DESCUBRIMIENTO DE AMERICA

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DESCUBRIMIENTO DE AMERICA
Por muchos siglos el comercio entre Europa y el Oriente era por tierra. Los
conocimientos del hombre con relación al resto del planeta eran muy limitados. La idea
de que la Tierra era de forma plana vino a ser un obstáculo para que el hombre no
adelantara más rápidamente en su anhelo por conocer otras tierras. Las grandes riquezas
del Cercano Oriente y de Asia eran un gran atractivo para los países europeos. Hombres
de negocio y aventureros estimulaban con sus ideas al resto de la población europea para
que fueran en busca de esas riquezas. Otro factor que contribuyó enormemente a ese
moviento fueron las Cruzadas, que se dieron durante los siglos XI al XIII.
Más tarde en la historia el sabio Tolomeo prueba que la Tierra es redonda [para el siglo
VI a. E.C. el filósofo griego Pitágoras formuló la teoría de que el planeta debía de ser una
esfera, y el profeta Isaías había declarado dos siglos antes con extraordinaria claridad y
certidumbre: “Hay Uno que mora por encima del círculo de la tierra”]. España ya casi
había logrado unificar sus reinos librándose del dominio de los moros. El cuadro íba
cambiando aceleradamente para que fuera posible un sueño: encontrar una ruta marítima
entre Europa y las tierras del Oriente. Con una nueva visión del mundo entra en escena
Cristobal Colón; navegante con suficientes conocimientos y un deseo enorme de tirarse a
la búsqueda de nuevas rutas. Aquel sueño del Almirante se hizo realidad la madrugada
del 12 de octubre de 1492. Para enero de 1493 regresa a España para dar a conocer la
gran noticia: se había descubierto un “Nuevo Mundo”.
¿Qué significó aquel descubrimiento y cuáles fueron sus consecuencias? Nace un vasto
imperio. Se abre toda una enorme geografía con unas riquezas incalculables. España se
cubre de gloria y oro y el “nuevo mundo” descubierto se cubre de sangre. España siembra
profundamente su idioma en las nuevas tierras descubiertas, pero a cambio saquea todo lo
que ve y toca de valor. Por más de tres siglos el poderío español se dejó sentir en toda esa
enorme extensión geográfica llamada América. Desde México hasta la Argentina ese
imperio tuvo su gran gloria, pero también supo lo amargo que es la derrota: perder todo
aquello que había descubierto y conquistado. Guerras interminables de independencia
fueron formando un nuevo continente con nuevos anhelos. El capítulo final de aquel gran
imperio se cerró con la Guerra Hispanoamericana de 1898. Con el águila norteamericana
penetrando sus garras en todo el hemisferio hispanoparlante, en gran medida, también
mueren los sueños de José Martí, Eugenio M. de Hostos, Simón Bolivar y Ramón
Emeterio Betances de aunar fuerzas por un ideal común de independencia y de crear una
entidad Antillana. Hacía muchos años que el águila del norte miraba hacia el sur con un
intenso pensamiento codicioso. En 1787 Thomas Jefferson, dijo: “Pensando en los
mejores intereses de aquel Continente -Sur Americano- nosotros debemos cuidarnos de
no presionar demasiado pronto a los españoles. Esos países no pueden estar en mejores
manos. Mi temor, es, empero, que estas manos sean demasiado débiles para sujetarlos
hasta que nuestra población sea suficientemente numerosa para arrebatárselos pedazo a
pedazo”.
¿Qué celebramos, entonces, el día 12 de octubre? Celebramos una de las hazañas más
grande de toda la historia humana. Pero lamentablemente, tal vez sin pensar más allá,
utilizamos la ocasión como un enorme manto para cubrir muchas y grandes barbaridades
que cometió la espada en nombre de la cruz. La institución de la esclavitud del negro
africano -en Puerto Rico- fue tan lejos y tan inhumana que el Rey Carlos V se vió
obligado a emitir un decreto real en 1540 prohibiendo la castración de los negros
cimarrones -esclavos fugitivos-. En 1784 otra orden real abolió el marcaje de esclavos
con un hierro candente a su llegada a Puerto Rico. La Inquisición, que fue abolida en
Puerto Rico en 1813, fue otra institución que nos llegó con aquel descubrimiento. La
misma estuvo vigente en Puerto Rico durante 294 años. La infame institución de la
esclavitud en Puerto Rico tuvo que esperar hasta marzo de 1873 para que se decretara su
abolición de forma permanente. Este problema ocupaba la atención de los más destacados
líderes del país. Hombres de la talla moral como José Julián Acosta, Segundo Ruiz Belvis
y Eugenio M. de Hostos fueron incansables en la lucha por erradicar tan abominable
institución. En mi poema DIA DE LA RAZA describo ese descubrimiento y desarrollo
histórico que tomó varios siglos y cómo emerge una nueva raza: la raza hispana, una que
tiene su propia idiosincracia.
Raza magna que camina
surcando mares desconocidos
madre patria se titula
de ese mundo descorrido
Hombre blanco europeo
arropado con la cruz
cristiano bien proclamado
en la espada está su virtud
De mi tierra Puerto Rico
la raza taína conquistó
vendiendo su credo cristiano
y blandiendo su espada con terror
Su oro fue tu avaricia
sus mujeres tu placer
a sus hombres esclavizas
regando su sangre por doquiér
Agüeybana de mi pueblo
se rebela en acción
tomando su arco y su flecha
cae vencido por el invasór
Al negro traes de Africa
y lo sometes a dolor
su espalda tú la atraviesas
con tu látigo y tu maldición
Tu imperio creció en América
tu botín se desparramó
la codicia que te ciega
manchó lo que tenías de honor
Ya tus barcos navegantes
no nos llegan como un dios
y tu credo recalcitrante
en el fondo del mar se sumergió
Si la historia bien recuerdo
tu almirante nos llegó
con promesas celestiales
promesas que el indio no entendió
Hoy conviven nuestras razas
con orgullo de lo que son
en octubre recordamos
tu espada, tu credo y tu invasión
Puertorriqueñamente queda de ustedes,
Arturo Cardona Mattei
Caguas, Puerto Rico
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