Ilustración del Siglo XVIII y el pensamiento filosófico de sus contribuyentes

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO.
ESCUELA PREPARATORIA PLANTEL TEXCOCO
ENSAYO DE FILOSOFÍA
LA ILUSTRACIÓN DEL SIGLO XVIII Y EL PENSAMIENTO FILOSÓFICO DE SUS
CONTRIBUYENTES
PROFESOR: GABRIEL JUAN FONSECA RODRÍGUEZ
POR:
FECHA: 19 de Junio del 2000
Filosofía de la Ilustración.−
Características generales de la Ilustración.−
La Ilustración fue un movimiento ideológico, no solamente de carácter filosófico, sino cultural en el sentido
amplio, que impregnó todas las actividades literarias, artísticas, históricas y religiosas. Se extiende y
desarrolla durante el siglo XVIII, que suele denominarse Siglo de la Ilustración o Siglo de las Luces.
Tiene lugar en la época de las revoluciones liberales y burguesas; supone una crítica realizada por las clases
medias ante el antiguo régimen y una concepción liberal y tolerante en todos los órdenes.
Los países en los que tuvo mayor fuerza y relieve fueron:
• Inglaterra, donde se inició. Tuvo un carácter empirista−epistemológico, cultivó las ciencias de la
naturaleza y cuestiones sobre la religión, en un espíritu de libertad y tolerancia, siendo los ilustrados
ingleses más notables Newton, Boyle, Shaftesbury, Hutcheson y Mandeville.
• Francia. Las tensiones más relevantes son de orden moral, de derecho (especialmente derecho
político) y del progreso histórico; ilustrados franceses importantes fueron Bayle, Montesquieu,
Voltaire, Condornet, Diderot, D'Alambert, Condillac y Rosseau.
• Alemania. Se centrará en un análisis de la razón, con la intención de encontrar un conjunto de
principios que rijan el conocimiento de la naturaleza y orienten la acción moral y política del hombre,
estando representada por Lessing, Wolff, Baumgarten y, sobre todo, Kant.
Surge el Iluminismo, coincidiendo con la implantación política de la clase burguesa, frente al oscurantismo,
un inmediato pasado caracterizado por la ignorancia del pueblo, que han aprovechado los príncipes. La
posición iluminista es atreverse a saber, a ser racional, ante una época de ignorancia de la que el propio
hombre era culpable; es lo que Kant define como salida del hombre de una minoría de edad debida a él
mismo. En este sentido tenemos manifiestos como el Lessing, padre de la Ilustración alemana, que afirma que
preferiría el esfuerzo de encontrar la verdad a tenerla ya en sus manos, o de D'Alambert, que afirma que hay
una osadía del espíritu y que ha de surgir una actividad humana, no con fines destructivos, sino de sustituir
definitivamente la fe por la razón.
La obra más importante es La Enciclopedia o Diccionario razonado de la ciencias, de las artes y de los oficios.
Las características del pensamiento pueden expresarse en los siguientes apartados:
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• El Iluminismo ilustrado mantiene el hedonismo (la finalidad del hombre en la vida es ser feliz) en
el ámbito de la ética, así como el pragmatismo (doctrina que centra el problema de la verdad del
conocimiento en la utilidad, la finalidad y la acción) y el liberalismo en el aspecto político. Otras
tendencias ilustradas son la filantropía (amor hacia el género humano, especialmente empleando la
actividad, capital, etc. en beneficio de éste) y el humanitarismo (concepción del hombre por encima
de cualquier otro valor).
Historia y progreso del pensamiento ilustrado.−
Todos los temas del Iluminismo francés están tomados del inglés, excepto uno: el tema de la historia.
La primera gran figura de los planteamientos históricos ilustrados es Pedro Bayle (1647−1706), autor del
Diccionario histórico y crítico. Es una colección de los errores cometidos a lo largo del pasado del hombre
con el propósito de denunciarlos, que sirve más para destruir y formular dudas que para edificar. in embargo
también tiene una conclusión positiva, que Bayle resume diciendo: no hay nada más insensato de razonar
contra los hechos. Constituye una crítica ante la tradición filosófica en sus interpretaciones históricas,
sobre todo en actitudes incoherentes y contradictorias en temas como el del mal, la providencia, la libertad o
la gracia, en los que se recurre a Dios como explicación.
Bayle, sin embargo, no busca un orden histórico, una serie de principios que explique la historia. No ocurre
así con Montesquieu (1689−1755), para el que la historia tiene un orden que se manifiesta en leyes
constantes. Concibe dichas leyes como la relación necesaria que se deriva de la naturaleza de las cosas; todo
ser tiene su ley y, por tanto, también la tiene el hombre. Sin embargo, estas leyes a las cuales el hombre
obedece no son necesarias, ya que como ser inteligente, viola continuamente las leyes que Dios ha
establecido y cambia las que él mismo establece.
Por tanto el hombre, al ser un ser limitado, es menester que sea dirigido. Montesquieu distingue tres tipos
fundamentales de gobierno:
• La República, cuyo principio es la virtud política, es decir, el amor a la patria y a la igualdad.
• La Monarquía, cuyo principio es el honor, es decir, el prejuicio personal o de clase.
• El Despotismo, cuyo principio es el temor.
Todo tipo de gobierno se concreta y articula en un conjunto de leyes específicas. Cuando falta a su principio,
todo gobierno se corrompe, las leyes se convierten en malas y se revuelven contra el mismo Estado. El
crecimiento o la decadencia de las naciones no son fruto del capricho o de la casualidad, sino que tienen sus
causas, que son las leyes o principios de la misma historia. Pero estas leyes no tienen ninguna necesidad fatal,
ya que están influidas por la libertad de la conducta humana.
La libertad no es inherente a ningún tipo de gobierno, sino solamente de aquellos gobiernos que son
moderados, es decir, aquellos en los que el poder encuentre límites que le impidan corromperse. El poder
solo puede ser limitado por el poder. Es necesaria la división, en el Estado, de 3 poderes:
• legislativo
• ejecutivo
• judicial
Voltaire (1694−1778) quiso dar una interpretación filosófica a la historia a través del concepto de progreso.
Partiendo de las enseñanzas de Bayle, defiende una postura antitradicionalista y crítica, depurando los hechos
históricos de las interpretaciones fanáticas. Pero Voltaire va más allá: es necesario escoger, de entre todos los
hechos históricos aquellos que son más importantes y significativos, las costumbres, con el fin de diseñar una
historia del espíritu humano. La finalidad de la historia es la de resaltar el renacimiento y progreso del
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espíritu humano, es decir, de los intentos de la razón humana para librarse de prejuicios y erigirse en la guía
de la vida social del hombre.
Idea de contrato en la constitución del Estado moderno.
La idea de contrato social se desprende de una concepción optimista de la historia y el progreso, del avance
del hombre. Fue J.J. Rosseau (1712−1778) quién analiza esta idea de una forma más profunda, en su obra
Contrato social o Principios del Derecho Político; de él dice Kant que había llegado al conocimiento del
hombre de la misma manera que Newton lo consigue de la ciencia.
Rosseau distingue:
• el hombre natural: el Estado de la Naturaleza.
• el hombre artificial: el Estado de Sociedad
No es sin embargo una distinción original: ya, por ejemplo, Voltaire hizo una división entre la naturaleza
humana (el hombre físico) y las costumbres.
JOHN LOCKE
La palabra liberalismo es multívoca y encubre una serie de contenidos de carácter político, social y
económico, que muchas veces nuclea a hombres que se encuentran en posiciones totalmente discrepantes.
De allí, que al hablar de LOCKE − a quien se considera en general como padre del liberalismo− debamos
precisar qué tipo de liberalismo es el preconizado por LOCKE.
Este es el liberalismo de LOCKE. El liberalismo que afirma la existencia de derechos individuales anteriores
al Estado; liberalismo que es la antítesis del absolutismo. Liberalismo que encuentra su pontífice, su
justificador, su gran sistematizador, en JOHN LOCKE.
En 1688, Locke se encuentra en el exilio en Holanda. En 1689, cuando la hija de Jacobo I viaja a Inglaterra
para ser coronada con Guillermo de Orange, va en el mismo barco John Locke quien trae en sus maletas dos
ensayos inéditos, uno sobre el entendimiento humano; el otro se titula "Dos tratados sobre el Gobierno Civil".
En estos libros, Locke pone de manifiesto la promiscua influencia que en él han ejercido distintas corrientes
doctrinarias. Locke estudió en la Universidad de Oxford. Además, si leemos este pequeño libro de Locke,
"Dos tratados sobre el Gobierno Civil", o mejor dicho "Segundo ensayo sobre el Gobierno Civil", porque al
primero ya no se lo edita, por cuanto se trata simplemente de una refutación a Fillmer, que hoy no tiene
importancia. Si lo leemos veremos que periódicamente Locke cita a Hooker.
En Locke, aún cuando le falta una adecuado sustento filosófico, sin embargo, las limitaciones de carácter ético
se encuentran presentes a lo largo de toda su obra.
Locke toma como punto de partida una noción, una ficción política compartida por los voluntaristas: el
ESTADO DE NATURALEZA, el estado pre−social, el estado pre−político. Y esto, porque Locke es
profundamente individualista; y considera que incluso el acceso a la politicidad se opera como consecuencia
de un acto de voluntad libre.
Los hombres − en este estado de naturaleza− viven en situación relativamente feliz. Es un estado de
naturaleza que difiere del descrito por Hobbes. La antropología de Locke no es tan pesimista como la de
Hobbes. Este pretendía que "el hombre es un lobo para el hombre". Tampoco incurre Locke, en las
desviaciones mitológicas de Rousseau sobre la bondad del hombre en el estado de naturaleza. La concepción
de Locke es una concepción judeocristiana. El hombre tiene una naturaleza caída, como consecuencia del
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pecado original. Y los hombres − en el estado de naturaleza − viven en situación de relativa felicidad y son
titulares de derechos individuales, que Locke − en su libro − a veces engloba bajo en término PROPERTY,
que mal traducido figura en la edición castellana, como "propiedad". El mismo en otras páginas aclara que en
esta palabra involucra: derecho a la vida, derecho a la seguridad, derecho a las libertades individuales y el
derecho a la propiedad.
Hemos visto que los hombres han salido del estado de naturaleza para mejor preservar los derechos
individuales. Y aquí es interesante señalar que el aspecto negativo − si se quiere − del liberalismo primigenio,
no es justamente la afirmación de los derechos individuales; sino la ausencia de una clara noción − en Locke −
de bien común. Hay en Locke, una presencia constante de la Justicia conmutativa, que regula las relaciones
entre los ciudadanos.
La diferencia grande entre la posición del liberalismo primigenio y esta otra posición, radica en que aquí,
estos derechos personales y sociales, son encarados en función del bien común. Para ello, el gobernante es un
servidor de la comunidad; es alguien que debe promover el bien común. Y esto, en la práctica, se traduce en el
disfrute de esos derechos individuales, exclusivamente por el sector que de hecho puede ejercerlos.
Locke admite la posibilidad de que el rey se transforme en tirano, en cuyo caso, agotados los medios
humanos, los hombres pueden apelar al cielo; así llama él al derecho de resistencia. En esta perspectiva,
Locke resuelve la problemática de estado y derecho, siguiendo esa vieja tradición, que se remonta a los
estoicos romanos, afirmando la prioridad del derecho. La existencia de normas éticas − porque el derecho en
la perspectiva del hombre es una rama de la ética − irrenunciables, que deben ser observadas por los
gobernantes.
La influencia de Locke, ha sido profunda y manifiesta. Además de ser el padre del liberalismo, es el padre y el
propulsor del constitucionalismo. Locke, pues, es el padre del constitucionalismo de Occidente. Su influencia
en los EE.UU., para uno de cuyos estados proyectó incluso, un esbozo de constitución, es manifiesta. La
declaración de la independencia, cuyo texto se atribuye a Jefferson, está redactada en términos que nos
recuerdan de manera casi literal la obra de Locke. La Constitución de Philadelfia de 1787 también es
recipiendaria de su influencia. La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, también
nos pone de relieve la presencia de Locke en el pensamiento francés precursor de este movimiento.
Claro está que la revolución de 1688 en Inglaterra, fue eminentemente política. "La Historia Inglesa − dice
Garcia Pelayo − es un cauce a través del cual pasa la vida". Y "los Y aquí, en este caso, los ingleses
procuraban reencontrarse con esa vieja tradición jalonada por sucesivos bills of rights.
En la Revolución Francesa se adorará a la nueva Diosa Razón. Con la Revolución triunfa:
• El liberalismo como ideología
• El capitalismo económico como sistema
• El laicismo como espíritu
Cuando se habla hoy de "liberalismo" se está incluyendo las tres cosas.
Sin embargo, en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, advertimos la afirmación del
derecho a la vida, a la seguridad, a la libertad, a la resistencia, a la opresión, en términos similares a los
diseñados por Locke. Claro está que en esta Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, se
advierten las dos influencias no distinguidas por los contemporáneos: en un sentido, este liberalismo precursor
del constitucionalismo − que en Occidente después evoluciona paulatinamente y se transforma de
constitucionalismo individual, en constitucionalismo social; y que acuerda entonces, ahora sí, al estado, un rol
supletorio para la promoción del bien común −. Pero tanto el constitucionalismo individual, como el
constitucionalismo social, tienen en común, la afirmación de derechos personales anteriores al estado: la
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afirmación de que el derecho precede al estado.
De tal manera que al ser el contrato social libre e igualitario el Estado social se parece cada vez más al Estado
de Naturaleza. Estos ideales, junto con el espíritu humanitario y filantrópico de la ilustración, expresan
ideológicamente lo que se convirtió en realidad política mediante la Revolución Francesa, que constituye el
ejemplo de Estado moderno guiado por la división de poderes y la mutua limitación de éstos afirmada por
Montesquieu.
Bayle, Pierre
(1647−1706), pensador francés, considerado el precursor del racionalismo que dominaría el panorama
intelectual durante el siglo XVIII.
VIDA
Nació el 19 de noviembre de 1647 en Carla (actual Carla−Bayle, en el departamento de Ariège). También
estudió en Ginebra y, posteriormente, fue profesor de Filosofía en la Academia Protestante de Sedan. En 1681
esta institución fue clausurada por el rey Luis XIV, por lo que tuvo que exiliarse en Rotterdam. Falleció el 28
de diciembre de 1706 en Rotterdam.
PENSAMIENTO Y OBRAS
En uno de sus principales escritos, Pensamientos acerca del cometa (1682), Bayle puso en evidencia las
supersticiones y las falsas creencias que la población de su tiempo tenía sobre los cometas como anuncios del
mal; al mismo tiempo, argumentó que son las pasiones y no las creencias teológicas las que dominan la
conducta humana.
Su obra más importante e influyente fue Diccionario histórico y crítico (2 vols., 1695−1697), reeditado y
progresivamente ampliado en nueve ocasiones en menos de 15 quince años y que pronto fue traducido al
inglés. En esta obra, Bayle pretendió corregir los errores de un diccionario histórico (Grand dictionnaire
historique, 1674) publicado por el sacerdote católico Louis Moréri. El Diccionario histórico y crítico
constituye una interesante fuente de información para conocer las supersticiones de la época en que fue
redactado. Pese a la dificultad que implica su lectura (derivada de su complejo estilo y la profundidad de su
contenido), su sereno racionalismo y su ironía sutil ejercieron una gran influencia e inspiraron a
Charles−Louis de Secondat, barón de Montesquieu, Voltaire, Jean−Jacques Rousseau y Denis Diderot, entre
otros importantes pensadores.
VOLTAIRE
(1694−1778), escritor y filósofo francés que figura entre los principales representantes de la Ilustración.
François Marie Atouet nació en París, el 21 de noviembre de 1694, hijo de un notario y a partir de 1718
adoptó definitivamente el nombre de Voltaire.
PRIMEROS ÉXITOS
Voltaire decidió desde muy joven emprender una carrera literaria. Comenzó a moverse en los círculos
aristocráticos y pronto fue conocido en todos los salones literarios de París por su ingenio sarcástico. Durante
los once meses de encierro completó su primera tragedia, Edipo, basada en la obra homónima del dramaturgo
griego Sófocles, y comenzó un poema épico sobre Enrique IV de Francia.
Tras una disputa con un miembro de una ilustre familia francesa, Voltaire fue encarcelado por segunda vez en
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la Bastilla, pero fue liberado al cabo de dos semanas bajo la promesa de abandonar Francia y establecerse en
Inglaterra. Pasó entonces dos años en Londres, y no tardó en dominar la lengua inglesa. Con la intención de
preparar al público británico para una edición ampliada de su Poème de la ligue, Voltaire escribió dos
notables ensayos en inglés: uno sobre poesía épica y otro sobre la historia de las guerras civiles en Francia. La
aprobación para publicarlo llegó en 1728.
La época de Voltaire en Cirey en compañía de la marquesa de Châtelet fue un periodo de intensa actividad
literaria. Además de un impresionante número de obras de teatro, escribió Elementos de la filosofía de
Newton, y produjo novelas, cuentos, sátiras y poemas breves.
Finalmente, en 1746, fue elegido miembro de la Academia Francesa (véase Instituto de Francia). Su Poème de
Fontenoy (1745), donde relata la victoria de los franceses sobre los ingleses durante la Guerra de Sucesión
austríaca, y El siglo de Luis XV.
A la muerte de madame de Châtelet en 1749, Voltaire aceptó una antigua invitación de Federico II el Grande
para residir de manera permanente en la corte prusiana. Durante su estancia en Berlín completó El siglo de
Luis XIV, un estudio histórico sobre el reinado de ese monarca (1638−1715).
ATAQUES A LA RELIGIÓN
En el intervalo comprendido entre su regreso de Berlín y su establecimiento en Ferney, terminó su obra más
ambiciosa, el Ensayo sobre la historia general y sobre las costumbres y el carácter de las naciones (1756).
Esta obra, que no es otra cosa que un estudio del progreso humano, censura el supernaturalismo y denuncia la
religión y el poder del clero, si bien afirma su creencia en Dios.
Una vez establecido en Ferney, Voltaire escribió varios poemas filosóficos, como El desastre de Lisboa
(1756), sobre el tremendo terremoto que asoló la ciudad en 1755, varias novelas satíricas y filosóficas, entre
las que cabe destacar Cándido (1759), la tragedia Tancredo (1760) y el Diccionario filosófico (1764). Quienes
eran perseguidos por sus creencias encontraron en Voltaire un elocuente y poderoso defensor. Oponía el
deísmo, una religión puramente racional, a la religión cristiana. En Cándido, Voltaire analiza el problema del
mal en el mundo y describe las atrocidades cometidas a lo largo de la historia en nombre de la Religión.
Voltaire murió el 30 de mayo de 1778 en París.
MONTESQUEU
El espíritu de las leyes
Casi en la mitad del siglo XVIII se publica en Ginebra "Del espíritu de las leyes" de Montesquieu. La obra es
una suma de filosofía jurídica y política, que se sostiene en la razón y en el método experimental. Veintidós
ediciones en el término de dos años, anuncian un texto que, evidentemente sobrepasando el interés de los
estudios especializados, se inserta directamente en el sistema de acontecimientos y preocupaciones de la
sociedad.
Efectivamente, en 1750, dos años después, Montesquieu se vio precisado a escribir una "Defensa del espíritu
de las leyes". Se le censuró por sostener en su definición de la ley, que todo estaba sujeto a leyes: el
entendimiento, la naturaleza inanimada, y en especial que las inteligencias superiores al hombre y la misma
divinidad estaban sujetas a leyes.
En realidad, el establecimiento de la legalidad del mundo contiene en Montesquieu, la crítica del orden
instituido, como parte de la llamada crítica universal de la Ilustración.
Tal como se plantean estos estudios en el Siglo Filosófico sin embargo, su primus movens, es el conocimiento
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de las relaciones del hombre y de la sociedad.
El método.
En la preparación "Del espíritu de las leyes", empresa singular que abarca veinte años de la vida de
Montesquieu, tiene principal importancia todo lo referido al método. Porque nuevos principios y supuestos
dirigen ahora la investigación y, en consecuencia, las relaciones subsistentes entre los hechos y las
operaciones mentales que los clasifican y verifican, propenden al establecimiento de principios generales y
particulares incorporando nuevos significados sobre los significados existentes.
El método reviste en la obra de Montesquieu una importancia decisiva, pues produce, como en toda la
epistemología moderna, la natural implicación de las secuencias doctrinarias con los datos de la experiencia,
permitiendo la existencia simultánea de premisas.
Las proposiciones de Montesquieu, constitutivas de su método, son las siguientes:
1. Determina la existencia del ser social y de la sociedad en forma autónoma y continua. La sociedad ya no
podrá ser considerada en el futuro como una agregación de individuos, pero tampoco el ser social que ahora la
constituye, se reconocerá en el ser aislado de las agregaciones. El hombre y la sociedad −como afirma la
Ilustración− constituyen entes distintos, pero no pueden pensarse separados.
2. Está en condiciones de sostener y demostrar que las leyes no provienen de la naturaleza, ni de la naturaleza
particular del hombre, sino de la sociedad. Montesquieu considera que la naturaleza es fundamentalmente la
acción de los hombres entre sí, y esto, cambia el sustento clásico del derecho natural.
3. Los hechos irrumpen en la vida teórica y práctica con su legendaria contundencia. Tal como se les
considera ahora, su especificidad indica que no permanecen inmutables y que en su contingencia está la clave
de su comprensión.
Antes, los peripatéticos habían ordenado sus estudios de derecho en forma similar a Montesquieu. Pero a
través de ella sobrevive el sistema empleado. El estudio comparativo de los textos y su cambio con relación al
cambio de los hechos, el análisis de coincidencias y diferencias, la clasificación de los temas institucionales y
las generalizaciones que establece el entendimiento. El modelo aristotélico y el modelo de Montesquieu
muestran afinidades, las descripciones se unen a la preferencia por los detalles, no por un afán de clasificarlo
todo, sino por aprehender a través de los cambios, cualquiera sea su magnitud, la dinámica de una sociedad,
que está hecha de sucesivas síntesis de comprensión.La Ilustración siempre dispuso del recurso de la razón y
del recurso de la experiencia, como forma natural de toda comprensión.
Las leyes de la ley.
La inteligencia con sus operaciones y la mancomunidad de los hechos con sus significados contingentes −es
decir posibles y también necesarios− coincidiendo, otorgan a la ley los fundamentos de su legitimación, pero
tanto la inteligencia como los hechos proceden de la sociedad.
El Siglo Filosófico nos entregará un hombre social y una sociedad de hombres, distintos entre sí, pero que,
como se dijo antes, no pueden pensarse fuera de su unidad.
De aquí procede la filosofía jurídica y política de Montesquieu. Que, como bien se ha dicho, no parte de la
ley, llega a la ley; no parte de la separación de poderes, llega a la separación de poderes.
Cuando Montesquieu utiliza en la razón de la ley el concepto de relación necesaria, está incluyendo en ella al
mismo tiempo, las nociones de necesidad y de contingencia, tan claramente identificadas después por Kant y
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que componen y caracterizan las leyes de la ley o dicho de otra manera, usando las palabras de Montesquieu,
en el examen de los hombres, me ha parecido que en medio de la infinita diversidad de leyes y costumbres, los
hombres, no se comportaban solamente según su fantasía.
Es decir, las reglas más generales que conducen la inteligencia, su aplicación teórica y practica, en el
conocimiento múltiple de las cosas del mundo, son inseparables, tanto en su proyecto como en sus resultados.
Partiendo de lo particular, de la certeza de los hechos, de su acumulación, estableciendo semejanzas y
diferencias, extendiendo los conceptos clasificatorios a la formación de principios generales, partiendo de la
diversidad social pero volviendo a ella para descubrir no las leyes sino el espíritu de las leyes, la esencia
dinámica del principio de legalidad universal, cuyo sustento es la variedad de las situaciones particulares. Ya
Aristóteles −Ética a Nicómaco− había señalado en el derecho una parte constante, igual en todas partes que
procede de la naturaleza y una parte diversa que procede del hombre y de su contingencia.
Del espíritu de las leyes está hecho de las relaciones que las leyes establecen entre los hombres y de las
relaciones que surgen de la comunicación entre los hombres y las cosas.
DIDEROT, DENIS
(1713−1784), uno de los redactores de la Enciclopedia y filósofo francés, también autor de novelas, ensayos,
obras de teatro y crítica artística y literaria.
Diderot nació en Langres el 5 de octubre de 1713 y estudió con los jesuitas. Su primera obra importante,
publicada anónimamente, fue Pensamientos filosóficos (1746), donde explica y afirma su filosofía deísta
(véase Deísmo). En 1747 recibió la invitación de editar una traducción francesa de la Cyclopaedia inglesa de
Ephraim Chambers. Diderot, en colaboración con el matemático Jean le Rond d'Alembert, convirtió este
proyecto en una inmensa obra de nueva redacción que abarcaba 35 volúmenes, Enciclopedia o diccionario
razonado de las artes y los oficios, más conocida como la Enciclopedia.
Con ayuda de los más prestigiosos escritores de la época, entre los que figuraban Voltaire y Montesquieu, el
escéptico y racionalista Diderot empleó la Enciclopedia como una poderosa arma de propaganda contra la
autoridad eclesiástica, la superstición, el conservadurismo y el orden semifeudal de la época. En 1759 el
Conseil du Roi suprimió formalmente los diez primeros volúmenes (publicados a partir de 1751) y prohibió la
publicación de la obra. Los 17 volúmenes del texto se completaron en 1765, pero las ilustraciones y los
suplementos no se añadieron hasta 1780.
La abundante obra de Diderot incluye las novelas La religiosa (1796), una crítica de la vida conventual, El
sobrino de Rameau (1761), una sátira de la sociedad contemporánea y su hipócrita moral, traducida al alemán
por Goethe, y Jacques el fatalista (1796), donde analiza la psicología del libre albedrío y el determinismo.
Cartas sobre ciegos para uso de los que ven (1749), trata de cómo aprenden los ciegos, mientras que el
diálogo dramático−filosófico El sueño de D'Alembert (1830) contiene sus teorías materialistas. Pionero de la
crítica estética, Diderot fundó en 1759 Salones, un diario en el que escribía las críticas de las exposiciones de
arte que se celebraban anualmente en París. Su correspondencia carece de interés en una época famosa por sus
brillantes manifestaciones epistolares. Diderot gozó del mecenazgo ilustrado de la reina Catalina II la Grande
de Rusia y ejerció una notable influencia en otros pensadores de la Ilustración en Europa. Murió en París el 30
de julio de 1784. Póstumamente, entre otras obras, se publicó La paradoja del comediante (1830), una de sus
obras más inquietantes.
Rousseau, Jean−Jacques
(1712−1778), filósofo, teórico político y social, músico y botánico francés, uno de los escritores más
elocuentes de la Ilustración.
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Nació el 18 de junio de 1712 en Ginebra (Suiza) y fue educado por unos tíos, tras fallecer su madre pocos días
después de su nacimiento. En 1742 se trasladó a París, donde trabajó como profesor y copista de música,
además de ejercer como secretario político.
ESCRITOS FILOSÓFICOS
En 1750 ganó el premio de la Academia de Dijon por su Discurso sobre las ciencias y las artes (1750) y, en
1752, fue interpretada por primera vez su ópera El sabio del pueblo. Tanto en las obras anteriores, como en su
Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres (1755), expuso la teoría que defendía que la
ciencia, el arte y las instituciones sociales han corrompido a la humanidad, y según la cual el estado natural, o
primitivo, es superior en el plano moral al estado civilizado (véase Naturalismo). Su célebre aserto: Todo es
perfecto al salir de las manos del Creador y todo degenera en manos de los hombres, y la retórica persuasiva
de estos escritos provocaron comentarios burlones por parte de Voltaire, quien atacó las opiniones de
Rousseau y suscitó una eterna enemistad entre ambos filósofos franceses.
Rousseau abandonó París en 1756 y se retiró a Montmorency, donde escribió la novela Julia o La nueva
Eloísa (1761). En su famoso tratado político El contrato social o Principios de derecho político (1762),
expuso sus argumentos sobre libertad civil y contribuyó a la posterior fundamentación y base ideológica de la
Revolución Francesa, al defender la supremacía de la voluntad popular frente al derecho divino.
OBRAS POSTERIORES
En su influyente estudio Emilio o De la educación (1762), expuso una nueva teoría de la educación,
subrayando la preeminencia de la expresión sobre la represión, para que un niño sea equilibrado y
librepensador.
Durante su estancia en Inglaterra se ocupó de la redacción de su tratado sobre botánica, publicado
póstumamente, La Botánica (1802). Regresó a Francia en 1768, bajo el nombre falso de Renou. En 1770
finalizó la redacción de una de sus obras más notables, la autobiográfica Confesiones (1782), que contenía un
profundo autoexamen y revelaba los intensos conflictos morales y emocionales de su vida. Murió el 2 de julio
de 1778 en Ermenonville (Francia).
INFLUENCIA
Aunque Rousseau realizó una gran contribución al movimiento por la libertad individual y se mostró contrario
al absolutismo de la Iglesia y el Estado en Europa, su concepción del Estado como personificación de la
voluntad abstracta de los individuos, así como sus argumentos para el cumplimiento estricto de la
conformidad política y religiosa, son considerados por algunos historiadores como una fuente de la ideología
totalitaria. Su teoría de la educación condujo a métodos de enseñanza infantil más permisivos y de mayor
orientación psicológica, e influyó en el educador alemán Friedrich Fröbel, en el suizo Johann Heinrich
Pestalozzi y en otros pioneros de los sistemas modernos de educación. La nueva Eloísa y Confesiones
introdujeron un nuevo estilo de expresión emocional extrema, relacionado con la experiencia intensa personal
y la exploración de los conflictos entre los valores morales y sensuales.
JEAN LE ROND D'ALEMBERT
(1717−1783), matemático, filósofo y enciclopedista francés. Nació en París y era hijo natural de la escritora
francesa Claudine Guérin de Tencin; y fue abandonado de niño en las escaleras de la iglesia de Saint Jean le
Rond, de donde proviene su nombre. Estudió en la escuela Mazarin, donde se distinguió en matemáticas,
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física y astronomía. A la edad de 22 años escribió su primer libro: Memoria sobre el cálculo integral (1739).
Su obra Reflexiones sobre la causa general de los vientos (1746) contiene el primer concepto del cálculo de
ecuaciones en derivadas parciales. En 1751 se asoció con el enciclopedista francés Denis Diderot para editar
la gran Enciclopedia francesa.
Reseña critica o Conclusión.
La Ilustración fue un movimiento ideológico, no solamente de carácter filosófico, sino cultural en el sentido
amplio, que impregnó todas las actividades literarias, artísticas, históricas y religiosas. Se extiende y
desarrolla durante el siglo XVIII, que suele denominarse Siglo de la Ilustración o Siglo de las Luces.
Locke hizo hincapié en la importancia de la experiencia de los sentidos en la búsqueda del conocimiento en
vez de la especulación intuitiva o la deducción. Afirmaba que la soberanía no reside en el Estado sino en la
población, y que el Estado es supremo pero sólo si respeta la ley civil y la ley natural. Mantuvo más tarde que
la revolución no sólo era un derecho, sino, a menudo, una obligación, y abogó por un sistema de control y
equilibrio en el gobierno, que tenía que tener tres ramas, siendo el poder legislativo más importante que el
ejecutivo o el judicial. También creía en la libertad religiosa y en la separación de la Iglesia y el Estado.
La influencia de Locke en la filosofía moderna ha sido muy grande y, con su aplicación del análisis empírico a
la ética, política y religión, se convirtió en uno de los filósofos más importantes y controvertidos de todos los
tiempos.
Bayle supuso la primera crítica a la tradición histórica y la adecuación a las fuentes históricas.
La obra de Montesquieu esclareció dos conceptos importantes:
• La presencia en la historia de un orden, debido a las leyes.
• El carácter no necesario de éstas leyes, que si bien condicionan los acontecimientos históricos, no lo
determinan.
Voltaire, Turgot y Cordonet formularon otros dos conceptos que, juntamente con los anteriores, dan el cuadro
que los ilumistas franceses se formaron de la historia:
• El orden de la historia es progresivo, aunque no necesariamente tal.
• El progreso de la historia consiste en el predominio cada vez mayor de la razón como guía de las
actividades humanas.
Tal vez, dice Rosseau, el Estado de naturaleza no haya existido nunca, pero es una referencia comparativa
mediante la cual podemos guiarnos en la reestructuración de la sociedad; tal vez sea un horizonte
inalcanzable, pero de cualquier modo se puede tomar como punto de referencia ideal.
El carácter contradictorio de Voltaire se refleja tanto en sus escritos como en las opiniones de otros. Parecía
capaz de situarse en los dos polos de cualquier debate, y en opinión de algunos de sus contemporáneos era
poco fiable, avaricioso y sarcástico. Para otros, sin embargo, era un hombre generoso, entusiasta y
sentimental. Esencialmente, rechazó todo lo que fuera irracional e incomprensible y animó a sus
contemporáneos a luchar activamente contra la intolerancia, la tiranía y la superstición. Su moral estaba
fundada en la creencia en la libertad de pensamiento y el respeto a todos los individuos, y sostuvo que la
literatura debía ocuparse de los problemas de su tiempo.
El liberalismo es una postura esencialmente errónea pero que en la medida qie matiza esos errores puede
accidentalmente producir efectos aceptables.
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El capitalismo aún en su versión liberal ha incrementado la productividad económica.
El democratismo, una mayor participación, responsabilidad e instrucción del pueblo es un bien para ese
pueblo y para la sociedad.
Toda concepción, teoría política tiene como punto de partida el concepto del Hombre. Santo Tomás dijo que
según se piense acerca del fin hombre se pensará el fin de la teoría política.
El Liberalismo tiene una característica muy peculiar, reduce toda la realidad al sujeto. El hombre es la causa,
el principio y el término de toda la actividad creadora. De esta forma se lo eleva al sujeto a un podio que no le
corresponde, el de autosuficiente. Es un humanismo ateo, niega la existencia de todo lo sobrenatural (a pesar
de que se puede deducir por sentido común que existe un ordenador) por donde niega Dios creador y
providente. No hay otra vida que no sea la terrenal, además agrega que la Iglesia se equivoca constantemente.
Para el liberalismo el hombre se desarrolla cuando expande su riqueza... tal vez se sientan complacidos
materialmente pero el espíritu tendrá en su cuenta una gran deuda.
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