En la ciudad de General San Martín, a los 23 días del mes de septiembre de 2008, se reúnen en acuerdo ordinario los Sres. Jueces de la Cámara de Apelación en lo Contencioso Administrativo con asiento en San Martín, establecido el siguiente orden de votación de acuerdo al sorteo efectuado: Jorge Augusto Saulquin, Hugo Jorge Echarri y Ana María Bezzi, para dictar sentencia en la causa Nº 1316/08, caratulada “Coggiola, Pedro Domingo c/ Municipalidad de Tigre s/demanda contencioso administrativa”. ANTECEDENTES I. A fs. 272/274 el Juez de Primera Instancia en lo Contencioso Administrativo de San Isidro hizo lugar parcialmente a la demanda promovida contra la Municipalidad de Tigre, rechazando el pedido de indemnización de daños y perjuicios causados por la ruptura intempestiva del contrato; declaró la nulidad del decreto 1367/05; condenó a la accionada a abonar a la actora la suma de $ 19159 en concepto de salarios dejados de percibir desde la separación de su cargo (1 de junio de 2005) hasta la expiración del plazo (31 de diciembre de 2005); con más los intereses que se fijan desde la fecha de la mora (art. 622 del CC) hasta el efectivo pago conforme la tasa que paga el Banco de la Provincia de buenos Aires, en sus depósitos a plazo fijo a treinta días. Impuso las costas en el orden causado (art. 51 del CCA) y difirió la regulación de honorarios. Para así resolver, consideró -en lo sustancial- que de acuerdo a las constancias de la causa el actor había sido designada por el municipio demandado en calidad de personal temporario (fs. 92 del exp. Adm. 411222792/05) a los efectos de ejecutar la inspección de la Obra Construcción del Edificio HCD y que se lo fue designando sucesivamente como personal temporario hasta el final de la relación laboral en el año 2005. Entendió que había quedado suficientemente acreditado en autos que el demandante había sido designado por el municipio como “personal temporario“, integrando dicha planta de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 92 y ss. de la ley 11757. Por tal razón, señaló que la jurisprudencia dificultaba, independientemente de la posición reiterada en disidencia del Dr. Negri, tomar un criterio diferente al adoptado y reforzado caso a caso y año a año por la SCBA, quien ha señalado que puede afirmarse como regla general que el personal de planta temporaria participa de un status de excepción, no poseyendo más derechos que los previstos, en modo expreso o razonablemente implícito, en el régimen jurídico que regló su incorporación y desempeño en la relación de empleo. Afirmó que el punto de partida para determinar la naturaleza del vínculo habido entre las partes estaba dado por la modalidad de designación del actor y que, tanto del primer nombramiento como de todos los demás que se fueron sucediendo ininterrumpidamente, se desprende que el accionante fue nombrado con carácter de personal temporario. En cuanto a la alegada violación del principio de estabilidad consagrado en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional, subrayó que el Máximo Tribunal provincial dejó en claro que dicho derecho no era de carácter absoluto, sino que establecía un principio general sujeto a una razonable reglamentación, como lo desempeña en el caso la ley 11757. Precisó que dicho precepto legal clasifica en dos grupos claramente diferenciados el personal comprendido en el estatuto del empleado municipal, a saber: 1) planta permanente (art. 13 y ss.) y 2) planta 1 temporaria (art. 92 y ss.), atribuyendo el derecho a la estabilidad sólo para el personal de planta permanente. Explicó que no era aplicable al personal de planta temporaria lo dispuesto por el Estatuto en relación a la adquisición automática del derecho a la estabilidad en el cargo una vez vencido el período de prueba sin que exista oposición a su permanencia, pues aquel personal si bien goza de determinados derechos no goza del derecho a la estabilidad. En ese orden, afirmó que en cada caso, trátese de personal contratado, mensualizado e incluso destajista, se prevén los servicios o tareas a que se destinan tales agentes, como el término, la retribución y la partida presupuestaria a la cual se imputarán los gastos omitiéndose inequívocamente al establecer sus derechos, el de estabilidad. Expresó que el actor, en el marco establecido por su condición jurídica de agente de planta temporaria, no ha podido consolidar una relación de empleo estable ni aspirar a ejercer un derecho a ella por transformación de la preexistente situación que reviste. Asimismo, consideró que tampoco podía hacerse lugar al planteo efectuado por la actora con relación a la índole de las tareas realizadas, propias de los agentes de planta permanente, en la medida en que las características de las funciones para las cuales fue designado y la circunstancia de que aquéllas puedan efectuarse con personal permanente, no habilitan a tener por modificada la situación del agente, toda vez que es el acto de designación el que imprime el régimen jurídico aplicable a la relación de empleo. Así, dijo que revistiendo el actor el carácter de personal temporario tanto en el decreto de designación como en las sucesivas designaciones, no cabe encuadrar su situación como si fuera empleado de planta permanente. En ese orden, rechazó la demanda en relación al pedido de indemnización por los daños y perjuicios causados por la ruptura intempestiva del contrato conforme lo normado por la ley 11757, sin perjuicio del reconocimiento de los salarios dejados de percibir por el actor desde el momento de su desvinculación hasta la conclusión del plazo de la designación dispuesta por mediante decreto 609/95. Consideró procedente el planteo de nulidad del decreto 1367/05 del 28/5/05 efectuado con fundamento en la falta de motivación suficiente. Destacó que el Estatuto del Empleado Municipal establece que el personal temporario podrá ser dado de baja cuando razones de servicio así lo aconsejen y que cualquiera fuere el motivo de la baja, ésta deberá decidirse por acto expreso, fundado y emanado de la autoridad de aplicación (arts. 101 y 102) y citó lo dispuesto por el art. 108 de la Ord. Gral. 26/80. Subrayó que sin perjuicio de que en autos no constaban elementos que permitiesen afirmar los motivos en los que se fundamentó el decreto impugnado, la normativa aplicable faculta a dar de baja al personal temporario por las razones antes mencionadas, pero también prevé que cualquiera que fuere la causa de la baja ésta deberá decidirse por acto debidamente fundado. Sobre el punto afirmó que el acto administrativo impugnado en autos carece de motivación legítima y suficiente pues no satisface los recaudos que sobre el particular exige el ordenamiento legal, tornándose entonces evidente que adolece de vicios patentes y manifiestos razón por la que, a su 2 criterio merece favorable acogida la pretensión impetrada por el actor en tal sentido. En esas condiciones, consideró que se verificaba una “interruptio ante tempus” y en virtud de resultar nulo el acto que dispuso dejar sin efecto la designación, hizo lugar parcialmente a la pretensión condenando a la demandada a abonar al actor la suma de $ 19159 (conf. Dictamen pericial) en concepto de salarios caídos dejados de percibir desde la separación de su cargo (1 de junio de 2005) hasta la expiración del plazo (31 de diciembre de 2005) de la designación dispuesta mediante decreto 609/05, con más los intereses que deberán efectuarse desde el vencimiento de cada obligación. II. Contra esa decisión, ambas partes interpusieron sendos recursos. III. La Municipalidad de Tigre expresa los siguientes agravios (conf. Fs. 333/338): 1. Nulidad del decreto 1367/05: Objeta lo decidido por el Sr. Magistrado al respecto. Explica a la administración le basta para dar de baja a los empleados de la planta temporaria la sola invocación de que lo hace por razones de servicio, refiriendo que la SCBA ha sostenido que las razones de servicio constituyen en sí mismas suficiente fundamentación. Manifiesta que al no ser necesarios los servicios que prestaba el actor para el municipio, hizo uso de la facultad que la le otorga disolviendo el vínculo por las razones de servicio expuestas. En tal sentido, destaca que los actos administrativos gozan de presunción de legitimidad y que el Municipio cuenta con la facultad de apreciar la oportunidad, mérito o conveniencia de sus actos discrecionales de gobierno, por lo cual puede analizar la situación de revista de cada empleado de planta temporaria, en uso de las facultades antes dichas y decidir sobre la continuación de los integrantes de dicha planta dadas las razones de servicio que las motiven. Dijo que a la luz de los actuales precedentes de la SCBA y la CSJN, requerir mayor fundamento o motivación a los decretos impugnados es inconducente, habida cuenta la situación de revista precaria de los empleados contratados, y las facultades amplias que otorga la normativa a los municipios. Considera que el personal temporario ha sido dado de baja por acto expreso, circunstancia que se encuentra satisfecha, a su juicio, con el decreto aludido. Niega haber dictado un acto nulo, carente de motivación y fundamentación que fue dictado por las razones de servicio que autoriza el art. 101 de la ley 11757 y en uso de las facultades discrecionales de las que cuenta la administración para el dictado de sus actos de gobierno y las que no pueden ser revisadas judicialmente. En definitiva, solicita que se modifique la sentencia apelada, rechazando la pretensión anulatoria esgrimida. 2. Salarios Caídos: Atento lo expuesto en el acápite anterior, considera que al no resultar nulo el Decreto 1367/05, resulta irrazonable la liquidación efectuada por el a quo en cuanto a los salarios que el actor no percibió desde que la administración dejó sin efecto su designación como personal temporario mensualizado hasta la fecha en que originariamente hubiera vencido su contrato temporal que lo unía a su mandante. 3 Refiere en cuanto a la “interruptio ante tempus” esgrimida por la actora y cuyos argumentos hace suyo el juez de grado, que el a quo establece en forma encubierta un tipo de indemnización, en el caso, dada por los salarios caídos, que no está contemplada en la propia ley 11757. Señala que al regular sobre las indemnizaciones susceptibles de ser reclamadas y/o percibidas por los agentes temporarios mensualizados, la norma encartada determina en el art. 98 inc. 4 (reparación por enfermedad del trabajo y/o accidente sufrido por el hecho o en ocasión del servicio). Critica la decisión pues considera que el sentenciante ha legislado y le ha impuesto a la administración municipal una obligación que no surge de la propia norma regulatoria. Más aún cuando ésta prevé que por razones de servicio pueda darse de baja a determinado agente y no establece las consecuencias. IV. El actor, por su parte, objeta la decisión en tanto rechaza su petición de indemnización de los daños causados por la ruptura unilateral de la relación de empleo y en cuanto a partir del acogimiento favorable de sus otras pretensiones. En ese marco, expresa los siguientes agravios: 1. Nulidad del decreto 1367/05 Afirma que si bien el magistrado de grado ha acertado en la declaración de tal nulidad y que desde una primera apreciación se imponía que consintiese esa parcela de la sentencia, afirma que teniendo en cuenta que se considera errónea la decisión en cuanto desestimó el reconocimiento de su condición de empleado de planta permanente y con estabilidad propia, la sentencia no se ajusta a derecho ni a la realidad del expediente y con relación a su parte se transforma en algo así como una victoria “pírrica”. En ese orden, entiende que si el acto anulado no sólo carece de ejecutividad y de ejecutoriedad, sino que hasta puede considerarse inexistente y si, la nulidad declarada vuelve las cosas al mismo estado en que estaban antes del dictado del acto, lo que correspondía en la especie era que así se lo hubiese declarado expresamente y a partir de ello, hacer lugar a su pretensión de reincorporación en la calidad de empleado de la planta permanente de la comuna accionada. Afirma que el Sr. Juez de grado, ha hecho su particular interpretación de las normas, cimentando la evaluación de los hechos y del derecho en la doctrina de la SCBA, la cual –dice- en la actualidad no es coincidente con la que al respecto sostiene la CSJN, y sobre esa base ha entendido que lo unía tan solo una relación contractual a plazo fijo la que, iniciada como tal, se fue extendiendo en el tiempo a lo largo de sucesivas prórrogas que, a su juicio, no han alcanzado para variar la situación del actor. Como consecuencia de tal interpretación, el a quo ha considerado que, decretada que fue la nulidad del decreto en examen, la reincorporación que pidiera al demandar no tenía andamiento posible habida cuenta de haber entendido su situación como la de un empleado de planta temporaria y con un contrato a plazo fijo y/o por tiempo determinado, razón por la cual, llegado el día de expiración de tal plazo, se acababa su relación con la accionada. En tal sentido, señala que a su juicio las sucesivas contrataciones sin solución de continuidad no han hecho otra cosa que 4 disfrazar fraudulentamente una típica relación de empleo público y permanente. En definitiva, se agravia de que ante la declarada nulidad del decreto, no se lo reincorporó como personal estable, con más el pago de los salarios caídos durante el lapso de exclusión, 2. Pago de salarios del plazo contractual faltante Afirma que si bien desde una primera apreciación podría colegirse que en este punto la sentencia recoge “ad integrum et in totum” aquello que fue materia de pedimento al demandar, un análisis más profundo –dice- pone de relieve que ello no es así y que la suma dineraria que el sentenciante determina como compensadora de los daños a expensas de la interrupción “ante tempus” es exigua y no se adecua a los parámetros numéricos y aritméticos vertidos en el informe pericial contable que el magistrado utiliza para dimensionar la cuantía de la indemnización. Objeta que el juez sólo haya ponderado los salarios dejados de percibir, sin tener en consideración que a los mismos debe adicionársele la parte proporcional de las vacaciones no gozadas cuanto el aguinaldo no percibido. Refiere que al demandar dijo que la Municipalidad de Tigre le adeudaba como daño emergente por la ruptura anticipada del contrato, la suma de $21369 y/o lo que en más o en menos resulte de la prueba. Manifiesta que la perito sostiene que, además de tales sumas correspondía que le fuese abonada en concepto de SAC la suma de $ 1479,92 y las vacaciones proporcionales por 21 días en $ 2131,08, concluyendo en un total de $ 21.730. Solicita que se revoque en esta parcela la sentencia, condenando a la comuna a abonarle la suma de $ 21.730. 3. Relación de empleo y la cuestión de la estabilidad Critica la decisión en orden al rechazo de su pretensión de ser considerado personal de planta permanente y con la estabilidad propia de un empleado público, según lo establece el art. 14 bis de la Constitución Nacional, y afirma que como consecuencia de la permanente y continua renovación de los contratos temporales –todos ellos en fraude a la ley- con los cuales queda encubierta –a su juicio- una relación estable de empleo público. Afirma que el juez ha sustentado su sentencia en la doctrina del Máximo Tribunal Provincial y no ha tenido en consideración que tales posturas jurisprudenciales no se compadecen con la actual tesitura que al respecto adopta la Corte Suprema de Justicia de la Nación, reservando la vía del art. 14 de la ley 48 para su eventualidad. Expresa que el Tribunal Federal (caso “Madorrán”) ha considerado que al incorporar el texto constitucional el instituto de la garantía de la estabilidad del empleado público (art. 14 bis), el constituyente tuvo en miras que tal instituto tendía a eliminar una práctica en la administración pública que merecía su reprobación. Abunda en citas del caso y concluye en que, aun encubierta con el disfraz de contrato, lo ha unido con la accionada una relación de empleo público estable y permanente. Así, critica la decisión en tanto no reconoció su calidad de agente permanente y ordenó la reincorporación a los cuadros de la comuna. 4. Indemnización de los daños que fuera denegada Rechaza la sentencia en tanto, más allá de haberle reconocido el pago de los salarios del plazo faltante ante la ruptura contractual, 5 desestimó la indemnización por los daños y perjuicios causados por la pérdida de su trabajo como consecuencia de su desvinculación forzada de la comuna, ocurrida como consecuencia de un acto expulsorio que siendo nulo, así fue declarado en autos. En tal sentido, refirió que solicitó que se le abonara en concepto de indemnización una igual a la prevista por el art. 245 de la ley de contrato de trabajo. Considera que no sólo se aparta de la nueva concepción doctrinaria de la CSJN –“Madorrán”-, sino que a su juicio contraviene lo que puede considerarse como una nueva y señera postura de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo (causa “Bertachini, Cora y otros c. Ministerio de Desarrollo Social y Medio Ambiente s. Despido” del 1/5/2005). V. A fs. 358/364 la actora contesta el traslado del recurso impetrado por la demandada, que en apretada síntesis refuta con fundamento en que: a) nulidad del decreto de cese: no ha existido en el decreto ninguna mención a ninguna supuesta razón de servicio y que se ha probado en autos que no ha existido la supuesta solicitud de la Secretaría de Obras Públicas que se menciona en el visto del decreto en cuestión; b) salarios caídos: desde su perspectiva, la cuestión no cambia para nada sea el decreto 1367/05 nulo o no, ya que el magistrado de grado condena a la Comuna a que le abone todos los salarios pertinentes al plazo contractual faltante, ante su decisión unilateral de acabar con la relación que los unía. Refiere que se estableció entre las partes un contrato por el lapso de doce meses, el cual quedó perfeccionado conforme a lo establecido en los arts. 1144, 1145, 1146 y ss. y cc. del Código Civil. Entiende que el juez al condenar a la Municipalidad al pago de todos los salarios que le adeudan como consecuencia de la ruptura anticipada de su relación contractual, no ha hecho otra cosa que aplicar al entuerto las normas rectoras de los arts. 16, 1137, 1144, 1145 1146, 1197, 1198 y cc. del CC., así como otras normas de iguales características, como el art. 95 de la LCT. VI. Por su parte, la Municipalidad de Tigre hace lo propio a fs. 366/370, solicitando el rechazo del recurso de la contraria, argumentando que: a) con relación al primer agravio, debe desestimarse por no constituir una crítica concreta y razonada (art. 320, C.P.C.C.); b) respecto del segundo agravio, en lo sustancial, rechazando la procedencia de la indemnización, señala que si bien los montos sentenciados se limitan a los salarios no percibidos, la naturaleza de los mismos responden a un parámetro indemnizatorio, el cual, no necesariamente debe respetar tal cuantificación, al menos de manera obligada. Sobre todo, explica, tomando en cuenta que durante todo este período el actor no perdió su capacidad laborativa, con cita en un reciente fallo de la SCBA (B. 55077). Entiende que la actora no ha probado ni siquiera ha intentado demostrar el supuesto daño emergente, pero a pesar de ello, procedió a reclamar los salarios hasta la finalización de la designación, omitiendo probar, al menos, que se mantuvo desempleado hasta la fecha antedicha, en flagrante contradicción a los lineamientos sostenidos por nuestra Corte. En ese orden, la Comuna sostiene que no sólo debe rechazarse el agravio, sino que la indemnización fijada resulta ilegítima e improcedente, por no tener basamento legal que así lo determine, para el personal temporario; c) respecto al tercer agravio, expresa –con cita de la causa I 1664 del 27/10/98- que la SCBA entiende que la doctrina de la obligatoriedad de la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación no tiene sustento expreso ni implícito en nuestro ordenamiento (art. 6 31, CN) y que el art. 100 limita la competencia de la CSJN a las particulares causas en que intervenga. Amén de ello, expresa que la pretensión de reincorporación como personal de planta permanente ha sido articulada como subsidiaria y para el hipotético caso que se entendiese que tanto las pretensiones como las peticiones indemnizatorias no pueden tener acogimiento. Así, refiere que el juez, hizo lugar a la demanda en forma parcial y que pretender ahora hacer valer una pretensión subsidiaria resulta improcedente; d) respecto al cuarto agravio: rechaza la crítica señalando que no resulta aplicable en forma obligatoria la doctrina de la CSJN ni la del fuero laboral. Además, que no resultan de aplicación al empleo público las normas de la ley de Contrato de Trabajo. Respecto a la cuestión indemnizatoria, expresa que la ley 20744 excluye expresamente de su ámbito de aplicación a los empleados públicos, por lo que su invocación resulta improcedente en el caso y toda vez que no se ha comprendido al actor en un convenio de trabajo (art. 2 inc. b, LCT). Finalmente, sobre la pretensión de reparación integral de los supuestos daños, tampoco le asiste razón a la actora, no sólo basándose en la ley laboral inaplicable, sino porque no justifica el acaecimiento de los menoscabos denunciados. VII. A fs. 371 se dispuso la elevación de los autos a esta alzada y a fs. 378/379 y vta. se declararon admisibles los recursos articulados y en consecuencia, se llamaron los autos para sentencia, resolución que se encuentra consentida. VIII. Efectuado el sorteo, se dispuso el siguiente orden de estudio y votación: Saulquin - Echarri - Bezzi y se estableció la siguiente cuestión a resolver: ¿Se ajusta a derecho la sentencia apelada? A la cuestión planteada, el Sr. Juez Jorge Augusto Saulquin dijo: I. Reseñados los antecedentes de la causa, destacaré a continuación las constancias que considero más relevantes del expediente administrativo: a) con fecha 21/5/97 por decreto 686/97 el Intendente Municipal de Tigre designó como personal temporario mensualizado al actor desde el 10 de marzo de 1997 hasta el 30 de junio de 1997 para ejecutar la inspección de Obra de Construcción Edificio HCD, por no contar la Secretaría de Obras Públicas con personal disponible en planta permanente para hacer frente a los trabajos aludidos, con imputación a la partida correspondiente a “Personal Temporario Mensualizado” del Presupuesto de Gastos, en el marco del capítulo II de la ley 11757 (fs. 92); b) con fecha 7/8/1997, por decreto 1185/97 fue designado el actor, en similares términos y condiciones y por semejantes fundamentos desde el 1º de julio de 1997 hasta el 31 de diciembre de 1997; c) con fecha 3/4/1998, por decreto 412 se designó al accionante desde el 1º de enero de 1998 hasta el 31 de diciembre de 1998 para ejecutar la inspección de la Obra de Construcción Escuela nº 34 y Remodelación Avenida Santa María (Rincón de Milberg), contempladas en el plan de obras para ese ejercicio financiero, en similares condiciones y por semejantes fundamentos; d) con fecha 10/3/1999 por decreto 319 el demandante fue designado personal temporario desde el 1º de enero de 1999 hasta el 30 de junio de 1999 para ejecutar la inspección de la Obra de Remodelación Paseo Victorica- Construcción centro de Salud en Las Tunas, por similares motivos 7 –falta de personal disponible en planta permanente para hacer frente a los trabajos aludidos- y en similares condiciones; e) que esta situación se prolonga ininterrumpidamente desde el 1/7/99 con el dictado de los decretos nros. 1379/99, 470/00, 492/01 hasta el 3/12/2001. f) Mediante decreto 1728/01 con fecha 3/12/2001 se dio de baja a partir del 1º de diciembre de 2001, por imperio de las leyes 12727 y 12774 y Ordenanzas 2378/01 y 2404/01 la “contratación” efectuada mediante –entre otros- decreto 492/01; g) con fecha 27/12/2001, mediante decreto 1921 se dio de alta al actor como personal temporario mensualizado desde el 1/12/01 hasta el 31/12/02, en el marco de la ley 11757, capítulo II. Esta situación se prolonga en el tiempo, mediante los decretos 208/03, 148/04 y 609/05 (mediante este último decreto se designó al actor en idénticos términos y condiciones desde el 1/1/2005 hasta el 31/12/2005) hasta el 26/5/2005. En esta última fecha se dictó el Decreto Nº 1367 que dejó sin efecto a partir del 1º de junio de 2005 la designación de personal temporario mensualizada otorgada por el último decreto individualizado y de acuerdo a la solicitud en tal sentido efectuada por la Secretaría de Obras Públicas y Servicios Municipales. h) El actor fue notificado con fecha 27/5/2005 por telegrama de que había quedado sin efecto la designación como personal temporario mensualizado (conf. fs. 61); quien rechazó la misiva por considerarla falaz e improcedente, quien alegó que no se encontraba encuadrado en el marco del art. 92 de la ley 11757, sino por el contrario, como agente de planta permanente, bajo apercibimiento de considerarse injuriado y despedido en caso de no aclarársele la situación laboral. Tras ello, un nuevo intercambio epistolar, culminó con la intimación del Arq. Coggiola para que –en lo que aquí interesa- se le hiciese efectivo el pago de los rubros indemnizatorios (Conf.fs. 57/59). II. En primer lugar, por una cuestión de orden metodológico, habré de abordar los agravios de la actora, con relación a la naturaleza de la relación de empleo que lo unía con la Municipalidad demandada (ap. IV, punto 3 de los antecedentes). Cabe referir que esta Cámara, se ha expedido reiteradamente con relación a este tópico (conf. causas 664/06, “Rabello, Fernando Adrian c/ Municipalidad de San Fernando s/ despido”, sent. del 19/9/06, 823/2006, “Zapata, Marta Cecilia c/ Municipalidad de San Fernando s/ despido” del 15/2/2007, causa Nº 818 "Leoni, Marcela Haydée c/ Municipalidad de Vicente López s/ cobro de salarios – indemnización; causa Nº 981/07, “Loustaunau Francisco Juan c/ Municipalidad de Tigre s/demanda contencioso administrativa” del 2/10/2007). III. En esa inteligencia, ha de tenerse presente que la ley 11.757 – como subrayó el a quo- regula el derecho a la estabilidad. Y, en ese marco, la norma clasifica en dos grupos claramente diferenciados al personal en ellos comprendido –permanente y temporario- determinando en cada caso, tanto los derechos que le asisten, como las condiciones y modalidades de ingreso. Sentado lo expuesto, cabe recordar que la parte actora entiende que la modalidad de designación ha sido fraudulenta. He de señalar al respecto que su pretensión en tal sentido no puede ser receptada. 8 En efecto, la S.C.B.A. en la causa “Iori, Mirta Leonor c/ Municipalidad de Avellaneda s/ demanda contencioso administrativa” (B 57.741 del 18/II/04), en que la actora reputaba de arbitraria la calificación estatutaria dispuesta por la Administración (conf. considerando VIII), el Dr. Soria –por la mayoría- dijo: “En el marco establecido por su condición jurídica de agente de planta temporaria, la actora no ha podido consolidar una relación de empleo estable ni aspirar a ejercer un derecho a ella por transformación de la preexistente situación de revista. Por tal razón, deviene impropio contar el tiempo de servicios que ha prestado bajo tal régimen, a los fines de pretender modificar la naturaleza de su situación estatutaria… El argumento de la reclamante relativo a su desconocimiento sobre la condición de agente temporaria en que había sido designada resulta inconsistente, en tanto a lo largo de su relación con el municipio accionado y en las sucesivas tomas de posesión de los cargos, jamás efectuó reserva alguna”. Cabe recordar que: “el art. 7º de la ley 11757 requiere un acto de designación expreso para desempeñar un cargo de planta permanente (…) previo cumplimiento de los requisitos de admisibilidad y luego del procedimiento establecido al efecto (arts. 4 y 5 norma citada), amén de condicionar el dictado de dicho acto a la existencia de la vacante correspondiente” (S.C.B.A., causa B 57.365, “Martínez, María Isabel c/ Municipalidad de Olavaria s/ demanda contencioso administrativa” del 7/VI/2000, voto en mayoría Dr. Hitters), circunstancias éstas que conducen al rechazo del agravio en tratamiento. En ese orden, se ha precisado también que “no es aplicable al personal de planta temporaria lo dispuesto por el Estatuto para el Personal de las Municipalidades con relación a la adquisición automática del derecho a la estabilidad en el cargo una vez vencido el período de prueba sin que exista oposición a su permanencia en el plantel municipal, pues aquel personal si bien goza de determinados derechos que lo equiparan al personal de planta permanente, no goza del derecho a la estabilidad (B 56457 “Hermosilla”, sent. Del 2/VIII/2000)” (S.C.B.A., B 60.405, “Ludueña de Andrade“, sent. 22-III-2006). Por lo demás, cabe señalar que “Las características de las funciones para las cuales fue designada, y la circunstancia de que las mismas puedan efectuarse con personal permanente, no habilitan a tener por modificada la situación de revista del agente, toda vez que, como ya se apuntó, es el acto de designación el que imprime el régimen jurídico aplicable a la relación” (cfr. S.C.B.A., doctrina causa B. 57741, “Iori“, S. 18-II-2004, entre otras, citado por esta Cámara en las causas “Rabello” y “Zapata” antes individualizadas). En ese orden, la Suprema Corte de esta Provincia también ha sostenido que: “la solución normativa no ofrece duda, pues, resultando ajustado a ella el criterio mayoritario del Tribunal (...) acerca de que el personal de planta temporaria –agentes mensualizados, jornalizados, reemplazantes y contratados- se halla incorporado a un régimen de excepción, no poseyendo más estabilidad en el empleo que la que surge del acto de designación“ (cfr. S.C.B.A., doct. mayoritaria causa “Iori“, sent. del 18-II-2004, “Ludueña de Andrade“, sent. 22-III-2006, entre otras, fallos citados en la causa “Rabello”, “Zapata” y “Leoni” –entre otros- de esta Cámara). IV. Específicamente y en orden a la aplicación en autos de la doctrina que emana del reciente pronunciamiento de la Corte Suprema de Justicia de 9 la Nación dictado el 3/5/2007) en la causa “Madorrán, Marta Cristina c/ Administración Nacional de Aduanas s/ reincorporación”, he de señalar que la cuestión debe ser examinada a la luz del principio de obligatoriedad de la doctrina legal de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires cuando se trata de supuestos análogos por su naturaleza y circunstancias. En tal sentido, como ya ha dicho esta alzada, corresponde “…tener presente la obligatoriedad de los fallos del Superior para los de grado inferior, que impide apartarse de la doctrina sentada en los casos análogos por su naturaleza y circunstancias (S.C.B.A. en “Ac. y Sent.“, 1959-IV-169), en tanto, la “doctrina legal”, en el sentido del art. 279 del Código Procesal Civil y Comercial es la que emana de los fallos de la Suprema Corte Provincial, no siendo necesario que la misma sea producto de la reiteración de fallos, ni derivada de un pronunciamiento sin disidencias (cfr. S.C.B.A., Ac. 39440, S. 27-II-1990).” (conf. esta Cámara en la causa “Rabello” y “Zapata”, entre otras). En esas condiciones, cabe referir que los fundamentos fácticos y jurídicos tenidos en cuenta para resolver esta causa no difieren en lo sustancial de aquellos tenidos en consideración por el Supremo Tribunal Provincial al decidir en la causa B 57.741 “Iori, Mirta Leonor c/ Municipalidad de Avellaneda s/ demanda contencioso administrativa” del 18/II/04 (conf. causa “Zapata”). En tal precedente, en el que se rechazó la demanda, el Dr. Soria –por la mayoría- dijo: “La actora señala en su escrito de inicio… que ingresó a trabajar en la Municipalidad de Avellaneda en mayo de 1986 como personal mensualizado de conformidad con lo establecido por el art. 96 de la Ordenanza 7412/1984. Expresa que a pesar de la calificación estatutaria dispuesta por la Administración, la que reputa de arbitraria, la realidad en que desarrolló su prestación de tareas, evidenció que su labor no fue temporaria, sino la propia del personal permanente”. En tal contexto de hecho y derecho, la S.C.B.A. desestimó la pretensión, por diversos argumentos que no corresponde obviar, especialmente, pues dicho planteo resulta análogo al articulado por el accionante en el caso de autos. En tales términos, y sin perjuicio del indudable valor moral que proyectan los fallos que emanan de la Excma. Corte Suprema de Justicia de la Nación, en la medida en que la recurrente no ha aportado elementos de hecho diversos a los ya meritados por la Suprema Corte de Justicia Provincial al resolver en causas análogas, no corresponde a los jueces y tribunales inferiores soslayar la doctrina legal sentada por el Máximo Tribunal local, so pena de incurrir en violación de aquella (conf. art. 279, C.P.C.C., S.C.B.A., Ac. 2845 “Edelmann, Juan c/ Antonio Canovas y Hnos S.R.L. s/ desalojo”, del 17/XI/1959, Ac. 39440 “Ayala de Barbero, Dora c/ Galende, Oscar s/ daños y perjuicios” del 27/II/90). Por lo demás, se advierte que el Máximo Tribunal Provincial se ha pronunciado concretamente sobre el punto en examen con posterioridad al mencionado fallo de la Corte Federal, sin haber modificado su doctrina mayoritaria en este aspecto (conf. SCBA, causas B. 51551 “Portillo, José Alberto c. Municipalidad de Moreno. Demanda contencioso administrativa” 10 del 19/9/2007 y B 56953 “Ventura, Aída Ema c. Municipalidad de Avellaneda. Demanda contencioso administrativa” del 29/12/2007). V. A partir de todo lo expuesto en las consideraciones que anteceden, cabe precisar que no se ha alegado en el caso –y menos aún demostradoque se hubiese dado cumplimiento con los requisitos necesarios para el ingreso del agente a planta permanente (conf. art. 4, ley 11757). Por el contrario, se encuentra reconocido por el propio actor que ingresó a la comuna mediante un “contrato del tipo reservado al personal temporario mensualizado” (conf. fs. 34). Dicho reconocimiento, por otra parte, implica que no solo conocía que su relación tenía un término previamente fijado, sino que no ingresaba cumpliendo los requisitos que el ordenamiento positivo exige para el personal de la planta permanente, y que por ende no integraba aquel universo de empleados públicos municipales (conf. esta Cámara, en la causa Nº 981/07, “Loustaunau Francisco Juan c/ Municipalidad de Tigre s/demanda contencioso administrativa” del 2/10/2007). VI. En atención a lo expuesto precedentemente, corresponde –como hizo el juez de grado- dejar establecido que la situación de revista del actor se encuadraba dentro del marco jurídico del personal temporario. En efecto, en la especie, ha quedado suficientemente acreditado, a través de los sucesivos decretos de designación -en los que se tuvo en consideración la falta de personal disponible en planta permanente en la Secretaría de Obras Públicas y Servicios Municipales para realizar las tareas que allí se mencionaron-, que la relación de empleo público se desarrolló en el ámbito de la planta temporaria mensualizada (Conf. decretos citados en el ap. I del presente voto). En tales condiciones, más allá de la índole de las tareas que desempeñara el actor, forzoso es concluir en que prevalece, en el caso, la modalidad en que fue designado, no pudiendo el mero transcurso del tiempo trastocar por sí la situación de revista de quien ha ingresado como empleado transitorio y no ha sido transferido a otra categoría por acto expreso de la Administración (conf. SCBA, B 57107 S 2-5-2007, causa “Taglia, Rosana Patricia c/ Municipalidad de Avellaneda s/ Demanda contencioso administrativa”). Y, más allá de haberse declarado su nulidad en la instancia de grado aspecto sobre el cual ingresaré más adelante en tanto también resulta materia de recurso-, la descripta era la situación de revista del Sr. Coggiola al momento del dictado del decreto mediante el cual se dejó sin efecto la designación de personal temporario mensualizado. En otras palabras, el actor revistaba como personal temporario mensualizado, en los términos de lo previsto en el capítulo II de la ley 11.757, esto es sin estabilidad. Cabe precisar además que, a pesar de lo dicho por la actora, la relación entre las partes se asentaba en el marco de lo dispuesto por el art. 92 de la ley de empleo público municipal (correspondiente al personal temporario mensualizado) y que no se trataba de un contrato de locación de servicios (nótese que el art. 95 de la citada ley fue observado por el decreto de promulgación 61/96). VII. Por otra parte, y tal lo ya señalado, no solo no se alegó que la autoridad administrativa hubiese designado al actor expresamente en la 11 planta permanente sino que se ha reconocido expresamente el ingreso como “contratado” al plantel de empleados municipales. En esas condiciones, es dable concluir en que no procede en el caso la pretensión de ampararse en la garantía de estabilidad estatutaria propia de una designación ordinaria y común (cfr. S.C.B.A., “Ludueña de Andrade“, sent. 22-III-2006, esta Cámara en las causas “Zapata” y “Leoni”). VIII. Por todo lo hasta aquí expuesto, corresponde desestimar el agravio de la actora dirigido a encuadrar la relación de empleo en una de planta permanente. IX. Sentado ello, habré de examinar la critica de la actora en orden al rechazo por el a quo de la pretendida reparación pecuniaria por la ruptura intempestiva de la relación de empleo. Al efecto, resulta conveniente señalar que la comuna se encuentra autorizada a dar de baja al personal temporario en los términos del art. 101 de la ley 11.757. Cabe puntualizar que –como acertadamente refiere la Municipalidad- no estamos en presencia de un contrato de trabajo regido por el derecho privado sino en materia de empleo público, es decir una situación totalmente regulada por el derecho público y sus principios, por lo que mal pueden trasladarse automáticamente principios o categorías jurídicas propias del ámbito laboral a esta parcela del derecho, resultando inaplicable la ley 20.744 y sus modificatorias -art. 2 inc. 'a' de la L.C.T.- (conf. esta Cámara, en la causa “Loustanau” y criterio SCBA, en la causa B 60193 “Di Fiori, Enrique Rolan c. Provincia de Buenos Aires (Cámara de Senadores). Demanda Contencioso Administrativa” del 23/11/2005). Por otra parte debe meritarse que en materia de derecho local las Provincias han retenido su competencia originaria para regular sus instituciones con los perfiles propios a sus realidades institucionales (Arts. 121º, 122º, 123º y conc. C.N.), por lo que bien pueden presentar sus regulaciones en materia de empleo público –tal lo que sucede con la Ley 11.757- características autónomas y diferenciales del régimen federal y con mayor razón del derecho común (conf. esta Cámara, en la causa “Loustanau”). Ello así, deviene necesario recordar que la Suprema Corte Provincial tiene dicho que resulta legítima la facultad de la administración municipal de prescindir de un agente no amparado con garantía de estabilidad invocando razones de servicio cuando existe autorización normativa expresa, que en el caso viene dada por el ya referido art. 101 de la ley 11757 (Conf. causa B 54951, “Farías”, sent. del 28III1995). Como asimismo que, precisamente, su condición de agente de planta temporaria le impide adquirir aquella y, por consecuencia, hacerse acreedora de la indemnización correspondiente (B 56138, sent. Del 29VIII2001, “Moya”)” (conf. SCBA, causa B. 60405 “Ludueña de Andrade, Olga P. c/ Municipalidad de Quilmes. Amparo por mora”, del 22/3/2006). Cabe señalar que, en el referido precedente “Ludueña”, en que la relación laboral -temporaria- de la demandante había culminado varios días antes de lo acordado, se aclaró “…-a todo evento- que de las constancias adunadas a la causa se desprende que la actora estuvo sometida al régimen de los empleados de la planta temporaria de conformidad a lo normado por el art. 92 ley 11757. Circunstancia que obstaculiza un eventual encauzamiento de su pretensión en un supuesto de responsabilidad del Estado por incumplimiento del plazo contractual, toda vez que -como se 12 infiere- no hubo contrato alguno. En tal sentido, resulta clara la determinación del art. 98 inc. 4 Estatuto para el Personal de las Municipalidades, en cuanto prescribe que en materia de indemnizaciones `serán de aplicación las previsiones contempladas en el art. 24 inc. 1", es decir, las derivadas de enfermedades o accidentes laborales. No cabe por ende, y atendiendo al carácter restringido de los derechos del personal de planta temporaria, extender los supuestos indemnizatorios por analogía con los casos del personal contratado -que sí poseen un derecho subjetivo al cumplimiento del plazo contractual, conf. art. 95 inc. b ley 11757´”-. Por otra parte, y a la luz de todo lo expuesto, a mi juicio carece de sustento jurídico la pretensión de obtener una reparación por razones de equidad. Y es que, en la especie, habida cuenta de la especificidad de la norma que reguló la relación de empleo público del actor, no corresponde remitirse para resolver la cuestión ni para acordar una indemnización a los principios generales del derecho ni a los principios del derecho laboral contenidos en la ley 20744; sino a aquellos establecidos en el capítulo II de la ley 11757. Máxime, pues para hacerse acreedor de una indemnización sustitutiva de la estabilidad debió revistar en planta permanente, para lo cual, el agente debió ingresar en los términos previstos para ese personal. Ajustándose a derecho entonces la sentencia de grado, de acuerdo a las consideraciones vertidas, no corresponde admitir tampoco la pretensión indemnizatoria del accionante con fundamento en la ruptura de la relación de empleo público –temporaria-, con anterioridad al tiempo fijado. En consecuencia, su agravio en tal sentido no puede tener favorable recepción. X. A continuación, he de expedirme acerca de las críticas dirigidas por la Municipalidad de Tigre contra declaración de nulidad del decreto 1367/05 –de cese- y luego, en su caso, sobre la procedencia sustancial de los planteamientos efectuados por la actora al respecto. XI. En ese orden, creo conveniente adelantar que –a mi juicio- los agravios esgrimidos por la comuna no resultan suficientes a efectos de desvirtuar lo decidido por el a quo. En tal sentido, cabe recordar que el art. 101 de la ley 11757 establece que: “No obstante lo dispuesto en el artículo anterior, el personal temporario podrá ser dado de baja cuando razones de servicio así lo aconsejen o cuando incurra en abandono de cargo, de conformidad con lo prescripto en el artículo 64° de este Estatuto”. Por su parte, el artículo 102 dispone que: “Cualquiera fuere el motivo de la baja, ésta deberá decidirse por acto expreso, fundado y emanado de la autoridad de aplicación que corresponda según fuere la jurisdicción”. En el caso de autos, la Municipalidad parece soslayar en su memoria que en parte alguna del acto administrativo en cuestión se invocan o se hace referencia a “razones de servicio”, como autoriza el art. 101 del Estatuto Municipal. En efecto, nótese que jamás se hace mención de ellas, sino a la solicitud del Secretario de Obras Públicas. Simplemente se resuelve “dejar sin efecto la designación a partir del 01 de junio de 2005…”, habida cuenta de que “…la Secretaría de Obras Públicas y Servicios Municipales solicita dejar sin efecto la designación de Personal Temporario Mensualizado del ARq. Pedro Domingo Coggiola…”. 13 En esas particulares condiciones, entiendo que la doctrina mayoritaria de la SCBA –citada por la Comuna- respecto a que resulta suficiente la invocación de razones de servicio como causa fundante del cese (arg. causa B 58819, “Borone, Juan Carlos c.Provincia de Buenos Aires. Demanda Contencioso administrativa”, del 23/4/2008), no resulta aplicable en el sub examine en la medida en que en el acto administrativo cuestionado ni siquiera se ha alegado la existencia de aquellas. Por lo demás, no resulta admisible que la Comuna pretenda en esta sede, en el marco de la contestación de los agravios, sanear el vicio invocado. Cabe agregar que tampoco se hace alusión a la norma legal que sustenta el cese decretado. Como puede advertirse, no constan en el acto cuáles son las razones que llevan al Secretario de Obras Públicas a solicitar el cese del agente antes de la finalización del plazo previamente fijado, es decir, los fundamentos concretos de la baja (art. 102, ley 11757). En esa línea argumentativa, es dable observar que tampoco surge del expediente administrativo acompañado documentación alguna que dé cuenta de la referida solicitud por parte del Secretario de Obras Públicas, y menos aún, de los fundamentos de aquella. Tal circunstancia impide, además, que esta alzada considere la eventual posibilidad de que el acto se encontrare motivado “in aliunde” o per relationen, a la luz de la doctrina de la SCBA sobre el punto. El Máximo Tribunal Provincial ha tenido oportunidad de señalar que: “la obligación de motivar el acto administrativo, como modo de reconstrucción del iter lógico seguido por la autoridad para justificar una decisión de alcance particular que afecta situaciones subjetivas, a más de comportar una exigencia inherente a la racionalidad de su decisión, así como a la legalidad de su actuar (art. 108, decreto ley 7647/1970 al igual que su similar art. 108 de la ordenanza general 267/80 de Procedimiento Administrativo municipal) y ser, también, derivación del principio republicano de gobierno (arts. 1°, C.N.; 1°, Const. pcial.) es postulada prácticamente con alcance universal por el moderno derecho público (C.S.J.N., Fallos 315:2771, 2930; 319:1379; 320:1956, 2590; 321:174; 322:3066; 324:1860; …)” (causa B 56.525, “M.A. c. Municipalidad de La Matanza. Demanda contencioso administrativa”, del 13/2/2008, con cita de la doctrina de la causa B. 62241 “Zarlenga” del 27/12/2002). Asimismo que: “... el recaudo de suficiente motivación debe adecuarse, en cuanto a la modalidad de su configuración, a la índole particular de cada acto administrativo (C.S.J.N., Fallos 324: 1860)". Destaco, a mayor abundamiento, que el Máximo Tribunal Provincial, respecto de la motivación in aliunde ha expresado que: “Cierto es que el tribunal ha sostenido que los fundamentos de los actos administrativos pueden considerarse integrados con los dictámenes que los preceden y constituyen su indudable antecedente (doct. causas B. 48.976, "Fernández, Ofelia", sent. de 19-VI-1984; B. 48.977, "Fernández Olga", sent. de 19-VI1984, "Acuerdos y Sentencias" 1984I210; B. 48.209, "Solana", sent. de 6-XI1984; B. 48.211, "Jauand", sent. de 6-XI-1984; "Acuerdos y Sentencias", 1984II239, entre muchas otras). Más …la aplicación de la citada doctrina jurisprudencial, que admite la fundamentación integrativa, in aliunde o per relationen (cfr. Scarciglia, Roberto, "La motivazione dell'atto amministrativo", cit. p. 281) de aquellas decisiones, a más de excepcional puesto que la 14 carga de expresar los motivos de la determinación pesa sobre el órgano competente para resolver el procedimiento, arts. 103, 108 y concs., ord. gral. 267/80 debe subordinarse, por vía de principio, al cumplimiento de una serie de recaudos …” (conf. voto Dr. Soria), establecidos por el Alto Tribunal en la causa B. 57.995 (sent. de 30-VIII-2006). Sobre la base de lo expuesto, puedo advertir que el acto que dispuso la baja del actor posee una imprecisa alusión a una solicitud en tal sentido por parte del Secretario de Obras Públicas, que por carecer de fundamentación alguna no logra satisfacer siquiera mínimamente la motivación exigible en el caso. Como corolario de ello, estimo pertinente desestimar la crítica de la demandada en punto a la nulidad del decreto de cese. XII. Por lo demás, entiendo conveniente aclarar que si bien prima facie el decreto cuestionado en la especie resulta semejante al de cese en el precedente “Loustanau” de esta Cámara, lo cierto es que, en aquella causa, esta alzada ingresó excepcionalmente a tratar el impreciso planteo de nulidad formulado, el cual –cabe subrayar- no se fundaba en el vicio en la motivación del acto que aquí –en cambio- se invoca (confr. Fs. 108 y sig.). En efecto, en dicho pronunciamiento, este Tribunal sostuvo que “si bien no formuló con claridad una pretensión anulatoria en los términos del art. 12 inciso 1º del C.C.A lo cierto es que invocó –en lo sustancial- que se lesionó su derecho a la estabilidad en el empleo por parte de la autoridad administrativa y se incurrió en fraude y que además agotó la vía administrativa. Habida cuenta de la ambigüedad del planteo y de la falta de precisión técnica evidenciada en el mismo, considero que excepcionalmente el Tribunal se halla habilitado para contestar los agravios formulados respecto de estos últimos puntos, que en definitiva, hacen a la validez del acto de cese”. En esas particulares condiciones, esta Alzada ingresó sobre los puntos de mención que eran los que habían sido alegados y que -en definitivahacían a la validez del acto, pero –a diferencia de lo que ocurre en el sub lite- no se había invocado un defecto en la motivación del acto, no pronunciándose el tribunal acerca de la eventual existencia de aquél. XIII. Siguiendo el íter lógico que considero adecuado para el tratamiento de los recursos planteados, habré de pronunciarme a continuación acerca del agravio de la parte actora, en cuanto a que la nulidad del decreto de cese debió conducir inexorablemente a la pretendida reincorporación en el plantel municipal (conf. ap. IV, punto 1 del relato de antecedentes). Sobre el punto, diré que -desde mi perspectiva- la ilegitimidad del acto de cese -por las razones aludidas ut supra- no tiene, en el caso de autos, como consecuencia directa producir la mentada reincorporación de la parte actora. Y es que, no es posible soslayar que el Arq. Coggiola revistaba en la planta temporaria –sin estabilidad- y que, al tiempo en que esto se decide, ya ha transcurrido en exceso el plazo anual para el cual había sido designado por decreto 609/05 (hasta el 31 de diciembre de 2005, conf. fs. 64). En cambio, anticipándome a lo que más adelante trataré, a raíz de la ilegitimidad del acto de cese que aquí propongo que se declare, entiendo que corresponde reconocerle una suma en concepto de indemnización. 15 Por lo dicho, resulta innecesario pronunciarse acerca del argumento de la comuna sobre la base de que la reincorporación era una pretensión subordinada (conf. escrito de contestación de los agravios, ap. V del relato de antecedentes). XIV. Ello así, corresponde expedirse respecto del agravio de la Municipalidad respecto del reconocimiento de salarios caídos. Y, oportunamente, con relación a las objeciones de la actora en orden al alcance de la indemnización (inclusión del SAC proporcional y vacaciones proporcionales). XV. He de anticipar que no asiste razón a la comuna cuando sostiene que carece de fundamento legal el reconocimiento de salarios caídos. A mi juicio, no es posible perder de vista que, en este particular caso, el acto administrativo de baja del agente padece de un vicio que acarrea su nulidad. Y es en esta ilegitimidad donde radica el fundamento del resarcimiento cuestionado. A riesgo de resultar reiterativo, cabe subrayar que, en la especie, la responsabilidad del estado no se genera por el cese del agente con anterioridad al tiempo previsto en la designación, habida cuenta de que no existía entre las partes un contrato de locación de servicios sino una designación en planta temporaria mensualizada –art. 92, ley 11757- (conf. considerando IX); sino por la nulidad del decreto que dispuso la baja, cuya declaración de ilegitimidad propongo confirmar. En esa inteligencia, es dable puntualizar que el temperamento que se adopta en el considerando IX no impide en absoluto que en la especie se le reconozca al actor una suma en concepto de indemnización de daños y perjuicios, en tanto –como se dijo- el fundamento de ésta no obedece exclusivamente a la ruptura “ante tempus”, sino a que la finalización anticipada de la relación de empleo temporario fue producto –en la especiede un acto viciado. Y es que, si por hipótesis, el acto administrativo hubiese sido legítimo, en el caso, de acuerdo a la doctrina de la SCBA ya citada (causa “Ludueña”), no le hubiere correspondido al actor indemnización alguna. En síntesis, el sustento del reconocimiento de un resarcimiento debe hallarse en la invalidez del acto de cese -por el vicio en la motivación señalado- que, en este caso, implicó el mantenimiento de la vigencia de la designación temporaria efectuada por el decreto 609/05 hasta el 31/12/2005, pues no se dictó un acto legítimo de baja del agente. En ese orden, esta Cámara ha expresado que: “…la pretensión resarcitoria fundada en la ilegitimidad de un acto administrativo es accesoria y se encuentra subordinada a la previa declaración de su invalidez” (conf. arg. CCASM in re “Mena Néstor Omar c. Municipalidad de San Nicolás s/ pretensión indemnizatoria”, CCASM, causa 1005, “Di Blasi Juan Carlos c/ Municipalidad de Gral. San Martín s/ despido”, expte. nº 455 del 6-IV-06; SCBA, B 58147 del 7-2-2007 “Terminales Río de La Plata c/ Municipalidad de Avellaneda s/ Demanda contencioso administrativa”; arg SCBA Ac 33275 del 26-2-1985 “Oasis S.R.L. c/ Municipalidad de Quilmes s/ Cobro de pesos por daños y perjuicios y daño moral”; C.S.J.N., "Fallos", 319:1476 y 319:1532). XVI. Sentado ello, desde mi perspectiva, en el caso resulta aplicable por analogía –por vía del principio iuria novit curia-, el criterio empleado por 16 el Máximo Tribunal Provincial respecto de las consecuencias de la ilegitimidad de los actos administrativos en materia sancionatoria –expulsivaen el contexto de una relación de empleo público con estabilidad. Al respecto, cabe tener presente que la Suprema Corte de Justicia ha tratado y resuelto en el marco de la responsabilidad del Estado, las pretensiones patrimoniales derivadas de la privación del empleo y consecuentemente del salario (conf. “Moresino”, Ac. Y Sent., T. 1985-I, pág. 203; “Sarsi”,Ac. Y Sent., T. 1985-I, pág. 2012; “Freiberg”, DJBA, T. 154, pág. 463, entre otras), tomando como parámetro de la reparación dicha remuneración y determinando distintos porcentajes en función de las circunstancias de cada caso. Es decir, ha tratado la pretensión de pago de salarios caídos como indemnizatoria de los perjuicios materiales causados por el acto declarado ilegítimo (conf. SCBA, causa B 56748 “García, Carlos R. c., Banco de la Provincia de Buenos Aires. Demanda contencioso administrativa” del 14/4/2004, conf. voto Dr. De Lazzari a la segunda cuestión –por la mayoría-). Entiendo, entonces, que a raíz de la ilegitimidad del acto de cese por el vicio en la motivación corresponde reconocerle al actor una suma con carácter indemnizatorio por los daños y perjuicios que aquella le irrogó. En esas condiciones, el encuadre jurídico dado de la sentencia de grado sobre el punto ha de ser precisado en el sentido de que los “salarios caídos” que se reconocen deben ser tratados como una pretensión indemnizatoria de los perjuicios materiales causados por el acto declarado ilegítimo. Ello, más allá de lo que en el caso corresponda respecto del daño moral también reclamado y sobre lo que más adelante ahondaré. XVII. En esa línea argumentativa, considero que en la especie ha de adoptarse mutatis mutandi la doctrina de nuestro más Alto Tribunal provincial que establece que en esta materia la ilegitimidad del acto administrativo hace presumir la existencia del daño, implícito por la falta de percepción de los salarios no percibidos (Cfr. Arg. SCJBA causa B.49.176 “Sarzi”; causa B.51.616 “Pippo”; causa B.54852 “Perez”, causa B 55077 “Montes de Oca” del 3/4/2008, entre otras y arg. conf. esta Cámara, en la causa Nº 1198/07 "Escalada, Erica Inés c/ Fiscalía de Estado – Ministerio de Seguridad de la Pcia. de Buenos Aires s/ Nulidad de Sanción Disciplinaria” de fecha 10/4/2008). XVIII. Establecido lo anterior resta señalar que también es doctrina de nuestra Suprema Corte que la presunción del daño (an debeatur) no se traslada automáticamente al quantum del mismo (SCJBA, causa B.51.616 “Pippo”; causa B.54852 “Perez”; causa B. 56.550 “Gamboa”; entre otras) y que en este aspecto el juez debe meritar prudencialmente los elementos probatorios colectados en la litis, como así también la actividad desplegada por los contendientes en el punto de controversia (Cfr. Arts. 50 inc. 6º, 70, 73 inc. 3º Ley 12.008, texto según ley 13.101 y modificatorias; arts. 165, 375 CPCC) –conf. arg. esta Cámara en la causa “Escalada”, antes citada-. En la determinación del porcentaje a conceder al accionante – acreditado la ilegitimidad del obrar administrativo– deben jugar, prudencialmente en este caso, por un lado la falta de prestación del servicio del agente, y por otro lado el escaso tiempo existente entre el cese ilegítimo –por el vicio expresado- y la finalización del plazo de la designación (siete meses). 17 En ese sentido, resulta necesario señalar dos cuestiones que, a mi criterio, deben modular la extensión del daño en el presente caso. El primero, que conspira en contra de la plenitud de la extensión del daño, es la actividad probatoria de la parte actora que ha sido -sobre este puntoprácticamente nula por lo que –de acuerdo a la doctrina judicial señalada– debe cargar con la consecuencia de tal conducta procesal (Cfr. Art. 77 inc.1º Ley 12.008, texto según ley 13.101 y modificatorias). El segundo aspecto que, a mi juicio, a diferencia del anterior, juega a favor de la extensión de la misma, es la exigüidad del plazo de siete meses faltante al momento del ilegítimo cese, circunstancia que hace presumir la imposibilidad o dificultad de encontrar vías alternativas de empleo por parte de la actora (conf. arg. criterio de esta Cámara, en la causa “Escalada”, ya citada). Por ello entiendo prudente y ajustado a las circunstancias de la causa acotar la indemnización en materia de remuneraciones caídas al setenta por ciento (70 %) del salario que le hubiera correspondido percibir en situación de actividad hasta la fecha en que concluía su designación temporaria, aclarando que para su cálculo deberá incluirse el Sueldo Anual Complementario proporcional que le hubiere correspondido percibir en diciembre de 2005 y la licencia anual no gozada proporcional al plazo que faltaba cumplir de la designación (conf. arts. 28, 30 y 98, ley 11757). Adviértese –a mayor abundamiento- que el actor percibió, mediante recibo nº 11.602, nueve días de vacaciones correspondientes al año 2005 -fs. 289 vta.-. A dicha suma, deberán adicionársele los intereses que se fijan desde la fecha de la mora (art. 622 del CC) hasta el efectivo pago conforme la tasa que paga el Banco de la Provincia de buenos Aires, en sus depósitos a plazo fijo a treinta días. XIX. Resta que me pronuncie con relación al daño moral. Al respecto, cabe señalar que el actor anudó la reparación del daño moral al cese en su calidad de agente en los siguientes términos: “…que como consecuencia de la unilateral e intempestiva resolución del contrato por parte de la Comuna accionada toda esa tranquilidad que (él) tenía se derrumbó estrepitosamente … trajo aparejada una enorme intranquilidad así como una desazón y angustias espantosas producidas por una insuperable sensación de inseguridad… causándome sin duda un verdadero y grave daño en (sus) legítimas afecciones, esto es un indiscutible daño moral por el que reclam(a) reparación” (conf. fs. 43 vta.). Si bien dicho reclamo resulta improcedente desde el punto de vista en que plantea el actor, por las razones expresadas en el considerando IX, lo cierto es que, a mi juicio, por aplicación del principio iuria novit curia, dicha pretensión de reparación del daño moral se ha de encauzar, en este singular caso, dentro las consecuencias de la ilegitimidad del Decreto de cese viciado en su motivación. En tal sentido, corresponde aplicar también mutatis mutandi la doctrina de la SCBA en los términos ya señalados en los considerandos XV y sig. de mi voto. Ello así, cabe destacar que –recientemente- en su actual composición -de siete miembros- y por mayoría, el Alto Tribunal Provincial presume la existencia del daño moral en los casos en que se ha llegado a la conclusión de que un agente estatal ha sido dado de baja ilegítimamente, pues en tales supuestos no cabe duda acerca de que la separación provoca 18 en el damnificado intranquilidad y sufrimientos. Esta circunstancia –como se dijo- ha de tenerse por demostrada por el sólo hecho de la acción antijurídica daño in re ipsa y es al responsable de ésta a quien incumbe acreditar la existencia de una situación objetiva que excluya la posibilidad de un daño moral (conf. SCBA, B 56525, “M., A. c. Municipalidad de La Matanza. Demanda contencioso administrativa” del 13/2/2008). En esas condiciones, aplicando dichas pautas en el sub lite y ponderando las especiales circunstancias del caso, esto es, por un lado, el acto de cese inmotivado y por otro, la temporalidad de su designación, estimo que el justiprecio del agravio moral asciende a la suma de $ 5000 (pesos CINCO MIL) lo que así propongo a mis colegas. XX. Por los fundamentos aquí expuestos, doctrina y jurisprudencia citadas, propongo a) admitir parcialmente los recursos intentados por la actora y la demanda, en el sentido expresado en los considerandos XV, XVI, XVII, XVIII y XIX, b) en consecuencia, propongo modificar parcialmente la sentencia de grado, precisando que a raíz de la ilegitimidad del acto de cese por el vicio en la motivación corresponde reconocerle al actor una suma con carácter indemnizatorio por los daños y perjuicios que aquella le irrogó. Así, los “salarios caídos” que se acuerdan al actor deben ser tratados como una pretensión indemnizatoria de los perjuicios materiales causados por el acto declarado ilegítimo. Y por ello, con fundamento en la ilegitimidad del Decreto 1367/05, reconocer al demandante en concepto de indemnización la suma correspondiente al setenta por ciento (70 %) del salario que le hubiera correspondido percibir en situación de actividad hasta la fecha en que concluía la designación temporaria, aclarando que para su cálculo deberá incluirse el Sueldo Anual Complementario proporcional que le hubiere correspondido percibir en diciembre de 2005 y la licencia anual no gozada proporcional al plazo que faltaba cumplir de la designación (conf. arts. 28, 30 y 98, ley 11757). A dicha suma, estimo que deberán adicionársele los intereses que se fijan desde la fecha de la mora (art. 622 del CC) hasta el efectivo pago conforme la tasa que paga el Banco de la Provincia de buenos Aires, en sus depósitos a plazo fijo a treinta días. Además, deberá abonarse al demandante la suma de pesos CINCO MIL ($ 5.000) en concepto de daño moral. Ambas sumas deberán abonarse al actor en el plazo de sesenta días de quedar firme la liquidación que se practique (art. 163, Constitución Provincial); y c) desestimar los recursos intentados en los demás aspectos que han sido materia de agravio, confirmando la decisión de grado en todo lo demás que ha sido materia de agravio. XXI. Estimo que las costas deben imponerse en el orden causado (art. 51 del CCA, ley 12008 -texto según ley 13101-) y que debe diferirse la regulación de honorarios para su oportunidad (art. 31 decreto-ley 8904/77). ASÍ VOTO. Los Sres. Jueces Hugo Jorge Echarri y Ana María Bezzi, por idénticos fundamentos, votan en igual sentido que el Sr. Juez que abre el acuerdo. Con lo que se dio por concluido el Acuerdo, dictándose la siguiente SENTENCIA 19 I. Por los fundamentos expuestos en el Acuerdo que antecede, se admiten parcialmente los recursos intentados por la actora y la demanda, en el sentido expresado en los considerandos XV, XVI, XVII, XVIII y XIX; II. En consecuencia, se modifica parcialmente la sentencia de grado en el sentido expresado en el ap. XX, ap. b. Entonces, con fundamento en la ilegitimidad del Decreto 1367/05, se reconoce al demandante en concepto de indemnización la suma correspondiente al setenta por ciento (70%) del salario que le hubiera correspondido percibir en situación de actividad hasta la fecha en que concluía la designación temporaria, aclarando que para su cálculo deberá incluirse el Sueldo Anual Complementario proporcional que le hubiere correspondido percibir en diciembre de 2005 y la licencia anual no gozada proporcional al plazo que faltaba cumplir de la designación (conf. arts. 28, 30 y 98, ley 11757). A dicha suma, deberán adicionársele los intereses que se fijan desde la fecha de la mora (art. 622 del CC) hasta el efectivo pago conforme la tasa que paga el Banco de la Provincia de Buenos Aires, en sus depósitos a plazo fijo a treinta días. Además, deberá abonarse al demandante la suma de pesos CINCO MIL ($5.000) en concepto de daño moral. Ambas sumas deberán satisfacerse en el plazo de sesenta días de quedar firme la liquidación que se practique (art. 163, Constitución Provincial); III. Se desestiman los recursos intentados en los demás aspectos que han sido materia de agravio, confirmando la decisión de grado en todo lo demás que ha sido materia de agravio. IV. Con costas en el orden causado (art. 51 del CCA, ley 12008 -texto según ley 13101-). Se difiere la regulación de honorarios para su oportunidad (art. 31 decreto-ley 8904/77). Regístrese. Notifíquese y oportunamente devuélvase. JORGE AUGUSTO SAULQUIN HUGO JORGE ECHARRI ANA MARIA BEZZI ANTE MÍ: Luciano Marchetti. Secretario. 20