La justificación de monopolios en las economías de libre mercado

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La justificación de monopolios en las economías de libre mercado
En las economías orientadas al mercado es necesario contar con un conjunto de reglas,
aplicadas por el poder público, que garanticen el funcionamiento de los mercados. En
otras palabras, son necesarios algunos mecanismos para eliminar u ordenar las
distorsiones que inevitablemente existen en las economías orientadas al libre comercio.
Buena parte de ese conjunto de reglas que garantizan el funcionamiento de las economías
de mercado, lo constituyen las reglas de competencia económica, mejor conocidas como
reglas
antimonopolio.
Las reglas de competencia económica tienen el propósito de limitar la acción de los
monopolios, basándose en la idea de que éstos producen efectos perniciosos sobre la
economía, particularmente la extracción agresiva del excedente del consumidor. En
sentido positivo, las reglas de competencia garantizan la asignación eficiente de los
recursos productivos en una economía de libre mercado, eficiencia que está ligada a la
idea de que los bienes y servicios sean ofrecidos a todos los agentes económicos en
condiciones de amplia variedad de oferentes, precio de equilibrio de mercado y calidad
adecuada. En definitiva, una economía de mercados muy concentrados, con pocos
oferentes, es una economía menos eficiente, pues los agentes económicos pagan rentas
de monopolio en los bienes y servicios que consumen y ven mermadas las posibilidades de
ahorrar, invertir en nuevas actividades productivas o consumir en otros mercados.
Precisamente, los inconvenientes resultados de la actuación de los monopolios, es lo que
justifica
las
reglas
de
competencia.
Según la teoría económica, sustentada en múltiples evidencias empíricas, los monopolios
tienen la natural tendencia de extraer agresivamente los recursos de los consumidores.
No todos los monopolios se comportan de igual manera. Dependiendo de la naturaleza
del producto o el servicio que ofrece, se justifica un mayor control por parte de la
autoridad estatal competente. Las reglas de competencia tienden a regular los
monopolios naturales, mediante una política antimonopolio. Ella se encargará de evitar,
que en aquellos sectores que por la característica del bien o servicio prestado, sea muy
costosa la existencia de varias empresas, sea aprovechado por el monopolista (privado o
estatal) su poder de mercado. Se regulará su actividad, buscando siempre los niveles
eficientes en precios y cantidades para no afectar de manera negativa el excedente del
consumidor.
Las leyes sobre competencia pueden tener varios objetivos generales: la promoción y
defensa de la competencia, la promoción de la eficiencia económica y el bienestar de los
consumidores, la libertad de iniciativa, la apertura de los mercados, la participación justa y
equitativa de medianas y pequeñas empresas, la desconcentración de poder económico, y
la prevención de monopolios y usos indebidos de posiciones de dominio.
Con respecto a ello, en Colombia se permiten los siguientes monopolios: Sector Servicios
Públicos Domiciliarios, Sector Financiero y Asegurador y el de Televisión.
Una justificación parcial para permitir el poder de mercado en la economía es la que
propone el concepto de monopolios naturales, es decir, de actividades con economías de
escala (a mayor producción menor costo unitario) y de alcance (ciertos servicios son más
baratos cuando son prestados por una misma firma que cuando los prestan dos o más).
Un ejemplo es el caso del agua. En la mayoría de los países/poblaciones el suministro de
agua es la responsabilidad de una única empresa. ¿Por qué? Obtener, transportar y
repartir el agua a millones de hogares es una actividad que exige una inversión y unos
costes fijos altísimos. Estos importes son tan elevados que sólo pueden ser recuperados si
todos los participantes del mercado le compran a un sólo proveedor (monopolista). Se ha
comprobado que el costo de inversión para la provisión de agua potable y saneamiento en
sistemas pequeños para una familia media de tres personas es de US$ 1.600, mientras que
en sistemas mayores es de US$ 200 (economías de escala). Es muy simple; si esta
condición de monopolio no se da, el reparto de agua no merece la pena
(económicamente). En otras palabras, el proveedor de agua afronta una curva de costes
medios decreciente. A mayor volumen de agua vendida, el mismo nivel de costes fijos se
repartirá entre más litros de agua y el coste de la provisión bajará. Por tanto, sobre todo si
el precio está regulado, el proveedor monopolista de agua podrá ofrecer un precio más
bajo
al
consumidor.
¿Hay otra manera de justificar económicamente la existencia de un monopolio? Sí; un
ejemplo es el monopolio de emisión de dinero del Estado (depósitos, billetes y monedas).
Se trata de una competencia que otorga un poder enorme al Estado. Sin embargo, el
monopolio en la emisión de dinero tiene lógica y mucha. El hecho de que todos los
españoles utilicen la peseta (euro) y todos los mexicanos efectúen sus pagos con pesos da
un valor de transacción (cambio) a estas monedas que sería imposible de obtener si cada
uno de estos países tuviera 15 divisas diferentes. En otras palabras, la existencia de un
alto número de personas dispuestas a realizar sus compras y ventas en estas monedas
aumenta la eficiencia de las economías al abaratar los costes de transacción.
Este "efecto Red" se llama externalidad en la Ciencia Económica. Esta externalidad tiene
efectos positivos para otras personas que no participan en una operación concreta de
compraventa.
¿Otro ejemplo? El "efecto Red" también se refleja en el cumplimiento de las reglas de
tráfico. Si todos respetamos las reglas de tráfico, la seguridad y la fluidez en la conducción
aumentarán. Si una persona no respeta las reglas, no sólo pone en peligro su propia
seguridad
sino
la
de
todo
el
colectivo
de
automovilistas.
También es cierto que por su intrínseca naturaleza, las patentes están previstas para dar al
innovador o a su licenciatario un derecho de excluir a otros de la explotación comercial.
Con ello se tiende a crear un monopolio sobre ese producto o proceso concreto, pero
durante un periodo desde que se solicita la patente hasta que se puede comercializar el
producto tras las fases de pruebas clínicas. Tras este período, cualquiera puede usar
libremente el producto o proceso (y de ahí derivan los fármacos genéricos). En otros
ámbitos nunca se ha considerado problemático que las patentes conceden una ventaja
para “premiar” precisamente la capacidad inventiva. Además, un mismo problema técnico
puede tener varias soluciones, por lo que la patente es una manera implícita de estimular
el diseño de diferentes enfoques y su competencia mutua, lo que a su vez redunda
positivamente en la sociedad. En el sector de la electricidad, el concepto de economías de
escala está siendo sometido a una acelerada revisión. La aparición de nuevas tecnologías
desafía a los conceptos tradicionales.
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