Francisco Ayala afirma en esta entrevista que la evolución no necesita de Dios para darse, reflexiona sobre la razón por la que se sigue negando por parte de “algunos sectores dogmáticos religiosos” el evolucionismo y el porqué no está de acuerdo con la idea del “diseño inteligente”. Para nuestra disertación es interesante como contrapunto al artículo de J.A.Díaz ¿Por qué sobrevivió Pikaia? Para leerla completa: http://blogs.elcorreodigital.com/magonia/2009/2/12/-la-evolucion-hace-dios-innecesario-explicarmundo- Darwin y el diseño inteligente. Creacionismo, cristianimo y evolución de Francisco Ayala: Francisco J. Ayala, biólogo y miembro de la Academia Nacional de las Ciencias de Estados Unidos, ofrece en este libro un camino para conciliar la religión y la ciencia con respecto a la evolución. Según Ayala, la ciencia y la fe religiosa no están en contradicción, ni pueden estarlo, puesto que tratan de asuntos diferentes que no se solapan. La ciencia busca descubrir y explicar los procesos de la naturaleza. La religión trata del significado y propósito del universo y de la vida, la relación entre los humanos y su Creador, y los valores morales que inspiran y guían la vida humana. La selección natural explica la evolución de las especies a través de millones de años y la adaptación de los organismos a su entorno, con ojos para ver, alas para volar, y agallas para respirar en el agua. Pero el mundo de la vida está lleno de imperfecciones, sufrimiento, crueldad, y sadismo. La espina dorsal está mal diseñada, los depredadores devoran a sus presas, los parásitos destruyen a sus huéspedes. La selección natural da cuenta de estas calamidades, que, por ello, no necesitan ser atribuidas a mal diseño o perversidad del Creador. Según explica Ayala, la evolución por selección natural esta más de acuerdo con la fe religiosa en un Dios de amor, misericordia y sabiduría, que el llamado «diseño inteligente» que atribuye al Creador las imperfecciones del mundo de la vida. ENTREVISTA A F. AYALA realizada por Luis Alfonso Gámez. Titular de la Cátedra Donald Bren de Ciencias Biológicas y profesor de Filosofía de la Universidad de California. -La idea de que somos consecuencia de mutaciones azarosas y la selección natural actuando durante miles de millones de años -de que estamos aquí, pero podríamos no estar- no encaja con la presunción de las religiones de que el ser humano es el fin de la Creación. Meter a Dios en el escenario evolutivo parece sólo posible si se hace poniéndolo al principio de todo, echándolo todo a rodar… -Eso es lo que se llama deísmo, la idea de que Dios crea el mundo y ya no vuelve a actuar. Los partidarios de la teología del proceso son teístas. Para ellos, Dios está presente en todo el mundo y siempre, que, en cierto sentido, da cuenta de todos los fenómenos naturales. A veces lo explican diciendo que Dios es la fundamentación del ser. Uno de los problemas a los que se enfrentan es la crueldad del mundo biológico, con el parásito de la malaria, por ejemplo; del geológico, con los terremotos y tsunamis como el que mató a cientos de miles de personas en 2004... Si estas cosas fueran resultado de la acción directa de Dios, entonces sería muy cruel, porque hay muchas más crueldades en el mundo biológico que las que la gente conoce. Mi respuesta a eso, sin ser teólogo ni pretender pasar por tal, es que, aunque parezca muy cruel que un león viva matando cebras, las acciones del león por sí mismas no son crueles, porque la crueldad es un valor moral y sólo los seres humanos -y Dios si uno quiere creer en Dios- tenemos valores morales. Si el mundo lo ha diseñado Dios, Dios es cruel porque tiene valores morales; pero, si todo es el resultado de un proceso natural, la evolución, ahí no hay crueldad. Por eso digo yo que la teoría de la evolución no sólo fue un gran regalo de Charles Darwin a la ciencia, sino también a la religión. -Porque libera a la divinidad de haber hecho el mundo como es ahora y presenta la crueldad como consecuencia de un proceso natural ajeno a la acción directa de Dios. -La objeción es: ¿no podía haber creado Dios un mundo en el que esas cosas crueles no pasaran. La respuesta es que sí, pero que sería un mundo bastante menos interesante. Los humanos cometemos crímenes. Dios podría haberno creadosin libre albedrío, sin libertad, y entonces no habría crímenes; pero seríamos robots. Los seres humanos hacemos cosas malas, pero también buenas. También podía haber creado un mundo biológico en el que nada cambiara y las especies no se dañaran unas a otras; pero no habría sido el mundo interesante y bello de la evolución. Y lo mismo se puede decir del mundo físico: ¿por qué hay terremotos, erupciones volcánicas, tsunamis...?, ¿por qué Dios no creó un mundo en el que esas cosas no pasaban? Porque un mundo en el que los procesos físicos crean planetas, estrellas y galaxias es mucho más interesante y bello que un mundo estático. -Ésa es una explicación ad hoc. -Claro que es una explicación ad hoc, pero es una explicación que no es irracional, que, para los que creen en Dios, justifica por qué ha creado un mundo en el que pasan ciertas cosas. El rey destronado -¿Cree que el rechazo de la teoría de la evolución 150 años después de su formulación es consecuencia de que acabó de destronarnos como Reyes de la Creación, de que Darwin concluyó el trabajo de Copérnico, que nos había echado del centro del Universo? -Exactamente. Ésa es una de las razones centrales: la revolución darwiniana nos quitó del centro del mundo de la vida como la copernicana, que había quitado la Tierra del centro del Universo. Pero hay un paso más: la evolución hace a Dios innecesario. Explicaciones teológicas como las que yo daba antes suelen ser ad hoc. Y hay muchos creyentes de buena voluntad que temen que no sean válidas porque, si el mundo evoluciona por mecanismos naturales, Dios es innecesario. Yo creo que es una buena idea tratar de convencer a esa gente de buena voluntad que hay explicaciones religiosas válidas que, aunque no nos convenzan ni a ti ni a mí, hacen compatible la existencia de un mundo en evolución y de Dios. -Pero todavía hay sectores fundamentalistas de la Iglesia católica que consideran a Charles Darwin un enemigo y su teoría, un producto del ateísmo. -La Iglesia católica, al menos aquí, en Estados Unidos, es la que tal vez está más abierta de manera pública a la evolución. Durante muchos años, yo daba en la Universidad de California la introducción a la biología a los estudiantes que venían del colegio y empezaba por la evolución, porque la biología sólo se puede explicar a partir de ella. Muchos de los quinientos muchachos de clase venían después a decirme que iban a responder en los exámenes lo que yo quería, pero que ellos no creían en la evolución porque eran cristianos, luteranos, metodistas o lo que fueran. De vez en cuando, venía alguno que decía que era católico y yo le animaba a que el domingo siguiente hablara con el cura después de misa y le preguntara si es posible ser católico y admitir la evolución. Me miraba con escepticismo y, a la semana siguiente, venía contento diciéndome que el cura le había dicho que sí, que es posible. Aquí, los sacerdotes católicos están relativamente bien educados. Saben, por ejemplo, que Juan Pablo II dijo, en repetidas ocasiones, que la evolución era compatible con el cristianismo. En otras iglesias lo saben menos, porque carecen de la formación en filosofía y teología propia de los sacerdotes católicos. Los televangelistas, por ejemplo, no tienen ninguna formación teológica. Son grandes oradores, muy convincentes, pero nada más. -El diseño inteligente presupone que estamos demasiado bien hechos como para ser fruto de mutaciones azarosas y de la selección natural. Sin embargo, como suele decirse irónicamente, hasta un urbanista humano consideraría un disparate colocar un vertedero (la cloaca) junto a un parque de atracciones (los genitales). -Si estudias al detalle el organismo humano, no hay nada que esté bien diseñado. Un ejemplo menos dramático: nuestra mandíbula no es suficientemente grande para todos los dientes y, por eso, nos tienen que sacar la muela del juicio y, frecuentemente, enderezar las otras piezas. Un ingeniero que hubiera diseñado la mandíbula humana habría sido despedido al día siguiente. Y lo mismo pasa con el resto. Nuestro ojo tiene un punto ciego porque el nervio se forma dentro de él, y no por fuera. Los calamares y los pulpos tienen un ojo complejo, muy parecido al nuestro, pero sin el punto ciego, porque el nervio se forma por fuera de la retina, lo cual demuestra, evidentemente, que Dios quiere a los pulpos y los calamares mucho más que a nosotros. -El diseño inteligente fue formulado a principios del siglo XIX por el teólogo inglés William Paley. Según él, la complejidad de la vida sólo puede explicarse como la obra de un diseñador. -Ya existía antes, pero Paley, que era muy buen biólogo, lo formuló con más detalle y conocimientos biológicos que ninguno de sus actuales defensores. Paley era un hombre inteligente. Si hubiera sabido de las teorías de Darwin, estoy seguro de que las hubiera aceptado. Los creacionistas de ahora son gente de mente pequeña. -El creacionismo es en Estados Unidos un problema de tal calibre que es combatido abiertamente por la Academia Nacional de Ciencias. ¿Percibe el riesgo de que el diseño inteligente se extienda con la misma virulencia a países como España? -Si empiezan a hacer publicidad… Es algo muy fácil de aceptar por la gente religiosa porque parece, a primera vista, muy razonable para ellos. Para el creyente, la idea del diseño inteligente es muy atrayente, como otras muchas ideas erróneas que son muy atrayentes. -¿Cómo explicaría a un lego lo que significó el hallazgo de Darwin y que hoy su aniversario sea motivo de celebración? -Darwin completó la Revolución Científica. La ciencia, en el sentido moderno, nace en los siglos XVI y XVII con Copernico, Galileo y Newton, que explicaron los fenómenos naturales por medio de leyes naturales que tienen validez en todas partes y que descartan las explicaciones sobrenaturales. Pero dejaron fuera la diversidad de los organismos y su pretendido diseño. Darwin completa esa revolución y, a partir de él, todos los fenómenos naturales quedan dentro de la ciencia, de las explicaciones científicas.