Historia del siglo XX

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PARTE I. Los fundamentos de las relaciones internacionales en el siglo XIX (1815−1914).
TEMA 1º. Introducción: relaciones internacionales y equilibrio de poder en la Europa del siglo XIX.
Conceptos en las relaciones internacionales:
• Relaciones internacionales: son todas aquellas relaciones entre individuos, grupos de individuos,
estados y entidades supranacionales que actúan en la realidad internacional. Son interacciones de todo
tipo (económicas, sociales, culturales, tecnológicas...). Los estados son los actores fundamentales de
las relaciones internacionales, pero no son los únicos.
• Política exterior: un estado como actor define objetivos fuera de sus fronteras. Ello se define a través
de mecanismos concretos. Según las diferentes teorías se puede enfocar la política exterior de un
estado de formas distintas.
• Diplomacia: la lleva a cabo la administración exterior. En España la carrera diplomática era la
diplomática, consular y lenguas en el XIX, no se entiende como hoy (tras la dictadura de Primo de
Rivera). Es el procedimiento de conducción pacífica de la política exterior y en el XIX descansa en
cuerpos especializados, básicamente en España eran el consular y de lenguas (intérpretes). A medida
que la política exterior se ha hecho más compleja, la diplomacia ocupa un lugar más estricto dentro de
la administración exterior (sería una pieza más).
• Sociedad internacional: es también un marco integrado pero los criterios de divergencia son mayores.
Existe una menor cohesión que en la comunidad internacional.
• Sistema internacional: es el conjunto ordenado de interacciones de actores que componen una
totalidad (el marco internacional). Lo importante es que hay una idea de totalidad.
Antonio Truyol y Serra define las relaciones internacionales de la siguiente forma: las relaciones
internacionales tienen un doble carácter; por un lado es un campo de realidad social que se refiere a las
relaciones humanas caracterizadas por ser internacionales. En todas las definiciones del término hay dos
conceptos recurrentes, el escenario internacional y las referencias a los actores: los estados no son los únicos
actores en las relaciones internacionales ni tan solo en el XIX; hay una pluralidad de actores. La segunda
mención es la del escenario: son relaciones transnacionales donde interviene cualquier tipo de actor que
interviene fuera de su comunidad política.
Relaciones internacionales también hace referencia a una disciplina científica. Es un saber científico que
pretende conocer esa realidad social.
Existen entre los especialistas dificultades para uniformizar los términos. En el mundo anglosajón todo lo
concerniente a las relaciones internacionales aparece bajo términos como World Politics (para las relaciones
entre estados), International Relations (para tratados y teoría de las relaciones internacionales), Foreing
Affairs (estudio de la política exterior de un país); e, incluso, se habla de External affairs para las relaciones
de Gran Bretaña con los países de la Commonwealth.
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Dentro de esta vertiente de saber científico hay que distinguir la génesis de las relaciones internacionales y los
debates sobre las teorías.
La génesis de las relaciones internacionales como disciplina científica.
Viene precedida por otras disciplinas que habían tratado estos temas: historia diplomática y derecho
internacional. Las relaciones internacionales como disciplina científica aparece en el contexto de las guerras
de 1914 coincidiendo con la creación de la cátedra de relaciones internacionales de Woodrow Wilson en la
Universidad de Gales en Aberyswith. Como consecuencia del nuevo predominio de los EE.UU. en la sociedad
internacional, se crea tras la primera guerra mundial esta cátedra en el contexto de la creación de la Sociedad
de Naciones promovida por Wilson y por la propia opinión pública en contra de la guerra. Una asociación
vinculada al partido demócrata fue creada entonces muy relacionada con Wilson, también naciendo en
círculos americanos de carácter liberal, como estudio de la guerra como problema social. Este es el objetivo
de la fundación Carnegie para la paz publicando artículos para fomentar la paz.
Durante los últimos meses de la guerra hay una correspondencia muy intensa entre los aliados para hablar,
entre otras cosas, de la Sociedad de Naciones. Es entonces (noviembre del 18) cuando Shut publica Una liga
de naciones, una sugerencia práctica; la Sociedad de Naciones se reunirá una vez al año acompañada de
numerosas acciones como congresos interpalamentarios... creándose un caldo de cultivo de sociedad civil.
La educación para fomentar la paz es un concepto básico para el liberalismo. Desde esta perspectiva se
considera que la educación es importante para influir en la élites políticas y también en las masas (asignaturas
como educación para la paz, que es el conocimiento de la Sociedad de Naciones, se darán, por ejemplo, en los
planes pedagógicos de la Segunda República Española).
En este ambiente se empiezan a crear instituciones pioneras para estudiar las relaciones internacionales como
la cátedra Woodrow Wilson, la Royal Institute of International Affairs o la Council of Foreing Relations. En
España se crea una Liga Democrática por la Sociedad de Naciones pero hasta los años ´30 no aparecen
instituciones para fomentar estudios internacionales.
Los ámbitos científicos que se trataban eran al menos dos hasta el momento. Primero la Historia diplomática y
también el Derecho internacional. La Historia diplomática es positivista en el XIX con lo que se dedica al
estudio de la política exterior de los estados fundamentándose en los documentos diplomáticos. Surge como
una derivación de la Historia de los tratados surgida a mediados del XVII (equilibrio de poder) tras Westfalia
en 1648. La Historia de los tratados está más apegada a la Historia del derecho.
La Historia diplomática eclosiona en torno a las dos guerras mundiales en aquéllos países donde comienza una
indagación para analizar las responsabilidades internacionales de los beligerantes, basándose en los archivos
diplomáticos. Va a ser Francia (la historiografía francesa) donde se desarrolle más. De aquí parte la
historiografía francesa sobre las relaciones internacionales destacando Maurice Beamont, Pierre Renouvin y
su discípulo Jean Mattise Duroselle. Ellos son el puente de la historia diplomática a la historia de las
relaciones internacionales.
Así, el estudio científico y global de las relaciones históricas entre individuos, grupos de individuos... sería el
objetivo de su estudio.
En Gran Bretaña también se considera importante estudiar la historia internacional. Primero aparece en la
Cátedra Wodrow Wilson al frente de la cual estará Alfred Zimmern que es, sobre todo, un profesional de la
diplomacia y un convencido idealista. Con E. H. Carr se desarrolla en esta escuela más las relaciones
internacionales desde el punto de vista histórico, más realista, y no tanto basado en el idealismo de su
predecesor; Carr fue embajador en Lituania (en Gran Bretaña la historia mundial será primero historia de
ultramar).
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Desde el ámbito del derecho internacional, término acuñado en los años ´80 del XIX, antes conocido como
derecho de gentes europeo, es desde el cual aparecen los pimeros especialistas en la teoría de las relaciones
internacionales como disciplina científica. Aparecen así las primeras teorías. El derecho internacional tras la
segunda guerra mundial es el debate entre Monistas y Dualistas. Los Monistas representan la herencia de los
iusnaturales, dicen que el derecho internacional está por encima de los derechos nacionales (es una lectura
distinta de la soberanía estatal). Así, los estados deberían adaptar sus legislaciones a los principios del derecho
internacional público.
La postura dualista es estatocéntrica, da la primacía del derecho a los estados y dice que el estado acepta en el
uso de su soberanía voluntariamente.
Teoría de las relaciones internacionales.
• Tradiciones de pensamiento internacional.
• Tradición maquiavélica o hobbesiana (realista). Se parte del hecho de que el ámbito internacional es un
estado de naturaleza donde imperan las relaciones conflictivas sobre las cooperativas (homo homini
lupus...). los actores fundamentales son los estados (sólo se reconoce a los estados como actores). De esta
forma piensan E. H. Carr, Kissinger...
• Tradición kantiana o reduccionista. Se sigue la filosofía de Kant sobre las relaciones humanas sobre
principios liberales y democráticos. Concibe que las relaciones internacionales son transacciones entre
individuos de distintos estados (son, así, los individuos los que tienen primacía sobre los estados como
sujetos de las relaciones internacionales). Todos los individuos tienen unos derechos naturales comunes y,
por tanto, intereses comunes, de modo que en ese mundo priman las relaciones de cooperación sobre el
conflicto. Además todos los actores (individuos) actúan bajo unos preceptos morales, una ética común, que
conduce sus acciones.
• Tradición grociana o racionalista. Se sitúa en un punto intermedio. Los actores son individuos y estados, la
relación es de cooperación y de conflicto, pero en virtud de los intereses comunes de la cooperación
permiten la creación de una sociedad internacional con normas para reducir el conflicto.
El primer debate sobre las relaciones internacionales se da entre el tradicionalismo (realismo) y el idealismo
(kantiano), algo que vemos en el texto de E. H. Carr. Para este autor, la realidad de los internacionalismos es
que lo que se presenta como tal no es más que la distorsión de unos intereses nacionales justificados a nivel
internacional. Por tanto prevalece el estado.
2− Ciencia y relaciones internacionales.
En los años 50−60 hay un debate entre tradicionalistas y ciencistas. Es un debate antiguo pero ahora es el
momento de eclosión de las ciencias sociales. Unos y otros se diferencian en que los ciencistas pretenden
hacer de las relaciones internacionales una disciplina científica en el sentido de las ciencias naturales,
participando así del modelo científico unitario; por lo que para poder conocer los acontecimientos
internacionales hay que acudir a la experimentación, al estudio crítico de los datos obtenidos, a la formación
de una hipótesis y al estudio de la misma. En definitiva, intentan construir leyes para predecir las relaciones
internacionales. Los tradicionalistas quieren mantener la disciplina en sus parámetros tradicionales desde los
ámbitos de la Historia, el Derecho y la Filosofía. Pretenden dar una explicación de los hechos sin
interpretaciones globales, por lo que se fían más en los juicios personales de cada pensador; aceptan la
subjetividad de su saber.
3− Paradigmas.
Analizamos tres paradigmas diferentes:
Paradigma realista
P. Transnacionalista
P. estructuralista
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(Hegemónico entre
especialistas)
Es el más vinculado a la
geopolítica desde fines del
XIX. Tiene gran notoriedad
después de la segunda
guerra mundial por la crisis
del internacionalismo e
idealismo de entreguerras y
Coyuntura en la
después de la segunda
que surgen/
guerra mundial el conflicto
argumentaciones
perdura entre los actores, lo
que se confirma en la guerra
fría. O sea, los conflictos es
lo dominante en las
relaciones interna−cionales.
Los anglosajones lo
consideran ideal
Autores más
relevantes
E. H. Carr, Morgenthau,
Kissinger y R. Aron, por
ejemplo.
(Alternativas críticas a partir de los ´50 y ´60)
Es una aproximación
científica de carácter
occi−dental y liberal.
Deviene de los cambios que
se producen en la realidad
internacional:
descoloni−zación,
tecnología, relacio−nes
económicas, coexisten−cia
pacífica... Formas diferentes
de estudiar la realidad. Se
denomina también
globalismo,
interdependencia, socie−dad
mundial. Se origina en los
EE.UU.
R. Keohane y Nye.
Son todos los actores de las
relaciones internacionales,
Sobre todo el Estado, que es
pero no sólo el estado, sino
Objeto del
la pieza fundamental, sino
que hay una pluralidad de
conocimiento
única, de las relaciones
actores: ONGs, individuos,
internacionales.
multinacionales... es muy
heterogéneo.
Toda la problemática en
Lo que prima es la
torno a la seguridad.
cooperación, que pone de
También cuestiones de
Problemática que
relieve que hay puntos
geopolítica, economía,
estudia
ide−ología... Pero a partir de comunes que dan lugar a la
cómo se concibe la
interdependencia.
negociación.
Una sociedad internacional
Imagen de una mesa de
Imagen del
billar. Los estados son los que se ha conformado por los
mundo que
actores principales y se
intereses comunes y que
encuentran siempre en
posee unas normas que
tienen
reducen el conflicto.
conflicto o choque.
Tienen una visión diferente.
Frente a un mundo integrado
por el capitalismo, afirman
que este sistema disgrega las
relaciones internacionales.
Hay una visión donde
predomina el conflicto sobre
la cooperación. La idea de
fondo es estudiar el sistema
capitalista, su origen y sus
consecuencias; por ello, el
materialismo histórico juega
un papel fundamental. Tiene
multitud de teorías anejas
como las de la dependencia,
centro−periferia y
sistema−mundo.
R. Prebisch (teoría de la
dependencia), G. Frank y
Amin (Tª centro−periferia), e
I. Wallerstein (Sistema
mundial).
El objeto de estudio sería una
visión global del sistema
internacional.
El estudio de la dependencia.
El porqué de las
desigualdades en el sistema
capitalista a nivel mundial.
Muy conflictiva. Algunos
autores, como Barbé, que
hacen un símil con un pulpo
de muchas cabezas que se
alimenta con sus tentáculos.
El sistema internacional en el S. XIX:
Lo vamos a ver con tres ejemplos: según el paradigma realista, a través del análisis de Henry Kissinger en
Diplomacia, donde vemos que prioriza el estudio de los estados y sus principales personajes. Un segundo
enfoque, transnacionalista, con la obra de Antonio Truyol Serra La sociedad internacional. Y, por último, bajo
el estructuralismo de la mano de Peter J. Taylor en Geografía política. Economía−mundo, Estado−nación y
localidad.
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Estos serán los tres puntos de partida para estudiar el XIX.
Kissinger:
En Diplomacia dedica un par de capítulos a la evolución del sistema internacional en el XIX, donde las
relaciones internacionales en Europa estarán sujetas a cambios importantes. Aunque el equilibrio de poder
no era novedoso en las relaciones entre los estados europeos ya que procede de después de la guerra de los 30
años. Los elementos sobre los que se articula el concierto europeo después de las guerras napoleónicas serán
los siguientes:
• Lo primero será que se va a iniciar el período más largo de paz en la historia de Europa. Esa paz perdurará a
lo largo de 40 años hasta mediados de siglo (1854−56) con la guerra de Crimea, que será el primer conflicto
después de Napoleón que enfrenta a las potencias. Después de esto hay otro período de paz de 60 años hasta
1914. En esos años no habrá conflictos que enfrenten a las grandes potencias de forma generalizada. Así,
Kissinger nos muestra cómo el entendimiento tiene un éxito irrefutable. Cuando se habla de paz, se habla
de que no existe un conflicto generalizado entre las grandes potencias como conjunto, aunque hay
conflictos menores como la guerra franco−prusiana.
• Los fundamentes a través de los cuales podemos profundizar en el concierto europeo. Lo más interesante es
que el equilibrio de poder descansaba sobre un doble equilibrio: por un lado sobre un equilibrio físico o
geopolítico, que serían las relaciones políticas de fuerza; y, por otro lado, un equilibrio moral. Lo
fundamental sería que el equilibrio de poder reduce el recurso al conflicto. Es decir, es un sistema de
seguridad colectiva. Esto se contempla con un equilibrio moral porque también reduce el deseo de ir a la
guerra porque el conjunto de valores es compartido así como el concepto de justicia.
• Kissinger compara este mundo con el de después de la primera guerra mundial a través de los personajes,
que serán Metternich y Castlereagh, que compara con Wilson. Entonces, Metternich, como Wilson, parte de
que el hecho de que exista un consenso sobre la idea del mismo consenso es una idea fundamental para
asegurar la paz. Pero la idea de justicia de Metternich es diferente de la Wilson, aunque la idea principal, el
consenso, es válida. Tanto Metternich como Wilson son también conscientes de que el sistema político
interno influye en el comportamiento y en la forma de las relaciones internacionales; o sea, hay conexión
entre la política interior y la exterior, de modo que si Wilson estaba convencido de que la democracia era
buena para la paz porque era un sistema de gobierno bueno y razonable, los valores de los que parte
Metternich son diferentes, porque parte de los sistemas monárquicos, que ven a las democracias como
sinónimos de conflicto. Y el restablecimiento de un orden internacional en paz habría de hacerse sobre
ideas antiguas, el restablecimiento de las antiguas monarquías; aunque, en suma, las ideas de ambos son,
como hemos dicho, coincidentes: el sistema político interno influye, para bien o para mal.
• Otro elemento nos conduce al orden geopolítico. Cuando se reúnen en Viena comparten una idea en cuanto
a lo que debía reorganizarse en el sistema internacional. El XVIII estuvo bajo hegemonía británica y
significa su éxito; pero en el continente significa cierta hegemonía francesa. Por ello, la idea de equilibrio
europeo de Richelieu (la fragmentación de Alemania en más de 300 estados) será cambiada: ese puzzle que
era Alemania era una continua provocación según Metternich y Castlereagh, a la intervención francesa, por
lo que se dio lugar a la convicción de que había que cambiar el equilibrio de poder en Europa central
cohesionando Alemania reduciendo el número de estados hasta la treintena con dos grandes beneficiados:
Prusia y Austria.
• Un quinto elemento es la situación de Francia, país que recibió un duro trato. Hay que asegurar una doble
premisa: debía de imponerse el nuevo diseño internacional; pero, para que fuera duradero, había que
incorporar a Francia, por lo que será aceptada en la Europa de los Congresos a partir de 1818 (Congreso de
Aquisgrán). Se le reconocen las fronteras de 1789. Todo esto irá acompañado de una política interna de
acuerdo con los principios de Viena.
• Otro elemento más será el concepto europeo que se asienta sobre dos pilares, uno diplomático, la
Cuádruple Alianza; y el segundo la Santa Alianza. La Cuádruple Alianza es el instrumento jurídico que
reconoce un determinado equilibrio de poder en Europa; de modo que las grandes potencias vencedoras,
Gran Bretaña, Austria, Prusia y Rusia, firman una alianza por la que los cuatro comparten el mismo
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objetivo: evitar una nueva agresión francesa. La Santa Alianza es más novedosa: es una propuesta del zar
Alejandro I que intentaba establecer un vínculo de unión entre los pueblos europeos a través de la
pertenencia a una comunidad cristiana con elementos de cohesión. Metternich lo reformuló de forma más
práctica: el vínculo religioso va a ser el punto de conexión entre los diferentes estados europeos para
defender el Viejo Orden, para mantener la Restauración y para frenar el peligro revolucionario. De modo
que se plantea una especie de derecho de intervención en los asuntos internos de los estados (como los
100.000 Hijos de San Luís al final del Trienio de Riego).
• La última cuestión es la incidencia de dos personajes clave, Metternich y el secretario del Foreing Office
Castlereagh. Metternich va a ser el gran diseñador del orden continental, va a polarizar la administración de
la paz después de Viena y lo que es el ideal del equilibrio de forma concreta se va a orientar hacia dos
polos:
• Rusia: con Alejandro I, en la medida en que la diplomacia austríaca asume las propuestas rusas, como
la Santa Alianza, y su contrapeso a las nacionalidades y a las revoluciones liberales.
• Gran Bretaña: va a tener un protagonismo claro y evidente, lo que va a permitir a Metternich
mantener una idea de equilibrio geopolítico, porque ambos países comparten la idea.
En consecuencia, las expectativas de la diplomacia austríaca son que el apoyo inglés procurará el equilibrio
geopolítico y el apoyo ruso el equilibrio moral.
En el caso de Castlereagh, también va a ser objeto de comparación con Wilson. La clave de esta comparación
se ve en la evolución de Gran Bretaña, que mantiene los compromisos de 1815 hasta tan sólo el Congreso de
Aquisgrán de 1818, donde Francia se ve admitida. A partir de ahí Gran Bretaña dará marcha atrás a esos
compromisos continentales y sólo actuará como observadora. Castlereagh fue uno de los personajes que
asumirá una postura para que Gran Bretaña asumiera un compromiso verdadero con los asuntos continentales,
como Wilson al que le pasó lo mismo en 1919. Las razones de la reticencia británica es que desean una
contención a la política francesa. Pero detrás de esto persisten elementos más estructurales en la diplomacia
británica:
• El rechazo o reticencia a adquirir compromisos internacionales en el continente.
• El temor hacia cualquier idea de hegemonía continental ya sea manifiesta en una sola potencia o bien
en una unidad de Europa.
Antonio Truyol:
La tesis de la que parte en La sociedad internacional es la existencia de un sistema internacional a partir del
reconocimiento de que todos los hombres tienen unos derechos e intereses comunes, y la existencia de esos
derechos implica la existencia del contrato social y de ahí los intereses comunes.
Truyol considera que para que haya sociedad internacional tiene que haber tres elementos o características:
• Debe de haber un número de actores limitado.
• Debe de haber una heterogeneidad de actores.
• Los estados son considerados por un lado como miembros, pero también como órganos de ese sistema
internacional.
Los precedentes y cronología que establece en torno al sistema internacional es que después de la disolución
de la Res Publica Cristiana, que se localizaba en Europa, entraríamos en un proceso de conformación de un
sistema de estados de civilización cristiana europea a partir del XVI hasta finales del XVIII. En el XIX
establece una división:
• Fines del XVIII. Configuración de un sistema de estados de civilización cristiana (a secas, por lo que es
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más amplio que Europa).
• Desde mediados del XIX. Se comenzaría a configurar una sociedad de estados civilizados.
El concepto clave es la cristiandad y el elemento de unión el Derecho.
El sistema de estados europeo nace a partir del XVI con la configuración de las modernas monarquías
europeas dinásticas y patrimoniales; a mediados del XVII, después del Tratado de Wesfalia (por la guerra de
los 30 años), toma carta de naturaleza el equilibrio de poder basado en el sistema de estados que tienen en
común varios aspectos:
• Reconoce un derecho de gentes común (derecho internacional).
• Reconoce una idea análoga de equilibrio de poder.
• Se reconoce como cauce de relaciones entre ellos a la diplomacia, que ya empieza a ser permanente (ver
Nicholson La Diplomacia).
• Desplazamiento del eje de gravedad de la civilización europea: de modo que el centro, que había sido el
Mediterráneo, se va a ir trasladando a la Europa continental y el mundo atlántico.
Todo esto configura una cultura política que permite construir eses equilibrio de poder para regular las
relaciones y la paz entre los estados.
Otro elemento a tener en cuenta es la expectativa de expansión de los europeos en ultramar. Ese proceso va a
dar lugar a la creación de nuevas europas, de forma que allá donde se asientan se van a ir gestando repúblicas
del Continente, sobre todo en América.
El concepto de cristiandad, fundamental desde el punto de vista jurídico, va a cambiar: Europa ya no es un
concepto religiosos, sino que tiene connotaciones políticas, culturales y económicas (J. B. Duroselle Europa:
visión culturalista de la historia de las mentalidades). Esto da lugar a que Europa desborde su geografía hasta
el punto de que ya no se identifica cristiandad con Europa.
Así, a finales del XVIII se inicia una transición hacia un nuevo sistema de estados a partir de estas tendencias.
Este cambio viene aparejado, desde una dimensión internacionalista, al ciclo revolucionario de fines del XVIII
y primera mitad del XIX, que no es un fenómeno europeo sino atlántico: se inicia en 1776 (4 de julio) en
EE.UU.. A partir de la revolución americana eso se propaga por América lo que produce la emancipación de
casi todo el continente para 1820. Podemos hablar de un nuevo sistema internacional por dos aspectos nuevos:
• Triunfa, gracias a la revolución, el derecho de los pueblos a disponer de sí mismos. Lo que legitima el
derecho a la rebelión. Esto aparece ya con Locke, que otorga el derecho a la sociedad para rebelarse si los
gobernantes no administran los intereses de todos. De esto hicieron uso los inglesas (Cromwell) y también
las Provincias Unidas contra los Habsburgo. Para los americanos la justificación es parecida, evocándose
los principios de Locke. Era una práctica ya positivada en el mundo anglosajón. Implica un cambio de
legitimidad: frente a la legitimidad dinástica se crea ésta, democrática, que es la Soberanía Nacional. Esto
se va extendiendo por Europa y fuera de ellas durante el XIX y XX.
• Una nueva forma de gobierno, la República, frente a las monarquías de antiguo régimen. Sin embargo, la
república no era un sistema de gobierno novedoso, con ejemplos en Grecia pero también en la Europa
moderna: Génova, Venecia, las Provincias Unidas... Implica un cambio esencial en la forma de gobierno
como reacción a las monarquías del antiguo régimen. Las repúblicas pueden tener diferentes fisonomías
como la federal de EE.UU. y su régimen presidencial que es como un monarca electivo y de duración
limitada, ya que es un ejecutivo en manos de una sola persona. En Europa las repúblicas serán diferentes,
casi siempre bicéfalas aunque la esencia democrática es la misma.
Todo esto nos lleva a otro proceso a mediados del XVIII. El impulso en la codificación del derecho a partir de
Viena significa que el punto de partida de los iusnaturalistas será el derecho español del XVI del padre Vitoria
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y P. Suárez, conforme al derecho de gentes europeo; aunque el derecho del XIX y XX es estatocéntrico
porque radica en el Estado.
Después de 1815 en el mundo centroeuropeo (Prusia, Confederación Germánica...) van apareciendo tratados
sobre el derecho de gentes europeo. Y lo más llamativo en esa evolución es que se han modificado los
criterios para ser sujeto de derecho; si antes era la pertenencia a la cristiandad, en el XIX va a ir siendo el
criterio de pertenencia a una comunidad de civilización: por ejemplo, la pertenencia a la Santa Alianza no es
un criterio religioso sino que supone sumarse a un determinado orden.
Desde el punto de la consideración del sistema internacional, el mundo europeo, proyectado en América,
significa que ya no implica que ser cristiano sea pertenecer a la comunidad de civilización europea. Esto lo
vemos en A. Truyol, que enumera la paz que se concierta después de Crimea en 1956. En esa paz, el artículo
7º reconoce a la Sublime Puerta la facultad para participar de las ventajas del derecho de gentes europeo y de
que el Imperio Otomano forme parte del Concierto europeo. Implica que por primera vez un Estado no
cristiano es admitido (aunque no de forma igualitaria) en la comunidad de estados civilizados. Ya hay
entonces una diferenciación distinta: países civilizados frente a países no civilizados.
Esta dinámica se extiende al resto de los continentes en un proceso de colonización aguda: el imperialismo.
De forma que los pueblos asiáticos y africanos se van a ver mediatizados por esa extensión de la civilización a
partir del cual se extiende la hegemonía europea en ultramar.
A medida que Europa se va haciendo hegemónica el derecho se convierte en un elemento para
instrumentalizar dicho dominio. De modo que cuando los europeos inician una carrera imperialista la
herramienta que utilizan para legitimarse es el derecho, por lo que se pasa a un derecho de dominación. En
África y Asia aparecen los tratados desiguales como los tratados de puertas abiertas (la guerra del opio en los
´40 del XIX y su subsiguiente reparto del mercado) que implica un reparto del mercado entre los pueblos
europeos (aplicando el nivel arancelario mínimo). Otro ejemplo son las esferas de influencia que tienen
componente económico pero también político militar. De modo que cuando Europa decide repartirse una
región implica una influencia económica pero con componentes militares, como en Persia, Siria, Marruecos...
que luego puede dar lugar a cualquier estatuto colonizador.
El caso africano es más flagrante. El corazón de África era desconocido. Cuando Europa empieza su
expansión colonial, cuando se reúnen en la Conferencia de Berlín de 1885 empezaron a repartirse África. Los
argumentos era muy diferentes: religiosos (España y Portugal), geográficos, económicos... La práctica jurídica
también se ve aquí: cuando un país toma posesión de un territorio, por ejemplo el protectorado de Marruecos
en 1912, no se le comunica al Sultán, sino a las potencias europeas en forma de términos de derecho,
menospreciando a dichos pueblos.
Taylor.
Su libro, Geografía política, economía−mundo, estado−nación y localidad, es un reflejo de la forma de las
revisiones de los ´70 y ´80 de las teorías estructuralistas. Es un rosario de influencias: se suma a las corrientes
revisionistas en torno a la geopolítica; es una geopolítica de los actores. Otras influencias son la estructuralista
y la de las teorías del sistema internacional; una tercera aparece desde el ámbito de las teorías económicas
(Kondratieff, pero también las de centro−periferia). Pero la figura que más ha influido en la teoría del sistema
internacional es Wallerstein, sociólogo que estudió África y que llegó a la conclusión de que tenía que
entender el capitalismo y la historia para entender dicho continente. Y las influencias sería el norte−sur, o
centro−periferia, de G. Frank y desde la historia los de Annales, sobre todo Braudel. Pero las tesis de
Wallerstein parten de la idea de comprender el sistema internacional y el sistema capitalista, lo que le lleva a
diferenciar dos modelos históricos:
• Imperio−Mundo: corresponde a antiguos sistemas de dominación en la Historia Antigua que se concretan
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en la época medieval y funcionan suponiendo un Imperio que controla un territorio o zona: Imperio
Romano, China, Imperio Persa... Su economia es agraria pero donde los productores tienen una tecnología
suficiente para generar un excedente. Ello posibilita que se desarrollen otros ámbitos de la actividad social:
clase religiosa, militar, comercial... Y ese excedente es manejado por el grupo burocrático militar: el
Estado.
• Economía−Mundo: Es un sistema basado en el Capitalismo. Se basa en sus cimientos y características. De
los tres factores de producción, trabajo, suelo y capital, este último es el importante. El objeto de esta
economía es el beneficio que se manifiesta como excedente en forma de acumulación de capital
Wallerstein considera necesarios unos requisitos para el sistema mundial, dos fundamentalmente: la existencia
de un mercado capitalista mundial y la existencia de estados que viven en equilibrio (alternándose conflicto y
cooperación). Hay un tercer aspecto, más discutible, que es el predominio de esquemas triangulares como
capitalistas, clases medias y obreros; periferia, semiperiferia y centro; partidos de derechas, centro e
izquierdas... Las teorías de Wallerstein han sido muy revisadas, intentando corregir ese economicismo
añadiendo un sistema cultural o de civilización. Peter Taylor, por ejemplo, tiene en cuenta el factor económico
pero tiene ciertos factores culturales, tecnológicos, políticos... En este sentido Headrick dice que los países del
centro tienen una superioridad tecnológica, son países modernizados.
Taylor interpreta la evolución del sistema internacional en el XIX a partir de dos conceptos claves: ciclo
hegemónico y órdenes geopolíticos mundiales. Los ciclos económicos son más largos en el tiempo que los
órdenes geopolíticos. Establece un modelo comprobando el ciclo hegemónico británico y el norteamericano.
Los inicios y fin de ciclo coinciden con los cambios de orden geopolítico que coinciden con conflictos bélicos.
Desde el punto de vista económico, la hegemonía política equivale a la económica. En términos tecnológicos
la analogía es la misma (Gran Bretaña cuna de la revolución industrial workshop of the world como lema de la
exposición de Londres de 1851). En términos de civilización, forma de vida, es también una analogía (es
decir, el ciclo hegemónico no sólo se corresponde con el factor económico, sino también con el político,
tecnológico...).
Otra peculiaridad del ciclo hegemónico es que esa hegemonía se hace compatible con un sistema de equilibrio
de poder. En el caso de Gran Bretaña mantiene un equilibrio con el continente y tiene las manos libres en
ultramar.
El orden geopolítico supone una cierta estabilidad en las relaciones de poder entre los estados (concepto
realista). El punto de partida para P. Taylor es 1815. El origen del sistema internacional contemporáneo surge
en el Congreso de Viena, desenlace del pulso entre franceses y británicos por la hegemonía. No es un sistema
diseñado por Gran Bretaña pero en él participa y se ve beneficiada evitando la amenaza de una potencia
hegemónica en el continente que siempre ha sido una amenaza para ellos; y, además, puede reformular su
imperio de ultramar tras la pérdida de las 13 colonias de América del Norte. Esto es definido por Taylor como
Orden Mundial de hegemonía y concertación.
Este sistema entra en crisis con la guerra de Crimea aunque el fin de este modelo de concertación viene de un
cambio en las relaciones internacionales de Europa. Tras la guerra franco−prusiana la unificación alemana
implica no sólo la creación de un estado−nación, sino es la creación de la gran potencia continental. Alemania
empieza a establecer un diseño de relaciones internacionales que gira en torno a los intereses alemanes con el
objetivo de neutralizar a Francia. La hegemonía en el continente es de Alemania pero no pone en peligro la
hegemonía británica porque se reduce al continente. De ahí Taylor llama al período Rivalidad y Concertación,
pues su ámbito de acción no entra en colisión.
Este sistema coincide con el fin de la hegemonía británica (hacia 1890) desde el momento que Alemania
cambia sus expectativas de política exterior. La política exterior de Guillermo II será mundial (una vez
desaparecido Bismark) compitiendo con Gran Bretaña en ultramar.
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Además, la potencialidad de Japón y EE.UU. hace que la hegemonía británica vaya declinando, ya no es
incontestable.
El fin del ciclo hegemónico británico se da cuando Gran Bretaña abandona su aislamiento para iniciar una
política de alianzas con otros estados a partir de 1904, cuando firma acuerdos con Francia para repartirse el
norte de África. Previamente había firmado en 1901 un acuerdo naval con Japón para defender sus intereses
en el Pacífico. En 1907 se ata con Rusia. Se entra en el orden geopolítico que Taylor llama de Sucesión
Británica.
Sin embargo, este sistema no tiene en cuenta a Japón ni a EE.UU., ni siquiera al imperialismo donde no sólo
actúa Gran Bretaña sino también Francia, Holanda... (España será semiperiferia porque depende del capital
inglés y francés).
Teorías como esta explican grandes fenómenos pero no asimilan la complejidad de la realidad. No responde a
preguntas singulares.
Rasgos fundamentales de las relaciones internacionales en el XIX.
Arco cronológico: para la historiografía francesa la cesura (comienzo de la Hª Contemporánea) se corresponde
a la Revolución Francesa, o también al ciclo de las revoluciones atlánticas. Para la historiografía inglesa se
habla de la Hª Moderna reciente.
Sin embargo, ni la Revolución Americana ni Francesa suponen un cambio radical en las relaciones
internacionales. Es más significativa la fecha de 1813, cuando el equilibrio de poder adquiere una nueva
fisonomía (inicio del sistema de relaciones internacionales del XIX). El punto final se puede situar en la
primera guerra mundial, pues nace la organización internacional y se va tejiendo el ciclo de la actual sociedad
internacional. Así, será de 1814 a 1914−19.
Marco político:
Se distinguen tres grandes cuestiones: la preponderancia europea, práctica y vida diplomática y desarrollo de
la geopolítica y estrategia.
La preponderancia europea.
En el XIX culmina un proceso de hegemonía europea. Es un sistema internacional eurocéntrico y
eurodeterminado (pues la perspectiva de las relaciones internacionales se hace desde la cultura y civilización
europeas). La civilización europea actúa a través de la expansión, lo que provoca una imagen del mundo
determinada.
Los estados europeos compiten entre ellos en Europa y en ultramar. Por debajo de esas diferencias hay un
acervo de civilización común (en cuanto a derecho de gentes, formas diplomáticas, francés como lengua
universal de la diplomacia...) que es la estructura sobre la que se dan los instrumentos para la hegemonía. Esta
hegemonía se ha ido estableciendo a través de descubrimientos geográficos, innovaciones tecnológicas
(superior cultura material) que provoca la expansión que, a su vez, propone reproducir europas en ultramar.
La relación con ultramar va a ser desigual.
La relación con otros lugares supone un cambio en la concepción del mundo (ello se expresa, por ejemplo, en
la cartografía) conociéndolo más exactamente. Pero esa cartografía cada vez más perfeccionada no es el único
elemento que se desprende del proceso. La cartografía tiene un peso ideológico: por ejemplo en Europa se da
una posición privilegiada al Viejo Continente y también al Atlántico situándose en el centro de forma
artificial.
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Los actores de Europa son las grandes potencias. Revisando los Congresos del XIX se repite la pentarquía de
Rusia, Prusia, Gran Bretaña, Francia y Austria−Hungría. Son las piezas claves del Concierto Europeo y del
equilibrio de poder, son el epicentro del sistema internacional. Entre 1830 y 1914 el 95% de las conferencias
internacionales se dieron en un cuadrilátero imaginario con las puntas de Estocolmo, Berlín, Londres y Roma.
Práctica y vida diplomática.
(el papel de los monarcas, aristocracia y diplomáticos, de los personajes políticos y de los grupos de poder).
La práctica de la diplomacia se afianza durante la Edad Moderna llegando a los enviados permanentes. Los
monarcas son la pieza clave de las relaciones internacionales en el XIX, ya sean monarquías autocráticas (I.
Otomano, o Ruso), parlamentarias (Gran Bretaña)... Tienen un papel clave porque son los jefes del estado y
símbolo de poder del estado−nación que se está construyendo en el XIX. Todo acto diplomático se hace en
nombre del rey; además, los enlaces matrimoniales entre las monarquías siguen siendo fundamentales (no ya
para unificar monarquías, sino para ordenar políticas o acuerdos).
La aristocracia es también fundamental dentro del entramado burocrático. La cartera de personal de la
diplomacia va a ser la aristocracia tanto en los países donde persiste el Antiguo Régimen como en países
republicanos como Francia. La diplomacia va a ser uno de los cuerpos más cerrados al cambio, es decir, más
tardíamente se burocratiza la institución.
El papel de los embajadores se desarrolla en una situación de individuos muy reaccionarios. Ello genera una
situación paradójica porque esos miembros de la aristocracia suelen codearse en ese mundo de élites con lo
que tendrán un conocimiento escaso del conjunto de la sociedad y la información que van a remitir va a ser
relativa pero clave porque proviene de las gentes más informadas del país donde trabajan.
Hasta bien entrado el XX siguen siendo los aristócratas los que permanecen en la escuela diplomática por la
tradición y por los bajos salarios que recibían, con lo que ellos debían de contar con importantes sustentos.
Los personajes políticos también ejercen una función capital. Son altos funcionarios de ministerios de asuntos
extranjeros, secretarios de asuntos exteriores y primeros ministros. Su papel se ve fortalecido porque la
diplomacia va a ser el campo de la esfera estatal más reticente a la democratización. El control del legislativo
sobre los asuntos exteriores va a ser un proceso muy lento.
Estos personajes van a llevar a cabo escuelas de política exterior. Por ejemplo en Gran Bretaña destaca
Castlereagh, Salisbury, Chambelain o Palmerston. Para Francia destacan Hamoteau, Delcassé y Jules Ferry;
para Alemania Bismark, Von Bülow; en Italia Giolitti; en España Castelar, Cánovas o Maret... Todos ellos
tienen formas de pensamiento sobre política exterior que por su puesto en la administración se van a llevar a
la práctica.
Desarrollo de la geopolítica y estrategia.
La geografía es la clave de la política exterior. Durante el XIX la política exterior está influenciada por grupos
de presión económicos (que a veces se presentan de formas organizadas como Sociedades de Amigos del
País), iglesias, sociedades geográficas... Representan a la sociedad civil que se va afianzando en los estados
liberales.
El término de geopolítica se acuña en 1899. Está asociado al estado−nación. Los estados en función de su
posición en el mapa llevan a cabo una interpretación política para defender sus intereses y aspiraciones en el
ámbito internacional.
Las formulaciones geopolíticas dependen de muchos factores, como la filosofía del poder (nacionalismo,
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imperialismo...), la geografía, recursos humanos, tecnología... Según Macknder (¿?) para poder ejercer la
hegemonía sobre el mundo hay que controlar el Heartland. Frente a ello Mahon (¿?) dice que son las
potencias navales las que pueden ejercer el control mundial.
Haushoffer, geopolítico de Weimar y del III Reich, divide el mundo en regiones. Asumen la doctrina Monroe,
reconoce la situación de Rusia y reconoce el dominio de Alemania en Europa y África. Es una crítica al
sistema de Versalles.
Los medios militares son también parte de la geopolítica. En las embajadas del XIX comienza a destinarse
agregados militares y navales en contacto directo con su embajador. Recaban información para el embajador y
para sus estados mayores, para valorar amenazas y alianzas militares. En coyunturas de conflictividad
desempeñan una labor más importante y son la base del espionaje.
El desarrollo de la política exterior, teniendo en cuenta el peso de los militares, tiene un importante foco en los
estados mayores. Su importancia se destaca, por ejemplo, en Alemania con el plan Schlieffen de los ´90 para
invadir Bélgica, o bien el rearme naval de Von Tripitz. En Francia destaca la línea Maginot; en EE.UU.
Mahon que a partir de 1885 publica La influencia del poder naval en la historia y sus formulaciones inciden
mucho en la política naval norteamericana (la carrera naval de fines de los ´80 que se potencia cuando
Roosevelt es nombrado Secretario de Marina).
Marco económico.
Relaciones económicas internacionales.
Las relaciones económicas internacionales, a medida que se asienta el capitalismo, se mantienen a dos niveles:
relaciones económicas entre estados y relaciones de individuos o grupos de un estado con individuos o grupos
de otro. Adquieren la forma de intercambios entre individuos a nivel demográfico con profundas
consecuencias, como la migración transoceánica sobre todo a EE.UU. El ciclo migratorio se iniciaría en las
Islas Británicas, centro y norte de Europa, para luego (en la 2ª mitad del XIX) trasladarse a los pueblos del sur
y zona eslava de Europa.
Relaciones comerciales.
Evolucionan entre Europa y entre Europa y el mundo de ultramar. La evolución de las relaciones de Europa a
partir del librecambio liberalista o los medios de producción. A medida que se extienden las prácticas del
librecambio, hacia 1860 con el Tratado Francobritánico, se van sumando los demás estados a estas prácticas.
Ello gira a partir de la depresión de los años ´70 del XIX que se manifiesta con la competencia agrícola y
ganadera extraeuropea, por lo que se da una política proteccionista. A partir de 1878 todos los países europeos
excepto Gran Bretaña y Países Bajos adoptan medidas proteccionistas.
En cuanto a las relaciones de Europa con ultramar, éstas son desiguales lo que conlleva estrategias por las
grandes potencias europeas de captar mercados para colocar sus mercancías e inversiones con el objetivo de
conseguir beneficios que concurren en las metrópolis. Las estrategias económicas son muy diversas: tratados
de puertas abiertas, asimilación absoluta, reparto... Gran Bretaña ha forjado una infraestructura para actuar de
intermediario entre Europa y ultramar (como hicieron los musulmanes entre Europa y Asia en la Edad Media
y Moderna).
Relaciones financieras.
El papel lo juegan las grandes potencias económicas como Gran Bretaña, Francia (los primeros
industrializados); y luego Alemania, EE.UU. y Japón. Estas potencias son las únicas dotadas para hacer esas
transferencias de capital que pueden contribuir, a priori, al desarrollo de los países receptores de capital. En
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cambio las inversiones se hacen para obtener beneficio. Así, esas transferencias se hacen desde la óptica de
los intereses de las metrópolis (como la red de ferrocarriles en España, para favorecer a las compañías
británicas y francesas).
Las transferencias de capital adquieren distintas formas:
• Préstamos: en el siglo XIX no se dan préstamos de un estado a otro (esto surge tras la primera guerra
mundial), sino por entidades bancarias privadas. Se recurre así a bancos británicos o prusianos.
Incluso las indemnizaciones de guerra se negocian entre el país indemnizador y los bancos de los
países a indemnizar.
• Inversiones: no son públicas (estatales) sino de entidades bancarias. Destaca el sector bancario
británico que es el eje del sistema financiero internacional (ver fotocopia).
Es difícil entender las reticencias de Francia de invertir en Alemania tras la guerra de 1870 sin entender el
golpe moral de la misma.
Horizonte cultural y psicológico.
Imágenes del otro (dentro del nacionalismo).
Las percepciones entre los pueblos son distintas según los estamentos de la comunidad, no es lo mismo la de
un partido o financiero con información más veraz que un individuo de a pie. Así, los elementos de cultura
modelan las imágenes. Las distorsiones son mayores en función de las percepciones de los europeos con los
mundos de ultramar. En este proceso inciden varios factores: la proximidad geográfica, la intensidad de los
intercambios, el peso específico de un estado y la percepción de amenaza. Todo ello modela incluso las
imágenes geográficas. España identifica a Europa con una zona atlántica occidental; en Francia se percibe
prioritariamente a Alemania, Gran Bretaña e Italia (España y Portugal quedan al margen). También se dan
imágenes explícitas, no por ello verdaderas, en función de la historia.
Los cauces de la información son la prensa fundamentalmente (por ejemplo, la imagen de los Estados Unidos
es como la tierra de las oportunidades). En la prensa influyen las agencias que suministran las informaciones.
En Francia Havas, en Gran Bretaña Reuter, en Alemania Woly y en EE.UU. Associated Press. Todas estas
agencias son las que suministran la información, mandándola del exterior.
El control de la tecnología es de las potencias, sobre todo de Gran Bretaña.
En el desarrollo de la prensa influyen los cambios del XIX. Se introduce la fotografía, el rotativo, el
abaratamiento del papel y, por supuesto, el proceso de alfabetización.
Las imágenes que llegan a la prensa van a ser filtradas, las noticias del exterior coinciden con las distintas
coyunturas. Las revistas son las que se hacen eco de fotografías, ilustraciones, testimonios literarios que se
construyen una imagen occidentalizada del exterior. Así, se dan mitos de los europeos en el exterior y de sí
mismos. Por ejemplo, el tratado de Rusia y Francia contribuyó al cambio de la imagen de Rusia como
pagador; la prensa británica da una imagen de Francia como atrasada, débil y corrupta y con una política
exterior con el objetivo de no decaer más.
Incidencia del nacionalismo e internacionalismo.
Ver Hobsbawn Naciones y nacionalismo.
Pocos acontecimientos de relieve se pueden explicar sin atender a las nacionalidades. Las revoluciones como
las del 30 y 48, la unificación alemana o italiana, el desmembramiento austro−húngaro u otomano... Nada de
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ello se puede entender sin el fenómeno de las nacionalidades. Conviene vincular el nacionalismo en un
proceso de conformación de una identidad nacional desde la cultura, la historia, la música (Verdi en Italia,
Wagner en Alemania, Chaikowsky en Rusia...). álvarez Junco en un capítulo de Más se perdió en Cuba
desarrolla la conformación de la indentidad española para crear un estado−nación liberal.
Las nacionalidades en Europa occidental se sienten coincidir por el pueblo con su estado−nación. En el centro
y este de Europa no es así. Pero esto es cierto a rasgos generales porque también en occidente hay problemas
nacionales (en Irlanda, Córcega, Cataluña, Alsacia y Lorena...). en el este, sin embargo, la situación es más
complicada por la mezcolanza religiosa, étnica y cultural que impide la creación de un estado−nación, pues
supone la exclusión.
En la Europa del XIX esta situación es especialmente relevante en Austria−Hungría y el Imperio Otomano.
En Austria−Hungría hay dos núcleos con la monarquía dual. Hay además pueblos de pasado independiente
como los checos de Bohemia, los croatas y los rumanos. Otros pueblos que empiezan a desarrollar una
identidad común pero sin aval histórico por un menor peso cultural serán los eslovacos, eslovenos y rutenos.
El Imperio Otomano refleja una situación similar por la propia idiosincrasia de la monarquía que es
musulmana. Son problemas extensivos también a la zona de Asia y África pero en Europa tiene mayor
importancia: la independencia de Grecia en los ´20 y luego de Rumania y Bulgaria. Ello además se complica
con las aspiraciones de los serbios de crear la Gran Serbia. Además, hay albaneses, bosnios, kosovares... Esta
mezcolanza da lugar a fenómenos de estados−nación que en un caso son convergentes (Alemania o Italia)
mientras que en las antiguas monarquías nacionales dan lugar a procesos de desmembración.
Otro fenómeno es la internacionalización. La propia guerra fomenta procesos de cooperación. El Congreso de
Viena, por ejemplo, soluciona el tráfico del Rin abogando por la libre navegación. La guerra de Crimea y la
Paz de París de 1856 da lugar a una práctica similar por el Danubio. Estas prácticas abarcan todo tipo de
actividades no sólo económicas, sino que hay ejemplos como la Unión Postal Internacional o la creación de la
Cruz Roja Internacional. Estos procesos de cooperación internacional abarcan también el papel de las iglesias.
También el desarrollo del internacionalismo sindical supone un ejemplo de internacionalización.
PARTE II. El Concierto Europeo y el despertar de las Naciones (1815−1871).
TEMA 2º. Cambio y continuidad en el tránsito al siglo XIX: la era napoleónica.
Situación general europea a fines del XIX.
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Mapa europeo.
Francia es el poder hegemónico continental en el XVIII y se alía con España a través de los Pactos de Familia.
Luis XIV y Richelieu son los que articulan esta hegemonía.
En Europa, cuando estalla la revolución francesa, hay una mayoría de monarquías absolutas (despotismo
ilustrado) y sólo Gran Bretaña es una monarquía limitada por el poder del Parlamento; las pequeñas potencias
se dividen también entre una mayoría de absolutistas y pocos ejemplos cercanos a las premisas de Inglaterra
como las Provincias Unidas. La península italiana y los estados alemanes configuran una realidad distinta.
Grandes potencias.
Entre las grandes potencias absolutas está la de la Rusia de los Romanov, Prusia y Austria.
Rusia, desde 1789 hasta la victoria sobre Napoleón, está gobernada por Catalina II y Pablo I. Es la más
autocrática de las monarquías manteniendo pautas de sociedad medievales como la servidumbre. Rusia, a
fines del XVIII, era la gran potencia terrestre con expectativas de política exterior expansivas hacia el este
(Asia) y hacia el mar. Ello mediatiza su relación con el Báltico, el reparto de Polonia con Prusia y Austria; en
1795 Rusia es la que obtiene más beneficio del desmembramiento de Polonia ya que gana el antiguo ducado
de Varsovia, desempeñando, a partir de entonces, una política de rusificación con el pueblo finlandés y
polaco.
Prusia es una monarquía conservadora asentada sobre su aristocracia terrateniente y militar, los Junkers, que,
en cambio, ha iniciado un proceso de modernización en su administración y ejército. Su poder militar es muy
importante (uno de los eslóganes del reinado de Federico II consideraba que una diplomacia sin armamento es
como una orquesta sin instrumentos). Prusia pugna con Rusia, Austria y Francia por redondear sus fronteras.
Es la época de Federico Guillermo II y F. Guillermo III
En Austria gobiernan José II (hasta 1790), su hermano Leopoldo, y el hijo de José II, Francisco II. Austria es
la gran potencia demográfica. Es un imperio muy disperso y heterogéneo en el sentido étnico, cultural y
religioso. Participa en el proceso de reparto de Polonia; se logran unificar las partes occidental y oriental que
habían estado separadas mediante la incorporación de la Pomerania. Austria logra ampliar sus fronteras
nororientales en la zona de Galitzia (sur de Polonia y norte de Rutenia). Austria antes de ser la monarquía dual
en 1876 es la más evolucionada en el sentido ilustrado. Se había modernizado la administración, con
tolerancia religiosa y se avanzó en la idea de la separación de la iglesia y el estado para que las minorías
respetasen la monarquía. Ello tropieza con el obstáculo de la inercia a defender sus privilegios de la
aristocracia en cuestiones como las fiscales.
Gran Bretaña en el XVIII ha consolidado los cambios del XVII en la dirección de una monarquía limitada. Va
a ser la práctica lo que va a ir modelando el proyecto político del estado. Con Guillermo de Orange y los
Hannover (Jorge I, II y III) se da un cambio en los asuntos de gobierno, frente al despotismo continental
consiste en que el poder del rey va a ir siendo transferido gradualmente al Gabinete (Consejo Real). en el
Gabinete hay un Primer Ministro que es el intermediario con el rey y el coordinador del Gabinete. La
asunción de poderes del Gabinete no se debe sólo a la revolución sino a que los propios Hannover estaban
más preocupados en sus patrimonios que en Inglaterra (ni Jorge I ni el II hablaban inglés). Los gabinetes
estaban formados en función de la representación parlamentaria (Whigs y Tories). Gran Bretaña es la gran
potencia marítima y comercial del mundo a pesar de perder las 13 colonias americanas en 1783.
Potencias de segundo orden.
España, tras Carlos III ya no es una gran potencia aunque sigue siendo una potencia mundial por sus colonias.
Así, la importancia en el continente se va a ir modificando e función de su papel en ultramar.
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Las Provincias Unidas es el país más similar a Gran Bretaña tanto en el ámbito comercial como en el político.
Está gobernada por unos Estados Generales y un gobernador. Será absorbida por la Francia revolucionaria.
Italia es un mosaico de reinos y repúblicas de distinta identidad, como la República de Génova y Venecia, los
Estados Pontificios, el Piamonte, las Dos Sicilias... Tradicionalmente han estado sometidos a las potencias.
El Sacro Imperio se forma de más de 300 estados, algunos grandes como Prusia, junto a ciudades estado como
Frankfurt. Austria ha ejercido la autoridad allí; la idea de la Alemania fragmentada fue auspiciada por Luís
XIV y Richelieu.
El impacto de la Revolución Francesa.
Europa se divide en cuanto a la toma de postura sobre la revolución francesa, a favor o en contra. Los círculos
universitarios está a favor, pero hay sectores en contra porque lo consideran una amenaza al antiguo orden. La
dualidad se manifiesta también en el ámbito de las relaciones internacionales desde que Francia aborda sus
fronteras generándose coaliciones que agrupan a la mayoría de estados europeos.
Desde los primeros años de la revolución (1789−91) no hay una percepción de Francia como amenaza sino
que la revolución está debilitando a la gran potencia continental del XVIII. Distinto será a partir de 1792
cuando se inicie una dinámica de expansión francesa. La postura de las potencias cambia: habrá reacciones
ideológicas (contrapropaganda) y la reacción por la vía militar.
Contrapropaganda.
Los sectores críticos con la revolución difunden obras como la del abat Barruel que culpa de la revolución
francesa a los masones ilustrados. Desde otros ámbitos, Edmon Burke publica en 1790 Reflexiones en tomos a
la revolución en Francia donde contrapone el modelo de revolución inglés al francés elogiando el modelo
gradual inglés frente a la ruptura violenta francesa. Todo esto tiene incidencia en los ámbitos intelectuales.
Lo que cala más en la opinión pública es el folleto o las canciones. Ello va acompañado de políticas
contrarreformistas que tienden a dar un paso más en el proceso de involución. En España se abolen las
cátedras de derecho natural; en Austria se frena la reforma agraria; en Inglaterra se suprime el Habeas Corpus.
Como vía militar desde el 92 se dan conflictos armados entre Francia y Prusia y Austria, que son el núcleo de
la primera coalición.
Expansión militar y construcción de la Europa napoleónica.
Proceso de expansión militar y territorial hacia la constitución del Imperio.
El proceso de expansión de la Francia revolucionaria no se da inmediatamente. El afán expansivo va
surgiendo al calor del conflicto entre Francia y las potencias de antiguo régimen.
Los objetivos financieros y políticos están presentes en el proceso. A medida que se controlan más territorios
se incrementan las exigencias logísticas (más soldados, más medios y con ello más recursos). Ello va
acompañado de un proceso de desgaste para Francia porque en muchos lugares ocupados se van dando
resistencias.
Se distinguen tres fases:
• Expansión de la Francia revolucionaria (1792−1804).
• Expansión imperial 1804/5−1812).
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• Crisis imperial (1812−1814/15).
La expansión de la Francia revolucionaria se puede articular en función de las coaliciones en contra. La
primera coalición se da en 1792 y está formada por Prusia, Austria y la mayor parte de los estados europeos
menos algunos estados (algunos alemanes, el Imperio Otomano...). la novedad del ejército francés, formado
en la idea de nación en armas, es de una realidad y organización distinta de los combatientes. La crisis de la
primera coalición, que es derrotada fácilmente, se consume en dos países: el tratado de Basilea de 1795 que
supone que la coalición queda reducida a Austria y Gran Bretaña. La paz de Basilea supone la expansión
francesa que llega a sus fronteras históricas (Pirineos, Alpes y Rin: idea de la gran Francia de Richelieu,
limitada por accidentes naturales). Absorbe así a los Países Bajos austríacos, aunque Austria no reconoce la
anexión, y en el sur redondea la frontera con los Alpes.
El conflicto termina en la Paz de Campoformio (¿?) en 1797. Gran Bretaña refleja la pervivencia de su
rivalidad secular con Francia (que todavía tiene claros resgos ultramarinos). En el continente se pretende que
los Países Bajos no estén en manos de una gran potencia.
En el caso austríaco el conflicto se divide en dos frentes: la ofensiva francesa se da en los estados alemanes e
italianos, dos zonas que son para Austria consideradas como ámbitos naturales de acción. Todo este proceso
es un repliegue de los intereses austríacos.
En Campofiormo se crea la República Cisalpina, territorios bajo control tradicional Habsburgo modificándose
ya el mapa de Italia. La política de Francia tiende a eliminar la presencia austríaca en Europa. Tras
anexionarse la zona de Bélgica se crea la República Bátava (antiguas Provincias Unidas), estado satélite de la
Francia del Directorio.
Francia anexiona el Piamonte directamente y los Estados Pontificios son ocupados creándose la República
Romana. Francia no se ha conformado con respetar los acuerdos de Basilea y Campoformio sino que ha
modificado el mapa de acuerdo a sus intereses; ello supone la creación de la Segunda Coalición en la que
participan Gran Bretaña, Austria, Rusia, el Imperio Otomano y Nápoles. Aprovechando que Napoleón estaba
en Egipto la Segunda Coalición tiene resultados positivos pero con Napoleón, que regresa en 1798, se
consume una rápida derrota de la coalición.
La paz con Austria se da en Luneville en 1801 y con Gran Bretaña en Amiens en 1802. Ello supone un cierto
equilibrio en la situación de Europa. Por Luneville se crea la República de Etruria (Toscana), otro reino
satélite de Napoleón. Por Amiens tiene lugar una anexión ultramarina, pues se pacta con Gran Bretaña la
devolución a Francia de unas colonias en el Caribe, devolviendo Francia al Imperio Otomano Egipto,
renunciando también a Malta y reconociendo, por último, la vuelta de los Borbones a Nápoles.
Francia intenta llevar a cabo un bloque de alianzas para bloquear a Inglaterra e invadirla. Ello conlleva
alianzas, una con España en 1801 en Aranjuez para contar con la marina de guerra española y neutralizar la
superioridad naval de Inglaterra amenazando las posesiones caribeñas inglesas, lo que la obligaría a enviar allí
su flota y, así, poder invadir Gran Bretaña. Esto fracasa porque los británicos ganan en Trafalgar a la flota
hispano−francesa.
Napoleón, cuando es nombrado emperador en 1804, intensifica las operaciones militares en Europa. En 1803
se genera una nueva coalición al calor de la batalla de Trafalgar con Gran Bretaña, Austria y Rusia. El
desarrollo del conflicto da lugar a una estrategia francesa para evitar que rusos y austríacos unieran sus
ejércitos. Así, Francia vence en Ulm y Austerlitz; y ello supone la Paz de Presburgo, que significa la
eliminación de la presencia austríaca en Alemania e Italia. Francia anexiona toda la Venecia, Istria (la salida
de Austria al mar) y la costa adriática. El Sacro Imperio estará formado por 300 unidades políticas, que habían
sido concentrados por Napoleón estableciendo estados aliados y favoreciendo los intereses de éstos. Así,
Baviera, Baden y Wutemburg son aliados de Napoleón.
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En 1805 se pretende crear una nueva entidad política que pone fin al Sacro imperio. En julio de 1806 se crea
la Confederación del Rin con influencias de los estados del sur aliados de Francia en detrimento de Austria y
Prusia. La amenaza para Prusia supone la creación de una cuarta coalición (Gran Bretaña, Rusia y Prusia) que
acaba derrotada y conduce al Tratado de Tilsit (1807): Prusia es damnificada porque supone un reparto de
Europa entre Francia y Rusia a través de una alianza. Prusia ve mermado su territorio en un 50%, repartido
entre los estados alemanes y Rusia y se crea el Gran Ducado de Varsovia (por los lazos históricos
franco−polacos). Rusia se incorpora a la política de bloqueo contra la Gran Bretaña.
Una quinta coalición con Austria termina en Viena que da lugar a la anexión de Francia de los territorios de
salida al mar (la actual Eslovenia).
Rusia, incómoda con la alianza pues el ejército francés no podía suplir al británico y veía insatisfechas sus
demandas para expandirse por el imperio otomano (en el mar Negro), rompe la alianza. Francia intenta invadir
Rusia lo que supone un gran fracaso. La derrota anima una sexta coalición que vence definitivamente a
Napoleón en abril de 1814, y el retorno desde Elba de Napoleón y su Imperio de los 100 días es derrotado en
Waterloo en 1815.
Ver: Wallerstein El futuro de la civilización capitalista. Significado de la Revolución Francesa e Imperio en el
concepto de civilización.
La Europa napoleónica no obedece a un plan preconcebido por Francia. Francia aborda la defensa de sus
intereses modificándose en la medida que cambia el régimen político. Así, si el Directorio defiende las
fronteras naturales, con la expansión se empieza a dar una nueva forma de administración ya en la lógica del
Imperio, que también se modifica. Un Imperio de corte federativo (inspirado en la descentralización
carolingia) y hacia 1810 comienza a darse un intento de centralización al modo romano.
El centro del Imperio era Francia, París, que se había expandido y superaba los 40 millones de habitantes con
una superficie de más de 750 mil km.2 (es decir, la primera potencia). Las demarcaciones van cambiando,
desde las 112 de 1812 o las 102 de la Francia histórica). Son fronteras muy móviles; y en torno al núcleo hay
estados satélites, como España con José Bonaparte, Italia con Eugenio, Nápoles, el Gran Ducado de Varsovia,
el Ducado de Baden... Estos estados se someten con tratados diplomáticos o, sino, también a través de una red
clientelar de dinastías con la cúspide en Napoleón.
Napoleón estaba obsesionado en legitimar su poder y en Europa estaban legitimadas las viejas dinastías (que
incluso se decía tenían origen divino). Napoleón va legitimándose en función de los principios universales de
la religión (¿o reyes?).
En este esquema también se dan confederaciones como la del Rin, elemento fundamental de la estrategia
centroeuropea de Napoleón, y la Confederación Helvética, también controlada por él, clave como lugar
estratégico.
El radio más externo de la estructura de poder lo configuran los estados aliados de Napoleón; es el núcleo más
inestable porque las alianzas cambian. Hubo momentos como la Prusia neutral, la Austria neutral, incluso, la
alianza con Rusia. De esta forma, los aliados son coyunturales.
Guerra y revolución son dos fenómenos permanentes y paralelos donde estos años (1789−1812/15) son dos
elementos inestables por definición, lo que caracteriza las relaciones internacionales de este momento.
TEMA 3º. El Congreso de Viena y las bases del Concierto Europeo.
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• Valoración historiográfica del Concierto Europeo.
Una vez derrotado Napoleón por segunda vez, se da lugar a que desde 1814 los estadistas se reúnen en París y
Viena para discutir sobre el orden internacional. Será un nuevo diseño que tienen que hacer frente al orden
napoleónico; cambios en la legitimidad dinástica de muchos estados europeos que se veían gobernados según
el sistema clientelar de Napoleón. El mapa europeo había cambiado mucho por lo que había que rehacerlo
según los intereses de las grandes potencias. En definitiva, había que cambiar el sistema de poder entre las
grandes potencias que venía de Westfalia y que se vio alterado por Napoleón. Así, aparecerá un sistema
basado en el equilibrio entre los grandes estados.
Según Kissinger el resultado de Viena será un largo período de paz evitando un gran conflicto en el continente
gracias al equilibrio de poder. Todo ello refleja el cansancio de los europeos después de un largo período de
guerras. Así, Saint−Simon dirá que lo que deseaban era construir un poder general que tuviera las
herramientas indispensables para frenar la ambición de pueblos y reyes.
Ese orden internacional conocido como Concierto Europeo ha sido interpretado de formas muy variadas. Es
una manifestación del equilibrio europeo. El término concierto se debe a Duroselle y significa acuerdo. Sobre
el concierto europeo hay numerosa bibliografía sobre todo porque después de la segunda guerra mundial y de
la guerra fría hay que construir un nuevo orden y se quiere revisar el pasado para aprender de él. (ver H.
Nicholson El Congreso de Viena, 1985, 1ª ed. De 1945).
A.1) Visiones tradicionales:
Destacan algunos juicios de P. Renouvin que dice que el Concierto no es más que un nuevo método de
relaciones internacionales a base de conferencias donde se reunían los principales líderes para discutir sobre el
equilibrio europeo o sus intereses. Las grandes potencias seguían, en definitiva, dominando las relaciones
internacionales.
Duroselle opina de forma parecida: el Concierto Europeo es la concreción de una forma de equilibrio europeo,
que no es novedoso sino que se ve desde mediados del XVII, y dio lugar a una nueva forma que fue el
equilibrio europeo.
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A medio camino entre esta visión tradicional y los revisionistas, se encuentra Kissinger ya que dice que no es
una visión mecánica del equilibrio, sino que había el deseo de buscar algo nuevo para construir la paz. Ello a
base de un doble principio: el equilibrio físico según intereses y recursos y un equilibrio moral, según un
concepto común de justicia. Todo con el centro en Metternich.
A.2) Visiones revisionistas:
Para Paul Schroeder es claro que hay una revolución en las relaciones internacionales con el Concierto
Europeo. Afirma que éste no es sólo una práctica diplomática sino que es resultado de una transformación que
tuvo lugar en el ámbito de las ideas de las mentalidades colectivas y de las concepciones. De modo que
cuando se reúnen los estadistas no se conforman con restaurar la paz y no ignoran los cambios habidos en
Europa, por lo que el modelo de Concierto Europeo será más flexible; el propio Metternich considera que el
nuevo orden se debe cimentar en una colectividad de valores y prácticas políticas y diplomáticas comunes. Es
lo que Kissinger llama Civilización.
Steinert−Soutu, retomando el concepto de Civilización, lo plantea de forma más amplia. Se pregunta en qué
medida los conceptos tradicionales del Concierto se han trastocado con la puesta en marcha de éste. La idea es
de mediados del XVII según Westfalia y Utrech y se manifiesta también en el mundo de ultramar: es un
patrón de comportamiento de los europeos. Se teorizará en 1654 cuando Hume escribe Balance of Power,
donde destaca el carácter racionalista de las relaciones sociales. El planteamiento de Hume es casi
newtoniano, mecanicista: de modo que los estados para mitigar el conflicto entre ellos llegan al acuerdo de
regular sus relaciones. El sistema de equilibrio entraría en crisis si uno de esos estados lo rompe intentando ser
hegemónico (como con Luís XIV o Napoleón). Y para restablecer el equilibrio perdido el resto de estados
conciertan alianzas.
El equilibrio de poder después de Napoleón se basará sobre esto pero no se explica sólo por el equilibrio
mecanicista. Por lo que se dará un paso más allá que Kissinger, que hablaba de un sistema de seguridad
colectiva. Con el siglo se desarrolla un estrato que constituye la civilización europea: las prácticas
diplomáticas comunes (con el francés como lengua), un derecho diplomático, un derecho de gentes... que
daban una mayor cohesión a Europa (que, incluso, en el siglo XX). El equilibrio orgánico será, entonces, la
civilización.
En esa doble dimensión del equilibrio europeo y del equilibrio orgánico hay un punto común que es la
Civilización; algo que se crea en 1814−1815 en Viena y dará lugar al nacimiento de la sociedad civil
internacional, que ya comenzará a manifestarse en 1815 con la Comisión sobre la Navegación del Rin, en
1856 sobre el Danubio, en 1896 la Unión Postal Universal... Y todo esto llevará a la Sociedad de Naciones
después de la primera guerra mundial.
También hay que hacer mención a los trabajos de Yver Bruny, que introducen una interpretación evolutiva del
Concierto Europeo; partiendo de Steiner−Soutu, afirma que el Concierto, en un sentido mecanicista, es un
club de grandes potencias, siguiendo una inercia de siglos anteriores (pentarquía). Y tiene dos grandes etapas:
• Se inicia en el Congreso de Viena y cuyo punto final será en el intervalo entre la revolución de 1848 y la
guerra de Crimea del 54−56, donde se mantendrían los pilares del Concierto Europeo tal y como se
concibieron en 1814−15 por las grandes potencias. Éstas tenderían a salvaguardar las nuevas fronteras y a
contener a las amenazas provenientes de las revoluciones y de las ideas nacionalistas.
• Después de las revoluciones del 48 y de Crimea se inicia esta fase que culmina en la primera guerra
mundial donde el Concierto Europeo no tenderá tanto a contener las ideas del nacionalismo y liberalismo
sino a limitar los conflictos para evitar una guerra y aceptar las nuevas ideas, sobre todo en Italia y
Alemania. Se canalizan los conflictos para que no den lugar a una guerra europea.
• La articulación del nuevo Sistema Internacional.
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B.1) Las grandes potencias ante el desafío de la Paz.
Las grandes potencias europeas se enfrentan a deshacer el sistema napoleónico; teniendo presente qué hacer
con las nuevas dinastías napoleónicas, cómo redefinir el mapa europeo y cómo plantear las relaciones
internacionales, creando un nuevo sistema de poder alternativo a la hegemonía francesa.
Imperio Austríaco:
En términos políticos adquiere una nueva fisionomía a partir de 1804, cuando Napoleón es coronado
emperador, de modo que la amenaza francesa sobre los estados alemanes dio lugar a un reacción del Imperio
Austríaco: Francisco II renunció al título de emperador (del Sacro Imperio) y refunda su autoridad política
como Imperio Austríaco. Este imperio iba a mantener las pautas del despotismo ilustrado aunque se
introducen medidas de reforma con el avance del siglo. Es un territorio más compacto, pero plantea una
población de 40 millones de habitantes (el 3º de Europa después de Rusia y Francia) que eran muy diversos y
a la vez complejos; las dos culturas predominantes eran la minoría alemana y magiar, dos etnias que no
conforman la mayoría de la población del Imperio, que es eslava e inferior. Lo predominante era lo alemán,
tanto en la cultura como en la aristocracia y burocracia (que además era muy corrupta). Las situaciones
conflictivas eran muy numerosas (ver mapa).
Es un imperio que va conformando un mercado nacional que a partir de la conformación de ese mercado se va
a ir creando el ferrocarril que va de norte a sur, en un incipiente capitalismo.
La política exterior del Imperio se encuentra con dos grandes problemas: la presión tradicional de Francia y la
presión rusa; y una tercera amenaza que irá apareciendo con el siglo será Prusia y el hecho de que liderará el
proceso de unificación de Alemania.
A partir de estas amenazas el Imperio Austríaco de Metternich va a contribuir a convertirse en el árbitro del
Concierto Europeo. Una situación que realmente se encuentra por encima de las posibilidades materiales del
Imperio, ni económica ni militarmente. Para ver las razones habrá que ver a Metternich: nacido en una familia
aristocrática, educado en la cultura francesa, su carrera tenderá pronto hacia la diplomacia; será embajador en
Sajonia, luego en Berlín y, en 1806, en París. En 1809 será ministro de asuntos exteriores.
Algunos especialistas, sobre todo A. J. P. Taylor, afirman que Metternich es la imagen de una Europa cansada
de las guerras y que anhela la paz. Su combinación era aceptar ciertos cambios en Austria pero que ésta
permanezca inalterable. O sea, que esos cambios para restablecer el equilibrio de poder en Europa debían
llevarse a cabo a partir de la inmutabilidad de Austria, que será un punto de referencia permanente. Para llevar
a cabo eso se tenían que cumplir una serie de requisitos en París y Viena. La premisa será el establecimiento
de un equilibrio de poder en Europa, idea heredada de Westfalia, donde se cumplieron una serie de premisas
para Austria:
• La contención de Francia.
• Debía preservar la situación del Imperio Austríaco en centro Europa, es decir, mantener su influencia sobre
Alemania e Italia.
Pero Austria de por sí no podía llevar a cabo eso, por lo que tenía que contar con el acuerdo de Gran Bretaña y
Rusia.
Gran Bretaña.
Es un país atípico según la contextura política, ya había hecho su revolución en el XVII y tenía en la práctica
una monarquías constitucional que se había asentado en los Hannover. En términos sociales y económicos
estaban en transición hacia el capitalismo, hacia la industrialización; Gran Bretaña será el escaparate de la
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revolución industrial y del desarrollo tecnológico.
Ver: Headrick Técnica e Imperialismo (desarrollo tecnológico fundamental para ver el impulso comercial y el
poder naval sobre los que se construye el Imperio ultramarino que se afianza después del pulso
Londres−París).
Los mecanismos en política exterior son diferentes a los austríacos porque aunque no se puede obviar al rey,
tampoco se puede olvidar a los dos grandes partidos: los tories y los whig, además del Gabinete, que ya está
consolidado y que es donde se refleja la geografía política de los dos grandes partidos. Y en los gabinetes cada
vez adquiere más importancia el Primer Ministro y el Secretario del Foreing Office para la política exterior. Y
en este primer cuatro del XIX los personajes importantes serán: Castlereagh, Palmerstone y Canning.
• Castlereagh: elemento clave en la definición del papel de Gran Bretaña en este período. Torie
convencido de la necesidad de que Gran Bretaña se implique en los asuntos continentales.
• Palmerstone: whig, también convencido de que Gran Bretaña no puede aislarse del continente, es
mucho más agresivo.
• Canning: torie, el más opuesto. Es partidario de que Gran Bretaña no se involucre en Europa y de que
se preocupa sólo por ultramar.
Gran Bretaña después de la revolución francesa y del Imperio napoleónico verá asentadas dos convicciones:
• Cualquier intento de una potencia por establecer una hegemonía continental traía peligro para la Gran
Bretaña.
• Por otro lado, la importancia del mundo de ultramar. Esa red de intereses en ultramar va a tener como
consecuencia que Gran Bretaña salga airosa de la política de bloqueo de Napoleón.
Tras la guerra la actitud es la de implicarse con la política europea para contener un poder hegemónico.
Castlereagh intervino en los asuntos europeos pero poco a poco su perspectiva se fue desentendiendo de ello
(hay una contradicción entre la cámara y Castlereagh pues ésta quería seguir participando en la Europa de los
congresos).
Rusia.
En términos socioeconómicos supera los 40 millones de habitantes. Es la primera potencia en población y
extensión. Tras derrotar a Napoleón se tiene una imagen del ejército como más poderoso, pero es una
sociedad muy cercana a las feudales, es sobre todo agraria y casi el 90% de la población vive de la actividad
agropecuaria. Hasta 1871 no se da la abolición de la servidumbre.
Es una monarquía autocrática, los Romanov, en la que pervive el absolutismo: en este momento está
representada por Alejandro I y se afianza en el ejército, la burocracia y la Iglesia ortodoxa. Desde el punto de
vista de la propaganda lo más importante es la Iglesia que cultiva la imagen del Zar como padre de la patria.
En política exterior las aspiraciones son las tradicionales del Imperio ruso de extensión, y las propias de
Alejandro I, que abandona el trono en 1825 para iniciar una vida de retiro; hacia 1820 tenía ideas liberales
pero que se plasmarán fuera del imperio y no dentro. Hay en él un profundo sentimiento eslavo pero a la vez
una admiración hacia occidente.
El proceso de expansión hacia Asia se completa con la salida hacia los mares (Báltico y estrechos de Turquía).
En las negociaciones actúa Alejandro I en persona.
Prusia.
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Comienza su estrellato en las relaciones internacionales a partir del proceso de unificación alemana primero
con el zollverein de 1834, reformas en la burocracia, administración, ejército... Prusia tenía aspiraciones
limitadas en su hinterland (territorios cercanos a Prusia) que son los del norte, la situación de Sajonia y la
frontera con Rusia. Por Prusia negocia el duque de Marderberg.
Es una monarquía que no da el salto al régimen liberal hasta las reformas de Federico Guillermo IV en los ´40
y ´50. Con Federico Guillermo III, en las negociaciones tras la derrota de Napoleón apuesta por la expansión
de sus territorios en el Rin y en Oriente (en detrimento de Suecia y Polonia). Para ello pretende asegurar su
influencia sobre los estados alemanes del norte.
Francia.
Tras la derrota de Waterloo cuenta con 26 millones de habitantes y, para fines del XIX, llegará a los 46
millones. Tras la derrota seguirá siendo el segundo ejército europeo y con una política naval que la situará
también en el segundo lugar tras Gran Bretaña, a mucha distancia. Por Francia negociará un antiguo ministro
de asuntos exteriores llamado Talleyrand. Es el encargado de minimizar los efectos de la imposición de la paz,
pero se ve obstaculizado por el Imperio de los 100 días. Aún así, consigue un trato moderado pues la idea es
recuperar a Francia para el nuevo sistema.
Talleyrand se aprovecha de las diferencias entre los vencedores entendiendo que se establece un sistema de
contención lesivo en exceso para Francia y también intentando reintegrar a Francia en el sistema
internacional.
Sobre Talleyrand algunos apologistas como Madeline dicen que gracias a él Francia se convierte de derrotada
en vencedora en poco tiempo. Francia se encontraba en una indudable debilidad.
B.2) La construcción del nuevo sistema.
Los tratados de la Paz de París.
• 1er Tratado de Paz (30 mayo 1814).
• 2do Tratado de Paz (20 noviembre 1815).
Antes del primer tratado Francia lleva ocupada dos meses por las tropas de la coalición. Así la paz se va a
articular a través de Alejandro I. se plantea cuál va a ser el futuro político de Francia; estaba claro lo de
instaurar una monarquía pero no se sabía qué dinastía. Metternich quería que se coronase a María Luisa,
esposa de Napoleón, que es Habsburgo. Otra opción es la coronación del antiguo mariscal de Napoleón que en
eses momento era rey de Suecia, llamado Bernardotte.
Castlereagh apostaba por la vuelta de los borbones. El zar apoya esto y será el más receptivo en que el rey
tuviera una cierta limitación en sus poderes, apostando por la Carta Otorgada que se dará en 1814.
La otra cuestión importante es delimitar el territorio francés. En este sentido el trato que se va a dar a Francia
será benigno. Se aprueba el 30 de mayo del 14 que las fronteras francesas fuesen las de 1792 (el momento de
la ruptura de hostilidades con otros reinos). Permanece en territorio francés Alsacia y Lorena. Hacia el sur el
reino de Piamonte no incluirá Saboya, que quedará dentro de Francia como Avignon.
Se redistribuye el mapa europeo en los Países Bajos. Austria renuncia a los Países Bajos Austríacos (Bélgica y
Luxemburgo) que serán incorporados a Holanda como Reino de los Países Bajos. Ya se pone en marcha el
dispositivo para crear una cadena de estados de contención a las aspiraciones francesas, formada por los
Países Bajos, Renania incluida en Prusia, la independencia de Suiza y el fortalecimiento del Piamonte.
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Cuando Napoleón reconstruye su aparato político y militar, el Imperio de los Cien Días, cae en Waterloo y
obliga a una revisión de la paz firmada en 1814 endureciendo las condiciones.
En este segundo tratado de paz Saboya queda integrada en el Piamonte, perdiendo así Francia los pasos hacia
Italia por los Alpes. Por otro lado, el Sarre también se incorpora a Prusia.
En términos militares y financieros también se endurecen las condiciones. Prusianos y rusos que habían
ocupado Francia se sustituyen por una fuerza permanente de toda la coalición durante 5 años con 130.000
hombres para velar por el cumplimiento de las condiciones de paz. Mientras en 1814 no se contemplan
indemnizaciones en 1815 Francia debe pagar a las potencias vencedoras y ello se garantizó con las tropas de
ocupación. Gracias al rápido pago las tropas se retiraron antes.
Mapa de Europa.
Los grandes beneficiados iban a ser el Imperio de los Romanov y el Imperio Austríaco bajo Metternich; ellos
serán los grandes vencedores y el nuevo mapa de Europa obedecerá a sus intereses. Y en el ámbito de
ultramar el Congreso de Viena subrayaba la supremacía inglesa que controlaba las rutas marítimas con su gran
flota y el predominio de sus criterios para evitar una gran potencia en Europa.
Las cuestiones fronterizas se trataron en las reuniones generales del Congreso y sólo hubo comisiones para las
cuestiones concretas como la que trata de la libre navegación del Rin.
Las áreas principales de discusión fueron las cuestiones de Europa central y oriental y el futuro de la península
italiana.
Europa central y oriental.
Futuro de los estados alemanes.
La mayor parte de los estadistas coinciden en el diagnóstico de lo que debía ser el equilibrio en los estados
alemanes. Lo que se defiende será disolver los planteamientos de la geopolítica francesa; si Richelieu creía
que lo mejor era la división de los estados alemanes, se planteó que, dentro de esa estrategia de contención a
Francia, lo más factible era mantener una Alemania dividida pero que tuviera una mayor entidad política con
más recursos para hacer frente a Francia. En esto hay una confrontación de intereses que resultará en la
creación de una Confederación Germánica.
Hay dos niveles de confrontación:
• Un nivel alemán: existía diferencia entre unos príncipes que sólo querían volver al poder; por otro lado,
algunos príncipes y estadistas querían restablecer la existencia del Sacro Imperio, previo a la Revolución
Francesa y a Napoleón.
• La actitud de las dos grandes potencias germánicas, Prusia y Austria. Por su importancia el resultado final
de los estados alemanes iba a depender del grado de entendimiento entre ellos. La postura de Prusia con
respecto al futuro de los estados alemanes era que Guillermo III era consciente de que es la potencia de
menor entidad por lo que sus aspiraciones son modestas: afirma que los prusianos se contentan si se
procediese a un reparto de áreas de influencia entre Prusia y Austria para poder ejercer su influencia sobre
los estados alemanes del norte. Frente a esto, la actitud de Austria deriva de una serie de consideraciones:
• El futuro de los estados alemanes debía pivotar según la contención a Francia.
• Austria deseaba a toda costa impedir el crecimiento del poder de Prusia para impedir la unificación en torno
a Prusia.
• Austria anhelaba preservar su influencia sobre los estados alemanes.
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Pero, cómo artucularla. De modo que la propuesta será la de 1813 de Stein: la creación de una confederación
germánica. Y hay que aproximarse a ella desde una doble perspectiva:
• Como sistema político: es una confederación, lo que implica que no hay un poder central fuerte. Se
compone de 39 estados por lo que es una reducción notable con respecto al pasado. Entre ellos estarían los
grandes estados del sur como Baviera, Sajonia, Baden y Wurttemberg, junto a ciudades libres como
Frankfurt (sede de la dieta), Lübeck, Bremen... La Dieta no es un Parlamento, es una cámara territorial
donde están representados los diferentes estados. Los representantes serán los embajadores que tendrán sólo
una función consultiva en torno al Presidente de la Dieta, que será el emperador de Austria, que es el punto
institucional que refleja la preponderancia del emperador austríaco sobre la Confederación.
• Dimensión geopolítica: en qué medida es un freno útil para la contención a Francia (y a Prusia). La
contención a Francia se articulará en torno al diseño de un cordón sanitario de doble línea establecido en la
frontera francesa e iniciado en el nuevo reino de los Países Bajos, la Confederación Suiza y el reino del
Piamonte (al que se suma Saboya); la segunda línea son los territorios de la zona de Renania, que se
incorpora a Prusia, junto al Sarre, y el territorio Lombardo−Bénetto bajo control directo de Austria. El
dibujo de la Confederación Germánica Mantendrá a los tres factores anteriores de la política de Austria (ver
mapa)
Sajonia y Polonia.
Uno de los determinantes a la hora de dibujar la paz era en qué medida los acuerdos de antes de la guerra
incidirían ahora. Esto es importante aquí porque en 1813 Prusia y Rusia firmaron el Tratado de Kalisch; en
virtud de esto Rusia reconocía a Prusia como gran potencia. Por debajo de eso había un reparto territorial que
concernía al futuro de Polonia y de Sajonia. La idea de Rusia era la de crear un Estado independiente polaco,
satélite del Imperio Ruso y, a cambio de ello, aceptaría que Prusia absorbiera todo el reino de Sajonia. No es
más que un capítulo más de la política de expansión rusa hacia el Pacífico y hacia Europa. En ese proceso ya
incorporó en 1809 Finlandia; en el sur ocupará Bessarabia después del tratado firmado en Bucarest con el
Imperio Otomano en 1812.
En el caso de Prusia se buscaba la incorporación de Sajonia y el reconocimiento como gran potencia. El rey de
Sajonia era un fiel aliado de Napoleón, y será el último que lo abandone, lo que hizo reflexionar sobre el
futuro del reino de Sajonia. Metternich se opuso a la incorporación de Sajonia a Prusia y también se negó a los
planes rusos, negociando con Castlereagh para hacer un frente común a Rusia y Prusia. Esto involucraba a
Francia. Tayllerand y Metternich acordarán que Francia se vincule a las potencias vencedoras por el temor al
establecimiento de un hegemonía rusa en el continente; se comprometen secretamente a entrar en guerra con
Rusia o Prusia si se llevaba a cabo lo firmado en Kalisch por lo que se renunció a ello.
El resultado final fue que Polonia seguiría siendo un territorio fragmentado entre las grandes potencias pero
retocado: Rusia extenderá 400 km. su frontera en occidente en Polonia. Prusia renunciaría a los territorios que
obtuvo en Polonia y Austria permanece con los territorios que ya tenía en dicha región. Osea , que el zar
obtuvo algunas concesiones pero sin la creación de un estado polaco. En cuanto a Sajonia quedará muy
mermada, al menos la mitad será incorporada directamente a Prusia.
Futuro de la Península Italiana.
Será discutido en los tratados de París. Los grandes perdedores serán los protonacionalistas italianos, y la
decisión de las grandes potencias será restablecer el antiguo orden en la península. Este criterio se establece
según algunos factores: contención a Francia, los principios del equilibrio de poder y las compensaciones
territoriales; y, por último, un criterio legitimista: restablecer a las antiguas dinastías. Estos tres elementos
determinaron el futuro de la península italiana.
En el norte habrá dos grandes beneficiados: el reino del Piamonte, al que se incorpora Saboya y la República
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de Génova; y el Imperio Austríaco, que estaba muy interesado en definir las fronteras del Piamonte porque
Victor Manuel ya quiso incorporar el Milanesado y el Benetto, que más toda la Lombardía quedará bajo el
control directo de Austria e incorporará a miembros de la dinastía Habsburgo en los ducados de Parma,
Toscana y Módena, la mitad del norte de Italia estará bajo férreo control austríaco.
Los Estados Pontificios se crearán y el Reino de las Dos Sicilias, que fue reclamado por un Habsburgo,
recaerá sobre un Borbón por la presión británica.
B 3) El Bases del Concierto Europeo. (o Sistema de Congresos).
Texto de la Santa Alianza.
Existe una vinculación política, religiosa y diplomática. Tiene un trasfondo ético, moral y religioso pero no se
especifican garantías ni métodos para realizarlos. Es sólo una declaración de intenciones y principios. Los
principios son elementos del antiguo régimen sobre los que se pretende establecer la paz; los parámetros son
el sustrato de civilización cristiana, que tiene un contenido político que es la interpretación teocrática; la
legitimación de los actores sociales del antiguo régimen es un precepto religioso.
La Santa Alianza es una iniciativa del zar Alejandro I, aunque el texto inicial no causó una buena impresión
en Prusia (y supongo que tampoco en Austria), pero implicaba la necesidad de contar con Rusia para
establecer la paz. Metternich es el que más influye en la modificación del texto original ruso: había que
llenarlo de contenido, pues era muy rimbombante pero sin esencia. Se habla de una fraternidad entre
soberanos y se alude a defender arterias como religión, paz y justicia.
El sustrato común, sobre todo austríaco, es la revolución y el nacionalismo propagado por Napoleón. El
nacionalismo es el peor enemigo de Austria debido a su composición plural.
La paz del discurso representa a los viejos poderes y no a los pueblos. Está más cerca del antiguo régimen que
de ser un salto adelante.
Gran Bretaña se mantiene al margen, aun siendo monarquía y estado cristiano, porque no es una monarquía
absoluta y además por el derecho de intervención que no comparte. La declaración busca un orden político y
social basado en el viejo orden y ello legitima cualquier intervención en cualquier estado donde los principios
liberales pongan en peligro el viejo orden. Así, Gran Bretaña es reticente a adquirir compromisos
internacionales que la impliquen a intervenir en asuntos lejanos a sus intereses; y también hay un rechazo de
la monarquía inglesa a cualquier tentativa de poder hegemónico en Europa (y la Santa Alianza puede
constituir un gobierno global que es percibido como amenaza). Sin embargo, Gran Bretaña sí interviene en la
Cuádruple Alianza porque lo que establece es un equilibrio pero no principios morales.
Texto de la Cuádruple Alianza.
Es un pacto de garantía que coincide con la segunda derrota de Napoleón. Se da una estructura diplomática
que sirva de cobertura para la firma de la segunda Paz de París. El elemento más novedoso se especifica en el
artículo 6º, cuando se dice que se celebrarán congresos en períodos fijados entre las potencias (es el punto de
partida de un sistema de seguridad colectiva). Pero también hay otros procedimientos para crear un sistema de
seguridad colectiva: la ocupación temporal de 130.000 soldados para evitar que surja algo como el Imperio de
los Cien Días de Napoleón y para asegurarse que se cumplan los acuerdos de la Paz de París: restablecer la
monarquía con una Carta Otorgada. Por otro lado también quieren asegurar la indemnización a los países
vencedores.
La actitud de Gran Bretaña fue la de firmar el acuerdo a pesar de haberse negado a firmar la Santa Alianza,
pretender asegurar el equilibrio en Europa y evitar que se den nuevas guerras.
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La Cuádruple Alianza genera un directorio europeo que evita una nueva hegemonía y con ello un nuevo
conflicto. Es un mecanismo de contrapesos. En la medida en que esto se pueda alterar (con una nueva
potencia) Gran Bretaña estará más cercana o lejana al Directorio (es decir, si se da una instrumentalización de
la Cuádruple Alianza para intervenir en el orden interno, será percibido como negativo por Gran Bretaña).
En marzo de 1813 se el Tratado de Chaumont entre Prusia, Austria, Rusia y Gran Bretaña, cuyo impulsor es
Castlereagh, planteándose la coordinación de las potencias para negociar la paz con Francia y establecer el
sistema posterior. Chaumont es anterior a la Cuádruple Alianza y el Sistema de Congresos.
Sistema de Congresos: el Congreso de Viena es un hito clave para el desarrollo del derecho de gentes
(derecho internacional). El Congreso de Viena es muy importante desde el plano de la evolución del derecho
de representación diplomática. Lo más determinante de las reformas desde el punto de vista jurídico es una
uniformación del desecho y jerarquía de los representantes diplomáticos.
Se establece la jerarquía en tres niveles:
• Embajadores (y al mismo nivel los nuncios papales). Con el nuncio también se dan los legados pontificios
(representantes del Papa pero sólo para cuestiones puntuales).
• Ministros plenipotenciarios. Funcionan similarmente a los embajadores pero en instancias de menor nivel
(no ocupan una embajada sino una legación, pero las funciones son similares).
• Encargados de negocios.
El lenguaje diplomático por excelencia es el francés.
Se establecen los cauces para elegir embajador a través de una encuesta a las autoridades del país para ver si el
enviado es admitido. Si es aceptado se inicia el proceso por el que se envía al nuevo embajador que no ocupa
el cargo hasta que se presenten las cartas credenciales que se da al ministro de asuntos exteriores del país (en
las cartas se plantean los objetivos del nuevo embajador). En España esto se hace en el Palacio de Santa Cruz,
o el de Oriente, el Real...
Se establecen normas jurídicas en cuanto a los derechos de los diplomáticos que estarán sujetos a la
extraterritorialidad, es decir, los miembros diplomáticos no está sometidos a las leyes de ese país, pero hay un
vínculo moral para que respeten las normas. Ello se entiende como inmunidad diplomática que afecta a la
persona y a la embajada (inviolabilidad, impago de impuestos...).
En el sistema de congresos se diferencian dos cuestiones: los fundamentos y la práctica del sistema.
Fundamentos.
El sistema de congresos es una manifestación del Concierto Europeo; John Lowe, en un libro considera que la
revisión de las memorias de Metternich, Castlereagh, Alejandro I... pueden dar a entender una impresión
inicial consistente en que los estadistas estaban más preocupados por resolver cuestiones concretas de la paz
que atañían a sus intereses, que en construir un nuevo orden identificado con una doctrina política
(restauración). Lowe acepta una definición de sistema de congresos muy amplia y vaga.
La aportación política más importante del Congreso de Viena (y de la política de congresos) es el concepto de
intervención (en un plano diplomático). En torno al principio de intervención, que ya aparecía en el tratado de
Chaumont y en la Cuádruple Alianza, y ratificado en Aquisgrán, Francia es readmitida en el club de las
potencias.
Ese principio de intervención tiene unos mecanismos que son cuatro:
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• Legitimidad.
• Actores (grandes potencias).
• Equilibrio (congresos).
• Intervención en concreto.
Legitimidad.
La legitimidad, que aparece reiteradamente en los textos de Metternich y Tayllerand, refleja que la revolución
francesa y Napoleón han supuesto que los antiguos soberanos de Europa han sido desplazados del poder. La
discusión de la paz deberá llevarse a cabo restableciendo en los tronos a los soberanos basándose en la
soberanía real y, según Tayllerand, por la historia (que sirve como justificación para el retorno de esas
dinastías). De hecho, los regímenes de Carta Otorgada posteriores a la derrota napoleónica, reconocen la
soberanía real (y no lo nacional que entiende como una usurpación del poder real).
Actores.
Las grandes potencias toman una actitud, en relación con ese principio de intervención y otras ideas
(contención a Francia), proclive al diálogo. No van a tener una postura aislacionista porque la falta de
entendimiento entre los estados anteriormente había terminado en la guerra como vía para resolver los
conflictos. El lugar para el diálogo iban a ser los congresos. Esa postura era defendida por los grandes
estadistas que acudieron a Viena.
Equilibrio (o práctica de congresos).
La reunión de los grandes estadistas no es nueva, lo que sí es, es el intento de sistematizarlo: será una pauta
habitual a partir del XIX. Esto contribuirá a ir generando un cierto sustrato de sociedad civil a nivel
internacional. Eso sí, siempre para defender los intereses de las grandes potencias. El objetivo es mantener la
paz, afianzando las resoluciones pacíficas de los conflictos, y después de Crimea, debido al deterioro de las
relaciones, intentará localizar los conflictos para evitar que degenerasen en una guerra europea.
Esta apuesta ya aparecía en algunos textos de París, Viena, de forma que en el Tratado de Choumont de 1814,
en el art. 5º, Castlereagh plantea que una vez comprobada la eficiencia del consenso, esas potencias
negociasen con Francia para restablecer la paz porque era necesario restablecer el diálogo entre las potencias
para construir una sólidas bases para el consenso. Esto sería reformulado en el art. 6º de la Cuádruple Alianza
que hace referencia a la conveniencia de que las potencias actúen de forma coordinada para buscar soluciones
pacíficas a las disputas. Castlereagh será la figura clave mientras que Metternich sería el gran administrados
de la herencia vienesa.
Intervencionismo.
Será el instrumento operativo de las grandes potencias para transmitir sus deseos. De modo que será la
práctica de los principios de la Santa Alianza. Es uno de los aspectos más conflictivos porque en la medida en
que la Santa Alianza y la Cuádruple Alianza responden a principios diferentes dan lugar a que la
instrumentalización genere conflictos entre las grandes potencias.
En principio, la mayor parte de las grandes potencias estaban a favor de un principio de intervención;
Castlereagh en un discurso en 1816 afirmaba que la intervención debe de estar perfectamente justificada pero
que un gobierno debe intervenir cuando la seguridad propia esté amenazada. O sea, que se puede intervenir
para salvaguardar la paz en Europa o los intereses ingleses.
Praxis.
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El sistema de congresos se refiere desde el 1815 (Viena) hasta el Congreso de Verona de 1822. Es el período
donde hay al menos cuatro congresos (Aquisgrán 1818, Troppau 1820, Laibach 1821 y Vernona 1822).
Obedecen a una inercia que al principio es la que da cierta cohesión a las grandes potencias que es la
posguerra napoleónica. En la medida en que hubiere consenso en ello ese sistema funcionará. En esa inercia
jugará un papel importante la permanencia de los estadistas (Alejandro I, Metternich y Castlereagh) por el
impulso que dieron al Congreso de Viena.
Aquisgrán (Aix−la−Chapelle) tenía el objetivo de discutir la nueva situación de Francia. Las potencias querían
compaginar la imposición de una dura paz pero con flexibilidad porque querían incorporar a Francia en las
nuevas responsabilidades internacionales. De eso se ocuparían aquí. Se dan cuenta de que Francia ha
recuperado la normalidad y se lleva a cabo este congreso donde se decide la evacuación de las tropas de la
coalición y permiten incorporar a Francia, pero se va a realizar a través del art. 6º de la Cuádruple Alianza,
una reafirmación de actuar conjuntamente en caso de agresión francesa.
El telón de fondo son las revoluciones universitarias de 1820−23, pero sobre todo los focos revolucionarios
del Mediterráneo en España (1 enero de 1820) con Riego y en la península italiana, donde aparecen
manifestaciones nacionalistas (de carácter cultural y económico) en dos focos principales: en 1820 una
revolución liberal y nacionalista en Nápoles y en 1821 otra liberal en Piamonte. Otro estallido que se dará en
1827 será el proceso de independencia griego, iniciando una revolución liberal y nacionalista que tiene éxito
por la actitud abstencionista de las grandes potencias, algo que no pasó en España ni Italia.
Todo esto dará lugar a que las grandes potencias pongan en marcha los mecanismos del sistema de congresos
para preservar el sistema político.
El conflicto de Nápoles dio lugar a que Metternich instase a sus colegas para que se reuniesen en un congreso
(octubre de 1820), por lo que el más interesado era él. Su tesis era la de una intervención modesta que
restableciese el orden y dé prestigio al sistema internacional. Acuden Prusia, Austria y Rusia mientras que
Francia y Gran Bretaña se mantienen al margen: Francia tenía intereses antagónicos a Austria y Gran Bretaña
incluso criticará la intervención. Pero el intento de Metternich de una intervención solamente austríaca
tropezará con el zar. De modo que no hubo compromiso en Troppau y se instó a un nuevo congreso en 1821
en Laibach: de nuevo las tres potencias dilucidan la forma de intervenir y se solventa así: se plantea una
intervención escalonada; primero el ejército austríaco en Piamonte y Nápoles y, en el caso de encontrar
dificultades, intervendría el zar. El resultado final es el resultado de los principios legitimistas.
La cuestión española será tratada en octubre de 1822 en Verona. En principio hay un debate entre posibles
soluciones. Rusia propuso el envío de fuerzas rusas pero tropezó con la negativa austríaca, que planteaba que
podía ser Francia quien interviniese directamente. Y en esa línea se trabajó. Sería la Santa Alianza la que
incitaría a Francia a intervenir. En principio hubo reticencias en Francia por temor a salir escaldados como
Napoleón pero la presencia de sectores ultrarealistas que deseaban restablecer el prestigio de Francia vieron
en ello una oportunidad. De modo que el gobierno de Francia, sobre todo el conde de Montrency, iniciará las
conversaciones. Al final Francia interviene, Luís XVIII rompe relaciones con España y luego se invadirá
península con 100.000 franceses y 38.000 españoles realistas y reinstaurarán la monarquía. Francia había
intervenido bajo la bandera de la Santa Alianza pero la declaración de guerra nunca hizo mención a ello, o sea
que no se especificó formalmente.
Pero el principio de intervención no se vio bien por todos: Gran Bretaña no lo apoyó, y también hubo
desavenencias entre los de la Santa Alianza, lo que puso de relieve las fisuras del sistema de congresos que era
muy inflexible.
La diplomacia británica va a dar un salto cuando desaparece en 1822 Castlereagh y se sustituye por Canning,
que será un político que defienda la política de aislacionismo. Ahora bien, la defensa del interés nacional
permite reinterpretar esto según las circunstancias (ver cuadro para todo esto) como la cuestión de la doctrina
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Monroe, la expansión rusa... que indica que Gran Bretaña se puede sumar a las fuerzas de otros países.
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