Las reflexiones en poesía de Cesar Calvo en su “María Landó”, que sirvan para transmitir nuestro aprecio, agradecimiento y aspiración para que nuestras madres que entregan su trabajo al Estado o a los empleadores privados, logren ser dueñas al fin de su trabajo y sus sueños, que su trabajo y sus sueños no sean ajenos. Pero la ajenidad del sueño de la trabajadora del Estado, del SERFOR, es el servicio público y con este la implementación del modelo de manejo y aprovechamiento de nuestros recursos forestales con los que debemos gestar una Patria Justa. A ese sueño de nuestra Nación, entregan su vida. Allí están las distintas generaciones retratadas en cada una de ellas, que ya van entregando gran parte de su vida y siempre están postergadas en sus remuneraciones; otras madres que van integrándose y en su relatividad laboral tienen ingresos mejores, o están las que inician su vida vía prácticas al interior de la familia forestal y de fauna silvestre. Allí convergen todas, aquellas que tienen ocho horas de trabajo en el SERFOR, 8 horas de trabajo en casa y quizá pocas horas de dormir, por el alimento del día siguiente para todos en las loncheras o en la mesa, por la preparación de los hijos, del esposo, de la casa. Y su salida rápida al medio de transporte (a la combi, al metro, al taxi, a sus carros) para acudir raudas a su Sede, al Aeropuerto, al Puerto, a su Puesto de Control, a Petirrojos, a CONCITEC, a la Molina, a su Oficina Central en Provincias o la Regones, para prestar su trabajo al fin noble del Estado. A todas ellas, que dibujan entre sus brazos y manos, el arco de la vida, donde se aspira el primer aliento, donde amamantan, donde dan seguridad, consuelo, amor, aliento, abrigo, donde dan descanso, donde han despedido a sus hijos cual Marías. A todas ellas, nuestro ETERNO AGRADECIMIENTO, TODO EL AMOR DE LA TIERRA QUE POR USTEDES LO HEMOS CONOCIDO. Agradecimiento mayor a las madres referentes de nuestro SERFOR, a Julita nuestra servidora decana, a Irma Briceño, a Verónica Sobrevilla, a Alina Pozo, a Rosario Acero, a todas aquellas madres que van entregando la vida entera a nuestra institución, y pese a su trato remunerativo, subsisten en el empeño de entregar su mejor servicio. Saludo a nuestras compañeras de trabajo madres que en las madrugadas controlan en los Puestos de Control del país, a nuestra madres 24 por 24 horas de trabajo, o quizá más y que desean que se reconozcan sus horas extras. Aquellas que tienen sueldos magros de S/. 1,200.00 o S/. 1,300.00 y deben transportarse sin que les entreguen sus gastos para pasajes, alimentos y otros gastos, pese a tener su puesto de trabajo fuera de las ciudades. Saludos a nuestras madres inspectoras que se trasladan a las Regiones Amazónicas en las que se encuentran zonas infectadas , producto de los cual contrajeron enfermedades profesionales y pagando con su remuneración sus medicinas y otros gastos de salud, van saliendo adelante continuando con la prestación de servicios. Saludo a nuestras madres que en condiciones poco seguras y salubres, prestan sus servicios a nuestra Nación. Saludo a las madres que padeciendo temas de salud, se les niega sus licencias médicas, son maltratadas vía rotaciones y traslados a sitios menos salubres y seguros para luego ser perseguidas en pseudas investigaciones digitadas por sus superioras jerárquicas. A todas ellas, expresamos como Sindicato, nuestra decisión y compromiso de incidir para que los cambios institucionales las favorezcan, que mejoren su trato salarial, que los ambientes de trabajo sean seguros y salubres, que tengan un trato digno, nuestro compromiso en la defensa, respeto y restitución de sus derechos. Pero, al fin del día, solo nos liga el deseo que este domingo y todos los días de su vida, tengan todas ustedes UN FELIZ DÍA DE LA MADRE, UN FELIZ DÍA A TODAS NUESTRAS COMPAÑERAS DE TRABAJO DE SERFOR de parte de su Sindicato.