ÍNDICE − INTRODUCCIÓN 2 − HIPÓTESIS Y MANIFESTACIONES CREACIONISTAS 5

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ÍNDICE
− INTRODUCCIÓN 2
− RELACIÓN DE LOS HOMÍNIDOS HALLADOS HASTA LA FECHA 4
− HIPÓTESIS Y MANIFESTACIONES CREACIONISTAS 5
* Australopitecinos 5
* Homo habilis 7
* Homo erectus 8
El Hombre de Java 9
El Hombre de Pekín 10
El Hombre de Orce 10
* Homo sapiens neanderthalensis 11
* Otras manifestaciones creacionistas 11
* Bones of Contention 13
* Canales semicirculares 13
− ERRORES MÁS CITADOS POR LOS CREACIONISTAS 15
* El Hombre de Piltdown 15
* El Hombre de Nebraska 15
− CONCLUSIONES 17
− REFERENCIAS 18
INTRODUCCIÓN
Creacionismo: Creencia de que todas las clases de organismos fueron creadas individualmente por uno o más
seres sobrenaturales, cuyas actividades no están controladas por leyes físicas, químicas o biológicas
conocidas.
Al hacer que la evolución fuera un concepto aceptable, las ideas de Darwin causaron un profundo impacto. La
evolución darwiniana ofrecía un extenso marco histórico en el que podía entenderse el cambio biológico; dejó
establecido que la idea de que las especies eran entidades fijas estaba muy lejos de ser lo natural; y propuso
que la forma y la función de los seres vivos no surgían como consecuencia de una creación, sino que eran el
producto de la selección. En el siglo XIX, estas ideas eran revolucionarias, y no solo revolucionaron la
biología, sino también afectaron áreas como la sociología, la economía, la política, la literatura, la lingüística,
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la filosofía, la psicología y como no, la antropología. Sin embargo, el impacto más fuerte lo recibió la religión.
Es razonable afirmar que uno de los principales temas populares de finales del siglo XIX y del principio del
XX fue la lucha por la aceptación, en la que los científicos se alineaban en un lado y los religiosos en el otro.
Esta época de debates abiertos y posturas encontradas originó un sin fin de polémicas, de acusaciones, de
contraacusaciones y demás, donde cada bando exponía sus argumentos y trataba de deshacer los del
adversario.
El evolucionismo terminó por calar (siempre hablando en general) muchísimo más en la sociedad europea que
en la norteamericana, donde aún en los años 50 la mitad de los profesores de enseñanza secundaria se negaba
a enseñar la evolución y a nombrar a Darwin.
Fue a finales de los 60 (tras el lanzamiento del Sputnik por la Unión Soviética) cuando se derogaron las leyes
antievolucionistas en los EE.UU. Entonces los fundamentalistas religiosos se vieron en la necesidad de
disfrazar sus ideas con argumentos científicos; así nació el creacionismo científico.
Los creacionistas científicos defienden sus creencias apelando a pruebas, no a la Biblia (como se hizo hasta el
fin de la primera mitad del siglo XX). El creacionismo científico se sustenta sobre dos tipos de argumentos,
los religiosos y los supuestamente científicos.
Este rechaza completamente la evolución, y describe a la selección natural como algo aleatorio donde todas
las mutaciones tienen las mismas probabilidades de ocurrir y ninguna se ve favorecida frente a otra.
Los creacionistas actuales recurren constantemente a la Teoría del diseño inteligente que fue emitida por W.
Paley en 1802 (esta teoría, mediante el ejemplo de un reloj encontrado en la calle, trata de demostrar que Dios
creó todas las especies vivientes de manera individual). Dos de sus defensores actuales más conocidos son los
biólogos estadounidenses Davis y Hanyon, los cuales en su libro Of pandas and people ponen el ADN como
una estructura demasiado compleja como para ser producto de la evolución.
Sin embargo, a pesar de su nombre, el creacionismo científico tiene poco de ciencia, si es que tiene algo.
Podría uno preguntarse: ¿Cómo o por qué tuvo lugar la creación divina de las diferentes especies?, ¿Cuales
son los mecanismos científicos del creacionismo científico?, ¿Cómo se describen, comparan y evalúan los
mecanismos propuestos para la creación?, ¿Cómo puede un creacionista determinar cuál de entre todas las
historias de la creación es la correcta?.
El creacionismo científico ha sido utilizado únicamente como un seudónimo fundamentalista para los mitos
de la creación religiosa de la Biblia judeocristiana.
Para muchos creacionista, los conceptos evolutivos son el origen de todos los males del universo. En la
actualidad, las posiciones de los creacionistas y del mundo científico aparecen como irreconciliables.
La práctica totalidad de los argumentos creacionistas nos llegan desde los EE.UU., donde el 45% de la
población aproximadamente cree en la creación bíblica al pie de la letra.
Por supuesto, la discusión evolucionismo−creacionismo dio de lleno en la antropología, ya que mientras los
evolucionistas propugnan que hay un número de tendencias evolutivas que conducen desde los primeros
australopitecinos hasta el hombre moderno; los creacionistas argumentan que la mayoría de los antepasados
del Homo sapiens no eran más que simios antropomorfos sin ninguna relación filogenética con nosotros.
RELACIÓN DE LOS HOMÍNIDOS HALLADOS HASTA LA FECHA
A continuación pasaré a exponer brevemente todas (?) las especies de homínidos descritas hasta ahora. Es una
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lista que deja muchas lagunas ya que probablemente falten por descubrir todavía bastantes especies que sirvan
para completar nuestro árbol filogenético.
Esta lista de homínidos no representa una sucesión lineal; muchos de ellos convivieron en el tiempo; así como
que solo una rama ha llegado hasta la actualidad.
− Ardipithecus ramidus
− Australopithecus anamensis
− Australopithecus afarensis
− Australopithecus africanus
− Australopithecus aethiopicus
− Australopithecus robustus
− Australopithecus boisei
− Homo habilis (hay discusión sobre si existe; incluso si sobre si son realmente dos especies de Homo)
− Homo erectus
− Homo antecessor (actualmente está en estudio, por lo que aún no es segura su existencia)
− Homo sapiens (de transición o arcaico)
− Homo sapiens neanderthalensis (también llamado Homo neanderthalensis)
− Homo sapiens sapiens
HIPÓTESIS Y MANIFESTACIONES CREACIONISTAS
* Australopitecinos
¿Monos o humanos?
En 1950, Wilfred Le Gros Clark publicó un escrito donde se preguntó si los australopitecinos eran monos o
no. Ejecutó un estudio morfológico (basado en forma y función) de dientes y mandíbulas. Entonces, Le Gros
Clark apareció con una lista de once diferencias entre humanos y monos. Al estudiar a A. africanus y A.
robustus (los australopitecinos conocidos hasta esa fecha) halló que estaban más próximas del lado humano
que del lado de los monos en cada característica estudiada. Johanson realizó el mismo estudio con A. afarensis
y A. ramidus, y concluyó que este último (A. ramidus) estaba más cerca de los chimpancés que de A.
afarensis.
Solly Zuckerman intentó probar con estudios biométricos que los australopitecinos eran monos; pero no pudo
conseguirlo y reconoció su error en la década de los 50, tras esto, su posición fue abandonada por todos los
científicos del mundo. A pesar de todo, a los creacionistas les gusta citar las opiniones de Zuckerman antes de
realizar el experimento como si fuesen científicamente aceptables.
Charles Oxnard en 1975 (en un escrito que es muy citado por creacionistas), basándose en sus análisis
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multivariantes, afirmó que los australopitecinos están tan relacionados con los humanos como lo están los
monos modernos. Esta conclusión fue rechazada varias veces por Howell en 1978, ya que los resultados de
Oxnard se obtuvieron basándose en huesos que normalmente estaban fragmentados y mal conservados; las
medidas no describían la complejidad de algunos huesos, y no se distinguió entre aspectos que eran
importantes para la locomoción de los que no lo eran. Finalmente, hay una gran prueba en contra del trabajo
de Oxnard, y es un estudio realizado por casi 30 científicos que contradice completamente al primero, ya que
indican que los australopitecinos parecen estar más estrechamente relacionados con los humanos que con los
monos vivientes.
A pesar de todo, los creacionistas citan a menudo los resultados de Oxnard y dicen que el uso de los
ordenadores les da la razón. Esto viene de la afirmación del creacionista Gish en 1993 de que un ordenador ni
miente ni tiene influencias. Esto es, en esencia, verdad, pero los resultados que da un ordenador serán tan
buenos como los datos y presunciones que se le suministren, y en este caso la primera presunción que los
creacionistas introducen en el ordenador es que los métodos de Oxnard son los mejores para determinar
relaciones.
¿Eran los australopitecinos bípedos?
Los creacionistas creen que los australopitecinos no eran bípedos. Lo hacen basándose en las afirmaciones de
Willis en 1987: Muchos antropólogos competentes que examinaron los restos de Lucy y de otros
australopitecinos concluyeron que no podían caminar erguidos.
La declaración de Willis surgen de unas manifestaciones que Solly Zuckerman hizo en 1970; y en 1971 de
Richard Leakey que decían que los australopitecinos hubieran sido caminantes sobre nudillos. También usan
una cita de Charles Oxnard acerca de la relación entre humanos, australopitecinos y monos. Pero ninguna de
estas citas se refiere a Lucy, es más, las declaraciones de Zuckerman y Leakey se hicieron antes del
descubrimiento de Lucy y de A. afarensis.
A pesar de todo, Willis insistió que Leakey se refirió a Lucy como un mono que no podía caminar derecho...
¡tres años antes de que Lucy fuera descubierta!.
Lo que Leakey hizo realmente tres años antes de descubrir a Lucy fue una sugerencia acerca de los
australopitecinos robustos, de la que pronto se retractó, y declaró en 1994 que Lucy era indudablemente
bípeda.
Oxnard, en 1975 y en 1987, hizo publicó algunas opiniones poco ortodoxas acerca de los australopitecinos,
pero la cita de Oxnard que Willis tomó no discutía el bipedalismo de A. afarensis.
Gish (1985) mantiene una larga polémica acerca de la locomoción de Lucy. Cita extensamente los trabajos de
Susman de 1983, quien lista muchos rasgos simiescos de A. afarensis y argumenta que permanecía una
cantidad significante de su tiempo en los árboles. Como Gish admite, ninguno de los científicos que menciona
niegan que Lucy sea Bípeda, pero pasa a sugerir sin evidencia ni apoyo, que A. afarensis sería tan bípedo
como los simios vivientes, que se ajustan bien al cuadrupedalismo y solo andan a dos piernas durante
distancias cortas.
Por contraste de pies, rodillas, piernas y pelvis de australopitecinos, vemos que se ajustan fuertemente al
bipedalismo, mientras que manos y muñecas no muestran las adaptaciones a cualquier forma de
cuadrupedalismo (McHenry, 1986). Total, que se rechaza la conclusión de Gish, aunque este no lo admita.
El creacionista John Morris escribió en 1994: Del cuello para abajo, pistas fiables sugirieron a Johanson que
Lucy caminó un poco mas derecho de lo que hoy lo hacen los chimpancés. Esta conclusión, basada en su
interpretación del hueso parcial de la cadera y una rodilla, ha sido calurosamente rebatida por muchos
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paleoantropólogos.
Casi todo en esta cita es una distorsión (Johanson se refiere a excepciones solamente):
− Cuando dice pistas fiables sugirieron no menciona que todo el hallazgo proclamaba bipedalismo a todo
científico cualificado que lo miró.
− un poco más derecho: Cuando todo al mundo cree que Lucy estaba completamente erguida.
− hueso parcial de la cadera y una rodilla: Cuando el hallazgo de Lucy incluye casi una pelvis completa y una
pierna.
− ha sido calurosamente rebatida: Cuando ningún paleoantropólogo honrado niega que Lucy fuese bípeda.
Los debates tratan realmente de se era también arbórea y acerca de cómo era de similar el biomecanismo de su
locomoción con el de los humanos modernos.
¿Fraude con Lucy?
En 1987 el creacionista Tom Willis acusó a Donald Johanson de fraude, diciendo que el esqueleto conocido
como Lucy constó de huesos que se habían hallado en dos sitios diferentes distantes en 2.5 kilómetros entre sí.
Willis realmente confundió dos hallazgos separados que pertenecen a la misma especie. Era un error
espectacular que no podría haber cometido alguien que hubiera hecho la más mínima investigación, pero esto
no detuvo a muchos otros creacionistas que recogieron los idea y la repitieron (y repiten).
Otras características motivo de discusión
Los creacionistas raramente hablan de por qué los australopitecinos tienen un foramen magnum en al fondo
del cráneo.
También raramente hacen mención los dientes de los australopitecinos. Gish dice que Dart (descubridor en
1924 del Niño de Taung) señaló que había muchos rasgos simiescos en el cráneo del Niño de Taung (pero no
dice que a Dart los dientes le parecieron muy humanos).
Gish discrepa de todo diciendo que los molares a A. africanus son sumamente grandes. Lo que Gish no dice a
sus lectores es que el tamaño es una de las pocas diferencias entre esos dientes y los humanos.
* Homo habilis
A pesar de su importancia, el Homo habilis es ignorado virtualmente por los creacionistas. La excepción es el
ER−1470, que está demasiado bien estudiado como para ser completamente ignorado. Los creacionistas
discuten si ER−1470 es un mono o un humano. Los otros fósiles de H. habilis prácticamente nunca han sido
analizados por ellos, pero los pocos creacionistas que los mencionan están de acuerdo en que todos son
monos.
El cráneo ER−1470 se descubrió en 1972 y se describió como increíblemente parecido al humano, y muy
viejo, de casi 3 millones de años. Los creacionistas apuntaron las declaraciones de Richard Leakey (su
descubridor) acerca de que el ER−1470 de que con este cráneo se eliminaba todo lo que hasta ese momento se
había enseñado sobre la evolución humana, y que no había nada que ofrecer en su lugar.
Pero a pesar de algunos rasgos modernos, el cráneo tiene varios rasgos de australopitecinos, y un cerebro de
750 c.c. Gish (1979) señala su pequeño tamaño, pero dice que su edad y sexo es desconocido,
presumiblemente buscando implicar que puede pertenecer a un niño. Esto no parece probable, como puede ser
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visto con fotografías comparativas. La cara del ER−1470 es muy robusta, y tan grande como es la de un
cráneo Cromagnon. Hay también más evidencias de que era un adulto.
Curiosamente, como un debate táctico para desacreditar a otros fósiles de homínidos, los creacionistas a
menudo aceptan el ER−1470 como humano. Pero si ER−1470 es humano, podría hacer pensar entonces que el
muy similar, pero más pequeño, ER−1813 es también humano, pero es muy difícil de aceptar a los
creacionistas el hecho de un humano con un cerebro de 510 c.c.
Si ER−1470 era un mono, sería uno extraordinario de verdad. El cerebro es bastante más grande que el de
cualquier mono con la excepción posible de gorilas machos muy grandes. El cráneo es bastante más
redondeado y grácil que el de cualquier mono, y el cerebro tiene mas dibujo de humano que de simio.
Cronin, en 1981, lista nueve rasgos de ER−1470 que o son compartidos con A. africanus o con el intermedio
entre A. africanus y otros especímenes de H. habilis. Gish lista algunos de estos en apoyo de su propuesta de
que ER−1470 es un australopitecino, pero, en un ejemplo fino de cita selectiva, dejó de incluir otra sección de
la misma inscripción del párrafo con otros rasgos de ER−1470 que asocia a este con el género Homo. Gish
(1995) cita un pasaje de Bromage (1992) declarando que la cara del ER−1470 habría sido muy prognática,
como la un simio; pero ignora el siguiente párrafo: ER−1470 es Homo en muchos aspectos y tiene el cerebro
fenomenalmente grande para su tiempo.
Lubenow (1992) hace lo opuesto. Cita un informe de News of Science (18 Nov. 1972) que dice que el cráneo
de ER−1470 recuerda mucho el del hombre moderno, pero ignora completamente la declaración de Leakey:
El cráneo es diferente de Homo sapiens.
Lubenow concluye que ER−1470 es totalmente humano. Así dos de los expertos del creacionismo preparados
en paleoantropología no se ponen de acuerdo, concluyendo uno que es mono y el otro que es humano.
Otro fósil que Lubenow considera humano es ER−1590, consta de fragmentos craneales y dientes de un niño
de aproximadamente 6 años. No está completo, pero parece ser muy similar en tamaño a ER−1470.
Para apoyar su pretensión de que ER−1470 es humano y el resto de los fósiles de H. habilis son monos,
Lubenow cita un escrito de Dean Flak (1983), que dice que el endocasto de ER−1470 tiene un dibujo humano,
mientras el de ER−1805 es simiesco.
Todo el problema surgido con la edad del ER−1470 quedó solucionado cuando se redataron rocas del
yacimiento donde fue hallada la muestra. Se usó el método del K−Ar y arrojó una edad inferior a 2 millones
de años.
* Homo erectus
Los únicos fósiles de H. erectus mencionados por los creacionistas (Huse, 1983; Morris y Parker, 1982;
Taylor 1992) son los del Hombre de Java y el Hombre de Pekín. La mayoría de los creacionistas considera a
ambos monos, aunque Lubenow (1992) considera a ambos humanos. Hay también creacionistas que
consideran al Hombre de Java como un mono y al de Pekín como un humano, a pesar de que ambos fósiles
son muy parecidos.
Morris (1974) sugiere, aunque no está claro a que especímenes se refiere, que son humanos degenerados en
tamaño y en cultura, posiblemente a causa de padecer una dieta pobre y un ambiente hostil.
Gish (1985) considera el H. erectus como neanderthales pero que padecían una enfermedad.
No hay ninguna explicación de por qué estas condiciones adversas causarían un H. erectus tan físicamente
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poderoso. Tampoco explicó por qué todos los cráneos humanos por encima de 500.000 años son de H.
erectus, y por qué, dado el número de personas modernas que sufren dieta pobre y un ambiente hostil no se
hallan especímenes de H. erectus hoy día.
Un espécimen de H. erectus, el Niño de Turkana, es reconocido por Gish como humano. En 1985 escribió
poco después de que se descubriera, cautamente sugiere que excepto por el cerebro, todos los aspectos
mayores de los esquemas están dentro de los límites de H. sapiens, y de 1.6 millones de años.
El Niño de Turkana tiene un cráneo de H. erectus típico, y difiere de humanos modernos en muchos aspectos
además del tamaño del cerebro. Es más similar a ER−1470 (Homo habilis), o a otros especímenes del H.
erectus tal como el cráneo del Hombre de Pekín, que a humanos modernos.
Lubenow (1992) ha argumentado que el H. erectus es tan similar a H. sapiens que lo debería unir a él.
La mayoría de los científicos discrepan y creen que las diferencias son claramente suficientes como para
merecer una distinción de las especies y argumentan que hay sitio para otra especie entre ellos, el Homo
heidelbergensis, que contendría muchos de los fósiles hasta ahora clasificados como de Homo sapiens arcaico
(Tattersall, 1995).
El hecho de que algunos científicos actuales duden del H. erectus no sirve de consuelo a los creacionistas ya
que estos opinan que el H. erectus es una variación racial o una degeneración de H. sapiens.
A continuación pasaré a comentar algunas de las controversias que han despertado (y despiertan) algunos de
los fósiles más famosos de H. erectus:
El Hombre de Java: Fue descubierto por Eugenio Dubois en 1893.
Gish (1985) afirma que Dubois halló los dos cráneos de Wadjak muy cerca y al mismo nivel que el cráneo del
Hombre de Java, y que los mantuvo en secreto; prosigue afirmando que Dubois decidió que el Hombre de
Java era un mono gigante de Asia y que los huesos no vienen todos del mismo individuo.
Muchas personas hallarían el término de cerca empleado por Gish como sorprendente, ya que en Wadjak se
hallaron los cráneos a 117 Km. de campo montañoso de distancia de donde se encontró el del Hombre de
Java. De igual manera por al mismo nivel, ya que en Wadjak se hallaron los cráneos en una cueva en las
montañas, mientras que el Hombre de Java estaba en los depósitos fluviales del río Solo (en Trinil) (Fezel,
1993).
Tampoco es cierto cuando afirma que Dubois guardó el secreto de los cráneos porque su conocimiento habría
desacreditado al Hombre de Java. Dubois informó brevemente de los cráneos en tres publicaciones entre 1890
y 1892. Pero ha pesar de esto último, Gish continua con su demanda.
Basándose en sus propias teorías acerca de como habían evolucionado los cerebros humanos, Dubois clamó
que el Hombre de Java era un género gigantesco parecido a los gibones de Asia, pero esto no era, como dicen
los creacionistas, una retractación de sus anteriores afirmaciones de que era un intermedio entre monos y
humanos. Dubois también señaló que era bípedo y que su tamaño cerebral era demasiado grande para un
mono antropoide, por lo que nunca dejó de creer que lo que había encontrado era un antepasado del hombre
moderno (Theunissen, 1989; Gould, 1993; Lubenow, 1992).
En una cosa sí que tienen razón los creacionistas, y es que los científicos modernos están de acuerdo de que el
fémur es más reciente que la caja craneana, y muy parecido al del hombre moderno. Algunos de los dientes
que se hallaron cerca se cree que podrían ser de orangután, en lugar de H. erectus.
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El cráneo del Hombre de Java es de 940 c.c., que es demasiado grande frente a los 97 de un gibón normal, y
además es muy similar a otros fósiles de H. erectus que se han hallado. Uno de estos es Sangiran 17, también
en Java; este cráneo, nunca mencionado por los creacionistas, es casi un cráneo completo y es claramente
humano, aunque primitivo. Otros fósiles son el Niño de Turkana y ER−3733, los cuales son reconocidos como
humanos por los creacionistas.
Lubenow argumenta que los cráneos de Wadjak y el Hombre de Java tienen la misma edad porque se
encuentra en ambos yacimientos fósiles de Tapirus indicus (un tapir). Pero el creacionista ignora que esta
especie de tapir vivió en Java más tiempo del que se pensaba antes. Según Lubenow, Dubois ocultó los
cráneos humanos porque conocía la existencia de Tapirus indicus (que aún vive en Asia); esta información no
se conocía en tiempos de Dubois y además, este no era un paleontólogo experto.
El Hombre de Pekín: Los creacionistas dicen a menudo que los restos del Hombre de Pekín son realmente
los restos de monos comidos por humanos reales. Gish (1985) cita el hecho de que las bases de los cráneos
estaban aplastadas y así los cerebros podían ser extraídos, por esto cree que el Sinanthropus (no lo considera
Homo erectus) era un mono que fue predado por humanos. Pero esta hipótesis está actualmente rechazada por
la comunidad científica la cual cree más probable que los restos de predación sobre los cráneos del Hombre de
Pekín se deban a la actuación posterior de hienas y al canibalismo, como demuestran coprolitos encontrados
en el lugar.
A pesar de todo Gish opina que el Hombre de Pekín no era más que un mono gigante y que era comido por H.
sapiens. Además, dice que si el Sinathropus (Homo erectus para nosotros) hubiera sido el antecesor del H.
sapiens, no habría sido posible que ambos viviesen en la misma época. Pero esto es un error, ya que especie
antepasado y especie descendiente pueden coexistir perfectamente en la misma época, siempre que exploten
recursos diferentes.
Además, la capacidad craneana, los dientes, las mandíbulas y el aparato locomotor nos permiten descartar la
posibilidad de que el Hombre de Pekín fuese un mono.
El punto culminante a la polémica sobre la humanidad del Hombre de Pekín vino en 1992, cuando Lubenow
(creacionista) anuló completamente las hipótesis de Gish al reconocer que los restos eran de H. erectus.
El Hombre de Orce: El Hombre de Orce viene de un fósil descubierto en 1982 cerca del pueblo español de
Orce, más concretamente en Venta Micena. Se designa como VM−0.
Gish (1985) cuenta que el 14 de Mayo de 1984 expertos franceses revelaron que este Hombre de Orce era
realmente un fragmento de cráneo de asno.
Lo que realmente ocurrió es que se sugirió que podría haber sido un fragmento de cráneo de asno, pero la
humanidad del resto era lo más probable. Después, Gibert y Palmqvist (1995), creyeron comprobar que el
resto era efectivamente humano, mediante un análisis de las suturas de los huesos del cráneo. Actualmente se
tienen serias dudas sobre si el Hombre de Orce es un équido o un humano.
El Hombre de Orce es importante porque de llegar a demostrarse la humanidad del resto, sería el fósil humano
más antiguo encontrado en Europa (si no tenemos en cuenta los restos encontrados recientemente en
Atapuerca del denominado Homo antecessor).
* Homo sapiens neanderthalensis ( u Homo neanderthalensis)
Los creacionistas reconocen a los neanderthales como humano, pero exageran en exceso las similitudes con
los humanos modernos, afirmando por ejemplo, que las diferencias eran debidas a enfermedades óseas y que
no se diferenciaban en nada de los hombres modernos.
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Actualmente a los neanderthales se les clasifica como Homo sapiens neanderthalensis (una subespecie del
Homo sapiens) como consecuencia de algunas diferencias morfológicas con el Homo sapiens sapiens. Los
evolucionistas del siglo XIX afirmaban que las diferencias entre los neanderthales y los humanos modernos
eran reales, mientras que los creacionistas creían que esas diferencias eran meras manifestaciones externas de
enfermedades y del medio ambiente.
Actualmente, la mayoría de los creacionistas todavía creen lo anterior y afirman que los neanderthales eran
hombres modernos a los que el raquitismo, la artritis y la sífilis habían deformado. Pero esas enfermedades
dejan muchas más secuelas, y estas no han sido detectadas en los fósiles neanderthales; por ejemplo, el
raquitismo produce personas con una carencia ósea de calcio muy acusada, de tal manera que incluso el
propio peso de estas personas puede doblarlos. Pero los huesos de neanderthales, en contra, son
aproximadamente un 50% más gruesos que los de los humanos modernos y denotan a unos individuos
sumamente atléticos y musculosos.
A pesar de esto, Lubenow (1992) citando al patólogo del siglo pasado Rudolf Virchow y los trabajos de
Ivanhoe de 1970, siguió señalando al raquitismo como el causante de las diferencias, y comenta que fueron las
glaciaciones (cubierta de nieve, uso de ropa pesada, falta de fuentes de vitamina D) las que produjeron esta
enfermedad.
El raquitismo fue una enfermedad común durante el siglo pasado, y estudiando huesos de personas que
padecieron esta enfermedad, nunca se descubren neanderthales. Este fue el motivo de un estudio realizado por
Tattersall en 1995.
Hay muchas otras afirmaciones hechas por los creacionistas para demostrar lo que piensan sobre los
neanderthales, como por ejemplo que el raquitismo fue padecido durante la niñez, o que los neanderthales
vivieron antes del Diluvio Universal y que por esa época la longevidad de las personas era mucho mayor que
la actual (como dice la Biblia), por lo que lo que muestran los neanderthales no son nada, más que muestras de
su extrema vejez.
* Otras manifestaciones creacionistas
Hay una serie de yacimientos y fósiles sobre los que los creacionistas han dado su opinión:
− Huellas de Laetoli: Estas huellas fueron datadas en 3.7 millones de años y fueron realizadas por
Australopithecus afarensis. Los creacionistas señalan el estrecho parecido entre estas huellas y las que deja un
pie de hombre moderno, por lo que dicen que hace 3.7 millones de años ya había humano modernos, pero no
tienen en cuentan su pequeño tamaño y el hecho de que las huellas coincidan completamente con las de los
esqueletos de A. afarensis que se tienen.
Tuttle (evolucionista) señaló en 1990 que cabía la posibilidad de que las huellas no pertenecieran a A.
afarensis sino a otra especie de australopitecino o de Homo. Esta opinión es parcialmente usada por lo
creacionistas para decir que las huellas no son de Australopithecus afarensis. La opción más honrada sería
decir que no se está absolutamente seguro de quien hizo las huellas.
− KP 271: Este resto fósil que es reconocido por los científicos como el de un australopitecino, es proclamado
como de chimpancé por los creacionistas debido a los rasgos primitivos que presenta.
− Hombre de Swanscombe: Son dos fragmentos de cráneo descubiertos en 1935 y 1936 por Alvan Marston en
Inglaterra, y un tercer fragmento, descubierto en 1955, que es el que más ataques sufre. Son huesos gruesos,
con mezcla de rasgos primitivos y modernos, y una capacidad craneana de 1325 c.c. Posiblemente sean de
Homo sapiens de transición, con una edad de entre 200000 y 300000 años. Pero los creacionistas creen que es
un Homo sapiens sapiens deformado. Algo similar ocurre con los restos de transicionales encontrados en
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Fontechevade (Francia) y en Vertessozollos (Hungría).
− Cráneo de Olmo: Un cráneo moderno fue descubierto en la localidad italiana de Olmo en 1883. Cuando más
tarde se le aplicaron pruebas para datarlo, la edad que se obtuvo fue de entre 50000 y 75000 años. Aunque
después se supo que estaba mal datado, ya que para obtener la edad, lo que realmente se dató fue el terreno, no
el resto en sí, y este había sido enterrado con posterioridad. Algo parecido ocurrió con el denominado Hombre
de Castenedolo (Italia), que fue datado en un principio con una antigüedad de 10 millones de años, pero esto
fue un error, ya que el resto venía realmente de un enterramiento reciente en un terreno con rocas del
Terciario.
− Hombre de Olduvai: Es un esqueleto completo encontrado en Olduvai George en 1913. En 1932 se
demostró que era un hombre moderno enterrado hace 20000 años en yacimientos muy antiguos; esto ha sido
aceptado por todo el mundo. Los niveles que había por encima fueron mal identificados ya que eran muy
recientes aunque en un principio se los tomaron como muy antiguos.
− Hombre de Kanjera y Mandíbula de Kanam: Fueron descubiertos por Louis Leakey cerca del Lago Victoria
en 1932, fueron tomados como muy viejos. Pero la fecha de datación resultó muy incierta, ya que
probablemente eran huesos de hombre moderno.
− Hombre de Guadalupe: W. Cooper expuso en 1983 que se había hallado un esqueleto moderno durante el
año 1812 en Guadalupe (México) con una antigüedad de 25 millones de años. Pero el hecho de que estuviera
el esqueleto junto a un perro y unos instrumentos indica que se trata de un enterramiento reciente. Además,
nadie dijo nunca que tuviera una edad de 25 millones de años, salvo Cooper.
− Hombre de Meister: En 1968, William Meister descubrió una piedra que tenía marcado el contorno de una
sandalia o un zapato, y bajo la huella había un trilobites. Esto fue usado por los creacionistas para decir que
los humanos y los trilobites fueron contemporáneos. Realmente, la huella no era tal, solo era una forma
similar a la que dejaría un pie humano y fue formada por procesos geológicos normales.
− Huellas del río Paluxi: En el lecho del río Paluxi (EE.UU.) se encontraron huellas de un gran tamaño que los
creacionistas rápidamente asociaron con humanos de gran talla que la Biblia nombra. Realmente son huellas
de dinosaurio.
* Bones of Contention
El argumento del libro de Marvin Lubenow Bones of Contention (1992) trata sobre el que las distintas
especies de homínidos no forman una sucesión evolutiva, ya que solapan en el tiempo.
Primeramente, argumenta que una especie no puede sobrevivir una vez que ha dado lugar a una especie
nueva, debido a que la especie hija, al ser superior a la progenitora acabaría por extinguirla. Este argumento es
incorrecto, ya que las dos especies podrían ocupar distintas regiones o explotar distintos nichos ecológicos;
además, la especie descendiente no tiene por qué ser superior a la progenitora en ningún aspecto, cada una
será superior en sus nichos propios.
Lo que básicamente afirma Lubenow es que una especie no puede escindirse en dos. Esto es todo lo contrario
a lo que los evolucionistas denominan especiación ya que si no el número de especies vivientes siempre sería
el mismo o descendería, pero nunca aumentaría (esto contradice, por ejemplo, lo que ocurrió en las Islas
Galápagos, donde a partir de una especie de pinzón antepasado descendieron 13 especies).
Además. De la teoría de Lubenow se deduce que una especie descendiente puede existir incluso antes que la
especie progenitora.
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* Canales semicirculares
Varios creacionistas (Gish, 1995; Lubenow, 1996; Mehlert, 1996; Wielend, 1994) han citado estudios sobre
los canales semicirculares como evidencias de la falta de formas de transición de monos a humanos. Se basan
en trabajos de Fred Spoor y algunos colegas en 1994. El trabajo consistió en comparar los canales de varios
primates vivientes (incluido el hombre) con los de unos fósiles de homínidos.
Los resultados fueron sorprendentes. Los canales de A. africanus y A. robustus eran más similares a los de los
grandes monos. La deducción lógica de Spoor fue que los australopitecinos eran en parte arbóreos y en parte
bípedos (no cuadrúpedos, como la mayoría de los creacionistas dicen).
El Homo erectus, en cambio, tenía la misma forma que la de los humanos modernos, de lo que se deduce que
ya eran perfectamente bípedos (los creacionistas dicen que los H. erectus eran realmente hombres modernos).
Más interesantes fueron los resultados obtenidos de Stw 53, que está clasificado como Homo habilis. La
morfología de este cráneo era tan diferente de humanos como de monos, pero se parecía más estrechamente a
los monos grandes. Spoor sugirió que esto significaría que Stw 53 era menos bípedo que los australopitecinos.
Aunque esto no se ha demostrado, siembra ciertas dudas sobre si todos los clasificados como habilinos lo son
realmente.
De manera curiosa, uno de los cráneos de H. erectus que se estudiaron fue el Sangiran 2, hallado en Java. Gish
(1995) señala que los canales semicirculares de Sangiran 2 tienen el aspecto de los de humanos modernos,
esto implica, obviamente, que es un hombre moderno (según Gish) pese a estar clasificado como H. erectus.
Curiosamente, este cráneo es casi idéntico al cráneo original de Hombre de Java, que Gish considera de un
mono. Así, Gish clasifica dos cráneos casi idénticos como uno de mono y el otro de hombre, pero lo más raro
es que el que identifica como de humano tiene una capacidad craneana de 815 c.c., mientras que el
identificado como de mono (el Hombre de Java) tiene una capacidad craneana de ¡940 c.c.!.
Más recientemente, Hublin et al. (1996) expuso que los canales semicirculares en neanderthales eran
diferentes a los de los humanos modernos. La importancia de este hallazgo no está clara, ya que, por ejemplo,
no hay ninguna duda que los neanderthales eran totalmente bípedos. De cualquier modo, lo que sí sugiere es
que los neanderthales no estaban tan estrechamente relacionados con los humanos modernos como se
pensaba, y da un nuevo apoyo a los que piensan que se deben consideran como una especie separada, Homo
neanderthalensis, en lugar de una subespecie de Homo sapiens (concretamente Homo sapiens
neanderthalensis). Esta sugerencia no puede ser fácilmente explicada por los creacionistas, quienes siempre
han argumentado que los neanderthales no eran más que una variante racial de los humanos modernos.
ERRORES MÁS CITADOS POR LOS CREACIONISTAS
Hay una serie de errores y malinterpretaciones de supuestos restos fósiles que han dado pie a los creacionistas
a criticar y poner en duda a todo el proceso científico. Los más destacados son:
El Hombre de Piltdown
Ningún creacionista que discute el registro fósil del humano evita mencionar el Hombre de Piltdown
(Eoanthropus dawsoni). Este fue descubierto en Inglaterra por un aficionado, Charles Dawson, entre 1908 y
1912. El descubrimiento constó de partes de un sorprendente cráneo moderno asociado a una mandíbula de
simio. Más tarde (entre 1913 y 1915) se hallaron nuevos fragmentos que también parecían tener una mezcla
de mono y características humanas y que sofocaron las dudas de que los huesos provenían de dos criaturas.
Pero en 1953 se descubrió que era una broma que constaba de un cráneo humano moderno y una mandíbula
de orangután.
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Se avergonzó a la comunidad paleontológica por el nuevo descubrimiento, y con motivos. Varios científicos,
mirando retrospectivamente, habían hecho declaraciones sumamente tontas acerca del cráneo (como, por
ejemplo, que el origen de la humanidad estaba en Inglaterra).
También hay que hacer notar que varios científicos manifestaron que creían que cráneo y mandíbula eran de
distintas criaturas, pero nunca sospecharon que era una falsificación.
El Hombre de Nebraska
El Hombre de Nebraska (Hesperopithecus haroldcookii) se apellidó en base a un diente similar al humano que
se halló en Nebraska (EE.UU.) en 1921. Según dicen los creacionistas, los evolucionistas usaron el diente para
construir una especie entera de hombre primitivo, con ilustraciones de él y de su familia, antes de que nuevas
excavaciones revelaran que el diente pertenece a un pécari, un animal similar (y estrechamente relacionado) a
los cerdos.
La verdadera historia es mucho más compleja. El dibujo imaginativo era trabajo de un ilustrador colaborador
del científico Grafton Elliot Smith, y se hizo para una revista popular, no para una publicación científica.
Pocos científicos creyeron que el Hombre de Nebraska fuera un antepasado humano. Algunos (Osborn, 1922)
lo identificaron solo como un primate avanzado en algunos rasgos.
Los creacionistas a menudo ridiculizan la ilustración del Hombre de Nebraska, que representa a dos
humanoides sumamente bestiales, realizada por Amedee Foretier para el Ilustrated London News, y señalan
que no se puede reconstruir un animal en base a un diente. Pero nunca se tuvo esta intención en el dibujo, que
se basó más en el Hombre de Java que el diente.
El Hombre de Nebraska no se debe considerar como algo que desacredita a la ciencia. Los científicos
envueltos e equivocaron y fueron algo incautos, pero no incompetentes. El episodio entero es un buen ejemplo
del funcionamiento del proceso científico. Dada una identificación problemática, los científicos investigaron
más allá, y hallaron datos que invalidaron sus ideas de antes y las abandonaron (un marcado contraste con lo
que hacen los creacionistas).
CONCLUSIONES
En la literatura creacionista acerca del registro humano, hay definido dibujo de los fósiles que se seleccionan
para la discusión, evitando de esta los fósiles que son la mejor evidencia de la evolución humana ,como el ER
3733, Sangiran 17 (humanos con rasgos primitivos), el Sts 5 (simiesco pero con rasgos modernos), el OH 7,
OH 13, OH 24 y ER 1813 (de absoluta transición, y que son difíciles de clasificar).
En contraste con las omisiones precedentes, es casi imposible hallar un trabajo del creacionismo que no
mencione el Hombre de Nebraska (Lubenow no lo hace) o el Hombre de Piltdow.
La mayoría de los creacionistas copian su información de otras fuentes creacionistas; pero cuando ejecutan
sus propias evaluaciones, muestran una incapacidad sorprendente para ponerse de acuerdo en qué fósiles son
de monos y cuales de humanos.
Igual de sorprendente es que los creacionistas no hagan ninguna comparación anatómica de los fósiles que
discuten (con excepción de Mehlert, 1996). No proveen de fotografías para que sus lectores puedan juzgar por
sí mismos si los fósiles son de transición o no.
Otro rasgo de la literatura creacionista es la autoridad científica a la que se remiten. A menudo aceptan sin
críticas cualquier declaración hecha por un científico que puedan usar con ventaja, mientras que ignoran las
opiniones en contra. De esta forma usaron como científicos de referencia a Oxnard, Zuckerman e Ivanhoe,
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tratando sus conclusiones como de gran autoridad a pesar de que sus resultados solo son aceptados por una
minoría científica.
Los creacionistas niegan la existencia de formas de transición. Dicen que los fósiles de transición no existen, y
así, consideran que cualquier fósil que sea demasiado diferente a Homo sapiens no es humano, sino que es de
un mono.
REFERENCIAS
• En Internet: www.talkorigins.org/origins/faqs−creationists.html
• Muy Especial; Nº 27 (Otoño 1996); Pags. 86−91.
• Mundo Científico; Nº 175 (Enero 1997); Pags. 54−59.
• Strickberger, M.W., 1993. Evolución. Editorial Omega. 1993.
• Enciclopedia Microsoft Encarta 97. Microsoft.1997.
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