Entrevista publicada en Yahoo Argentina • NOTICIAS

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Miércoles 16 de mayo de 2012
El adversario
Periodistas y política en la era kirchnerista
Dante Palma
Colección Latitud Sur
“Las iniciativas del kirchnerismo le ponen un freno a la
prepotencia del capital”
Por Juan Brodersen • Novedades de Babel
Dante Palma es el filósofo de 6-7-8. Profesor de la Universidad de Buenos Aires, y Doctor en
ciencia política por la UNSAM, el panelista participa de las discusiones del programa de cuño
oficialista que analiza los discursos que circulan en los medios de comunicación.
Con "El adversario", concepto tomado de la politóloga belga para bautizar a su más reciente
libro, Palma intenta ilustrar el modo en el que el kirchnerismo ha construido su identidad:
pasando del tan cuestionado binomio amigo-enemigo, a la categoría de "adversario", que tiene
otras consecuencias políticas. Aquí, algunos conceptos fundamentales de la identidad K, el rol de
la oposición y, sobre todo las contradicciones internas del modelo kirchnerista bajo una mirada
filosófica.
- Tu nuevo libro se llama "El adversario". ¿Cómo construyó su adversario el
kirchnerismo?
- La categoría de "adversario" puede ser útil para comprender el modo en que se constituyó
políticamente el kirchnerismo. Lo central de esta noción es que es posible rechazar la idea de
una democracia de consensos, de armonía de intereses en la que todos ganan y pierden por
igual, sin caer en la idea de que la política sigue la lógica de amigo versus enemigo, es decir, sin
considerar que el otro es un rival a exterminar. Hablar del otro como adversario y no como
enemigo, supone que la política es disputa pero dentro de los patrones de la democracia.
- ¿Cuál dirías que es una de las principales hipótesis del libro?
- Que el kirchnerismo como tal empezó en 2008, tras la disputa con las patronales del campo
que desnudó salvajemente la connivencia entre el poder económico y las grandes corporaciones
de medios. Fue en función de encontrar ese otro, ese adversario, el grupo Clarín, que el
kirchnerismo tal como lo conocemos hoy comenzó a tomar forma.
- Uno de los temas que tratás es la disputa con el campo. Esta fue, según explicás,
mucho más que una disputa económica. ¿Qué fue?
- Fue una disputa cultural que marcó la diferenciación entre un "nosotros" y un "ellos". Allí las
fichas se acomodaron en un lugar o en el otro y no hubo más espacio para puntos intermedios.
Fue el momento de mayor radicalidad y probablemente, el momento fundacional del
kirchnerismo.
- En este sentido, lo que pasó con Cobos en 2008 te sirvió como disparador para
explicar el problema de la representación en la política, o en la filosofía política. ¿De
qué se trata este problema?
- Sí, más allá de estar de acuerdo o no con la decisión de Cobos, el momento del "no positivo"
expuso con claridad el problema de la representación. En otras palabras, ¿estamos votando
programas de Gobierno u hombres? Si se votasen programas de Gobierno, Cobos, aun cuando
estuviera en contra de la medida adoptada por su propio Gobierno, debiera haber apoyado la
suba de retenciones. Dado que esto no sucedió, lo que queda es la justificación que finalmente
se dio: no votamos programas sino hombres. Esto nos lleva a un problema que ya aparecía en El
Federalista (de Hamilton, Madison y Jay): la representación como una suerte de casta
aristocrática por la cual se supone que ese grupo de representantes saben lo que es mejor para
el pueblo mucha más que el propio pueblo. En otras palabras, pareciera que el pueblo sólo tiene
la capacidad para elegir representantes y depositar en ellos toda la discrecionalidad, pues ese
grupo de elegidos es el que favorecerá el bien común. Claramente, el problema es que ese
representante podría, entonces, tomar decisiones que van en contra del deseo del pueblo y
justificarlo en función de su mayor capacidad. De ahí al Gobierno aristocrático hay sólo un paso.
- ¿Cómo explicarías la construcción teórica del concepto de "monopolio" que forjó el
kirchnerismo?
- Está claro que estrictamente el grupo Clarín no es un monopolio pues hay otras corporaciones
y también otros medios. Sin embargo, la idea de monopolio, entiendo yo, apunta a esa suerte de
pensamiento único de cierto periodismo del Establishment y sus referentes de siempre. Dicho de
otro modo, La Nación y Perfil no pertenecen al grupo Clarín pero los 3 actúan como bloque
homogéneo frente al Gobierno y el resto de los medios.
- En el mismo sentido, ¿por qué "el monopolio" es Grupo Clarín y no, por ejemplo, el
flamante caso de Cristóbal López o Spolzki? ¿O Hadad-Moneta, Vila-Manzano? Me
refiero con esto a, ¿por qué algunos son adversarios y otros no? ¿Es una cuestión del
concepto de "monopolio" en sí, o más bien del contenido del mismo?
- Creo que no son comparables el Grupo Clarín con el resto de los multimedios que mencionás,
pero si en algún momento llegaran a serlo está claro que el Gobierno y la ley de medios debería
aplicarse a todos por igual. Y digo que no son comparables por el poderío económico y la
inmensa cantidad de licencias que posee el grupo Clarín, con un entramado complejo que
alcanza intereses en diferentes áreas. Sin embargo, como creo que se infiere de tu pregunta,
hay que atacar la idea de monopolio independientemente de la línea política que tenga el medio
en cuestión. Y justamente la ley de medios es clara en ese sentido. Hoy es el grupo Clarín el que
no la cumple y estamos esperando que la justicia derribe la cautelar que impida la desinversión.
Si el día de mañana hubiese otro grupo que la violase, incluso afín al Gobierno, sería deseable
que se aplique con el mismo rigor.
- ¿Cuál creés que es la estrategia del Gobierno con los grupos económicos?
- Hay algo que está claro: este no es un Gobierno marxista que vaya por la reforma agraria ni
por la dictadura del proletariado, así que no se puede decir que tenga un especial
enfrentamiento con los grupos económicos. Más bien se enmarca en la tradición de lo nacional y
popular y en la pretensión de alcanzar la siempre mencionada burguesía nacional. Lo que sí me
parece que el Gobierno tiene claro es que la que debe gobernar es la política y en momentos
donde los Estados nacionales se ven debilitados y asisten impávidos al modo en que los capitales
transnacionales le fijan agenda, el kirchnerismo ha tomado una serie de iniciativas que ponen
freno a esa prepotencia del capital.
- Claro, en este sentido, si no entendí mal alguna de las tesis que manejas en el libro,
el kirchnerismo hace una "reivindicación del Estado y la política" en contraposición a
un conglomerado mediático-económico dominante que suele extorsionar al poder de
turno. Esto es una postura clara que el Gobierno kirchnerista planteó de 2008 para
adelante pero, ¿cómo se compatibiliza esta postura con la buena relación que mantuvo
el primer mandato de Kirchner con el Grupo Clarín? ¿Qué rol tenía el Grupo Clarín en
ese momento?
- Efectivamente, hasta 2007, el Gobierno de Kirchner mantuvo una suerte de pacto de no
agresión con el grupo Clarín. Desde el Gobierno se aclara, con buen tino, que se trataba de una
época en la que se estaba saliendo del infierno y no se podían tener todos los frentes abiertos.
¿Vos te imaginás proponer la ley de medios en 2006? En esta línea recuerdo un reportaje a
Kirchner donde un periodista le reprocha el hecho de haber puesto a Redrado al frente del BCRA
y Kirchner le responde algo así como "Claudio Escribano nos había dado 6 meses de Gobierno.
Veníamos de negociar una quita del 75% de la deuda y había que dar señales al mundo tras el
default. ¿Qué querías? ¿Que lo hubiese puesto a Kunkel?" La política es siempre un juego de
fuerzas y de capacidad de captar los momentos adecuados. Sin embargo, claro está, algún lector
podría decir que esa idea justifica cualquier acto. Puede que sea verdad también. En este
sentido, para no caer en ese tipo de discusiones prefiero hacer énfasis en la medida en sí, en la
ley de medios. Creo que esta es correcta y no me importa quién la realice ni cuándo. Si se le
hubiera ocurrido a Macri, Carrió o a Alfonsín te estaría diciendo lo mismo.
- ¿Qué rol cumple el programa 6-7-8 en la construcción de una contrahegemonía?
- Asombrosamente central. Digo "asombrosamente" porque resulta llamativo que un programa
que sale por la Televisión pública con, aparentemente, pocos puntos de rating, haya generado
un quiebre tal dentro del periodismo y haya llevado la discusión acerca de los medios de
comunicación al debate público. Creo, además que 6-7-8 atrajo a un gran sector de clase media
no peronista, entre ellos una gran cantidad de jóvenes que luego se "institucionalizaron" en La
Cámpora y otros movimientos. Una muestra de ello estuvo en las movilizaciones que se hicieron
desde el grupo de Autoconvocados de Facebook 6-7-8. Sin duda, 6-7-8 ha sido un hito televisivo
y, a la vez, un fenómeno político clave en la estrategia comunicacional del Gobierno.
- Los medios a los que el Gobierno se opuso hablan de una censura por parte del
oficialismo. Sin embargo, hay una serie de canales, diarios y revistas que publican
libremente acusaciones, comentarios y editoriales en contra de la administración
kirchnerista. ¿Cómo se explica esta situación?
- Los medios y periodistas tradicionales han visto fuertemente socavada su legitimidad y hacen
una gran puesta en escena, construyen una épica de la persecución en el marco de un presunto
Gobierno autoritario. Por respeto a los periodistas asesinados, desaparecidos y perseguidos
realmente, sería deseable utilizar otro tipo de estrategias para defenderse de leyes que lo que
buscan es acabar con los medios de posición dominante y garantizar la pluralidad de voces.
- Hay un capítulo dedicado a Alberdi, en el cual tratás "La esencia provisoria de la
República". Muchas veces al peronismo se lo ha calificado, desde una historia de las
ideas, como una "desviación" de la historia argentina (me refiero a lo que fueron los
intelectuales de "Contorno" y "Sur", por ejemplo). ¿Creés que al kirchnerismo se le
hace una crítica similar desde los medios, en tanto se lo acusa de no republicano?
- Al kirchnerismo se lo ataca por izquierda, por derecha, por arriba y por abajo. Hace ya varios
años que se lo ataca y sin embargo, cuando se examinan los argumentos se trata de
justificaciones harto trilladas, lo cual, claro, no significa que no haya lugares para atacarlo.
¿Acaso las palabras de Sarlo difieren de todos los lugares comunes en los que caían los
antiperonistas en los años 50? En el libro he trabajado bastante esa comparación tomando
pensamientos de diferentes líneas y las críticas son insólitamente parecidas. Donde más se ve
eso es en la literatura de los '50, '60 y '70 con Borges y Bioy por derecha o Cortázar y Viñas por
izquierda. En la actualidad, tenemos los mismos argumentos pero lamentablemente, no tenemos
esas enormes plumas.
- En "El rompecabezas kirchnerista" manejás la idea de que el kirchnerismo es un
proyecto no acabado, e incluso tratás ciertas tensiones al interior del modelo. ¿Cuáles
serían esas tensiones?
- Sí, creo que si bien la fisonomía del kirchnerismo comienza a tomar forma en 2008 y tuvo su
gran éxito en 2011 estamos entrando en una nueva etapa donde el "sujeto de la historia del
kirchnerismo cristinista" está en la juventud (acompañada, claro está, de cierto sindicalismo y de
ciertos movimientos sociales). Pero está claro que CFK no quiere seguir dependiendo del partido
justicialista y sus vetustas estructuras y menos del sindicalismo de Moyano. También es un
momento de recambio generacional en el ámbito de los barones bonaerenses. Sin embargo, la
gran disputa comenzará en 2013, probablemente, al interior del kirchnerismo con el ala más de
derecha del movimiento. Ahí aparece el "enigma Scioli" puesto que parece claro que el
kirchnerismo no lo ve ni lo quiere como sucesor. Así, habrá que ver si Scioli decide "romper" en
algún momento y ver el modo en que se articularán especialmente el PRO y las corporaciones
económicas detrás de esa ruptura.
- ¿Qué le falta al kirchnerismo? ¿Qué le sobra?
- Sinceramente no lo sé. Pero en el libro, doy una pista cuando considero que en el kirchnerismo
confluye una tradición más colectivista peronista de raigambre nacional y popular, con una
tradición ilustrada y liberal que se expresa, por ejemplo en la defensa irrestricta de los derechos
humanos. En este sentido, el kirchnerismo parece agregarle a las características de cierto
peronismo tradicional, e incluso a alguno de sus vicios, un aspecto institucionalista y un
compromiso esencial con los valores democráticos y los derechos individuales.
Dante Palma es profesor de la materia Filosofía del Derecho en la carrera de Filosofía de la
Universidad de Buenos Aires. Escribe sobre filosofía, análisis de discursos políticos y actualidad
en diarios y revistas nacionales e internacionales.
@juanbrodersen
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