desalojos y juicios por usurpacion afectan gravemente

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A once años de la incorporación de los derechos indígenas en la
Constitución Nacional
DESALOJOS Y JUICIOS POR USURPACIÓN AFECTAN GRAVEMENTE
A LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE ARGENTINA
Por Germán José Bournissen
Coordinador Nacional del Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (ENDEPA)
El próximo 11 de agosto se cumplen once años de la incorporación del inciso 17 en el artículo
75º de la Constitución Nacional, que reconoce la preexistencia de los pueblos indígenas, su
derecho a las tierras tradicionalmente ocupadas y otras aptas y suficientes, a una educación
bilingüe intercultural, a su propia lengua y cultura y a la participación en aquellas cuestiones
que los afecten. Sin embargo, pareciera que todo ha quedado en palabras y que -a pesar del
reclamo de las comunidades y de las recomendaciones de organismos internacionales- por
parte del gobierno nacional no hay voluntad política de cumplir y hacer cumplir estos derechos.
Mientras tanto, la situación de las comunidades se agrava cada vez más y los problemas
estructurales que padecen se agudizan día a día.
Los Pueblos Indígenas, la tierra y los recursos naturales
Aunque no se tienen datos oficiales, se estima que en nuestro país hay alrededor de un millón
quinientos mil aborígenes, pertenecientes a diecisiete pueblos indígenas. Por lo tanto, los
indígenas representan alrededor del 4 % de la población total, aunque en algunas zonas del
norte y del sur son considerable mayoría.
El problema central que padecen estos pueblos está relacionado con la tierra y –por
consiguiente- con los recursos naturales. Históricamente, las comunidades fueron desplazadas
a zonas geográficas marginales, en medio de los pedreros o de selvas inexpugnables. En estos
territorios, en los que antiguamente buscaron refugio, hoy sufren una nueva invasión con la
expansión de las grandes empresas agrícolas, los proyectos turísticos, la explotación de los
recursos mineros, petrolíferos y madereros de los bosques en las áreas de expansión de la
frontera agropecuaria. Motivadas por la necesidad de contar con nuevas tierras para el cultivo
de soja transgénica las topadoras y motosierras de grandes corporaciones arrasan y queman la
selva, especialmente en las provincias de Salta y Chaco.
Como la mayoría de las comunidades indígenas se encuentran en sus territorios sin tener la
seguridad jurídica de un título de propiedad -en un estudio realizado por ENDEPA se constata
que casi el 70 % no tienen el título de propiedad de sus tierras- son susceptibles de presiones
para que abandonen sus tierras a fin de dejarlas libres para los emprendimientos empresariales
anteriormente citados. Estas presiones pueden tomar la forma de acciones judiciales en las
que, muchas veces, la justicia termina considerando a los indígenas como intrusos en su propia
tierra y ordenando su desalojo. Estas injustas situaciones se han incrementado en estos
últimos tiempos, tanto en el norte como en el sur, y algunos de los casos mas resonantes se
han visto reflejados en los medios de comunicación nacionales, como el caso de la comunidad
guaraní de El Tabacal en Orán -provincia de Salta- que ha sido desalojada por la fuerza y
demandada por usurpación por la empresa multinacional propietaria del Ingenio San Martín de
El Tabacal
Lejos de Buenos Aires y de los centros del poder, las comunidades indígenas poco tienen que
decir y hacer frente al “lobby” de los grandes grupos económicos que siguen concentrando la
propiedad de la tierra en pocas manos. Los derechos históricos y hasta constitucionales que
alegan los aborígenes argentinos no pesan frente a la influencia real, los contactos y el poder
económico de las grandes empresas.
Las posibilidades reales de acceder a la tierra por parte de las comunidades se ven también
cada vez mas limitadas pues las tierras fiscales y reservas -aun existentes en provincias como
Salta, y Chaco- están siendo privatizadas aceleradamente por los gobiernos provinciales,
aniquilando así la única esperanza de las comunidades de tener un pedazo de tierra en el que
vivir.
La explotación de los recursos naturales en zonas indígenas también significa un grave
problema que los afecta en forma directa en cuanto esta actividad presiona a las comunidades
a abandonar sus tierras tradicionales ya que, al verse afectada la biodiversidad, contaminadas
las aguas y el aire, limitado el acceso a territorios tradicionales, ello repercute negativamente
en la economía y la cultura de las comunidades que habitan en la región. Emprendimientos
mineros tales como la extracción de oro y petróleo, también afectan seriamente a las
comunidades debido a la contaminación del agua y el aire, a la intromisión en la vida social y
comunitaria y a las restricciones en el uso y goce del territorio.
Por otra parte, en la inmensa mayoría de los casos, tampoco se cumple con la necesaria
consulta, antes de emprender o autorizar cualquier tarea de prospección o explotación de los
recursos del subsuelo existentes en tierras indígenas, tal como lo establece el Convenio
Internacional 169 de la Organización Internacional del Trabajo.
De estas y otras violaciones al Convenio 169 ha tomado debida nota la Organización
Internacional del Trabajo que, hace poco tiempo, ha hecho llegar al poder ejecutivo nacional
una comunicación en la que se enumera una lista de observaciones sobre concretas
violaciones a los derechos indígenas en Argentina y se recomienda al gobierno argentino que
respete y haga respetar estos derechos de los pueblos originarios, ya que así se ha
comprometido al adherir a este convenio internacional en el año dos mil.
La lucha de los Pueblos Indígenas continúa
A pesar de la grave situación que están pasando los pueblos indígenas no bajan los brazos
sino que –todo lo contrario- el pasado mes de mayo se han movilizado en forma conjunta hacia
Buenos Aires para entrevistarse con representantes del Estado Nacional. De esta manera, más
de medio centenar de indígenas representantes de los diversos pueblos viajaron –algunos
durante más de tres días- para hacer oír sus reclamos ante las autoridades nacionales.
Lamentablemente, tanto los funcionarios como los legisladores faltaron a la cita, quedando de
esta manera demostrado que la política indígena del gobierno nacional no prioriza el diálogo
directo y franco con los legítimos representantes de las comunidades y el respeto a los
derechos indígenas tantas veces declamado.
Ante esta constatación dirigentes indígenas presentaron un pedido de audiencia al Presidente
Kirchner, con la esperanza de que alguien se digne escucharlos y que –más allá de las
promesas preelectorales- se les brinde alguna solución a los graves problemas estructurales
que padecen. Mientras los indígenas siguen a la espera de una respuesta por parte del
Presidente de la Nación Argentina y que el Congreso de la Nación sancione una ley que frene
los desalojos de las comunidades, las grandes corporaciones siguen despojando de sus tierras
a las comunidades, sus topadoras continúan arrasando la selva y se siguen pisoteando los
derechos de los indígenas en la Argentina.
Resistencia; 1 de agosto de 2005.-
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