Homosexualidad: su tratamiento histórico

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La homosexualidad
Hasta el siglo XX no se conocía prácticamente nada sobre la historia mundial de la homosexualidad, ya que
existía en la vieja mentalidad occidental un tabú de inspiración religiosa que impedía su investigación y
divulgación. Sin embargo la investigación histórica de la homosexualidad, que empezó en Berlín en 1899, fue
suprimida por los nazis en 1933 y volvió a renacer en Estados Unidos en 1950, ha conseguido sobrevivir y se
ha convertido en un importante campo objeto de estudio.
Dos conclusiones destacan entre las extraídas de la información ahora existente: la primera es que en todas las
sociedades humanas parece haber existido algún tipo de homosexualidad. La segunda es que existen tres tipos
distintos de relaciones homoeróticas: sexo diferenciado, edad diferenciada y androfilia mutua.
El tipo de sexo diferenciado es familiar para la mayoría de los europeos del Sur, pero poco a poco va
perdiendo peso en el mundo occidental. En él existe una estricta división entre los papeles activos y pasivos.
El macho activo (que penetra) es considerado un macho normal o típico, no está estigmatizado, y se espera
que con el tiempo se case y tenga hijos. El compañero pasivo es tratado socialmente como mujer o, por lo
menos, como un tercer sexo no masculino, y sigue desempeñando el mismo papel durante toda su vida. La
relación imita a las relaciones heterosexuales.
Los antiguos babilonios, asirios fenicios, canaanitas y hebreos conocieron este tipo de homosexualidad, pero
realmente dominó en el siglo XVIII en el Reino Unido, aunque desde el siglo XIX ha persistido como tipo de
homosexualidad cada vez más minoritario en Europa y Estados Unidos. Eso sí, en Japón sigue persistiendo
como tipo más característico.
En el tipo de edad diferenciada, más conocido en la antigua Grecia o en la moderna África y a menudo
denominado pederastia, un hombre adulto ("normal"), se relaciona con un chico de entre 12 y 17 años, que
normalmente permanece pasivo. El papel del joven termina cuando este alcanza la madurez, y lejos de
encasillarse en un papel pasivo para toda la vida, la relación le prepara para convertirse en un típico hombre
adulto activo. Aprendizaje que suele ir acompañado de un proceso educacional y formativo.
Hoy en día la pederastia está considerada como delito en el mundo occidental, pero es la principal forma de
homosexualidad en el mundo musulmán y en zonas de Filipinas, Java y algunas regiones africanas.
Predomina absolutamente en la acualidad en EEUU y Europa, denominándose androfilia mutua. Implica una
relación entre dos adultos que se identifican a sí mismos como hombres y que, al menos teóricamente, son
iguales dentro de la pareja. Este tipo de homosexualidad se caracteriza por la reciprocidad en los temas
sexuales más que por unos papeles prefijados.
Parece que la androfilia se extendió y desarrolló en el Reino Unido durante la revolución industrial,
asentándose a principios del siglo XIX. Durante la mayor parte de este siglo, y a principios del XX, convivió
con la efebofilia y otros tipos de homosexualidad previamente dominantes (pederastia y sexos diferenciados),
pero a partir de la II Guerra Mundial se convirtió en el tipo dominante, siendo actualmente el tipo mayoritario.
Según la mitología griega, Zeus está casado con Hera. Pero mientras Hera permanece fiel a su esposo, este se
adentra en numerosas aventuras eróticas, como la que le llevó a secuestrar al príncipe frigio Ganímedes. Y es
que los dioses del Olimpo estaban hechos a imagen y semejanza de la sociedad que los había creado,
situación que cambiaría cientos de años más adelante, con la llegada de Jesús de Nazaret.
En la Grecia antigua las conductas homosexuales masculinas eran el pan nuestro de cada día. No olvidemos
que los griegos practicaban simultáneamente las relaciones homosexuales y heterosexuales, tanto dentro
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como fuera del matrimonio. Pero a diferencia de lo que solemos pensar, la homosexualidad no fue siempre
respetada en Grecia. El machismo y la hipocresía ya hacían de las suyas...
Los grandes pensadores, filósofos y, en general, los hombres famosos tenían sus amantes jóvenes (conocidos
como éfebos), algo conocido y respetado socialmente, pues se concebía que el maestro (papel activo =>
masculino) enseña y quiere al alumno (papel pasivo => intersexual). Sin embargo, la figura del homosexual
pasivo que sobrepasara los 16 o 17 años se veía como una perversión; un ejemplo era el desprecio que se
profesaba a las ligas masculinas de este tipo, como el Tropel Sagrado de los 300 tebanos.
Esa aparente contradicción la encontramos reflejada, por ejemplo, en documentos de Platón. Por una parte
afirma que "para el joven no hay felicidad mayor que un hombre valiente que le quiera, y para el hombre no
hay felicidad mayor que un éfebo valiente de quien esté enamorado" (Banquete, 6). Eso sí, el mismo Platón
confiesa que esas relaciones "provocarían vergüenza si sirviesen a otro fin que no fuera el cariño casto a lo
espiritual y bello" (Banquete, 8,9). Para dejarlo claro, en su Estado (3,12) recoge que la homosexualidad es
una "aberración contra la naturaleza". Pero si a Platón no hay dios que lo entienda (solo justifica la
homosexualidad pederasta), Aristóteles es más práctico; considera que las relaciones con éfebos son eficaces
para evitar el exceso de población (Política, 2,10; 2,7,5), es decir que las considera como una simple
satisfación sexual, lo contrario que Platón, que las justificaba por su pureza, pulcritud y espiritualidad.
De esos barros, vendrán lodos posteriores. En la sociedad occidental, se asimilarán los conceptos de
homosexualidad y pederastia, lo que contribuirá decisivamente a desarrollar ideologías (fomentadas sobre
todo por la judeocristiandad a partir del siglo I d.C.), que van a desplazar las conductas homosexuales al
campo de la perversión o la patología, reprimiéndolas y, así, marginando a un importante sector de la
población.
El hombre griego, a diferencia de la mujer, gozaba de gran libertad sexual. Las pretensiones feministas de
Aristóteles, que proponía la igualdad de obligaciones morales, no triunfaron. En cuanto a la homosexualidad
femenina, evidentemente no era admitida en ninguna de sus formas; es más, ni siquiera se hablaba de ella.
Tan solo de la poetisa Safo, de la isla de Lesbos, se conservan algunos poemas que exaltan las bellezas y
virtudes femeninas.
Y es que en la antigua Grecia no se comprendía la cultura de la mujer, ni el alma de las jóvenes. El interés por
la formación espiritual sedirigía en exclusiva a la juventud masculina. Hermoso, en lengua griega, es el
atributo con el cual se valora al joven varón. A él se le dedica la poesía amorosa, en la que se describe con
todo detalle su belleza física. Por lo tanto, también en las artes menores, en los dibujos sobre jarros y vasos, se
observan más figuras de adolescentes que de doncellas.
Era muy acentuada la relación del deseo y apetito sexual con la inclinación pedagógica y con la emoción
estética; conceptos difícilmente comprensibles por la mentalidad moderna. A diferencia de los tiempos
posteriores, en Grecia se consideraba al sexo masculino más bello que el femenino.
Para llegar a comprender el hedonismo juvenil−varonil que reinaba en Grecia, valga un ejemplo: llegó a
extenderse la costumbre de que los hombres se presentaran completamente desnudos a los juegos olímpicos.
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