Celebración estrellas - Concepcionistas Misioneras de La

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al niño con María, su madre, y, cayendo de rodillas, lo adoraron.”
(Mt 2, 1-12)

BELÉN: UNA ESTRELLA, UN DESEO:
Cada una de nosotras llevamos dentro una aspiración
fundamental y si la dejamos morir perdemos la misma fuerza de la
vida. Sólo si somos hombres y mujeres de grandes deseos
podemos recibir la buena noticia de la Navidad. Como los pastores
o los magos, el que no desea ardientemente el amor y la justicia, no
puede entrar en el Reino de Dios. Deseamos volver a Belén para
desear de otra manera.
Cuando descubrimos que con Jesús en el pesebre hemos
encontrado la ocasión de nuestra vida, se nos llena el corazón de
alegría y de esperanza... El amor hace el milagro, y comenzamos a
descubrir que todo será posible...
Así es como se sintieron los pastores de Belén y los magos
de Oriente. Iban detrás de una estrella, que era el reflejo de su
propio deseo compartido, y la luz que brotó de él, les guió hasta el
Emmanuel.
“Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes.
Entonces unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén
preguntando: “¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido?.
Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo” Herodes
llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en
que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén diciéndoles:
“Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo
encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo”.
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de
pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta
que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la
estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron
Los magos fueron descubriendo que sólo dejando atrás las
propias seguridades se podría abrir el camino para que Dios
mismo se pudiera hacer presente y vivo en nuestra tierra. No era
un camino fácil, pero era un camino iluminado por la estrella de su
deseo. Una estrella que era a la vez luz y guía, que crecía cuanto
más grande era en ellos el deseo de encontrar a Jesús y les
alimentaba a un tiempo la fe y la alegría de vivir en búsqueda.
Por la estrella se convirtieron en peregrinos del deseo.
Seguir al Mesías es ya el único objetivo de toda su vida...
Canto:
M. CARMEN: OTRA ESTRELLA EN EL FIRMAMENTO
También M. Carmen vio una estrella. Era de noche, una noche de
búsqueda que pedía nacer de nuevo.
Y una estrella azul lucía junto a María. Una estrella y un anuncio de
la Madre Inmaculada:
- Carmen, hija mía, no has de buscar ni grandezas, ni
ocultamiento.
Confía. En mis manos llegarás a buen puerto.
Hazte pequeña, siempre más pequeña. Esclava, pero de
Dios, Sólo suya.
Estate atenta que el Esposo vela en cada rincón de tu senda,
que siendo suya, tan sólo espera que hagas lo que Él te diga.
No temas, cree. Porque cuanto más difícil te parezca, más
brillará tu fe y trasmitirás a todos: Adelante, Dios Proveerá!
Encontrarás una estrella en Burgos, acógela deja que
ilumine tu ser de par en par.
Y el amor hizo el milagro.
M. Carmen se sintió despierta, con el corazón en ascuas, capaz de
cualquier cosa. Se abría un horizonte nuevo, en el que los deseos
de su corazón se comenzaban a hacer realidad.
 El Padre la bendecía con sus dones y la Providencia amorosa
llovía sobre su tierra.
 Era dichosa, esposa del Dios que la creara, depositaria de lo
que Él más ama, los niños y jóvenes.
 Su vida era impulsada por la voluntad de Dios, su mirada
estaba puesta el en Deseo de Dios.
 Y Jesús, Niño en Belén, Maestro en Galilea, Redentor en
Jerusalén era siempre compañía. Una presencia que se hacía
Eucaristía.
Brillaba la estrella con luz azul, con destellos blancos, una estrella
de cielo y pureza.
Era el despertar del amor que empujaba sus deseos, que hacía
nacer la vida Concepcionista. Un deseo crecía junto al corazón de la
Madre Inmaculada: estar con Jesús, no apartarse de su lado,
acompañarle a donde quiera que sea. No sabía bien donde, pero
con Él todo es posible.
Una invitación: saltar sobre las propias sombras, romper las
cadenas que nos atan, porque el amor de Dios apremia y muchos
todavía no lo conocen.
Una estrella azul, recordaba a aquella de Belén, donde María nos
entregaba al Hijo.
Acojamos la estrella que se le regaló a M. Carmen, la estrella que
nació en la noche, en medio de debilidad y pobreza. Una estrella
que anunciaba la Palabra Providente, la espada afilada que no
mata, la zarza que no se quema. Una estrella que muestra el callado
que nos precede y adelanta, siempre adelanta el incierto caminar.
Canción: Adelante, siempre adelante.
Acoge la estrella de M. Carmen. ¿Qué ilumina hoy esta estrella en
tu vida?

NUESTRA ESTRELLA...
Hay una estrella para ti para mí en el firmamento de los
deseos. Una estrella que a veces, en la noche, tienen luz
intermitente y a la que en ocasiones perdemos el rastro. Una
estrella que puede que hayamos creído fugaz, pero que hoy brilla
con toda su fuerza. Nos vuelve a poner en camino, nos vuelve a
hacer peregrinas de nuestro deseo y nos ha traído hasta aquí
dejando puertas entreabiertas... En estos días estamos llamadas a
reencontrarnos con ella. Ponle nombre a tu deseo y acércate a
recoger tu estrella...
(Cogemos la estrella mientras cantamos...)
Una estrella, un deseo. Una estrella, una puerta que se abre
para poder soñar. Una estrella, un camino... Toma conciencia de tus
propios deseos en estos días, de tus expectativas frente al
encuentro, de tu actitud ante la posibilidad de compartir juntas la
vida y la fe... Deja que brille la luz de tu deseo y conviértela en
puerta abierta al infinito...
Jesús es el maestro en entrenar el deseo. M. Carmen se dejó
guiar por la luz de la estrella que llevaba a Belén. Dejemos que ella
nos enseñe, que ella nos hable, y que en Burgos, de nuevo, se abra
una puerta que ensanche los horizontes de la Congregación,
nuestros propios horizontes.
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