Historia Universal de la Edad Moderna

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TEMA 1
EL RESTABLECIMIENTO DE LA AUTORIDAD EN FRANCIA
ENRIQUE IV−LUIS XIII Y RICHELIEU
Francia, rica, unida geográficamente y muy poblada, vivió durante el reinado del primer Borbón, Enrique IV,
una etapa de pacificación y reconstrucción después de guerras durante cuarenta años, que habían permitido la
injerencia española.
En 1593 se convierte en católico, "París bien vale una misa", estableciendo su capital en París. En 1598 firma
la paz con España con el edicto de Nantes estableciendo los límites de la tolerancia religiosa para los
hugonotes. Es una etapa de fortalecimiento del poder arbitral del rey, comienzo del camino hacia el
Absolutismo.
Enrique IV es asesinado en 1610 por un fanático y el período hasta 1624, en el que Richelieu gobierna con el
apoyo del joven rey Luis XIII, es una etapa de intrigas cortesanas en las que participa la regente María de
Medicis con una política procatólica y proespañola como demuestra el matrimonio del futuro rey con Ana de
Austria (hija de Felipe III de España) y el del heredero de la corona española con Isabel de Borbón.
Matrimonios con muchas futuras consecuencias.
El hombre de confianza de la regente María,Concino Concini, es eliminado por Luis XIII para poderse hacer
con el poder.
Se celebran por última vez antes de la revolución francesa la reunión de los Estados Generales en 1614.
LUIS XIII
Toma el poder con 16 años tras mandar asesinar a Concini y exilar a su madre, con la que tendrá que
enfrentarse en 1619. Como la mayoría de soberanos de su tiempo, Luis XIII, que está a la cabeza de un
gobierno cuyas funciones y medios se diversifican y complican, deposita su confianza en un ministro
particular que dirige su Consejo. Este ministro es Richelieu. Este "ministeriado", basado en un vínculo
personal entre el rey y su confidente, se practica también en Inglaterra, Suecia y España. Los tres puntos
capitales de la mano de hierro de Richelieu son:
• Abatir el poder de la casa de Austria (Habsburgo), el cual amenaza Francia.
• Imponer la autoridad real (identificando la con la del estado) sometiendo a la nobleza.
• Buscar la ruina del protestantismo.
Para ello mantiene un enfrentamiento directo con España (Habsburgo) desde 1635, ejecuta al sublevados
(duque de Montmorency) para advertencia de la nobleza y doblegar la resistencia de los hugonotes tomando la
fortaleza de La Rochelle en 1628.
Esta persecución política, que no religiosa, de los hugonotes, comienza con la revocación en 1620 del Edicto
de Nantes y acaba con ellos convirtiéndola en una secta tolerada sin más.
Richelieu busca restablecer las fronteras naturales de Francia: los Pirineos y el Rhin. Interviene para ello en la
política europea buscando aliados como Dinamarca y Suecia para combatir a los Austria vieneses y ahora una
contra los Austria españoles. En 1635 interviene en la guerra de los 30 años, prolongando la guerra y sacando
en Westfalia tajada.
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Hitos:
• Crea un ejército permanente.
• Crea una Administración provincial de funcionarios dependiente de la corona (los intendentes)
• Funda en 1635 la Academia Francesa para el fomento de las artes y las ciencias.
• Favoreció la industria y el comercio.
Sin embargo su política y los triunfos de Richelieu tuvieron un alto coste en términos de fuerte elevación de la
presión fiscal sobre los campesinos, testimonio de ello fueron los fuertes y frecuentes levantamientos. La
crisis del 1627−1632 de penuria y peste acabó con un 20% de la población.
Richelieu muere en 1642, 6 meses después lo hace Luis XIII. La corona recae de nuevo en un menor de edad,
Luis XIV, de sólo cuatro años. La reina madre, Ana de Austria, se convierte en regente. La continuidad está
asegurada depositando su confianza en su consejero el cardenal Mazarino, heredero del pensamiento de
Richelieu.
TEMA 2
LA INGLATERRA DE LOS PRIMEROS ESTUARDO Y EL FRACASO DEL ABSOLUTISMO
La dinastía de los Tudor, creadora del estado moderno, se extingue en 1603. comienza un siglo en el que
Inglaterra, por medio de vías pacíficas y revolucionarias, buscó un equilibrio entre el poder del pueblo y el del
rey.
LOS FUNDAMENTOS DEL PODER REAL
Mientras el resto del norte de Europa es asolado por guerras civiles a fines del XVI, Inglaterra a la muerte de
Isabel I es un estado con un régimen político confirmado y estabilizado .
Existe una afirmación del Absolutismo en todos los terrenos, la reina gobernaba por sí misma, ayudada por un
Consejo Privado. El Parlamento es respetado como institución, pero se reúne poco, no tiene además medios
para ejercer un control. La reina es jefe de la Iglesia nacional, consiguiendo la corona un especial poder sobre
los individuos. Por ley sucesoria la corona volvía a los Estuardo que reinaban en Escocia.
JACOBO I (1603−1625)
Se unen los dos reinos, Inglaterra y Escocia, desiguales. El del sur, más poblado y avanzado económicamente
es enemigo de Francia, el del norte más pobre y atrasado, es aliado de Francia. Además, la Iglesia de
Inglaterra, con su episcopado, contrastaba con la escocesa presbiteriana (calvinistas, conservan el espíritu
purista democrático y contestatario de la Reforma original. Rechazan la estructura jerárquica, el culto a los
santos, la fastuosidad de las ceremonias y sobre todo cualquier interpretación de la Biblia que no sea literal).
Jacobo I no entusiasma a la población, poco simpático ni agraciado, se hace impopular por su tendencia al
Absolutismo. Sus frecuentes choques con el Parlamento inglés no tuvieron demasiada trascendencia por la
moderación en la tendencia autoritaria del rey. Sus buenas relaciones con los católicos se compensaron con
medidas contra ellos tras el atentado frustrado del Gun Powder Plot.
En lo religioso no se quebró el consenso básico protestante aunque algunos puritanos emigraron a América del
norte (Pilgrim fathers en el Myflower, 1620).
EL PARLAMENTO
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Al contrario de las monarquías absolutas del vecino continente, Inglaterra es fiel a la concepción de un
Parlamento, expresión de elecciones hechas en el país, que asiste al rey y que puede controlarlo. A finales del
siglo XVI, el sistema de las dos Cámaras funciona como sistema equilibrado. La Cámara alta, la de los Lores,
es nombrada por el rey, que puede aumentar, a su gusto, el número de pares llamados a ocupar un escaño. La
Cámara baja, la de los Comunes, es elegida por sufragio censatorio: sólo votan los propietarios
suficientemente acomodados como para poder pagar un impuesto alto. El Parlamento debe reunirse
frecuentemente, pero jamás se ha impuesto una periodicidad; tiene que ser consultado al menos en las
decisiones fundamentales, principalmente fiscales y militares. El equilibrio de los poderes depende del mutuo
respeto.
Esta alta institución representa, por tanto, a la antigua nobleza, ligada al mundo de la tierra, pero también a la
nobleza reciente, urbana, ligada a los negocios. Representa mal a la burguesía, a los advenedizos de los oficios
o de las finanzas, debido a la repartición de escaños que les favorece a las ciudades recientemente
desarrolladas. Da gran importancia a los terratenientes locales, gentry, que tan sólo en el campo posee la
elegibilidad. Una gran parte de la población no interesa, pues, por la controversia parlamentaria, el grupo de
los cottagers y de los yeomen, el creciente de los trabajadores de la ciudad. De hecho, la oposición al
Parlamento no puede ser más que la de una elite y no la de un consenso popular.
LOS SECTARISMOS RELIGIOSOS
Las guerras de religión, que en la Europa continental toman formas violentas, aparecen en Inglaterra bajo
forma de conflictos políticos; en este país en el que la Iglesia está estrechamente ligada al Estado, las
oposiciones religiosas representan un perpetuo replanteamiento del poder y un peligro institucional. Existen
dos principios, votados por el Parlamento bajo el reinado de Isabel, que otorgan al rey de Inglaterra la
dirección de la iglesia oficial: el Principio de Supremacía que le da vara alta en todos los asuntos espirituales
y hace de él el jefe de los ministros del culto, colocándolo en la cima de la jerarquía episcopal que la Reforma
anglicana salvaguarda. El Principio de Uniformidad obliga al conjunto de los creyentes a respetar la misma
doctrina y el mismo Prayer book. Así, el rey controla una especie de red de poderes, diversificada al extremo,
que le permite que los párrocos más humildes digan los discursos que sirven a sus intereses.
CARLOS I (1625−1649)
Al principio es popular. Hereda de su padre la tendencia absolutista y su impopular favorito (el duque de
Buckingham), pero no su realismo político. Su desprecio hacia el Parlamento, al cuál llegó a no reunir en 11
años y su abandono de los asuntos de Estado en manos de favoritos (el duque de Buckingham y después el
arzobispo de Canterbury) hicieron de él rey odiado rápidamente. Los problemas constitucionales y religiosos
se agravaron hasta desembocar en la gran crisis de 1640.
En los primeros años hubo fracasos exteriores en cortas guerras contra España y Francia que le
desprestigiaron. Se enfrentó con los líderes de la cámara de los Comunes y en 1628 hubo de aceptar la Petition
of Rights que implicaba reconocer claros límites al Absolutismo. El Parlamento debía aprobar los impuestos y
algunas garantías penales militares.
Pero el rey gobernó sin el Parlamento en los llamados "eleven years Tirany", restableciendo antiguos dudosos
impuestos ( Ship Money , impuesto de puertos marítimos con respecto al rey de Inglaterra que consiste, en
caso de guerra, en equipar a un cierto número de barcos o depositar el equivalente en especies ), tasas sobre
roturaciones y cercados.
Crea la Star Chamber, tribunal extraordinario convocado por el rey, puede anular decisiones de otras
instituciones. Crea un ejército permanente, creado sobre todo por irlandeses (eso no gusta). Se acerca de
España y Francia (católicos). Tampoco gusta.
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Se olvida de la gentry (terratenientes locales) que es un grupo el ascenso que pide libertad de explotación
agraria y comercial.
Los escoceses, presbiterianos, se resisten (dissenters: no aceptan el acta de supremacía ni el acta de
uniformidad) a aceptar el sistema episcopal y el Prayer Book anglicano. Esta resistencia cuajó en un gran
pacto llamado Covenant de los escoceses para la defensa de su Iglesia nacional (1638). Las revueltas se
extienden, formando un ejército que derrota a Carlos.
En 1641 Irlanda, católica y separatista, se subleva. Carlos I necesitó un ejército y reúne al Parlamento en 1640
después de 11 años, pero no sólo no le apoya sino que, dominada por los puritanos, acusa al rey con la Gran
Amonestación y consigue la ejecución del conde de Strafford, teniente general del ejército. El rey intenta
detener a los líderes parlamentarios, sin conseguirlo y obligándole en 1641 a huir.
Estalla así una guerra civil entre realistas (caballeros) y parlamentarios (cabezas redondas) guerra que se libró
sin gran ferocidad en comparación con posteriores revoluciones y con propensión a la neutralidad por parte de
muchos condados.
TEMA 3
HACIA LA RUPTURA DEL IMPERIO ALEMÁN: CONFLICTOS RELIGIOSOS Y POLÍTICOS
El Imperio romano−alemán incluye las provincias unidas. Carlos V fracasa en su objetivo de unificar su poder
en el Imperio. Ha faltado una autoridad tradicional que lo dirigiera.
El cargo imperial es electivo, pero no hereditario. De la elección se encargan tres electores eclesiásticos
(arzobispos de Colonia, Tréveris y Maguncia), más cuatro príncipes laicos (duque de Sajonia, rey de bohemia,
del Palatinado y Marcgrave de Brandeburgo).
Los Austria son los más poderosos dentro de los príncipes de Europa. Su enemigo es el imperio turco. Son
señores de un extenso territorio: Bohemia (Moravia, Silesia, las Lusacias y Bohemia), Austria y diversos
territorios del sur.
La paz de Augsburgo en 1555 había puesto final a la guerra entre el emperador y los príncipes alemanes
luteranos, sin embargo sigue precario el equilibrio religioso y político que había resultado de ello. La
adopción del calvinismo por parte de algunos príncipes, entre ellos el elector palatino y el de Brandeburgo,
planteó un problema de estatuto: la paz de Augsburgo tan sólo reconoce el luteranismo. El hecho de que los
beneficiarios que cambien de religión sigan secularizando bienes eclesiásticos es una violación de la cláusula
de reserva eclesiástica.
Cada sucesión vuelve a plantear el sutil equilibrio religioso y político del Imperio y a causa de una sucesión,
la de Cleveris y Jülich, hay peligro de que estalle la guerra. Los pretendientes a su sucesión son numerosos
príncipes protestantes o católicos. Esta crisis de sucesión tiene por efecto hacer resurgir las divisiones
religiosas, eco de las divisiones políticas. Los príncipes protestantes se reúnen en la Unión evangélica en 1608
y los príncipes católicos se unen a su vez en la liga católica en 1609.
En las complicadas particiones sucesorias de los Habsburgo, el reino de Bohemia le corresponde a Rodolfo II,
que se instala en Praga y hace concesiones para ganarse la fidelidad de sus súbditos: conceden la carta de
majestad (1609) que reconoce la libertad de culto y establecen nuevas instituciones representativas: la Dieta
de las dos especies −para protestantes iglesias Utraquistas− y la Dieta católica. En caso de conflictos se
recurre a Defensores para establecer una conciliación.
Fernando de Habsburgo, católico, es elegido rey de Bohemia en 1617. Abandona Praga, trasladada la
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cancillería de Bohemia y tan sólo deja a Praga una regencia con 10 tenientes. Los Defensores se reúnen para
solucionar diversos problemas y Fernando les desautoriza y prohíbe toda nueva reunión, éstos acusan a los
tenientes de haber redactado ellos mismos la respuesta real. El 23 de mayo de 1618 los Defensores acuden al
palacio real para llevar una carta al rey; son recibidos por dos de los tenientes, la discusión se vuelve violenta
y los dos tenientes son arrojados por la ventana a los fosos del palacio. Los sublevados reúnen una Dieta, se
dotan de un gobierno provisional y forman un ejército.
Fernando es elegido emperador en 1619. Este Habsburgo reúne todas las soberanías antaño divididas por las
particiones sucesorias. Pero la Dieta de Bohemia declara la caída de Fernando, elige al jefe de la Unión
evangélica como rey de Bohemia y se alía al príncipe de Transilvania. El emperador recibe el apoyo del duque
de Baviera, jefe de la liga católica, que dispone de un ejército dirigido por Tilly. Las tropas españolas
intervienen desde Italia y desde los Países Bajos; se apoderaron del palatinado para controlar el eje estratégico
Italia−Países Bajos.
Las tropas de Tilly dispersan a los sublevados de Bohemia fácilmente en la Montaña Blanca en 1620. La
represión es tremenda: 27 miembros de las Dietas son condenados y ejecutados, sus bienes confiscados. En
todos lados se restablece el catolicismo y en 1629 el ejercicio de esta religión se hace obligatorio. El reino de
Bohemia ha perdido toda independencia.
A partir de 1625, la guerra que enfrenta al emperador con los príncipes del Imperio se convierte en una guerra
europea.
TEMA 4
LAS MONARQUÍAS BÁLTICAS Y ORIENTALES
Tres grandes rasgos marcan una evolución de Europa del norte a Asia menor a lo largo de la primera mitad del
siglo XVII. En primer lugar, los Estados con fronteras no bien determinadas, metidos en guerras interminables
y nunca decisivas, desean extenderse a costa de vecinos que están desgastados por disturbios internos.
• La sólida Suecia quiere los territorios ribereños del báltico.
• Rusia, consolidada en tiempos de los primeros Romanov, quiere extenderse hacia el este en
detrimento de Polonia, que tiene un poder débil.
• El Imperio otomano, que ha perdido parte de su combatividad del siglo anterior, se ve amenazado
doblemente: al oeste por Austria, que tiene el apoyo de la cristiandad europea, y al este por Persia.
En segundo lugar, la evolución del poder político se dirige hacia la consolidación de las monarquías absolutas
necesarias para la defensa de los Estados, hacia la conquista y la explotación de sus territorios. Finalmente, en
tercer lugar −esto es válido también para Europa central− , se reafirma y se agrava el reforzamiento de la
servidumbre iniciada en el siglo anterior.
EL APOGEO DE SUECIA: LA CONQUISTA DEL BÁLTICO
Gustavo II Adolfo Vasa llega al trono sueco en 1611. El luteranismo había triunfado definitivamente bajo el
reinado de su padre. Sin embargo, a su muerte, no dejaba su hijo un Estado con una situación muy favorable.
El país tiene una densidad inferior a dos habitantes por kilómetro cuadrado. Por otra parte, lega a su hijo tres
guerras en el exterior: contra Polonia, Dinamarca y Rusia.
El nuevo soberano tiene 17 años. De educación esmerada, el león del Norte es grande, está bien erigido. Su
devoción por el bien de su reino es total y su integridad absoluta. Tiene capacidades de hombre de Estado y de
jefe militar, la nobleza de sus miras y su prudencia sagaz. Se dedica primero acabar con los conflictos con
Dinamarca y Rusia. En los dos casos, la paz le lleva al acceso al báltico occidental y oriental. Liberado de
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parte de sus movimientos, Gustavo Adolfo se dedica entonces a la organización interna de su reino. Para ello
se apoyó en la nobleza, primer estamento al que sabe cómo manejar, y en uno de sus representantes, el
canciller Oxenstierna.
La organización del poder central se dirige hacia la consolidación de la autoridad real. La Constitución sueca
comprende tres mecanismos: la Dieta, el Senado y el rey. Desde el punto de vista económico, Gustavo Adolfo
y el canciller Oxenstierna adoptan una política mercantilista que busca encontrar subsidios para financiar la
guerra. Gustavo Adolfo dota a Suecia deun ejército poderoso adoptando un método de reclutamiento
homogéneo, escogiendo un armamento perfeccionado y empleando una táctica moderna. Las unidades
militares pasan de ser temporales a permanentes, el ejército está sometido a una disciplina estricta. Se
perfecciona el armamento: se acorta el mosquete, se emplea el cartucho, la artillería utiliza una concentración
de pequeños cañones de gran movilidad (culebrina).
En la guerra de los treinta años el cardenal Richelieu estaba deseoso de abrir un nuevo frente contra el
emperador, apremia desde 1624 a Gustavo Adolfo para que intervenga en Alemania. El rey entra allí en julio
de 1630. El soberano sueco en una campaña rápida pero no siempre victorioso, muere en sajonia en 1632. El
hegemonismo internacional y los fulgurantes éxitos militares en la guerra de los treinta años, sin una base
demográfica sólida, tuvieron un costo importante para Suecia. Durante la minoridad de Cristina, 1632−1645,
la corona hubo de alienar muchas tierras que pasar ahora nobleza y aceptar en 1634 una constitución en la que
quedaba muy supeditada a la aristocracia. En 1648 en la paz de Westfalia se configura una Suecia
territorialmente engrandecida y empobrecida.
DINAMARCA
La evolución de la monarquía danesa tiende hacia el absolutismo.
En contra del emperador, Christian IV interviene en el transcurso de la guerra de los treinta años (de 1625 a
1629) empujado por ambiciones territoriales. La lucha contra Suecia por el control del báltico se saldará con
tres guerras que disminuyen sus territorios.
Con la posesión de las islas Seeland retiene la llave del paso (Sund) entre el báltico y el mar del norte. A pesar
de continuar dominando buena parte de estos pasos, principal fuente de ingresos del reino y a tener un poder
económico similar de Suecia, Dinamarca es una potencia en declive.
POLONIA
A principios del siglo XVII el poder de Polonia parece grande, pero el siglo de oro polaco llega a su fin. Va
hacia la decadencia porque el poder monárquico se diluye, porque su unidad es demasiado frágil y porque
otros estados nacen o se desarrollan a costa suya.
A partir de 1587 la dinastía de Polonia hubiera podido contribuir, creando una dinastía duradera, a reforzar
autoridad monárquica. Pero no respetó a la religión, la persecución de sueños de dominio territorial en el
momento en que enemigos exteriores no pensaban más que en la debilidad polaca, y la extensión de la
servidumbre en Ucrania, son los tres escollos en los que fracasó.
RUSIA
Rusia, en el momento de la llegada de los Romanov (1613), está al filo de los "tiempos de agitaciones",
período a lo largo del cual los acontecimientos han tomado un aspecto del derrumbamiento general del
Estado, de las costumbres y de las tradiciones, sumándose a terribles ruinas materiales. Los dos primeros
soberanos, Miguel (1613−1645) y su hijo Alexis (1645−1676) tienen como tarea el asumir una obra de
restauración exterior e interior. Esta tarea se complica a causa de los problemas religiosos y económicos que
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provocan sublevaciones sociales de manera casi permanente.
Lo esencial del esfuerzo ruso bajo Miguel apunta hacia la expulsión de los invasores suecos y polacos.
Estando mejor asegurada la consolidación interior bajo Alexis, la política exterior pasará de la defensiva a la
ofensiva contra Polonia.
El Absolutismo se ha consolidado con el código de 1649 (Vlojenie). Este es una recopilación de disposiciones
del zar, de decisiones de los Prikaz (ministerios) y de decisiones de la justicia, y clasifica a la población en
diferentes grupos que tienen obligaciones hacia el Estado y hacia el zar. Se ha consolidado el poder del zar no
sólo por la clasificación jerárquica de la sociedad (comerciantes, artesanos, campesinos), sino también por la
centralización administrativa y religiosa y por la mejora del reclutamiento del ejército.
Para llevar a cabo la lucha en el frente occidental y la conquista de Siberia el ejército resulta el medio
indispensable. Rusia se extiende hacia el este siberiano. La conquista de un espacio tan grande en medio siglo
se explica por la debilidad de la población indígena. Siberia ha sido dispuesta por una red de fortines
(ostrogoi) y de pequeños puestos militares (zimovies) en donde los soldados imponen por la fuerza la
presencia rusa a los pueblos nómadas que no están asimilados.
La principal actividad de Rusia es el mercantilismo basado en los ricos comerciantes (gosti) de las ciudades
que se desarrollan. Los gosti, favorecidos por la política mercantilista de Alexis, constituyen el núcleo activo
de una burguesía que se está formando. Sin embargo, su peso es débil frente a los dos grupos sociales
formados por campesinos y nobleza.TEMA 5
LAS PROVINCIAS UNIDAS. LA TREGUA DE 12 AÑOS (1609−1648)
Las provincias del norte de los Países Bajos, sublevados contra la soberanía española y unidas por la adhesión
de sus aristocracias al calvinismo, han formado en 1581 una alianza, la Unión de Utretch, que confirma su
secesión de las coronas de España y su separación de los Países Bajos meridionales, que siguen siendo
mayoritariamente católicos. No es hasta 1609, cuando hay una tregua concertada con los españoles para 12
años, que las siete provincias del norte (Holanda, Zelanda, Utretch y cuatro más) pueden al fin tener un
desarrollo pacífico.
Es un territorio complejo en el que se hablan tres lenguas: holandés, alemán y francés. Existe una diversidad
religiosa con mayoría católica. Los calvinistas tienen más peso entre la nobleza aunque también encontramos
grupos luteranos y varias sectas. Las provincias unidas acaban siendo un lugar de refugio para los disidentes
dada la mayor tolerancia debido a la carencia de una autoridad fuerte. Económica y socialmente el territorio es
complejo. Holanda aporta cerca de la mitad del presupuesto federal y allí, en La Haya se reunía la más alta
representación de la república. Junto a Zelanda se dedica al comercio y es bastante moderna, actuando como
transportistas de Europa. Amsterdam es la capital del comercio mundial. Sin embargo el interior es más
tradicional con una sociedad campesina.
ESTRUCTURA POLÍTICA
Se distinguen tres niveles:
−CIUDADES: en muchos aspectos son soberanas. Están en manos de una burguesía rica y disponen de
autonomía urbana.
−PROVINCIA: cada provincia tiene su asamblea de estados, que reúne a diputados de la nobleza y de las
ciudades. La soberanía le ejerce el Estatúder y el Pensionario. El estatúder es un oficial militar elegido por los
Estados, encargado de dirigir los ejércitos y las flotas. La permanencia de peligros ha mantenido el cargo de
estatúder en la gloriosa y rica familia de Orange, desde que Guillermo de Orange fuera el jefe y héroe de la
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independencia, esta dinastía principesca sería identificada con la lucha contra el enemigo español y con la
causa nacional. El gobierno efectivo de una provincia le corresponde al Secretario de los Estados, recibe por
su cargo una pensión pública y es llamado por ello el Pensionario.
−ESTADOS GENERALES: son una reunión de embajadores de las 7 provincias. Se reúnen en La Haya. Hay
un cargo militar con funciones de coordinación: Capitán General o Almirante. El Secretario de los Estados, el
Gran Pensionario, ejerce prácticamente las funciones de un primer ministro de la república.
Dos tendencias se enfrentan en las Provincias Unidas por la orientación del Estado una era el Partido
Republicano, más liberal, pacifista y próximo al erasmismo en lo religioso (arminiana, calvinistas no muy
rigurosos. Cristo murió por todos, nadie está necesariamente condenado), que predominaba en Holanda,
especialmente en los grupos urbanos acomodados y se polarizó en torno al Gran Pensionario. Otro partido era
el Partido Orangista o Monárquico, más partidario de la guerra, defensor de la ortodoxia calvinista estricta
(gomarista, Cristo no murió por todos, sólo se salvarán los elegidos). Esta tendencia se nucleaba en torno a los
estatúder de la casa de Orange y son partidarios de crear instituciones comunes. Aspiraban trono como
culminación de su dominio.
LA TREGUA DE 12 AÑOS
En 1609 se llega a una tregua. Felipe III ha reconocido que es imposible restablecer la autoridad real sobre
estos Estados. Esta tregua duró 12 años. Se aspira a una paz definitiva pero crea problemas comerciales dado
que Amberes está bloqueada y no puede salir al mar. España necesita abrir unas pocas de salida. El comercio
holandés llega con sus barcos a África, Asia, Caribe y costas de Brasil, perjudicando el comercio de Portugal,
parte de la monarquía católica.
Hasta 1619 predominó la tendencia republicana, encarnada por Jan de Oldenbarnevelt. La ejecución de este en
1619 evidencia un giro y el triunfo de Mauricio de Orange, el cual reemprenderá desde 1621, al expirar la
tregua, la guerra con España. La guerra continuará en el marco de la de los treinta años entre los Habsburgo y
sus enemigos. La paz de Westfalia en 1648 en la que la monarquía española reconoció formal y solemnemente
la independencia de las Provincias Unidas y éstas alcanzan un nuevo estatus de potencia atípica y prometedora
en el concierto europeo.
Desde la paz de Westfalia, sobre todo hasta 1672, las Provincias Unidas estuvieron en el cenit de su poderío
comercial y político. Su flota representaba las tres cuartas partes del tonelaje europeo y sus puertos eran los
almacenes generales de toda Europa. También políticamente desempeñaron un papel capital en los conciertos
y conflictos internacionales.
Tras la inesperada muerte de Guillermo de Orange, triunfó en las Provincias Unidas la tendencia republicana,
más pacifista y liberal, bajo la dirección del gran pensionario Jan de Wit. Ejerce el poder a partir de 1651, es
el momento cumbre de la prosperidad holandesa. Han conseguido excluir del poder a la casa de Orange y
hacer frente a las amenazas inglesas. Cuando la invasión francesa, a la que no supo frenar en 1672, es
asesinado en una revuelta popular orangista.
En un clima de resistencia patriótica a ultranza, el joven Guillermo III se convirtió en el hombre fuerte. En
1675 se declaró hereditario en la familia Orange el cargo de estatúder. Guillermo III logró contener a los
franceses y que con ello aumentara su prestigio. En 1689 se convierte en rey de Inglaterra.
La gran contribución realizada por las Provincias Unidas a la civilización europea durante la segunda mitad
del siglo XVII no se limitó a sus éxitos económicos y comerciales en la senda de un capitalismo precoz. Su
firmeza frente al Absolutismo de Luis XIV contribuyó decisivamente a la afirmación de un modelo
político−social preliberal. Incluía este la defensa de la libertad de pensamiento y de expresión, y una creciente
tolerancia religiosa.
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TEMA 6
LA GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS EN EL IMPERIO.
LAS PACES DE WESTFALIA
El periodo precedente a la guerra de los Treinta Años había contemplado una precaria paz entre las grandes
monarquías de Occidente, gracias a los tratados de finales del siglo XVI y comienzos del XVII.
En este periodo ya se puede apreciar el comienzo del declive de los grandes imperios y con ello el eclipse de
las restauraciones universalistas político−religiosas, lo que se consuma en la Guerra de los Treinta Años. El
colosal Imperio español estaba cada vez más afectado por su propia inmensidad, lo que obligaba a grandes
esfuerzos por mantenerlo cohesionado; a ello agregamos el agotamiento de los tesoros americanos y las
bancarrotas sucesivas producidas por los exorbitantes compromisos internacionales.
La Guerra de los Treinta Años − culminación de la guerra entre Francia y los Habsburgo y primera gran
guerra europea − constituye uno de los hitos más importantes de la crisis en que se verifica el triunfo hacia la
plena modernidad. Al finalizar este conflicto, se habían echado los cimientos políticos de la Europa moderna.
Lo que comenzó siendo un problema religioso en un rincón de Bohemia se transformó rápida y abiertamente
en un problema político que afectará a todas las potencias europeas y se relacionará con otras guerras o
conflictos paralelos anteriores a él, pero que pronto se mezclarán.
La Guerra de los Treinta Años, por sus múltiples implicaciones, requiere un estudio de sus aspectos religiosos,
políticos y sociales, junto con el análisis de sus principales períodos; a saber: el de Bohemia−Palatinado, el
danés, el de la política imperial después de la paz de Lubeck , el período sueco, el período francés, y la lucha
frontal entre España y Francia .
La paz de Augsburgo de 1555 decretada en el Imperio ponía al luteranismo al mismo nivel que el catolicismo.
Reconocía la libertad religiosa a los príncipes, quienes podrían imponer la religión que profesasen; los
súbditos debían o aceptarla o emigrar o refugiarse en el culto privado. La única excepción a esta regla la
constituían los principados eclesiásticos y el clero católico en general, pues, si abandonaban la iglesia, debían
restituir el cargo, beneficio y rentas.
Este caso se presentó en varias ocasiones y los jerarcas eclesiásticos, al secularizarse y convertirse al
protestantismo, no querían dejar sus derechos y beneficios inherentes al cargo, lo que produjo graves crisis.
Entre 1555 y el estallido de 1618, tanto en el campo protestante, como católico, se produjeron grandes
cambios. En el primero, la aparición del calvinismo, minoritario pero muy activo. En el campo católico, a raíz
del Concilio de Trento emerge una combativa corriente antiprotestante encabezada por la Compañía de Jesús.
En Bohemia, el emperador Rodolfo II concedió, por la Carta de Majestad (1609), una amplia libertad religiosa
a los diversos cultos protestantes, lo que causó indignación en el campo católico. La elección imperial de
Fernando, discípulo de los jesuitas e intransigente con el protestantismo, causó gran inquietud entre los
reformados.
Las causas políticas, íntimamente imbricadas con las religiosas, tienen como fundamento la estrecha relación
entre los Habsburgo de Viena con los de Madrid. La personalidad de Fernando influyó mucho en el comienzo
de la guerra al abolir la Carta de Majestad que Rodolfo II había concedido a los protestantes. Ante esta
política antiprotestante los disidentes reformados y los católicos nacionalistas bohemios convocaron una Dieta
en Praga en 1618, teniendo lugar el incidente de la defenestración de los emisarios imperiales. La rebelión
tomó estado público y se extendió a Moravia y Hungría pero en la batalla de Montaña Blanca la rebelión
queda aplastada.
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El rey de Dinamarca Christian IV tiene un territorio muy extenso y decisivo para controlar el comercio del
báltico ya que cobra peaje por el paso del sund. Se ve amenazado por el emperador. Los apoyos con los que
cuenta Christian son las Provincias Unidas y Gran Bretaña, dado que Francia no puede intervenir debido a sus
problemas con los hugonotes. El ejército danés será derrotado en 1625 gracias a la labor de Wallestein y el
Barón de Tilly. Se firma la paz de Lübeck en 1629 por la que Dinamarca renunciaba a cualquier pretensión
sobre Alemania y se retira del conflicto.
Fernando II promulga el Edicto de Restitución en 1629 por el que obliga a los protestantes a devolver los
bienes a los católicos. Debido esto la lucha se prolonga. El retroceso danés daba accesibilidad al báltico para
los Habsburgo, esto era importante sobre todo para Madrid en su intento de estrangular a las Provincias
Unidas. Pero esta situación alarmó a Suecia cuya intervención cambió la suerte de la contienda. Gustavo
Adolfo II estaba ansioso de convertir el báltico en un lago sueco. Además, motivos religiosos llevaron al
ferviente luterano Gustavo Adolfo a encabezar una cruzada evangélica en favor del protestantismo alemán,
sirviendo de cobertura propagandística para el intervencionismo sueco. Tras un tratado por el que Luis XIII de
Francia otorga un subsidio anual de un millón de libras a Suecia, ésta se lanza contra las tropas de la Liga,
derrotando a Tilly en 1631 y penetrando después en Alemania del sur. En la batalla indecisa de Lützen 1632
muere el rey de Suecia. Suecia continúa en el conflicto.
La reacción francesa se materializa en una estrategia destinada a romper los lazos de la liga Habsburgo. Se
incrementaron las subvenciones a Holanda. Se pretenden cortar las comunicaciones por mar dividiendo
España y Bélgica y se invade la Valtelina por lo que Milán y Viena queda aisladas. La evolución del conflicto
franco español fue desfavorable para España.
Entre 1635−1638 los franceses habían invadido los Países Bajos hasta Lovaina y los holandeses
experimentaron grandes avances en ultramar. Los imperiales, bloqueados por el ejército sueco, no pudieron
ayudar a España. 1639 las dunas, 1640 Pernambuco. Además, España tenía problemas internos debido a las
rebeliones de Cataluña y Portugal. Richelieu ocuparía Perpignan poco después de que los catalanes
proclamaran conde de Barcelona a Luis XIII.
La derrota del ejército de Flandes en Rocroi en 1643 dio alas a la ofensiva francesa de Mazarino. Los
franceses entonces se dirigieron sobre Luxemburgo, Alsacia, Piamonte y Monferrato.
España continúa la guerra con Francia. El conflicto se prolongó 11 años ya que ambos países tenían
dificultades internas. Con la concentración de recursos navales en el Mediterráneo Felipe IV frustró la
estrategia francesa centrada por Mazarino en Italia. El estallido de la Fronda permitió a España una notable
recuperación militar con victorias en Dunkerque, Barcelona y Casale. Sin embargo, la reducción de recursos
financieros y humanos y la incapacidad para recomponer los pasillos de comunicación militar y sobre todo, la
irrupción de Cromwell señaló el destino de la guerra. Una coalición de potencias conseguirían quebrar el
sistema español. Portugal era la provincia rebelde e Inglaterra servía a Francia para romper el equilibrio de
desgaste franco español. La segunda victoria de las dunas en 1658 llevó a firmar la paz de los Pirineos en
1659.
Mientras, los suecos renuevan su alianza con Francia y atraviesan Alemania, Bohemia, Moravia y amenazan
Viena, obligando a Baviera a solicitar la paz.
Fernando III inició conversaciones de paz con Francia y Suecia que desembocaron en los tratados de
Westfalia en 1648 que redujeron el poder imperial y colocaron a Alemania a merced de la hegemonía franco
sueca. España firma la paz con las Provincias Unidas que se ven en peligro por la proximidad con Francia.
PAZ DE WESTFALIA−1648
Señala como grandes triunfadores a Francia, Suecia y Brandeburgo. A nivel político significa el triunfo de las
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libertades sobre el Absolutismo imperial. El emperador vio limitado su poder.
En el campo religioso se modifica el principio "cuius regio eius regio" (libertad religiosa de los príncipes,
quienes podían imponer a sus súbditos la religión que profesasen) en sentido de mayor tolerancia. El imperio
perdió su atributo de universalidad.
CAMBIOS GEOGRÁFICOS: Holanda y Suiza culminaban su proceso de independencia. Suecia recibió la
Pomerania anterior y la hegemonía sobre el báltico. Brandeburgo recibe la Pomerania oriental y preparar la
grandeza de Prusia. Francia recibe Alsacia y Lorena.
TEMA 7
LOS CONFLICTOS HISPANO−FRANCESES. LA PAZ DE LOS PIRINEOS
La fase francesa de la Guerra de los Treinta años coincide con la plena intervención española en este
conflicto, aunque ésta fuera constante desde 1620. En éstos últimos trece años de la guerra el conflicto se
desplaza hacia el oeste. Francia se enfrenta fundamentalmente con los Habsburgo de Madrid y el teatro de
operaciones se traslada a las fronteras de los Pirineos y de los Países Bajos.
España tendrá, a partir de 1635, le guerra abierta contra Francia, sumada al tradicional conflicto con Holanda.
La lucha comienza con una formidable reacción que sitúa a los ejércitos españoles amenazando París.
También los españoles por el sur atacan el país vasco−francés y el Languedoc. España, a partir de la década
de los 30, realiza su último gran esfuerzo por restablecer la ruta marítima a los Países Bajos, enfrentándose al
poder naval holandés. Este choque se cerrará con la destrucción casi completa de la flota española. A causa de
esto, los ejércitos españoles quedan aislados de la metrópoli.
Los años cuarenta contemplan la derrota prácticamente generalizada de españoles e imperiales, así como la
desaparición de los protagonistas de la guerra −Olivares, Richelieu y Luis XIII−. En España, la sublevación de
Cataluña y su sometimiento a Luis XIII permitió a Richelieu apoderarse del Rosellón. La campaña de Felipe
IV para recuperar Cataluña en 1643 fracasa y la batalla de Rocroi confirma la superioridad militar francesa.
Portugal en diciembre de 1640 también se subleva. El apoyo de Inglaterra, Francia, Dinamarca y Suecia
permitieron consolidar la independencia portuguesa, al vencer los españoles en Montijo (1644).
Felipe IV nombró al sobrino del conde duque de Olivares, Luis de Haro, principal ministro. A partir de 1648,
con la bancarrota de la corona de Francia, el ejército francés tuvo que vivir de las exacciones sobre la
población civil, con lo que su impopularidad superó a la de los tercios españoles de 1640. En 1652 la
rendición de Barcelona y el perdón real al principado pusieron fin al levantamiento catalán, que se saldó con
la pérdida del Rosellón.
La crisis de la Fronda permitió concebir esperanzas a España de cambiar el signo del enfrentamiento con
Francia. El duque de Haro fomentó los disturbios en el interior del vecino país, con lo que consiguió
importantes deserciones hacia el bando español. Con estos refuerzos, en 1656 Mazarino llegó a pedir la paz
con España, lo que no fue aprovechado por Haro.
La victoria de Mazarino sobre la Fronda y la alianza con la Inglaterra de Cromwell, que había desencadenado
las hostilidades contra España en 1656, permitió a la coalición franco británica vencer a Felipe IV en las
Dunas en 1658. el nacimiento del infante Felipe en 1657 aseguró la sucesión del trono español y apartó la
herencia de la infanta María Teresa, cuyo matrimonio con el rey Luis XIV era considerado por Francia como
piedra angular de la futura paz.
Las negociaciones en la isla de los Faisanes en el Bidasoa llevaron a la firma de la paz de los Pirineos en
noviembre del 1659. Francia ampliaba sus límites y reforzaba sus fronteras: en Flandes se apoderó de
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Gravelinas y de varias ciudades noroccidentales. En el sur, la soberanía de Luis XIV se extendió los condados
del Rosellón y buena parte de los de Conflent y Cerdaña. La frontera franco española quedaba establecida con
criterios geográficos −la línea de partición de aguas en los montes pirenaicos− apartándose de las divisiones
de señoríos y feudos. El matrimonio de María Teresa con Luis XIV quedó acordado con la cláusula de que la
renuncia de la infanta a la sucesión de la monarquía española sería compensada con una dote de 500.000
escudos. En cuanto Portugal, Francia prometió no ayudar a los sublevados, promesa que luego no cumplió.
TEMA 8
LA GRAN REBELIÓN INGLESA, LA REPÚBLICA DE CROMWELL
El ejército real no puede con el Parlamentario, constituido por Cromwell sobre un nuevo modelo inspirado en
la experiencia sueca, regimientos de cristianos independientes, pronto fanatizados, bien entrenados, son los
ironsides . La lucha contra el rey se convierte en una cruzada que se concreta en la victoria de Naseby (1643).
Carlos I se rinde en 1646 a los escoceses, que lo venden al Parlamento por una pasta. Se le condena, por alta
traición, a muerte.
La desaparición del rey y el desconcierto de sus partidarios dejan frente a frente en el reparto del poder a un
Parlamento depurado y al ejército, muy estructurado, de Cromwell.
Ponen al frente del gobierno a hombres de fe, integros y con un alto valor moral. Se establece un Consejo de
Estado de nueve miembros y un Parlamento de 140 diputados.
En 1653 ya hay una Constitución escrita donde Cromwell recibe el título de Lord Protector. Pero las
instituciones son sólo un simulacro ante lo que parece una dictadura de Cromwell, con un orden moral y
religiosos extremadamente estricto y avalado por sus éxitos militares y comerciales.
Los católicos irlandeses han alcanzado un poder considerable y se sublevan en 1641. Cromwell restablece el
orden personalmente con un ejército de 12.000 hombres sometiendo al país con enorme brutalidad: masacres
y expropiaciones, será origen del odio secular entre estas dos naciones.
La rebelión escocesa es política. Apoyan al hijo del rey ejecutado: Carlos II. Cromwell de nuevo lo somete y
Escocia es tratado como un país vencido y ocupado.
Mantiene a raya a los holandeses y a su poderosa marina en la corta guerra 1652−54. comercialmente en las
Actas de Navegación (1651) reserva a los británicos el estricto monopolio entre su metrópoli y las colonias,
privando a Holanda de un considerable comercio de redistribución.
Pero el poder de Cromwell se debilita por su rigor mismo y por los pocos partidarios que tiene. A su muerte
(1658) su hijo Richard, que no tenía ni su capacidad ni su carisma, renunció. El Parlamento Largo, reunido
bajo impulso del general Monck, declaró rey a Carlos II, iniciándose la Restauración de los Estuardo.
TEMA 9
LA FRONDA 1648−1653
Con este nombre se designa la compleja y caótica guerra civil que tuvo lugar en Francia. Un frente muy
heterogéneo tuvo en jaque durante varios años al gobierno detentado por el cardenal Mazarino por la
minoridad de edad de Luis XIV, bajo el regentado de su madre Ana de Austria, con escasa unidad y desigual
protagonismo:
• Grupo de príncipes de sangre real, grandes aristócratas: deseaban recuperar el poder perdido. El Gran
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Condé es el más destacado.
• La Nobleza de Toga que formaban el Parlamento y los titulares tradicionales de cargos de la
Administración, se sentían amenazados por los intendentes y deseaban limitar el poder de la
monarquía.
• El Parlamento de París encabezado por el popular Broussel.
• Sectores importantes del pueblo, afectados por el hambre por las malas cosechas y los agobiantes
impuestos.
La Fronda fue la cresta de la ola de rebeliones populares.
A partir del 29 de abril de 1648, los consejeros del Tribunal de las Ayudas se entienden con los del Tribunal
de Cuentas, del Gran Consejo y del Parlamento de París para rechazar solemnemente todos juntos las
decisiones de ministros que tras haberlos despojado de su autoridad, quien ahora arruinarlos. Su resolución
que se traduce en un decreto de unión de los tribunales.
Estos parlamentos tienen reconocida por la ley unas determinadas atribuciones. Tienen una función política
más o menos relevante:
• Deben registrar y validar las decisiones del rey. Examinar que lo que manda el rey es adecuado con la
ley. Se llama ENZEGISMENT.
• Elevar quejas al rey. Se llama DEMONSTRANCE.
Estos parlamentos suponen un freno al poder real. Los jueces se creen con una elevada emisión. En momentos
de debilidad real, se aprovechan y actúan deficientemente. El rey luego acaba imponiéndose en una sesión
solemne que se conoce como LIT DE JUSTICE..
En los años 40 hay fuertes tensiones. El Parlamento da problemas. Los jueces son más discutidores que
ejecutores.
La Fronda tiene dos grandes fases:
−Fronda parlamentaria (1648−49) el protagonista es el Parlamento de París. La protesta tiene un
paralelismo con la revuelta de Inglaterra. Los jueces parisinos están descontentos con Mazarino por asuntos
fiscales. Deciden organizar una asamblea conjunta, que el rey prohíbe. Se reúnen en la cámara de San Luis.
Elaboran 27 artículos con quejas y peticiones de reforma. Piden la reducción de impuestos, la prohibición de
nuevos edictos fiscales sin que el Parlamento los registre.
Las quejas se dirigen hacia los intendentes y los nuevos recaudadores de impuestos. Piden también el
privilegio de Habeas Corpus.
Mazarino y sus ministros no tienen otra elección que la de resignarse a ratificar el derrumbamiento político
exigido. Por medio de la declaración real, todo el trabajo de 20 años de gobierno se deshace llamados
intendentes provinciales y se revocan las innovaciones fiscales; se suspenden las recaudaciones impuestos. El
poder en las provincias pasó a manos inseguras de gobernadores y magistrados locales. El nuevo Estado
moderno, basado en el impuesto, es barrido. Mazarino intenta un golpe de fuerza llevando al pequeño rey
fuera de París y asediando la capital. De nuevo, en enero de 1650, Mazarino se arriesga haciendo que arresten
a los príncipes de Condé y otros, a los que teme por su influencia en el Estado. En diciembre 1650, la
cohesión de los descontentos, la "unión de las dos fronda"−la de la nobleza de toga y la de los príncipes−
contra el ministro indeseable parece que esta vez va a acabar con el destino político de Mazarino. Perseguido
con injurias, panfletos y canciones (más de cuatro mil Mazarinadas), Mazarino huye a Colonia. No se inicia
una guerra civil porque no había dos bandos en Francia al contrario que Inglaterra. Esta primera revuelta
termina con negociaciones y un bloqueo de París. El rey promete respetar los artículos y se concede una
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amnistía general.
Pero las imprudencias de Condé en París, la desgracia de las provincias devastadas por la guerra civil, la
laxitud de la opinión, que no encuentran la edad de oro sin guerra y sin impuestos en la que habían creído,
hacen que vuelva al poder Mazarino en 1653.
Enero (50−53): la protagonista es la nobleza, son años caóticos pues no hay dos bandos claros. Estalló la
fronda en la Provenza y Normandía... es una guerra cuyo protagonista es Condé ayudado por la nobleza y
España.
Según las opiniones de los frondistas, ministros prevaricadores que abusan de la minoría de edad del rey han
usurpado su autoridad. Esta usurpación parecía tanto más escandalosa cuanto que era ejercida por un
extranjero despreciado. Hacía falta suprimir el absolutismo fiscal, representado por los intendentes y los
recaudadores de impuestos y reducir los impuestos a su importe de 1610, antes de la guerra. Esto supondría
anular el proceso de centralización acelerado bajo Richelieu y todos los cambios sociales sobrevenidos desde
medio siglo. Se habría vuelto a un reino parcelado, sometido a las jerarquías sociales legados por la tradición.
La unanimidad de la fronda disparatada se quiebra con las tristes realidades de la guerra civil. En el transcurso
del año 1651 cambia la opinión, la mayoría de las ciudades ya no están seguras de ningún partido.
Ante toda esta locura el rey Luis encarna la esperanza. La sociedad francesa queda favorable al nuevo rey en
el que ven orden, triunfando así el absolutismo.
La fronda fracasa sin que nadie fuera su heredero. El motivo es la falta de unidad, de líder y la falta de
coherencia ideológica.
Había sido producida por un descontento acumulado contra el absolutismo, pero produjo el efecto contrario
por el cansancio de la guerra y el deseo de orden.
Francia es mayoritariamente católica. En Inglaterra la oposición al rey ha sido de carácter religioso. Además
Francia es unitaria mientras que Inglaterra es múltiple, en ellas la revuelta escocesa fue clave.
Así al final se restablecieron los intendentes y al Parlamento de París se le prohibió enviar Remonstrances.
A Mazarino le salvaran las victorias sobre España que llevarán a la paz de los Pirineos en 1659.
TEMA 10
EL FRACASO DE LA RESTAURACIÓN INGLESA. LA GLORIOSA REVOLUCIÓN
Inglaterra en 1660 experimenta el poder persuasivo que tiene la legitimidad de los Reyes. Tras la desaparición
de Cromwell su hijo Ricardo no puede dominar los conflictos que su padre había contenido: realistas contra
republicanos, anglicanos contra puritanos, militares contra parlamentarios. La confusión que reina en 1659
permite a Carlos II, hijo del rey ejecutado, preparar una toma de poder pacífica. Los jefes militares, el general
Monck en particular, convencidos de la necesidad de una restauración monárquica crean las condiciones de
este retorno: es elegido un nuevo Parlamento, con sus antiguas formas, que vota un reconocimiento de la
realeza. Carlos II entra en Londres en mayo de 1660.
Había escasos defensores de la república. Junto a la Restauración de la monarquía en la misma dinastía de los
Estuardo, se restaurada a la vez el Parlamento en su forma tradicional, y la soberanía de la ley. Fue una
solución de apaciguamiento y compromiso transitorio.
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Fueron eliminadas las prohibiciones del puritanismo y se reabrieron los teatros. Se ejecutó a una docena de
regicidas y se abolió la mayoría de las leyes posteriores a 1642.
En 1661 fue elegido el Parlamento Caballero, llamado así por la hegemonía en él de grandes propietarios,
realistas, el cual duraría hasta 1679. Este Parlamento aprobó el restablecimiento del anglicanismo. Votó en
1664 la Ley Trienal, para que el reino no pudiera estar sin Parlamento por más de tres años.
Desde 1668 Carlos II intenta una política más personal, caracterizada por la alianza con Luis XIV y la
tolerancia con los católicos. En los últimos años del reinado la cuestión de la sucesión se hizo crucial,
surgiendo dos corrientes o "partidos" políticos, ya desde 1679, cuando se eligió un nuevo Parlamento. Los
Whigs defendían la preponderancia del Parlamento y era un grupo formado, en buena medida, por
presbiterianos y disidentes. Los Whigs eran partidarios de excluir de la sucesión al hermano del rey, el duque
de York, convertido al catolicismo. Los Tories, que defendían la prerrogativa real y eran mayoritariamente
anglicanos, no admitían la exclusión. Entre 1679 y 1681 tres Parlamentos sucesivos, de mayoría de Whig,
votaron la exclusión y fueron disueltos por Carlos II, el cual, en cambio, si aceptó la ley de Habeas Corpus,
que garantizaba el derecho a un juicio rápido contra las arbitrariedades del poder ejecutivo. Carlos II terminó
su reinado así como un soberano absoluto en una nación que deseaba, ante todo, evitar la guerra civil.
Muerto Carlos II en 1685, el duque de York fue aceptado con desgana como rey (Jacobo II). Jacobo II desafió
la opinión pública al promulgar Declaraciones de Indulgencia que amparaban, equiparándolos, a los católicos
y demás disidentes religiosos, y al reunir un fuerte ejército. El nacimiento, de su segundo matrimonio, de un
nuevo heredero, bautizado católico, contribuyó a precipitar su abandono político por la clase dirigente, Tories
incluidos.
LA REVOLUCIÓN GLORIOSA DE 1688−1689
En junio de 1688 siete prominentes Lores, Whigs y Tories hicieron un llamamiento al estatúder de Holanda,
Guillermo III, para que acudiese a Inglaterra en defensa de la amenazada religión protestante. El estatúder
desembarcaba en Inglaterra al frente del ejército de unos 15.000 hombres. El ejército de Jacobo II no ofreció
resistencia y él huyó a Francia, donde fue acogido magníficamente por Luis XIV. Guillermo III entró en
Londres siendo declarado gobernador provisional.
Desde enero de 1689 se discutió en el parlamento−convención la delicada situación constitucional. Los Whigs
pedían que se declarase la inhabilitación de Jacobo II y la elección de un nuevo rey. Los Tories, en cambio,
abogan por la proclamación automática, por derecho hereditario, de María, quedando Guillermo III como
regente. Mediante una fórmula conciliatoria, Guillermo y María fueron proclamados rey y reina de Inglaterra
e Irlanda, después de aceptar la Declaración de Derechos elaborada por los Lores y los comunes como
"representación plena y libre de la nación". Esta declaración que da una solemne definición de las libertades
que limitaba muy claramente los poderes del monarca y, en particular, le vedaba la percepción de impuestos y
el mantenimiento de un ejército en tiempo de paz sin el consentimiento del Parlamento. Esta declaración fue
completada con una Ley de Tolerancia, aprobada por el Parlamento, que establecía la libertad de culto público
para los disidentes (exceptuando a los católicos).
En pocos meses se realiza un trabajo legislativo enorme que sigue siendo la base de las instituciones inglesas
contemporáneas. Los soberanos prestan juramento ante fundamental que representa el BILL OF RIGHTS
(1689). Esta declaración enumera los principios violados por los Estuardo que han suspendido la ejecución de
las leyes, recaudado dinero y reclutado ejércitos sin el consentimiento del Parlamento, detenido hombres
arbitrariamente y corrompido a los electores. Los parlamentarios prohíben a los Reyes de Inglaterra que
gobiernen en las Cámaras, que tomen decisiones financieras o militares sin antes consultarlo. El Bill precisa
los derechos de la persona que siguen siendo el fundamento de todo régimen liberal: reafirmación de la ley de
hábeas corpus.
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En conjunto las disposiciones del Bill of Rights, parecen moderadas y visan a que los grupos e instancias
conserven el poder efectivo que detentaban tradicionalmente: los ciudadanos adinerados, el Parlamento y la
Iglesia anglicana.
Aunque la declaración reafirmaba principios antiguos, significaba el triunfo definitivo de la monarquía
parlamentaria. Había tenido lugar, en ese sentido, una revolución política "gloriosa" como la llamaron los
coetáneos e incruenta, lograda por el consenso de las elites que deseaban evitar todo riesgo de radicalismo y
pronto mitificada por la historiografía Whig preliberal.
La revolución de 1688−1689 se mantiene en la historia como el modelo de revolución pacífica, preparada en
las mentes, y que encuentra rápidamente soluciones realistas. Fue la clara ilustración del principio
desarrollado por John Locke, aún más claramente partir de 1690, según el cual el contrato que mantiene al rey
a la cabeza de un pueblo puede ser deshecho. La tendencia Whig, liberal y hostil a cualquier sentimiento de un
poder sagrado, dominará la política inglesa en el eje de los dos siglos.
Si existe en el siglo XVII, principalmente las ciudades, una opinión pública capaz de tomar conciencia de los
problemas políticos y de poner en jaque la voluntad del rey, es porque el conjunto de la población ha
evolucionado lo suficiente como para ser no ser permeable a las tomas de posición, si no a la ideología. En
conjunto, la población, muy marcada por la religión reformada, por la lectura en familia de la Biblia, y por el
cuidado que ponen los ministros del culto en hacer la catequesis en lengua vulgar, se alfabetiza. También se
multiplican las correspondencias y los periódicos de tendencia política. Inglaterra es, por otra parte, el primer
país en el que aparecen tendencias políticas o de una línea coherente y a las que se empieza a llamar partido.
Se definen, por tanto, dos tendencias, una liberal (Whig, contra aristocrática y hostil a los personajes más
autocráticos de la familia real, defendida por la burguesía de negocios) y una tendencia conservadora o Torie,
según la cual no puede existir un Estado poderoso sin una fuerte autoridad real, y que es defendida por los
Grandes de la aristocracia, de la Iglesia y del ejército.
En Inglaterra, las opiniones políticas se basan en el desarrollo de ideologías debatidas desde hace tiempo y es
chocante constatar que existe en el siglo XVII en este país un impacto real de la teoría pura en materia
política. Las obras de Franciso Bacon o de Thomas Hobbes, en la primera mitad del siglo XVII, constituyen
una justificación del poder real. Frente a la idea de una esencia divina de la monarquía aparece la teoría según
la cual la autoridad real no puede basarse en más que en un consenso popular, un contrato que sería garante de
la organización social y de la paz. John Locke demuestra que, si el soberano no es honesto en el respeto del
contrato popular, es legítimo desposeerlo (ensayo sobre el poder civil, 1681) por ello, se puede pensar que
Locke fue el profeta de la revolución de 1688.
Guillermo III derrotó en 1690 a los partidarios de Jacobo II. En Inglaterra, Guillermo III reinó sin graves
problemas internos. Su esposa María murió sin que tuvieran hijos. La propia mecánica política contribuyó de
forma importante a la consolidación del poder del Parlamento. Las largas ausencias del rey, quien combatía en
el continente desde 1692, realzó la importancia del gabinete de ministros. La necesidad de aprobar cuantiosos
créditos para la guerra llevó a la costumbre de votar anualmente el presupuesto. Esta necesidad contribuyó
asimismo a la decisión de crear el Banco de Inglaterra en 1694.
El rechazo de una dinastía de derecho divino suponía un consenso suficientemente fuerte entre los principios
reinantes y los representantes del pueblo como para que estuviera asegurada la continuidad del poder. Pero
Guillermo III ni ninguno de los matrimonios a los que atañe directamente la corona tienen herederos. Al haber
el parlamento rechazado el principio de cualquier sucesión católica, el trono es para Sofía, nieta de Jacobo I,
con todas las incertidumbres que esto supone.
A partir de 1707, por el ACTA DE ESTABLECIMIENTO se unen los reinos de Escocia e Inglaterra, se
fusionan las dos coronas disminuyendo los riesgos de separatismo violento. Por medio de este nuevo estatuto,
los escoceses consiguen ventajas políticas y económicas que contribuyen a unir a los dos reinos. A partir de
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ahora se utiliza el término Reino Unido. Escocia conserva su justicia y su Iglesia particular, que es
presbiteriana. Obtiene un sistema fiscal particular adecuado a su nivel de vida.
La primera mitad del siglo XVIII resulta ser para el Reino Unido una etapa de estabilización. El régimen
político se estructura a partir de entonces sobre bases que deben definitivamente eliminar la tiranía con la
distinción entre el poder legislativo y ejecutivo convirtiéndose el Parlamento en el órgano central de esta
constitución con su Cámara Alta formada ahora por más de 200 Lores y su Cámara Baja, la de los comunes,
con 588 cargos elegidos de los burgos y los condados. Rápidamente los Comunes se convierten en la
asamblea que dirige los asuntos del país, de modo que las elecciones constituyen algo importante.
TEMA 11
LUIS XIV DE FRANCIA
La guerra de los treinta años y las crisis político−sociales de mediados del siglo XVII propiciaron un clima
político favorable a un poder real fuerte, garante del orden, de la estabilidad y de una cierta paz (al menos
interna). Durante la época de gobierno personal de Luis XIV (1661−1715), no sólo en Francia sino en la
mayoría de los Estados europeos triunfa un sistema político al que solemos denominar con el término
Absolutismo.
En la época existió una importante corriente de pensamiento político absolutista, desde posturas religiosas
(Bossuet) o agnósticas (Hobbes). Postulaba una clara superioridad del soberano respecto a las asambleas
estamentales tradicionalmente representativas, de cuyo control debía quedar aquel desligado (absolutus), así
como de cualquier otro poder terreno. El creciente papel de la Corte como centro de mecenazgo y difusor de
hábitos refinados de comportamiento es un tema al que se le da ahora gran importancia.
Francia fue en "el siglo de Luis XIV", el Estado demográfica y políticamente hegemónico en Europa. Con
Francia compartieron el sistema absolutista otras naciones nacientes como: Brandeburgo−Rusia (surgida de
las ruinas del imperio germánico en la paz de Westfalia) y Rusia.
El reinado nominal de Luis XIV se inició en 1643, cuando tenía cinco años, aunque sólo tras la muerte de
Mazarino, en 1661, tuvo lugar la toma de poder y el comienzo de su gobierno personal, sin valido ni primer
ministro. Sin embargo, la política del rey tuvo una continuidad profunda con la de Richelieu y Mazarino en la
afirmación del Absolutismo monárquico y en la pugna con la Casa de Austria por la hegemonía en Europa.
PROBLEMAS
−ABSOLUTISMO. Creación de de la administración real. Respondió las perspectivas de su generación que
aspiraba a la paz. Se le acogió como El Salvador.
−RELIGIOSO: es profundamente religioso, quería ser digno de ser rey cristiano y tuvo problemas con los
hugonotes con el janseismo y galicanismo. Se creía rey por mandato divino, emblema del sol como astro que
ilumina a los demás.
−EXPANSIÓN EXTERIOR: rotundidad hegemónica como no hizo Carlos I.
Luis XIV no poseía una gran cultura, pero tenía sentido práctico, una gran capacidad para el trabajo el juego y
el amor, y una salud de hierro. Sobrevivió a dos generaciones de herederos y tuvo que entregar su reino a su
bisnieto. También marcó al Rey Sol su traumática evidencia infantil de la Fronda. Esta le dejó, además de su
horror a la anarquía, la desconfianza hacia la gran nobleza (a la que doméstico en la jaula dorada de
Versalles), hacia los parlamentarios (a los que tuvo a raya) y hacia las provincias reivindicadoras (sometidas a
un centralismo que ha perdurado). Por la familia de que descendía, Luis XIV estaba entroncado con bastantes
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casas reinantes de otros países. De ahí vienen, junto a la tendencia expansiva de su fuerte reino, sus intereses
europeos. Adoptaron éstos la forma de un hegemonismo triunfante. Es preciso tener en cuenta la presión casi
ininterrumpida de la guerra desde 1672 para comprender la trayectoria interna del Absolutismo francés
durante reinado de Luis XIV.
GOBIERNO
Orden, eficacia y unidad fueron objetivos perseguidos. La Francia de Luis XIV fue gobernada desde la Corte,
por un sistema de consejos que gravitaba totalmente en torno al rey. En las reuniones del Consejo real
tomaban parte, según los asuntos, unos consejeros u otros procedentes, en su mayoría, de la pequeña nobleza.
Las cuatro secciones del Consejo real fueron:
• El alto consejo (Conseil d´en haut) fue el principal comité asesor de Luis XIV a las grandes
cuestiones de Estado, pero tendió a concentrarse, en la política exterior. Formaban parte de él entre 3
y 5 consejeros. Tras 1661 Luis XIV convocará habitualmente a una celebre tríada: Colbert, Michel Le
Tellier y Lionne. Más tarde, el marqués de Louvois y Arnaud de Pomponne
• El consejo al interior (Conseil des Dépêches): contestaba con instrucciones a los informes remitidos
por los agentes del rey en las provincias. Lo formaban el canciller (segundo personaje del reino), los
cuatro secretarios de Estado (extranjero, guerra, marina y casa del rey) y el controlador general de las
finanzas.
• El consejo de las finanzas le competía no sólo las grandes cuestiones de política económica, sino
también un control preciso de la contabilidad
• Consejo de Estado tenía atribuciones legislativas y judiciales. Como jurisdicción suprema, reforzaba
el control del gobierno central sobre los tribunales de justicia.
Reaparece el cargo de intendente de provincia. De ser ocasionarse vuelve cada vez más duradera y cada vez
adquiere mayores competencias.
EL COLBERTISMO
Desde el siglo XVI se soñaba con reagrupar la multitud de mandatos reales en códigos ordenados; las guerras
habían impedido esta obra unificadora. Colbert tiene tiempo para dedicarse a ello y hace que se proceda
durante los primeros decenios del reinado a la redacción de grandes ordenanzas que resumen el Derecho y que
fijan la jurisprudencia hasta finales de la monarquía. Toda la administración pasó a manos de Colbert desde
1661 hasta su muerte, en 1683. Además de las finanzas se encarga de las edificaciones, las artes y
manufacturas y de la marina. Vuelve a poner en orden toda la fiscalidad. Hasta entonces, los nuevos ingresos
se obtenían del impuesto directo, las tallas, que recaían casi exclusivamente en los campesinos. Él obtiene el
incremento de rentas a partir de los impuestos indirectos. Estas tasas de consumo afectan igualmente a los
privilegiados o a los más numerosos beneficiarios de exenciones. Por eso son raras las revueltas antifiscales,
endémicas desde 1635.
Colbert también cree en un dirigismo económico, dicta la política a la que se ha llamado mercantilismo.
Consiste en conseguir el máximo posible de metales preciosos, exportando productos manufacturados de gran
calidad, y gastar muy poco, poniendo tarifas aduaneras prohibitivas sobre mercancías extranjeras.
En la construcción marítima, el éxito de Colbert es indudable. Incrementó los navíos mercantes de tonelaje
superior a 100 tn y formó una poderosa flota real de guerra capaz de proteger los convoyes franceses de las
incursiones holandesas e inglesas.
Promueve las artes, las letras, las ciencias... a mayor gloria de la monarquía. Fundada Academias bajo el
patrocinio del rey.
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LOS PROBLEMAS RELIGIOSOS
La concepción centralizada y autoritaria del poder no podía dejar dentro en conflicto con el sentimiento
religioso de minorías. La hostilidad de Luis XIV hacia el protestantismo no es el resultado de una convicción
teológica, sino más bien de un plan político. A partir de 1671 se pone en marcha un desmantelamiento
progresivo de las libertades políticas y religiosas. Hacia 1679 se pasa del acoso a las persecuciones y en 1685
el edicto de Fontainebleau restablece la unidad religiosa del reino. Estas medidas empuja a los hugonotes al
exilio o a la conversión. Los nuevos conversos no lo son sinceramente. Se plantea una revuelta enCevennes
liderada por mujeres. No han desaparecido debido a que existía una tolerancia de hecho.
El problema del jansenismo fue más complejo. El jansenismo es una sensibilidad religiosa católica recalca el
poder total de la gracia divina en la salvación de los hombres. Defienden a un dios justiciero ante el hombre se
siente impotente. Buscan una religiosidad más íntima como un retorno a los viejos padres, rechazando la
cultura clásica. Los jesuítas son sus opositores, hombres modernos que se interesaron por los ciencias. Los
jansenitas sueñan con una iglesia secular. El jansenismo fue condenado en 1653 con la bula "Cum occasione".
Regalismo: doctrina o política que pretende recuperar para el rey una serie de derechos, poderes que
considera el monarca que le han sido arrebatado por la Iglesia y sobre todo por el Papa. Una forma de
regalismo será el galicanismo: defensa de las libertades de los eclesiásticos de Francia y limitación del
autoridad Pontificia en cuestiones espirituales.
TEMA 12
LOS CONFLICTOS EUROPEOS: 1660−1700
Tras el agotamiento de una guerra mantenida desde 1635 hasta 1659, la reorganización del ejército es tarea de
los secretarios de Estado de la Guerra que se suceden: el viejo Michel le Tellier, con cargo desde 1643, y su
hijo el marqués de Louvois, a partir de 1662. Forman un ejército nuevo. Para formar un cuerpo de oficiales,
completan y fijan la jerarquía de los grados y la antigüedad. Para enrolar soldados, el reclutamiento resulta
insuficiente. Y, el reclutamiento de extranjeros tomó una amplitud inédita. En 1688 se formó una milicia de
hombres suministrados por las parroquias, iniciando ya de esta manera un servicio nacional. Se generaliza el
llevar uniforme. No utiliza tanto el mosquete sino el fusil, con un disparo cada vez más rápido y seguro (no
utiliza mecha sino pedernal). Se sustituye la pica por la bayoneta para el asalto definitivo. Empezarán a
construirse cuarteles, reduciendo así la obligación impopular de los alojamientos de soldados en casa de los
habitantes. El ejército pasa de tener 120.000 hombres en 1672 a tener cerca de 400.000 en 1703. Como el
juego de estrategias del norte y del este se sitúa en paisajes de llanuras sin puntos de apoyo naturales, se
construyen laboriosamente líneas de fortificaciones que se adentran en el reino. Esto es obra del ingeniero del
rey Vauban. Este multiplica las fortificaciones con fosos para que sea difícil que la artillería las alcance.
Se termina de construir Francia en estos años de guerra. El Franco Condado, Lorena y parte de los Países
Pajos se integran en el territorio. Los otros dos ámbitos de conflictos son el Báltico y el valle del Danubio. En
el báltico el problema es la hegemonía de Suecia, Dinamarca, Prusia, Brandeburgo, Polonia y Rusia. Suecia es
la tradicional aliada de Francia.
En el valle del Danubio tenemos el retroceso del imperio otomano. Tres potencias se alían para expandirse al
sur: Austria, Polonia−Lituania y Rusia.
La expansión territorial comienza con la compra de Dunkerque a los ingleses en 1662, la conquista de Lille y
otros lugares del norte tomados a los españoles tras la rápida guerra llamada de Devolución (1667−1668).
Luis XIV reclamaba la dote de su mujer, no pagada por el reino español en un momento de crisis en España:
Carlos II. Como la regente española Mariana no se los da, Luis envía al ejército. Se organiza una triple
alianza: Holanda, Inglaterra y Suecia. Consiguen una paz entre Luis y Mariana. La paz de Aquisgrán. Esta
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victoria escandalosa frente a España anima al Luis XIV.
Desde 1672 hasta 1679, Luis XIV lleva la guerra contra las Provincias Unidas. Se trata de romper la
hegemonía marítima de los holandeses. Las tropas pasan el Rhin, bordeando los países bajos españoles y
llegan hasta Utretch. Su victoria es aplastante. La Haya y Amsterdam se salvan gracias a la inundación de las
tierras pero el Pensionario Jan de Wick lo pagará con su vida.
La toma de poder en La Haya hecha por Guillermo de Orange galvaniza la defensa de los holandeses; luego el
rey de España y el emperador se alían con ellos, y así limitan las conquistas francesas. El tratado de Nimega
(1678) reconoce la conquista del Franco Condado (los países de jura), quitado a España. El gran perdedor es
Carlos II de España. Luis XIV aparece entonces como el árbitro de la Europa política.
GUERRA FRANCO−ESPAÑOLA
A partir de la conclusión del tratado, la diplomacia francesa procede hacer anexión es realizadas en momentos
de plena paz. Bajo pretextos de derecho señorial o consuetudinario, un tribunal frances falla sentencias de
reunión que agregan al territorio varios ducados de Deux Ponts de Montbelisard, y luego, sin el menor
argumento, Estrasburgo en Alsacia y Casale en Piamonte, ocupados en septiembre de 1681. Estas anexiones y
el rechazo a intervenir para ayudar a los territorios imperiales amenazados por los turcos en 1683 ofuscan
gravemente la opinión europea. Cuando la sucesión al principado episcopal de Colonia opone de nuevo a
Francia y el Imperio, la guerra vuelve a comenzar en 1688 y forma una coalición continental contra Francia.
LA LIGA DE AUGSBURGO: esta coalición es aún más temible, ya que Inglaterra ha cambiado de campo.
Hasta aquí, los vínculos de parentesco entre los soberanos habían proporcionado la alianza o la neutralidad
inglesa. Pero, en noviembre de 1688, un golpe de Estado derroca a Jacobo II, cuyo catolicismo indigna al
patriotismo inglés, que se identifica con la Iglesia nacional anglicana. La corona pasa a manos de su yerno
Guillermo de Orange, estatúder de Holanda, que adopta el nombre Guillermo III. Ocupa un rango entre los
adversarios más resueltos de Luis XIV. La guerra europea va a durar nueve años. Si bien Francia hace frente
en los Alpes y en Flandes, sufre reveses marítimos. La guerra terrestre fue favorable a Luis XIV. La guerra
fue dramática en Cataluña. El frente se movió mucho. Luis XIV invadió Cataluña en 1697 Las hostilidades
llegan a su fin en un congreso de paz celebrado en Ryswick en 1697. Luis XIV tiene que abandonar la mayor
parte de las anexiones como Cataluña y Luxemburgo, salvo Estrasburgo, y reconocerá los holandeses en
derecho de establecer una línea de guarniciones, llamada la Barrera, delante de su frontera, en el territorios de
los Países Bajos españoles.
El equilibrio así establecido duró poco, pues la muerte de Carlos II de España sin descendencia en 1700,
provoca un gigantesco juego político.
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