Documento 406285

Anuncio
El dinero y sus historias
Vanesa Guerra
(Primera parte)
Tus manos son velos sobre el rostro
V.G.
Amigos: no sé por que he decidido contarles esta historia.
Alguna vez me la pidieron por encargo, y como indolente sicario la escribí. Destruí
libros y autores, -como hacemos aquellos que escribimos-. De plagio en plagio me
plagié a mí y eso, amigos, es peligroso: nada peor que desconocerse en la propia
letra: ser abatido frente al retorno de una ajenidad sin nombre.
Que arda en la hoguera la antigua tesis; a sus cenizas soplo y toma forma esta
miscelánea.
Primera cita:
(Borges, Jorge Luis)
"... El dinero es abstracto, repetí, el dinero es tiempo futuro. Puede ser una
tarde en las afueras, puede ser música de Brahms, puede ser mapas, puede ser
ajedrez, puede ser café puede ser las palabras de Epicteto, que enseñan el
desprecio del oro; es un Proteo más versátil que el de la Isla de Pharos. Es
tiempo imprevisible, tiempo de Bergson, no duro tiempo de Islam o del Pórtico.
Los deterministas niegan que haya en el mundo un solo hecho posible, id est un
hecho que pudo acontecer; una moneda simboliza nuestro libre albedrío...
...quizás detrás de la moneda esté Dios..." El Zahir
Introduccion-es
Plantea Borges que no hay hecho, por humilde que sea, que no implique la
historia universal y su infinita concatenación de efectos y causas.
Por cierto es imposible encontrar lo absoluto en lo momentáneo y aún es
imposible encontrar lo absoluto, aunque la prosa borgeana no haya cesado de
buscarlo. Borges fue un amante de lo real, tal vez un apasionado de aquello que
no puede cercarse más que por la sombra de magníficas imágenes que nos
relacionan, desde el texto, con breves nombres de lo infinito. Y allí, en el libro
de El Aleph, está el Zahir, aguardando.
¿Qué es el Zahir? Una moneda, un vuelto que se precipita después de una caña
de naranja tomada en un almacén a horas de la madrugada. ¿Qué es el Zahir?
Es la moneda que vuelve después de ver muerta a una mujer que por muerta
ahora amaba. ¿Qué es el Zahir? Lo notorio, lo visible, lo inexorablemente
inolvidable, el perpetuo e incansable recuerdo: aquello que enloquece ¿Qué es el
Zahir? Es la sombra de la rosa y la rasgadura del velo... uno de los noventa y
nueve nombres de Dios.
Capturar -para narrar- la historia del dinero es empresa ambiciosa. Lo ambicioso
de esta historia se oculta en que es la historia de la humanidad la que hace
posible que el dinero exista y tenga su historia. Pero pienso que la historia
universal del dinero es falsa e incompleta, y agrego -en los límites de lo ocioso-:
para cada uno de los habitantes del planeta, que a esta altura son más muertos
que vivos- ha existido y existe una historia secreta, silenciosa y autoerótica del
dinero.
Pues bien, parece obvio... sin embargo, ésta es una de las historias que podría
no tener fin y al mismo tiempo velar su origen como pretendida puerta triunfal
de un posible y certero hallazgo... finalmente, para ello los arqueólogos, y los
historiadores con sus afanes y su amor por la verdad quienes continuarán en la
búsqueda de la última palabra, que como sabemos, tampoco será la última.
Entonces ¿Dónde surgió el dinero? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Para qué?
Lo humano nunca es demasiado original, y sucede que acontecen estallidos
culturales en distintos lugares del planeta casi al mismo tiempo. Hoy la
información mediática lo facilita, antes (sin artilugio de por medio)
curiosamente, sucedía igual. Como ven, por este camino no resolvemos la
problemática.
¿Cuál es la problemática?
El hombre y el dinero, más las preguntas. O también podemos trazar la
siguiente vía: del hombre al dinero, como producto de su autoría y su necesidad
y así decir: el dinero que lo representa, el dinero que lo respalda, el dinero que
lo vehiculiza... O también, el dinero como valor de cambio, como poder, como
producto, como instrumento, como síntoma, como divorcio, como estallido de la
neurosis, como falsa carcajada. Y ahora sí, las preguntas.
Debo advertirles que Victor Morgan es un autor que citaré a menudo, en
principio porque escribió uno de los textos más claros sobre la historia del
dinero y en segundo término porque me resulta interesante su garra por atrapar
los hechos y sucesos, desde un origen hasta un final (el del texto) y
cosificarlos!... Quizá sólo haya sido a los fines didácticos.
Lo cierto es que los sucesos siguen y continúan su propio movimiento y la
historia del dinero también es la historia cotidiana del dinero, no tanto por lo del
sudor de la frente y el pan, hijo del sacro-sacrificio, sino porque el dinero aún
hoy surge del mismo modo que antaño surgió: por condición humana,
esto es: por angustia y cuando digo esto intento sostener esa idea por
la que se me ha tildado “delirante”: el dinero surge para aliviar- renegar
de las diferencias. (Y aclaro -u oscurezco- lo humano es diferente a lo
humano: al otro y al propio ombligo.)
Así, del mismo modo que no hay hombre sin cultura, ni hombre sin lenguaje,
tampoco habrá hombre que no se relacione con la función del dinero, aunque no
tenga un cobre.
Lo veremos.
Un comentario:
Dicen que los orígenes del dinero se remontan a épocas anteriores a la primera
historia escrita. Y algunos otros dicen que las primeras escrituras datan de las
primeras contabilidades que realizó el hombre.
La etimología es como una mapa, al menos para mí.
Los invito, iremos a dar unas vueltas etimológicas. Para quienes lo hayan
olvidado, “etimología” es otra palabra que viene de lejos y su significado es
ÉTYMOS: VERDADERO - LOGOS: PALABRA
(Vuelta rumiante antes de continuar: la verdad: siempre a medias, a medias
tintas, medias agujereadas, viejas y deformes de tanto usarlas. La verdad de la
palabra es lejana, tan lejana que vaya a saber cuántas cosas le ocurrió en su
camino de tiempo, no obstante, la palabra como miniatura de mito engendra
varias versiones y entre ellas se adivina o se insinúa la estructura de una
verdad. ¿Cuál es la estructura de la verdad? La ficción. ¿Qué ficción? La humana
¿cuál otra?!)
Primera vuelta
moneda:
* Según la etimología, la voz moneda deriva del verbo latino moneo que
significa advertir o amonestar. Así, la moneda advierte el valor que tiene y la
cantidad de cosas que se puede adquirir con ella (Garnier).
 La mayoría de los autores la hacen proceder de la voz romana moneta,
derivada según Brañas de la acuñación que tenía lugar en el templo de
Juno Moneta. No obstante, parece más exacto derivar el nombre de
esta diosa del hecho de acuñarse en su templo la moneda y el nombre de
esta (Moneta) del verbo moneo.
 Otros estudios dan diferente significado a la voz moneta. Se cree que sea
un adjetivo derivado del púnico (1) correspondiente a machanat o
ammachanat, palabra que se lee en los tetragramas púnicos corrientes
en Sicilia en los siglos IV y V a.C.y significa: campamento, ejercito. -(1)
Cartaginés, relativo a Cártago. En aquella época Sicilia estaba ocupada





por Cártago.
Moneta es palabra gemela de la voz latina monete que significa vigilar.
Como equivalente a la voz moneda se ha usado y se emplea
actualmente, la palabra dinero generalizada por los trovadores de la
edad media y procedente de la latina denarius o moneda romana
equivalente a diez ases.
En los tiempos Homéricos el ganado (buey) fue utilizado como patrón de
valor. Señalamos que la palabra pecuniario‚ procede de la palabra latina
pecunia que significa dinero, la cual procede, a su vez de pecus que
significa ganado.
Kemmerer sostiene que las diferentes impresiones de animales en la
barras primitivas de bronce, motivaron que las denominara “pecunia”
Por otro lado, Kemmerer considera que el nombre moneta -de cuya raíz
son las palabras inglesas money y mint - significaba protector del sexo
débil, guardián de las finanzas.
Y haciendo Eco de lo que diría un viejo amigo de alguien: Un mapa no es el
territorio (Korzybski). Aún así, y distantes de sacar conclusiones apresuradas y
estériles, las etimologías son sugerentes: la moneda advierte, vigila, amonesta,
se acuña en la casa de los dioses y es uno de los nombres de los hombres
cuando están en guerra.
Una posible historia...
Y en el inicio fue el Deseo
El trueque
(Trocar: latin trocáre: cambiar, vomitar)
En la primitiva economía de trueque para que dos personas intercambiaran sus
productos era necesario que ambas coincidieran en desear aquello que la
otra ofreciera y además, que se pusieran de acuerdo sobre el valor de las
mercancías que intercambiaban. Por cierto, el trueque era un dispositivo
sumamente complejo, en tanto que estaba regulado por el feliz encuentro de
los deseos, en búsqueda de una satisfacción para ambas partes.
Las dificultades para realizar el trueque eran aún mayores cuando se
comerciaba con bienes perecederos o con cosechas agrícolas. A esos
inconvenientes particulares se unía otro de mayor trascendencia: el trueque
suponía un freno de primera importancia para el desarrollo del comercio. En
efecto, cuando los intercambios comerciales se intensificaron, el trueque fue
suplantado progresivamente por el empleo de objetos apreciados de manera
general, por ejemplo: sal, pieles, piedras preciosas, etc, que en tanto
respetados y deseados por la mayoría, pudieron ser utilizados como medios de
cambio.
En realidad, se trata de objetos que poseen un valor intrínseco, id est resultan
valiosos por sí mismos.
“ Mi reino por un caballo ”
(¿Quién se hubiera atrevido a semejante oferta?)
Las formas primitivas de intercambio se remontan miles de años antes de los
primeros testimonios escritos. Los orígenes, entonces, se reconstruirán a partir
de las ruinas descubiertas por los arqueólogos y por la observación que se ha
realizado en ciertas tribus primitivas que sobrevivieron hasta mediados del siglo
pasado.
La primera forma de comercio fue probablemente el llamado comercio
silencioso.
En él, los participantes no tenían contacto directo. Los miembros de una familia
o tribu se allegaban a un espacio abierto, desplegaban los bienes que deseaban
cambiar y se escondían.
A continuación, se aproximaban los interesados en el trato, extendían todo lo
que estuviesen dispuestos a ofrecer y se retiraban también.
Aquellos que habían hecho el primer movimiento volvían y examinaban la oferta
de sus vecinos. Si estaban satisfechos, tomaban los bienes ofrecidos y dejaban
allí los suyos. Pero, si consideraban que lo ofrecido a cambio era insuficiente,
retiraban parte de sus propios bienes y se escondían otra vez para que la otra
parte del trato examinase la nueva oferta.
Esta forma rudimentaria de regateo que no estaba mediatizada por la
palabra, continuaba hasta que ambas partes se encontraban satisfechas. (Por
cierto, el tiempo, aún no era dinero)
¿Qué era el tiempo en ese entonces?
El intercambio de regalos entre los jefes de las tribus es un hecho posterior
que embellece y tensa los párrafos en la escritura de Homero y el Antiguo
Testamento. Por cierto, desempeñó un lugar importante en la vida social y
económica de la época, pues, más allá de su papel social y político, este
dispositivo permitía a un grupo compartir los productos del otro, como lazo
transcultural .
Todo indica, que la circulación de regalos marca un antecedente para las
posteriores formas más organizadas de intercambio.
Estas formas primitivas de intercambio consistían en el simple trueque de una
cosa por otra sin la intervención de ninguna clase de patrón. No obstante, el
intercambio de regalos daba lugar al contacto directo entre las partes y el
silencio daba lugar a la palabra.
El intercambio de regalos, no implica la frase a caballo regalado no se le miran
los dientes, sino que muy por el contrario la dentadura ofrecida debía ser de
primera calidad.
Pero el acento no recae sobre los regalos, sino sobre los efectos posteriores que
tendría ese intercambio, pues más allá de la satisfacción y el interés por
repetir la maniobra política y social lo que se intensifica es un fenómeno
transcultural.
Siempre hubo globalización, lo siento.
Solo que antes era más lenta y menos escandalosa.
Un ejemplo:
La reina de Saba –del sur de Arabia- visita a Salomón
“ La reina de Saba había tenido noticias de la fama de Salomón y vino a
preguntarle sobre cuestiones muy difíciles. Llegó, pues, a Jerusalén con un gran
número de camellos cargados de perfumes y gran cantidad de oro y joyas.
Cuando estuvo en la presencia de Salomón, ella expuso todas sus dudas y
Salomón aclaró todos sus problemas. No hubo misterio que el rey no pudiera
aclarar...
Luego ofreció al rey ciento veinte talentos de oro, perfumes y joyas en gran
cantidad. Nunca había llegado tanta cantidad de perfumes como los que regaló
la reina de Saba a Salomón...
Aparte de lo que Salomón regaló a la reina de Saba, con la generosidad
característica en él, le dio todo cuanto quiso. Después ella se marchó y volvió a
su país con toda su gente...” (1Reyes10.1-2//10/13)
Salomón , hijo de David, comenzó a reinar a partir del 970 a.C.
Se cuenta que Israel era un pueblo pequeño situado entre los imperios de
Egipto y Babilonia. No obstante, para la época del reinado de Salomón y el de su
padre David, aquellos vecinos imperiales no mostraron señales de grandeza,
permaneciendo -acaso- en una etapa silenciosa frente a Israel. Cabe suponer
que los israelíes creyeran ser el primer país del mundo y tomaran a Salomón
como el magnífico y único rey de todos los tiempos.
“ El rey Salomón sobrepasó en riqueza y sabiduría a todos los reyes de la tierra.
Todo el mundo quería conversar con él para aprovechar la sabiduría que Dios le
había dado. Año tras año cada uno le traía regalos: objetos de plata y oro,
vestidos, armas, perfumes caballos y mulos...”
Es probable, que el rey Salomón y su pueblo, modificaran su conciencia de
mundo al descubrir las riquezas y los productos que llegaban de otras tierras.
Del mismo modo se ampliaría la visión religiosa y el lugar de Yavé.
Yavé sería entonces el Dios de insondable universo.
Crónicas:
“ El peso del oro que le llegaba a Salomón cada año era de seiscientos sesenta y
seis talentos de oro, sin contar las contribuciones de los mercaderes y los
comerciantes. Todos los reyes de Arabia y los intendentes del país traían plata y
oro a Salomón.” (2 crónicas 13-14)
“ El rey tenía naves que navegaban a Tarsis con los servidores de Hiram, y cada
tres años venía la flota de Tarsis trayendo oro y plata, marfil, monos y pavos
reales.” (2 crónicas 21)
Salomón murió en el 930 a.C.
Realmente quisiera contarles y compartir con ustedes la historia del rey Salomón.
Pero no es ese nuestro asunto. Y ha decir locuras de anhelos imposibles, hubiera
querido ver aquellas caravanas perfumadas de acres, ocres y brillos donde nadie
quedaba intacto luego de encontrarse con otro, otro tan ajeno, tan disímil, tan
igual, tan diferente.
El otro, lo otro del otro, nunca nos deja iguales. He allí su valor.
Valor no es dinero.
Hasta la próxima.
Enlaces (continuación):
-Una venta inquietante (Historias del dinero, segunda parte. V. Guerra)
-El peso de una vaca en oro (Historias del dinero, tercera parte. V. Guerra)
Con-versiones, 2001
Descargar