CONSIDERACIONES CRÍTICAS SOBRE EL FALLO “RÍOS” DE LA CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN PENAL POR JUAN PABLO SANTOIANNI 1. Introducción. En el fallo “Ríos, Martín”, la Cámara Nacional de Casación Penal, por mayoría, decidió la anulación del fallo del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 12 y del debate oral y público, únicamente en relación a la declaración de inimputabilidad del encausado 1. A lo largo del presente trabajo, se analizarán críticamente ciertos aspectos de dicho fallo, tanto desde la incidencia del discurso tranquilizador de la pena como desde una óptica procesal, a los efectos de dilucidar si se presentan contradicciones en tales ámbitos en cuanto a la aplicación o no del Art. 34 inc 1º CP al caso concreto. El discurso tranquilizador de la pena tiene lugar especialmente en hechos con repercusión pública, como el presente, que fue conocido en los medios masivos de comunicación como el caso de “Tirador de Belgrano”. Así, en primer lugar, se reflexionará sobre el tratamiento de la declaración de inimputabilidad por parte del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 12 en los medios masivos de comunicación, a fin de detectar las pautas que el discurso tranquilizador de la pena presenta en éste caso. Posteriormente, se analizará si tales pautas tuvieron alguna incidencia en la argumentación esgrimida en fallo de la Cámara Nacional de Casación Penal para tomar la decisión de anular la declaración de inimputabilidad del fallo de la instancia anterior. Por otra parte, se verificará la tensión entre los motivos en los cuales se respaldó la solución anulatoria impuesta al caso y la garantía del in dubio pro reo. En este sentido, es menester señalar que si la Cámara Nacional de Casación Penal consideraba que las pruebas no ameritaban la declaración de inimputabilidad, una solución posible hubiera sido directamente revocar la sentencia de grado y condenar al imputado. Por último, serán objeto de análisis los distintos escenarios que pueden presentarse en cuanto a la libertad de Ríos hasta tanto se realice el nuevo juicio, centrándonos en la existencia de contradicciones del discurso tranquilizador de la pena. Ello por cuanto, al haber sido anulada la declaración de inimputabilidad, la cuestión de la prisión preventiva de Ríos debe analizarse conforme los parámetros de la Ley. 24.390. 2. Apuntes sobre el discurso tranquilizador y la incidencia de los mass media en el caso “Ríos”. Repercusiones de la declaración de inimputabilidad en el juicio oral. En este punto, resulta necesario hacer un repaso por las repercusiones del fallo absolutorio del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 12, para poder luego dilucidar si algunas de las pautas del discurso tranquilizador de la pena tuvo cierta incidencia en la sentencia de la Cámara Nacional de Casación Penal bajo análisis. En primer lugar, en el discurso tranquilizador de la pena cabe advertir una suerte de asimilación entre inimputabilidad e impunidad. En el momento de la sentencia del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 12, considero que discursivamente se hizo mucho mayor hincapié en que Ríos no había sido condenado y en las características del luctuoso hecho 2 que en “Ríos, Martín”; Cámara Nacional de Casación Penal, sala III, 27/04/2010, Sup. Penal2010 (julio), 47; Cita Online: AR/JUR/10402/2010. 2 Así, se afirmó que “ Ríos es inimputable y por eso no será condenado”, así como también que “Ríos estaba acusado de matar el 6 de julio de 2006 1 las razones por las que en definitiva se lo absolvió, es decir por aplicación del Art. 34 inc 1º CP. En otros términos, en el discurso tranquilizador de la pena subyace la creencia de que la declaración de inimputabilidad implica impunidad,, y los mass media contribuyen a ello con su “poder acondicionador”, en esta oportunidad deseducando a la población 3. Por otra parte, al dictarse la sentencia absolutoria por parte del Tribunal Oral, los medios de comunicación se centraron en la opinión de las víctimas respecto a la resolución judicial. Ellas calificaron al veredicto del Tribunal Oral como una vergüenza jurídica y destacaron la ausencia de responsables por la muerte de su hijo 4. Asimismo, se criticó todos los actores intervinientes en el proceso penal que no se pronunciaron por la imputabilidad de Ríos (fiscales, jueces, médicos forenses, etc.) 5. En consecuencia, puede válidamente afirmarse que el discurso tranquilizador de la pena impulsa: La condena de Ríos. La imputabilidad, por ser necesaria para condenar. La selección de la escucha con la consecuente crítica de todos aquellos intervinientes que no se pronunciaron por la imputabilidad del acusado. En consecuencia, una variedad de los actores intervinientes en el proceso penal se encuentran equivocados: el Tribunal Oral de San Isidro en cuanto declaró inimputable a Ríos en una causa paralela por portación ilegítima de arma de guerra, los psicologos y psiquiatras del departamento de San Isidro que coadyuvaron a tal declaración, el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 12 que declaró la inimputabilidad del nombrado en la causa de mayor repercusión pública, los peritos del Cuerpo Médico Forense y de la defensa, así como también el fiscal que pidió el sobreseimiento por inimputabilidad durante la instrucción de ésta última causa 6. En conclusión, todo aquel que no se ajusta a la medida del discurso esperado está equivocado. A continuación, se analizará si ciertos aspectos del fallo de la Cámara Nacional de Casación se adaptan a tales pautas. 3. Consideraciones sobre la “selección de la escucha”. Tal como fue delineado supra, uno de los rasgos del discurso tranquilizador de la pena es la selección de la escucha, descalificando todas aquellas opiniones que no inclinan por la imputabilidad del acusado. Para dilucidar si éste rasgo se hace presente en el subexámine, analizaremos la respuesta brindada por los votos que conformaron la mayoría a ciertas cuestiones, tales como la declaración de inimputabilidad de Ríos en otra causa que se sustanció paralelamente, la posibilidad de simultánea declaración de demencia en el fuero civil y condena en el fuero penal, y la valoración de la prueba en la Avenida Cabildo al 1700 a Alfredo Marcenac, de 18 años, y de herir a seis personas cuando disparó de manera indiscriminada”; “La Justicia declaró al tirador de Belgrano 'inimputable' y ordenó internarlo en el Hospital Borda”; http://www.infobae.com/general/457807-0-0-La-Justicia-declaro-al-tirador-Belgrano-inimputable-y-ordeno-internarloel-Hospital-Borda. En similar sentido, se afirmó que “quien asesinó a su hijo Alfredo a mansalva y sangre fría en plena vía pública no recibirá una condena penal, ya que fue considerado como inimputable”; “El Tirador de Belgrano es inimputable”; http://www.banite.com.ar/2009/07/01/el-tirador-de-belgrano-es-inimputable. 3 Ello por cuanto “en los tiempos actuales los mass media son los instrumentos precisos para educar o deseducar”. CASTEX, Mariano N.; Ciencia y derecho: pág 94, Ad-Hoc, Buenos Aires, 2008. 4 En tal sentido, la madre de la víctima fatal señaló que "A nuestro hijo no lo mató nadie. Ni Ríos, ni sus padres; nadie es responsable, sólo la naturaleza. Es lo que nos dijo el tribunal hoy. Este individuo (por Ríos) comprendía lo que estaba haciendo". “El tirador de Belgrano fue declarado inimputable”; http://www.losandes.com.ar/notas/2009/7/1/un432863.asp. 5 “Los padres de Marcenac, sin consuelo: 'Martín Ríos va a seguir matando' "; http://www.infobae.com/general/457921-0-0-Los-padres-Marcenac-consuelo-Martin-Rios-va-seguir-matando. 6 “El tirador de Belgrano, a juicio oral”; http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-122391-2009-03-31.html. pericial. En cuanto al primero de los citados aspectos, cabe destacar que Ríos había sido declarado inimputable en otra causa penal que afrontara paralelamente por el delito de portación ilegal de arma de guerra. Así, el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 7 de San Isidro tomó la decisión de declarar inimputable a Ríos y ordenó que continúe internado, basado en informes médicos y psiquiátricos que sostenían que Ríos es esquizofrénico 7. Como reflexión preliminar, es menester señalar que a Ríos se lo declaró inimputable en relación a un delito que tiene una pena de tres años y seis meses a ocho años y seis meses de reclusión o prisión (delito previsto y reprimido en el Art. 189 bis inc 2º cuarto párrafo CP) en un fallo que quedó firme, mientras que se anuló la declaración de inimputabilidad del nombrado en el caso en el que había sido acusado, entre otros delitos, por uno reprimido por prisión o reclusión perpetua (homicidio por placer) y con mayor repercusión pública. En esta inteligencia, es menester señalar que en ambos casos había prueba pericial que sustentaba la inimputabilidad del encausado. La declaración de inimputabilidad en la causa sustanciada en sede provincial fue específicamente abordada por el Dr. Riggi en su voto. Allí, si bien destacó que se trataba de un pronunciamiento que había adquirido autoridad de cosa juzgada y que era ajeno totalmente a la competencia territorial de la Cámara Nacional de Casación Penal, lo cierto es que, en cierto modo, se reinterpretó ciertos hechos que habían tenido lugar en el marco de la causa por portación ilegal de arma de guerra 8. En suma, de las constancias obrantes en la causa provincial se produjo el siguiente desdoblamiento: Por un lado, se tiene en cuenta las circunstancias de la detención en esa causa para argumentar la posible imputabilidad de Ríos, a los efectos de sustentar la anulación de la declaración de inimputabilidad. Por otro lado, se descarta un dato no menor, como lo era la declaración misma de inimputabilidad que había tenido lugar en ese caso. En consecuencia, considero que en lo atinente a la valoración de la causa contra Ríos por portación ilegal de arma de guerra que tramitara en sede provincial, puede válidamente afirmarse que se produjo una selección de la escucha, en el sentido del discurso tranquilizador de la pena. En segundo lugar, no mereció específico tratamiento ni valoración el informe del Cuerpo Médico Forense en el expediente civil de insania, que consideraba que Ríos debía ser declarado demente en los términos del Art. 141 Cód. Civil. Si bien cabe aclarar que de las constancias de la sentencia no surge que la demencia se haya efectivamente declarado, lo cierto es que en él existe un elemento de peso para la declaración de demencia, mientras que, por otro lado, la anulación de la declaración de inimputabilidad realizada en la causa penal subexámine deja abierta la posibilidad de condena en sede penal. Por lo tanto, podría darse la paradójica situación propia de la visión del alienismo moderno, según la cual se puede estar gravemente enfermo para el fuero civil y ser declarado insano, y sólo padecer un disturbio menor para el ámbito penal, siendo en consecuencia imputable 9. 7 “Declaran inimputable al 'tirador de Belgrano' en la causa por tenencia de armas”; http://edant.clarin.com/diario/2008/07/25/um/m01723128.htm. Sin embargo, cabe señalar que el que se le imputaba en ese caso no era el de tenencia sino el de portación ilegal de arma de guerra, tal como surge del considerando 2º del voto del Dr. Riggi en el fallo “Ríos”. 8 Ello por cuanto afirmó que “Si bien, en la citada causa el 24/7/08 se sobreseyó a M. R. en orden al delito de portación ilegal de arma de guerra por considerarlo inimputable en los términos del art. 34 inc. 1° de la ley de fondo, pronunciamiento que se encuentra firme, a nuestro criterio la actitud del imputado, quien luego de aportar todos sus datos personales, ante la inminencia de ser descubierto portando sin autorización un arma comienza a resistirse a la autoridad, importa una conducta que en principio parece propia de quien comprende que se encuentra en una situación cuanto menos irregular” (el destacado es nuestro). Punto 2 del voto del Dr. Riggi. 9 SILVA, Daniel H., MERCURIO, Ezequiel N. y LÓPEZ, Florencia C.; Imputabilidad penal y neurociencias: pág 53, Ad-Hoc, Buenos Aires, 2008. Por otra parte, cabe también analizar un aspecto central de la solución adoptada por la Cámara Nacional de Casación Penal: la valoración de la prueba pericial y su incidencia en la anulación del fallo de grado. Para ello es preciso hacer hincapié sobre la solución escogida por los votos que conforman la mayoría en relación al presente caso: la Cámara de Casación no revocó la absolución y condenó a Ríos, sino que optó por anular el fallo del Tribunal Oral sólo en lo atinente a la declaración de inimputabilidad. En esta inteligencia, puede válidamente afirmarse que tiene lugar una selección de la escucha 10 en los votos que conforman la mayoría, por cuanto asignan mayor relevancia a peritajes e informes que sustentan la tesis de la imputabilidad de Ríos, al punto tal que lleva a afirmar que la sentencia de grado había considerado en forma fragmentaria los elementos de juicio 11 y a decidir su anulación (Arts. 123 y 404 CPP) en cuanto a la declaración de inimputabilidad se refiere. En otros términos, la importancia que los votos de la mayoría asignan a tales informes Ríos tuvo directa influencia en la decisión de anular el fallo de grado en los términos expuestos. Asimismo, a mi entender, tampoco rebatieron con claridad el argumento del Tribunal Oral en el sentido de que se trataba de pericias se complementaban, por pertenecer a momentos distintos del tratamiento. Asimismo, en lo atinente a la valoración de la prueba pericial, considero que hubiera sido aconsejable que la Cámara Nacional de Casación Penal se inclinara por alguna de las siguientes soluciones: Que hubiera directamente revocado la sentencia del Tribunal Oral y condenado, de haber alcanzado un grado tal de convencimiento sobre la imputabilidad del acusado y tal como había sido pedido expresamente por los acusadores en sus recursos de casación. Ello por cuanto, la anulación del pronunciamiento del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 12 exclusivamente en orden a la cuestión vinculada con la imputabilidad del encausado tiene ciertas consecuencias sobre la imparcialidad del próximo tribunal 12. Por el contrario, de no haber alcanzado tal convencimiento, considero que deberían haberse rechazado los recursos de casación y mantenido la declaración de inimputabilidad, en última instancia por aplicación del in dubio pro reo. A continuación analizaremos este último aspecto. 4. Sobre los efectos de la falta de certeza acerca del real estado mental de Ríos: anulación de la declaración de inimputabilidad vs. In dubio pro reo. Ahora bien, el fallo bajo análisis resulta también de gran interés desde el punto de vista procesal. Ello por cuanto, si bien para anular la declaración de inimputabilidad de Ríos se afirma que el análisis de la prueba resulta fragmentado, se admite expresamente la posibilidad de que el encausado efectivamente resulte inimputable. En otros términos, en cierto modo la argumentación para declarar la nulidad en los términos expuestos gira en torno de la existencia de un estado de duda sobre el estado mental de Ríos, que la sentencia de grado no alcanzaba a despejar. Es decir, se admite la existencia de una duda sobre el estado mental de Ríos, pero aún así se decide anular el fallo en cuanto declara la inimputabilidad. Tal como fuera adelantado supra, cabe señalar que otra de las soluciones posibles hubiera sido rechazar el recurso de casación por no haberse alcanzado el grado de convicción necesario para arribar a una sentencia condenatoria. Ante la existencia de dudas sobre la imputabilidad del acusado, la diversidad de respuestas depende, en mi opinión, de qué es aquello que se considera como “más 10 CASTEX, Mariano N.; op. cit.: pág 75-78. 11 Punto 2 del voto del Dr. Riggi. 12 Al respecto, ver infra punto 6. favorable al reo”: si la absolución por inimputable, o la condena. En tal sentido: Una primera postura que estima que la falta de certeza respecto de la imputabilidad del acusado conduce a la afirmación de la causal de inimputabilidad en cuestión y, consecuentemente a la absolución. En este sentido se pronuncian, entre otros, Maier 13, Cafferata Nores 14 y Nuñez, así como también es la solución adoptada en el derecho penal estadounidense 15. Otra posición considera que, ante la duda, debe estarse a la imputabilidad pues así se le da al procesado la esperanza de salir de su encierro en algún momento, a diferencia de la inimputabilidad, que lo condena de por vida a permanecer en un establecimiento de seguridad 16. En consecuencia, debe condenarse en estos casos. En esta inteligencia, considero que, al ser la imputabilidad uno de los extremos que es preciso acreditar para habilitar la condena, la falta de certeza sobre el punto debe conducir a la absolución, máxime teniendo en cuenta que uno de los delitos por los que Ríos fue acusado era el de homicidio agravado por placer (Art. 80 inc 4º CP), reprimido con la pena de prisión o reclusión perpetua. Ahora bien, en el fallo de la Cámara Nacional de Casación Penal en autos “Ríos” la falta de certeza sobre la imputabilidad del acusado es reconocida en varios pasajes por los votos que conforman la mayoría, y contribuyó a tomar la decisión de anular la declaración de inimputabilidad. En suma, en el subexámine existe también una clara divergencia en cuanto a los efectos del estado de duda sobre la imputabilidad del acusado: Por un lado, Dra. Ángela Ledesma consideró expresamente que la inimputabilidad era la solución más favorable al imputado, aunque cabe aclarar que no fundó el rechazo a los recursos de casación de los acusadores en el beneficio de la duda 17. Por otra parte, la Dra. Catucci señaló expresamente que “la discordancia entre los distintos exámenes practicados a M. R. no permite conocer a ciencia cierta el estado de sus facultades mentales, ni al momento del hecho ni en la actualidad (…) Demasiada burda la contestación del encausado como para despejar cualquier sospecha sobre su real estado mental” (el destacado es nuestro). Sin embargo, y pese a afirmar tal imposibilidad de conocer a ciencia cierta el estado de las facultades mentales de Ríos al momento del hecho, a la vez postula la anulación del fallo de grado en lo relativo a la declaración de inimputabilidad. Por otra parte, tampoco hubo en los votos que conformaron la mayoría una toma de postura clara en cuanto a qué se considera como más favorable al reo en caso de duda sobre la imputabilidad, más allá de la solución anulatoria adoptada. Por todo lo expuesto, considero que si los magistrados de la Cámara Nacional de Casación Penal tuvieron efectivamente un margen de duda sobre la imputabilidad del acusado, debieron haber mantenido la declaración de inimputabilidad y la consecuente absolución, por imperio del in dubio pro reo (Art. 3 CPP). 5. Sobre la necesidad de que el acusado sea imputable para condenar e inimputable para mantener la detención preventiva: una de las contradicciones del discurso tranquilizador. 13 MAIER; Julio B. J.; Derecho procesal penal. Tomo I. Fundamentos: pág 500, Editores del Puerto, Buenos Aires, 2004. 14 CAFFERATA NORES, José I., Proceso penal y derechos humanos: págs. 87 y ss, Editores del Puerto, Buenos Aires, 2008, citado en el punto “Cuarto” e) del voto de la Dra. Ángela Ledesma. 15 En el derecho penal estadounidense, es necesario probar “más allá de una duda probable, que el acusado no padecía de una enfermedad o defecto mental”. SILVA, MERCURIO y LÓPEZ; op. cit.: pág 55 y 56. 16 Del voto del Dr. Donna en “S. V., M. A.”, CNCrim, Sala VI, 11/02/1986 , LA LEY 1986-D, 271. 17 Punto “Cuarto”e) del voto de la Dra. Ángela Ledesma. En este punto, cabe analizar ciertas cuestiones relativas a la situación de privación de libertad de Ríos luego de la sentencia de la Cámara Nacional de Casación Penal, y su relación con el discurso tranquilizador de la pena. En esta inteligencia, razones de estricta coherencia nos llevan a diferenciar los escenarios con diversas consecuencias que se hallan inescindiblemente ligadas: Si Ríos es inimputable, se desprende que: - debe ser absuelto. - es factible y jurídicamente admisible que en los hechos esté privado de su libertad luego de la sentencia, por cuanto su condición de inimputable habilita la imposición medida de seguridad prevista en el Art. 34 inc 1º CP. - tal medida de seguridad puede válidamente extenderse hasta que que hubiere desaparecido el peligro de que se dañe a sí mismo o a terceros, previo dictamen de peritos. Por el contrario, si Ríos es imputable, ello trae aparejado que: - puede ser condenado. - la privación de libertad luego de la anulación debe regirse por las reglas de la prisión preventiva (Arts. 316, 317 y 319 CPP y Ley 24.390). Asimismo, cabe señalar que no hay sentencia condenatoria, pues la Cámara Nacional de Casación penal se limitó a anular la declaración de inimputabilidad, tal como fuera desarrollado supra. - si hubiere sentencia condenatoria, al cumplir su condena el sujeto puede recuperar su libertad sin dictamen médico alguno y por el transcurso del plazo. Los señalados caminos no pueden entrecruzarse, escogiendo determinados efectos de uno y de otro. Por el contrario, puede válidamente afirmarse que el discurso tranquilizador de la pena busca alcanzar una condena y valora negativamente a la declaración de inimputabilidad, pero sin hacerse cargo que la anulación de la declaración de inimputabilidad lleva a que la situación de privación de libertad de Ríos deba regirse por las reglas de la prisión preventiva, ni de que al purgar su condena el individuo directamente obtenga la libertad. En el presente caso, es menester destacar que, al haberse anulado la declaración de inimputabilidad sin haber condenado al acusado, existen razones de peso para considerar que procedería la puesta en libertad de Ríos. Ello por cuanto: al haberse anulado la declaración de inimputabilidad, carece de virtualidad la medida de seguridad del Art. 34 inc 1º CP como fundamento de la privación de libertad. además, teniendo en cuenta las reglas aplicables en materia de prisión preventiva, desde la detención de Ríos ha transcurrido el plazo de duración máximo de dos años (Art. 1º Ley 24.390). por lo demás, al no haber existido en ningún momento una sentencia condenatoria no firme, el plazo señalado precedentemente se computa en su totalidad (Art. 2º Ley 24.390). Por lo tanto, no puede válidamente sostenerse, al mismo tiempo, que Ríos es imputable y que deba permanecer detenido hasta que el pronunciamiento definitivo adquiera firmeza, a menos que se admitan las contradicciones propias de un discurso tranquilizador que busca amplificar el castigo. En consecuencia, o bien se lo considera inimputable y se le aplica la medida de seguridad hasta que desaparezca el peligro para sí o para terceros (tal como venía sucediendo hasta la sentencia de la Cámara Nacional de Casación Penal), o bien se considera imputable al encausado y en consecuencia cabe disponer su libertad por aplicación de las disposiciones de la Ley 24.390. Cualquier solución que adopte sólo una parte de los efectos del escenario de imputabilidad, y otra de los efectos de la declaración de inimputabilidad resulta contradictoria. Sin embargo, ello parece ser lo sugerido por el discurso tranquilizador de la pena, pues no cabe imaginar que una liberación de Ríos en este momento tuviera favorable recepción en los medios masivos de comunicación. Por otro lado, tampoco cabe imaginar que cuando Ríos recuperara su libertad al término de una eventual condena impuesta al ser considerado inimputable, la respuesta de los medios masivos de comunicación fuera positiva, sino que seguramente el magistrado que lo liberara pasaría a ser parte del elenco de quienes no se ajustan al parámetro impuesto por el discurso tranquilizador de la pena, y también responsable si Ríos “vuelve a matar”, cuando esa liberación sólo sería el resultado necesario del transcurso del tiempo impuesto en la condena por la que se lo considerara imputable y de las normas legales aplicables (por ejemplo, en materia de libertad condicional). Por lo tanto, con el transcurso del tiempo, la decisión de considerar al acusado imputable se termina volviendo en contra de lo deseado por las víctimas, por el coto temporal de la pena a imputables, con prescindencia de la existencia de peligro para sí o para terceros. En conclusión, el discurso tranquilizador de la pena fomentado por los mass media promueve el contradictorio mensaje de imponer una condena, pero a la vez la privación de la libertad durante el proceso y al término de la condena, aún cuando se carezca de razones legales para ello. 6. Conclusión. A lo largo del trabajo, se analizaron diversos argumentos por los cuales puede válidamente afirmarse que la sentencia de la Cámara Nacional de Casación Penal en “Ríos” se adapta a los parámetros del discurso tranquilizador de la pena. En primer lugar, si bien no se condena al imputado, se anula la declaración de inimputabilidad de la sentencia del Tribunal Oral, con una particular interpretación sobre los efectos de la falta de certeza sobre el estado mental del acusado. Por otro lado, en cuanto a la valoración probatoria, se dio cierta preponderancia a los informes que se pronunciaban por la imputabilidad de Ríos. Asimismo, el discurso tranquilizador de la pena se hace presente también en la señalada tensión entre postular, al mismo tiempo, la imputabilidad del acusado y el mantenimiento de la privación de libertad luego de la anulación de la declaración de inimputabilidad, pese a no ajustarse a las previsiones de la Ley 24.390. Como corolario, cabe resaltar que en virtud de la solución de anular la sentencia del tribunal de juicio sólo en lo que a la inimputabilidad respecta, el criterio del próximo Tribunal Oral para juzgar puede verse afectado. Ello por cuanto a éste le llega firme la declaración sobre los hechos, perjudicial para el imputado, mientras que en relación a la cuestión de la imputabilidad le llega una anulación de la declaración de inimputabilidad anterior. En otros términos, lo resuelto por la Cámara Nacional de Casación Penal sujeta, de manera directa, la valoración de la prueba que realice el próximo tribunal. Éste último punto resulta otro de los motivos por los cuales hubiera sido mejor que la sentencia bajo análisis hubiera resuelto la cuestión en uno u otro sentido, es decir, revocando y condenando, o rechazando los recursos de casación y absolviendo, siendo en mi opinión ésta última la solución más apropiada. Por último, para el caso de que se considerara apropiado condenar a Ríos, cabe hacer una breve reflexión sobre la respuesta penal en casos de imputabilidad disminuida cuando se trata de delitos reprimidos con prisión perpetua. En este sentido cabe dilucidar si en los casos en que el imputado tiene una patología pero que no alcanza a encuadrar en los términos del Art. 34 inc 1º CP resulta válido aplicar una pena perpetua, en virtud de la menor culpabilidad del encartado en lo que hace poder motivarse de acuerdo a la norma 18. 18 Por tal motivo, se impuso al acusado el mínimo legal del delito enrostrado. Del voto en disidencia del Dr. Donna en autos “S. V., M. A.” (citado supra nota 16). Ello no resulta posible cuando el delito se encuentra reprimido con prisión o reclusión perpetua. Sobre éste último aspecto, considero que en los casos de imputabilidad disminuida resulta inconstitucional la imposición de la pena de prisión o reclusión perpetua, por conculcar los principios de razonabilidad (Art. 28 CN) y de proporcionalidad (Arts. 28 y 33 CN). Ello por cuanto a quien tiene una menor capacidad de motivarse en la norma se le está imponiendo la misma pena que a quien tiene indemne tal capacidad, lo que no resulta razonable, ni se compadece con la gravedad del hecho cometido por quien tiene un menor grado de culpabilidad, máxime teniendo en cuenta que la sanción no es susceptible de graduarse conforme las pautas establecidas en los Arts. 40 y 41 CP.