Hospitalidad cristiana

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INDICE
Posadas y hosterias de la edad media.
Ruta artistica de primer orden
Las artes.....
Caridad, hospitales y puentes
Instituciones dedicadas a la hospitalidad..
Donde se practica la hospitalidad..
Se recibe a xto...
Honrado o bandido
Testigos de la obra de otro..
Misión en Roncesvalles.
Bibliografía...
Posadas y Hosterías de la Edad Media.
El resurgimiento del comercio en la Edad Media, estimuló un amplio desarrollo de posadas y hosterías.
Muchas de ellas operaban en monasterios y otras instituciones religiosas. Un famoso ejemplo es el hospicio en
el Gran Paso de San Bernardo en Los Alpes Suizos, fundado en el siglo décimo por San Bernardo de
Montjoux (Bernardo de Menthon) y que hasta la actualidad es manejado por la comunidad de monjes
agustinos.
En el siglo XIII mientras Marco Polo viajaba rumbo a Mongolia, sorpresivamente se encontró con un sistema
extensivo de numerosas residencias convertidas para dar albergue a viajeros. Remansos de descanso y de
alimentación, que ofrecían asistencia a aquellos que fungían como mensajeros postales.
Lo mismo ocurría en las regiones islámicas, en donde los albergues se encontraban tácticamente colocados
para dar servicio a mercaderes. En ellos, los dueños actuaban en forma semi−oficial como guardianes de
mercancías y dinero, por una módica comisión adicional.
La puerta de acceso a los peregrinos es la hospitalidad, la acogida. Como antaño, multitud de instituciones se
han dedicado a la acogida de los peregrinos.
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Hospitales, monasterios y conventos se creaban con esta iniciativa. A pesar de la propaganda turística y
comercial que rodea hoy el camino, el peregrino viene buscando esa hospitalidad cristiana
Desde que la peregrinación a la Tumba de Santiago, surgida espontáneamente a lo largo de los siglos IX y X,
se institucionalizó adquiriendo determinadas consideraciones sociales y religiosas, la peregrinación fue un
fenómeno de masas.
Con los peregrinos caminaban sus lenguas, su arte, su cultura. El Camino se convirtió en una ruta artística de
primer orden. Cada año arribaban a Santiago cientos de miles de personas.
En el siglo XVI los Reyes Católicos constituyeron la Fundación del Hospital Real y para él hicieron construir
el edificio que hoy ocupa el Hostal de los Reyes Católicos, convertido el año 1954 en hotel de gran lujo. Los
peregrinos al presentar La Compostela, adquirían el derecho a ser hospedados gratuitamente durante tres días.
Las necesidades sanitarias de los peregrinos convirtieron a la institución, tras las necesarias ampliaciones, en
el hospital mas importante de Galicia y, más tarde, en sede de la famosa escuela médica compostelana
El Camino de Santiago generó una peregrinación multitudinaria. Según cálculos recientes se piensa que cada
año arribaban a Santiago de Compostela entre doscientas mil y quinientas mil personas. Con los medios de
transporte de la época eso supone una riada humana muy superior proporcionalmente a los millones que hoy
pueden desembocar en la ciudad en coche o avión. Con el peregrino viajaban sus costumbres, sus cantos, sus
devociones, sus dineros, sus gustos artísticos, etc. El Camino se convirtió en una ruta internacional que llevó a
los reyes de los países por los que transcurría a elaborar el primer derecho internacional europeo con vistas a
proteger a los peregrinos de los peligros que les amenazaban.
Ruta artística de primer orden
Con los peregrinos caminaban sus lenguas, su arte, su cultura, en suma. De tal forma que el Camino se
convirtió en una ruta artística de primer orden. El arte románico fue difundido en España, entre otros, por la
orden de Cluny. Acoger a miles de personas en los centros de peregrinación europeos permitió la
comunicación entre los obispos y abades del continente para aportar aquellas soluciones que resultaban más
adecuadas.
Surgieron así las llamadas iglesias de peregrinación, destinadas a acoger a riadas humanas que podían circular
por las naves laterales, presentes también en el transepto y que se prolongan en el deambulatorio, tras el altar,
permitiendo el acceso a las reliquias de la cripta. Y todo ello sin impedir el desarrollo de la misa que,
simultáneamente, se desarrolla en el altar mayor. La presencia de absidiolos permite abrir capillas destinadas
al culto simultáneo y la existencia de una tribuna que rodea, sobre las naves laterales, toda la iglesia, posibilita
recorrerla en su totalidad sin interferir la celebración litúrgica. En este sentido, la catedral de Santiago de
Compostela es el ejemplo mejor logrado de iglesia de peregrinación, deudora de las experiencias anteriores
francesas en las que se inspira, tanto que maestros franceses intervinieron en su construcción. Otros templos
románicos, como la catedral de Jaca o San Martín de Frómista, son deudoras de la influencia europea en
arquitectura. Y no sólo se difunde el arte, pues la iglesia de Frómista está bajo la advocación de San Martín,
santo francés, con lo que con la peregrinación se difundió en la Península Ibérica el culto de santos
ultrapirenaicos. Cuando llega el gótico, las catedrales de Burgos y León manifiestan de nuevo esa unidad
cultural y religiosa en Europa.
Las artes
Lo mismo puede decirse de la escultura. Las influencias entre Francia y la Península son patentes desde el
momento que existían talleres ambulantes y artistas viajeros a uno y otro lado de los Pirineos. El Pórtico de la
Gloria sólo se entiende en este contexto de unidad cultural y de fe en Europa, entonces llamada Cristiandad.
La pintura no le fue a la zaga. Los frescos de San Isidoro de León han sido llamados la Capilla Sixtina del arte
románico y de nuevo la influencia franca es manifiesta.
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Por el Camino también viajó la música. El Codex Calixtinus es el primer resumen musical de la época, que
junto con otras colecciones de cantos, como la de Moissac, reflejan la importancia del canto en el Camino,
como ayuda en la peregrinación.
Caridad, hospitales y puentes
Desde el siglo XI la peregrinación fue un fenómeno de masas. Viajar a pie es caro, mucho más que en
vehículo de ruedas, pues el viajero debe comer y dormir en todo el trayecto. Si cientos de miles de personas
pudieron llegar a Santiago de Compostela fue debido a la caridad cristiana, que construyó los hospitales y
puentes.
La construcción de un puente o de nuevas calzadas con destino a Santiago que acortaban la ruta (como las
construidas por dos santos constructores: San Juan de Ortega y Santo Domingo de la Calzada) hay que
considerarlas como gestos de caridad hacia los peregrinos pues evitaban el remojón, ahogarse al cruzar los
ríos o bien acortaban los días de peregrinación. Que los puentes eran una expresión de caridad lo demuestra el
sistema de financiación de estas obras, pues solían construirse con dinero proveniente de donativos y
testamentos. Muchos puentes fueron construidos por cofradías de peregrinos que querían evitar a los nuevos
viajeros algunos de los peligros que ellos tuvieron que afrontar. La Iglesia concedió indulgencias a quienes
aportaran dinero para su construcción.
Instituciones dedicadas a la hospitalidad
Sin embargo, en el caso de los hospitales, la caridad cristiana mostró toda su creatividad, una creatividad que
no es de este mundo. Mientras la peregrinación fue minoritaria eran los monasterios quienes acogían a los
peregrinos. Ya lo dice la regla de san Benito: «Póngase, sobre todo, el mayor cuidado en el recibimiento de
pobres peregrinos, porque en éstos se recibe a Jesucristo más particularmente que en los demás; porque los
ricos y poderosos, bastante recomendación se atraen con su soberanía, para que se les dé el honor que les es
debido» (Cap. 53).
A partir del siglo XI, al hacerse masiva la peregrinación, los monasterios se vieron desbordados por tal
afluencia, hasta el punto de tener que atender en todas las horas del día a los caminantes, impidiendo el
normal desarrollo de la vida monástica. La solución vino a través de los hospitales, instituciones dedicadas a
la hospitalidad, muchas veces dependientes del monasterio. Cofradías de peregrinos fundaron más de 200
hospitales en Francia y más de 30 en Navarra. Las cofradías gremiales también fundaron hospitales.
Destacaron las de zapateros, que fundaron hospitales en Oviedo, Tudela y Estella. En Oviedo también
fundaron hospitales los sastres, carpinteros, peleteros, hortelanos y herreros. Con las cofradías y otros
fundadores llegaron a existir 32 hospitales en Burgos, 25 en Astorga, 17 en León, 68 en Navarra. Incluso en
un centro secundario de la ruta, Oviedo, hubo 11 hospitales.
Donde se practica la hospitalidad
La palabra hospital no hay que entenderla en el sentido actual del término sino en su sentido etimológico. El
hospital es el lugar donde se practica la hospitalidad. Eso quiere decir que el hospital medieval tiene tres
funciones: hospicio para los mendigos, hotel para los peregrinos y hospital (en sentido actual) para los
enfermos. Así lo prueban las palabras del obispo Pelayo al fundar un hospital en León para atender a «todos
los pobres, cojos, ciegos, mudos y peregrinos de las demás provincias que buscan hospitalidad en el temor de
Dios».
El Génesis 18, 2−8 narra la experiencia de hospitalidad de Abrahán:
« Y he aquí que tres hombres estaban parados cerca de él. Tan pronto como los vio, corrió a su encuentro
desde la entrada de la tienda y se postró en tierra. Y dijo: Señor mío, si he hallado gracia a tus ojos, te ruego
que no pases de largo junto a tu siervo. Que traigan un poco de agua y lavaos los pies, y tendeos bajo el árbol.
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Voy a traer un bocado de pan para que reconfortéis vuestro corazón. Luego pasaréis adelante: que para eso
habéis pasado junto a vuestro servidor. Y contestaron: haz como has dicho.
Fue pues Abrahán apresuradamente a la tienda, a donde Sara, y dijo: Apresta tres arrobas de harina, amasa y
haz unas tortas. Luego Abrahán corrió a la vacada, cogió un becerro tierno y hermoso y se lo dio al mozo, que
se apresuró a aderezarlo. Después tomó requesón y leche y el becerro que había aderezado y se lo puso ante
ellos, quedándose él mismo en pie cerca de ellos, bajo el árbol».
Se recibe a Xto
Es difícil imaginarse un recibimiento más caluroso a desconocidos. Esos, resultaron ser Yaveh y dos ángeles.
Lo comenta san Pablo (Heb 13, 2): «gracias a ella hospedaron algunos, sin saberlo, a ángeles». El viajero se
convierte en expresión del Misterio.
Con el cristianismo recibir a un extraño es recibir a Cristo: «Quien a vosotros recibe a mí me recibe, y quien a
mí me recibe a Aquel que me ha enviado». (Mt 10, 40).
En el pellejo del hombre medieval, abierto al misterio: «¿Cuándo te vimos forastero y te acogimos; o desnudo
y te vestimos? (). Y el Rey les dirá: En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más
pequeños a mí me lo hicisteis». La impresión que este texto produjo en los hombres del medioevo supera lo
que hoy podamos imaginar y ha quedado esculpida en centenares de tímpanos románicos, múltiples frescos y
escrituras fundacionales de hospitales. Así lo mostró el rey de Navarra, Don García, al fundar en 1052 el
hospital de Nájera a favor de «los peregrinos o huéspedes, porque en ambos se recibe a Xto».
Honrado o bandido
El Códex Calixtinus habla de los problemas que surgieron a quienes no acogieron y concluye: «Sépase pues
que los peregrinos a Santiago, sean ricos o pobres, tienen derecho a ser recibidos y atendidos diligentemente»,
pues los hospitales «son lugares santos, casas de Dios, confortación de los santos peregrinos, reposo de los
indigentes, consuelo de los enfermos, salvación de los muertos y socorro de los vivos. Quienquiera que haya
edificado estos lugares posee sin duda el reino de Dios».
En la hospitalidad medieval, el temor a confundirse y rechazar a alguien digno de ser recibido indujo a atender
a todo el que llegara, honrado o bandido, necesitado o pícaro.
En un libro reciente don Giussani explica que acoger implica «afirmar todo lo que hay de verdadero y de
justo, de bueno y de hermoso en el otro, más allá de su inmundicia: el ser del otro».1 Antes del siglo XIX la
inmundicia material podía ser muy grande. Por eso era común en la hospitalidad cristiana compartir el lecho
con el desconocido, cosa que todos aceptaban sin molestarse pues era un signo de hospitalidad y la posibilidad
de no pasar frío.
Testigos de la obra de Otro
Caminar a Santiago es caminar hacia Cristo. Tal viaje sólo se hace por necesidad de conversión. Y los
testimonios de ello son unánimes desde hace más de mil años. Para quien se pone en camino el milagro del
cambio hacia una humanidad nueva sucede. El Camino de Santiago es el lugar del milagro. Del milagro del
cambio del propio corazón. Del milagro de percibir la Gracia de Dios en forma de perdón. Y de milagros
físicos, como el de Santo Domingo de la Calzada y El Cebreiro. No en vano el año santo compostelano era
llamado en la Edad Media como la «gran perdonanza». La misión se expresa también como caridad.
Misión en Roncesvalles
El poema en latín del siglo XII, La preciosa, describe la misión en Roncesvalles así: «su puerta está abierta a
todos, enfermos y sanos, no sólo a los católicos, sino también a los paganos, a los judíos, a los heréticos, a los
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ociosos... En esta casa se lava los pies a los pobres, se les afeita la barba, se les lava la cabeza y se les corta los
pelos,... se les pone suela a los zapatos... Un hombre está de pie a su puerta, ofreciendo pan a los que pasan...
Mujeres... están encargadas de velar por los enfermos a los que cuidan con una piedad siempre igual. Hay dos
casas apropiadas cada una a recibir a los enfermos, la una para mujeres y la otra para los hombres. Hay una
sala llena de frutas, almendras, granadas, y toda serie de productos de las diversas partes del mundo. Las casas
de los enfermos están iluminadas durante el día por la luz divina, a la noche por lámparas que brillan como la
luz de la mañana. En medio hay un altar consagrado a Santa Catalina y a Santa Marina. Los enfermos reposan
en lechos muelles y bien preparados. Nadie se va de allí que no haya estado cuidado gratuitamente y antes de
recobrar la salud. Encuentran además las salas lavadas por agua corriente; se preparan inmediatamente baños
para aquellos que se quieren purificar de las impurezas corporales. Los compañeros de los enfermos deseosos
de quedar hasta su curación son tratados con consideración por orden del padre de la cofradía que les hace dar
cuidadosamente todo lo que les es necesario... Cuando a alguien le llega la hora de su muerte, es enterrado
como lo prescriben las leyes y las Escrituras...»
1 Luigi Giussani, El milagro de la hospitalidad, Madrid, Encuentro, 2004.
BIBLIOGRAFIA
http://www.archicompostela.org/Peregrinos/ Espanol/La%20Compostela.htm
http://www.huellas−cl.com/articoli/nov04/culturacarid.html
http://www.cipecar.org/fichas/fichas.asp?id=116&iddoc=678
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