PROYECTOS PRODUCTIVOS PARA GRUPOS DE MUJERES Y SU IMPACTO EN LAS RELACIONES DE GÉNERO R.E. Riaño Marín Centro de Enseñanza Investigación y Extensión en Ganadería Tropical, Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, Universidad Nacional Autónoma de México, Martínez de la Torre, Ver, 93600, México, [email protected] RESUMEN El objetivo de esta investigación fue analizar si las contribuciones económicas de las mujeres rurales son un mecanismo para promover cambios en sus relaciones de género y si esto permite mejorar su posición en sus hogares y comunidad. La investigación concierne directamente al actual debate sobre el empoderamiento de la mujer, así como a la discusión de la importancia sus ingresos y la promoción de programas de microcrédito para alcanzar la igualdad de género. Como fuente potencial de ingresos, el estudio analizó tres proyectos productivos con animales financiados por diferentes dependencias gubernamentales otorgados a grupos de mujeres. La investigación se llevó a cabo en la región norte del Estado de Veracruz. Se trabajó con 23 hogares en una comunidad rural en los cuales 14 había hombres y mujeres que pertenecían o habían pertenecido a un proyecto productivo. Se encontró que ninguno de los proyectos productivos generó empleos ó ingresos regulares a las participantes quienes tampoco experimentaron como resultado de su participación cambios en sus relaciones de género que les permitieran mejorar su posición en sus hogares y en la comunidad. 1. INTRODUCCIÓN Los cuestionamientos al empoderamiento de la mujer han sido tema de debate desde hace más de 30 años y se han intensificado recientemente debido al compromiso mundial de cumplir los Objetivos del Milenio para el 2015. El tercer objetivo es promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. Por lo tanto, la importancia del empoderamiento de las mujeres no es tema de duda. Sin embargo, algunos promotores e investigadores del desarrollo cuestionan intervenciones promovidas como mecanismos para el empoderamiento personal y colectivo de las mujeres, tales como los programas de micro-crédito para desarrollar proyectos productivos generadores de ingresos. De acuerdo al enfoque macro-económico de desarrollo, los programas de micro-crédito para proyectos productivos son promovidos como una fuente de ingreso para las mujeres. Se asume que su participación e ingresos obtenidos, las empodera y eventualmente promueve cambios en relaciones de género desiguales. Pero este enfoque parece soslayar la importancia de entender las relaciones de género a nivel intra-hogar y en la comunidad, las cuales determinan significativamente las oportunidades para las participantes. Aunque este enfoque ha sido por mucho tiempo criticado por su aceptación de estructuras de poder desiguales y porque pasa por alto las relaciones de género intra-hogar, sin embargo sigue siendo popular. En México, los programas de micro-crédito para grupos de mujeres han sido promovidos extensivamente como medio para el 1 empoderamiento. Este estudio se relaciona con la discusión de los programas de micro-crédito para proyectos productivos como una fuente de ingresos para mujeres, como mecanismo para su empoderamiento personal y colectivo, y para cambiar relaciones de género desiguales. Esta investigación se basó en el entendimiento de la necesidad de enfocarse en las relaciones intra-hogar para apreciar las implicaciones del acceso a y control de las mujeres sobre sus ingresos. El estudio consideró a los hogares como espacios donde las transformaciones de género deben ser manifiestas. Sin embargo, tomando a los hogares como la unidad de análisis, esto no excluyó los vínculos entre los hogares y la sociedad. La literatura sobre los hogares demuestra que éstos deben ser analizados como un segmento de la sociedad en los cuales están situados, ya que éstos reflejan normas y prácticas culturales de esa sociedad. Por ésta razón, el diseño de investigación consideró tres niveles: micro, meso y macro. 2. METODOLOGÍA La investigación se abordó desde referentes cualitativos. La investigación dio voz a las mujeres, valorizó la subjetividad y el significado de su experiencia. Debido a que el estudio buscó una comprensión holística de los grupos de mujeres y de los proyectos productivos, el diseño de investigación abarcó tres niveles: micro, meso y macro. La investigadora esta conciente de que el análisis e interpretación de los hallazgos de investigación cualitativa de este tipo puede ser sujeto a cuestionamientos. Sin embargo la investigación buscaba el entendimiento holístico, y como señala Schwandt (2000:193), para comprender (interpretar) una situación específica, el investigador debe captar la complejidad entera de contextos institucionales, prácticas, intenciones, creencias, formas de vida, lenguaje y demás. Así, el diseño de investigación permitió escuchar las voces de las y los actores sociales en la localidad de Sabaneta, y permitió también integrar puntos de vista, experiencias y percepciones de promotores, investigadores y responsables de programas de desarrollo financiadores de proyectos productivos. A nivel micro se trabajó con un caso de estudio en la localidad rural de Sabaneta, Coxquihui, Veracruz. Se trabajó con un total de 23 hogares que voluntariamente aceptaron participar. De ellos 14 tenían miembros que habían o eran participantes en proyectos productivos (14 mujeres y 6 hombres). Un total de 95 informantes fueron entrevistados: 46 mujeres realizando diversas actividades generadoras de ingresos, 36 miembros de los 23 hogares investigados (11 mujeres y 25 varones) y 13 informantes claves (6 mujeres y 7 hombres). A nivel meso, nivel regional, se trabajó con 9 informantes de instituciones de investigación, dependencias gubernamentales y organizaciones no gubernamentales. Cuatro de ellos contaban con información sobre los grupos productivos en Sabaneta porque estaban relacionados a los proyectos implementados en esa localidad. Un promotor de cada fuentes financiadora fue entrevistado: Programa Mujeres en el Desarrollo Rural PMDR de la SAPARPA, Fondo Nacional de Apoyo a las Empresas en Solidaridad FONAES y Brigadas para el Desarrollo de la SEP, y el cuarto informante fue el líder de la Unión General Obrero Campesina y Popular (UGOCEP), quien fuertemente promovió la solicitud y aprobación de dos proyectos productivos en Sabaneta. Otros dos informantes eran los responsables de los programas gubernamentales PMDR y FONAES, dos informantes pertenecían a organizaciones no gubernamentales, y el noveno informante fue una investigadora en estudios de género. A nivel macro, nivel nacional, se trabajó con 10 informantes de 8 instituciones entre ellas dependencias gubernamentales, institutos de investigación, organizaciones no gubernamentales y movimiento feminista. Se entrevistó a un informante de seis instituciones (Facultad de Psicología UNAM, Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco, Centro de Investigaciones en Ciencias Agropecuarias UAEM, Progama Mujeres en el Desarrollo Rural, Red Nacional de Asesoras y Promotoras Rurales, A.C., y Equidad, Género, Ciudadanía Trabajo y Familia, A.C.) y cuatro investigadores de dos instituciones (Colegio de México y Colegio de Postgraduados Campus Puebla). Para la recopilación de información, en Sabaneta se emplearon las siguientes técnicas: entrevistas semiestructuradas, observación participante, técnicas participativas (gráfico histórico de la comunidad, mapeo de la comunidad y transecto) y cuatro grupos de discusión. A niveles meso y macro se utilizaron entrevistas abiertas. La información obtenida en los tres niveles se categorizó por temas y sub-temas, así la información fue sistemáticamente categorizada permitiendo un nivel más alto de comprensión y análisis de los datos recopilados (Pole y Lampard, 2002). 2 3. RESULTADOS La experiencia de la población de Sabaneta con programas de micro-créditos para proyectos productivos comenzó en 1999 cuando un grupo de 31 personas (16 hombres y 15 mujeres) recibieron un financiamiento a través de FONAES para un proyecto para la producción de borregos. Los miembros de este grupo eran afiliados a la UGOCEP, y el líder de esta organización campesina promovió fuertemente la formación del mismo. La UGOCEP fue el canal para la solicitud y aprobación de este crédito. FONAES requería un mínimo de 30 integrantes y por no haber suficientes miembros interesados en participar, esposas, hijas e hijos de los interesados fueron incluidos para completar el requisito. De ellos, 15 solo fueron ‘nombres en la lista’ y no tuvieron participación activa en el desarrollo del proyecto de borregos. De las 15 mujeres registradas, 10 nunca visitaron la explotación de borregos, tres lo hicieron esporádicamente y dos frecuentemente. Los integrantes de este grupo decidieron pagarse las jornadas de trabajo realizadas en la explotación de borregos. Los varones realizaron las jornadas asignadas a las mujeres obteniendo el pago correspondiente. Por problemas administrativos y técnicos el proyecto no generó ganancias económicas para los participantes, excepto los salarios obtenidos por sus jornadas. Al agotarse el crédito de FONAES, los integrantes del grupo debían aportar contribuciones económicas por ello 7 mujeres y 5 hombres mayoritariamente ‘nombres en la lista’ abandonaron el proyecto. En 2001, un grupo de 17 mujeres recibió un financiamiento del PMDR de la SAGARPA para desarrollar un proyecto productivo de cerdos. La formación de este grupo también fue promovida y apoyada por la UGOCEP. De este grupo, diez mujeres también eran miembros del grupo mixto trabajando con el proyecto de borregos. El PMDR estipulaba que el grupo debía conformarse por 20 integrantes, así que hijas, cuñadas y suegras fueron invitadas a participar. En 2002, el grupo recibió un segundo financiamiento a través de FONAES. La granja de cerdos fue construida en lo alto de una colina careciendo de servicios como luz y agua, siendo para las mujeres difícil cumplir con sus jornadas de trabajo en la granja. Al inicio del proyecto las integrantes decidieron que el trabajo de la granja debería ser realizado por dos miembros por un lapso de 24 horas. Sin embargo, solo dos integrantes realizaron sus faenas y el resto contaron con el apoyo de los varones de sus hogares para realizar las jornadas en la granja. Cuatro mujeres renunciaron debido a que no pudieron tener este apoyo. Cuatro mujeres decidieron pagarle a un trabajador para hacer sus faenas en la granja. Al agotarse los créditos del PMDR y de FONAES, las integrantes realizaron aportaciones económicas para compra de insumos. Tres mujeres renunciaron al grupo porque no pudieron seguir aportando contribuciones ni pagarle al trabajador porque ya no tenían el apoyo de los varones de sus hogares. De las 10 integrantes que al momento conformaban el grupo solo tres visitan la granja regularmente. El proyecto rindió una modesta producción de lechones y las integrantes encontraron problemas para venderlos. Todas las integrantes del grupo manifestaron desencanto por los magros ingresos obtenidos (integrantes y ex-integrantes únicamente recibieron dos lechones). Ninguna de las integrantes manifestó haber ganado beneficios personales, colectivos o económicos como resultado de su participación en el proyecto. El único beneficio que identificaron fue el entrenamiento técnico que recibieron. En 2003, un grupo de 12 mujeres obtuvo un crédito para desarrollar un proyecto productivo de aves a través del Programa Brigadas de Educación para el Desarrollo de la SEP. El grupo se formó de parientes cercanos y comadres. Las integrantes acordaron que ningún otro miembro de sus hogares debería realizar actividades en la granja de aves. Durante el primer ciclo productivo, 6 integrantes abandonaron el grupo incluyendo la presidenta. Éste ciclo generó pequeñas ganancias de las cuales utilizaron 30% para abonar al crédito. Las restantes 6 integrantes continuaron con un segundo ciclo productivo que fracasó. El grupo se desintegró pasados 7 meses de conformado. Integrantes y ex-integrantes expresaron que la principal razón de la desintegración fueron conflictos y problemas personales. Aunque el proyecto de cría de aves falló económicamente, las integrantes quienes continuaron en el segundo ciclo productivo, dijeron haber obtenido otros beneficios como ayuda mutua y su aprendizaje de dos cursos que recibieron. En contraste, las seis integrantes que abandonaron el grupo mencionaron que su participación en el proyecto les generó malos entendidos, conflictos y rompimiento de relaciones. 3 Como resultado de la participación de las mujeres en los grupos, de los tres proyectos productivos investigados ninguno generó una activa participación de otros miembros del hogar en actividades domésticas. Las mujeres continuaron con sus cargas de trabajo indistintamente de su participación en los proyectos. Los informantes a nivel meso y macro coincidieron en tres problemas que enfrentan los proyectos productivos para grupos de mujeres: 1) los proyectos son promovidos como micro-empresas cuando rara vez tienen el potencial de ser una empresa productiva, 2) ciertos programas claman estar utilizando enfoque de género, pero si esto es así, lo hacen en forma inadecuada y pobremente implementada en el campo, y 3) los proyectos productivos están muy lejos de promover cambios en relaciones de género desiguales. Tales problemas fueron evidentes en los tres programas en Sabaneta. Además, una crítica constante fue que los proyectos duran un periodo corto de tiempo, lo cual limita los beneficios que las participantes pudiesen obtener. Los proyectos fueron percibidos como una fuente temporal de ingresos y de empleo sin probabilidades de ofrecer a las participantes un ingreso permanente, como lo demostraron los tres proyectos investigados en Sabaneta. Los informantes concordaron que existen tres razones por las cuales las mujeres se integran a los proyectos productivos: primero y más importante la obtención de ingresos, segundo ganar un nivel de autonomía e independencia, y tercero obtener mobilidad. Las mujeres de los grupos en Sabaneta mencionaron que su principal razón para involucrarse en los proyectos productivos fue su interés por un ingreso. También, consenso entre los informantes fue que debido a la forma en la cual los programas para grupos de mujeres son diseñados e implementados, los cuales mayoritariamente ofrecen solo entrenamiento técnico, su potencial para promover procesos que faciliten cambio en la posición de las mujeres a través de la reflexión y acción son nulos. Los hallazgos en Sabaneta concuerdan con esta visión. 4. CONCLUSIONES La investigación no mostró evidencia de que como resultado de la participación de las mujeres en proyectos productivos exista empoderamiento personal o colectivo de las participantes, ni tampoco cambios de las relaciones de género encaminadas a mejorar la posición la posición de las mujeres en sus hogares y en su comunidad. Tres diferentes instancias gubernamentales promotoras de micro-créditos para la implementación de proyectos productivos fracasaron en su objetivo principal de generar un ingreso constante para las mujeres rurales participantes. Así, al no ser una fuente de ingresos regulares, los proyectos también fracasaron en ser una fuente potencial de empoderamiento y en consecuencia en promover cambios en la posición de las mujeres en sus hogares y comunidad. Los datos mostraron que la participación de las mujeres a proyectos productivos fue altamente dependiente de sus relaciones sociales, aquellas con reducidas redes sociales no se encontraron en posibilidad de integrarse a los grupos. Estas redes estaban conformadas principalmente por parientes cercanos y comadres quienes fueron tan importantes como sus redes familiares. La importancia de estas redes estuvo manifiesta por el hecho por ejemplo de que madres pudieron registrar hijas u otras parientes sin buscar el permiso de las demás integrantes de los grupos. Mujeres quienes no participaron en los proyectos mencionaron no tener parientes o comadres quienes pudieran introducirlas a los grupos. Se concluye que la búsqueda de las ganancias económicas como principal objetivo no facilitó que las participantes crearan espacios para promover reflexión, cuestionamiento y acciones sobre relaciones de género desiguales. Se concluye que la manera en que las participantes se involucran con los proyectos (las mujeres no están concientes de sus responsabilidades en el grupo o aceptando ser registradas por nombre pero no comprometerse en le trabajo del proyecto) limita fuertemente el empoderamiento personal y los cambios en las relaciones de género. Como un mecanismo para promover empoderamiento colectivo, los hallazgos demuestran que ninguno de los tres grupos realizó acciones que pudieran ser consideradas como tal. Los hallazgos de esta investigación concuerdan con los de Mingo (1998) y Enríquez (2003) quienes reportan que en México los grupos de mujeres desarrollando proyectos productivos frecuentemente fracasan en incrementar la conciencia de las participantes sobre desigualdades de género, aunque esta conclusión debe ser con referencia al nivel económico y posiblemente otras diferencias entre las mujeres. 4 Por otro lado, sin ser una fuente de ingresos por participación de las mujeres en actividades económicas, en Sabaneta el programa OPORTUNIDADES fue reconocido por los entrevistados como estar haciendo una diferencia en los niveles de bienestar de los hogares beneficiados (25% del total de los hogares lo reciben). Las informantes mencionaron que este programa les proporciona seguridad, incrementa su auto-estima y observan un incremento en el bienestar de sus familias. Aunque la investigadora y los informantes a nivel meso y macro fuimos críticos sobre el desempeño de los programa gubernamentales con enfoque anti-pobreza o de bienestar, OPORTUNIDADES, intencional o no intencionalmente, parece estar contribuyendo mas al empoderamiento de las mujeres que ninguno de los tres programas de micro-crédito investigados en este estudio. Sin embargo, debe mencionarse que la relación entre el incremento de la autoestima de las mujeres esta mas relacionado con el hecho de que el programa permite a las mujeres desarrollar su roles de madres y esposas mas efectivamente. Debido a los hallazgos en Sabaneta, se sugiere este programa requiere mayor investigación. BIBLIOGRAFÍA 1. Schwandt, TA. Three Epistemological Stances for Qualitative Inquiry. Interpretivism, Hermeneutics, and Social Constructionism. In Denzin, NK, Lincoln, YS, editors. Handbook of Qualitative Research USA: Sage Publications, 2000:189-213. 2. Pole CJ, Lampard R. Practical social investigation: qualitative and quantitative methods in social research. Harlow: Prentice Hall, 2002. 3. Mingo A. ¿Autonomía o sujeción? Dinámica, instituciones y formación en una microempresa de campesinas. México: Miguel Angel Porrúa, 1997. 4. Enríquez MM, Kauffer ME. Proyectos Productivos para Mujeres: Discurso y Experiencias. Convergencia, No. 32, UAEM, México Anuarios L/L, Edición especial. Cuba: Instituto de Literatura y Lingüística, 2003:111-142. 5