Historia moderna de España I: Siglos XVI−XVIII

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Historia moderna de España I: Siglos XVI−XVIII
Tema 1: Sociedad y economía de los siglos modernos.
• El régimen demográfico y sus características:
Tradicionalmente, la visión historiográfica de España como una unidad en todos los aspectos, incluido el
campo demográfico fue la de mayor relevancia. Sobre este ultimo punto, se distorsiono mucho la realidad al
presentar una evolución lineal del conjunto de la población.
Actualmente, se puede afirmar que las diferentes regiones, mostraron tendencias poblacionales muy diversas.
Estas, vinieron dadas por la conjunción de múltiples causas, tales como la topografía del terreno, el clima, el
proceso de Reconquista, o la paulatina formación del estado como unidad política fundamental.
El principal problema a la hora de presentar la realidad demográfica hispana para la Edad Moderna, radica en
la escasa fiabilidad de las fuentes, dada por la especial incidencia de los recuentos para servir con fines
militares (reclutamiento) o fiscales exclusivamente, originando un alto grado de ocultaciones. Otra de las
dificultades que presentan estos censos, es el de que normalmente, solo recogían los cabezas de familia,
dejando de lado también a los miembros de las familias privilegiadas pues no contribuían de forma directa a la
Corona, mutilando el total de la población de un determinado municipio.
Del siglo XVI, se conservan dos censos generales de 1528/30 y 1591 y aunque sus datos se dan como
parcialmente validos, no terminan de ser totalmente aceptados. Otro documentos sobre esta materia de
relevancia, son las Relaciones Topográficas, recogidas en el siglo XVI aunque se restringen a Castilla, y
dejando de lado los territorios de Andalucía y el norte peninsular, y los Libros de Apeo y Repartimiento,
referidos a las incautaciones de las propiedades de los moriscos tras la revuelta de las Alpujarras. En los
territorios de la corona aragonesa, los problemas presentados, son similares a los de Castilla.
Para el XVII, se continúo con la tendencia del siglo anterior, es decir, la de recuentos generales con fines
fiscales o militares.
Además de estos censos generales, se elaboran otros sin una periodicidad establecida como en el caso
particular de aquellos núcleos cuyo crecimiento obligase a elaborar un nuevo recuento.
Otro censos, fueron los parroquiales, requeridos desde el Concilio de Trento, aunque muy condicionados a
nivel personal.
1.) La expansión demográfica del XVI: En este periodo, a diferencia del siglo anterior, se observa una
tendencia al alza en el número de habitantes debido a la favorable coyuntura económica. Asimismo, durante
este periodo, se observa una descentralización de los núcleos a favor de una mayor dispersión. Esta vendría
dada por los continuos movimientos migratorios del interior (expulsión de moriscos de Granada a otras zonas
del interior, repoblaciones, migración campo−ciudad). No obstante, y a pesar de un crecimiento general, no se
pueden obviar las diferentes tasas de crecimiento demográfico. Así, las zonas con una diversificación de la
economía mayor, experimentaron una mayor sensibilidad poblacional ante las crisis sucesivas que durante la
modernidad tuvieron lugar, provocando unos descensos demográficos más acusados que otras zonas.
Asimismo, la región de Andalucía, sufrió un proceso de descenso, originado por la empresa americana. La
evolución de la población en este periodo fue muy desigual, según las regiones, siendo las tasas de
crecimiento mayores en el reino de Castilla que en el de Aragón. Para el primero, los ritmos, fueron mucho
más acelerados en el tercio norte, aunque con un parón más temprano
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2.) La demografía del XVII: en este periodo, al igual que durante el siglo anterior, la tendencia, según los
datos conservados (muy escasos) revelan un crecimiento en un marco general aunque con una serie de
matices:
En el litoral cantábrico, se observa en general un aumento de la población
La zona mediterránea, sufrirá las secuelas de la expulsión de los moriscos.
En los territorios del reino de Aragón, el crecimiento de la población, no alcanzara un grado significativo
hasta pasado el primer cuarto del XVII.
En Castilla, con una especial relevancia en las zonas del interior, tras un gran crecimiento demográfico, se
produce una gran recesión a mediados del XVII, aunque, según que región, con visos de recuperación a
finales del mismo siglo.
Así, en general, y a pesar de determinados núcleos, se podría hablar de la presencia de alguna crisis
demográfica en prácticamente todos los puntos peninsulares. Tales crisis, no afectarían de igual forma a todos
los territorios, pues aquellos con una economía mas diversificada, tuvieron por lo general una capacidad
mayor de respuesta ante una situación desfavorable.
Este parón demográfico, así como una tendencia a la periferización de la población desde el interior,
mostraron un efecto negativo sobre el proceso de urbanización.
3.) La familia: la célula básica de la sociedad en la modernidad, fue la familia. A través de esta, se
materializaba un sistema de relaciones sociales, en el que se contemplaba como prioritario el grupo de origen.
La figura mas relevante, pues actuaba como engranaje articulador de la familia, era la masculina, encargada
de garantizar los valores y el honor del linaje, vinculados los primeros de forma muy estrecha a los
propugnados desde las esferas eclesiásticas.
La familia, también actuaba como eje principal de la economía a nivel individual, pues la cantidad de hijos, si
eran varones con más facilidad, repercutía directamente en la capacidad de ascenso de esta en el escalafón de
los planos social, económico y político.
Sobre el tipo familiar, aun sin abandonar la tendencia general, es decir la de la familia nuclear, se observa un
mayor porcentaje con un modelo múltiple o extenso en el que solían convivir varias generaciones de una
misma familia en un lugar concreto.
4.) Urbanización: en general, se podría hablar de que, durante la edad moderna, la Península, fue uno de los
territorios mas altamente urbanizados de Europa, de tal manera, que a principios del XVI, entre Castilla y
Aragón, se integraban un total de 37 núcleos urbanos de los cuales, 31, correspondían al área castellana. De
esta última zona, cabe destacar el territorio de Andalucía, donde las ciudades, gracias a su enorme tradición
artesanal, así como la empresa americana, de la que se beneficio Sevilla sobretodo, vieron crecer su población
de una forma significativa. Asimismo ciudades radicadas en la submeseta norte tales como Ávila, Segovia o
Zamora, experimentaron un gran crecimiento durante la primera mitad del XVI, gracias a la mejora, aunque
no de forma espectacular de la red viaria interior, con el consiguiente aumento de la producción artesanal y de
la actividad mercantil. No obstante, la contraposición a este crecimiento en el reino de Castilla, se encontró en
el litoral cantábrico, donde la peculiar configuración del sistema de poblamiento, determinará la
diferenciación con el resto de la Corona. Aun así, y como punto de especial relevancia, se encuentra la ciudad
de Santiago de Compostela. En Aragón, por otro lado, hubo una cantidad mucho menor de núcleos urbanos,
correspondiendo estos con los centros político−administrativos más relevantes como son por ejemplo
Zaragoza y Barcelona. Los escasos núcleos de cierta relevancia que no cumplían dicha función, solo se
encontraban en Valencia.
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El panorama de crecimiento que ofrece el XVI, cambia radicalmente en el XVII. Este cambio, se debió a
factores tales como una sucesión de epidemias que diezmaron a la población urbana, el constante movimiento
de periferización desde las ciudades, así como las continuas redistribuciones de la población a lo largo de toda
la geografía, siendo más relevantes en Castilla.
2.) Los sectores de la actividad económica:
Durante la edad moderna, los sectores más relevantes de la actividad económica, fueron:
1.) Agricultura:
Esta actividad, caracterizada por su escaso nivel técnico, era desarrollada por la mayor parte de la población.
A pesar de ser la actividad predominante, España se trataba de un país deficitario, viéndose obligado a
importar alimentos de otras regiones.
En cuanto a los cultivos, el tipo predominante, era el de secano, estando muy restringido el de regadío a pesar
de su mayor productividad, debido a la falta de inversión en infraestructuras hidráulicas.
El cultivo mas extendido, fue el de los cereales, y de una forma menor, aunque también con gran relevancia,
otros como la vid el olivo o el cáñamo.
En lo referente a la posesión de las tierras, se podrían distinguir dos apartados, el de la tierra pública y el de la
privada.
En este ultimo grupo, la iglesia poseía un gran peso (a nivel cuantitativo y cualitativo). El proceso de
acaparamiento de bienes, iniciado en la Edad Media, tuvo su continuidad en este periodo, gracias a las
donaciones de particulares, cuyo acto de donación, les garantizaba la exculpación de sus pecados.
Estas propiedades, nunca formaron parte del mercado, quedando por tanto muy restringido el numero de
propietarios.
Otro elemento relevante en el proceso de acaparamiento de tierras, lo constituye el mayorazgo. La función de
este tipo de traspaso de tierra por la que el primogénito heredaba toda la dote, y que se encontraba regulada en
Castilla desde 1505 (Leyes de Toro), era el de impedir la enajenación de los bienes traspasados.
Finalmente y con sensibles variaciones según la región, se encontraban las tierras en posesión de grupos de
particulares, vinculados generalmente a las autoridades locales.
La propiedad pública poseía dos tipos de tierras, las comunales y las propias.
Las tierras comunales, suponían una forma de arrendamiento a largo plazo o de carácter vitalicio, mientras
que las propias, se caracterizaban por un arrendamiento a corto plazo. Estas ultimas tierras ganarían
importancia cuantitativa en tiempos de crisis gracias a los traspasos del dominio útil o de su total
privatización, generando un proceso de concentración de la propiedad que se vera aun mas desarrollado a
medida que las sucesivas crisis, se vayan sucediendo.
A este mecanismo de usurpación de la tierra, se añaden el de rompimiento ilegal de baldíos (tierras propiedad
de la corona) y en menor medida el de las tierras comunales.
Estas usurpaciones, llevaron a la corona a arbitrar la situación mediante la revisión de los títulos de propiedad.
Finalmente, y ante la ineficacia del intento arbitracionista, la corona se vio casi obligada a ceder las tierras
usurpadas por parte de los municipios a cambio de cuantiosas sumas de dinero que aliviaron en parte la
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maltrecha Hacienda Real.
No obstante, estas cesiones, tuvieron una doble consecuencia:
− Limitación del patrimonio real
− Facilitaba el proceso de concentración de bienes en torno a algunos grupos.
A pesar de esta reglamentación el proceso, tuvo su continuidad durante el S. XVII
La explotación de la tierra, variaba según las regiones, destacando varios modelos:
1.) Arrendamiento: fue la modalidad mas extendida, practicándose en gran parte del territorio castellano y
caracterizado por la explotación por parte de un particular de tierras ajenas, a cambio de una retribución,
durante un periodo breve de tiempo.
2.) Censos: se trataba una división del dominio en la que el censualista transmitía el directo y conservaba el
útil, mientras que el censitario, se comprometía a mejorar el bien disfrutado en usufructo, así como a
devolverlo una vez finalizado el periodo estipulado. La temporalidad, solía ser de larga duración y en
ocasiones con carácter perpetuo. Se encontraba extendido en la corona de Aragón, Galicia (foros) y en el
territorio de las Alpujarras, donde, tras la expulsión de los moriscos, paso a manos de la Hacienda Real, que
puso las tierras a disposición de los repobladores según este método
3.) Aparcería: separaba la propiedad con una partición proporcional de dueño y aparcero. Cuando la
proporción era igualitaria, recibía el nombre de medianería.
2.) Ganadería:
Dada la importancia que el ganado poseía en la actividad económica de la Edad Moderna, las autoridades,
siempre mostraron un gran interés en fomentar esta actividad, así como la de las industrias que de ella
derivaban, aunque intentando evitar los posibles choques que surgiesen con el empleo agrícola.
Este interés, se ve reflejado de forma manifiesta desde la Edad Media con la creación del Consejo de la Mesta.
En este organismo, que pervivió hasta el S. XIX, se aglutinaban los ganaderos, que tenían la necesidad de
desplazarse a fin de hallar mejores pastos.
A pesar de la relevancia y privilegios con los que contaba el sector, durante la Edad Moderna, se produjo en
este un estancamiento y posterior recesión cuya principal causa, fueron las continuas usurpaciones de baldíos,
propiedad de la corona, y su rápido uso como suelo agrícola, así como la menor demanda de la lana, principal
producto de esta actividad en los mercados nacionales e internacionales.
El reino aragonés, presentaba, aunque con un grado de protección mucho menor, una institución similar a la
mesta, la Casa de Ganados. Esta a pesar de contar con una cabaña mucho menor que la Mesta castellana,
acusó los mismos problemas.
En ambos casos, aunque con una mayor incidencia en la Mesta, el grueso del ganado, lo constituía la cabaña
ovina, aunque también había importantes rebaños caprinos, mulares y bovinos.
3.) Pesca, silvicultura y minería:
Estas tres actividades, completan el sector primario de la economía española de los siglos XVI y XVII:
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1.) Pesca: se distinguen dos tipos, la de altura y la de bajura. La primera, sirvió en cierta medida como banco
de pruebas de las rutas hacia América, así como al tráfico comercial marítimo. La comercialización de los
productos (frescos o en salmonera), revitalizo y permitió acondicionar varios puertos cantábricos. En cuanto a
la segunda modalidad, el producto de su actividad, satisfacía las necesidades de de un mercado muy
restringido, debido a la deficitaria red de transportes.
2.) Silvicultura: en el desarrollo de esta actividad, chocaron los intereses locales con los de la corona. Las
masas boscosas, a menudo eran aprovechadas por los distintos ayuntamientos a fin de obtener alguna suma
para sus maltrechas arcas, lo que unido al uso de la madera como combustible así como la expansión agrícola,
provocaron una gran deforestación.
3.) Minería: conoció un gran desarrollo a lo largo de S. XVI, sobretodo gracias a la regulación mediante el
derecho de regalía de la extracción de minerales monetizables a cambio del pago de un canon fijo.
4.) Manufacturas:
Este sector, se caracterizó, hasta bien entrado el siglo XVIII por un grado muy bajo de innovaciones técnicas,
una deficiente capitalización y por una unidad de producción reducida.
En cuanto a las dos primeras características, destacan aspectos como la frecuente ocupación múltiple en la que
a menudo se complementaban las labores agrarias con las artesanales, la limitación de la energía utilizada
debido a la imprescindibilidad de la fuerza humana, así como el escaso interés mostrado por la nobleza, el
clero o los ayuntamientos por invertir en los edificios y medios de transformación que poseían prefiriendo el
arrendamiento sin ocuparse de la innovación. En este aspecto la corona también presento un general desinterés
en el relanzamiento de la actividad artesanal.
La tercera característica, afectaría a la organización del trabajo. El artesano, siempre se encontraba
subordinado al gremio, el cual se trataba de una corporación de oficios cuyo objetivo era el de defender unos
intereses comunes y el de monopolizar todo el proceso productivo hasta la comercialización.
La estructura interna, se encontraba jerarquizada en distintos niveles, donde en la cúspide, se situaba el
maestro, quien a menudo se encontraba, ante la falta de medios, bajo la tutela económica de un particular. En
el siguiente escalón, se hallaba el oficial, cuyo objetivo, era el de llegar a ser maestro y por ultimo se
encontraba el aprendiz.
En lo referente a los sectores manufactureros, destaca de forma notoria, el textil, dentro del que se perfila
como actividad predominante la pañería.
Este empleo, más relevante en Castilla que en Aragón, conoció un gran auge, a pesar de la dura competencia
foránea, durante la Edad Media y hasta el inicio de la crisis de XVII, con un breve descenso durante el XVI.
Una actividad relevante en el sector textil fue también la industria de la seda. Esta se desarrolló en Andalucía,
el Levante y en Toledo.
En la zona murciana, la producción, estaba controlada por el Contraste. La actividad sedera, contribuyó al
aumento del cultivo de regadío n detrimento del de secano (hasta un 40% desde finales del S. XV hasta
comienzos del XVII). La comercialización estaba en manos de vecinos de Murcia.
En el reino de Granada (Almería, Málaga y Granada) destaca el gran papel intervensionista jugado por la
Corona, arrendando las tierras al mejor postor. Actividades como el fraude, el contrabando y finalmente la
expulsión de los moriscos (1568), expertos en la producción de la seda, y su sustitución por repobladores
menos experimentados, hicieron que este sector, experimentase una gran crisis, iniciándose una tímida
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recuperación a finales del XVI.
Finalmente, como sectores relevantes en la industria española durante los siglos XVI y XVII, destacan la
siderurgia y la metalurgia, así como la construcción naval. En cuanto al primero, presentaba una focalización
en el área cantábrica, así como en el norte de Cataluña, siendo el hierro el principal material tratado fruto de
esta actividad. En ambos casos, a partir de la segunda mitad de siglo XVI, se produce una cierta recesión
debido a la competencia extranjera.
En lo referente al sector naviero, conoció un gran auge durante esta época tanto por el descubrimiento de
América, como por el pleno desarrollo de la actividad comercial marítima, así como por la necesidad militar
de proteger las rutas marítimas. Presento una caída en la segunda mitad del siglo XVI, con una especial
incidencia en los astilleros catalanes debido al descenso de la actividad comercial en el Mediterráneo.
Posteriormente, los conflictos contra Inglaterra y los Países Bajos agravaron la crisis, afectando sobretodo a
los astilleros de la cornisa cantábrica.
Las causas de la crisis que a nivel productivo se produjeron en casi todos los sectores industriales durante los
últimos periodos del XVI, son consecuencia, si bien no única, si relevante, de la caída de la demanda externa e
interna, fruto de la incapacidad de la industria de ofrecer precios competitivos respecto a los productos
foráneos. Esta falta de competitividad, resulta a su vez consecuencia de un desinterés general en la inversión
industrial. No produciéndose una cierta reacción hasta finales del siglo XVI, con la creación de la Real y
General Junta de Comercio, que tomando como modelo las practicas foráneas intento fomentar, mediante una
serie de incentivos, la intervención de los rentistas en la industria. No obstante, la fuerza de los gremios, que
veían peligrar su monopolio, así como el escaso interés mostrado por los rentistas en realizar nuevas
inversiones, hicieron que este esfuerzo, resultara insuficiente para reactivar la industria y el comercio en
muchas regiones.
5.) Comercio:
En esta actividad, cabe hacer la distinción entre comercio interior y exterior.
1.) Comercio interior:
Este tipo de comercio, se desarrollo principalmente por vía terrestre. La red viaria española, se mostró
deficitaria y las únicas vías transitables durante todo el año, eran herederas de la red viarias romana, siendo las
zonas mas afectadas por el aislamiento en norte peninsular y la amplia franja litoral.
La falta de interés estatal, así como la responsabilidad por parte de los ayuntamientos, a menudo sin los
fondos suficientes, en la conservación de las vías, obstaculizaron el desarrollo de nuevas vías comerciales.
Estas deficiencias, repercutían en los precios debido a las dificultades en el transporte así como en la calidad
de los productos, limitando también su movilidad.
Otro elemento que encarecía los productos, era la gran cantidad de puestos aduaneros (personales o reales).
En las zonas del litoral, el aislamiento del interior, se solvento, en parte, mediante el uso de las vías marítimas,
siempre a nivel local, aunque muy condicionada por factores como la escasa infraestructura portuaria, la
meteorología y por la actividad de piratas y corsarios.
En cuanto a los intercambios en el interior, se desarrollaban según dos modelos fundamentalmente:
Ferias: caracterizadas por su amplio volumen de compra−venta, así como por el alcance de los contactos,
llegando a crea redes internacionales. La principal, fue sin duda, y a pesar de perder cierta relevancia durante
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el XVII, la de Medina del Campo. Estas ferias, también sirvieron a la Corona para establecer las relaciones
con los comerciantes adinerados, con cuyos prestamos, se sufragaban las acciones bélicas.
Mercados: su importancia era menor, tanto por el numero de agentes implicados como por el volumen de
mercancía. Solía ser de carácter semanal, y los productos con los que se comerciaba eran fundamentalmente
de primera necesidad. Algunos contaban con una especialización en un determinado producto, y todos se
caracterizaban por su carácter rural y por un limitado volumen, que impidieron crear una red adecuada de
comercio interior.
Todos los mercados, se caracterizaban por poseer una serie de restricciones impuestas por las diferentes
esferas de gobierno con claros perjuicios en la oferta y la demanda. Así las tasa, destinadas a limitar el precio
máximo imponible a un determinado bien, aun asegurando el abastecimiento, desalent6aron a muchos
comerciantes por la imposibilidad de obtener grandes beneficios en periodos de escasez. No obstante, esta
limitación, fue frecuentemente transgredida, a menudo, con la complicidad de las autoridades.
Otro mecanismo de control del abastecimiento, fueron los pósitos, cumpliendo una doble función. Por un
lado, facilitaban créditos públicos a los productores y por otro almacenaba el grano ante posibles carencias.
La gestión de estos, era cuestión de los poderes locales, que a menudo subastaban al mejor postor los derechos
de abastecimiento a la ciudad.
2.) Comercio exterior:
La ruta marítima, se perfilo como la principal para el desarrollo de este comercio, a pesar de los
inconvenientes derivados de las rutas marítimas.
La red portuaria española, se mostrará deficiente, y los esfuerzos por mejorarla serán ínfimos.
Otras características de este tipo de comercio serán, el hecho de que la mayor parte del capital comercial se
encuentre en manos extranjeras y el gran y mal orientado proteccionismo.
La suma estos factores, hicieron que apareciesen inconvenientes, superables en un principio, que no lo será
tanto a medida que decaiga la posición hegemónica hispánica.
Las principales rutas comerciales fueron tres:
Comercio Mediterráneo: se distinguen dos grandes áreas:
1.) Norte de África: Los puertos ubicados en este continente, sirvieron de punto de enlace de los productos
asiáticos con Europa. La corono española, presento un gran interés por hacer efectiva su presencia en la zona
(creación de presidios como en Orán).
2.) Europa Mediterránea (Italia y Francia): esta región fue mas relevante para los territorios aragoneses
manteniendo buenas relaciones con los puertos de Marsella y Génova, aunque la actividad mas favorable
hacia Génova, limito, el volumen de intercambios. A este declive, contribuyo también la actuación a favor de
Marsella por parte del imperio turco, afectando sobretodo a Barcelona.
Los puertos de Alicante y Cartagena, se perfilaron como los más relevantes al ser el punto de la lana hacia
Italia y de entrada del trigo procedente de Sicilia. En el caso valenciano se reflejan tres fases:
1.) Desde el siglo XV hasta mediados del XVI donde se produce un gran crecimiento
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2.) Mediados del XVI, estancamiento de la actividad
3.) Mediados del XVI hasta inicios del XVII, recuperación de la actividad comercial.
Su actividad se centraba en la exportación de productos agrícolas (arroz, azúcar) y de materias primas como la
seda, y en la importación de trigo y manufacturas (francesas e italianas).
En Barcelona, se aprecia un relanzamiento de la actividad comercial tras la consolidación del eje
Barcelona−Génova a finales del siglo XVI.
En Andalucía oriental, el puerto más relevante, fue el de Málaga gracias a su control de buena parte de las
mercancías que partían desde Granada. Las importaciones más relevantes fueron las de trigo.
Finalmente, y de forma general, a finales del XVI, se produjo un punto de inflexión en el que además de una
reducción significativa de la demanda, se añade el control por parte de agentes foráneos de gran cantidad de
los productos intercambiados. A pesar de esto, un viraje de la producción con marcadas intenciones
especulativas, hizo que se produjese un relanzamiento de la actividad comercial durante los momentos finales
del siglo XVII, aunque distando mucho de la actividad desarrollada durante el siglo XVI.
Comercio con el norte de Europa: el comercio con esta región fue prácticamente monopolizado por centros
de la cornisa cantábrica, constituyendo el volumen de carga más relevante, la lana castellana, que desde sus
centros de comercialización más relevantes (Laredo, Bilbao y Santander), partía hacia los principales puertos
de Flandes (Brujas y Amberes). Este comercio disminuyo mucho tras la contienda de los Países Bajos,
reorientándose los productos hacia los puertos de Italia. Esta reorientación, unida al declive de las
exportaciones hacia Flandes, no solo encuentra explicación en el propio conflicto, si no que se añaden otras
razones como la disminución de la cabaña ganadera, el aumento de la demanda interna y la transformación de
la estructura manufacturera de Flandes.
Otros productos exportados, aunque con una relevancia menor, eran los vinos, los cítricos, aceite o frutos
secos entre otros.
A partir del descubrimiento de América, y tras la regulación de la actividad comercial con el nuevo
continente, muchos comerciantes, procedentes de Europa del Norte, se asentaron en la ciudad de Sevilla a fin
de conseguir comerciar con los productos llegados de América, regulándose su actividad a través del
almojarifazo de Sevilla.
El monopolio con América: el rápido interés mostrado por la Corona por controlar las rutas comerciales, con
América, se hizo efectivo con la elección de Sevilla, por su arraigada tradición mercantil, como centro
monopolizador de la actividad con dicho continente. La creación en 1505 de la Casa de Contratación, vino a
afianzar esta elección aunque 20 años después, sólo se ocupase de las competencias meramente
administrativas. Otra institución, la de El Consulado de Sevilla, aglutino a los comerciantes implicados en el
comercio, llevando a cabo la misión de mantener al margen a los mercaderes extranjeros, lo que llevo a la
cada vez mayor masa de estos, a pedir la naturalización y hacerse participes de la empresa comercial.
Dado el peligro de los ataques piráticos, se impuso la necesidad de creación de convoyes que protegiesen los
navíos que realizaban esta ruta, aunque, la mayor parte de las perdidas, vinieron dadas por factores
meteorológicos.
Estas medidas vinieron a reforzar el poder del monopolio, y aunque su duración, en teoría fue de unos tres
siglos, a comienzos del XVII, ya mostraba unos síntomas claros de agotamiento, producidos por actividades
tales como el contrabando, la piratería, la reducción de los minerales preciosos importados desde América, y
por la competencia, cada vez mayor, de componentes foráneos.
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Los ritmos de los flujos comerciales no fueron constantes, pudiéndose hablar, según Pierre y Hueguette
Chaunu de tres fases a lo largo del XVI:
1.) Desde el inicio a mediados del XVI: gran crecimiento del tonelaje intercambiado entre la península y
América en ambos sentidos, así como un volumen muy alto de traspase de colonos hacia América.
2.) Mediados del XVI: fase recesiva a nivel general en el marco Europeo, aunque agravada por la necesidad
de la formación de convoyes para prevenir los ataques de piratas y corsarios, ralentizando el flujo marítimo.
3.) Mediados del XVI, hasta el primer cuarto del XVII: aumento de la producción de minerales preciosos,
aunque con unos niveles similares de piratería y con la declaración de sucesivas bancarrotas que no
favorecieron la actividad comercial.
Finalmente, en los últimos momentos del siglo XVII, se produjo un cambio en el puerto monopolizador del
comercio con América, designándose a tal efecto el de Cádiz.
En definitiva, sobre este punto, cabe resaltar la imposibilidad por parte del monopolio impuesto por España de
contrarrestar los efectos de una economía orientada hacia el sector bélico, sin una reestructuración de la
producción y que permitía la entrada de forma voluntaria, o no, de agentes comerciales extranjeros.
3.) Sociedad estamental y movilidad interna
Durante la Edad Moderna, la sociedad española, se caracterizo por dos factores contradictorios:
Por un lado se trata de una sociedad, en teoría, estática, reflejado en la existencia de tres órdenes estamentales
herencia de la Edad Media (nobleza, clero y pueblo llano).
En esta época, también se dieron múltiples cambios sociales, protagonizados en su mayoría por los grupos
adinerados.
Así, en los siglos XVI y XVII, el patrón del dinero, se convirtió en el principal elemento sobre el que se
asentó todo el entramado social de la modernidad hispánica.
El ascenso y el descenso en el escalafón social, fue un hecho que se produjo, aunque siempre guardando las
formas cara al exterior y por lo tanto respetando el orden jerárquico imperante.
Esta necesidad de mantener la fachada de la estabilidad y rigidez de la sociedad, no ocultaban el hecho de que
se estuviesen produciendo una serie de situaciones que reflejan este cambio en la sociedad, aunque con el
mantenimiento de la tradición. Así, fueron comunes, los matrimonios entre miembros de familias adineradas,
de origen plebeyo y normalmente de origen judío, con miembros pertenecientes a la nobleza. Otro hito
relevante, fue por ejemplo, la reescritura de la historia genealógica de una determinada familia (normalmente
judeoconversa), así como la propia historia de la Reconquista, con el objetivo de ensalzar al patriciado
gobernante, asociando su linaje ascendente con la conquista de la ciudad.
También destacan los esfuerzos, mediante la creación de los estatutos de sangre, de marginar a los
judeoconversos, aunque en la práctica, esta exclusión sólo afectaba a aquellos que no eran considerados
convenientes a los intereses de los poderes locales. Esta obsesión por la pureza de sangre, aumentó y reforzó
el ideario nobiliar, siendo el acceso a este estamento, la máxima aspiración de cualquier persona.
Esta mentalidad, favoreció de forma indirecta a la corona, que con su capacidad para vender títulos
nobiliarios, ingresó fuertes sumas de dinero, así como por la lealtad y simpatía que los recién ennoblecidos
tenían hacia la aquella institución.
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Por otro lado, el grueso de la población, conformaba otra realidad, un mundo aparte del privilegiado, aunque
indisolublemente vinculado a éste. Además de esta sociedad, cabe destacar la gran cantidad de cuerpos
sociales, tales como mujeres, gitanos, moriscos, judeoconversos, pobres, mendigos, que quedaban excluidos.
− Las clases sociales:
1.) Nobleza:
Según el ideario europeo, la nobleza, se hereda y transmite por la herencia sanguínea que procede únicamente
de la línea masculina. La pertenencia a este sector, implicaba contar con una larga serie de privilegios de todo
tipo, como son la ex3wencion del pago de impuestos directos, aunque no indirectos, la practica capacidad de
acceder a los cargos burocráticos etc.
Aunque todo el estamento contaba con los mismos privilegios, el bloque se encontraba dividido en múltiples
grupos en función de la riqueza, influencia, antigüedad del linaje, poder, pudiéndose establecer según estos
conceptos, tres diferentes niveles en la nobleza. Tales estratos de la sociedad nobiliar solían ser muy
permeables.
Baja nobleza: suponía el 80% total de los nobles, recibiendo el nombre de Hidalgos en Castilla y el de
Infanzones en Aragón. Este estrato fue mayoritariamente urbano, y sus elementos se concentraban sobretodo
en las regiones del norte, decreciendo su numero cuanto mas hacia al sur, aunque aumentando su riqueza.
Media nobleza: se compone de oligarquías urbanas y de los señores de vasallos. El grueso de este grupo, lo
componen la nobleza radicada en las urbes, que ya desde la baja Edad Media, ostentaban los cargos mas
relevantes en los ayuntamientos, que normalmente pasaban en herencia a sus descendientes. Estas clases, por
lo general, desde el punto de vista jurídico, no eran nobles,
aunque su afán por imitar las costumbres de la nobleza y su gran riqueza, hará, que el binomio
oligarquía−nobleza, adquiera un matiz indisoluble.
Su poder, se hará mayor gracias a una política matrimonial fuertemente endogamia, admitiendo la entrada de
aquellos advenedizos que consideren necesarios para sus intereses y para la propia regeneración biológica de
su grupo.
Los más ricos de esta oligarquía urbana, obtendrán, a menudo, el favor de la corona, ensalzando de tal
manera, su figura y la de su linaje (ordenes militares). Tras este favor, estos oligarcas, habían de mostrar su
pureza de sangre, lo que lograban a menudo, mediante el soborno.
Por otra parte, los señores de vasallo, pertenecientes a familias antiguas y poseedores de uno o más señoríos,
también aparecen asociados a la nobleza urbana, sobretodo a partir del reinado de Felipe IV, donde la gran
venta de señoríos, ennobleció a muchas familias adineradas, destacando los judeoconversos y los mercaderes
enriquecidos.
Alta Nobleza: se compone de los nobles con títulos como el de barón, vizconde, marques. Conde (estos dos
últimos mas frecuentes) o el de duque (el mas infrecuente y de mas prestigio). También destaca el de príncipe,
aunque era otorgado a las Casas de fuera de la península (sobretodo en Italia), pues el titulo en España, se
reservaba el heredero de la corona (Príncipe de Asturias).
Desde el comienzo de la Edad Moderna, hasta finales del siglo XVII, este grupo creció de forma espectacular,
entrando en él multitud de advenedizos con un origen nada claro.
Esta entrada masiva, en un grupo muy cerrado, de nuevas familias, provoco un el nacimiento de un grupo
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diferenciado del resto, el de la Grandeza de España. Esta no se genero de forma automática en tiempos de
Carlos I, si no que se fue desarrollando lentamente hasta quedar finalmente institucionalizada en tiempos de
Felipe IV. A este grupo, pertenecían todos los duques, así como los individuos con una titulación inferior, que
la corona quisiese adjuntar. El único elemento diferencial del resto, suponía su derecho a no descubrirse ante
el rey, hecho, en principio poco relevante, aunque con un mayúsculo simbolismo en la Edad Moderna, dad la
importancia del protocolo.
2.) Iglesia:
No se trataba de un estamento abierto a todos, por el contrario, para ingresar en el, habían que aportar una
importante suma de dinero. Así, la mayor parte del clero regular se constituía con miembros de las clases altas
y medias, y el ascenso aun existiendo, quedó restringido a aquellos que pudiesen costearlo. En cuanto a los
miembros procedentes de las escalas mas bajas, el ascenso solo se conseguía mediante la protección de un
padrino. En lo referente a la abundancia del clero, esta no fue tal, pues muchos de sus miembros, se
encontraban, aun perteneciendo al seno eclesiástico, en una situación en la que no habían recibido el
ordenamiento sacerdotal, siendo frecuente el abandono de la actividad eclesiástica a favor de la civil. A estos
dos factores, se une el de la vocación religiosa, que tendría más que ver con los intereses estratégicos de la
familia que con los meramente personales.
En este punto cabe decir que el ordenamiento de los miembros de una familia, conllevaba una serie de
beneficios:
Si se internaba a una mujer en un convento, el beneficio consistía en que esta renunciaba a la dote que le
correspondía en la herencia, evitando así una mayor partición. Y a pesar de que había que entregar una
retribución al monasterio, esta era mucho menor, que la que habría que entregar si esta continuaba con su vida
civil.
El ordenamiento de un varón, aun siendo caro, pues había que entregar fuertes sumas de dinero, y su
capacidad de ascenso, hacían que el poder del linaje creciese pues, la religión ocupaba un apartado
fundamental en el pensamiento de la Edad Moderna.
En lo referente a la estructura interna de la Iglesia, se pone de manifiesto un organismo perfectamente
jerarquizado donde:
1.) En lo más alto, se situaban prelados, obispos y arzobispos. La obtención de una mitra episcopal, dependía
casi directamente de las relaciones personales del interesado con la Corte y con los centros de poder estatal,
pues la Corona, tenia la capacidad de designar obispos y arzobispos (derecho de presentación), poder
conocido como Patronato Regio, que tras nacer en la Edad Media, su desarrollo y estabilización, se produce
bajo el reinado de los Reyes Católicos, momento en el que el derecho de presentación, se aplica sobre todos
los cargos eclesiásticos en las Canarias, América, y Granada.
Las rentas obtenidas por las distintas mitras, eran, por lo general, inmensas, sumándose las continuas
donaciones que recibían de los fieles. Estas riquezas, casi siempre iban a parar a manos de los miembros de
los más altos escalafones.
2.) Es segundo grupo, lo ocupaban los cabildos catedralicios, los cuales, se gobernaban la sede episcopal junto
con un prelado. Estos cabildos, se trataban de la cúspide eclesiástica de carácter local, vinculándose sus
miembros (.), a las elites urbanas.
3.) El bajo clero, se componía de párrocos, beneficiados y capellanes, y a menudo, compartían los mismos
problemas que el pueblo llano. A este grupo, también se añaden los miembros del clero regular así como los
miembros de las ordenes religiosas (franciscanos, jesuitas, dominicos).
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3.) Campesinado:
Se configuraba con la mayor parte porcentual de la población (hasta 4/5 partes del total).
Una de sus principales características, es su sujeción a un régimen señorial, o a uno de realengo, aunque las
diferencias entre ambos, son escasas. Los campesinos, al menos en un principio, compartían una serie de
características comunes:
Cierto inmovilismo frente al dinamismo de las clases urbanas.
Pervivencia del comunitarismo, siendo el uso de estas tierras comunes, una de las principales garantías de la
economía campesina, gracias a la aportación de una serie de complementos a las rentas generadas por el
trabajo de la tierra.
No obstante, durante la Edad Moderna, se percibe un cambio en estas características comunes al campesinado.
Las continuas ventas de los baldíos propiedad de la Corona, normalmente adquiridos por señores de vasallo,
campesinos ricos, o por las elites urbanas, así como los practica de los cerramientos, creándose cortijos
privilegiados (privados), previo pago de una suma de dinero, hicieron que dentro del campesinado, se
produjese un distanciamiento cada vez mas polarizado entre los mas ricos y los menos favorecidos.
Así, la constante de la Edad Moderna, será la diferenciación de tres grupos de campesinos en función de su
poder adquisitivo:
Campesinos ricos: su enriquecimiento se debe a muy diversos factores, y su poder económico, les permite
arrendar las mejores tierras, a la vez que también pueden subarrendarlas a otros vecinos con un poder
adquisitivo menor. En cuanto a su comportamiento, estos rápidamente copan los puestos burocráticos,
valiéndose de las relaciones de patronato y capellanía para mantener su estatus, además de imitar las
costumbres de las elites urbanas.
Campesinos medianos: este grupo, se caracterizó por su inestabilidad y por su reducción a medida que
avanzaba la modernidad. Sus tierras, sobretodo en épocas de escasez, se mostraban insuficientes a la hora de
mantenerles, arrastrando a muchos a la pobreza.
Campesinos pobres: se componen de los pelantrines (campesinos medios empobrecidos) y los jornaleros.
Sobre estos últimos, cabe decir, que no poseían tierras y que supusieron, sobretodo en Castilla−La Mancha,
Extremadura y Andalucía, hasta el 80% de la población dedicada al trabajo agrícola.
Esto nos hace ver el panorama del campo español durante la modernidad, con la mayoría de las tierras
acaparadas por nobleza, clero, y elite urbanas o rurales, la mayor parte de la población dedicada a este sector,
había de contentarse con el subarrendamiento de alguna pequeña parcela, a menudo poco productiva, para
subsistir. A este hecho, se añaden los múltiples impuestos que sobre el campesinado gravaban (diezmo,
impuestos regios, concejiles).
Estos dos factores, darían explicación a la elevadísima tasa de mortalidad, sobretodo infantil, que había en
esta época, pues el sobrante de lo producido, no bastaría para alimentar a un núcleo familiar, a menudo,
numeroso.
4.) Clases urbanas:
El problema de agrupar a estas clases radica en la propia definición de ciudad, así como la actividad de sus
habitantes, a menudo, estrechamente vinculada al mundo rural.
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Aun así, se pueden distinguir ciertos individuos, que, al menos de forma directa, no estaban ligados al medio
rural.
Los profesionales liberales: básicamente, este grupo engloba a todos aquellos cuya actividad no puede ser
reconocida en las orbitas de mercaderes, o artesanos.
Dentro de este grupo destacan los médicos, profesión nada valorada, pues muchos de las dinastías médicas
procedían de familias judeoconversas, además de su escasa calidad por un intrusismo total. Otra profesión
digna de mención es la de letrado, con un gran estima social, siendo esta profesión una de las principales vías
para el ascenso social, gracias a su ocupación de los puestos burocráticos.
Artesanos: abarcan un amplio abanico de productos, agrupándose en gremios, en función de los producido,
este grupo, se caracterizada por un alto grado de endogamia, así como por una oligarquizacion dentro del
propio gremio. Estos gremios, gozaron de una gran influencia social, y en el caso de Aragón incluso política.
Mercaderes: ocupaba a un número destacable de individuos, siendo una de las principales vías de
enriquecimiento. Los mercaderes, muchos de origen hebraico, mostraron, al igual que otros grupos
enriquecidos, un gran interés en acceder a los títulos nobiliarios, consiguiéndolo si su fortuna les permitía
costearlos. Los individuos que vivían de la actividad mercantil, se asentaron sobretodo en Medina del Campo,
Barcelona, Sevilla y Valencia.
5.) Minorías y marginados:
Judeoconversos: con este termino, se designa a los individuos de ascendencia hebraica, que aunque
convertidos al cristianismo de forma formal, de forma mayoritaria, continuaban profesando su religión de
forma privada. Este grupo de cristianos nuevos, sin trabas legales para acceder a los diferentes cargos y en
muchos casos su éxito social y económico, a menudo tuvo grandes tensiones con los cristianos viejos. Uno de
los grandes medios para afianzar la ortodoxia del dogma cristiano, así como para erradicar las creencias
heréticas, fue el de la Inquisición, que se cebó especialmente con los conversos de origen judío. A este hecho,
se añade la expulsión de los judíos que seguían la doctrina judaica abiertamente en 1492.
Otro de los instrumentos usados para marginar a esta comunidad fue el de los Estatutos de Limpieza de
Sangre, necesarios para ingresar en cualquier institución, y que requerían de una línea genealógica libre de
conversos. A menudo, estos se obtenían sin demasiados problemas, siempre y cuando el interesado pudiese
costearse sobornos de testigos y falsificaciones de documentos.
Moriscos: los moriscos, son aquellos, que habiendo profesado anteriormente el Islam, se convirtieron al
cristianismo, siendo denominados también como cristianos nuevos, con el consiguiente desprecio de los
cristianos viejos.
Sobre este grupo, las presiones, tanto sociales, como eclesiásticas, comenzaron a recaer de forma mas fuerte
tras la ciada del reino de Granada y sobretodo tras la rebelión de las Alpajurras, que una vez sofocada y
obligada la población mudéjar (musulmanes no conversos residentes en España) a su conversión al
cristianismo, mediante la Conversión General de 1500−1501.
No obstante, algunos moriscos (colaboracionistas), desempeñaron un papel fundamental a la hora de
armonizar las relaciones de esta comunidad con la Corona, gracias al empleo en actividades burocráticas que
les permitió bien acceder a los estamentos mas elevados, bien permanecer en la situación privilegiada, si
provenían de casa nobles del ámbito nazarí, aunque con ello, se ganaron la enemistad del conjunto social no
converso.
A pesar de la conversión, los moriscos, protagonizaron una nueva rebelión entre los años 1568 y 1570 en el
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territorio de las Alpujarras, siendo sofocada por Juan de Austria mediante una terrible represión con la
consiguiente expulsión de todos los moriscos del reino de Granada hacia zonas del interior donde se asentaron
hasta su definitiva expulsión de la península entre los años 1609 y 1613.
En el caso de la Corona de Aragón y mas concretamente en el territorio valenciano, la asimilación de los
musulmanes fue en cierta medida mayor, al menos durante la Edad Media, pues el deseo de la nobleza por
enriquecerse, hizo que la presión de la corona y de la Iglesia, no fueran tan duras, aunque ello significase un
considerable aumento del gravamen tributario. No obstante, estos mudéjares, que apenas cambiaron su estilo
de vida tras la reconquista, fueron obligados a convertirse al cristianismo tras la llegada al poder de Carlos I.
A este colectivo en general, se le acuso sistemáticamente de ser un peligro público, pues según sus coetáneos,
apoyarían las actividades de los piratas turcos y corsarios norteafricanos, además de su apoyo incondicional
ante una eventual invasión desde el norte de África, hacia los reinos musulmanes. Estos factores, unido al odio
por parte de los cristianos viejos, determinarían su definitiva expulsión en los inicios del siglo XVII.
Pobres: en este grupo, probablemente, se incluiría gran cantidad de población (casi el 50% en algunas
ciudades). No obstante, había varios tipos de pobreza. Así, el pobre vergonzante, se trataba de aquel que había
caído en esta situación desde una posición superior y por ello merecía mas ayuda, por otra parte, el mendigo,
era una figura omnipresente. Además de estos dos, se encuentra todo un desfile de individuos que buscan la
mera subsistencia, tal y como recoge la novela picaresca de estos años, pudiéndose llegar a la conclusión de
que la pobreza, sería una característica más de la sociedad española de la modernidad
Mujeres: A pesar de tratarse de un grupo marginal, por motivos de genero, la mujer durante la modernidad,
desempeño un papel muy relevante. Las continuas consideraciones hacia una posición de desamparo legal en
comparación con los varones libres, no son del todo ciertas, pues esta, si poseía la capacidad de heredar,
aunque diversos mecanismos de corrección de la herencia, hicieron que esta fuese casi siempre mayor en los
varones. El hecho de dotar a las mujeres de una herencia, además de asegurar su supervivencia, las colocaba
en una posición de mejora a la hora de contraer matrimonio, pues una dote amplia, atraería los intereses de los
varones más pudientes. No obstante y a pesar de que las mujeres recibiesen una dote, esta se centraba en
elementos tales como ajuares, muebles, ropa, etc. En lo referente a su actividad laboral, esta era a menudo
discriminada, cobrando un salario mucho menor que el de los varones y llegando incluso a ser ocultada en los
registros documentales. Dentro de este punto cabe destacar que no pudieron ejercer cargo público alguno,
aunque en el caso de la burocracia estatal y gracias a la venta de oficios, si que pudieron pasar en herencia
estos cargos, pues se trataban de bienes privados. Así, las mujeres mas ricas, que eran las que normalmente
tomaban en herencia estos oficios, pudieron designar a su gusto quien era el encargado de desempeñar tal
empleo. Aunque lo normal era que una vez casadas lo ocupase el marido. Tan solo existen dos excepciones en
lo referente al desempeño por parte de una mujer de un cargo público:
Acceso a la corona: en este aspecto, las mujeres podían actuar como reinas, aunque si bien se encontraban
normalmente subordinadas a sus hermanos varones, si odian transmitir la línea dinástica.
Actuando como señoras de vasallo: las mujeres pertenecientes a las clases dirigentes, pudieron ejercer
labores jurisdiccionales en sus territorios, e incluso, ante la falta de hermanos varones, una vez transmitida la
herencia, nombrar todos los cargos públicos bajo su orbita.
No obstante, a pesar de estos casos, lo normal era que la mujer una vez casada, actuara según le indicaba su
marido, el cual ejercía como tutor sobre los bienes de su esposa, aunque si la mujer permanecía soltera o
enviudaba, esta, pasaba a controlar de forma directa y sin trabas todo lo que poseía.
Esclavos: el número de este colectivo, aumento de forma drástica tras el descubrimiento de América. La
conquista del nuevo continente, creo un flujo constante de esclavos, y un lucrativo negocio, el de la trata.
Aunque la mayoría de los esclavos, de origen africano, se dirigían hacia América, la Península, también
asistió a un crecimiento espectacular de este grupo.
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No solo aparecieron esclavos de origen subsahariano, si no también magrebíes, capturados por la soldadesca
asentada en el Magreb que con esta actividad obtenian unos beneficios extra, moriscos, la mayoría de la zona
granadina, tras ser sofocada la rebelión de las Alpajurras, otomanos, caucásicos
Así, hacia 1600, se encontraban censados unos 50.000 esclavos en España.
La posesión de esclavos, no estaba restringida, ni mucho menos, a las clases pudientes, si no que por el
contrario, encontramos un gran numero de esclavos propiedad de las clases intermedias.
En cuanto a su valoración, las mujeres, estuvieron más valoradas que los hombres, ya fuese por su concepción
como objeto sexual, o bien por su uso en las labores domesticas.
En cuanto a la compra de esclavos, esta siempre se hacia cuando el individuo había pasado la infancia, pues es
cuando mas podía producir y los costes de su manutención no eran elevados.
La liberación de esclavos, existió, aunque, más bien se trato de un acto puramente económico, pues con su
liberación, mediante el pago de una cierta cantidad, que el esclavo poseía prácticamente en el ocaso de su
vida, su dueño obtenía un doble beneficio. Por un lado, se libraba de mantener a un individuo que no era
capaza de producir lo mismo que un esclavo joven y por otro, con la suma de dinero que había de pagar el
esclavo que quería comprar su libertad, su dueño, podía costearse la compra de un nuevo esclavo mas joven y
fuerte.
Por ultimo, cabe destacar, que la conversión de un esclavo al cristianismo, no le proporcionaba su libertad.
4.) Cultura y mentalidad
La modernidad se inicia en torno al 1400 por la aparición de unos signos que hacen percibir algunos cambios
en la mentalidad. Estos nuevos conceptos, serán los precursores del renacimiento y entre varios cabe destacar:
Ensalzamiento de la figura humana (héroe individual), donde destaca el aspecto físico, así como la forma de
expresarse.
Espíritu aventurero, tiene un gran impulso tras el descubrimiento de América.
Interés por la cultura grecolatina.
Empeño en el empleo del latín aunque con un interés en el desarrollo de las lenguas vernáculas.
Interés por la naturaleza.
Creencia en el hombre para el desarrollo, que se refleja en cambios estéticos.
El renacimiento, derivara en el humanismo, donde prácticamente el centro de todo será el ser humano. Estas
ideas renacentistas poseen un gran número de vehículos de difusión que permitirán su desarrollo a lo largo de
toda Europa. Los principales medios fueron:
1.) La imprenta: permitió la difusión del saber, puesto que permitió aumentar en gran medida la difusión
literal. Las ciudades más relevantes acogieron la imprenta con gran éxito y se imprimieron libros de una muy
variada temática.
2.) Las bibliotecas: el renacimiento, se caracteriza por el apasionamiento por los libros, siendo un hecho
común, entre las clases pudientes, la construcción de grandes bibliotecas (Medici, Villena). Las colecciones
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privadas, son conocidas gracias a los inventarios post−mortem, que re velan quienes son los que poseen lo
libros.
3.) La figura del mecenas: las clases mas acomodadas (nobles, comerciantes, miembros de la Iglesia),
protegen y promocionan a los artistas.
4.) Universidades: durante la modernidad, se produjo una gran actividad fundacional. A través de las
universidades, se transmite la cultura en todos los órdenes.
Durante el Siglo XVII, pasará por un periodo de estancamiento e incluso recesión.
5.) Academias: son instituciones que promueven el impulso del estudio, desarrollándose las principales
durante el Siglo XVIII.
La imprenta en España (Siglos XVI−XVII):
El primero en inventar los tipos móviles, fue Lorenzo Costener, aunque los hizo de madera, siendo el alemán
Gutemberg, quien los fabrico por primera vez en metal. El invento de la imprenta, tuvo como consecuencia el
abaratamiento de los libros, con el consiguiente aumento de la producción de estos, así como el aumento de la
cultura a nivel general. En un principio, los libros, poseían multitud de imágenes, aunque con el tiempo, estas
fueron desapareciendo, aumentando el volumen de los caracteres escritos. Los alemanes, fueron los primeros
en crear libros usando la imprenta, aunque rápidamente la difundieron por toda Europa.
A España, llega en 1472. La imprenta hubo de adaptarse en España a la tradición manuscrita. Entre las
primeras ciudades con imprenta destacan Segovia, Sevilla, Toledo y Barcelona. La corona, bajo mandato de
los Reyes Católicos, se encargo de fomentar la difusión y empleo de la imprenta, lo que queda reflejado en la
Pragmática de 1480, por la que se daba exención fiscal a los libreros, aumentando de forma considerable las
imprentas.
Bajo el reinado de Felipe II, se llega al periodo de mayor esplendor de la industria librera. En este momento,
(1556−1598), el libro y su difusión es muy relevante, tal y como demuestra el continuo flujo de libros hacia
América. Aún así, la producción de libros de España fe relativamente pequeña en comparación con el resto de
Europa. Esta baja producción se explica por:
Producción pequeña y muy diseminada.
Baja demanda de libros, a la que se une la escasez tipológica de las letras.
Escasez de papel, obligando a importarlo desde el exterior, con los consecuentes inconvenientes de su
conservación durante el transporte.
A pesar de potenciar la actividad, la corona, al igual que nobles y comerciantes, no invirtió en el sector.
La lentitud en los trámites a la hora de obtener la licencia que permitía la creación de una imprenta.
Competencia extranjera, pues muchas veces fue más barato importar libros que producirlos.
Censura inquisitorial
Arancele interiores
En lo referente a la demanda de libros, los consumidores, se trataban, en general, de aquellos individuos que
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por su profesión necesitaban estos libros.
Asimismo, otros libros editados, lo hacían por la garantía de su uso (escolares, sobre la peste, teológicos). La
producción de libros, no hizo desaparecer en modo alguno la tradición manuscrita, la cual se seguía
empleando para la creación de la obras líricas y teatrales, los manifiestos contra el poder, y los textos en
lengua latina.
La alfabetización
El nivel de alfabetización (personas que saben leer y escribir), se conoce gracias, al menos en parte, a los
inventarios post−mortem. Asimismo, los procesos inquisitoriales, aun sin ser una fuente del todo fiable,
también dan a conocer el nivel de alfabetización.
El uso de las fuentes, revela que entre los grupos sociales mas elevados tanto urbanos como rurales, el nivel
de alfabetización, era muy elevado, de entre el 90 y el 95%, aunque estas cifras corresponderían
mayoritariamente a los varones, siendo el nivel de alfabetización de las mujeres menor.
En general, el nivel de alfabetización de España varia para los siglos XVI y XVII, entre el 20 y el 35% del
total de la población, es decir, similares a los del resto de Europa. No obstante, a partir de 1620−40, el nivel
sufre un proceso de estancamiento, para posteriormente disminuir. Esta crisis, pudo ser debida a varios
factores:
1.) Rigor de los gobernantes y del Tribunal de la Inquisición: que censuran muchas obras
(Contrarreforma), también destacan los intentos de la Iglesia de poner freno a la producción libraria (misiones
populares).
2.) Lectura en grupo: no desarrolla la capacidad lectora, ya que fundamentalmente se actúa como oyente.
3.) Refranes, sermones, teatro: son instituciones de formación aunque no desarrollan la lectura.
La posesión de los libros, se vincula a los grupos sociales elevados siendo este muy excepcional en el medio
rural.
Con el análisis de las bibliotecas, se observa que una colección de una calidad muy buena, se componía de
una media de 50 ejemplares. La excepción en España, se encuentra con el conde−duque de Olivares, cuya
biblioteca albergo más de 2.000 libros y 1.400 obras manuscritas.
La lectura preferida durante la Edad Moderna, fue la religiosa, aunque también las novelas de caballería, las
obras de Dante, Boccacio, libros de historia, arte, geografía, viajes
Quizás, la lectura mas popular, la constituyan los pliegos de cordel, consistentes en hojas sueltas atadas por un
cordel, donde se relataban sucesos de muy diversa índole (milagros, crímenes, canciones, poemas,), siendo
esta literatura la base de la prensa periódica (La Gaceta de Madrid 1661).
En lo referente a las trabas existentes a la hora de publicar ciertos libros, estas eran impuestas por la
Inquisición así como por el propio estado, siguiendo unos criterios muy arbitrarios.
En época de Carlos I, y aunque en un principio continuó con la política de los Reyes Católicos de fomentar la
producción de libros, las ideas protestantes que se habían desarrollado, hizo que el monarca se mostrase muy
reticente a la libre publicación encargando a la Inquisición, la labor de editar listas con los libros prohibidos
(la primera fue hecha en 1551).
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El comercio con estos libros, también se encontraba prohibido.
La enseñanza
La educación durante la Edad Moderna, fue un aspecto bastante relevante.
En las escuelas de enseñanza primaria era donde se enseñaba a leer y a escribir. A menudo los maestros eran
los mismos que enseñaban catequismo, estos centros eran responsabilidad directa de los municipios, aunque la
Iglesia, tanto en estos como todos en general, controlaba estrechamente las enseñanzas impartidas, así como
los libros usados. Además de estos centros de enseñanza entre los que merecen especial mención:
Preceptores privados: vinculados a los miembros de la realeza.
Aulas regias: a estos centros, acudían los hijos de los reyes así como los hijos de la nobleza más cercana al
entorno real.
Escuelas palatinas: en estas escuelas se formaba a la nobleza vinculada a los cargos administrativos estatales.
Escuelas de gramática: proporcionaban educación secundaria. Eran condición para acceder a la universidad,
así como de la formación humanista de sus alumnos. Controlada por los jesuitas, fue considerada en la época
como de poco interés.
Universidades: la universidades españolas, muestran un nivel académico muy bueno durante el Siglo XVI,
fruto de la entrada de las ideas humanistas, aunque el posterior desarrollo de la posturas protestantes, así como
el de la Contrarreforma, harán que durante el XVII, su nivel decaiga de una forma considerable. Aun así,
destacan las universidades de Alcalá, Salamanca, cuyo periodo de máximo esplendor, corresponde con la
segunda mitad del XVI, destacando los estudios jurídicos, teológicos y matemáticos, siendo la primera
universidad que imparte los conocimientos de Copérnico. Asimismo, la universidad de Valladolid, requiere
especial atención, pues aunque mas conservadora que la de Salamanca, también tuvo un enorme prestigio.
En el Siglo XVII, la universidad en España, entra en un periodo de estancamiento debido a la Contrarreforma,
que provoco, la falta de renovación en la enseñanza, así como el aislamiento del resto de Europa. Esta
situación, se vio agravada por la visión de gobernadores y multitud de arbitritas del estudio como una
actividad poco mas que lúdica.
Entre los estudiantes, encontramos grupos muy heterogéneos, de origen nobiliar, eclesiástico y dos grupos,
pertenecientes a las clases medias, los llamados colegiales (estudiantes becados en colegios mayores) y los
Manteístas (que no estaban becados). Entre estos dos últimos grupos, siempre hubo tensiones, pues los
primeros, tenían mayor facilidad para acceder a una cátedra.
La ideología en la Edad Moderna
La sociedad en este periodo, se caracteriza por su fuerte sacralización.
Los humanistas, poseen una gran preocupación por esta sacralización, fruto del dios presentado por las
autoridades eclesiásticas, que provocaba un profundo temor en el pueblo. Por su parte, los humanistas,
buscaban una religión más sencilla e interiorizada, es decir una visión recordara a Roma, la luteranista.
Esta situación, provoco en la sociedad una profunda sensación de vació y un temor mayor ante el posible fin
del mundo. Esta situación, provoco la proliferación de la hagiografía, las procesiones, así como las figuras
míticas vinculadas a la religión o la magia, aunque fuera del ámbito puramente eclesiástico (astrología,
brujería, magia). Esto desemboco, el aumento del culto satánico, cuyo invocamiento, se realiza a través de la
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mujer única y exclusivamente. De entre las obras que trataban el tema, destaca Mallerus Malleficarum, escrito
por dos alemanes, se trata de un estudio sobre magos y brujas, recogiendo también la forma de enfrentarse a
ellos.
La situación del culto satánico, fue perseguida con gran dureza por las autoridades eclesiásticas. En España,
hubo tres casos de procesos contra brujas. El primero tuvo lugar en el País Vasco durante el Siglo XV, el
segundo, en el XVI, fue conocido como el proceso de Roncal (Navarra), donde fueron procesadas 500
personas, y finalmente en el XVII fue el caso de las brujas de Zugarraburdi (Navarra y País Vasco), que se
trato de un auto de fe donde asistieron unas 30.000 personas.
Volviendo al tema de sacralización de la vida, conviene señalar que la religión, se hallaba profundamente
arraigada en todos los ámbitos sociales.
En el nacimiento, se era inmediatamente bautizado y nombrados por el santo del día en el que se había nacido.
Durante la vida, se hacen referencias constantemente a la religión, como por ejemplo en el trabajo.
Esta religión, se vivía de diferentes formas:
1.) individualidad: los individuos realizan múltiples tareas vinculadas al mundo religioso, siendo frecuente la
colección de reliquias, la realización de exvotos etc.
2.) educación: a través de los sermones, las procesiones o las catequesis.
3.) asociaciones religiosas: a menudo los individuos, se encontraban asociados en devociones, hermandades o
cofradías.
4.) trasgresión: mezcla de elementos de la cultura popular, con elementos propios de la religión, como son las
supersticiones, o el propio tribunal de la Inquisición.
En la Edad Moderna, la noción del tiempo, estaba en relación directa con la religión, desde la medición de las
horas en función de la réplica de las campanas, hasta la medición de los días en función de alguna fiesta
religiosa de cierta importancia.
Durante la modernidad, destaca la creencia en la existencia de fuerzas del bien y otras del mal. La presencia
de las segundas, se trataba de eliminar mediante el uso de agua bendita, crucifijos o exorcismos entre otros.
En lo referente a las fuerzas del bien, mayoritariamente, se refiere a los santos, a los que se invocaba para
conseguir ayuda, estando su culto mas extendido en el medio rural. Por ultimo, cabe destacar la gran cantidad
de temores existentes entre la población moderna:
1.) a la noche: evoca la muerte, los espíritus y los demonios.
2.) al mar: es visto como un medio ajeno y misterioso, hogar de seres fantásticos, tales como sirenas o
monstruos.
3.) a los fenómenos meteorológicos: las tormentas, una lluvia torrencial que arruinase las cosechas, el
granizo etc., eran fenómenos, que por perjudiciales, se atribuían a la intervención de alguna fuerza maligna.
4.) a los seres y espíritus fantásticos: tales como vampiros, o licántropos.
5.) al contacto carnal con brujas o demonios.
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Tema 2: La transición a los tiempos modernos
1.) Los Reyes Católicos. La unión de los reinos
1.) El acceso al poder
La idea de la Hispania Romana, es decir la unificación de los territorios peninsulares, fue uno de los pilares de
los Reyes Católicos. No obstante, esta política, fue iniciada por el rey Juan II de Aragón, cuando en 1469,
casó al heredero, Fernando rey de Sicilia con la hermana Enrique IV de Castilla. Con este matrimonio, Aragón
buscaba aliados para frenar las aspiraciones del monarca francés Luis XI de dominar las tierras aragonesas.
A fin de afianzar la unión entre Castilla y Aragón, los reyes católicos, hubieron de imponerse en una guerra
civil, así como en otra contra Portugal, debido a que los derechos al trono de Isabel no estaban del todo claros.
La nobleza, obligo a Enrique IV a desheredar a su hija, Juana, alegando su supuesta bastardía.
En este contexto, se produjo la Farsa de Ávila (1465), donde Enrique IV, fue obligado a abdicar a favor de su
hermano Alfonso, quien murió al poco tiempo. Ante la situación, Enrique, fue nuevamente nombrado rey,
aunque debiendo nombrar heredera a Isabel (Pactos de los Toros de Guisando).
Así pues en torno a 1470, la nobleza castellana, se encontraba dividida en tres grupos:
1.) Partidarios de Juana (Marqués de Villena)
2.) Partidarios de Isabel (Carrillo, arzobispo de Toledo).
3.) Un reducido grupo en torno a la familia Mendoza, mas preocupado por restablecer el prestigio de la
monarquía a fin de afianzar los logros obtenidos por la nobleza.
Tras la muerte de Enrique en 1474, se Isabel se autoproclama en Segovia reina universal y legítima de
Castilla, colocando a nobles y ciudades indecisas, en un punto, en el que o la apoyaban, o estaban en su
contra.
Este acto, generó tres grupos de oposición:
1.) Su propio marido Fernando: el principal problema fue el de encontrar el punto en el que se reafirmase la
autoridad de Isabel, sin arrinconar a Fernando, lo que se consiguió mediante la firma de la Concordia de
Segovia en virtud de la cual, Isabel, en el plano jurídico, no cedía nada, recibiendo Fernando amplios poderes
en Castilla.
2.) La división nobiliaria y Portugal: a raíz de la muerte de Enrique, Juana e Isabel debieron luchar por el
trono. Esta cuestión sucesoria, no fue tanto un problema dinástico como político, en el que ambas
pretendientes, contaron con el apoyo de diferentes sectores nobiliarios. En el asalto al poder, la rapidez y
perseverancia de sus actos, otorgaron a Isabel una cierta ventaja inicial.
A pesar del primer acto, Isabel, hubo de buscar apoyos en el exterior, consiguiendo el de Aragón, e intentando
lograr el de Portugal, cuyo rey Alfonso V, se decanto finalmente por apoyar a Juana, con quien se casó, para
posteriormente invadir Castilla.
De esta manera, los RR.CC., hubieron de ocuparse de dos frentes simultáneos, el peligro interior y la invasión
portuguesa:
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1.) El peligro interior: en este contexto, no solo se trato de acabar con los nobles que apoyaba a Juana, si no
de imponer también la autoridad regia. La acción se desarrollo en cuatro regiones distintas:
1.) Marquesado de Villena: sobre este territorio, situado entre Toledo y Murcia, se buscó una acción
conjunta, donde la acción bélica, se combinaba con la provocación de movimientos de rebeldía entre los
vasallos, aunque controlándolos mucho, pues la nobleza que se había adherido a su causa, temía una
propagación de las rebeliones. Asimismo, se ofrecieron capitulaciones honrosas a los nobles derrotados.
2.) Extremadura: la acción se desarrolló de forma similar al Marquesado de Villena.
3.) Andalucía: la acción se centro en la resolución de las rencillas entre dos familias nobles, asimismo, se
incorporó Sevilla y Cádiz a la autoridad directa de la corona.
4.) Galicia: fue la zona más conflictiva, siendo la más recurrente la acción armada. No se retomó una
situación de cierta normalidad hasta 1480.
2.) La guerra con Portugal: el matrimonio entre Isabel y Fernando, supuso la victoria del partido aragonista,
muy presente en Castilla desde la entrada de los Tratámaras en Aragón, hecho que lleno de recelo a la corona
lusa.
La situación, se mostró insostenible tras la autoproclamación de Isabel como reina de Castilla a lo que
respondió Alfonso V, con la boda con Juana, que supuso la declaración de la guerra en toda regla.
En el transcurso de la contienda, el frente principal se situó entre Extremadura y Galicia, comenzando la
incursión portuguesa en 1475 a través de Plasencia. La ofensiva lusa, cuyo objetivo era la conquista de
Burgos, en teoría, iba a ser apoyada por un ejército francés, aunque este llegó demasiado tarde.
Los Reyes Católicos, ocuparon Burgos, concentrándose los combates entre Toro y Zamora, produciéndose el
enfrentamiento más relevante en Peleagonzalo (1476) con victoria castellana, obligando a Alfonso a
abandonar Castilla
+ La intervención francesa: a pesar de las excelentes relaciones entre Castilla y Francia, estas no eran
similares con Aragón, debido a las disputas por el territorio del Rosellón.
Un intento de los RR.CC., ofreciendo ciertas garantías en el Rosellón, a cambio del apoyo franco, fracasaron.
El tratado firmado en Paris entre Portugal y Francia en 1475, preveía un ataque conjunto con la entrada
francesa en Castilla a través del País Vasco, aunque tal ataque se realizo de forma tardía y fracasó.
Así, en 1478, Luis XI, se vio obligad a firmar la paz, quedando en manos francesas el Rosellón y Cerdeña.
+ La Santa Sede: a pesar de que el papa Sixto IV, apoyaba a los RR.CC., no quiso no quiso disgustar a
Portugal, y no actuó de forma decidida hasta 1478, momento en el que anulo la boda entre Juana y Alfonso.
Finalmente, Portugal sufrió una nueva derrota en Albuela (1479), viéndose obligado a solicitar la paz.
+ La paz con Portugal: las primeras negociaciones, tuvieron lugar en Alcántara en 1479, durante unos tres
meses hasta la firma del tratado en Alçobas, en el que se incluían la amnistía de los nobles que no habían
apoyado la causa de Isabel, el reconocimiento de las fronteras tal y como se encontraban a la muerte de
Enrique IV, así como la soberanía de España sobre las Canarias y de Portugal sobre las demás islas del
atlántico y la costa africana atlántica.
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En cuanto a Juana, se negó la posibilidad de su matrimonio con el príncipe don Juan, siendo recluida en un
convento por orden de Isabel mediante una bula del papa Sixto IV.
2.) La reorganización del reino
Tras la consolidación de Isabel en el trono castellano, Aragón y Castilla, pasaron a ser reino asociados, aunque
solo mediante la unión de sus soberanos, el mantenimiento de una diplomacia común, y posteriormente,
mediante la Inquisición. Siendo más propio hablar de una doble monarquía en la que Castilla, poseía una
posición preponderante, pues su extensión y demografía eran mayores que las aragonesas, confirmando a
Castilla la preeminencia en el nacimiento de la España Moderna.
1.) La restauración estatal
1.) La Santa Hermandad y el orden público: la sola presencia de los soberanos, no basto para asegurar el
orden y la paz social. Para ello, hubieron de restaurar el estado, mediante el reforzamiento del poder real
frente al feudal, inscribiéndose en este campo la Santa Hermandad., especie de guardia rural al servicio
exclusivo del estado, fundada en 1476. No obstante, debido a lo caro de su mantenimiento, así como las
quejas de los ayuntamientos por las altas cargas fiscales que gravaban sobre ellos, hubo de ser disuelta en
1489 como organización central aunque conservándose las cuadrillas locales.
2.) El gobierno del reino: el mantenimiento del orden presento tan solo un paso previo al restablecimiento de
la autoridad estatal. En este plano, los RR.CC., reorganizaron en profundidad los poderes públicos.
Se instalo una Chancillería en Valladolid y otra en Granada, encargadas de tramitar en última instancia los
procesos civiles y criminales.
Se reforma la administración de las ciudades, colocando a su cabeza un representante del gobierno central con
amplios poderes, procedente por lo general de las clases medias.
En cuanto al Consejo Real, se suprime todo poder real de los miembros de la Alta Nobleza, que actúan
únicamente como asesores.
3.) Las Cortes: asamblea destinada a asegurar la representación del reino ante el soberano, en ella, se incluían
miembros de los tres estamentos sociales.
Normalmente, fueron reunidos a la hora de recaudar nuevos impuestos directos, pues la aprobación de estos,
dependía de su ratificación en las Cortes.
Aunque una vez conseguidos los objetivos reales tras las Cortes de Toledo (1480), así como por los beneficios
generados por los impuestos indirectos, hicieron que las Cortes, fuesen cada vez mas marginadas, no pudiendo
ser un organismo de resistencia serio ante la voluntad real.
4.) La nobleza: tras la reforma financiera, el estado aun se veía privado de una parte de los impuestos,
enajenados por algunos particulares.
La supresión de los juros, significo, la reconquista de las tierras y de los impuestos de los que la monarquía
hubo de desprenderse anteriormente, siendo la gran afectada, la alta nobleza.
Aunque esta reforma no pretendió quitar poder económico a la nobleza mas poderosa, si no que se limitó tan
solo a quitarle todo poder político, como atestiguan las Leyes de Toro (1505).
2.) La unidad religiosa:
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La actuación de los RR.CC., plantea tres problemas en torno a las minorías religiosas, en especial respecto a la
judía:
+ Problema religioso
+ Problema social; por los roles desempeñados por dichas minorías
+ Problema político
1.) Judíos y conversos: durante la Edad Media, los reinos cristianos de España, vieron crecer de forma
considerable la población judía, que de forma general, ocupa ciertas profesiones, formándose una oligarquía
judía rica, disponiendo además de una influencia social considerable, alimentándose el recelo y el
antisemitismo entre la población cristiana (tumultos antisemitas en el S. XIV). Ante esta situación, la mayoría
de la población judía, atemorizada, se convirtió al cristianismo (cristianos nuevos o conversos), aunque
algunos, regresaron a la práctica de su religión de forma oculta o al uso de sus costumbres, siendo acusados
por la masa cristiana de judaizar en secreto. Asimismo, su conversión, les permitió acceder a cargos
reservados exclusivamente a cristianos.
Estos factores, alimentaron nuevamente el sentimiento antisemita produciéndose bajo el reinado de los
RR.CC. nuevos disturbios en varias ciudades.
Para resolver esta situación los reyes, se vieron obligados a crear un tribunal que velara por la pureza de fe, así
como a expulsar a los judíos practicantes de los territorios españoles.
2.) La Inquisición: muchos conversos, abandonaron de forma radical su fe, aunque otros no, y dieron pie a la
critica y a la hostilidad, que se hizo común a toda la comunidad conversa.
Esto propicio la creación de un tribunal que castigaría a los judaizantes, la Inquisición.
En 1478, Sixto IV, firma una bula en la que se autoriza a los reyes a nombrar a los inquisidores, de ámbito
eclesiástico, aunque bajo la tutela estatal, poniéndose en marcha en 1480.
Así, la Inquisición, se convirtió en un instrumento eficaz contra un grupo, los conversos, que cada vez tomaba
un papel más relevante en la sociedad, relacionándose asimismo, el restablecimiento de la Inquisición con la
expulsión de los judíos.
3.) La expulsión de los judíos: a pesar de que los judíos eran inmunes a la acción inquisitorial, se les intento
marginar de la población católica, obligándoles por leyes ratificadas en las Cortes ha llevar símbolos
distintivos y residir en barrios reservados, las juderías.
Finalmente, en el Decreto de Expulsión de 1492, se les dio a elegir entre su conversión, si deseaban
permanecer en España, haciéndoles vulnerables ante la Inquisición, o conservar su religión, debiendo
abandonar el país.
Esta expulsión creo una crisis pasajera a nivel cualitativo en ciertos sectores, aunque no cuantitativo, que no
quebranto el crecimiento experimentado por la economía española.
4.) Los Reyes Católicos y el clero: su comportamiento, fue similar al que tuvieron con la Alta Nobleza.
Persiguiendo el objetivo de reafirmar su autoridad.
Su relación con la Santa Sede, en este aspecto fue conflictiva, aunque obtuvieron un derecho de fiscalización
en la designación de los obispos. Este derecho de presentación (patronato), era solo aplicable a Canarias,
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América y Granada.
La política religiosa, se debió a la doble faceta del alto clero, actuando a la vez como postores y poseedores de
amplios poderes administrativos, judiciales y militares.
Con esto, los RR.CC., intentaron prevenir los peligros derivados del feudalismo episcopal. No obstante, los
obispos podían esgrimir, para defender sus intereses, el estatuto privilegiado que poseían o las armas
canónicas (excomunión), llevando a los reyes escoger ello mismos los titulares de los obispados, descartando
a extranjeros y a los propuestos por la alta nobleza., intentando así elevar el nivel cultural y espiritual del Alto
clero, así como colocar en puestos relevantes a miembros fieles a la Corona.
Con esta reforma no se quiso privar al clero de sus posesiones si no que esencialmente, se dispuso para que
este sirviera a los intereses estatales. Asimismo, se reformaron las órdenes religiosas en la misma dirección
que el alto clero.
3.) Las regencias
Tras la muerte de Isabel (1504), su testamento, dejaba como heredera a su hija Juana, casada con Felipe el
Hermoso. Los síntomas de enajenación mental presentados por Juana, la incapacitaron para reinar, recayendo
la regencia sobre Fernando el Católico, hasta que su nieto, Carlos, alcanzase la mayoría de edad.
Esto creó una confrontación directa entre Fernando y Felipe, quien apoyado por los magnates castellanos, así
como por su padre el emperador Maximiliano, se dedico a entorpecer la política europea proyectada por
Fernando. A fin de contrarrestar la actuación de Felipe, Fernando, buscó la alianza con Francia, lo que
consiguió tras la firma del Tratado de Blois (1505), en el que se firmaba la paz con Francia, así como su
matrimonio con Germana de Foix (sobrina de Luis XII). No obstante, este matrimonio, suponía que si había
descendencia, Aragón, bascularía hacia la orbita francesa, restando a Fernando muchos apoyos en la corona
castellana, aunque se vio apoyado por una de las figuras mas relevantes e influyentes de Castilla, el cardenal
Cisneros.
Las tensiones entre Felipe y Fernando, parecieron desaparecer tras la firma de la Concordia de Salamanca
(1505), en la que se fijaba el gobierno de Juana y Felipe de Castilla y Fernando actuando como gobernador
perpetuo. Esta inicial calma, fue rota tras la llegada del matrimonio a tierras castellanas, teniendo finalmente
que abandonar Fernando Castilla, ante las presiones de la alta nobleza. Al poco de este suceso, Felipe murió,
lo que obligo a constituir un consejo de regencia, que estaba presidido por Cisneros, quien reclamo la vuelta
de Fernando.
Durante la segunda regencia de Fernando (1507−1516), se produjo una intensa política internacional, así
como la anexión de Navarra.
Tras la muerte de Fernando, su testamento fijo como único heredero a su nieto Carlos , ocupando la regencia
hasta su llegada al trono el hijo de Fernando Alfonso de Aragón, arzobispo de Zaragoza.
Por otra parte, la regencia de Castilla, la ocupo el cardenal Cisneros, cuya política, fue continuación de la
iniciada por los RR.CC.
2.) La proyección exterior. América
A partir de 1479, los Reyes Católicos, iniciaron una política exterior destinada a buscar la unidad de toda la
península Ibérica. En lo referente a la política exterior extrapeninsular, los RR.CC., se identificaron
plenamente con la política aragonesa, es decir la orientación hacia el Mediterráneo y la lucha con Francia por
la hegemonía en este mar, así como contra el creciente poder del Imperio Otomano. Otra vía abierta, a raíz del
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comercio con indias abierto por los portugueses, fue la del Atlántico, emprendida casi exclusivamente por
Castilla, que se intensificó tras el descubrimiento de América.
1.) El esfuerzo por la unidad peninsular
I) Granada
Este fue el último episodio de la presencia musulmana en la península, que finaliza en 1492
+ Desarrollo de la conquista: la acción fue iniciada por los musulmanes en 1481 con la conquista de Zahara,
ante lo que respondieron los nobles andaluces con la toma de Alhama. El significado de esto, cambió tras la
intervención de los Reyes Católicos.
En la primera fase (1481−1482), la situación acaba, al igual que la siguiente campaña (1482−1483), con
derrota cristiana, aunque en la segunda, se consigue la captura de Boabdil, hijo y rival del sultán de Granada.
Boabdil, juró fidelidad a los reyes, iniciándose la guerra civil en Granada, momento en el que los cristianos
fracasan en su intento de conquistar Málaga, aunque toman Alora (1484), en 1485, se produjo la primera gran
victoria cristiana en Ronda, y en 1486 se conquista Loja, capitulando al año siguiente Málaga.
Finalmente, en 1489, caen Baza, Guadix y Almería, quedando tan solo la ciudad de Granada, sostenida por
Boabdil. Los reyes se instalaron en 1491 en el Real de Santa Fe, que no abandonaran hasta su entrada en la
ciudad de Granada.
+ El sentido de la operación: para la conquista de Granada, los reyes, hubieron de hacer un gran esfuerzo
económico y militar, viéndose obligados a recaudar impuestos excepcionales (bula de cruzada). Así, el estado,
se endeudó con nobles, prelados, ciudades, negociantes
En esta campaña, el espíritu de cruzada, desempeño un papel muy relevante, aunque no fue el único
catalizador de esta. También había que completar la unificación del territorio haciendo desaparecer la
amenaza que presentaba el estado musulmán, que podía aliarse con los turcos.
+ Granada tras la conquista: una vez conquistada, quedó incorporada al reino de Castilla, aunque hubo una
diferenciación en el estatuto de los habitantes. Los del reino, fueron sometidos a las leyes de guerra comunes.
En cuanto a los de la propia ciudad, obtuvieron una serie de privilegios, fruto del pacto alcanzado entre
Boabdil y los Reyes. Aunque la cuestión religiosa no fue respetada por los conquistadores que buscaron la
conversión de los musulmanes. Mandando a tal efecto a dos hombres, López de Mendoza (Capitán General de
Granada) y fray Hernando de Talavera (arzobispo de Granada), cuyos métodos, mas persuasivos que
violentos, suscitaron muchas conversiones, aunque no las suficientes para las autoridades, finalizando esta
experiencia en 1499 con la llegada de Cisneros, mas militante cuyos actos provocaron la revuelta de un barrio
de Granada, rápidamente reprimida que tendrá dos consecuencias:
1.) Precipitación de la conversión
2.) Levantamiento morisco en la región de las Alpujarras.
Ante esta situación, en 1501, los reyes, deciden acabar con la presencia del Islam en la península dando a
elegir a musulmanes de forma similar a los judíos, formando los conversos, el grupo de los moriscos. Esta
política, solo se entiende, si se atiende a la idea de los Reyes Católicos de que la unidad nacional, pasaba
únicamente por la unidad religiosa.
II) Portugal
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Tras la conquista del reino Nazarí de Granada, los RR.CC., hubieron de conquistar algunos enclaves
norteafricanos, a fin de garantizar la seguridad de la frontera septentrional de España, lo que vulneraba de
forma frontal los tratados de Alcaçobas firmados con Portugal, en 1479. Esta situación, fue la usada como
pretexto para tratar, por la vía diplomática de incluir al reino luso en la esfera castellano−aragonesa. La
estrategia seguida, fue el empleo de la política matrimonial, que finalmente fracaso debido a la muerte de
todos aquellos incluidos en dicha política que tenían legitimidad para reinar sobre los tres reinos, con lo que el
proyecto de unificación peninsular quedo desechado.
III) Canarias
La conquista de este territorio, quedó concluida hacia 1500, estableciéndose como territorio castellano.
Rápidamente, se introdujo en el la administración castellana, la Inquisición y se produjo el reparto de tierras.
La colonización, se vio favorecida por la práctica de matrimonios mixtos entre indígenas y conquistadores.
IV) Navarra, Rosellón y Cerdeña
Estos territorios cerrarían la frontera peninsular por el norte. La anexión de Navarra, no se lograría hasta 1512,
pues a pesar de que la política matrimonial que propiciaría su unión a la orbita castellano−aragonesa estuviese
planificada desde1482, la muerte de uno de los cónyuges, así como la velocidad diplomática de Francia,
hicieron que este territorio pasase a su zona de influencia.
En cuanto al Rosellón y Cerdeña, estos territorios, fueron ocupados por Francia desde las guerras civiles que
sacudieron la corona aragonesa, aunque fueron devueltos sin la necesidad de conflicto armado por Carlos VIII
tras la firma del Tratado de Barcelona en 1493, con lo que el monarca francés pretendía así tener las manos
libres para actuar en la zona italiana.
2.) La política exterior extrapeninsular
I) La conquista de Nápoles
En el año 1494, Carlos VIII, entro en Italia, con el pretexto de apoyar a la casa angevina e invadió el reino de
Nápoles al año siguiente. El reino de Nápoles, se encontraba bajo la dirección de la casa aragonesa. Este
hecho reavivo las antiguas tensiones entre angevinos, y aragoneses, trazándose a una situación mucho mayor,
pues ahora enfrenaba directamente a españoles y franceses.
EL poderío inicial del monarca francés, fue contrarrestado por la Liga de Venecia, integrada por el Papado,
Venecia, Milán, Génova, España, el Sacro Imperio e Inglaterra, obligando finalmente al monarca a desistir y
retirarse a Francia.
El sucesor del rey francés, Luis XII, volvió a plantear la cuestión italiana, consistiendo su primer objetivo e la
conquista del Milanesado, lograda en 1500 tras la batalla de Novarra, cuya conquista proporcionaría una base
desde la que operar sobre el resto de la península. La conquista, hizo temer a los Reyes Católicos, una posible
invasión de Sicilia, lo que hizo que pactasen con Francia el reparto de Nápoles, mediante la firma de los
Tratados de Granada. A pesar del reparto, enseguida surgieron las primeras discrepancias entre franceses y
españoles, que derivaron en el conflicto abierto que finalmente ganó España, victoria en parte debida a la
actuación militar de Gonzalo Fernández de Córdoba (el Gran Capitán), consiguiendo así que todo el reino de
Nápoles, quedase bajo dominio hispano. Esta dominación, se ratificó tras la firma del Tratado de Blois (1505),
suscrito a raíz de la boda de Fernando con la sobrina de Luis XII, Germana de Foix.
II) La política mediterránea y africana de Fernando
La época comprendida entre 1505 y 1516, se caracterizó por el desarrollo de una política en la que Fernando,
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ya viudo de Isabel, intentó la unificación y la pacificación de los príncipes cristianos, y por una lucha continua
contra el Islam. Así, la política hispánica en el Mediterráneo occidental, apuntaba hacia el Norte de África, lo
que chocaba con los tratados firmados con Portugal, afectando negativamente en las relaciones con la nación
lusa. En la conquista norteafricana, las principales motivaciones, fueron la de prolongar la Reconquista, con
las connotaciones de Guerra Santa que esta implicaba, asegurar la frontera en la zona mas septentrional, y
conseguir la poción hegemónica del Mediterráneo. No obstante, y debido a los medios necesarios que
requerían la empresa americana, así como las múltiples campañas europeas, obligaron a la corona, a reducir
los medios en África. Finalmente, el intento redominio sobre el área norteafricana en su vertiente atlántica,
hubo de ser cancelada tras la firma de los tratados de Tordesillas (1494) y el de Sintra (1509), con Portugal.
En el ámbito mediterráneo de África, el balance, fue distinto, gracias a la conquista entre los años 1497 y 1510
de las plazas de Orán, Melilla, Bujía o Argel entre otras.
En lo referente a la zona central del Mediterráneo, se busco la consolidación de la hegemonía obtenida tras la
conquista del reino de Nápoles. Con esta motivación, se formó en 1508 la Liga de Cambray, cuyo objetivo fue
el de poner freno al expansionismo veneciano, así como la formación en 1511 de la Liga Santa (Liga de
Malinas), cuyo objetivo fue el de expulsar a Francia del Milanesado (1522), momento en el que se produce la
invasión de Navarra y su anexión a Castilla.
Finalmente, la situación en Italia y por tanto en el Mediterráneo central, quedó mas o menos estabilizada tras
la firma del Tratado de Noyon (1516), suscrito a raíz de una nueva invasión impulsada por Francisco I del
Milanesado, donde los españoles, controlaban el sur, los franceses el norte y en el resto se situaban las zonas
de influencia pontificas y venecianas.
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