LA INTERPRETACIÓN DE LA INFLACIÓN CONTEMPORÁNEA ANTE LA LEY DEL VALOR-TRABAJO Y LA FORMULACIÓN DE UNA TEORÍA EXPLICATIVA Disertación del Dr. JULIO SILVA- COLMENARES para ingresar como Individuo de Número en la Academia Colombiana de Ciencias Económicas, Bogotá, Octubre 15 de 1984 Introducción El propósito de nuestra disertación es hacer un modesto aporte a la interpretación y comprensión de uno de los fenómenos económicos más complejos y discutidos de la actualidad, esto es, las causas y efectos de la inflación monetaria en la época contemporánea, y contribuir, al mismo tiempo, a la indagación de una teoría explicativa que tenga un sólido fundamento científico, es decir, que corresponda a proposiciones de carácter general con amplio cubrimiento témporo-espacial. Luego de recordar las principales concepciones que sobre la inflación han tenido diversas escuelas económicas, pasamos sucinta revista a la definición prístina que sobre el dinero y su signo, la moneda, tiene el pensamiento clásico, deteniéndonos en especial en la base que ha de tener esta definición en la teoría del valor-trabajo, desarrollada por Smith y Ricardo y completada genialmente por Marx, para concluir con la comprobación que el abandono definitivo del patrón-oro implica el abandono de la concepción del dinero-mercancía, o sea que en la época contemporánea estamos en presencia de la emisión de papel-moneda con violación de la ley del valor, lo que es la causa de fondo de la permanente inflación monetaria que hemos padecido en el capitalismo en la segunda parte de este siglo. Finalmente, hacemos unas breves consideraciones propias sobre lo que consideramos la necesaria búsqueda de una ley particular de la circulación del papel-moneda en la época del capitalismo monopolista, que nos permita identificar y cuantificar Doctor (pHD) en economía, Escuela Superior de Economía “Bruno Leuschner” de Berlín (RDA); profesor-investigador de las universidades Autónoma e INCCA de Colombia; profesor visitante en diversas universidades; vicepresidente del Consejo Colombiano de Paz. la inflación monetaria y descubrir su esencia como mecanismo redistribuidor de la renta nacional. En esta línea de pensamiento creemos que se hace indispensable distinguir entre la inflación, que en la literatura económica se ha manejado tradicionalmente como sinónimo de elevación de los precios, y la carestía, propiamente dicha, como incremento en el índice de precios de un conjunto específico de bienes y/o servicios, dándole a esta última el nivel científico de una categoría. De acuerdo con nuestra teoría, la inflación es un fenómeno esencialmente monetario, esto es, de exceso de moneda, hoy de papel moneda, respecto a uno o varios parámetros que se consideran las variables independientes, sin que esto signifique que suscribamos la concepción interpretativa de la escuela monetarista. De esta manera, si bien la inflación monetaria y la carestía son fenómenos que se interrelacionan e interinfluyen, no son exactamente lo mismo y cada uno de ellos debe tener su propia identificación categorial. De acuerdo con nuestra hipótesis, distinguimos entre la ampliación de la base monetaria que tiene causas inflacionarias y la ampliación de la oferta monetaria que no produce efectos inflacionarios, como sería aquella ampliación que corresponde al aumento de la producción, al incremento en el valor de las mercancías o a una disminución en su velocidad de circulación. Asimismo, tendríamos que en el aumento artificial de precios influyen la inflación monetaria y la formación monopolista de los precios; esto es, habría una emisión monetaria inflacionaria que antecede a la elevación de los precios y otra emisión que precede a la carestía, distinguiéndose ambas de las emisiones no inflacionarias. Un aspecto que consideramos esencial distinguir es que tanto la inflación monetaria como la carestía se generan en la esfera de la producción, pero se manifiestan en la esfera de la circulación, la distribución y la redistribución. No obstante, debe tenerse en cuenta que nuestras apreciaciones e hipótesis son apenas un trabajo de investigación científica que presentamos a la discusión pública, sin pretensiones de "verdad revelada". 2. Teorías al margen de la Ley del Valor-Trabajo Al comenzar esta brevísima revisión, hemos de mencionar la teoría cuantitativa, la más antigua en la interpretación de la inflación; entre los primeros exponentes se destacan los cuantitativistas B. Davanzatti, J. Montarini, John Locke y David Hume, quien en su tratado "Sobre el dinero" en 1752 decía que "un cambio en la cantidad de dinero conduce (después de determinado tiempo) a un cambio proporcional en el nivel de precios".1 En el siglo XX se han desarrollado varias variantes de la teoría cuantitativa, destacándose E.W. Kemmerer, Irving Fischer y la denominada escuela de Cambridge con A. Marshall, A. Pigou y D. Robertson. La teoría cuantitativa asigna a la depreciación de la moneda la determinación de los precios. De un fenómeno cierto, la depreciación de la moneda por su emisión en exceso sobre las necesidades de la circulación, se deduce una conclusión errónea, esto es, el precio se determina con prescindencia de la producción. En la época actual está representada por los expositores de la llamada ecuación de cambio que introduce la variable de la velocidad de la moneda. Cuando entra en crisis la teoría cuantitativa, especialmente por el paso del capitalismo de competencia al capitalismo monopolista, y ante el gran "crack" de principios de los años 30, se presenta como una alternativa la teoría keynesiana, que traslada el énfasis de la masa de moneda a la llamada demanda efectiva. Para la teoría keynesiana sigue siendo la masa de dinero lo que determina el nivel de los precios, así 1 Citado por CARRIAZO, George. Algunas consideraciones sobre el monetarismo. Temas de Economía Mundial No. 4/1982. Avances de investigación del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (La Habana) pág. 46. ponga en juego una nueva variable: el empleo. Como es evidente, el keynesianismo en todas sus tendencias, también explica la inflación como una simple relación entre dinero-precios en la esfera de la circulación, olvidando la esfera de la producción en donde se generan las causas. Ante la incapacidad de la teoría keynesiana para explicar el aumento permanente de los precios, no obstante la crisis y el desempleo, tomó impulso la teoría monetarista, que también es un intento contemporáneo por revitalizar la antigua teoría cuantitativa. "Lo nuevo que aporta Milton Friedman a la vieja teoría cuantitativa del dinero, -señala George Carriazo-, es que trasladó el énfasis de la explicación del movimiento de los precios al del ingreso nominal ... La tesis central del monetarismo plantea que existe un estrecho vínculo causal entre las variaciones en la masa monetaria y las fluctuaciones de otros importantes indicadores de la actividad económica. En primer lugar, ejercen una influencia directa sobre lo que Milton Friedman denomina el ingreso nominal, para que posteriormente y a través de mecanismos de transmisión no identificados claramente en la teoría monetarista, y con un retardo ('Lag') de entre seis meses y dos años influir sobre los precios, la tasa de interés, la producción y otras variables semejantes. El monetarismo representa entonces, según el postulado anterior, el desarrollo y aplicación a una escala ampliada de la vieja teoría cuantitativa del dinero".2 Los monetaristas, como los cuantitativistas y los keynesianos de todo pelaje, confunden el medio de realizar la demanda, esto es, la masa monetaria, con la propia demanda y basan su teoría de la inflación en dos correlaciones principales: la denominada ecuación cuantitativa y la ecuación del multiplicador monetario. Coincidimos con el investigador mexicano Alonso Aguilar cuando señala que "La relación entre dinero y precios que postula la teoría 2 CARRIAZO, George. op. cit., pág. 43. cuantitativa es lógica. Lo discutible es la causalidad que los monetaristas establecen y que convierte los cambios de la oferta de dinero en la variable independiente del sistema y la inflación en un fenómeno puramente monetario que resulta de ciertos desajustes técnicos, más que de problemas y contradicciones reales". 3 El monetarismo, que recomienda incrementar el desempleo para detener la espiral salarios-precios, destruir el capital "ineficiente", reducir los impuestos sobre las ganancias para estimular la inversión, aumentar los impuestos indirectos y cortar el gasto público en servicios sociales, es en realidad un mecanismo de redistribución de la riqueza en favor del capital monopolista. Finalmente hemos de mencionar la escuela estructuralista, cuya principal tendencia es la desarrollada por un grupo de científicos vinculados hace varios decenios a la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina -CEPAL-, quienes, no obstante que recogen ciertos elementos de las variantes keynesianas, comprenden mejor los fenómenos monetarios y de distribución del ingreso que se derivan de los procesos inflacionarios y trasladan el centro de atención de los aparentes excesos de demanda de las diversas teorías cuantitativas y keynesianas hacia los factores de inflexibilidad de la oferta, concediendo especial importancia a la rigidez de las economías "subdesarrolladas". En esta teoría se evidencian dos tendencias: Una llamada de izquierda, que se aproxima a algunas corrientes neokeynesianas de izquierda y a la teoría marxista, y otra que se ha calificado de orientación de derecha, bastante próxima a la teoría monetarista. La primera tendencia se acerca a una distinción entre las causas de la inflación monetaria y el comportamiento de los precios, lo cual es sin duda un gran avance respecto a las demás escuelas de la economía capitalista, si bien no se logra la nítida distinción porque propugnamos nosotros. 3 AGUILAR MONTE VERDE, Alonso. Inflación y crisis. Revista Economía y Desarrollo (La Habana) No. 59 (1980) pág. 161. 3. Una teoría con base en la Ley del Valor-Trabajo Dado que entre los economistas clásicos fue Marx quien elaboró en forma más completa la teoría del valor-trabajo, la que a su vez nosotros consideramos fundamental para entender las causas y efectos de la inflación monetaria en la época contemporánea, vamos a presentar sus lineamientos básicos del modo más resumido posible, remitiendo a quien quiera profundizar en ella a los propios textos del Prometeo de Tréveris.4 La mercancía es la "forma elemental" de la "La Riqueza de las sociedades en las cuales reina el modo de producción capitalista", como lo señala Marx en el primer renglón de su obra magna "El Capital", observando que posee valor de uso y valor de cambio. "Cualquier cosa útil, -aclara más adelante-, puede considerarse desde un doble punto de vista: el de la calidad y el de la cantidad". Distinguiendo entre los dos conceptos, precisa: "La utilidad de una cosa hace de ella un valor de uso ... Los valores de uso de las mercancías constituyen el material de un saber especial, de la ciencia y la rutina comerciales. Los valores de uso sólo se realizan en el uso o el consumo"; de otro lado, "El valor de cambio aparece primero como la relación cuantitativa, como la proporción en que los valores de uso de distintos tipos se intercambian, y esa relación se modifica constantemente con el tiempo y el lugar ... Como valores de uso, las mercancías son ante todo de diferente calidad; como valores de cambio sólo pueden ser de distinta cantidad". Y dictamina a continuación: "Cuando se deja a un lado el valor de uso de las mercancías, sólo les queda una cualidad: la de ser productos del trabajo... Metamorfoseados en sublimados idénticos, especimenes del mismo trabajo indistinto, todos estos objetos manifiestan una sola cosa a saber: que en su producción se invirtió una fuerza de 4 Así llama el biógrafo Günter Radczun a Carlos Marx, en razón de su ciudad nativa. El prometeo de Tréveris. Carlos Marx. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1974. trabajo humana, que en ellos se acumuló trabajo humano. Como cristalizaciones de esa sustancia social común, se les considera valores". Para nuestro propósito nos interesa que este trabajo es el "socialmente necesario", esto es, "el que exige todo trabajo, ejecutado con el grado medio de habilidad e intensidad, y en condiciones normales respecto del medio social dado... Por consiguiente, sólo la cantidad de trabajo, o el tiempo de trabajo necesario, en una sociedad dada, para la producción de un artículo, determina la cantidad de su valor". Como es obvio, en esta materialización del trabajo como valor influye su productividad, según la ley enunciada por el propio Marx: "El valor de una mercancía varía, entonces, en proporción directa de la cantidad y en proporción inversa de la fuerza productiva del trabajo que se realiza en ella". 5 Para el caso de nuestra disertación no preocupa ahora la distinción entre valor y precio -en la práctica abandonada por la teoría económica desde los neoclásicos en la frontera entre los siglos XIX y XX y que retomaremos más adelante-, y vamos más bien a recordar someramente el surgimiento del dinero del corazón mismo de la circulación mercantil, siguiendo otra vez las palabras del fundador del socialismo científico. Al hablar en el capítulo II del libro 1 de "El Capital" del proceso de intercambio, dice Marx que "todas las mercancías son no-valores de uso para quienes las poseen y valores de uso para quienes no las poseen. Por consiguiente es preciso que pasen de una mano a otra a todo lo largo de la línea. Pero ese cambio de mano es su intercambio, y éste las relaciona unas cosas con otras como valores y las realiza como tales. Es necesario, entonces, que las mercancías se manifiesten como valores antes de poder realizarse como valores de uso". Y una página más adelante nos describe en forma elegante y clara el surgimiento del dinero así: "La necesidad misma del comercio obliga a dar cuerpo a esa antítesis (la de valor de uso y valor), tiende a hacer nacer una forma valor palpable, y no 5 MARX, Carlos. El Capital. Cartago, Buenos Aires, 1973. Tomo 1, pág. 55 a 59. conoce reposo ni tregua hasta que por fin se llega a dicha forma mediante el desbordamiento de la mercancía en mercancía y dinero. En consecuencia, a medida que se cumple la transformación general de los productos del trabajo en mercancías, también se lleva a cabo la conversión de las mercancías en dinero".6 En este proceso, una mercancía particular, por sus propias cualidades, fue convirtiéndose en mercancía equivalente general, en mercancía universal, ya que todos sus ejemplares poseen la "misma cualidad uniforme", puede ser "divisible a voluntad" y "recompuesta con la suma de todas sus partes". Como aclara el propio Marx, "todos: saben que el oro y la plata poseen por naturaleza estas propiedades". De esta manera, "la forma-dinero es el reflejo de las relaciones de valor de toda clase de mercancías en un solo tipo de ellas"; no obstante, debe tenerse en cuenta que "El movimiento de los intercambios da a la mercancía que transforma en dinero, no su valor, sino su formavalor específica. La confusión de dos cosas tan distintas llevó a considerar el oro y la plata como valores puramente imaginarios. El hecho de que en ciertas funciones el dinero pueda ser reemplazado por simples signos de sí mismo, aclara Marx, hizo nacer el otro error que consiste en creer que no es más que un signo".7 Sobre este error, que al capitalismo contemporáneo pretende convertir en verdad, insistiremos más adelante, pues es la causa explicativa de la inflación moderna y es el punto de partida para nuestra búsqueda de una teoría alternativa sobre tal fenómeno económico. Anticipándonos un poco, podríamos decir que la violación de la ley del valor y la eliminación de todo sustento material en la emisión de papel-moneda es lo que explica la inflación contemporánea, en una sociedad como la capitalista, que es, por antonomasia, una sociedad mercantil, esto es, regida por la ley del valor en el proceso de intercambio. 6 7 MARX, Carlos. op. cit., pág. 98 y 99. MARX, Carlos, op. cit., pág. 102 y 103. Aunque Marx no estudió en detalle el fenómeno de la inflación monetaria, ya que en la época del capital de libre competencia su ocurrencia era casual, de su Ley General de la Circulación se desprende que concebía la inflación como la acumulación excesiva de papel moneda en los canales de la circulación. Pero teniendo en cuenta que Marx partía de un papel moneda con respaldo en oro, lo cierto es que, como decía el desaparecido investigador Teodosio Varela, recordando al académico soviético Eugenio Varga, "en las actuales circunstancias la definición de inflación dada por Marx no abarca todos los fenómenos nuevos. Esto se debe a que, desde los tiempos de Marx, mucho ha cambiado en la esfera de la circulación. Estas variaciones pueden concretarse así: a) Ya no hay monedas de oro en la circulación. b) La plata en ninguna parte del mundo es metal divisa. c) Los cheques han pasado a ser un importantísimo medio de circulación. Todo esto da base para concluir que no es exactamente cierto que la causa de la inflación (nota de Julio Silva-Colmenares entendida como aumento de precios) sea el exceso de billetes en el torrente de la circulación monetaria. Esa sería, agregamos nosotros, la causa inmediata. Pero la causa de fondo, mediata, radica en cuestiones económicas, y no exclusivamente monetarias o técnicas". 8 Lo fundamental de Marx, y que pasaron por alto los neoclásicos, los, keynesianos y los monetaristas, es que en la enunciación de su ley de la circulación de las mercancías hace una crítica a fondo de la teoría cuantitativa, pues en la ley de Marx son los precios, la cantidad de mercancías ofrecidas y la velocidad de rotación los que determinan la masa monetaria necesaria. En palabras de Marx la ley se define así: "Esta ley, según la cual la cantidad de los medios de circulación la determina la suma de los precios de las mercancías circulantes y la velocidad media del curso del dinero, equivale a lo siguiente: dadas la 8 VARELA, Teodosio. La inflación. gran problema nacional. Revista Documentos Políticos (Bogotá) No. 47 (1965). pago 26 y 27. suma de valor de las mercancías y la velocidad media de su metamorfosis, la cantidad de metal precioso en circulación depende de su propio valor".9 Esto indica que las mercancías entran a la circulación con precio, ya sea que esté por encima o por debajo del valor y que oscila en el mercado por la ley de la competencia, y el dinero entra con valor. Según el conocido profesor colombiano José Consuegra, quien define su propia teoría de la inflación como "estructural marxista", "algunos: pasajes confusos de Marx en el análisis del papel moneda han dado motivos a incorrecciones posteriores en los conceptos de la inflación", lo que lo lleva a señalar que existe una concepción monetaristamarxista para la cual "la inflación es un fenómeno institucional. Se origina en el incumplimiento de la rigidez metalista concebida en el pasado"10. En nuestra opinión, no se dan propiamente en el texto de Marx pasajes confusos y conceptos que puedan caer en las redes del monetarismo; no olvidemos que es el propio Marx quien pone en sus pies la teoría cuantitativa; lo que sucede es que Marx escribió cuando la circulación monetaria estaba compuesta por moneda de oro o papel moneda con respaldo en oro, por lo que la moneda o el papel moneda tenían un valor intrínseco. La sustitución de la moneda con respaldo en oro por la moneda con respaldo fiduciario del Estado, ha implicado cambios sustanciales que hoy tienen que tenerse en cuenta, por lo que no puede aplicarse mecánicamente a un fenómeno contemporáneo una definición dada hace más de un siglo. El papel moneda de hoy, como dinero, no cumple el contenido que ha de tener en una sociedad mercantil, en donde el intercambio de valores -trabajo socialmente necesario materializado en las mercancías- es la base de la circulación general. En este sentido hemos de recordar que 9 MARX, Carlos. El Capital. op. cit., pág. 130-131. CONSUEGRA H1GG1NS, José. Teoría de la inflación, el interés y los salarios. Plaza y Janés. Bogotá, 1982, pág. 64 y 107. 10 ya Marx nos decía que "el precio o la forma-dinero de las mercancías es, lo mismo que la forma-valor en general, distinto de su cuerpo o de su forma natural, algo ideal. El valor del hierro, de la tela, del trigo, etc., reside en estas cosas mismas, aunque invisible. Está representado por su igualdad con el oro, por una relación con este metal, que sólo existe, por decirlo así, en la cabeza de las mercancías... Los precios o cantidades de oro en que se convierten idealmente las mercancías se expresan ahora con los nombres monetarios del patrón oro. Así, en lugar de decir que un quárter de trigo es igual a una onza de oro, se dirá en Inglaterra: es igual a tres libras, 17 chelines, 10 1/2 peniques... El precio es el nombre monetario del trabajo realizado en la mercancía... En el precio, es decir, en el nombre monetario de las mercancías, se anticipa la equivalencia de éstas con el oro, pero no se trata todavía de un hecho consumado... ".11 Y más adelante Marx precisa esta idea así: "La metamorfosis completa de una mercancía supone, en su forma más simple, cuatro términos, mercancía y dinero, poseedor de mercancía y poseedor de dinero: tales son los dos extremos que se enfrentan dos veces. Pero uno de los productores interviene primero en su papel de vendedor, poseedor de mercancía, y luego en su papel de comprador, poseedor de dinero".12 Pero para que el dinero cumpla este papel de mercancía de intercambio universal debe tener también su propio valor, así esté representado por un signo de éste, como es el caso del papel moneda con base en el patrón oro; mas no es esto lo que sucede en la época contemporánea; por ejemplo, si tomamos el caso de un asalariado, éste es víctima de un intercambio desigual, de una redistribución de su alícuota de la renta nacional, ya que él entrega una mercancía verdadera, mensurable, su fuerza de trabajo, y recibe un signo monetario sin respaldo alguno en valor verdadero, sólo la fé en el Estado, casi como si recibiese una mercancía ficticia, sin valor 11 12 MARX, Carlos, op. cit pág. 107, 112, 113 y 114. MARX, Carlos. op. cit., pág. 121. intrínseco propio. Es decir, se viola la ley de respaldo del papel moneda, que se enuncia de la siguiente manera: "En consecuencia, el papel moneda sólo es signo de valor en la medida en que representa cantidades de oro que, como todas las demás cantidades de mercancías, también son cantidades de valor".13O sea, diciéndolo de otra manera, que el papel moneda contemporáneo tiene una esencia muy diferente al papel moneda de la época del patrón oro o metalista, ya que no es signo de un valor si no que cuenta con el mero respaldo fiduciario del Estado. Teniendo en cuenta que en el siglo XIX todas las monedas se respaldaban con un patrón metálico, con especial preponderancia del oro, era correcto lo que Marx en su ley de la circulación del papel moneda decía: "El Estado lanza a la circulación billetes de papel en los cuales se encuentran inscritos valores de numerario tales como 1 esterlina, 5, etc. En la medida en que estos billetes circulan realmente en lugar del peso de oro del mismo valor, su movimiento no hace otra cosa que reflejar las leyes del curso del dinero real. Una ley especial de la circulación del papel sólo puede ser el resultado de su función de representante del oro o la plata, y dicha ley es muy sencilla; consiste en el hecho de que la emisión de papel moneda debe ser proporcional a la cantidad de oro (o plata) de la cual es símbolo, y que en la realidad debería circular". 14 Esta ley lleva a la conclusión de que si el Estado, manteniéndose el respaldo de la mercancía-dinero, emite en exceso, estará depreciando el símbolo que representa el papel moneda, lo que es la expresión material de la inflación monetaria. Con base en esta conclusión lógica, Marx critica el absurdo de la teoría cuantitativa de que sea exclusivamente el movimiento de la masa de dinero lo que determina 13 14 MARX, Carlos, op. cit., pág. 135. MARX, Carlos, op. cit., pág. 134. los precios en la circulación. Como dice el fundador del Socialismo Científico, "la ilusión según la cual los precios de las mercancías, por el contrario son determinados por la masa de los medios de circulación, y esa masa por la abundancia de los metales preciosos de un país, se basa en su origen en la absurda hipótesis de que las mercancías y el dinero entran en la circulación, aquéllas sin un precio, éste sin valor, y de que una parte alícuota de la masa de las mercancías se intercambian luego por la misma parte alícuota de la montaña de metal".15 Y anteriormente había puesto en sus pies la fórmula: "Suma de los precios de las mercancías dividida por la cantidad de rotaciones de las piezas de dinero del mismo valor de un tiempo dado = Masa del dinero que funciona como instrumento de circulación". 16 Coincidimos con el profesor José Consuegra cuando afirma que "la ley de la circulación de Marx sirve de fundamento para explicar los fenómenos propios de la moneda en nuestros días, aunque en el sentido según nuestra opinión, de que el papel moneda actualmente en circulación en el mundo capitalista no cumple esta ley, violando, de paso, la ley del valor-trabajo". Pero no estamos de acuerdo con su apreciación de que "se hace necesario acoger en su verdadera dimensión científica el aporte de Marx, dejando a un lado sus confusiones metalistas relacionadas con la emisión de papel moneda".17 Si bien es correcta su apreciación de que la ley de la circulación del papel moneda de Marx no puede aplicarse en la época contemporánea, la razón que da para ello nos parece improcedente: no es tanto que exprese una "confusión metalista" -pues en la época en que escribió Marx toda la teoría del dinero se basaba en el respaldo del patrón oro--, sino en que para el mundo contemporáneo es necesario buscar una nueva ley de circulación del papel moneda, cuando éste se 15 MARX, Carlos. op. cit., pág. 131. MARX, Carlos. op. cit., pág. 127. 17 CONSUEGRA HIGGINS, José. Teoría de la inflación, el interés y los salarios. Plaza y Janés, Bogotá, 1982, pág. 89 y 90. 16 basa en el respaldo fiduciario del Estado. El casi obsesivo rechazo de Consuegra al metalismo que fue una realidad innegable en el capitalismo de libre competencia, lo lleva a desconocer en su definición de inflación las leyes del valor y de los precios, circunscribiéndose a la ley específica de la formación monopolista de los precios, que no anula sino sólo viola la ley general del valor. Como dice textualmente, "Del examen de lo anterior bien puede enunciarse una ley: siempre la cantidad de dinero en circulación, dada la suma total de los precios, tiende a corresponder a la realmente necesaria para la circulación". 18 Consuegra retrocede en relación con los aportes de Marx y limita su concepto de inflación a la carestía que imponen los monopolios, olvidando que es evidente que la masa monetaria también se incrementa por razones diferentes a la elevación de los precios y que puede haber una ampliación de la masa monetaria que no sea inflacionaria, como cuando se incrementa el valor de las mercancías. Lo que distingue a la época contemporánea del momento en que escribían los pensadores clásicos de la economía, en especial Marx, es que ya hoy no hay monedas de oro en circulación excepto las que se lanzan con valor numismático para eventos especiales, y el oro se emplea únicamente como dinero universal para acumular parte de las reservas internacionales de los países; la plata no es patrón monetario en ninguna parte y el papel moneda emitido directamente por los gobiernos para sufragar los gastos ya no existe, pues prácticamente en todos los países se ha pasado a una banca central que tiene el monopolio absoluto de la emisión, incluida la que como crédito se emite a favor del gobierno para subsanar su déficit. Asimismo, se ha incrementado el papel que como medios de pago juegan los cheques y las tarjetas de crédito, igual que el crédito personal para la compra de bienes de consumo. La inflación contemporánea no puede entenderse como un fenómeno 18 CONSUEGRA, HIGGINS, José. op. cit., pág. 92. circunstancial ocurrido en la esfera de la circulación por causa de desequilibrios circunstanciales, sino es un hecho de carácter estructural condicionado por los cambios fundamentales que se han dado en el sistema monetario capitalista internacional y en los propios sistemas monetarios nacionales, que perdieron un regulador natural como es el oro y lo reemplazaron por una divisa nacional, el dólar, convirtiéndolo en la práctica en moneda mundial. La crisis del sistema monetario internacional llega a su punto culminante cuando a principios de los 70 se confirma la inconvertibilidad del dólar en oro y se pasa a un sistema fluctuante de cambios internacionales, manteniéndose en circulación por todo el mundo miles y miles de millones de dólares depreciados. La depreciación del dólar era ya evidente desde la primera parte del decenio de los 60 cuando 35 dólares seguían equivaliendo a una onza de oro, de acuerdo con el convenio de Bretton Woods, pero en la práctica compraban la mitad de mercancías que 20 años atrás. Para que este fenómeno no expresase una depreciación del dólar hubiese sido necesario que el tiempo de trabajo contenido en las mercancías se duplicase, lo que no es cierto, pues la elevación permanente de la productividad rebaja el tiempo de trabajo de cada mercancía, o que se hubiese rebajado a la mitad el tiempo de trabajo contenido en cada onza de oro, lo que tampoco es cierto, pues no se ha producido una revolución técnica de tal magnitud en la extracción del metal precioso. Esto nos lleva a la necesidad de emitir una ley para la formulación del papel moneda en la época contemporánea, ley que debe expresar la necesidad de que la masa monetaria en circulación esté respaldada por la riqueza nacional, la que convencionalmente podría medirse con el incremento en términos materiales o reales del Producto Interno Bruto o, mejor aún, del Producto Social Global. Algo en este sentido se aprecia en la economía de los países socialistas, economías que también tienen un carácter mercantil, aunque esencialmente diferente al capitalismo, no sólo en cuanto al contenido de las relaciones sociales de producción sino también en tanto a que son economías planificadas, incluida la emisión de papel moneda. No obstante su ley de la circulación monetaria puede servirnos de punto de comparación. "En su función de medida de valor, -dice el Curso Superior de Economía Política de Spiridonova y otros-, el dinero lo utiliza el Estado para controlar la medida del trabajo y la medida del consumo. Con ayuda del dinero se mide la cantidad y la calidad del trabajo que aporta a la sociedad cada uno de sus miembros activos ... Por consiguiente, con ayuda del dinero se determina la parte que corresponde a cada trabajador en la fracción del producto social que se distribuye entre los miembros de la sociedad socialista con arreglo a su trabajo". Más adelante añade que "a la función del dinero como medio de circulación está indisolublemente vinculada la cuestión, de gran importancia para la economía socialista, del cálculo de la cantidad de dinero necesario para la circulación. De su correcta solución depende, en cierto grado, el poder adquisitivo del dinero, su estabilidad". De ahí que, según una fórmula más desarrollada de la ley de la circulación monetaria, "la cantidad de dinero en circulación (CD) sea igual a la suma de los precios de las mercancías puestas a la venta (SP) menos la suma de los pagos efectuados en operaciones sin efectivo (B), más la suma de los pagos por transacciones anteriormente realizadas (P), dividido todo ello por la velocidad de la rotación del dinero (R)".19 Como puede verse, en los países socialistas la variable dependiente es la cantidad de dinero en circulación y ésta siempre está en función de las necesidades de la circulación, por lo que puede decirse que nunca hay inflación monetaria. Se presenta, eso si, incrementos en el nivel de los precios, que pueden corresponder a incrementos en el valor o a la "importación" de la inflación de los países capitalistas a través del comercio exterior. Similar fenómeno ocurre con la moneda colectiva que en sus cuentas 19 SPIRIDONOVA et al. Curso superior de economía política. Dos tomos. Grijalbo, México, 1965. Tomo 11, pág. 677 Y 678. recíprocas utilizan los países miembros del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), denominada rublo transferible, sin que ello signifique que corresponda al rublo de la Unión Soviética, pues es una moneda que emite el Banco Internacional de Cooperación Económica (BICE) y no país alguno. En su creación y respaldo no se tuvo en cuenta el patrón oro sino la producción material. Como señala el Jefe de la Sección Monetaria del CAME, el rublo transferible, sin tener una expresión en billetes de banco, pero siendo una divisa internacional, cumple las funciones fundamentales del dinero: constituye una medida de valor, un medio de pago y de acumulación. Los problemas concernientes a esta moneda colectiva se resuelven en el Consejo Directivo del BICE en donde cada país cuenta por un voto, independientemente de su período económico y su aporte de capital. "El rublo transferible, -señala--, se utiliza únicamente para liquidación de cuentas internacionales. Su capacidad de compra no está determinada por el nivel de precios internos, sino por el de los precios vigentes en el comercio internacional de los países del CAME... por supuesto, el poder adquisitivo del rublo transferible puede bajar si los precios contractuales suben. Sin embargo, tal descenso no es una manifestación de su desvalorización inflacionaria, puesto que la emisión de los rublos transferibles, siendo un proceso planificado, excluye la posibilidad de que haya un exceso de dinero"20. En resumen, podríamos decir que la inflación monetaria es un proceso de depreciación del papel moneda en cuanto al Estado viola la ley específica de su respaldo efectivo en una mercancía-dinero o en la producción material y las necesidades de la circulación, lo que repercute en un incremento nominal de los precios, sin que se haya producido un aumento en el valor, entendido como tiempo socialmente necesario. En este sentido la inflación expresa un desequilibrio entre la 20 Entrevista al profesor YURI KONSTANTINOV en el seminario "Novedades de Moscú" No. 4 de 1984. producción y la circulación y un aparente divorcio entre los valores y los precios, contrae la demanda efectiva y agudiza los problemas de realización de las mercancías. Como repetidamente hemos señalado, debe tenerse en cuenta que la inflación monetaria no es el único factor que explica el aumento de los precios; también hay que tener en cuenta a la formación monopolista de los precios, fenómeno que analizaremos más adelante. En la inflación, el aumento de la masa monetaria antecede el aumento de los precios; en la formación monopolista de los precios, el aumento de éstos antecede al incremento de la masa monetaria. 4. La búsqueda de una explicación científica de la inflación monetaria y la carestía Dado que el papel moneda mantiene sus funciones pero ha cambiado su contenido, se hace indispensable la búsqueda de una teoría científica que nos permita interpretar de manera integral las causas, formas y consecuencias de la inflación monetaria y la carestía contemporáneas, sin que esto signifique el abandono o el rechazo de la teoría del valortrabajo enriquecida por Marx, sino antes bien su actualización a la luz del desarrollo capitalista en su fase imperialista. En esta exploración hemos de recordar cómo se soluciona en la teoría y la práctica la antítesis valor-precio y su expresión a través de la formación monopolista de los precios, para concluir con una aproximación teórica a la inflación monetaria y la carestía, buscando alguna generalización conceptual con base en la realidad específica colombiana. 4.1 Valor y Precio En el análisis de las interrelaciones entre inflación monetaria y carestía juega un papel esencial comprender la contradicción entre valor y precio, en especial su expresión en la época contemporánea, en que el capitalismo ha hecho el tránsito a su fase monopolista, incluidos los países de mayor desarrollo de América Latina, entre ellos Colombia. Para este propósito comenzaremos con una breve revisión de las más conocidas teorías sobre el valor y los precios, para pasar luego a lo que caracteriza al siglo XX y es el segundo fenómeno que contemplamos en nuestra teoría de la carestía: la formación monopolista de los precios. Aunque pensadores de la antigüedad y la Edad Media, como Aristóteles y Tomás de Aquino, se plantearon el problema del valor, serán los mercantilistas y los fisiócratas quienes marcarán la transición hacia la concepción económica burguesa. Los segundos, en especial con "la tabla económica" de Quesnay, tienen el mérito de haber intentado una primera aproximación al proceso de la producción capitalista y transfieren el análisis, por ello, de la esfera de la circulación a la esfera de la producción, dando un gran salto cualitativo, salto que a veces retroceden muchos de los economistas contemporáneos. Pero para los fisiócratas el valor no es más que simple valor de uso, quedándose en la apariencia del fenómeno, sin adentrarse en su esencia.21 Adam Smith confunde el precio con el valor agregado y olvida el valor pretérito que se incorpora en una mercancía. Por eso es muy clara la crítica de Marx cuando al referirse a la tesis de Smith dice que si bien es cierto que el salario, la ganancia y la renta del suelo son las tres fuentes originarias de toda renta, no podría decirse que sean las tres fuentes originarias del valor de cambio, ya que el valor de una mercancía se halla determinado por el tiempo de trabajo que encierra. David Ricardo va mucho más adelante que Smith y, como dice el investigador cubano Hidalgo-Gato, "no sólo reconoce la necesidad de que el trabajo pretérito integre el valor de las mercancías sino además... sostiene la tesis de que el valor viene dado por el trabajo gastado en la producción de las mercancías y no por aquél que a cambio de ella se pueda obtener, como indicaba Smith". 21 22 HIDALGO-GA TO, Frank. Problemas teórico-metodológicos de la formación de precios en la economía socialista. Revista Economía y Desarrollo (La Habana) No. 72 (1983), pág. 52-53. 22 H1DALGO-GATO, Frank. op. cit., pág. 56-57. La renuncia a los aportes de Smith y Ricardo comienza a ser evidente a partir de Tomás Malthus, para quien los precios no expresan un valor creado en la producción sino simplemente una relación entre oferta y la demanda en la circulación. Con Malthus se inicia también el empleo de la teoría de la remuneración a los factores de la producción, tan en boga hoy en día. Y en posición tan errónea se mantiene la mayoría de los teóricos contemporáneos de la Economía Política Capitalista; mientras la prestigiosa economista inglesa Joan Robinson, que pretendió unir a Marx con Keynes, dice que es "mística" la definición del valor de las mercancías por el trabajo socialmente necesario para su producción, los restantes economistas burgueses, especialmente a partir de Alfred Marshall, se han inclinado a identificar el valor ya sea con "utilidad" o con "uso" o con "precio", suplantando la teoría del valor por una teoría subjetiva de los precios. Marx, en cambio, crea una teoría de los precios a partir de la teoría del valor, que si bien no tuvo en cuenta las complicaciones propias de los precios de monopolio, va también a permitirnos explicar sus oscilaciones alrededor del valor en la época contemporánea. Uno de los indiscutibles méritos históricos de Marx es haber partido de los descubrimientos de Smith y Ricardo para completarlos y darles la coherencia interna que le permitiese ser una teoría del capitalismo, señalando la diferencia que existe entre valor, valor de cambio y valor de uso de la fuerza de trabajo y completando la ley del valor-trabajo con la ley de los precios como expresión del valor. Si bien en la abstracción teórica valor y precio son iguales, dejadas al margen las fluctuaciones del mercado, en la realidad son distintos; el valor, como expresión del trabajo abstracto socialmente necesario, es proporcional a la magnitud de éste; como precio de producción se determina por los gastos de capital y la ganancia media lograda por éste; a su vez, el precio de producción constituye, en un segundo grado, una forma transfigurada del valor, y cuantitativamente, en el mercado, puede ser mayor o menor que el valor. Hoy se considera a la concepción de los precios de producción de Marx como unos reales "precios de equilibrio" en una economía capitalista competitiva, determinado por las condiciones medias y las relaciones de producción, incluido un grado de explotación como una cuota de plusvalía. En una sociedad dada, hecha la abstracción del comercio exterior, la suma de los precios de producción coincide con la suma de los valores; los precios de producción de las mercancías producidas en condiciones medias y con una composición orgánica media del capital coinciden con su valor, y todo cambio en la magnitud del valor origina cambios en los precios de producción. "Lo que consigue la concurrencia, -dice Marx-, empezando por la esfera de la producción, es establecer un valor comercial y un precio de mercado iguales, partiendo de los diversos valores individuales de las mercancías".23 De esta manera dejó establecido como otro de sus grandes descubrimientos que en el capitalismo los precios de mercado se basan en el valor pero no se regulan de acuerdo con la ley del valor, sino con la ley de los precios de producción. En condiciones de libre competencia para que el precio corresponda al valor, es decir, a la jornada de trabajo concretizada en la mercancía, se necesita que se cumplan los siguientes requisitos: "a) El tiempo de trabajo debe ser el socialmente necesario, es decir, la fuerza de trabajo que se invierte en la producción de mercancías debe ser de calificación media; la técnica empleada debe ser moderna para un lapso determinado de tiempo ... b) La cantidad total de las mercancías producidas de cada variedad en particular debe corresponder (en tendencia) a la demanda solvente de la sociedad ... c) La unidad monetaria debe ser estable con relación al oro". 24 Como puede verse, aquí se parte de una moneda estable en función del patrón oro, pero podría plantearse también la estabilidad en función de la producción material, como sucede hoy en día en los países socialistas. 23 .MARX, Carlos. El Capital. Cartago, Buenos Aires, 1956. Tomo 1l1, pág. 175-176. VARGA, Eugenio. Economía Política del Capitalismo. Cultura Popular, México. 1975. pág. 191-192. 24 Debe tenerse en cuenta que no toda elevación de los precios corresponde a un efecto de la inflación monetaria o de manipulación monopolista de los precios. Como señala el académico Varga, "en el curso del ciclo industrial los precios de casi todas las mercancías regularmente aumentan en la fase de la recuperación y principalmente en la fase de prosperidad... debido a que se incorporan obreros al proceso productivo que a consecuencia de la prolongada desocupación, perdieron parcialmente su ocupación, u obreros nuevos, sin experiencia... esto no es un aumento inflacionario de los precios. Este fenómeno se observa también bajo el patrón oro... Tampoco se puede considerar inflacionaria el alza momentánea de los precios a consecuencia, por ejemplo, de una mala cosecha".25 Asimismo, debe considerarse que no es inflacionario el aumento en el precio de una mercancía cuando se incrementa su valor, por ejemplo, por un mejoramiento sustancial en su calidad o en su condición de satisfacción de una necesidad concreta. 4.2 Causas y efectos de la formación monopolista de los precios Lo característico del capitalismo monopolista es que los precios de mercado no se forman alrededor del precio de producción en la competencia entre demanda y oferta, sino salen determinados desde la producción, llegándose al caso que en el precio de mercado no se refleje la disminución en el valor comercial, como era lo normal en el capitalismo de competencia; es lo que han tenido que reconocer algunos economistas bajo la eufemística fórmula de "precios administrados". En este sentido, en la época actual "los precios concretos de mercado se diferencian del planteamiento original de Marx de que el precio corresponde al valor", pues "los monopolios 25 25. VARGA, Eugenio. op. cit., pág. 199. venden sus mercancías a precios más elevados que los precios de producción. Esta es la base fundamental de su superbeneficio". No obstante, a pesar de las modificaciones que imponen los monopolios, "el valor, es decir el tiempo de trabajo socialmente necesario contenido en la mercancía, continúa siendo el regulador fundamental de las relaciones entre los precios".26 En la economía capitalista es muy frecuente la idea de que un aumento de precios significa un aumento de valor. Si bien es posible que esto suceda cuando se eleva la calidad de un bien o se mejora sustancialmente el valor de uso de una mercancía, lo que implicaría incrementar el tiempo de trabajo socialmente necesario, en sentido general no es esto lo que ha ocurrido en los últimos decenios. Toda la evidencia empírica demuestra que la elevación de la productividad ha rebajado, en una tendencia histórica irreversible, el tiempo de trabajo contenido en cada mercancía, por lo que los precios hoy deberían ser menos que hace algunos decenios. También podría explicarse una elevación permanente de los precios si se hubiese producido un descenso notorio en el valor del oro, en el caso de mantenerse como patrón monetario. Pero tampoco ha ocurrido una revolución técnica en la extracción de este metal precioso que hubiese reducido en varias veces el tiempo de trabajo contenido en él. De otro lado, si el aumento de los precios correspondientes a un incremento generalizado del valor o simplemente a la depreciación inflacionaria de la moneda, la carestía hubiese tenido que extenderse con igual ritmo a todas las mercancías, cuando en la realidad lo que se observa es un incremento diferenciado de los precios, con mayor velocidad en aquéllos sobre los cuales pesa un manejo monopolista. Como señala Vigodsky, el precio de monopolio cumple aparentemente en la época actual el mismo papel de la competencia en cuanto simula 26. 26 VARGA, Eugenio. op. cit., pág. 193 y 194. la nivelación entre valor comercial y precio de mercado, pero en este caso ocultando su progresiva separación. "Pero, recalca, una cosa es establecer el mismo valor y precio comerciales mediante la competencia, y otra muy distinta hacerla con el fin de prevenir la competencia", lo que completa más adelante así: "En el primer caso, el precio igual se debe a la competencia; en el segundo, es el punto de partida de la política monopolista".27 Esto es, los monopolios no pueden suprimir la ley del valor, en cuanto la base final del intercambio es el trabajo social materializado en las mercancías. Resumiendo, podríamos decir que los monopolios violan pero no eliminan la ley del valor. De esta manera, la ganancia de los monopolios es en buena parte una redistribución de la renta nacional, utilizando fundamentalmente el mecanismo de los precios de monopolio. Recordemos que en el capitalismo monopolista se debilita la tendencia a reducir el valor comercial --y más bien aparece la tendencia a elevar ese valor y el precio de mercado-, a pesar de la reducción del valor que implica el progreso técnico. Pero esta redistribución no puede salirse del marco del nuevo valor material creado. En el capitalismo monopolista la suma de todos los precios, esto es, de los altos y bajos precios monopolistas y los precios no monopolistas, no puede ser diferente a la suma de los valores, así como los precios de producción son iguales a la suma de los valores. En cuanto interesa a nuestra hipótesis, es muy importante destacar que el incremento que imponen los precios de monopolio en el nivel general de precios de una sociedad, esto es, su influencia en parte de la carestía, no tiene una causa originada en la inflación monetaria, ya que más bien son estos precios de monopolio los que imponen la necesidad de incrementar la masa monetaria indispensable para la circulación, produciéndose una depreciación del papel moneda como medio de 27 VIGODSKI, Salomón L. Ensayos sobre la teoría del capitalismo contemporáneo. Lautaro, Buenos Aires, 1964, pág. 67-68. cambio y de pago, por cuanto los monopolios logran que la suma total de los precios se incremente artificialmente por encima de la suma de los valores materiales en el momento de la producción, logrando la igualdad en el momento siguiente en un nivel más alto de la masa monetaria en circulación. 4.3 Hacia una interpretación integral de las causas, formas y consecuencias de la inflación monetaria Visto todo lo anterior, no queda duda que la inflación no es un simple problema técnico de política monetaria, sino, al contrario, es un fenómeno que tiene múltiples causas económicas que se expresan en resultados monetarios. Por tanto, hay que buscar una explicación y definición más coherente y compleja, que la que tradicionalmente se ha dado en la teoría económica. Como señalábamos en páginas anteriores, nuestra teoría es que en el incremento de los precios, esto es, en la carestía, influyen dos grupos de fenómenos, interrelacionados pero independientes: la inflación monetaria y la formación monopolista de los precios, sin que puedan separarse mecánicamente el uno del otro. Por consiguiente, en la masa monetaria en circulación influirán también estos dos fenómenos: Habrá emisión como efecto de la inflación monetaria y emisión como efecto de los precios de monopolio, además de la emisión necesaria por la expansión real de la producción y los eventuales aumentos en los valores. Nos encontramos así en presencia de un proceso dialéctico de causa-efecto-causa, en que como resultado final la masa monetaria está determinada por factores monetarios y factores de precio. Entre los factores monetarios habría que destacar en especial los referentes al manejo del sistema crediticio-monetario y los efectos que se originan por los déficits estatal y en la balanza cambiaria. Así, por ejemplo, con la conversión del dólar en medio de liquidación de las cuentas de reserva, los demás países capitalistas en realidad estaban concediendo permanentemente a los EE.UU., un multimillonario crédito ilimitado y sin intereses, lo que le permitía cubrir con dólares depreciados su déficit de la balanza de pagos y financiar su expansión en el exterior. De esta manera se generó una permanente emisión inflacionaria de dólares que afectó a todo el sistema capitalista. En el caso de los países dependientes el descenso de la tasa de cambio que origina el flujo inflacionario de dólares lleva a un encarecimiento de las importaciones, así como a la necesidad de entregar cada vez más trabajo nacional (intercambio por los comercial bienes no y servicios equivalente o que se desigual). importan Como el endeudamiento externo de los países en desarrollo está creciendo a ritmos que duplican o triplican el crecimiento real de la economía, su conversión en monedas nacionales también tiene un efecto inflacionario, pues excede las necesidades de la circulación. Hay que tener en cuenta que una sólida divisa es una de las condiciones para que se dé un proceso normal de reproducción ampliada, ya que de otra manera la desigualdad en las relaciones con el exterior deforma el funcionamiento de la reproducción. Otro hecho que ha convertido de esporádica en crónica la inflación monetaria, es el permanente déficit estatal que muestran la mayoría de los Estados, pues al no ser cubiertos los gastos gubernamentales con la recaudación normal de los impuestos, se sufragan con emisiones a cargo del Banco Central, aumentándose en forma inflacionaria los medios monetarios en circulación. Este financiamiento deficitario se eleva en flecha con los colosales gastos militares, que en la práctica corresponden a mercancías cuyos precios se separan artificialmente de los valores en mayor proporción que las demás mercancías controladas por los monopolios. Asimismo puede considerarse como un factor monetario de la inflación la expansión del crédito interno por encima de las necesidades reales de la reproducción ampliada, ya sea sobre la base de emisión primaria o secundaria. Buena parte de la inyección de este capital ficticio va a terminar en manos de los especuladores financieros. En el caso de los países capitalistas dependientes, los fenómenos inflacionarios son aún más complejos que en los países capitalistas desarrollados. Como señala el investigador soviético Viacheslav Kuznetsov, la inflación transcurre en América Latina "en condiciones de una economía plurisectorial, de sistemas monetarios-crediticios menos desarrollados, de una intervención estatal relativamente más amplia en la vida económica, y experimentan influencia creciente de las relaciones económicas interestatales y del sistema cambiario del capitalismo. Además de los factores estructurales, que continúan ejerciendo presión sobre los precios, en América Latina aumenta la acción de los factores coyunturales. Entre ellos se encuentra la 'inflación importada’, que se realiza tanto por canales directos como indirectos".28 La inflación, que se genera en lo fundamental por la violación de leyes que operan en la esfera productiva pero se manifiesta en la esfera de la circulación, afecta también el proceso de reproducción. Como ha destacado la CEPAL, "la situación inflacionaria profundiza la desigualdad en la distribución de los ingresos y de la riqueza, distorsiona la estructura del consumo, mina la capacidad de formación de capital y, en conjunto, la actividad empresarial del sector estatal y privado". En este sentido el científico soviético Kuznetsov nos recuerda, como lo demuestra la experiencia latinoamericana, que "un intenso proceso inflacionario no es compatible con el mantenimiento de ritmos altos y estables de desarrollo económico. La inflación puede estimular de algún modo la producción sólo en una perspectiva a corto plazo. Pero con el transcurso del tiempo el aceleramiento del desarrollo generado por la inflación se agota. Se vuelve imprescindible la 28 KUZNETSOV, Viacheslav. Causas, intentos de regulación y consecuencias sociales. Revista América Latina (Moscú). No. 6, 1980, pág. 103. adopción de una política que esté encaminada a frenar el proceso inflacionario".29 Esto nos muestra que llega un momento en que la inflación es incluso desventajosa para la propia burguesía, dados los desajustes y desproporciones que genera en el proceso reproductivo; ello nos permite entender por qué es la propia burguesía la interesada en las políticas de estabilización cuando la inflación se desboca. No obstante, hay que enfatizar que la inflación perjudica siempre, no importa su ritmo, a los trabajadores, quienes pactan la venta de su mercancía fuerza de trabajo en unidades monetarias que se deprecian diariamente. De la misma manera, son en la práctica los trabajadores los verdaderos acreedores del Estado cuando éste financia con emisiones inflacionarias su gasto deficitario, pues son los trabajadores los receptores de la masa fundamental de papel moneda en un país. 4.4. Producción, moneda e inflación (Una comprobación empírica) Finalmente trataremos de comprobar con un análisis de la realidad concreta las formulaciones teóricas anteriores, para lo cual revisaremos sucintamente lo ocurrido en los cinco principales países capitalistas desarrollados en los períodos 1967-70 y 1971-77. Mientras en EE.UU. más que se duplicó, de período a período, el crecimiento del Producto Nacional Bruto (de 1,4% anual a 3,2% ) y en Gran Bretaña se mantuvo estable en 1,9%, en Francia disminuyó del 7,0% al 3,6 %, en la República Federal de Alemania del 7,0% al 2,4% y en el Japón del 10,9% al 5,1%; mientras tanto, al contrario, en la Gran Bretaña, Francia y la RFA se elevó el ritmo de aumento de la masa monetaria, manteniéndose estable en EE.UU. y Japón; en Gran Bretaña pasó del 4,5% al 13,7%, en Francia del 5,8% al 11,9% y la RFA del 8,0% al 9,8% ; en EE.UU. el incremento de la masa monetaria bajó entre los dos períodos del 6,2% al 6,1% y en el Japón del 16,9% al 16,1%. Como puede verse en Japón y 29 KUZNETSO V, Viacheslav. op. cit., pág. 113 (De esta fuente está tomada la cita de la CEPAL). EE.UU. se mantuvo estable el ritmo de inflación monetaria y en los tres países restantes se aceleró; en los cinco países el ritmo de crecimiento de la masa monetaria está bastante por encima del ritmo de crecimiento del volumen físico de la producción. Sin embargo, de estas cifras no puede sacarse mecánicamente la conclusión de que todo aumento de los precios fue efecto de la inflación monetaria. Como aclara Serguei Nikitin, de quien hemos tomado los anteriores porcentajes, "puesto que el PNB está expresado en precios fijos, el aumento más rápido, en comparación con éste, de la masa monetaria testimonia tan sólo el evidente aumento de los precios, pero sin embargo, no revela qué factores monetarios o no monetarios han provocado este aumento de precios". 30 "Es más interesante y perceptible, -continúa Nikitin-, la comparación de la dinámica de la masa monetaria y la dinámica del Producto Interno Bruto en precios corrientes (puesto que este índice tiene ya en cuenta la modificación de los precios)". El incremento del PIB en precios corrientes ascendió en los EE.UU. del 7,3% anual en el primer período al 9,6% en el segundo período; en la Gran Bretaña del 8,3% al 15,5%, en Francia del 12,0% al 12,8%, y disminuyó en la RFA del 11,5% al 8,2% y en el Japón del 17,5% al 15,1%. Si comparamos con las cifras del párrafo anterior observaremos que en los EE.UU., la Gran Bretaña y Francia el incremento del PIB en precios corrientes (que incluye los aumentos de precios) es mayor que el incremento de la masa monetaria, por lo que puede afirmarse que no todo aumento en el nivel de los precios puede explicarse por el incremento en la masa monetaria. Nikitin señala que en este caso "el papel activo lo desempeñan únicamente los factores procedentes de la oferta de mercancías, sobre todo la práctica monopolista de la formación de precios". La expresión únicamente nos recuerda la unilateralidad de la definición del profesor Consuegra, que ya criticábamos en páginas anteriores. No obstante, a continuación dice 30 NIKITIN, Serguei. El proceso inflacionario. Su esencia y causas. Revista Ciencias Sociales (Moscú), No. 1, 1980. pág. 121 Nikitin que, "sin negar la significación de esto último, sería erróneo ver en ello la única causa del desarrollo de la inflación actual (aquí Nikitin vuelve a asimilar inflación a carestía). El aumento de la masa de papel moneda juega en esto su papel. No debe olvidarse que este aumento puede tener lugar no sólo a costa del incremento del dinero efectivo y de los depósitos, sino también a costa de la aceleración de su circulación".31 Como en definiciones que hemos citado anteriormente, la de Nikitin también peca por no distinguir con claridad entre las categorías de inflación monetaria y carestía, y por ello a veces cae en confusiones entre los dos procesos: el incremento inflacionario de la masa monetaria y el incremento de precios, que puede ser producido por la depreciación anticipada de la moneda o por su manejo monopolista. Al pretender hacer un análisis similar sobre la realidad colombiana32 comenzamos por confrontar sucintamente el comportamiento de la oferta monetaria en relación con lo que consideramos ha de ser su principal parámetro de medida, esto es, el Producto Interno Bruto, tanto en precios corrientes como constantes. En el cuadro número 1 presentamos los valores absolutos y su índice para los años 1963, 1972 y 1982 tomando como punto intermedio del período a 1972, año en que se introdujo en Colombia el sistema de corrección monetaria, que significa un cambio en la concepción de la tasa de interés, y se creó el sistema de Unidades de Poder Adquisitivo Constante --UPAC-, que implica una reorientación en el manejo del ahorro nacional. 31 NIKITIN, Serguei. Ibidem, pág. 121. En la realización de este análisis fue determinante el trabajo de mi esposa, la economista Lilia Stella Quintero, quien en una paciente indagación sobre diversas fuentes pudo rehacer la serie de 20 años para más de una decena de variables monetarias, fiscales, de precios, de relaciones externas y grandes agregados macro-económicos, de las cuales sólo una mínima parte se utiliza en esta parte para no recargar de cifras la exposición, pero que fueron indispensables para lograr una apreciación general del conjunto. 32 Cuadro No. 1 OFERTA MONETARIA Y PRODUCTO INTERNO BRUTO Millones de pesos. Índice 100 = 1963 Años Oferta monetaria (M1) MM$ 1 1963 1972 1982 7.371 29.842 325.699 Índice 2 100 405 4.419 PIB corriente PIB constanteª MM$ 3 MM$ 5 43.526 186.398 2.458.788 Índice 4 (%3/1) 100 428 5.649 43.526 72.253 116.214 Índice 6 100 166 267 Fuente: Oferta Monetaria: Revista Banco de la República, Dic/68, Dic/80 y Feb/83. PIB-CORRIENTE: 1963 y 1972 Banco de la República; 1982 DANE. a. Precios constantes de 1963. Cálculos del autor sobre la base de la serie publicada por el Banco de la República con base 1970 =100. Como puede verse en el cuadro No. 1, el crecimiento del PIB corriente, que incluye el incremento en todos los precios, es superior a la expansión de la oferta monetaria (M1), lo que nos permite plantear la hipótesis de que no todo incremento en el PIB corriente deducida la parte que corresponda a crecimiento real--, es efecto de la inflación monetaria, aún suponiendo que todo el crecimiento de la oferta monetaria fuese inflacionario, lo que necesariamente no es cierto. Si partiéramos del supuesto que puede controlarse la expansión de la base monetaria y los cambios en el multiplicador monetario, de tal manera que su movimiento se contrarreste y se mantenga constante su efecto sobre la oferta monetaria, y que el crecimiento de ésta estuviere en función directa del incremento del PIB constante (que incluiría el incremento en la circulación y los eventuales aumentos en el valor de las mercancías), el volúmen de la oferta monetaria necesaria debería haber sido el indicado en el cuadro No. 2. Cuadro No. 2 OFERTA MONETARIA NECESARIA Y EXCEDENTE Millones de pesos corrientes Años Oferta monetaria efectiva 1 Oferta monetaria necesaria 2 Oferta monetaria excedente 4 3 (%3/1) Índice de la oferta excedente ª 5 1963 7.371 7.391 - - 100 1972 29.842 12.263 17.606 59,0% 239 1982 325.699 19.675 306.024 93,9% 4.152 a. Obtenido respecto a la oferta monetaria en 1963. Tal como lo muestra el cuadro No. 2, en el período estudiado la masa monetaria por encima de las necesidades que generó el crecimiento físico de la producción excede los $300.000 millones de pesos, lo que correspondería a emisión que está influida por efectos inflacionarios y no infraccionarios. Si del crecimiento de la oferta monetaria efectiva restamos el crecimiento que debería haberse producido por el incremento en el volumen físico de la producción suponiendo que los precios se mantienen constantes cuando no hay incremento real en el valor de las mercancías-, el índice de la oferta monetaria excedente sobre la oferta monetaria necesaria sería el indicado en la columna 5 del cuadro No. 2 y sería igual, en teoría, al índice de la inflación monetaria neta del período estudiado, siempre y cuando, repetimos, que se suponga que todo el excedente emitido corresponde a causas inflacionarias. Partiendo de la hipótesis que el índice de M1 hubiese afectado el nivel general de precios y, por consiguiente, el PIB en precios corrientes, el monto de éste habría variado como puede verse en el cuadro No. 3, incluido, obviamente, el incremento implícito por aumento en el volumen físico. EFECTO DE LA PROBABLE INFLACION MONETARIA EN EL PIB CORRIENTE Millones de pesos Años PIB corriente PIB corriente según probable inflación Diferencia PIB no correspondería a inflación monetaria Relación excedente 1 2 3 (1-2) 4 (%3/1) 1963 43.526 43.526 - - 1972 186.398 176.280 10.118 5,4 1982 2.458.788 1.923.413 535.375 21,8 a. PIB c 63 x 10M ← 100 PIB c63= PIB corriente de 1963 IOM= Índice de la oferta monetaria (Col 2 Cuadro No. 1) Recapitulando, podríamos decir que con base en el cuadro No. 2 mostramos que existe una expansión necesaria de la oferta monetaria, esto es, que no tiene carácter inflacionario (columna 2), y una oferta monetaria excedente que, en principio, podemos denominar inflacionaria (columna 3). La dinámica inflacionaria podemos observarla en la columna 4 del cuadro No. 2; en 1972 la oferta monetaria excedente equivalía al 59% de la oferta monetaria en circulación y ya para 1982 era el 93,9% esto es, prácticamente toda la masa en circulación correspondía a emisión inflacionaria.33 A su vez, podemos observar que el PIB estaría compuesto por tres partes fundamentales, que si bien no es fácil distinguir con exactitud en la práctica, su identificación nos permite precisar, aunque sea de manera aproximada, los efectos de la emisión inflacionaria, de un lado, 33 Para efecto de los cálculos que hacemos en los cuadros 1, 2 y 3 partimos de algunas abstracciones, siempre necesarias en las ciencias sociales, para crear unas bases mínimas de partida que nos permitan observar en el tiempo la influencia de una ley o el comportamiento de una variable. Algunos de los supuestos básicos de que partimos son los siguientes: consideramos que en 1963 la masa monetaria en circulación era la necesaria; que el PIB en precios constantes mide el incremento en el volumen de la producción y los eventuales cambios en el valor de las mercancías; que en 1963 no existían grandes desequilibrios entre la oferta total y la demanda solvente. y de otros procesos que afectan el nivel general de los precios, entre los cuales ocupa puesto destacado la fijación monopolista de los precios, como puede verse en el cuadro No.4. PARTES COMPONENTES DEL PIB CORRIENTE Millones de pesos corrientes 1972 MM$ 1982 % MM$ % 1. Por incremento real (PIB constante) 2. Por expansión inflacionaria 3. Por efecto de precios, no inflacionarios 72.253 38,8 116.214 4,7 104.027 55,8 1.807.199 73,5 10.118 5,4 535,375 21,8 TOTAL 186.398 100.0 2.458.788 100,0 Como se aprecia a simple vista, la composición del PIB en cuanto al origen de la moneda que lo expresa varía apreciablemente en el tiempo; en 1972 el 38,8% correspondía a su incremento real (PIB constante), el 58,8% a la expansión por el probable efecto de la depreciación de la moneda y un 5,4% al efecto de manipulaciones en los precios que no afectaron la masa monetaria; para 1982 la composición había variado sustancialmente, pues el componente constante había disminuido al 4,7%, la porción por depreciación de la moneda se había incrementado al 73,5% y la parte que suponemos está influida por la carestía, y en especial por los precios de monopolio, había ascendido al 21,8%. Sin que pueda decirse que las cifras anteriores son matemáticamente exactas, pues en realidad no existe la información estadística que dé confiabilidad, nos marcan las tendencias que otras evidencias empíricas señalan, comprobándose que en los dos subperíodos analizados la situación es muy diferenciada. Para el lapso 1963-72 el crecimiento del PIB constante fue del 66%, de la oferta monetaria total del 305% y del PIB en precios corrientes del 328%, para 1972-82 el PIB a precios constantes creció en un 61%, la oferta monetaria efectiva en un 991% y el PIB corriente en 1.219% manteniéndose en un ritmo similar el incremento del PIB constante (más bien con tendencia a contraerse en el segundo subperíodo), la oferta monetaria y el PIB corriente se "dispararon", por lo que no hay duda sobre el nocivo efecto de la inflación monetaria y la manipulación monopolista de los precios durante el decenio anterior. Un fenómeno que hay que destacar para el segundo subperíodo y que probablemente afectó más por el lado de la manipulación monopolista de los precios y la centralización del capital en manos de la oligarquía financiera, que por la ampliación de la oferta monetaria, fue el gigantesco crecimiento de los cuasidineros (llamados también ahorro financiero) que, según los tres componentes que mide el Banco de la República (cuentas de ahorro y depósitos de UPAC y a término), se expandieron de $6.022 millones en 1972 a $417.130 millones en 1982, para un incremento porcentual de 6.827%34. Como todo indica que este "ahorro" no se encaminó principalmente a fortalecer la acumulación -la formación interna bruta de capital fijo fue el 17,2% en el trienio 197072 y el 17,4% para 1980-82-35 muy probablemente se orientó hacia la especulación financiera y el control monopolista de empresas. Entre las causas propiamente de inflación monetaria, tenemos que mencionar la depreciación que origina la monetización automática e indiscriminada de los ingresos de divisas extranjeras que no guardan relación con la expansión real de la producción, como es el caso de la llamada "economía subterránea", lo cual se vio agravado con la coyuntural "bonanza cafetera". Los ingresos cambiarios corrientes del 34 35 Revista Banco de la República. Dic/78 y Dic/82. Cálculo de los autores con base en DANE. Cuentas Nacionales 1970-82, pág. 53. país pasaron de US$547 millones en 1963 a US$800 millones en 1972 y se dispararon a US$4.398 millones en 1982, habiendo ascendido hasta US$5.654 millones en 1980; simultáneamente, las reservas internacionales netas pasaron de un saldo negativo de US$122 millones en 1964 a uno positivo de US$345 millones en 1972 y US$4.891 millones en 1982, habiendo llegado a US$5.630 millones en 1981. La monetización automática de estos ingresos -que hubiese podido controlarse con la nacionalización del comercio exterior, como lo hacen muchos países-, hizo que peso de las reservas internacionales en los activos de la base monetaria pasase del 27,8% en 1972 al 88,9% en 1982, incrementándose el total de la base monetaria de $18.396 millones en 1972 a $243.758 millones en 1982. Como la autoridad monetaria no quiso actuar en forma activa sobre la base monetaria, resolvió hacerlo en forma pasiva restringiendo el multiplicador monetario de 1,6213 a 1,2536 en 1981; pero el actual Gobierno empezó nuevamente a elevarlo: terminó 1982 con 1,3362 y en julio de 1984 iba en 1,5597.36 Asimismo, tuvo gran efecto inflacionario durante el período la expansión del gasto público, ya que en buena parte se produjo por medio de un financiamiento deficitario, aunque no siempre con base en una emisión primaria del Banco de la República. De 1964 a 1982 el gasto total del Gobierno Nacional creció en un 6,256%, incremento que es mucho mayor que el del PIB corriente y la oferta monetaria efectiva. Aunque en el total de los ingresos del Gobierno Nacional el peso de los tributos se incrementó del 78,7% en 1964 al 90,2% en 1982, en éstos hubo un cambio regresivo a favor de los indirectos, ya que de representar el 41,4% del total de los ingresos tributarios en 1964 pasaron a ser el 50,1% en 1972 y el 70,3% en 1982. Pero lo que probablemente ha tenido mayor efecto inflacionario en último subperíodo fue la incorporación de las utilidades de la Cuenta Especial de Cambios como un recurso tributario indirecto, ya que son utilidades 36 Datos tomados de Revista Banco de la República, Dic/65, Sep/76, Feb/83, Jun/80, Dic/80, Dic/83 y Jul/84. de mero carácter contable que en el momento de entregarlas el Banco de la República al Gobierno Nacional implican una emisión primaria. Para apreciar su efecto como financiamiento inflacionario del gasto público basta recordar que sus recursos, que en 1970 habían aportado el 4,2% del total de los ingresos, ya que en 1974 eran el 7,7%, en 1981 el 21,1% y en 1982 el 21,8%, llegando su monto a la suma de $63.992 millones, lo que equivalía al 26,3% de la base monetaria total en este último año. Igual efecto inflacionario tiene la parte del gasto público que se financia con endeudamiento, especialmente externo. Durante la década anterior la parte de los recursos del crédito representaron alrededor del 12,0% del gasto total, dentro del cual más del 85% corresponde a deuda externa.37 En relación con este aspecto debe tenerse en cuenta el apreciable crecimiento de la deuda externa; la parte pública ascendió de US$92 millones en 1963 a US$2.531 millones en 1972 y US$9.814 millones en 1982, incluida la parte por utilizar; esto implica un crecimiento del 10,57% en todo el período, es decir, un crecimiento de más de 100 veces de la deuda externa pública; la parte privada ascendió de U8$672 millones en 1970 a U8$1.006 millones en 1972 y U8$3.616 millones en 1982.38 De igual manera hay que considerar el efecto inflacionario que haya producido la expansión del crédito interno en exceso sobre las necesidades del crecimiento real de la economía. Si miramos la información de los bancos comerciales --para los cuales se consigue información por el período analizado-, el saldo de sus colocaciones al finalizar cada año pasó de $5.070 millones en 1963 a $17.415 millones 37 Cálculos efectuados con base en Revista Banco de la República. Dic/7l, Nov/75, Feb/ 83, y Abr/82 y Contraloría General de la República, Informe Financiero de 1982. 38 Datos tomados de SORPA, Miguel. Neoimperialismo y subdesarrollo colombiano. Cinep, Bogotá, 1976. pág. 253, para el año de 1963. Para el año de 1972 Y 1982 Revista Banco de la República Jun/73 y Nov/83. La deuda privada externa fue tomada en su totalidad de Coyuntura Económica Vol. 13 No. 3 Sep/83. Incluye deuda registrada, pasivos netos del sistema financiero y deuda privada con proveedores, tomados a su vez del Banco de la República. en 1972 y $283.705 millones en 1982, lo que significa que la expansión fue de 5.695%, cifra sensiblemente superior a la registrada por la oferta monetaria total; por subperíodos fue del 243% entre 1963 y 1972 y del 1.529% entre 1972 y 1982.39 Vinculado con el efecto inflacionario del excesivo crédito interno ha de tenerse en cuenta el incremento en las tasas de interés, que en el caso de las captaciones de los certificados de depósito a término pasaron en su cálculo ponderado del 22,5% anual al finalizar 1973 al 38,6% en diciembre de 1981, para bajar al 35,9% al finalizar 1982 y al 34,2% en diciembre de 1983.40 5. A manera de Epílogo En forma resumida podríamos decir que en la búsqueda de una explicación científica de la inflación monetaria y la carestía contemporáneas, y su distinción como dos categorías económicas diferentes aunque interrelacionadas, hubimos de comenzar por recordar la concepción prístina que la teoría económica clásica tiene sobre el dinero como una mercancía equivalente universal, esto es, como mercancía-dinero con valor de uso y valor (de cambio), el paso al papel moneda como necesidad de la expansión del proceso de intercambio pero manteniendo su concepción de signo representativo de aquélla, para luego comparar con el moderno papel moneda sin respaldo alguno en oro u otra mercancía-dinero, lo que cambia la esencia de su contenido y su función en las relaciones sociales capitalistas de producción, intercambio y redistribución de la riqueza creada. O sea, que si antes el papel moneda se concebía en el marco de la ley del valor-trabajo, hoy su existencia se da al margen de esta ley, manteniendo simplemente el respaldo fiduciario del Estado, quien emite por conveniencias también al margen de las necesidades reales de la circulación. Como es obvio, no todas las escuelas económicas se explican la inflación monetaria a la luz de la ley del valor, ya que 39 40 Datos tomados de Revista Banco de la República Dic/71, Jul/74 y Nov/83. Estrategia Económica y Financiera. Tasa de cambio y tasa de interés. Sep. /83 y Revista Banco de la República, Abr/84. varias de ellas, en especial luego del surgimiento de los llamados neoclásicos, rechazan la relación causal entre precios y valores y pregonan razones eminentemente subjetivas en la determinación de los precios, como son las mercancías sin valor de la producción. Nuestra posición parte de una aparente paradoja; para entender la inflación contemporánea tenemos que basarnos en la ley del valortrabajo, como ley fundamental del intercambio en el capitalismo, pero precisar al mismo tiempo que con el paso a la fase monopolista, en especial al capitalismo monopolista de Estado, la burguesía ha abandonado el patrón oro, emitiendo papel moneda con violación de la ley del valor. Por ello, hoy hay que distinguir entre inflación monetaria y carestía, en lo fundamental formación monopolista de los precios, lo que no era indispensable en el capitalismo de libre competencia, al cual corresponde el análisis de los economistas clásicos. Por eso nuestra insistencia en que hay que buscar una nueva ley de circulación del papel moneda, que nos permita explicamos, como violación de la ley del valor, el efecto de la inflación monetaria y su distinción de la carestía. Nuestro postulado es que ha de estar en función de la creación de la riqueza material, para lo cual recurrimos al ejemplo de los países socialistas, en donde no hay inflación monetaria pues la emisión se incorpora a la dirección planificada de la economía de acuerdo con las necesidades de la circulación, sin que ello signifique que los precios se mantienen inmodificables; allí se distingue entre cambios inflacionarios en los precios y nivel de precios, propiamente dicho. Para señalar la diferencia entre la inflación monetaria y carestía recurrimos al análisis concreto de la realidad contemporánea de algunos países capitalistas desarrollados y, en forma más específica, de la situación colombiana de los últimos 20 años. Pero como decíamos en la introducción, esta búsqueda de una nueva teoría de la inflación monetaria y su efecto en el nivel de los precios, es, por ahora, una propuesta para la discusión científica, sin pretensiones de "verdad revelada".