El fin de la guerra, sólo con diálogo, advirtió el...

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El fin de la guerra, sólo con diálogo, advirtió el Mono Jojoy
Jorge Enrique Botero :: 27/10/2010
Ultima entrevista :: "La razón por la cual ni los
imperialistas ni la oligarquía colombiana ni
Uribe pueden derrotarnos: porque somos un
pueblo alzado en armas"
El pueblo es invencible, y las causas por las que surgimos siguen vigentes... por eso ni los
imperialistas ni la oligarquía colombiana pueden derrotarnos, dijo Briceño en agosto pasado
Serranía de La Macarena, Colombia. Camino por los pliegues de la serranía con una escuadra de 11
guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), penetrando las entrañas
de la última cadena montañosa que exhibe la topografía colombiana antes de que el paisaje se colme
de unas llanuras tan verdes como infinitas, capaces de llegar hasta Venezuela y Brasil, miles de
kilómetros más al oriente. Han pasado casi tres años desde que le envié al Mono Jojoy una solicitud
para entrevistar a Tanja Nijmeijer, una joven holandesa que se incorporó a las filas de las FARC a
finales de 2002, y hace apenas unos días me llegó respuesta positiva. De inmediato preparé mi
equipo de grabación, empaqué unas pocas mudas de ropa y emprendí el camino. Ahora que sigo las
huellas de Tanja y me acerco lenta y penosamente al lugar remoto donde la imagino, crece mi
curiosidad por esta mujer, convertida en una verdadera leyenda de estas selvas ignotas donde se
libra, desde mediados del siglo pasado, la guerra más larga del hemisferio occidental. Hace sólo un
par de semanas vi en Bogotá un documental en el que la madre de Tanja le pide a las FARC que le
permitan a su hija volver a casa. La pieza audiovisual, dirigida por el realizador holandés Leo de
Boer, muestra a una madre aturdida que vuela sobre la selva amazónica en un helicóptero del
ejército colombiano, gritando por un altavoz a su hija que huya. Hannie, la madre de Tanja, también
aparece en el documental pidiendo perdón a un grupo de víctimas de la guerra por las eventuales
acciones violentas que pudo haber cometido su hija. Mientras subimos y bajamos montañas en
absoluto silencio, con el eco de los morteros rebotando en las paredes rocosas de la serranía, me
asaltan recuerdos del día que conocí a la holandesa, por allá en junio del 2003, pocos meses después
de su ingreso a las filas insurgentes. La idea de una Tanja virtualmente secuestrada por las FARC no
encaja para nada con la entusiasta guerrillera que tuve ante mí. Entonces ya se le llamaba Alexandra
y portaba un fusil AK 47 que parecía hecho a su medida. Extenuantes jornadas de entrenamiento a lo
largo de varias semanas le habían esculpido un cuerpo que era la envidia de las otras guerrilleras y
sus primeros amores en el monte ya comenzaban a asomarse entre el follaje. También se insinuaba
su faceta de educadora, por lo que el Mono Jojoy ya le había echado el ojo. Unos meses más tarde la
volví a ver. Ya estaba en los campamentos del comandante del Bloque oriental, impartiendo clases
de inglés a un selecto grupo de guerrilleros. We are FARC, we are the people army, les hacía repetir
a sus alumnos una y otra vez en la muy bien acondicionada aula de clases donde la encontré de
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nuevo. El jefe del Bloque
oriental de las FARC (de
boina oscura), EL Mono
Jojoy, en un
campamento de la
guerrilla. Foto Jorge
Enrique Botero Los días
y sus noches pasan,
hasta que Efrén, el
comandante del Frente
27 de las FARC y jefe
del campamento donde
espero, me anuncia el
19 de agosto que debo
prepararme, pues
dentro de unas horas
veré a Holanda. "El
camarada Jorge
(Briceño) le manda
saludos, quién quita que
le dé una entrevista", agrega Efrén. El 20 de agosto emprendo una corta marcha al final de la cual
descubro a Alexandra fundida en el follaje, mezclada con más de 300 guerrilleros que se alistan para
una solemne parada militar en la que se graduarán como guerrilleros 57 jóvenes recién ingresados a
las filas de las FARC y –de paso– se rendirá homenaje a Jacobo Arenas, uno de los fundadores de
esta enigmática y beligerante fuerza insurgente colombiana. La cámara ya está encendida y
enamorada de Tanja cuando, de repente, entre un denso túnel de árboles, caminando lentamente y
visiblemente afectado por la diabetes y por el paso del tiempo, hace su entrada en la escena Jorge
Briceño, el jefe del Bloque oriental de las FARC, más conocido como el Mono Jojoy. Lo escoltan su
guardia personal y un pequeño grupo de enfermeras, así como su hijo, Chepe, su antigua
compañera, Shirley, su sobrina Diana y el hombre encargado de grabar sus pasos, Julián, también
sobrino del más temido guerrero de las FARC y el más ansiado trofeo del gobierno de Bogotá. Al
terminar la parada militar, después de los himnos y las arengas, saludo al jefe guerrillero. “Lo
felicito por atreverse a venir hasta acá. Desde mañana podrá entrevistar a Alexandra”, me anuncia,
al tiempo que lanza bromas sobre los estragos que han hecho la vida y el cáncer sobre mí. Le
agradezco a Jojoy por permitirme llegar hasta sus dominios para hacer la historia de Tanja, pero le
advierto que no pienso irme de allí sin grabar una entrevista con él. –Hace más de siete años que
usted no le da una entrevista a nadie –argumento. El jefe guerrillero hace un silencio que parece
eterno antes de contestar. –Lo voy a pensar, pero mientras tanto dedíquese a Holanda –responde. El
25 de agosto, 27 días antes de que una tormenta de bombas acabe con su vida, tengo frente a mis
cámaras al Mono Jojoy. Esta es su última entrevista a un medio de comunicación. Jorge Enrique
Botero: Pasaron ocho años de Uribe, también pasaron más de 10 mil millones de dólares de Estados
Unidos y unos 30 mil millones de dólares de inversión colombiana; decenas de miles de soldados,
aviones, desembarcos, bombardeos, recompensas, informantes y sin embargo las FARC siguen ahí…
¿Cómo explica usted esto, comandante? Mono Jojoy: Sencillamente porque el pueblo es invencible y
las causas por las que surgimos nosotros están vivas. Con el uribismo esas causas se han
multiplicado y eso hace que las FARC cada vez se perfeccionen más en su parte política y militar.
Esa es la razón por la cual ni los imperialistas ni la oligarquía colombiana ni Uribe pueden
derrotarnos: porque somos un pueblo alzado en armas. JEB: ¿Cómo se ha expresado en el terreno
militar ese perfeccionamiento de las FARC al que usted se refiere? MJ: En mucha más movilidad,
mejor cumplimiento de la comandancia en todos los niveles de la aplicación táctica, operacional y
estratégica de nuestra línea, pero también en la organización de las masas, del contacto con el
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pueblo. Continuamos avanzando con más fuerza porque tenemos 46 años de existencia y vamos para
47. Se acercan levantamientos populares. No sólo en Colombia, sino en toda América, en el mundo.
JEB: Las FARC venían de un periodo de casi tres años de diálogos, de una zona despejada, de poca
confrontación con el ejército y de repente se rompen los diálogos; ¿qué tan duro les dio a ustedes
ese tránsito de la zona de despeje al Plan Patriota? MJ: El planteamiento político-militar y
estratégico de las FARC siempre ha sido para unas guerrillas móviles, no un ejército regular.
Nosotros durante todo el tiempo de conversaciones tuvimos eso muy claro, entonces lo que se
produjo fue un acoplamiento a la nueva situación. Además, en el gobierno de Andrés Pastrana había
cinco municipios despejados de fuerza pública, pero en el resto había confrontación político-militar.
JEB: Comandante, camino a este lugar donde estamos realizando la entrevista, tuve la ocasión de
conversar con muchos guerrilleros, que de alguna manera se sentían agradecido con la cantidad de
entrenamiento, de experiencia de combate adquirida en estos años. ¿Qué cambios ve en sus tropas?
MJ: Unos mandos, un personal de base mucho más calificado, más político, más trabajador por la paz
de Colombia, que ven necesaria la confrontación militar para poder llegar a unas conversaciones.
Nosotros no estamos haciendo la guerra por la guerra, o porque nos guste, es que el Estado se
inventó esta guerra y este mismo Estado con sus dirigentes oligarcas, con los gringos, tienen que
resolverla. JEB: Hace unos siete años, que fue la última vez que pude entrevistarlo, usted le
pronosticaba a un grupo de prisioneros de guerra que con el presidente Álvaro Uribe no iba a haber
ningún tipo de acuerdos, y su pronóstico se cumplió. Quisiera preguntarle: en su opinión, ¿para
dónde va la guerra, que avizora en el futuro con la llegada de Juan Manuel Santos como nuevo
presidente del país? MJ: Santos, como continuador de una política imperialista, oligárquica, buscará
por todos los medios destruir la lucha del pueblo colombiano. Nosotros, que hacemos parte de esa
lucha, partimos de que el pueblo es invencible, entonces la guerra va para terminarla en una mesa
de conversaciones resolviendo lo que está planteado en los documentos de las FARC, de otra manera
no hay acuerdos. Esto no se termina a tiros, ni a bombas, ni a misilazos, ni con aviones: se termina
con cabeza pensante, con políticas, resolviendo lo que necesita el pueblo. Para eso va la guerra.
Nosotros humildemente, con mucha modestia, continuamos enfrentando militarmente porque no hay
otra salida. Es el contendiente el que no quiere hablar. La guerra seguirá mientras la oligarquía
decida mantenerla. No estamos de acuerdo con la guerra, la hacemos porque nos obligaron, la
impusieron. No hay otra decisión, y lo hacemos con dignidad. JEB: Quedan 19 oficiales de la fuerza
pública en poder de las FARC. ¿Qué sabe de ellos, cómo están de salud, en qué condiciones se
encuentran, y qué piensa que pueda pasar respecto a su libertad? MJ: Primero, el canje de
prisioneros continúa vigente, porque son planteamientos de las FARC, por eso luchamos y el pueblo
colombiano tiene que meterle mucha energía para sacar a esos suboficiales y oficiales de la policía y
el ejército que están en nuestro poder. Esa es una decisión política. El gobierno ha dicho: los vamos
a rescatar por los medios que sean, y en ese orden, ha habido unas acciones aciagas, desgraciadas,
en las que han tenido la oportunidad de salir algunos, pero eso no indica que todos puedan tener
éxito. El objetivo es el canje, y continuamos luchando por eso. JEB: ¿Qué noticias tiene de los
rehenes, qué se sabe de su salud? MJ: Están bastante ajetreados por la movilidad, por los operativos
militares, por bombardeos que ponen en peligro a esa gente que luchó por el Estado, por la
oligarquía colombiana, a la que no les importan un carajo. Ellos solamente los mandan como carne
de cañón al combate, donde mueren o quedan mutilados, siendo gente pobre lo mismo que nosotros.
Gente del pueblo. JEB: Se ha especulado mucho sobre el supuesto aislamiento total en que se
encuentran las FARC, incluso se han acuñado frases como que ustedes están comiendo raíces.
Recientemente se hizo un gran despliegue sobre supuestas cuevas donde usted se encontraba
escondido… se dice que ustedes están desconectados del mundo. ¿Qué tan conectado al mundo se
siente el Mono Jojoy? MJ: Nosotros estamos conectados con el mundo. Estamos informados, y hoy las
FARC son conocidas en todas partes donde hay seres humanos. ¿Que comemos raíces? Sí, comemos
yuca, comemos papa, arracachas, y otras. Estamos muy bien, con el mejor estado físico, porque
somos atletas, somos móviles y no nos van a amedrentar con nada. JEB: ¿Qué tanto hace falta el
genio político y militar de Marulanda en las FARC de hoy? MJ: Lo hemos sentido en nuestro ser,
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todos los guerrilleros de las FARC, tanto el secretariado, el estado mayor central, comandancias de
bloque, comandos conjuntos, frentes, etcétera, porque no hay otro igual. JEB: ¿Cuál es la política de
frontera de las FARC? MJ: La política de frontera es de buenas relaciones con los vecinos, de
organización de masas, de respeto mutuo, y dentro de estas políticas ha habido algunas faltas por
mandos que no cumplen a cabalidad la orientación y hemos tenido dificultades. Pero de hermandad,
porque somos pueblos bolivarianos que nos une la libertad, la justicia y la unidad. La vigencia de la
lucha armada JEB: ¿Qué le contesta el Mono Jojoy a quienes afirman que pasó el tiempo de las
armas? MJ: Cada uno tiene su forma de pensar. Si está presidiendo un Estado, si está de senador de
una república, si está en el poder, tiene una forma de pensar. Nosotros, que estamos en la lucha
popular, pensamos que la lucha armada revolucionaria tiene plena vigencia y por eso los
documentos de las FARC no tienen qué reformarles, porque eso tiene que ver con las oligarquías y
con los imperialistas. El día que cese la agresión contra los pueblos del mundo, que la oligarquía
deje de matar a los colombianos entonces habrá cambios en ese orden. JEB: En la unidad suya se
desempeña Alexandra, la joven holandesa que ingresó a las FARC en 2002. ¿Cuál es su opinión de
ella? ¿Cómo interpreta que una muchacha como ella esté en las filas de la guerrilla colombiana? MJ:
Ella es una mujer que llegó a Colombia por necesidades de trabajo, por deseos de conocer el mundo
y fue conociendo a las FARC porque le hablaban muy mal de las FARC, porque le decían que las
FARC no existían y que éramos de lo peor, y nos fue conociendo y se enamoró de la lucha
revolucionaria a partir de las FARC. Luego, ella en la vida guerrillera es una extraordinaria
estudiante que hace todo lo que corresponde a un guerrillero, ha hecho los cursos básicos, los
medios, los generales, se desempeña muy bien y la gente la quiere. Además ya comienza a dirigir
porque tiene capacidad. Es una mujer de la que se ha especulado mucho, pero ella es una
revolucionaria europea, es una internacionalista y a través de ella pueden llegar muchos más,
porque la explotación es mundial. JEB: ¿Cuando ella ingresó y usted la vio pensó que iba a servir
para guerrillera o tuvo sus dudas? MJ: Al principio, cuando nos vimos por primera vez, por la
experiencia que se tiene, uno dice: esta no aguanta, por el comportamiento que hay que tener en el
monte, por su estado físico. Pero me equivoqué y ahora ella anda más que yo. La Jornada. Revisado
por La Haine
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