2. Andalucía: De la prehistoria a los pueblos prerromanos

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2. Andalucía: De la prehistoria a los pueblos prerromanos
2.1 El Paleolítico:
El Paleolítico abarca desde la aparición de los primeros seres humanos hasta el 8000 a.C. Se divide en tres
periodos:
• Paleolítico Inferior: Andalucía fue poblada muy tempranamente por homínidos procedentes de África que
vivían al aire libre y se dedicaban a la caza de grandes animales. Estos primeros pobladores conocieron el
fuego y fabricaron rudimentarios utensilios de piedra
• Paleolítico Medio: A este periodo pertenecen los yacimientos de Carihüela del Piñar (Granada) y
Santisteban del Puerto (Jaén).Los seres humanos que habitaron estas zonas corresponden al tipo Neandertal.
Los útiles están fabricados con piedra de Silex, pero ya aparecen los primeros instrumentos de hueso. El
número de población se hizo más numeroso.
• Paleolítico Superior: Se produjo recrudecimiento,(el clima se hace más frío) que llevó a los grupos
humanos a buscar refugio en cuevas y cavernas. Los principales yacimientos se localizan en la provincia de
Málaga y Norte de Almería.
Los útiles alcanzan una gran perfección y variedad. Los más usados son: raspadores y punzones de hueso.
Abandonan progresivamente la piedra. Son los llamados Sapiens Sapiens del grupo Cromagnon. A este se
debe la pintura rupestre.
2.2 La Revolución Neolítica (8000 a.C.− 4000 a.C.):
Uno de los mayores logros fue la aparición de la agricultura, el sensible aumento, la ganadería, surgimiento de
los primeros poblados, sedentarización de los grupos humanos, invención de un ajuar doméstico: cerámica,
tejidos, cestería, calzado.
Organización social estratificada en clases y diversificada en el trabajo.
La pintura rupestre se caracteriza por su esquematismo, protagonismo de la figura humana y uso de un solo
color. En Vélez−Blanco (Almería) y Ronda (Málaga).
A si mismo una rica y variada cerámica cardial y otra posterior denominada incisa, extendida por toda la costa
mediterránea, desde Almería a Cádiz, con importantes muestras también en el interior (Córdoba y Jaén).
2.3 Culturas Metalúrgicas(2700−1800 a.C.)
Fueron los primeros en utilizar la metalurgia de cobre en la Península. El yacimiento principal junto al río
Andarax (Almería) y dio nombre a una cultura que se extendió por gran parte del levante y centro peninsular.
El lugar de emplazamiento del poblado fue escogido cuidadosamente parea aprovechar las defensas naturales
del río, reforzadas con la construcción de una muralla.
Disponían además de fértiles tierras para la agricultura de abundantes pastos para el ganado. El conjunto
consta de un cementerio con sepulcros megalíticos.
La necrópolis contiene unas cien tumbas colectivas del tipo de sepulcro del corredor y cámara mortuoria,
cubierta con falsa cúpula. El ajuar funerario: fragmento de cerámica, de metal e ídolos de carácter ritual
conectados con el culto a al diosa madre y armas de cobre.
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El poblado estaba rodeado por cuatro líneas de muralla y una docena de fortines. Las viviendas eran cabañas
circulares con las paredes y el suelo de piedra y techo de paja.
Mantuvieron contactos comerciales con otros pueblos.
2.4 El Megalitísmo andaluz.
A finales del Neolítico surgió la costumbre en la franja atlántica europea de enterrar a los muertos en grandes
construcciones de piedra, monumentos megalíticos de diversos tipos, especialmente en Antequera (Málaga).
Estas construcciones presentan gran variedad de formas y de plantas: sepulcros de cámara simple, de corredor
y de galería.
2.4.1 La cultura del vaso campaniforme.(2000 a.C)
Su denominación viene de su cerámica más característica el vaso con forma de campana decorado con
motivos geométricos en bandas horizontales.
Esta cultura introdujo un cambio muy importante en los ritos funerarios, utilizó sepulcros individuales en
fosas o cistas de piedra. Generalización de la metalurgia del cobre y las primeras joyas de oro aparecen.
2.4.2 La cultura de Algar.(1600 a.C.).
Recibe el nombre de su yacimiento más importante, el poblado de El Algar (Almería). Pequeño poblado,
amurallado, con casas rectangulares y calles estrechas, puede ser considerado como la primera cultura urbana
de occidente. En su entorno se han encontrado numeroso objetos de bronce, tantos que se cree que este metal
era de uso común.
Los enterramientos individuales incluyen ajuar. Los cadáveres aparecen en cistas, situados en posición fetal o
bien en grandes tinajas de barro.
2.5. La primera cultura histórica: Tartessos.
Tartessos significa el nacimiento en Andalucía del primer estado de cuya existencia histórica se tiene noticias
cierta.
Poseía una clara estructura social, política y económica y mantuvo contacto con pueblos procedentes del
Mediterráneo Oriental (fenicios, griegos) que ejercieron gran influencia e hicieron posible un extraordinario
florecimiento cultural.
2.5.1. La monarquía tartesia.
Las fuentes antiguas que hablan sobre tartessos mezclan datos históricos con mitos y leyendas. Por ello, no es
de extrañar que la historia de Gerión, tenga un origen legendario.
Los poemas griegos narran como el héroe Hércules recibió la misión de robar unos bueyes rojos que
pertenecían al rey tartesio Gerión.
El primer rey del que tenemos constancia histórica fue Argantonio. De quien se dice que gobernó durante case
100 años.
Su nombre hace referencia a la riqueza de metales de tartessos: Argantonio hombre de plata. De su extenso
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reinado cabe destacar las relaciones de amistad con el pueblo griego.
2.5.2. Los recursos económicos.
La economía estaba basada en la agricultura, la ganadería y la metalurgia (yacimientos mineros de Sevilla,
Córdoba y Huelva).
El comercio con fenicios y griegos multiplicó la riqueza de los tartesios. Estos pueblos proporcionaban telar,
joyas, marfil e introdujeron nuevos cultivos como el olivo y la vid.
2.5.3. Cultura:
El contacto con otros pueblos del Mediterráneo les configuró una rica cultura. Fueron expertos artesanos
como los demuestran las joyas halladas en los tesoros de El Carambolo y de Brija (ambos en Sevilla) o las
piezas de bronce y marfil y diversos recipientes aparecidos en las necrópolis de La Joya (Huelva) y Cástulo
(Jaén). Sin embargo es curiosa la pobreza de sus construcciones frente a la suntuosidad de los tesoros
encontrados.
2.5.4. La desaparición de los tartesios:
El final de la civilización tartesia es otra incógnita. Se cree que su final se habría producido tras la Batalla de
Alalia (535 a.C.). Según todos los indicios el final fue ciertamente violento y así parece deducirse que las
excavaciones arqueológicas, que ponen de manifiesto una destrucción general que afectó a poblados,
santuarios e incluso a las tumbas.
La debilidad política que siguió a la desaparición del reino de tartesios facilitó la penetración en Andalucía de
grupos del interior de la Península atraídos por la riqueza de sus tierras.
2.6. Colonizaciones orientales:
Durante el primer milenio a.C. las costas del Mediterráneo fueron centro de interés de los colonizadores
fenicios y griegos procedentes de la cuenca oriental. Su influencia llegó también al territorio andaluz y supuso
entre otros avances, el conocimiento de la escritura y con ello nuestra entrada en la historia.
2.6.1. Fenicios:
El pueblo fenicio era originario del Mediterráneo Oriental, concretamente de la zona comprendida entre las
actuales Siria y Palestina. La economía fenicia se basaba en el comercio, lo que explica los largos viajes en
busca de mercados para intercambiar productos manufacturados de poco valor (cristal, tejidos) por materias
primas, en especial metales. En Andalucía abundaba la plata, el cobre, el oro y el estaño.
Los fenicios establecieron factorías (colonias) costeras en el territorio andaluz y desde ellas comerciaron con
los tartesios. Gadir fue la primera y principal colonia fundada según la tradición en el 1100 a.C. Malaca (en
las proximidades de Málaga), Sexi (Almuñecar) y Abdera (Adra).
2.6.2. Griegos:
El establecimiento de los griegos en Andalucía fue más tardío siglos VIII y VII a.C. Los griegos focenses
(Focia = Asia menor) tuvieron amistad con el rey Argantonio que les ofreció tierras donde asentarse y que al
rechazar este ofrecimiento, les ofreció una importante cantidad de dinero para sufragar los gastos de la guerra
con los persas. Las razones del rey tartesio para mostrarse tan generoso pudieron obedecer a la necesidad de
tener como aliados a los griegos, que no sólo eran expertos mercaderes sino también buenos guerreros.
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El final de la presencia griega en nuestras costas coincidió con la Batalla de Alalia contra los cartagineses,
pueblo que había heredado los intereses fenicios. Desde este momento los cartagineses iniciaron un dominio
en el Mediterráneo Occidental que mantendrían hasta su enfrentamiento con los romanos.
2.6.3. Cartagineses:
Procedentes de una antigua colonia fenicia (Cartago), los cartagineses habían adquirido la hegemonía
comercial y política del Mediterráneo Occidental gracias a su poderío naval.
Ocuparon el territorio que había pertenecido a tartesios y monopolizaron su explotación, pero pronto chocaron
con la política expansiva de Roma dando lugar a las llamadas Guerras Púnicas cuya consecuencia fue la
entrada de Roma en la Península y el fin del Imperio Cartaginés.
2.6.4. Consecuencias de las colonizaciones.
Los pueblos colonizadores introdujeron una serie de novedades que impulsaron el desarrollo cultural y técnico
de la Península. Bajo esta influencia, el litoral se iría transformando y diferenciando de las áreas del interior y
del Norte de la Península.
Las principales aportaciones fueron la introducción de la escritura, la adopción de la moneda y la importación
de nuevos cultivos como la vid y el olivo. También implantaron el aprovechamiento de las salinas, la salazón
del pescado y el torno de alfarero, así como nuevas formas culturales y religiosas.
2.7. Los íberos.
Tras la desaparición de los tartesios (500 a.C.), el territorio andaluz quedó fragmentado en numerosos reinos
cuyos habitantes pertenecían a grupos étnicos distintos, estuvieron unidos por un denominador común: la
cultura ibérica.
2.7.1. La monarquía ibérica.
Entre os pueblos iberos que vivieron en nuestra región se pueden distinguir cuatro grupos principales: los
turdetanos o túrdulos (que se extendieron por el Valle del Guadalquivir), a quienes se consideraban
descendientes directos de los tartesios; los bastetanos (que ocupaban gran parte de Andalucía Oriental); los
masienos (que habitaron la zona comprendida entre Málaga y Cartagena) y los oretanos (que se expandieron
por la región de Sierra Morena).
Los pueblos íberos tenían regímenes monárquicos que habían heredado de los tartesios. Los reyes o régulos
ejercían un gobierno autoritario.
2.7.2. La cultura íbera. (s.VI y II a.C.)
Estuvo muy influenciada por la tartesia y recibió como estas aportaciones orientales transmitidas por los
colonizadores griegos y cartagineses. Sin embargo llegó a adquirir personalidad propia, que se manifiesta en
una serie de características materiales y espirituales comunes a todos los pueblos que la integraban.
2.7.3. Los ritos funerarios.
Aunque se desconoce los nombres de las divinidades íberas, si se sabe que debieron estar relacionadas con las
fuerzas de la naturaleza ya que sus santuarios se localizan fundamentalmente en fuentes, cuevas o bosques.
Los ritos funerarios recibieron influencia oriental.
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Normalmente el difunto era incinerado y sus restos se guardaban en vasos cerámicos, cajas de piedra o en el
interior de una escultura, como es el caso de la Dama de Baza.
Las necrópolis andaluzas más importantes son las de Baza (Granada) y la de Toya (Jaén).
2.7.4. Arte Ibérico.
Además de las grandes cámaras sepulcrales, la manifestación artística más importante del arte íbero es la
escultura que recibió en un principio influencias orientales y posteriormente griegos.
Se conservan para gran cantidad de exvotos.
En cuanto a las esculturas de mayor tamaño hay que destacar la representación de animales como el Toro de
Porcuna (Jaén) o el León de Baena (Córdoba), que muestran influencias orientales y rasgos muy fieros, y que
tenían como misión ahuyentar a los espíritus malignos. Por último cabe citar la Dama de Baza, escultura
funeraria que recogía y protegía los restos del difunto.
Pinturas rupestres: Son las primeras manifestaciones artísticas de la humanidad. Las investigaciones más
recientes han reforzado la teoría del sentido mágico, religioso. Destacan las cuevas de La Pileta en Málaga.
Las pinturas halladas en esta cueva tienen un estilo naturalista. La figura humana aparece junto con fauna
variada que incluye peces, aves y que es monocroma.
Cistas: Cajas formadas por piedras planas y lisas.
Exvotos: Figuras de pequeño tamaño realizadas en barro cocido o en bronce.
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