Chomsky: "La ayuda debe ir a las organizaciones populares

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Chomsky: "La ayuda debe ir a las organizaciones populares
haitianas, no a los contratistas u ONGs"
Keane Bhatt :: 09/03/2010
Entrevista con Noam Chomsky tras el terremoto en Haití
Durante decenios Noam Chomsky ha sido un analista y activista al servicio al pueblo haitiano.
Además de su revolucionaria carrera lingüística en el Instituto Tecnológico de Massachusetts ha
escrito, publicado discursos y protestado contra la injusticia durante más de cuarenta años. Es autor
de Getting Haiti Right This Time: The U.S. and the Coup (Comprender Haití correctamente esta vez:
EE.UU. y el golpe de Estado). Su análisis «La tragedia de Haití» dentro de su libro Año 501: La
Conquista Continúa, se publicó en 1993 y está disponible en línea gratuitamente. Esta entrevista se
realizó a finales de febrero por teléfono y correo electrónico y se publicó primero en ¡Reclama!
magazine. El entrevistador agradece su ayuda a Peter Hallward. Recientemente usted firmó una
carta a The Guardian en señal de protesta por la militarización de la ayuda de emergencia. Criticó la
priorización de la seguridad y el control militar en detrimento del rescate y el socorro Creo que hubo
un énfasis excesivo en la primera etapa en la militarización en lugar del suministro directo de
socorro. No creo que haya ningún significado a largo plazo... Estados Unidos tiene una ventaja
comparativa en la fuerza militar. Tiende a reaccionar ante cualquier cosa en el primer momento con
la fuerza militar, ésa es su destreza. Y creo que la llevó al exceso. Había mas fuerza militar de la
necesaria; algunos de los médicos que estaban en Haití, incluidos los de «Partners for Health», que
llevaban allí mucho tiempo, consideraron que hubo una cuestión racista en la creencia de que los
haitianos iban a crear disturbios y debían ser controlados, etc., pero había muy pocas señales de eso,
todo estaba muy tranquilo y en calma. El énfasis en la militarización probablemente demoró un poco
la prestación de socorro. Coincidí con la orientación general de la petición, que señalaba que había
demasiada militarización. Si la militarización extrema del auxilio no fue intencionada, sino
simplemente una reacción usual de EE.UU., ¿es una casualidad que haya una enorme presencia de
tropas disponibles para afrontar las crecientes protestas populares inmediatamente posteriores al
terremoto? Sorprendentemente un gran grupo politizado compuesto por supervivientes se ha
movilizado para exigir el retorno de Aristide, reparaciones en vez de caridad por parte de Francia,
etc. Hasta el momento no me he enterado de ningún despliegue de tropas para reprimir las
protestas. Podría ocurrir, pero sospecho que una preocupación más urgente es el desastre inminente
de la temporada de lluvias, en el que da miedo pensar. En cuanto a la labor de auxilio, aparte de
Partners in Health, Al-Jazeera señaló que el equipo médico cubano fue el primero que estableció
servicios médicos entre los escombros y que constituye el mayor contingente de trabajadores de la
salud en Haití, algo que precedió al terremoto. Si su trabajo en Pakistán [en el terremoto de 2005] es
un indicador, probablemente serán los últimos en salir. Parece que Cuba tiene un historial ejemplar
de ayuda extranjera, de muchos años. Bueno, los cubanos ya estaban allí antes del terremoto. Tenían
varios centenares de médicos allí. Y sí, enviaron más rápidamente, organizaron los servicios médicos
con mucha rapidez. Venezuela también envió ayuda rápidamente y fue también el primer y único
país que canceló totalmente la deuda. Haití tenía una deuda considerable con Venezuela a través de
Petrocaribe. Es muy sorprendente que no se invitase a Venezuela y Cuba a la reunión de donantes
de Montreal. En realidad el primer ministro de Haití, Bellerive, puso mucho énfasis en agradecer a
tres países: República Dominicana, Cuba y Venezuela su rápido suministro de ayuda. Lo que dijo AlJazeera acerca de Pakistán es totalmente correcto. En aquel tremendo terremoto de hace unos años
fueron realmente los cubanos los únicos que llegaron a las zonas difíciles en lo alto de las montañas,
donde es muy difícil vivir. Son los que se quedaron después de que todos los demás salieran. Y nada
de eso se difundió en Estados Unidos. Pero la cuestión es que, no importa lo que se piense sobre
Cuba, su internacionalismo es bastante espectacular. Y la gente que ha estado trabajando en Haití
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por años está impresionada por la ayuda médica cubana, como se impresionaron en Pakistán, de
hecho. Es una vieja historia. Quiero decir, la contribución cubana a la liberación de África es
abrumadora. Y se puede encontrar esta historia en el ámbito académico, pero el público no sabe
nada al respecto. Sobre este punto, usted ha hablado de que «Los estados no son agentes morales,
actúan por sus propios intereses. Y eso significa los intereses de las poderosas fuerzas internas».
¿Cómo se relaciona la historia ejemplar de trabajo humanitario como política del Estado cubano con
ese pensamiento? Bueno, creo que ha sido una parte fundamental de la revolución cubana tener un
nivel muy alto de internacionalismo. Quiero decir, estos casos que has mencionado son algunos
ejemplos, pero el caso más extremo fue el de la liberación de África. Tomemos el caso de Angola, por
ejemplo, y existen verdaderas conexiones entre Cuba y Angola –una gran parte de la población
cubana procede de Angola-. Pero Sudáfrica, con el apoyo de EE.UU., después de la caída del imperio
portugués, invadió Angola y Mozambique para establecer su propio régimen títere allí. Trataba de
proteger a Namibia, para mantener el apartheid, y nadie hizo mucho al respecto, pero los cubanos
enviaron fuerzas, enviaron soldados negros que derrotaron a un ejército de mercenarios blancos y
no sólo rescataron Angola, sino que causaron una conmoción en todo el continente –un choque
psíquico- porque se consideraba que los mercenarios blancos era invencibles y un ejército negro los
derrotó y los envío de vuelta a Sudáfrica. Así que dio la mano a los movimientos de liberación y
además una lección a los blancos sudafricanos, para los que estaba llegando el final. No se puede
pretender dominar un continente por motivos racistas. Ahora bien, no puso fin a las guerras. Los
ataques de Sudáfrica en Angola y Mozambique se prolongaron hasta finales de 1980, con el fuerte
apoyo de EE.UU. Y no fue ninguna broma. Según la ONU se estima que mataron a un millón y medio
de personas en Angola y Mozambique, nada insignificante. Sin embargo la intervención cubana tuvo
un efecto enorme, también en otros países de África. Y uno de los aspectos más llamativos de ella es
que los cubanos no se atribuyeron el mérito. Querían que los movimientos nacionalistas en Africa lo
asumieran. De hecho, nada de esto se conocía hasta que un investigador estadounidense, Piero
Gleijeses, descubrió la evidencia en los archivos cubanos y en fuentes de África y la publicó en
revistas especializadas y en un libro de texto, y es una historia sumamente asombrosa, pero poco
conocida y pocas personas han oído hablar de ella. Usted mencionó la cancelación de la deuda
venezolana. Al mismo tiempo, el G7 se encuentra en el proceso de eliminación de la deuda bilateral.
¿Por qué es eso? Bueno, se habla de eso, sí. Los venezolanos fueron los primeros. Y simplemente
cancelaron totalmente la deuda. El G7 lo rechazó. En la reunión de Montreal incluso se negaron a
hablar de ello. Más adelante indicaron que se podría hacer algo. Tal vez se sintieron avergonzados
por la acción de Venezuela. Pero no estoy seguro de cómo se está llevando a cabo. En lo que se
refiere al Fondo Monetario Internacional (FMI), que es básicamente una rama del Departamento del
Tesoro de EE.UU., ha hablado del asunto pero hasta ahora, por lo que he podido saber, no hay
ningún acuerdo con respecto a la cancelación de la deuda. Bellerive, el Primer Ministro de Haití,
agradeció a la República Dominicana, Cuba y Venezuela. Se ha elogiado a la República Dominicana
por sus esfuerzos de socorro: el suministro de alimentos, materiales y atención médica, por ejemplo.
Pero al mismo tiempo hay informes de la frontera de que las tropas dominicanas realizan
deportaciones forzadas de miembros de las familias de los pacientes de Haití y algunas veces incluso
de los mismos pacientes, en Jimaní, por ejemplo. ¿Cuál es su opinión de estos acontecimientos
contradictorios que tienen lugar?, ¿y hay un contexto histórico que le gustaría agregar? Bueno, lo
que hace la República Dominicana lo deciden los dominicanos, pero lo más sorprendente desde mi
perspectiva es que Estados Unidos no haya traído apenas refugiados, ni siquiera para tratamiento
médico. Y eso lo condenó duramente el decano de la Escuela de Medicina de la Universidad de
Miami que pensó que era simplemente un crimen no traer a los haitianos a Miami donde hay
instalaciones médicas maravillosas, mientras que en Haití tienen que operar con sierras. Y de hecho
una de las primeras reacciones de EE.UU. con respecto al terremoto fue enviar a la Guardia Costera
para garantizar que no hubiera ningún intento de fuga de Haití. O sea, eso es atroz. Estados Unidos
es el país más rico del mundo, está justamente al lado de Haití. Debe ofrecer todos los medios
posibles de ayuda a los haitianos. Además hay un poco de contexto aquí. Quiero decir, el terremoto
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en Haití ha golpeado de forma diferente a las diversas clases sociales. No hizo mucho daño a la élite
rica en las lomas, quedó afectada, pero no destruida. Sin embargo gran número de los barrios
urbanos en los que vivían muchas personas resultaron devastados. Tal vez 200.000 personas
murieron. ¿Cómo es que vivían allí? Aunque esto se remonta al sistema colonial francés del siglo
pasado, vivían allí debido a las políticas de Estados Unidos. ¿Está hablando de la aniquilación
forzada de la agricultura campesina en la década de 1990? Comenzó con Woodrow Wilson. Cuando
Wilson invadió toda La Española, Haití y la República Dominicana; la invasión de Wilson fue muy
brutal en las dos partes de la isla. Pero fue mucho peor en Haití. Y las razones estaban muy claras.
El racismo Sí. El Departamento de Estado dijo, bueno, los dominicanos tienen algo de sangre
europea, por lo tanto no son tan malos. Pero los haitianos son puramente negros. Así que Wilson
envió a los marines a disolver el Parlamento de Haití, ya que no permitía que corporaciones de
EE.UU. compraran las tierras de Haití. Y les obligó hacerlo. Bueno, esa es una de muchas
atrocidades y crímenes. Siguiendo sólo con este tema, eso aceleró la destrucción de la agricultura de
Haití y la huida de la gente del campo a las ciudades. Y eso continuó durante Reagan. Bajo Reagan,
la USAID y el Banco Mundial pusieron en marcha programas muy explícitos, explícitamente
diseñados para destruir la agricultura de Haití. No lo ocultaron. Dieron el argumento de que Haití no
debería tener un sistema agrícola, sino fábricas de montaje, por ejemplo, donde las mujeres trabajan
cosiendo pelotas de béisbol en condiciones miserables. Bueno, ése fue otro golpe a la agricultura de
Haití, sin embargo, hasta la época de Reagan, Haití producía la mayor parte de su propio arroz
cuando Clinton llegó al poder. Cuando Clinton restauró a Aristide —Clinton, por supuesto, apoyó a la
junta militar, otra historia oculta...– un fuerte apoyo, de hecho. Incluso permitió a la compañía
petrolera Texaco que enviara petróleo a la junta, en violación de las directivas presidenciales; Bush
padre hizo lo mismo, y finalmente permitió que volviera el presidente, pero a condición de que
aceptara los programas de Marc Bazin, el candidato apoyado por EE.UU. a quien Aristide había
derrotado en las elecciones de 1990. Y eso significaba un programa neoliberal duro, no había
barreras a la importación. Eso significa que Haití tiene que importar arroz y otros productos
agrícolas de EE.UU., de la agroindustria estadounidense que recibe una gran parte de sus beneficios
de subsidios estatales. Así la agroindustria subsidiada de EE.UU. vertía los productos básicos a
Haití. Quiero decir, los productores de arroz de Haití son eficientes, pero nadie puede competir con
eso, y eso aceleró la huida a las ciudades. Y no era que no hubieran sabido que iba a suceder. USAID
estaba publicando informes en 1995 diciendo que efectivamente eso destruiría la agricultura de
Haití y que era una cosa buena. Y aparece la huida a las ciudades y ocurren disturbios por falta de
alimentos en 2008, porque no pueden producir sus propios alimentos. Y ahora sucede esta catástrofe
de clases. Después de esta historia —es sólo una pequeña porción de ella— Estados Unidos debe
pagar restituciones masivas, no sólo contribuir con la ayuda. Y Francia también. El papel de Francia
es grotesco. ¿Puedo preguntarle, con respecto a Aristide, quien languidecía en el exilio, si tuvo razón
al regresar a Haití en 1994 en la forma en que lo hizo, con las tropas de EE.UU.? Además, ¿tuvo
razón al aceptar, bajo una enorme presión por supuesto, las reformas neoliberales establecidas en
los Acuerdos de París? Bueno, yo estaba en Haití, casi en ese momento –1993–. Estuve allí durante
un tiempo que fue la cumbre del terror. He estado en muchos lugares terribles del mundo. Algunos
de los peores, de hecho. Pero no creo que haya visto jamás nada como la miseria y el terror que
había en Haití bajo la junta, con el apoyo de Clinton, en ese momento. Hubo mucho debate, hablé
por ejemplo, con el difunto Padre Gerard Jean-Juste, una de las figuras más populares de Haití, a
quien el gobierno recientemente expulsó, estaba escondido en una iglesia, pero amigos haitianos me
llevaron a verle. Estaba muy cercano a grandes partes de la población. Hablé con los dirigentes
sindicales que habían sido golpeados y torturados, pero estaban dispuestos a hablar, y con activistas
y otros. Y lo que dijo la mayoría de ellos, por ejemplo el padre Jean-Juste, fue: «Mira, no quiero una
invasión de marines, creo que es una mala idea». Pero por otro lado también señaló: «mi gente, la
gente de los barrios pobres, La Saline, Cité Soleil, etc., simplemente no aguanta más». Me dijo: «La
tortura es demasiado terrible, el terror es demasiado horrible. Aceptarán cualquier cosa que ponga
fin a eso». Ése era el dilema. No tengo una respuesta para eso. ¿Fue un error de Aristide
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argumentar contra los llamamientos (realizados por algunos de sus partidarios más militantes) a
favor de la lucha armada dentro de Haití para restaurar la democracia después del golpe de Estado
de 1991? En mi opinión, no. La lucha armada habría resultado en una masacre horrenda. El 17 de
febrero Sarkozy fue recibido con protestas en las calles por miles de haitianos que alzaban imágenes
de Aristide exigiendo su regreso y exigiendo restituciones por lo que los franceses extorsionaron a
cambio de reconocer la independencia de Haití. También abuchearon a Préval y éste se retiró a su
jeep. Con este sentimiento fomentado ahora en Haití, ¿ve como una prioridad el retorno de Aristide o
es algo que podría ser deseable pero no tan urgente? Bueno, la respuesta a esa pregunta se va a dar
en Washington. Estados Unidos y Francia, los dos torturadores tradicionales de Haití, en esencia
secuestraron a Aristide en 2004, después de bloquear cualquier ayuda internacional al país bajo
pretextos muy dudosos, razones no creíbles, que por supuesto perjudicaba mucho a esta economía
frágil. Había caos, y EE.UU., Francia y Canadá llegaron, secuestraron a Aristide —dijeron que lo
rescataron, pero en realidad lo secuestraron— lo llevaron a África central, y prohibieron su partido,
Fanmi Lavalas, lo que probablemente explica la muy baja participación en las recientes elecciones; y
Estados Unidos ha tratado de mantener a Aristide no sólo fuera de Haití, sino de todo el hemisferio.
¿De qué manera se obliga a Aristide a que permanezca exiliado? ¿Cómo se ejecuta exactamente su
condición de persona non grata en el hemisferio, y por quién? ¿Qué le impide volar a un país amigo
cerca de Haití, como Venezuela, por ejemplo? Podría conseguir ir a Venezuela, pero si intentara ir a
la República Dominicana, por ejemplo, no le dejarían entrar, y hay buenas razones para esto. Los
asuntos internacionales son muy similares a la mafia, el pequeño tendero no ofende al Padrino. Es
demasiado peligroso. Podemos fingir que es otra cosa, pero es la realidad. Había un país, Jamaica, si
no recuerdo mal, que permitió a Aristide entrar a pesar de la presión y protesta grave de EE.UU. No
muchos países están dispuestos a asumir el riesgo de ofender a Estados Unidos. Es una
superpotencia violenta y peligrosa. No tengo que decírtelo, conoces la historia de la República
Dominicana. No tengo que decirte nada acerca de eso —es como funciona–. Utilizando, como usted
ha dicho, el legado histórico de EE.UU. en la República Dominicana, ¿podemos volver a la historia
dominicana reciente? Cómo esta ayuda humanitaria que se prestó en beneficio de la República
Dominicana, y llenó el vacío dejado por el débil Estado de Haití, si nos remontamos a los
acontecimientos que condujeron al golpe de 2004, funcionó bajo la égida de EE.UU. para
desestabilizar activamente a Haití a través del entrenamiento de los rebeldes paramilitares, Guy
Philippe y Louis Jodel Chamblain... Lo sé. Y proveyendo una base para ellos. ¿No es una
contradicción hacer caridad con las personas a quienes en realidad se ha intentado desmantelar y
desestabilizar? Bueno, se puede llamar una contradicción si se quiere, pero también es una
contradicción que Sarkozy y Clinton aparecieran en Haití sin pedir perdón por los abyectos y
terribles crímenes que Francia y EE.UU., en particular con Clinton, llevaron a cabo contra Haití.
Pero no lo hacen. El jefe de Toyota tiene que ir al Congreso y pedir disculpas durante horas porque
algunas personas perdieron la vida por los vehículos de Toyota, pero ¿Clinton tiene que ir a Haití y
pedir disculpas por lo que hizo? Le asestó un golpe mortal. ¿Tiene que pedir disculpas Sarkozy
porque Haití era la colonia más rica de Francia y una fuente de gran parte de la riqueza de Francia y
los franceses destruyeron el país y luego le impusieron una indemnización como precio por el hecho
de que Haití se liberó de Francia, algo de lo que el país nunca fue capaz de salir? Un par de años
atrás, en 2002, creo, Aristide hizo un llamamiento a Francia, a Chirac, a pagar una remuneración
por la enorme deuda que Haití tuvo que pagarles a ellos... Veintiún mil millones de dólares... Sí, por
esta enorme deuda que Haití tuvo que pagarles. Y organizaron una comisión encabezada por Regis
Debray, un ex radical. Y la comisión dijo que Francia no tiene necesidad de dar ninguna
compensación en absoluto. En otras palabras, primero les robamos, después los destruimos y luego,
cuando piden un poco de ayuda, les damos patadas en la cara. No es de extrañar. Aunque al mismo
tiempo hay fuentes que dicen que mientras Francia se mostró indiferente estaba realmente
preocupada por un jefe de Estado que presentaba una reclamación legal con abrumadoras pruebas
documentales ante el arbitraje internacional. Bueno, realmente no tenían que preocuparse, porque
tal como funcionan las políticas del poder, la Corte Internacional no puede hacer nada. Mira, hay un
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país en el mundo ahora que se ha negado a aceptar la decisión de la Corte Internacional, Estados
Unidos. ¿Alguien va a hacer algo al respecto? Usted ha hablado de Clinton, ahora enviado especial
de la ONU a Haití, quien tiene la intención de atraer a los inversionistas extranjeros y sigue guiado
por el enfoque en la producción de textiles con el salario mínimo para el desarrollo económico de
Haití. La perspectiva del economista neoliberal Paul Collier, asesor especial de la ONU en 2009,
domina la perspectiva de la ONU sobre Haití. Un partidario del crecimiento a través de la
producción de textiles que también alaba la fuerza de ocupación de la MINUSTAH, muy resentida
allí. Hasta declaró que la República Dominicana «no está involucrada en el tipo de actividades, como
el apoyo clandestino a los grupos guerrilleros, que acosan a muchos otros estados frágiles». ¿Un
auténtico humanitario como Paul Farmer –que representa un modelo de desarrollo diferente, basado
en un salario justo, la salud pública, el fortalecimiento del Estado haitiano— puede influir a la ONU
como enviado especial adjunto? Es una elección difícil. No le culpo por intentarlo. Vivimos en este
mundo, y no en otro que preferiríamos, a veces es necesario seguir un camino doloroso si esperamos
proporcionar al menos un poco de ayuda a las personas que sufren. Al igual que el padre Jean-Juste
y los marines. Usted ha hablado de cómo los medios de comunicación crearon una distinción
artificial entre la «mala izquierda» y la «buena izquierda» sudamericanas, omitiendo la colaboración
importante entre Brasil y Venezuela en el interés de mantener este punto de vista. Sin embargo, con
respecto a Haití, ¿no ha ganado Brasil legítimamente un lugar seguro dentro de la «buena
izquierda»? Un gobierno de centroizquierda del Sur ha liderado la ocupación de la MINUSTAH y se
ha comprometido a incrementar su presencia, después de haber tomado el proyecto de los
arquitectos imperiales del golpe de Estado (EE.UU., Francia, Canadá). ¿Qué factores contribuyeron
a que Brasil apoyara tan vigorosamente a otro depuesto presidente de un país geopolíticamente
poco importante, al igual que Haití en los últimos tiempos? Me refiero a Zelaya, el presidente
Honduras. Buenas preguntas. No he visto nada útil en las decisiones de Brasil en estos asuntos.
¿Tiene usted algún comentario acerca de los medios de comunicación estadounidenses sobre Haití a
raíz del terremoto? Como ejemplos, el «pacto con el diablo» de Pat Robertson, «la cultura resistente
al progreso» de David Brooks, ruegos al capital transnacional para crear más talleres de explotación
(Kirstof), Aristide de ser un déspota y un tramposo (Jon Lee Anderson). Incluso Amy Wilentz ha
comparado a Aristide con Duvalier en el New York Times. Ha sido sobre todo horrible, pero no he
guardado un registro. Lo peor es ignorar nuestro propio papel vergonzoso en la creación de la
catástrofe y la subsiguiente negativa a reaccionar como cualquier persona decente –con
reparaciones masivas, dirigidas a las organizaciones populares–. Lo mismo en el caso de Francia.
Creo que mi pregunta es para el futuro: ha habido dos décadas desalentadoras, de 1990-2010 con
respecto a la movilización popular para el cambio político en Haití, y la forma de proceder, creo que
el pueblo haitiano ha luchado mediante la democracia parlamentaria durante 25 años y ahora tiene
muy poco que mostrar, ¿cuáles son las lecciones aprendidas y las estrategias posibles ya que han
agotado el proceso parlamentario, democrático? Dos golpes de Estado y miles de torturados y
asesinados en este proceso. Las lecciones son, desgraciadamente, que un país débil y pequeño que
se encuentra enfrentado a una superpotencia extremadamente hostil y muy violenta no avanzará
mucho a menos que haya un fuerte movimiento de solidaridad dentro de la superpotencia que limite
sus acciones. Con más apoyo dentro de Estados Unidos, creo que los esfuerzos de Haití podrían
haber tenido éxito. Y eso se aplica en estos momentos. Mira por ejemplo la ayuda que viene. Para
que venga esa ayuda tenemos que demostrar que somos buena gente, etc. Sin embargo, la ayuda
debería ir a las organizaciones populares de Haití. No a los contratistas, no a las organizaciones no
gubernamentales —a las organizaciones populares de Haití, y ellos son los que deben decidir qué
hacer con ella–. Bueno, ya sabes, ese no es el programa del G7. Ellos no quieren organizaciones
populares, no les gustan los movimientos populares, ni siquiera les gusta la democracia. Lo que
quieren es que los ricos y poderosos dirijan las cosas. Bueno, si hubiera un fuerte movimiento de
solidaridad en Estados Unidos y en el mundo, podría cambiarlo.
Cronología de los acontecimientos en Haití (Cortesía de Peter Hallward, Damming the Flood)
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14 de agosto 1791, un levantamiento de esclavos comienza en el norte de SaintDomingue. 4 de Febrero 1794, abolición de la esclavitud colonial francesa. 1 de enero
1804, Saint-Domingue se cambia el nombre por Haití y se declara independiente de
Francia. 1825 Francia reconoce la independencia de Haití a cambio del pago de 150
millones de francos (más tarde se redujo a 90 millones de dólares, como compensación
por los bienes perdidos). 1915-34, Estados Unidos (bajo Woodrow Wilson) invade y ocupa
Haití. 22 de septiembre 1957, François Duvalier («Papa Doc») se convierte en presidente.
21 de abril 1971, François Duvalier muere y le sucede su hijo Jean-Claude («Baby Doc»).
7 de febrero 1986, «Baby Doc» es expulsado de Haití por un levantamiento popular, el
general Henry Namphy toma el poder. 16 de diciembre 1990, Jean-Bertrand Aristide es
elegido con el 67% de los votos, y su Primer Ministro es René Préval. 30 de septiembre
1991, el general Raoul Cedras derroca a Aristide, quien va al exilio, durante los años
siguientes son asesinados varios miles de partidarios de Aristide. Verano de 1993, el
escuadrón de paramilitares llamado FRAPH está formado y dirigido por Toto Constant y
Jodel Chamblain. 19 de septiembre 1994, soldados de EE.UU. ocupan Haití por segunda
vez, Aristide vuelve del exilio. Principios de 1995, Aristide disuelve las fuerzas armadas
de Haití. A mediados de 1995, el partido Fanmi Lavalas de Aristide gana las elecciones
legislativas. 17 de diciembre 1995, René Préval es elegido con el 88% de los votos. A
finales de 1996 la formación de Fanmi Lavalas en oposición a la ex facción de Lavalas. 21
de mayo 2000, Fanmi Lavalas gana abrumadoramente en todos los niveles de gobierno, la
oposición forma una coalición denominada Convergencia Democrática, respaldada por
EE.UU. 26 de noviembre 2000, Aristide es reelegido con el 92% de los votos. 28 de julio
2001, la primera de muchas incursiones de comandos en las estaciones de policía y otras
instalaciones gubernamentales por ex soldados con base en la República Dominicana,
dirigida por Guy Philippe. 17 de diciembre 2001, ex soldados atacan el palacio
presidencial, provocando las represalias populares contra las oficinas de los partidos
pertenecientes a la Convergencia Democrática. Abril 2003, Aristide pide a Francia que
devuelva el dinero que obligó a pagar a Haití. 1 de enero 2004, Haití celebra el
bicentenario de su independencia de Francia. 5 de febrero 2004, comienza una
insurgencia a gran escala, Chamblain toma Cap Haitien. 29 de febrero 2004, obligan a
Aristide a subir a un avión estadounidense y le llevan a la República Centroafricana.
Marzo 2004, las tropas de EE.UU. ocupan Haití por tercera vez, se forma el gobierno
interino encabezado por Gerard Latortue como Primer Ministro, The Lancet calcula que
miles de personas fueron asesinadas por la policía y militares anti-Lavalas. Junio 2004, la
fuerza estadounidense es sustituida por la Misión de Estabilización de las Naciones
Unidas (MINUSTAH). 7 de febrero 2006, Préval gana las elecciones presidenciales con el
51% de los votos. 12 de enero 2010, el catastrófico terremoto asola Puerto Príncipe.
¡Reclama!. Traducido para Rebelión por el autor, revisado por Caty R.
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