República de Colombia Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN CIVIL Magistrado Ponente: ARTURO SOLARTE RODRÍGUEZ Bogotá, D. C., dos (2) de febrero de dos mil nueve (2009).- REF.: 11001-02-03-000-2008-02087-00 Se resuelve la acción de tutela promovida a través de apoderado por ABEL ANTONIO CEPEDA TABOADA contra la Sala de Decisión Civil Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Manizales, integrada por los Magistrados ROBERTO CHAVES ECHEVERRY, FERNANDO LÓPEZ MORA y MARTHA ISABEL MERCADO RODRÍGUEZ. ANTECEDENTES 1. Reclama el accionante contra la Sala censurada, pues estima que le vulneró su derecho fundamental al debido proceso con la sentencia de segunda instancia proferida el 3 de octubre de 2008 en el proceso ejecutivo de ABEL ANTONIO CEPEDA TABOADA contra DIANA PATRICIA CARVAJAL MONTOYA, ADRIANA MARÍA CARVAJAL QUIROZ y JEFFREY CARVAJAL VALLEJO, como herederos determinados del causante JOSÉ NADÍN CARVAJAL ROMÁN, y contra los herederos indeterminados del mencionado de cujus, radicado en primera instancia bajo el número 00139-2005 ante el Juzgado Civil del Circuito de Anserma, Caldas. 2. Relata el accionante que el 24 de noviembre de 2005 presentó demanda ejecutiva ante el Juzgado Civil del Circuito de Anserma, Caldas, con el propósito de obtener el pago de los dineros incorporados en una letra de cambio aceptada por el señor JOSÉ NADÍN CARVAJAL ROMÁN por la cantidad de $287.000.000, quien para el momento de la presentación de esa demanda ya había fallecido (el 22 de agosto de 2005), en razón de lo cual esa demanda se dirigió contra sus herederos. Luego de practicada la diligencia previa de notificación del título ejecutivo a los herederos (art. 489 C. de P. C.), el 28 de septiembre de 2006 se libró el mandamiento de pago como se había pedido en la demanda, providencia de la cual los demandados se notificaron personalmente. 3. demandadas, ADRIANA En oportunidad, las herederas determinadas DIANA MARÍA PATRICIA CARVAJAL CARVAJAL QUIROZ MONTOYA propusieron y como excepción de mérito la que denominaron “NO HABER SIDO EL SEÑOR JOSÉ NADÍN CARVAJAL EL QUE SUSCRIBIÓ EL TÍTULO VALOR”. Es de advertir que no se limitaron a exponer lo que de ese rótulo se desprende, sino que indicaron, además, que el título presentaba alteración del texto original. ASR 2008-02087-00 2 4. Practicado el dictamen grafológico de rigor, en él se concluyó que el número dos (2) inserto en caracteres numéricos en el aparte relativo a la cantidad de dinero que incorporaba ese título presenta “alteración por interpolación del texto primitivo, que era 87.000.000”, no obstante lo cual, el Juzgado que conoció del proceso en primera instancia, mediante sentencia del 21 de agosto de 2008, declaró no probada la excepción y consecuencialmente ordenó proseguir la ejecución como se había dispuesto en el mandamiento ejecutivo, esto es, por la cantidad de $287.000.000 más sus accesorios. 5. Apelada que fue la sentencia por las excepcionantes, y luego de surtidas las etapas pertinentes ante el Tribunal accionado y de practicadas las pruebas que de oficio él decretó, se decidió de mérito el asunto con fallo del 3 de octubre de 2008 contra el que se dirige la queja constitucional que en esta sentencia se resuelve. Ese fallo de segundo grado revocó el ordinal primero de la sentencia apelada, y en su lugar declaró parcialmente exitosa la excepción propuesta. Al respecto precisó que “[l]a parte que prospera es la referente a la ALTERACIÓN DEL TÍTULO. La parte que no prospera es la relacionada con que el señor JOSÉ NADÍN CARVAJAL ROMÁN no firmó el título valor”, a consecuencia de lo cual ordenó que prosiguiera la ejecución “pero por un capital equivalente a la suma de OCHENTA Y SIETE MILLONES DE PESOS ($87.000.000.00)”. 6. El Tribunal accionado destacó en la sentencia que es objeto de censura constitucional que como el dictamen ASR 2008-02087-00 3 que “concluyó la alteración del título, fue puesto en traslado de las partes (…) con silencio de las mismas (…) es evidente que la parte actora ACEPTÓ dicho dictamen en tanto afirmó que había ALTERADO el título, convirtiéndolo, de un valor original equivalente a $87.000.000.00, a un (falso) valor de $287.000.000.00” (Cfr. pág. 13 de la sentencia de segunda instancia). Así mismo, tal decisión hizo explícito que para adoptar la determinación que finalmente clausuró el asunto, el Tribunal dio aplicación a lo establecido en el art. 631 del C. de Co. (Cfr. pág. 14 de la sentencia de segunda instancia), según el cual “[e]n caso de alteración del texto de un título-valor los signatarios anteriores se obligan conforme al texto original y los posteriores conforme al alterado. Se presume, salvo prueba en contrario, que la suscripción ocurrió antes de la alteración.” 7. Pide el accionante en sede de tutela para conjurar el agravio que afirma padecer, que se ordene a la autoridad acusada, “que proceda a dictar sentencia nuevamente, dando aplicación a la norma adecuada para el caso concreto, es decir, el artículo 623 del Código de Comercio”. CONSIDERACIONES 1. Es pertinente recordar, en primer término, que la acción de tutela es un mecanismo particular establecido por la Constitución Política de 1991, para la protección inmediata de los ASR 2008-02087-00 4 derechos fundamentales de las personas, frente a la amenaza o violación que, en cuanto a ellos, pueda derivarse de la acción u omisión de las autoridades públicas o de los particulares, precisándose que no puede constituirse en una vía sustitutiva o paralela de los medios ordinarios de defensa que la misma Carta y el ordenamiento jurídico, en general, consagran para la salvaguarda de la mencionada clase de prerrogativas. De igual forma, ha de tenerse presente que en línea de principio la solicitud de amparo no procede respecto de providencias judiciales, salvo que se esté en frente del evento excepcional y extremo, que de tiempo atrás se ha considerado puede tornar viable la acción de tutela frente a decisiones de los jueces, esto es “cuando se detecta una desviación arbitraria, caprichosa o absurda del fallador” (sent. del 16 de julio de 1999, exp. 6621). 2. La Sala resalta que el debate que se formula en este proceso de rango constitucional gira en torno de las consecuencias que se deben adoptar por el juez de instancia cuando se acredita que el título valor que constituye el título ejecutivo ostenta una adulteración, y cuál debe ser la determinación que se tomar en la providencia que desate el fondo del asunto en aquellos eventos en los que haya discrepancia en punto de la cuantía, entre lo que se escribe en letras y lo que se indica en números cuando precisamente lo alterado es la cantidad expresada en números. ASR 2008-02087-00 5 Debe destacarse, igualmente, que contra la providencia que se censura, la sentencia de segunda instancia proferida por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Manizales en el proceso ejecutivo arriba referenciado, no procede recurso alguno, ni medio de defensa judicial alterno, motivo por el cual la única vía a través de la cual se podría solucionar un yerro sustancial o procesal que por su entidad atente contra los derechos fundamentales de las partes es la solicitud de amparo. 3. Del análisis realizado a la providencia objeto de queja constitucional encuentra la Sala, en primer término, que en tal pieza procesal el fallador de segundo grado le dio a la prueba pericial un alcance que en realidad no tiene, pues la circunstancia consistente en que ninguna de las partes la objete o replique contra ella, no le da un valor probatorio distinto –mayor o más sólido, particularmente- del que antes de esa actitud omisiva tenía. Realizada la precedente precisión, se encuentra que, en todo caso, resulta pacífico en este asunto para las partes, para el juzgador y para el proceso, que hubo una adulteración del títulovalor base de la ejecución, y que el debate se debe centrar, en consecuencia, en fijar el alcance que la misma ha debido tener en la sentencia de segunda instancia de la ejecución de marras. A este respecto oportuno resulta señalar que en materia de títulos valores existen disposiciones especiales que orientan al intérprete sobre las consecuencias que se deben adoptar cuando se presenta una adulteración del instrumento, y normas para definir el valor dinerario que el título incorpora, ASR 2008-02087-00 6 particularmente cuando hay discrepancia entre lo expresado en letras y lo señalado en números. En cuanto a lo primero, la adulteración, como lo expuso el fallo que se analiza, es claro que en tal circunstancia, por regla general, el título no deja de producir efectos cambiarios; sin embargo, el legislador estableció un criterio diferencial respecto del alcance que tendrá la obligación de los respectivos suscriptores, dependiendo de la época en la que se haya producido la alteración del contenido del instrumento, pues los signatarios anteriores a la misma se obligan conforme al texto original y los posteriores de acuerdo con lo que se establezca en el texto alterado. La normativa pertinente, el art. 631 del C. de Co.1, parte de la presunción de que la suscripción ocurrió antes de la alteración. En cuanto a la discrepancia respecto del importe en dinero que el título incorpora, entre lo escrito en letras y lo señalado en números, la ley opta por que se atienda a lo escrito en letras (art. 623 del C. de Co.). Como se puede advertir, las dos situaciones reseñadas son diversas, como distinto es el tratamiento que el legislador les asigna, por lo que constituye labor fundamental del juzgador determinar con precisión la normatividad aplicable para darle solución al asunto que se le ha puesto a su consideración. Señala el artículo 631 del Código de Comercio que “[e]n caso de alteración del texto de un títulovalor los signatarios anteriores se obligan conforme al texto original y los posteriores conforme al texto alterado. Se presume, salvo prueba en contrario, que la suscripción ocurrió antes de la alteración”. 1 ASR 2008-02087-00 7 Efectuada la evaluación correspondiente, es claro para la Sala que el Tribunal aplicó al asunto sometido a su consideración, una norma que no era la directamente encaminada a darle la solución final al caso, toda vez que, como ya se ha reseñado, el artículo 631 del estatuto mercantil, aunque ciertamente se refiere a la alteración de los títulos valores, regula especialmente dicho fenómeno cuando la misma se presenta en la circulación del título, razón por la cual establece respecto de qué texto, si el original o el alterado, se obligan los diferentes suscriptores que sucesivamente van asumiendo compromisos cambiarios en relación con el contenido del respectivo instrumento. Siendo claro que en el asunto que se analiza no existen “signatarios anteriores” o “posteriores”, la preceptiva del artículo 631 antes mencionada no resulta ser la directamente encaminada a darle solución a la mencionada controversia. Por otra parte, aunque en este escenario no corresponde a la Sala realizar labores de valoración probatoria, del expediente se advierte que la prueba pericial practicada concluyó la alteración del valor en números del importe del título pero no se desprende similar conclusión en relación con el valor expresado en letras. En ese contexto, en el instrumento base de la ejecución habría una diferencia entre el valor en números y el importe expresado en letras (art. 623 del C. de Co.). Si las cosas son de esa manera, la adulteración resultaría inocua en la medida en que ella se contrae a lo expresado en números, y, de conformidad con la ley mercantil, prevalece la cantidad escrita en letras, lo que conduce a concluir que incurrió en error el Tribunal ASR 2008-02087-00 8 accionado cuando ordenó seguir la ejecución por la cantidad originalmente expresada en números, pues hizo actuar la norma que no regulaba directamente el asunto que allí se decidía, y en contraste, dejó de aplicar la que sí gobierna el tema materia del debate. En efecto, demostrada la adulteración, la consecuencia sería que el deudor (suscriptor) se obligaba hasta lo establecido en el título antes de la alteración, pero como en ese escenario cronológico se presentaría discordancia entre la cantidad expresada en números y la indicada en letras, debió acudir el Tribunal, y no lo hizo, a la norma que establece la consecuencia que el ordenamiento jurídico ha diseñado para ese supuesto fáctico, que es, se repite, el artículo 623 del Código de Comercio. 4. En razón de lo expuesto en precedencia, se concederá el amparo, para lo cual se ordenará al Tribunal accionado que declare sin efectos la sentencia de segunda instancia dictada el 3 de octubre de 2008, y en su lugar adopte la decisión que en derecho corresponde, atendiendo las consideraciones contenidas en este fallo. DECISIÓN En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre ASR 2008-02087-00 9 de la República y por autoridad de la ley, CONCEDE el amparo solicitado. En consecuencia se dispone: ORDENAR a la Sala Civil Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Manizales, que en el término de cuarenta y ocho (48) horas contadas a partir del momento en que reciba la notificación de esta sentencia, disponga mediante auto dejar sin efecto la sentencia de segunda instancia fechada el 3 de octubre de 2008, y que en el término de diez (10) diez días contados a partir de la ejecutoria de ese auto, dicte una nueva sentencia que decida sobre la temática propia del proceso de ejecución, atendiendo los criterios expuestos en la parte motiva de este pronunciamiento. Comuníquese telegráficamente lo aquí resuelto a las partes y, en oportunidad, remítase el expediente a la Corte Constitucional para su eventual revisión. WILLIAM NAMÉN VARGAS JAIME ALBERTO ARRUBLA PAUCAR ASR 2008-02087-00 10 RUTH MARINA DÍAZ RUEDA PEDRO OCTAVIO MUNAR CADENA ARTURO SOLARTE RODRÍGUEZ CÉSAR JULIO VALENCIA COPETE EDGARDO VILLAMIL PORTILLA En comisión de servicios ASR 2008-02087-00 11