Cuestiones: 2. A): −Los restos fósiles de un hominido hallados en un yacimiento de hace 60000 años BP per− teneceran a diferentes especies según el lugar donde este el yacimiento. Sí el yacimiento se encuentra en África, los restos encontrados serian de Homo Sapiens, que evolucionaron a− partir del Homo Ergaster. Los primeros Homo Sapiens de los que se tiene conocimiento, me diante el estudio de la transmisión genética (tanto paterna como materna), se sitúan al− rededor de 125000 años BP. Desde África los Sapiens se extendieron por todo el planeta, habitando durante algunos miles de años con otras dos especies, a las que sustituyeron, el Erectus en Asia, y el Neanderthal en Europa, especie que analizaremos en este trabajo. Los neanderthales evolucionaron del Homo Heidelbergensis, el último antepasado común con los hombres modernos, a su vez, los Heidelbergensis son producto de la evolución del Homo Antecessor, los primeros habitantes de Europa. Así tenemos que hace unos 230000 años ya existían los Neanderthales, prueba de ello son los fósiles de Ehringsdorf, Biache−Saint−Vaast y otros de finales del Pleistoceno Medio. El nombre de Neanderthal fue debido al hallazgo en 1856 de un esqueleto en la gruta de Feldhofer cerca de Düsserdolf (Alemania), en el valle Neander, aunque los primeros fósiles de Neanderthal, fueron los hallados en Engis (Bélgica), donde se halló el cráneo de un ni− ño, en 1830, y otro cráneo, ahora de un espécimen adulto, hallado en la cantera de Forbes en Gribaltar (Reino Unido) en 1848. Los restos que convencieron al fin de que los Nean− derthales eran una especie diferente a la nuestra fueron los de Spy (Bélgica) en 1886, ini− ciándose así el estudio de una nueva disciplina, la paleoantropología. Las principales características de un Neanderthal de hace 60000 años (un ser más evolu− cionado que los primeros de su especie) son las siguientes: la capacidad craneal se situaría alrededor de 1500cc, mayor que la de los Sapiens−Sapiens actuales (1350cc) pero era debido a su robustez, de la que hablaremos posteriormente. El cráneo contaba con un considerable espesor de sus huesos, tenía una forma alargada y deprimida, con un enorme desarrollo de los arcos superciliares, que forman asi ua especie de visera por encima de las orbitas, estan− do delimitadas por un canal. La frente es huidiza, es decir, hacia dentro. El alargamiento del cráneo produjo un estiramiento del occipital hacia atrás, formándose el característico abul− tamiento conocido como moño occipital. La anchura máxima del neurocráneo se encuen− tra a media altura,rasgo que comparte con el Sapiens y que le diferencia del Ergaster y del Erectus, en los cuales se situaba en la base del cráneo, sin embargo le diferencia de nosotros que, mientras nuestro cráneo visto desde atrás tiene un perfil de casa con paredes que se van separando desde la base hasta el tejado (es decir inclinado), el cráneo de los Neanderthales es redondeado. Además presentan un toro occipital poco desarrollado y hundido en su parte central sobre el cual se encuentra una depresión llamada fosa suprainíaca. Otros rasgos a destacar son el pequeño tamaño de la apófisis mastoidea (saliente óseo del temporal donde se origina el esternocloidemastoideo) y un toro supraorbitario fácil de reco−nocer, regularmente curvado sobre las órbitas como un arco de circunferencia, con una sec−ción redondeada que se continúa enel espaccio entre las órbitas, además de estar ahuecado por unos senos frontales muy desarrollados. La cara del Neanderthal es única entre los hominidos, los huesos que se encuentran bajo los lados de la abertura nasal forman una superficie osea diagonal, con lo cual su cara presenta aspecto de cuña (prognatismo 1 medio−facial). En la parte más anterior de esta cara sé encuen−tra la abertura nasal que es muy ancha. Por ello se forma en los Neanderthales una gran ca− vidad nasal, que tiene distintos fines según diferentes autores. Para unos significa una adap− tación a un clima frio y seco; en esta cámara sé calentaria y humedeceria el aire antes de pa− sar a los pulmones, que junto a los senos frontales y los senos maxilares, contribuirian a ais− lar al cerebro, muy sensible a los cambios de temperatura, mediante una cámara de aire. Sin embargo para otoro autores interpretan la morfologia facial en términos biomecánicos; los Neanderthales utilizaban la boca como tercera mano, como demuestra el rápido desgaste de los dientes anteriores, por ello, la forma apuntada de la cara serviria para desviar hacia los lados los esfuerzos realizados en el hueso por esa actividad. La realidad es que las dos teori−as son compatibles. Más características espefícicas del Homo Neanderthalensis serian otras como que en la mandíbula la dentición está adelantada con relación al hueso, de manera que habría espacio para un cuarto molar, espacio vacio llamado retromolar. Como dijimos al principio la capacidad craneana de los Neandertales ó Neanderthalensis era mayor que la de los humanos actuales, sin embargo, esto no implica un mayor índice de encefalidad, sino que era debido a su robustez. En efecto los Neaderthales tenian una mayor masa muscular lo que impilca mayor peso. Pesaban alrededor de 85/90 kg. los machos y las hembras un poco meno. La altura media sé situa alrededor de 1'70 para los machos y de1'60 para las hembras. Según un estudio llevado acabo por C. Ruff, E. Trikaus y T. Holliday so− bre el peso de los humanso desde hace 2 M.A., los Neanderthales has sido los hombres más fuertes sobre la Tierra. La mayoria de los autores piensa que esta constitución maciza es debida a la regla de Bergmann (ley bien conocida en la biogeografía), que establece que las poblaciones de una especie de sangre caliente que habite es zonas frias tienden a tener el cuerpo más voluminosos que los que habitan en zonas cálidas, aproximándose a una esfera que es la que presenta menor superficie por la unidad de volumen. Esta reducción de la su−preficie minimiza la perdida de calor del cuerpo por la radiación. Prosiguiendo con las características de estos seres también cabe destacar el hueso púbico muy alargado y plano, rasgo que comparte con los Australopithecus, esto que un principio se pensaba que afectaba en la estructura del canal del parta y en el tiempo de embarazo, se de− mostro despues, con el hallazgo de una pelvis completa en Kebara (Israel), que aunque si que le diferenciaba de la estructura de nuestra cadera, no lo hacia en la longuitud del canal de parto, sólo un poco más grande, ni en el tiempo de embarazo, que al nacer tendrian un desarrollo comparable al de nuetra especie. Para finalizar las características físicas de los Neanderthales volveremos sobre nuestros pa− sos y desrrollaremos un punto que ya avanzamos anteriormente, los huesos de los Homo Ne− anderthalensis, con un grosor mayor que el de nuestra especie actual, rasgo que comparte con todos los seres humanos desde el Homo Ergaster, ya que en nosotros se produjo un a−delgazamiento de las paredes óseas. Sin embargo, mientras que en el Erectus eran los huesos de la cabeza los de mayor grosor, en el Neanderthal lo son los del cuerpo; los canales medu−lares, las que se encuentran dentro de los huesos largos como el fémur, el húmero o la tibia, aparecen muy estrechadas como consecuencia del engrosamiento del hueso que forma sus paredes. Se desconoce la causa de esta característica, pero ello asevera que los Neandertha−les necesitavan un aporte de calcio regular, calcio que sólo podian encontrar en los vegetales ya que la carne no contiene y sólo conocian la leche materna. Por último hablaremos de la capacidad del habla, este punto es muy discutido, ya que algu−nos autores opinan que si que disponian de esta capacidad y otros estan en desacuerdo y es−grimen que fue la falta del habla uno de los factores más importantes para que el Homo Ne−anderthalensis fuera desplazado y sustituido por el Homo Sapiens. Personalmente me incli−no a creer que si que podien hablar, aunque con un lenguaje muy rudimentario. Recordemos que los Neanderthales junto con nuestra especie y los Sapiens, han sido los animales más in−teligentes del planeta. Los Neanderthales llegaron a dominar el fuego (desde el 200000BP a−proximademente), compartieron industria lítica (de la que hablaremos más adelante) con los Sapiens, 2 enterraban a sus muertos, se discute si como ritual o como acto sin más transcen−dencia, y cuidaban a sus muertos. Por todo esto cuesta aceptar que fueran una especie dife−rente a la nuestra, pero lo era, convivió con nuestros ancestros y desapareció de la Tierra hace unos 30000 años. Podemos encontrar restos como los que hemos descrito en yacimientos como Le Moustier, que da nombre a la industria musteriense, y La Ferraise y Chapelle−Aux−Saints en Francia, en Krapina, Croacia, en Shanidar, Irak, y en Monte Circeo (Guattari 1) en Italia, por ejem−plo. En la Peninsula Ibérica los encontrariamos en Agut (Barcelona), Cova Negra (Xàtiva), Axlor (Gasteiz), en Gribraltar en la cueva de Devil's Tower y en la cntera de Forbes Quary, en Mollet I (Girona), en Los Casares (Guadalajara), La Cariuhuela (Granada), en Zafarraya (Málaga) y en Gabasa (Huesca). Veamos ahora el esquema evolutivo del Homo Neanderthalensis: A. Ramidus (4'5 M.A.*) ! Anamensis (4 M.A.) ! !................................ ! ? (3 M.A.) Primer Homo (2'5 M.A.)........! ! A. Africanus ! H. Ergaster (1'5 M.A.) −−>[Author:JMAP]..........! ! H. Habilis/Rudolfensis ! H. Erectus ! !...............................................H. Antecessor (0'78 M.A.) ! H. Heidelbergensis (0'5 M.A.)............! ! H. Rodhesiensis !! H. Neanderthalensis (0'250 M.A.) H. Sapiens −Ahora veremos como excavariamos un yacimiento con fósiles de Homo Neanderthalensis, hemos de tener en cuenta que la mayoria de yacimientos de este tipo se encuentran en cue−vas, cosa que hemos de tener en cuenta a la hora de elegir el método de excavación. Sin em− bargo antes de esto nos aseguraremos de pedir los permisos correspondientes a la Adminis−tración autonómica (supongamos que hablamos de España), y realizar los estudios de terreno que consiste en saber la topografia de terreno, los cambio que se han producido en este, la bibliografia, si ha habido excavaciones anteriores y ver las piezas extraidas de estas, realizar fotografias del terreno, limitar el 3 área por sondeos... La excavación se basa en un principio estratigráfico, cada resto tendra restos sincrónicos en horizontal, y diacrónicos en vertical, en las distintas capas. La estratigráfia puede ser natural, defendida y representada por Leroi−Gourhan, que consiste en estratigrafiar aprovechando los estratos naturales, visibles a primera vista; la otra forma es la estratigrafia artificial, repres−sentada por Laplace−Meroc, frances al igual que el otro, que consiste en estratigrafiar con es−tratos marcados artificialmente, según convenga a los intereses del arqueólogo. Volvamos a la excavación, como dijimos probrablemente estaremos al interior de una cueva, por ello nuestro primer paso sera cuadricular el terreno. Es ahora el momento de elegir méto−do para realizar la excavación, tenemos el método Wheeler, desarrollado por los arqueólogos ingleses Mortimer Wheeler y Kathelenn Kenyon. Tambien tenemos el método Harris, desa−rrollado por el mismo y su grupo de arqueologos norteamericanos. Nosotros nos decantamos por el método Wheeler por creerlo el más aconsejado para una excavación interior. Una vez cuadriculado hemos de disponer los testigos entre las cuadrículas para posteriores revisiones. No hemos de olidar que excavar es destruir, por lo que hemos de ir con mucho cuidado, in−tentando causar los menos daños posibles. El objetivo del sistema de cuadrícula es recontruir en el laboratorio el proceso de excavación y los resto hallados en ella. Para analizar los res−tos los hemos de numerar siguiendo el orden marcado por el eje de coordenadas. Esto es en verdad un sistema tridimensional, puesto que nos da la distancia respecto al eje y la profun−didad respecto el punto de referencia, asi un ejemplo de numeración seria obejeto (3N,2E) Z4 donde N y E son la distancia respecto al eje de coordenadas y Z la profundidad respecto al punto de referencia. Antes de comenzar a excavar hemos de tener claro el sitio al que va−mos arrojar la tierra excavada para su trillado, ha de ser llevada a un lugar que no moleste. Una vez decidido esto empezaremos a realizar las catas, esta conviene no excavarlas de for−ma adyacente sino estilo ajedrez, permitiendo pasillos para facilitar el acceso. Las capas le−vantadas han de ir de 2 a 20 cm o más dependiendo de la riqueza del terreno, cada capa es considerada un nivel, luego en el laboratoria se averiguara si este nivel correponde a los es− tratos naturales. Hay muchas formas diferentes de avanzar en la excavación, cuando los ni−veles son o finos o contienen información importante, la manera de levantar la tierra consis−te en raspar con la paleta suavemente (rabotage), levantando capas de apenas unos milíme−tros, hemos de estar muy atentos tanto a los materiales como a los cambios de coloración y dureza de la tierra, que indican agujeros de poste o silos, restos de fuego, etc. Cuando los ní−veles no tienen mucha importancia podemos utilizar el pico y la pala. El término medio y el más común consiste en ir levantando la tierra a golpes de piqueta por capas de varios centí−metros y utilizar la paleta para examinar y arrastrar la tierra, así como para raspar la zonas que lo precisen. Cuando se conoce bien la estratigrafía se puede hacer uso de la pala mecá− nica, desnudando la tierra (stripping). Los objetos extraidos se han de clasificar individual−mente, en algunos casos es necesario cribar la tierra,puesto que los fósiles no aparecen a pri−mera vista, para posteriormente lavarlos y enviarlos a analizar. También se han de registrar y de dibujar, y se ha de llevar todo al dia en el cuaderno de excavación. Posteriormente, cuan−do hallan sido analizados, se dara a conocer todos los resultados de las investigaciones del grupo (economia, fauna, flora, modo de vida, relaciones sociales...) de forma que los datos esten interrelacionados entre si. B) −Los Homo Neanderthalensis se asocian a la cultura Musteriense durante el Paleolítico Medio. De hecho, el Musteriense no es una sóla industria, si no un complejo de industrias que no derivan unas de otras. En Francia, existen por lo menos cuatro granes tipos de Mus−teriense, que perduran desde el principio del Würmiense hasta el interestadio II−III, y quizá a veces llegué en algunos puntos al comienzo del II. Esuna industria de Modo 3, se extendió por toda Europa , Oriente Próximo y norte de África, es decir en el área circunmediterránea, mientras que el resto de industrias de Modo 3 se encuentran solamente en África. Los mate−riales que utilizaban para la elaboración de su utillaje eran la piedra (industria lítica), la ma−dera y los 4 huesos principalmente. Los diferentes tipos de Musteriense son: −El Musteriense de tradición Achelense: Deriva del Achelense, pero no siempre es antiguo, como se suele creer equivocadamente. Es el más evolucionado de todos los Musterienses, el de más rica invención. La fase inicial po−see todavía algunas piezas bifaciales triangulares o cordiformes, un elevado porcentaje de raederas raramente gruesas, puntas, piezas con muescas y piezas denticuladas, escasos cu−chillos de dorso rebajado tallados en anchas lascas y útiles en formas propias del Paleolítico Superior (buriles, raspadores y perforadores) que inventados por los achelenses se desarro−llan ahora. La fase superior de este Musteriense posee una cantidad menor de hachas bifacia−les, menos trabajadas y de tamaño inferior, la proporción de raederas disminuye, adquieren más proporción los cuchillos de dorso rebajado, y con frecuencia, tallan a partir de hojas, sé tiende así hacia el cuchillo de Châtelperron de inicios del Paleolítico Superior. Ambos es−tadios pueden presentar o no una talla levalloisiense, es decir con lascas, hojas o puntas de forma predeterminada, y en ambos se apunta un utillaje de hojas talladas, a veces, a partir de núcleos especiales. Este Musteriense es un fenómeno basicamente occidental, aunque se en−cuentran algunos yacimientos en Alemania e incluso en Oriente Medio. También lo pode−mos encontrar en Spy, Bélgica. −El Musteriense tipo La Quina−La Ferrassie: Es posiblemente el de mayor difusión, y además, el que ha proporcionado la mayor parte de las tumbas de Neanderthal. Las facies de La Quina se caracterizan por una técnica levalloi−siense poco acusada, con abundantes lascas de talón ancho, y un porcentaje muy alto (80%) de raederas, y por la ausencia extrema de hachas bifaciales y de cuchillos de dorso rebajado. Entre las raederas son características las convexas gruesas con retoque de escama, y las tam−bién la transversales gruesas con idéntico retoque. Hay ademá raederas de amplio retoque bi−facial que, a veces, se han confundido con aunténticas bifaces. Las facies La Ferraise se dis−tinguen de ellas por su técnica claramente levalloisiense y la menor proporción de raederas gruesas y transversales. En Spy, también encontramos niveles de este tipo, que han propor−cionado esqueletos humanos. −El Musteriense típico: Más escaso, posee un porcentaje inferior de raederas (del 35 al 60%), y sólo muy raramente presenta raederas gruesas de retoque de escama. Puede incluir un númeromuy pequeño de piezas bifaciales, y presenta habitualmente un porcentaje notable de puntas, a veces de gran longitud. −El Musteriense con piezas denticuladas: Se caracteriza por la escasez y mediocridad de las raederas (15%) y de las puntas. Los uten−silios predominantes son las piezas con muesca y, sobre todo las denticuladas, con hachuelas talladas en lasca, que se extiende por la región de los Pirineos y la de Las Landas en Francia, y en algunos niveles del tipo La Quina. En España, en el valle del Manzanares (Madrid) el Musteriense presentaria según algunos autores influencia africana. En Granada existe un Musteriense típico. Finalmente se ha destacado su presencia en Catalunya con formas denti−culadas en el abrigo del Romaní. En Inglaterra, el Musteriense es más escaso todavía que el Achelense. Veamos ahora algunos dibujos del utillaje del que disponian: RAEDERAS CUCHILLO PUNTA 5 Ahora explicaremos la utilidad de los diversos utillajes con los que contaban los Neander−thales en la industria Musterciense: Raederas: Es el tipo más representativo de la industria mustariense, aunque encuentran con anterioridad y con posteridad. Según la definición de Bordes (1961) raedera es todo ob−jeto realizado sobre lasca o lámina, levallois o no, con retoque plano o abrupto, escamoso o no, de manera que conforma un filo semicortante recto, convexo o cóncavo. Sin muesca ni denticulación voluntariamente marcada, hay que decir, que aunque el retoque sea abrupto este no detruye el filo cortante. Sin embargo por ello, el retoque abrupro, no puede conside−rase como abrupto en el sentido laplaciano, que es el que se utiliza en estas clasificaciones. Bordes tipificica las raederas del Paleolítico Medio en: raedera lateral simple (un solo filo re−tocado), raedera doble (cuando dispone de dos filos no adyacentes retocados), raedera convergente (filos retocados adyacentes), raedera desviada (eje de simetria del útil forma un ángulo superior a 25º con el eje de percusión), raedera transversal (filo retocado en posición distal con eje de lascado, ángulo mayor de 45º), raedera sobre cara plana, raedera con reto−que abrupto, raedera con dorso adelgazado (el borde opuesto al filo de raedera se encuentra adelgazado por retoques de distinta naturaleza), raedera alterna, raedera con retoque bifacial. Puntas: Se puede definir como punta a toda lasca o lámina cuya extremidad distal (rara vez la proximal) ha sido apuntada por retoques laterales o bilaterales, con esta deinición, sin em− bargo, no se prejuzga que los diversos útiles apuntado estuvieran necesariamente destinados a utilizarse como puntas de flecha. De hecho se incluyen en este apartado una serie de lascas y láminas apuntadas que participan de una funcionalidad diversa, desde los cuchillos al dorso (como la punta de chatelperrón) hasta las auténticas punta de flecha. Las puntas del Paleolítico Medio son: la punta musteriense (pieza triangular obtenida a partir de una lasca cualquiera cuyo extremo distal ha sido apuntado por retoques); puntas de Emire y de Soyons (puntas levallois retocadas, con retoque inverso en la Soyons); puntas peduncu−ladas (escasas en el musteriense europeo, son más abundantes en el Ateriense norteafricano, industria paralela al Musteriense) Bifaces: Son útiles de forma variada, talladas sobre riñones de silex u otras rocas y ocasio−nalmente sobre grandes lascas. Estan talladas sobre las dos caras, las extraciones son centrí−petras por todo lo largo del contorno o repetando una parte de el, para crear una parte prensil que mantiene el cortex original. Cuando las zonas con cortex son amplias (1/3) se llaman bi−faces parciales o protobifaces. Para su clasificación Bordes tomó caracteres métricos. Sé dis−tinguen las siguientes bifaces: Planas, gruesas, hendidores, parciales, abbevillenses, mico−quiense, laceloada, amigdaliforme, cordiforme, triangular, picos (tiedros o Asturinenses). La utilidad de las bifaces según Keeley era para despiece y cortar la carne, para trabajar pie−les y maderas, y perforar madera y huesos. Para Bordes, las bifaces tenian múltiples funcio−nes. C) −El periodo geológico al cual corresponde la época de la que hablamos (Paleolítico Medio) es al Cuaternario. El Cuaternario se subdivide en tres, Pleistoceno Antiguo (1'5−0'8 M.A.), Pleistoceno Medio (0'8−0'25 M.A) y Pleistoceno Reciente (0'25−0'01 M.A.). Cuando termi−no esta época comenzó el Holoceno, era actual. El Cuaternario esta marcado por dos hechos principales, la aparición del hombre y las glaciaciones. Las glaciaciones son periodos en los cuales aumenta el nivel de los hielos, propiciando un descenso de las temperaturas y una re−gresión del nivel marino. Las glaciaciones del Cuaternario (en los Alpes) son: Günz, Mindel, Riss y Würm (la más reciente y en la que se situa el Homo Neanderthalensis. No hemos de pensar sin embargo que durante todas las glaciaciones se mantuvo una temperatura contante, sino que dentro de estas hay interestadiales, con aumento de las mismas. Hace 60000 años B.P. nos encontrabamos en el interestadio I/II dentro de la glaciación de Würm, en la trangresión Neotirrenense (en el Mediterráneo), una época húmeda y fria. 6 El hombre se encontraba pues ante un clima hostil. Sin embargo no se encontraba sólo, le acompañaban la flora y la fauna. La flora se componia execialmente (en Europa) de arboles resistentes a estos climas, como el pino, el abedules y el enebro predominantemente, un pai− saje de estepa fuera de las zonas cubiertas por el hielo. Haciendo una comparación actual, podriamos compararla con la flora de la estepa siberiana. Además la falta de lluvias, facilita− ria la presencia de pequeños arbustos poco necesitados de ella. En cuanto a la fauna destaca− Rian los grandes herbívoros como el rinoceronte lanudo, el bisonte, el mamut, el elefante primigenio, el caballo, el reno y el ciervo común. Los carnívoros más destacados serian: el oso, la hiena, el lobo y el león. D) −Para datar un yacimiento de este tipo podriamos utilizar distintos sistemas como el que se basa en los anillos de los árboles, la Deondrocronología, podemos usar también la cronolo−gía comparada, que consiste en que si aparece un objeto igual o muy parecido que ya fue fe−chado en otro contexto se le asigna la misma edad que el ya fechado... . Sin embargo, prefe−rimos utilizar métodos basados en la física en la radioactividad de los elementos. En este ca− so en concreto, no podriamos hacer uso del Carbono−14, al sobrepasar la fecha límite, 50000 años, pero si podriamos emplear otros como la Termoluminiscencia, la Serie de Uranio, las Huellas de Fisión o la Racemización de los Aminoácidos. Nosotros explicaremos el basado en el estudio de las series de uranio (Uranio/Torio). Este método se refiere a la serie de elementos radiactivos que se originan por desintegración mediante la expulsión de partículas ala y beta, a partir del uranio natural (U−238), hasta lle−gar al plomo estable (Pb−206). Como sistema de datación, se aplica sobret todo a carbonatos calizos (calcita), aunque también se pueden fechar muestras de hueso y conchas, por lo que la relación entre lo que se data y la actividad humana es mucho mayor que en el método Po−tasio/Argón (otro método, que no nombramos por su ineficacia para este yacimiento, ya que no sirve para menos de 100000 años). Su alcance va desde los 5000 a los 500000 años, lo que lo hace muy adecuado para el rango situado entre el C−14 y el K/Ar, entrando en directa competencia con la Termoluminiscencia. Cuando se forma el carbonato, normalmente contiene uranio y no torio, debido a las diver−sas propiedades químicas de los dos elementos. Por lo tanto, todo el torio contenido en una muestra se habrá originado después de su formación, por descomposición del uranio. En la práctica, la serie de uranio es bastante larga, y en ella aparecen distintos isótopos (en posici−ón de padres o hijos) de los dos elementos. Nos interesa coger aquellos cuya media sea apropiada para la datación, del mismo orden de magnitud que la antigüedad de la muestra, ya que si la del padre es demasiado grande existirá poca cantidad de la del hijo, y vice−versa. Por ello se escoge medir la cantidad de uranio (U−234) y de torio (Th−230), relativa−mente abundantes y con una vida media de 267000 y 80000 años respectivamente. En el la−boratorio se disuelve el carbonato con ácido y se separan químicamente los dos elementos, para luego medir la emisión de rayos alfa y también el contenido en uranio natural (U−238), que es el origen de toda la serie. Tras las mediciones, se calcula la proporción Th−230/U−234 y de ella se obtiene la edad de la muestra. Los problemas empiezan enseguida y en ocasiones no son susceptibles de control. Si la mu−estra es demasiado antigua, el torio se forma tan despacio que llega un momento en que igu−ala la cantidad que desintegra, y ya no cambia su proporción con la edad (punto de equili−brio), por ello existe un límite de unos 500000 años. Las muestras más modernas deben de pesar en torno a 100 gramos de calcita, se pueden fechar en condiciones ideales con un error menor de 10%. Otra cuestión es la relación entre el mineral y el contexto arqueológico. Si el objeto no esta embebido en caliza, la relación se complica. Cuando se analizan dos capas de caliza, obten−dremos un nivel mínimo y otro máximo para todos los niveles comprendidos entre ellas, pe−ro no sus fechas absolutas. Si fechamos trozos de estalagmitas o estalactitas contenidas en los niveles, tendremos edades máximas para estos ya que las calizas 7 se debieron formar con anteriridad. Las calcitas depositadas en los huesos fragmentados o en las grietas del suelo nos dará las fechas mínimas para el hueso o los objetos depositados en los agujeros. Para evitar las impurezas de las muestras se recogeran partes del mineral que no tengan po−rosidades. No obstante, en ocasiones no se pueden detectar las recristalizaciones, que dan e−dades más recientes debido al bajo contenido en torio de las partes más jóvenes. Con respec−to al hueso, al formarse, no tiene uranio y por tanto ha de adquirirlo por contacto del agua con el suelo. Este proceso ha de ser corto, pues de lo contrario la cantidad de uranio ira au−mentando con el tiempo y no será igual a la existente al comienzo, cuando se empezó a for−mar el torio, falseando los cálculos de datación. Por ello es aconsejable extraer varias mues−tras y realizar comparaciones de los resultados. Algunos yacimientos datados con este sistema son: Vertesszöllös (Hungria), Pech de l'Azé (Francia) y Bilzingsleben (Alemania). 3. A). −Los yacimientos tienen el siguiente orden: LAETOLI 3.700.000 Tanzania TAUNG 1.850.000 Sudáfrica VALLONET 900.000 Francia ATAPUERCA 780.000 Burgos SWASCOMBE 700.000 Inglaterra MAÜER 630.000 Alemania BOLOMOR 120.000 Tavernes de la Valldigna KRAPINA 70.000 Croacia TAUTAVEL/ARAGÓ 45.000 Francia COVA NEGRA 40.000 Xàtiva CASTILLO 30.000 Santander PARPALLÓ 28.000 Gandia 4. Chatelperroniense: (o Perigordiense) Hace su aparición durante el interestadio II/III de Würm. Tiene su origen en un Musteriense de trdición achelense evolucionado. En sus comienzos esta inustria aun conserva una eleva−da proporción de utensilios musterienses: raederas, objetos denticulados, cuchillos de dorso rebajado y, en algunas ocasiones, hachas bifaciales. Pero los raspadores terminales, sobre hoja o lasca, predominan ya sobre los laterales; los buriles, en 8 un principio bastante raros ad−quieren mayor desarrollo, y la talla se hace más laminal. El útila característico es el cuchillo de Châtelperron, obtenido rebajando el borde de una hoja para obtener un dorso curvado. Hay asimismo hojas truncadas. Ciertos niveles de chatelperroniense antiguo evolucionado no presentan ya casi ningún indicio del Musteriense, en tanto que el dorso de los cuchillos muestra tendencia a hacerse rectilíneo. Se dio en Francia y Cataluña (sólo un yacimiento) Auriñaciense: Surge en Francia despues del Chatelperroniense, y no es autóctono. Desde comienzos de Würm III, alcanza una gran difusión. En su fase inicial se caracteriza por los gruesos raspa− dores , muchas veces tallados en pequeños bloques de silex, denominados raspadores care−nados, que a veces se estrechan, y por hojas cuidadosamente retocadas en uno o dos bordes, a veces estranguladas con raspador en el extremo o sin el. Desaparecen las piezas de dorso rebajado. Los buriles son de distinto tamaño, con punta débil. El utillaje óseo es más abun−dante que en el chatelperroniense: puntas óseas de base hendida, punzones, etc. Los estadios más evolucionados se caracterizan por el desarrollo de los buriles, a veces arqueados, y la disminución final y desaparición de las hojas retocadas. Las puntas óseas de azagaya, en un principio losángicas y aplanadas, pasan a ser de sección redonda y luego a base biselada en el auriñaciense V. Es abundante en Francia, Bélgica, Cantabria, más pobre en Cataluña, y con indicios en Ing−laterra. Gravetiense: Deriva del Chatelperroniense, abundan los buriles, con una gran variedad de tipos, a veces múltiples, o asociados en la misma pieza a un raspador, un perforador o una hoja truncada. Los raspadores se hallan en un número algo inferior y, generalmente, son planos. El utensi−lio característico es la punta de la Gravette, de dorso más o menos rectilíneo. Aparecen tam−bién hojas de dorso rebajado y puntas de azagayas óseas. Solutrense: Industria tipicamente occidental, no parece derivar de las precedentes, sino quizá de un Mus− Teriense pronlogado en el sudoeste de Francia. Comprende tres fases: Solutrense Inferior, caracterizado por la presencia de puntas foliáceas con retoque unifacial, en las que este úl−timo, especia, liso y regular, recubre, a veces toda la cara superior; ofrece pocos buriles y un gran número de raspadores, raederas, etc. Solutrense Medio, derivado del anterior, caracte−rizado por sus hojas de laurel, piezas foliáceas de retoque bifacial, magnificamente traba−jadas y con gran frecuencia extremadamente aplanadas, que puede alcanzar más de 30 cm de longitud. Solutrense Superior, presenta además, numerosas puntas con muesca, con retoque o sin el, acompañadas de hojas de sauce alargadas, y en su mayor parte con retoque mono−facial. Algunos raspadores se hallan recubiertos por el retoque solustrense. Las puntas óseas son de diversos tipos y a veces con aplastamiento central. Existen a si mismo, utensilios de hueso con escotaduras. Aparece la aguja de ojo para coser (hecha de hueso). Se dio en el valle del Ródano, en la costa mediterránea española, en Portugal, Francia, Ing−laterra, Cantabria y por supuesto en Francia. Presentaba características regionales. Desapa−reció sin dejar descendencia. Magdaleniense: Industria occidental, se desarrolló en Francia, con ramificaciones en Suiza, Bélgica, España y Alemania, con seis estadios, que dan lugar a dos fases, Inferior y Superior. 9 El Magdaleniense I se caracteriza por las raederas, extrañas piezas de silex de pequeño ta−maño y retoque muy tosco, por los perforadores múltiples y por las azagayas de base de bi−sel sencillo decorada con espigas. El M. II por la existencia de triangulos escalenos, el M. III por puntas de azagaya de hueso con largo bisel, a veces con surco. En el M. IV aparecen los prototipos de los arpones, con dientes mal logrados. El M. V se carcteriza por arpones de una sola hilera de dietes y por los tridentes. Aparecen las puntas con muesca magdaleniense de sílex. El M. VI se caracteriza por arpones de doble hilera de dientes y buriles de pico de loro. Hacen su aparición las puntas azilienses, al mismo tiempo que los micro−raspadores cortos, y los microlitos geométricos o las puntas penduculadas. Para finalizar el analisis de las distintas industrias decir que todas pertenen al Homo Sapiens excepto la Chatelperroniense, que pertenece al Homo Neanderthalensis. Evidentemente, to−das ellas se encuentran en el Paleolítico Superior. 5. Perido Geológico: División cronológica de segundo orden (p.ej., triásico, jurásico y cretácico, los tres periodos de la Era Secundaria) a la que correponde, como subdivisión estratigráfica, el sistema. Cronología Absoluta: Puede realizarse por métodos generales (columnas sedimenterias de los mares profundos) o por métodos radioactivos (que ya expicamos anteriomente). Tiene como objetivo el darnos una datación que sea lo más exacta posible. Geocronológia: Ciencia que estudia la edad y las relaciones de sucesión temporal de las rocas. Paleoantropología: Ciencia que estudia los fósiles humanospara fijar cronologicament su línea evolutiva. Utiliza un estudio anatómico comparativo de los restos humanos y de los antropomorfos; determina por la osteometría las caracteríticas anatómicas, por la paleoserología, los grupos sanguineos y con la áyuda de la paleopatología las causas de extinción de una especie. Los métodos de datación cronológica se complementan con la determinación estratigráfica, la paleobotánica y la paleozoología. Complejo Industrial: Agrupación regional de industrias que se complementan unas a otras. * cronologia aproximada dada en millones de años (M.A.) 10