PARS CONDITIO CREDITORUM ¿EXISTE

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PARS CONDITIO CREDITORUM ¿EXISTE?
WALTER RUBÉN TON
El Caso: QUIEBRA
Pronto pago — Procedencia — Crédito quirografario — Indemnización por daños y perjuicios —
Accidente de tránsito — Efectos del acuerdo preventivo — Derecho a la salud
Corresponde hacer lugar al pronto pago solicitado en virtud del crédito quirografario reconocido al
peticionante como consecuencia del accidente de tránsito provocado por un vehículo de la empresa
concursada pues, en caso de serle oponible a la víctima el acuerdo preventivo homologado, ésta
cobraría el 40% de su acreencia recién a los 96 años, tornando ilusorio cualquier tratamiento que
pudiera efectivizarse sobre su minusvalía física en grave afectación a su derecho a la salud [1].
NroFallo-SC Buenos Aires, 2006/04/05 (*). - González, Feliciana c. Microómnibus General San Martín
S.A.C..
(*) Citas legales del fallo núm. NroFallo: ley nacional 24.522 (Adla, LV-D, 4381) ; ley (provincia de
Buenos Aires) 11.192 (Adla, LII-A, 971).
Jurisprudencia Vinculada
[1] Ver también. Entre otros: C2a Civ. y Com. La Plata, sala II, "Persini, Ada Susana s/inc. de rev. en:
Racing Club s/conc.", 28/12/2005, LLOnline.
La Plata, abril 5 de 2006.
¿Es fundado el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley?
El doctor Roncoroni dijo:
1. La Cámara a quo confirmó el fallo de primera instancia que, a fs. 39 vta., había admitido el pronto
pago solicitado en virtud del incidente de verificación tardía incoado por la acreencia que le fuera
reconocida a la señora Feliciana González, como consecuencia del accidente provocado por un
transporte de la empresa concursada (fs. 80 vta.).
Para resolver así, comenzó enfatizando que el principio indiscutible en materia concursal —también
receptado en el ámbito civil— consistente en el respeto a la igualdad de los acreedores (pars conditio
creditori), no era absoluto, pues la propia ley otorgaba privilegio a ciertos créditos para ser satisfechos
con preferencia frente a otros; al complejo de ventajas otorgadas por los derechos reales de garantía
(prenda, hipoteca, etc.), agregando y reconociendo numerosas excepciones fundadas en la valoración
que desde el punto de vista social y económico se hacía de ciertas acreencias (fs. 70 y vta.).
Con este piso de marcha y apoyándose en su obligación de aplicar la Constitución e impedir su
violación, consideró que si bien para las partes el convenio era ley, para la víctima del accidente de
tránsito era inconstitucional, pues la condenaba a recibir su crédito al cabo de 17 años, cuando contara
con 96, transformándola —de aplicarse a ultranza el principio de igualdad de los acreedores— en un
beneficio para sus herederos (fs. 71 vta.).
Es por ello que halló correcto, prudente y jurídicamente acertado, el adelantamiento del pago dispuesto
en origen, justificando la homologación del convenio por tratarse de un acreedor posterior a aquel acto
(fs. 72).
Seguidamente expresó que al no ser absoluto, el derecho de propiedad de los acreedores debía ceder
frente al derecho a la vida de uno de ellos, calificando de ajustada a derecho y no arbitraria, la sentencia
que ordenó adelantar el pago acordado teniendo en cuenta la edad de la víctima y el tipo de crédito
ejecutado (fs. cit. vta.).
Con mención de numerosas Cartas fundamentales de diversos países y la de Argentina, así como de
variada legislación y convenios internacionales, señaló también que "... la víctima tiene derecho a que se
le indemnice su integridad y se le permita acceder al tratamiento, para quien sufre la minusvalía no es
igual cobrar en unas 24 cuotas como estableció el juez a cobrar en 17 cuotas anuales o lo que es más
posible que sus herederos cobren su minusvalía en cuotas pagaderas a su muerte" (fs. 72 vta./74
vta.).Sin perjuicio de reconocer que, como todo derecho humano, el derecho a la salud era susceptible
de sufrir limitaciones y reglamentaciones, en el caso la limitación era tan grande que lo desnaturalizaba
hasta hacerlo inexistente, poniendo a su beneficiario en desigualdad de condiciones en cuanto a los
plazos con otros acreedores que sólo verían limitados sus derechos patrimoniales (fs. 75 vta.).
Concluyó que "... cuando se limita por razones económicas un derecho humano básico hasta hacerlo
inexistente o se contraría la esencia de ese derecho, el juez está obligado a declarar la
inconstitucionalidad del acto lesivo sea que éste provenga de una norma legislativa o de un acuerdo
general concursal..." sin que pudiera restarle eficacia a la resolución, que quien declarara inoponible el
acuerdo fuera el mismo que lo homologó, pues al hacerlo ignoraba la existencia del acreedor tardío (fs.
76 vta./77).2. Contra este pronunciamiento interpone el apoderado de la concursada recurso
extraordinario de inaplicabilidad de ley por el que denuncia la violación de los arts. 14, 17, 18 y 75 inc. 22
de la Constitución nacional; 16, 17, 37, 41, 52, 53, 55 y 56 de la ley 24.522 (fs. 104); 34 incs. 1 y 5 c), 36
inc. 4, 260, 263, 265, 266 y 267 del Código Procesal Civil y Comercial (fs. 93).
Bajo el título: "Motivación y fundamentos. Los agravios no resueltos", inicia su reproche diciendo que la
Cámara no ha contestado todos los agravios de su parte, limitándose solamente a desarrollar el tema de
los principios constitucionales (fs. 90 vta.).
Se ha convalidado —según afirma— una resolución contraria a los derechos constitucionales de
propiedad, de defensa en juicio y de debido proceso legal: la autorización de pago a un acreedor
quirografario —sea tardío o no—, disponiendo de los recursos de la concursada, sin apoyo jurídico o
normativo alguno, frente a un acuerdo preventivo homologado, omitiendo tratar el tema trascendental
referido a la existencia de la cosa juzgada concursal (fs. 92 vta./93).
Es falaz, sostiene, el argumento que funda el privilegio otorgado pretorianamente a un crédito
quirografario, en el carácter no absoluto del principio de igualdad de los acreedores en virtud de que los
privilegiados están excluidos del efecto nivelador, pues la categorización viene dada por una ley del
Congreso, sin que le esté permitido al juez crear una excepción no contenida por la normativa, por lo que
manifiesta disconformidad con la referencia al fallo "Barbarella" en el que se decide sobre la base de la
amplitud de acción a la prudencia legislativa, no judicial, como pretende el juzgador de autos (fs. 93
vta./94 vta.).
Además, la resolución en análisis —denuncia— ha omitido considerar que el principio de igualdad es
absoluto cuando se está frente a una misma categoría de acreedores —los quirografarios, tal la calidad
del crédito de esta litis— y que no puede el juez violar la normativa concursal de orden público, creando
un privilegio no contemplado (fs. 94 vta.).
Seguidamente afirma que "... la resolución observada en esta instancia no rebate ninguno de los
argumentos jurídicos del memorial oportunamente presentado, desconociendo la cosa juzgada y el
principio de preclusión, privando a la concursada de la protección que para su patrimonio significó el
trámite del concurso preventivo, generando la violación a su derecho de propiedad y al debido proceso
adjetivo, al ignorar la ley concursal vigente y aplicable mediante fundamentos aparentes basados en su
voluntad discrecional" (fs. 95).
También acusa al tribunal de ignorar la novación que sufre un crédito sujeto a verificación tardía, como
consecuencia del acuerdo homologado (fs. 95 vta.).
Reprocha, a continuación, que se haya enfrentado la cosa juzgada concursal a los derechos
constitucionales de la actora sin tener en cuenta los del resto de los acreedores, gravemente avasallados
por la sentencia en crisis (fs. cit.). Desde este aspecto no coincide con la inaplicación del acuerdo
preventivo cuando se halle comprometido el derecho a la vida pues de ese modo, bastaría invocarlo para
dejar sin efecto lo convenido con el deudor (fs. 96 vta./97).
Sostiene que el acuerdo preventivo homologado es algo más que una ley para las partes. Constituye la
solución para el conflicto económico y sólo puede ser dejado sin efecto por el pedido nulificatorio de
cualquiera de los acreedores, lo que acarrea la quiebra del deudor (fs. 95 vta./96 vta.).
El tribunal no ha tenido en cuenta que la presentación de la actora ha sido extemporánea y precluida
conforme los arts. 49 y 60 de la Ley de Concursos (fs. 97 vta.).
También reniega de la aplicación de casos análogos al supuesto de autos, pues entiende que con ello
se da una solución desde otra legislación, contraria a la ley 24.522 (fs. 98).
Con cita de un fallo de la Corte Suprema y de doctrina especializada afirma que la sentencia se
encuentra enfrentada con la ley 24.522 pues, por la sola voluntad de los jueces, se vulnera el derecho de
propiedad y el de ejercer una empresa, al ignorarse la existencia de un acuerdo preventivo que significa
novación y la cosa juzgada en relación a la reformulación de las deudas, lo que evidencia la falta de
motivación y fundamentación normativa por prescindir de la ley concursal (fs. 102).
Por último, recalca que el fallo ha sido dictado sin considerar los agravios, por lo que no es posible
emitir una refutación adecuada, reiterando que no se ha tratado la cuestión trascendental referida a la
imposibilidad de admitir el pronto pago para la acreedora de un crédito quirografario, sin dejar sin efecto
la cosa juzgada derivada del acuerdo preventivo homologado (fs. 103).
3. El recurso no puede prosperar.
Me he detenido en resaltar los agravios que, a mi juicio, han sido planteados por la vía equivocada, lo
cual acarrearía de por sí el rechazo impetrado mas, lejos de suscitarse la "imposibilidad de emitir una
refutación adecuada", advierto que la recurrente ha cuestionado largamente el acierto del fallo por lo que
debo entrar en su tratamiento, y anticipar —como ya lo he hecho— su resultado adverso, dado que no le
asiste razón cuando ataca la decisión en punto a la violación de las normas que denuncia.
En efecto, sostiene, en resumen, que el juzgador no puede soslayar la aplicación de la ley 24.522 en
punto tan esencial como es el acuerdo homologado, creando una excepción que la norma no contempla,
al anteponer derechos constitucionales que considera prioritarios frente a los de los acreedores.
Con este argumento no advierto que alcance a desvirtuarse la decisión confirmatoria del pago de la
indemnización proveniente del accidente de tránsito acontecido a la actora, con sustento en la efectiva
protección de los derechos esenciales a la vida, a la salud y a la integridad física del individuo.
En el mundo moderno en que nos desenvolvemos y desarrollamos, se advierte cada vez con mayor
frecuencia —y sano es que ello así ocurra— la interrelación entre lo público y lo privado, la atención
prestada por el hombre de derecho y por el hombre común —por qué no— a la estrecha vinculación
entre las normas constitucionales y las normas del Derecho Privado, Civil o Comercial. Lo que, en
palabras de Jorge Mosset Iturraspe sería la aparición del "... derecho civil constitucional o privado
constitucional; el derecho privado como derecho del ciudadano —y no meramente derecho burgués para
la tutela de intereses individuales— integrado con el derecho constitucional" (Sup. de Concursos y
Quiebras del 7/IX/2004).
Varios autores —citados en el aludido trabajo— han dedicado su prédica a este tema, sin dudas
central en el fallo criticado. Así Augusto Mario Morello habla de "derecho fundamental a la vida digna"
(La Ley, 24 de noviembre de 2000), al que Oestreich y Sommermann, en "Pasado y presente de los
Derechos Humanos" (Madrid, 1990), otorgan jerarquía superior y de mayor significación axiológica entre
los derechos humanos.
Derechos que en la actualidad, como lo sostiene el tribunal, han sido receptados constitucionalmente
por varios países, incluido el nuestro.
En coincidencia con estos conceptos esenciales, entendió el tribunal que la aplicación lisa y llana del
acuerdo homologado (homologación que justificó por ser un crédito determinado por sentencia posterior
a la misma) comprometía el derecho a la vida de un acreedor mientras a los otros sólo les menoscababa
el derecho de propiedad.
Y vinculado estrechamente con el derecho a la vida se encuentra el derecho a la salud el que —como
dice el fallo "... se encuentra contemplado indirectamente en los tratados de derechos humanos, en las
recomendaciones de los organismos comunitarios y directamente en algunas constituciones y Códigos
Civiles...", citándose a continuación numerosos ejemplos, muchos de los cuales han sido receptados por
la Constitución nacional en su art. 75 inc. 22 (fs. 72 vta./73 vta.).
Por su parte, añado, la Constitución provincial reconoce expresamente el derecho a la salud en el inc.
8 del art. 36.
Si bien es cierto que tanto el derecho a la vida, a la salud y a la integridad física cuanto el derecho de
propiedad se encuentran amparados constitucionalmente, coincido con la opinión que sostiene que "... al
haberse dado entrada a doce documentos internacionales relativos a derechos humanos, con la reforma
constitucional, se desprende que la salud encuentra su posicionamiento más elevado incluso que la
propiedad privada..." (Kemelmajer de Carlucci, A.R. en su ponencia en la Academia Nacional de Derecho
y Ciencias Sociales de Buenos Aires, Supl. Especial, "La Ley", noviembre de 1999, p. 37 y sigtes.).
Al respecto, Mosset Iturraspe (op. cit.) ilustra que la jerarquización del derecho a la salud, como un
derecho fundamental, incorporado a la Constitución, configura, asimismo, un desafío a la sensibilidad y a
la imaginación de los jueces; una puerta abierta al "activismo judicial", pues de poco serviría semejante
reconocimiento si todo ha de quedar en una mera declaración de carácter formal, en una norma no
operativa.
Es por ello que el tribunal tuvo especialmente en cuenta que el presente era un caso excepcional y
límite pues la concursada lesionó, hacía más de doce años, a la actora en su salud e integridad física,
poniendo énfasis en que de serle oponible el acuerdo firmado con los acreedores, la víctima cobraría el
40% de su acreencia, recién a los 96 años, lo que tornaba ilusorio cualquier tratamiento que pudiera
efectivizarse sobre su minusvalía física del 40% (fs. 69 y vta.).
Del precedente análisis surge sin dudas que no existe razón alguna para que determinada ley soslaye
el orden jerárquico constitucional.
Esta Corte, en situación análoga en que se encontraba en juego el derecho a la salud de un menor,
que resultó portador sintomático del virus de H.I.V. (sida) contraído por transfusión de sangre
contaminada en el hospital demandado, ha declarado que la aplicación del régimen de pago arbitrado
por la ley 11.192, de orden público, importaba un daño adicional irreparable (Ac. 83.679, sent. del
28/VIII/2002).
Ultimo rechazo merece el planteo de falta de consideración de la alegada presentación extemporánea
y precluida de la actora, pues no viene acompañado del correspondiente apoyo jurídico que sustente tal
afirmación, a no ser por la mera mención de los arts. 49 y 60, huérfana de explicación que justifique la
denunciada transgresión.
Lo que llevo expuesto me permite afirmar que no ha logrado la recurrente acreditar las infracciones
legales que denuncia (art. 279, C.P.C.C.), por lo que voto por la negativa.
Los doctores Pettigiani, Kogan, Genoud y Hitters, por los mismos fundamentos del doctor Roncoroni,
votaron también por la negativa.
Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, se rechaza el recurso extraordinario interpuesto; con
costas (art. 289, C.P.C.C.).
El depósito previo de $ 3455, efectuado a fs. 107, queda perdido para el recurrente (art. 294,
C.P.C.C.), debiendo el tribunal dar cumplimiento a lo dispuesto por los arts. 6 y 7 de la Resolución
425/2002 (texto res. 870/2002). — Francisco H. Roncoroni. — Eduardo J. Pettigiani. — Hilda Bogan. —
Luis E. Genoud. — Juan C. Hitters.
PARS CONDITIO CREDITORUM ¿EXISTE?
Estamos ante un interesante fallo, que si bien breve, nos
hace reflexionar sobre varios temas de nuestro derecho concursal y la evolución de los mismos
en el tiempo.
El tema no se agota en el derecho falimentario, pues se
tratan también dos derechos reconocidos por la Constitución, el derecho a la vida y el derecho
de propiedad. Entre ellos no hay duda que es prioritario el derecho a la vida y a la salud. Pero
el análisis lo debemos realizar también teniendo en cuenta otro importante bien para la paz
social, que es la seguridad jurídica.La plataforma fáctica del fallo anotado, no se encuentra
claramente reflejada en la sentencia de la Corte Provincial de Buenos Aires, pero inferimos de
ella que se trata de que en un proceso concursal, cuya propuesta de pago se encuentra
homologada, cobrando los acreedores quirografarios el 40 % del monto verificado en 17 años.
Una víctima de un accidente de tránsito, plantea un pronto pago a través de un incidente de
verificación tardía, fundamentado en su derecho a la vida puesto que cobraría su crédito al
cabo de 17 años cuando su edad fuera de 96 años, transformándose el mismo en un beneficio
para sus herederos.El juzgador de primera instancia hace lugar al pedido y
esta resolución es confirmada por la Cámara y luego por la Suprema Corte de Buenos Aires.Ninguna duda nos cabe de que esta resolución puede ser
analizada desde distintas ópticas del derecho, nosotros elegiremos la concursal para hacerlo.
No se entienda nuestra afirmación, como pretender que el derecho es estanco, o que no tienen
relación las distintas ramas entre ellas, muy por el contrario, consideramos que el derecho es
uno, parcializado sólo para el estudio.Pero de la existencia de valores antagónicos, nos
ubicaremos para hacer este análisis desde la seguridad jurídica, sin dejar de reconocer que es
mucho más tentador decir que tiene razón el judicante y que debe abonarse de una manera
distinta que al resto de los acreedores a esta pobre anciana, que necesita rápidamente cobrar
la indemnización, para subsistir.El proceso concursal tiene reglas muy claras para su
interpretación, pero en realidad su base es la existencia de obligaciones de pago mayores que
los recursos disponibles para afrontarlas, por tanto, la misión que se le impone es la de ordenar
de una manera razonable los pagos.La primera fórmula de ordenación de cobros que ha
existido, desde siempre en el derecho, es la regla de que el primero en el tiempo, es el mejor
en el derecho.El inconveniente de dicha pauta es que el acreedor “más
bueno” o que mejor comprensión tenga de la situación del deudor será el último en cobrar y por
tanto si el patrimonio es escaso no alcanzará a hacerlo.Para evitar esta realidad es que surge en el derecho
concursal una nueva regla de cobro. Todos los acreedores iguales deberán cobrar de la misma
manera y en la misma proporción “pars conditio creditori”
Pero esta regla también tiene su dificultad, algunos
acreedores tienen mayor “necesidad” por distintas circunstancias de cobrar antes que los otros
y nacen las prelaciones en el cobro, es decir, los privilegios.Dentro de este esquema deberemos analizar si la persona
anciana, que ha padecido un accidente de tránsito, tiene derecho a cobrar antes que los demás
y este análisis intentaremos hacerlo a la luz de los principios concursales, pero anticipando
como conclusión que no compartimos la resolución adoptada por los judicantes en el caso
concreto.LA IGUALDAD DE COBRO PARA TODOS LOS ACREEDORES
Recordemos que la regla concursal es la de igualdad de
cobro para todos los acreedores y que surge como consecuencia de evitar que el acreedor más
diligente cobre perjudicando de esa manera al acreedor tolerante.El artículo 16 LCQ1 conceptúa expresamente como actos
prohibidos a aquellos que importen alterar la situación de los acreedores por causa o título
anterior a la presentación
En un reciente libro de agosto de 2.006 Escuti y Junyent
Bas2 citando a Satta dicen “en el proceso concursal existe una “solidaridad en las pérdidas”
entre los acreedores, cualquiera sea su clase, grado o monto……………….En la terminología
de Pajardi, es la “regla medio”, o sea, esa regla que ha estado siempre presente en cualquier
aplicación concursal: la pars condicio creditorum”
Este principio comienza a tener excepciones además de
los privilegios y las prelaciones en el cobro, con la categorización incorporada a nuestro
derecho en la ley 24.522.LA CATEGORIZACION
Se
ha
cuestionada
si
el
haber
incorporado
la
categorización, ha hecho que quede sin efecto la paridad en el cobro de los acreedores
quirografarios.La misma ley ha expresado que el agrupamiento tiene
como efecto poder ofrecer propuestas diferenciadas. Recordemos que las categorías deben
estar agrupadas por elementos razonables. En nuestro caso ¿podría haberse hecho una
categoría para acreedores mayores de 60 años?. Es difícil la respuesta. Pero creemos que en
la ley vigente sería plenamente posible, pero acá habrá intervenido la voluntad del concursado.
En el fallo en análisis se le ha impuesto la obligación al concursado, no ha sido él quien decidió
categorizar. Si analizamos el mecanismo de votación a través de la categorización, advertimos
que se debe obtener la mayoría de cada una de las categorías.
El riesgo para el acreedor con la categorización es que se
cree una categoría que anule su poder de decisión al agruparlo de manera que su voto no
tenga importancia alguna. Todas estas situaciones, tienen su remedio en el proceso. La ley
concursal exige la razonabilidad en el diseño de las categorías y siempre se podrá utilizar lo
dispuesto por el artículo 1.071 del Código Civil referido al abuso del derecho. Incluso en
materia concursal recordemos que el Juez tiene facultades muy amplias como director del
proceso. Pero las facultades del judicante tienen su límite, sin duda, el derecho de propiedad
1
"El derecho de los acreedores en los concursos, fundados en garantías constitucionales las cuales hacen a la función
jurisdiccional, no pueden sin embargo alcanzar extensión tan alta que, mediante una liquidación irracional enderezada a pagar los
créditos de los acreedores se vean pospuestos los intereses generales e incluso las propias conveniencias del concurso".(CNCom.
, Sala C, Febrero 20-976 "Compañía Swift de la Plata S. A. ", L. L. 1.976-B, 235).2
ESCUTI A. Ingnacio, JUYENT BAS Francisco, “Derecho Concursal” Edit.Astrea pág.73
que es de jerarquía constitucional, incluso si el concursado no categoriza el Juez debe
categorizar pero sólo en las tres categorías que como mínimo debe contener, el agrupamiento
de los acreedores (art. 41 LCQ) quirografarios, quirografarios laborales y privilegiados.El acreedor nunca puede categorizar, es una facultad que
la ley sólo da al concursado y es lógico que así sea, porque es parte de su estrategia para salir
de la crisis.LA PRELACION EN EL COBRO
La ley crea privilegios para dar prelación en el cobro a
aquellos que considera debe priorizar por distintas razones, como pueden ser la equidad, el
interés público, facilitar la concesión de créditos, priorizar el crédito alimentario, dar seguridad
al cobro de las garantías reales, ser el conservador de lo bienes, etc.
Éstos
privilegios
sólo
son
creados
por
ley
y de
interpretación restrictiva, como dispone el artículo 3.876 del código civil, no pueden ser creados
por voluntad del deudor en beneficio de los acreedores y mucho menos por el acreedor.¿La prenda y la hipoteca salen de esta regla? No. Porque
si bien la crean acreedores y deudores, lo hacen dentro del marco establecido por la ley.En nuestro caso el legislador no ha querido crear ningún
privilegio referido a la edad del acreedor.¿Puede el juez crear un privilegio? No. Esto no merece
discusión dado la claridad de la norma citada del ordenamiento civil y pacíficamente seguida
por la jurisprudencia y doctrina.Esta prelación del cobro puede ser de dos tipos; a) cobrar
en el mismo momento de todos, pero con preferencia al resto de los acreedores o b) cobrar
antes que el resto de los acreedores.Es distinta la situación de la prelación en el cobro al
momento de distribuir los bienes (proyecto de distribución) que la prelación temporal, “cobrar
antes” que se distribuya el patrimonio entre los acreedores.¿Es justo cobrar antes que los demás en un proceso
concursal?.
Tenemos que distinguir las deudas originadas antes del
concurso y las postconursales. La pared que frena las ejecuciones concursales es sólo para las
deudas anteriores, como lo dispone claramente el artículo 32 LCQ, El concurso de acreedores,
no implica la liquidación de la empresa, sino que la misma siga funcionando, ordenando el
pago de sus deudas y organizándose para ser rentable en su actividad y de esa manera
cumplir con sus obligaciones. Pero al seguir funcionando la empresa generará nuevas
obligaciones de pago, ninguna duda nos cabe, de que el pago de esas obligaciones que son
necesarias para que la empresa siga subsistiendo, deben realizarse sin ser afectadas por el
concurso, porque en caso contrario nadie les financiará.-
Olvidemos las deudas postconcursales y veamos las
deudas generadas por causa o título anterior a la presentación. Acá también podemos
distinguir el momento del cobro. Los privilegiados especiales podrán liquidar el bien asiento del
privilegio y cobrar de la realización del mismo su crédito. Igualmente cuando se tiene una
garantía autoliquidable. Pero la regla general es que todos los acreedores cobren después de
aprobado el proyecto de distribución.
Existen opiniones partidarias de la eliminación de todo tipo
de privilegios, para que los acreedores quirografarios que casi nunca cobran, puedan hacerlo.-
EL PRONTO PAGO
¿Cuándo surge el pronto pago en nuestro sistema
concursal? En la ley 19.551, con referencia a las obligaciones laborales. Esta ley como
cualquier, buena ley concursal, disponía que no se podía privilegiar a un acreedor sobre los
otros. Esta es, dijimos una regla esencial del derecho concursal, no obstante dado el carácter
alimentario de la obligación reclamada, el pago de salarios, es que este ordenamiento legal
hace la excepción y crea el instituto del pronto pago.
El pronto pago laboral comienza a ser mal utilizado cuando
se sanciona la ley 24.522, en la que no sólo se disponía el pronto pago como en la norma
anterior para los salarios e indemnizaciones por accidente de trabajo, sino para un cúmulo de
otros rubros. Esta situación llega a un disparate total con la reciente reforma operada por la ley
26.086 que amplia en forma absurda los rubros que lo integran, generando una gran injusticia y
haciendo que la misma no sea operativa3.Explicaremos en forma de ejemplo la idea que estamos
desarrollando. En la normativa actual los acreedores laborales que ostentan el pronto pago,
cobrarán a prorrata sobre los fondos líquidos disponibles, por tanto, colisionarán el acreedor
laboral al que le deben dos o tres meses de trabajo, probablemente dos o tres mil pesos, con el
acreedor laboral que es beneficiario de todas las multas conocidas probablemente cien o
doscientos mil pesos. Es de fácil comprensión que en la prorrata el acreedor que realmente
necesitaba cobrar para alimentarse no lo va a poder hacer, al estar en igual situación y
sometido a la prorrata, con el acreedor “millonario”.
Este simple ejemplo es para ir asentando nuestra posición de que el pronto pago no puede
3
TON, Walter Ruben, Revista La Ley Gran Cuyo, Año 11 nro. 4 , Mayo de 2006 “ MI POBRE EMPRESARIO QUERIDO”
..... “Debemos recordar que fue una novedad impuesta por la ley 19.551 que si bien en su artículo 17 proponía la regla general de
que el concursado no podía realizar actos que importaran alterar la situación de los acreedores por causa o título anterior a la
presentación aclaraba que “…..el Juez del concurso debe autorizar el pago de los salarios e indemnizaciones por accidentes de
trabajo que tengan el privilegio del artículo 270 inc. 1, previa comprobación de sus importes por el síndico, los que deben ser
satisfechos prioritariamente con el resultado de la explotación…………”.Era razonable esa norma. Observemos que rubros que
contemplaba eran: el pago de salarios e indemnizaciones por accidentes de trabajo. Es de toda lógica que esos rubros
alimentarios tienen prioridad sobre cualquier otro crédito del concursado y que no se puede esperar a la finalización del concurso
para el cobro de los mismos.- pag. 415.-
seguir siendo ampliado a cualquier rubro que se reclame.-
LA NOVACION CONCURSAL
Se debe analizar otro elemento necesario para dilucidar el
acierto o no del fallo comentado. La novación concursal fue incorporada a nuestra legislación
con la sanción de la ley 24.522 y dispuesta expresamente en su artículo 55. Si bien hemos
criticado la norma por la terminología utilizada que trae confusiones4 , pero ninguna duda cabe
que una vez homologado el acuerdo produce sus efectos contra todos los acreedores de causa
o título anterior, hayan concurrido o no a formar la mayoría, incluso a aquellos acreedores que
expresamente se opusieron a la propuesta presentada por el concursado –
Antes de introducir la ley 24.522 la novación, de la misma
manera era aplicable el convenio homologado a todos los acreedores quirografarios. La gran
diferencia que se plantea es que incluso en el caso de que se opere la quiebra indirecta, el
monto de la deuda en la falencia será el que surge del acuerdo novado.No hay duda alguna que el espíritu de esta legislación es
consolidar el monto de la deuda una vez que se ha homologado el acuerdo, por eso es que
también incorporó en el artículo 56 LCQ la prescripción concursal a los dos años de la
presentación. Esto implica un corte definitivo hacia atrás, para permitir el saneamiento de la
empresa y la aplicación del salvataje.El acuerdo homologado produce la extinción de todo
crédito de causa o título anterior a la presentación y hace nacer un nuevo crédito, que surge de
la homologación del acuerdo, incluso para los que no participaron del proceso o no aceptaron
la propuesta.Escuti y Junyent Bas5
dicen “El efecto novatorio del
acuerdo homologado es irreversible (sólo cae ante la nulidad y respecto de ciertos créditos
laborales)………….El acreedor anterior a la presentación, cuyo crédito se convirtió en virtud de
la novación concursal, concurre a la quiebra posterior por el saldo impago emergente del
acuerdo”.La novación alcanza incluso a los acreedores tardíos o a
los que han seguido el proceso de conocimiento adelante y han obtenido la verificación por la
sentencia, antes de la reforma de la ley 26.086, o los que han revisionado un crédito declarado
inadmisible y han conseguido sentencia favorable.En el caso en examen no se ha respetado la novación
concursal y se ha modificado por la sola voluntad del judicante el monto de la deuda y la forma
de pago de la misma, en perjuicio del concursado y quizás incluso de los otros acreedores,
recordemos que el sistema concursal debe priorizar la igualdad entre todos los acreedores
TON, Walter Ruben, Código de Comercio Comentado Editorial Hamurabi “Comentario al Artículo 55” Trabajo
en Prensa .
4
5
ESCUTI, Ignacio A. , JUNYENT BAS Francisco, “Derecho Concursal” Editorial Astrea, pág. 432
iguales.-
LA PROPUESTA ABUSIVA
En realidad el problema mayor en estos casos es lo
abusivo de las propuestas. La propuesta ofrecida en el caso de marras, no sólo es abusiva
para la actora de estos autos, sino para cualquiera de los acreedores. ¿Cómo se explica que
se obtengan las mayorías? Para quienes estamos en la práctica diaria la respuesta es muy
sencilla. Se “arregla” con acreedores con los que se logre la mayoría y esto obliga a los
restantes a quedar sometidos a la propuesta presentada por el deudor.
Hemos criticado, en diversas oportunidades, las facultades
homologatorias del juez6 que en la propuesta abusiva o fraudulenta, en cambio de enviar al
concursado a la quiebra, le dan una nueva oportunidad de reformularla.En el caso comentado es evidente que la propuesta es
abusiva. Ni a la actora, ni a prácticamente ningún acreedor le puede servir cobrar el 40 % en 17
pagos anuales y no surge del fallo si hay plazo de gracia. Pero para evitar el abuso del derecho
se deben arbitrar soluciones generales, como no homologar la propuesta, aunque tenga las
mayorías y enviar a la quiebra al concursado, pero no destrozar el sistema concursal, como
ocurre en este caso, haciendo una excepción con esta acreedora, pero dejando vigente el
monto y la forma de pago con los restantes, que quizás también tienen problemas atendibles,
como una enfermedad incurable o probablemente pierda su casa o tantas otras circunstancias
que se pueden presentar.¿Cuál es la solución? Que de una vez por todas nos
sinceremos en los sistemas concursales y no aceptemos las propuestas que violen los artículos
953 o 1.071 del Código Civil.EL PLAZO PARA PLANTEAR LA NULIDAD
¿Cuándo puede pedirse la no homologación de la
propuesta? Si no se impugno la existencia del acuerdo, conforme a las causales establecidas
por el artículo 50 LCQ , se puede pedir la nulidad dentro de los seis meses contados a partir del
auto que dispone la homologación del acuerdo, pero sólo si se dan las causales establecidas
por la ley concursal.De todas maneras aunque uno de los argumentos
esgrimidos por el recurrente es que la presentación de la actora ha sido extemporánea y
6
TON, Walter Rubén, Segundo Congreso Bonaerense de San Isidro mayo 2006 Ponencia “Facultades del Juez Concursal en la
homologación del acuerdo . Su necesaria limitación”
precluída conforme los art. 49 y 60 ley de concursos, creemos que nada tiene que ver con la
presentación que hace la actora. Ella no quiere dejar sin efecto el acuerdo, lo único que
pretende es que no le sea aplicable.Si lo pretendido hubiere sido la nulidad del acuerdo la
solución tendría que haber sido la quiebra indirecta.EL DERECHO A LA VIDA DIGNA
No nos cabe duda alguna que la actora tiene razón en su
planteo. Pero no sólo la actora lo tiene. ¿Quién nos asegura que otro acreedor mucho más
joven no tenga alguna enfermedad incurable? O que un acreedor no pueda sufragar los gastos
de salud o por que no de educación de su hijo.¿No son todos estos casos plenamente
aceptables como necesarios para una vida digna?.
Esto nos lleva a una pregunta mucho más grave aún.
¿Sirve nuestro sistema concursal actual?. Hemos dicho que habría que modificarlo7, pero no
para cambiar la regla de igualdad de los acreedores, sino para que sea útil a la comunidad. De
nada sirve aceptar una propuesta de pago del 40 % del monto verificado y a 17 años de plazo.
Para el acreedor es lo mismo que decirle “Mire, usted no va a cobrar nunca”. Ninguno de
nosotros, ni de los acreedores puede asegurar su vida dentro de veinte o treinta años.Hay una realidad que venimos pregonando desde mucho
tiempo atrás “hay que tener distintos procesos concursales para los distintos tipos de
concursado”. Para un inversor financiero tener que esperar 20 años para efectuar un cobro no
es tan dañino como para una persona que ha sufrido daños por un accidente como en este
caso.Pero es una cuestión de política legislativa. Si los daños
derivados de accidente de tránsito para el legislador deben gozar de pronto pago como los
acreedores laborales se debe modificar la ley y permitirle tal instrumento a todos los dañados,
no sólo a uno de ellos.Si las personas que tienen derecho a cobrar y son mayores
de determinada edad participan de un proceso concursal y se le quiere dar un pronto pago, hay
que hacerlo con todos y no sólo en un caso especial. Estas desigualdades en manos del
juzgador no dan de ninguna manera seguridad jurídica, que habíamos dicho que era el valor
que queríamos defender para lograr la paz social.CONCLUSION
No compartimos la solución del caso,
no porque
consideremos que la actora debe cobrar a los 96 años.TON, Walter Rubén, Revista La Ley Gran Cuyo Año 10, nro. 2 , Marzo 2005, “Si llegaste tarde al concurso te
castigo” Pág. 125.
7
Dijimos al comenzar este comentario que es muy
importante para la justicia lograr la paz social.
Para ello debe existir la seguridad jurídica. No se nos tilde
de positivista, porque no lo somos, sólo que el proceso nos indica el camino a seguir y si ese
proceso esta plagado de excepciones, no nos dará ninguna seguridad.¿Qué pasaría si este crédito o 10 similares a él que
merezcan la misma solución, hacen que el concursado no pueda cumplir su propuesta de pago
original?.No nos gustan las soluciones que permite el proceso
concursal en muchos casos. No nos gustan las propuestas abusivas, No nos gusta el abuso del
derecho. Pero sí respetamos y defendemos la seguridad jurídica, sin ella el caos reinará.Es muy duro para nosotros finalizar este comentario
diciendo que no compartimos la solución judicial, nos duele que la accidentada no pueda
disfrutar de su indemnización, y que si lo hagan sus herederos, pero ya bastantes ataques ha
sufrido en los últimos años el proceso concursal para que lo sigamos dañando de esa manera.Si vamos a hacer una reforma, ésta debe ser integral y no
parches que de nada sirven, como alegamos en alguna oportunidad al comentar la reforma de
la ley 26.0868, cuando viajamos en la autopista, puede estar llena de pozos, pero con
seguridad que los desvíos aunque estén recién pavimentados son peores que el camino
original.También tenemos que tener el mismo cuidado con las
resoluciones judiciales, si bien el juez concursal tiene amplias facultades de dirigir el proceso,
conforme a las facultades que le da el artículo 274 LCQ
va
dejando
un
precedente
que
muchas veces resulta peligroso.Debemos decir además, que si la ley se aparta de las
normas constitucionales, el camino adecuado es plantear la inconstitucionalidad de la norma,
en esta resolución no vemos que se haya utilizado esta herramienta, por tanto nuestra
conclusión es expresar que no compartimos la solución dada en el fallo que hemos comentado.
En este caso se hizo una excepción, que no sería, de ninguna manera criticable, pero nos
preguntamos ¿hasta donde podrían llegar las excepciones…………?-
8
TON, Walter Ruben, Revista electrónica Microjuris ......” defendemos a ultranza la norma originaria, pero si consideramos que
cualquier ley, fallo jurisprudencial o trabajo doctrinario, debe tener un lineamiento general, que sigue el autor en el desarrollo de
la idea y que se va a reflejar en todo el texto.Este lineamiento puede ser bueno o malo, podemos estar de acuerdo o no, pero si estoy seguro de que no se puede modificar
parcialmente sin cambiar totalmente el sentido original.
Para hacer un parangón viajero, son los desvíos que soportamos cuando viajamos en la autopista. Ésta puede ser buena o estar
llena de posos, pero con seguridad que los desvíos son peor que el camino originario, aunque estén recién pavimentados.Esto es lo que nos está ocurriendo con la ley concursal, se produce un cambio parcial tras otro y como balance ninguno de ellos
totalmente bueno.-
WALTER RUBEN TON
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