente, pero si traduciría una noción real del valor en el momento de clausura del ejercicio, que era para lo que servía un balance. Buenos Aires, el veintiséis de diciembre de mil novecientos setenta y nueve, reuniéronse los señores Jueces de Cámara en la Sala de Acuerdos, con el autorizante, para sentenciar en la causa "MIHURA LUÍS contra MANDATARIA RURAL S.A. sobre SUMARIO", sobre la cual y según sorteo votaron sucesivamente los doctores Alberdi, Quinterno y Bosch, con relación al siguiente planteo: ¿Es arreglado a derecho la sentencia apelada? El señor Juez de Cámara doctor Alberti dice: I. Referiré sintéticamente la relación litigiosa, para hacer más explícito lo que diré, y sin olvido de la relación que contiene la sentencia apelada (que es válida, porque las impugnaciones no pusieron en duda la objetividad de ese aspecto). Se trata del reclamo de accionistas de una sociedad, para que esta distribuya sus ganancias. Tal pretensión tendría motivo por el hecho de que, desde hace muchos años, la asamblea societaria pasa a "cuenta nueva" sus réditos, sin asignar dividendo a los accionistas. La sentencia acogió la pretensión, 1) anulando las decisiones asamblearias -en cuanto no otorgaron dividendos-, 2) mandando formular nuevamente el balance presentado a la asamblea del 4/11/77 (con la indicación de computar las utilidades adquiridas en acciones según el valor de su cotización en la fecha de cierre del ejercicio), 3) mandando celebrar asamblea para decidir sobre la suerte de las utilidades no distribuidas hasta la fecha -sin discriminar las ganadas en ejercicios precedentes de aquellas tratadas en las asambleas impugnadas, y 4) mandando que la asignación de las utilidades a los accionistas sea hecha con el producto de vender las acciones de otra sociedad anónima; las cuales constituyen su ganancia, salvo distribuirlas en especie. El veredicto puede ser visto en fs. 324/31 del expediente "Mihura c/ Mandataria Rural S.A." y fs. 371/2 del expediente "Abal c/ Mandataria Rural S.A." La acumulación de expedientes se explica por el hecho de ser tres los accionistas impugnantes; pero la sentencia es única, como único es el tema. La peculiaridad de haber sido dictada la "aclaratoria" referida en segundo lugar, que integra la sentencia. En expediente diverso de aquel donde fue pronunciada esta, es solo un accidente formal. II. Las quejas del defensor aparecen en fs. 342 de este expediente de "Mihura". Dejaré de lado el frente y buena parte del dorso de la foja inicial de la queja, donde son omitidas calificaciones sobre la sentencia, tildada de autocontradictoria y de arbitraria. Lo conducente no es la opinión que el disfavor de la solución inspire al impugnante, cuanto señalar errores concretos del fallo (cód. proc. 265). A) Cuestionarse, en primer término, que la sociedad haya sido condenada no solo a distribuir sus utilidades de los años finales, sino aquellas acumuladas mediante ganancias obtenidas en ejercicios cuyas actividades fueron consideradas por asambleas no impugnadas. Es obvio el acierto de lo decidido: en tanto no mediaran decisiones previas que dieran destino final a esas utilidades (así fueran ganadas muchos años antes), su aplicación ulterior quedó librada a cada nueva asamblea anual. El artificio de colocar utilidades en "cuenta nueva" o en "reservas facultativas", significó un arbitrio contable, pero no una decisión jurídica ni un resultado material. Fue pues válido sentenciar que de una vez para todas sea dispuesta la aplicación natural de esas ganancias, cuyo destinatario es el aportante del capital merced al cual fueran obtenidas. Lo contrario implicaría una expropiación virtual (¡por particular y sin indemnización!), pues no capitalizadas, ni distribuidas, quedarían ad aeternum en una especie de repositorio contrario a todo sentido real de la propiedad privada en las sociedades mercantiles. B) Tampoco es impugnable que el juez preceptuara como debía ser tratada la utilidad, esto es: vendida para distribuir su producto (habida cuenta de que la llamada utilidad consiste a su vez en una especie valiosa, pero no monetaria: acciones de otra sociedad anónima, básicamente, por no decir por completo), y salvo que la asamblea dispusiera distribuirla en especie. La inidoneidad de la crítica deviene, aquí, de no existir otro modo de realizar una ganancia (esto es, hacerla real), que liquidar los bienes en que ella hubiera sido obtenida, para producir la especie universal de pago que es el dinero. Resulta paradojal que el defensor se queje de haber sido mandado lo que dejo resumido. El crítico apelante no pudo imaginar siquiera -porque no lo dice- otra forma de distribución de una ganancia (obtenida en especie), que mediante su producto pecuniario, o mediante el prorrateo de ella misma en su identidad original. En este aspecto, la queja es inidónea, en el sentido del art. 266, cód. proc., por falta-razón en la crítica de la solución. Esa racionalidad consiste en la proposición de una solución mejor y jurídica y no en la mera exposición de una discordia inconducente a otro fin. C) Agráviase la demandada de que se le mande formular nuevo balance, en la forma que referí más arriba (con empleo, como valor de las acciones constitutivas de la utilidad, de la cotización bursátil en el día de cierre del ejercicio). Señala el defensor lo ocioso de ese trabajo, porque de todos modos la utilidad lograda derivará del valor venal de venta. Puedo aceptar el realismo de la observación. Pero ella es inconducente, porque no se trata en este aspecto de lograr un dato cierto sobre la realidad futura, sino de preceptuar como debió ser hecho un balance, y por tanto como habrá de serlo. La fórmula establecida por el juez tuvo por objeto poner fin a otra, ciertamente, viciosa, cuyo empleo atribuyó a la demandada: incluir en el balance las acciones ganadas, según su valor facial. Este proceder fue de toda irrealidad. Resulta entonces tardío que el defensor arguya contra lo superfluo de rectificar el balance: la fórmula impuesta no arrojará por cierto un dato presente, pero si traducirá una noción real del valor en el momento de clausura del ejercicio, que es para lo que sirve un balance. D) He dejado para el final una observación que, de ser cierta, hubiera conducido a la nulidad de la sentencia antes que a su revocación: afírmase no haber sido solicitado que fueren distribuidas todas las ganancias acumuladas (ver queja, fs. 343 v.). La cuestión es falaz, pues leo en fs. 42 de este expediente (demanda) que el actor pretende "...se ordenara tal distribución considerando.... y el monto de los beneficios acumulados y no distribuidos provenientes de ejercicios anteriores...". La cita desvirtúa la queja. III. Propongo pues la confirmación de la sentencia, en todas sus partes, con imposición de las costas a la apelante vencida (cód. proc. 68). Pesa sobre mi el deber, funcional e intelectual, de decir una verdad que la demandada disimula, reticencia que acaso se volverá contra ella misma: Es inconcebible en el sistema económico dentro del cual existe la demandada - y gracias al cual existe-, pretender retener indefinidamente como "cuenta nueva" o "reservas", la ganancia de una empresa comercial. Si tal proceder prosperara, el sistema jurídico que lo autorizara así no se distinguiría en nada de la más absoluta expropiación de todos los bienes; porque a esto se ha querido llevar el patrimonio de los socios cuya utilidad nunca era entregada. Creo que los autores de este engendro económico (circunstancialmente movido por artificios jurídicos y contables, destinados a ganar poder o ventajas), de en reflexionar en esto: si ellos mismos soportaran tal tratamiento, no quedaría capital privado alguno con que constituir sociedades, para llevar a cabo nuevas empresas. Los responsables de lo hecho por la demandada han actuado contra el sentido histórico del régimen económico cuyos instrumentos jurídicos usaron. Tal herejía no debió prosperar cuyos instrumentos jurídicos usaron. Tal herejía no debió prosperar, pero si prosperara, destruiría ese sistema. Nada más. Por análogas razones los señores Jueces de Cámara doctores Quinterno y Bosch adhieren al voto que antecede. Con lo que termino el acuerdo que firman los señores Jueces de Cámara. JULIO A. QUINTERNO - EDGARDO MARCELO ALBERTI - FRANCISCO M. BOSCH Buenos Aires, veintiséis de diciembre de 1979. Por los fundamentos del acuerdo que antecede, se confirma la sentencia apelada de fs. 324/331 en todas sus partes, con costas a la demandada, apelante vencida (cód. proc., 68). Difiérase la consideración de los honorarios devengados en esta alzada hasta tanto sean regulados los correspondientes a la 1ª instancia; así mismo difiérase la regulación de honorarios de fs. 317 vta. hasta tanto exista base patrimonial cierta para la aplicación de los coeficientes arancelarios. EDGARDO M. ALBERTI - JULIO A. QUINTERNO - FRANCISCO H- BOSCH Ante mi: Enrique M. Butty Mihura, Luis c/ Mandataria Rural S.A. s/ Sumario 1. Narre los hechos e identifique el conflicto. 2. ¿Las utilidades no asignadas en ejercicios anteriores pueden ser distribuidas por la última asamblea que analiza el destino de los resultados del último ejercicio? 3. ¿Por qué se habla de una “expropiación virtual”? ¿A qué se refiere?