TEMA 15 TRASTORNOS SOMATOMORFOS, DISOCIATIVOS Y FACTICIOS. SIMULACIÓN TRASTORNOS SOMATOMORFOS Sintomatología: presencia de síntomas corporales que sugieren un trastorno físico, sin que exista una causa orgánica demostrable o un mecanismo fisiopatológico conocido que los explique completamente o, de haberla, los síntomas físicos o el deterioro social o laboral que producen son excesivos. Estos síntomas no son producidos de forma voluntaria y tampoco pueden explicarse por el consumo de sustancias o por otra enfermedad psiquiátrica, lo que no implica que no puedan darse simultáneamente; de hecho, es muy frecuente encontrar un trastorno depresivo o ansioso de base. La experimentación de síntomas somáticos es un suceso muy habitual en el ser humano y por sí solo no constituye ninguna enfermedad psiquiátrica. Sólo debe hablarse de somatización, y catalogarse como un problema médico, cuando el individuo atribuye estas molestias a una enfermedad orgánica, frecuentemente grave, y su convencimiento no cede a pesar de la negativa de los médicos; es más, estos individuos suelen estar descontentos con el tratamiento que se les ofrece. En general, los trastornos somatomorfos se encuentran más habitualmente en mujeres, a excepción de la hipocondría que afecta por igual a ambos sexos. El DSM-IV-TR identifica cinco Trastornos Somatomorfos específicos: Trastorno de Somatización Trastorno de Conversión Hipocondría Trastorno Dismórfico Corporal Trastorno por Dolor y dos categorías diagnósticas residuales: Trastorno Somatomorfo Indiferenciado Trastorno Somatomorfo no especificado. Trastorno de Somatización (Síndrome de Briquet) Se caracteriza por múltiples y vagas quejas somáticas que se inician antes de los 30 años, persisten durante varios años, y causan un deterioro evidente de la actividad social o laboral del individuo. Raras veces remiten de forma completa. Se trata de un trastorno polisintomático, en cuyo curso deben aparecer: Cuatro síntomas dolorosos relacionados con, al menos, cuatro zonas del cuerpo (cabeza, tórax, etc.) o cuatro funciones (menstruación, micción, etc.). 1 Dos síntomas gastrointestinales, generalmente náuseas e hinchazón abdominal. Un síntoma sexual o reproductivo, que debe aparecer al margen del dolor. Por ejemplo, las irregularidades menstruales en la adolescencia son un signo muy frecuente. Un síntoma pseudoneurológico (deterioro de la coordinación o del equilibrio, pérdida de la sensación de dolor o de tacto, sordera, etc.). Los síntomas no pueden ser explicados por la presencia de una enfermedad médica, el consumo de sustancias o como parte de otra enfermedad psiquiátrica, y no son producidos de forma voluntaria. Los individuos con este trastorno suelen caracterizarse por una personalidad narcisista y dependiente. Suelen describir sus síntomas de un modo dramático, haciendo hincapié en las repercusiones de éstos sobre su vida, y suelen mostrarse exhibicionistas y seductores; por ejemplo, mostrando más de lo necesario en las regiones a explorar. En ocasiones, pueden exhibir un comportamiento impulsivo o antisocial, con conflictos matrimoniales, amenazas e intentos de suicidio que no deben subestimarse, pues algunos pacientes desarrollan síntomas depresivos con el paso de los años, luego el riesgo de suicidio es real. Al lado del trastorno de somatización podríamos colocar los cuadros que se definen como trastorno somatomorfo indiferenciado (duración de 6 meses o más) o no especificado (duración inferior a 6 meses), en los que no se cumplen estrictamente los criterios del DSM-IV. Por ejemplo, casos de somatización referida solamente a un órgano o sistema: colon irritable crónico, neurosis cardíaca, etc. Trastorno de Conversión Este trastorno, el más frecuente de los somatomorfos, se caracteriza por la presencia de síntomas que sugieren una patología neurológica, sin que ésta exista. Estos síntomas pueden resumirse en alteraciones motoras (tics, convulsiones, parálisis, alteraciones de la coordinación y el equilibrio) y alteraciones sensoriales (anestesia, ceguera, sordera, alucinaciones visuales, dolor). Una característica particular de estos trastornos es que no deben diagnosticarse si se pueden explicar por un comportamiento o experiencia culturalmente normales (por ejemplo, las “visiones” en rituales religiosos), siempre y cuando no causen malestar clínicamente significativo. Los síntomas conversivos son el producto de las ideas que el individuo tiene de lo que es la enfermedad, por lo que a menudo se tornan inverosímiles respecto a mecanismos fisiopatológicos conocidos. Estos síntomas, además, son a menudo inconsistentes, algo que se puede aprovechar en la exploración. Por ejemplo, si se 2 coloca un brazo “paralizado” en alto, éste continuará durante un tiempo en esta posición y caerá (pero sin golpear la cabeza). La sintomatología no se produce de manera intencionada; el término conversión, acuñado por Freud, habla de la resolución simbólica de un conflicto psicológico inconsciente. De hecho, se exige como criterio la relación entre un acontecimiento estresante y el inicio del cuadro sintomático. Por ejemplo, puede aparecer dolor en una parte del cuerpo que el individuo vio dañarse a otra persona accidentada. Suele iniciarse en la adolescencia o principio de la vida adulta, siendo muy extraño que lo haga de forma tardía, y en general se resuelve en horas, días o semanas, aunque es frecuente la reincidencia. Los individuos pueden manifestar la belle indifference (una relativa falta de preocupación por sus síntomas) o presentar actitudes de tipo dramático o histriónico. Son individuos fácilmente sugestionables, por lo que sus síntomas pueden modificarse o desaparecer según estímulos externos. Hipocondría Temor y convicción de padecer una enfermedad grave en contra de la opinión médica fundada. Esta enfermedad deriva de sensaciones físicas e interpretaciones erróneas acerca del cuerpo, que conducen al sujeto a un irrefrenable miedo a padecer enfermedades graves, generalmente con protagonismo social (cáncer, sida, etc.). Esta creencia no debe ser de tipo delirante (el individuo puede aceptar que está exagerando la magnitud de la enfermedad) y no se limita a preocupaciones sobre el aspecto físico, ni puede explicarse por la presencia de otro trastorno mental (como un trastorno de ansiedad generalizada). Trastorno Dismórfico Corporal Preocupación permanente y excesiva por un defecto físico, más aparente que real. Esta preocupación no se explica por la presencia de otro trastorno mental, ni alcanza un grado delirante. Las preocupaciones más frecuentes son: el acné, la pérdida de cabello, arrugas y otros aspectos que suelen ser cuestiones de actualidad, por lo que el límite entre la patología y la normalidad es algo difuso. Estos sujetos suelen acudir a cirujanos plásticos y dermatólogos para que solucionen su defecto, pero pronto aparecen nuevas y más intensas preocupaciones por su físico. La mayoría de los sujetos experimentan un malestar intenso en relación con su defecto, se consideran “feos” patológicos, llegando a pasarse horas frente al espejo observándose, tienden al aislamiento social e, incluso, al suicidio. 3 Trastorno por Dolor Aparición de dolor grave y deteriorante en ausencia de enfermedad física o excesivo para la misma, que no es simulado ni explicado por otra enfermedad mental, y cuyas características se relacionan con factores psicológicos. Si el paciente presenta otros síntomas (inapetencia, anhedonia…) éstos sólo son objeto secundario de queja. El dolor aparece repentinamente y aumenta en intensidad al cabo de pocas semanas o meses. El abuso de sustancias (alcohol, opiáceos) puede complicar el curso del trastorno. El dolor puede llevar a la inactividad y aislamiento social que, a su vez, puede conducir a problemas psicológicos adicionales. TRASTORNOS DISOCIATIVOS Disociación: separación de algo que debería estar unido. Trastorno Disociativo: defensa o mecanismo de protección frente a un trauma o conflicto interno que permite a las personas aislarse de éste. Así, se produce una alteración en los pensamientos y sentimientos del individuo, de modo que durante un periodo de tiempo cierta información no se asocia o integra con otras informaciones, provocando una serie de fenómenos clínicos y conductuales. La característica esencial es una alteración en la función integradora de la conciencia, la memoria, la identidad y la percepción del entorno. De hecho, la amnesia es el síntoma más frecuente de estos cuadros. La existencia de un acontecimiento estresante es clave para el diagnóstico, así como la inexistencia de patología orgánica. El Trastorno Disociativo no siempre debe considerarse patológico por sí mismo, ya que generalmente no produce malestar ni deterioro, por lo que no se le puede catalogar de patología. De hecho, la disociación es un proceso psicológico muy frecuente en la vida cotidiana; por ejemplo, quedarse absorto leyendo un libro hasta dejar de tener conciencia de lo que sucede alrededor. En el DSM-IV-TR se identifican cinco Trastornos Disociativos específicos: Amnesia disociativa Fuga disociativa Trastorno de identidad disociativo Trastorno de la despersonalización Trastorno disociativo no especificado 4 Amnesia Disociativa Incapacidad para recordar información personal importante, generalmente relacionada con acontecimientos traumáticos o estresantes, que no se puede justificar por el olvido ordinario. Se produce una alteración reversible de la memoria que impide al sujeto recordar experiencias previas. Sin embargo, aunque esta información permanece fuera de la conciencia, puede continuar influyendo sobre el comportamiento de la persona. Dado que la amnesia está presente en la mayor parte de los Trastornos Disociativos, sólo se puede hacer el diagnóstico cuando la amnesia sea el único síntoma presente, y siempre que ésta no se pueda explicar por los efectos fisiológicos directos de una sustancia o por una enfermedad médica y, además, cause malestar clínicamente significativo. Los episodios de amnesia pueden ser precedidos de abusos físicos o experiencias sexuales y situaciones estresantes, como la muerte de un ser querido o la ruina financiera. También pueden conducir a la amnesia la turbación que provoca la culpabilidad o las conductas criminales. En la Amnesia Disociativa se han descrito varios tipos de alteración de la memoria: Amnesia localizada: el individuo es incapaz de recordar los acontecimientos de un periodo de tiempo circunscrito Amnesia selectiva: el sujeto puede recordar sólo algunos de los acontecimientos de un periodo de tiempo circunscrito Amnesia generalizada: la imposibilidad de recordar abarca toda la vida del sujeto Amnesia continua: incapacidad para recordar acontecimientos que han tenido lugar desde un momento determinado hasta la actualidad Amnesia sistematizada: la pérdida de memoria está circunscrita a cierto tipo de información. Puede resolverse de forma espontánea ante un estímulo o gradualmente, aunque la recuperación de la información puede ser inexacta. Fuga Disociativa Es un trastorno muy poco frecuente que consiste en uno o más episodios de viajes repentinos e inesperados fuera del hogar sin un propósito determinado y con una incapacidad del individuo para recordar su pasado y su identidad personal. El individuo suele desplazarse a un entorno previamente conocido y adopta una vida aparentemente normal con otra identidad. 5 El inicio de estas fugas suele estar asociada a un suceso traumático intolerable para el individuo. La recuperación suele ser rápida, cuando se percata de su amnesia o empieza a sentir confusión respecto a su nueva identidad. Puede existir amnesia para los acontecimientos que han tenido lugar durante las fugas. Trastorno de Identidad Disociativo ( o Trastorno de Personalidad Múltiple) Se caracteriza por la presencia de dos o más identidades o personalidades distintas en un mismo sujeto. Suele haber una personalidad original, generalmente pasiva, dependiente, culpable y depresiva, y que no es consciente de las otras personalidades, mientras que las personalidades alternantes si suelen tener conciencia de algunos aspectos de las otras, incluso se critican entre ellas y pueden aparecer a modo de voces internas. La transición a otra personalidad se suele dar de forma brusca, generalmente ante estrés psicosocial, y marcada por ciertos comportamientos (parpadeo rápido, cambios faciales, cambios de voz, etc.). Los individuos con este trastorno presentan frecuentemente lapsos de memoria que afectan a su historia personal. Es una patología muy poco frecuente y, al contrario de lo habitual en los Trastornos Disociativos, crónica. Por lo general, estos sujetos refieren haber padecido abusos físicos y sexuales, sobre todo durante la infancia, y son muy propensos al suicidio y la automutilación. Trastorno de Despersonalización Se caracteriza por la presencia de experiencias persistentes o recurrentes de distanciamiento o de ser un observador externo de los propios procesos mentales o del cuerpo, permaneciendo intacto el sentido de la realidad, es decir, se percibe la irrealidad de lo que ocurre, de ahí que generalmente tengan problemas para describir lo que les ocurre, ya que tienen miedo de que estas experiencias impliquen estar “loco”. Existen casos tanto de aparición aguda, tras un conflicto psíquico, como crónicos. TRASTORNOS FACTICIOS Se presentan como un tipo de enfermedad muy complejo de difícil diagnóstico. Se caracterizan por el fingimiento o la producción intencionada de signos o síntomas físicos o psicológicos, con el único fin de asumir el rol del enfermo. Un subtipo de trastorno facticio, el más grave y común, es el Síndrome de Münchausen, que se caracteriza por la producción de síntomas predominantemente físicos. En el Trastorno Facticio la producción de la enfermedad es intencional y consciente, pero la motivación real es inconsciente e implica la necesidad de convertirse en “paciente”, con la hospitalización como meta primaria y forma de vida del sujeto, como una necesidad imperiosa de ser atendido y cuidado. No existen móviles de 6 ganancia externa, económica o de eludir responsabilidades laborales o judiciales, lo que les diferencia de la simulación. De hecho, su comportamiento se considera compulsivo, es decir, está fuera del control del individuo, mientras que en la simulación se considera, en cierto modo, un comportamiento adaptativo. Criterios para el diagnóstico de Trastorno Facticio (DSM-IV-TR): Fingimiento o producción intencionada de signos o síntomas físicos o psicológicos. El sujeto busca asumir el papel de enfermo. Ausencia de incentivos externos para el comportamiento (p. ej., una ganancia económica, evitar la responsabilidad legal o mejorar el bienestar físico, como ocurre en el caso de la simulación). La presencia de síntomas facticios no excluye la coexistencia de síntomas físicos o psicológicos verdaderos. Los síntomas que presentan pueden ser una exageración de una patología previa, o pueden ser inventados (p. ej., el dolor), falsificados (p. ej., falsificar la medición de un termómetro), autoinflingidos, o una combinación de todos ellos. Suelen ser objeto de múltiples exploraciones e intervenciones quirúrgicas innecesarias, lo que puede desencadenar un trastorno físico de origen iatrogénico. Cuando se les descubre, abandonan rápidamente el hospital, incluso en contra de la prescripción médica, argumentando una mala praxis. Es más frecuente en mujeres, a excepción del Síndrome de Münchausen, más frecuente en hombres. Este trastorno, cuando es crónico, es incompatible con el hecho de que el individuo mantenga un empleo fijo, lazos familiares o que pueda establecer relaciones interpersonales duraderas. Sin embargo, la cronicidad es poco frecuente, siendo más habitual la presentación en episodios intermitentes. Su evolución es variable: bien hacia la curación, o hacia la psicosis y el suicidio. El DSM-IV-TR recomienda sospechar este trastorno cuando se combinan las siguientes circunstancias: Cuadro clínico dramático o atípico que no pertenece a una enfermedad física o mental identificable Síntomas o comportamientos que aparecen cuando el individuo es observado Pseudología fantástica Comportamiento antisocial en la sala de hospitalización Conocimiento excesivo de la terminología médica y rutinas hospitalarias Consumo encubierto de fármacos Múltiples intervenciones terapéuticas Historia intensa de viajes Pocos o ningún visitante durante la hospitalización Curso clínico fluctuante. 7 Trastorno Facticio por Poderes (o Síndrome de Münchausen por poderes): consiste en la producción intencionada de signos o síntomas físicos o psicológicos en otra persona que se haya a su cargo, por lo general un niño pequeño (menor de 6 años). No existen incentivos externos que justifiquen este comportamiento, por lo que se supone que debe de haber una necesidad psicológica de asumir el papel de paciente a través de otra persona. Este síndrome representa un subtipo de maltrato infantil, muy frecuente por parte de la madre, quien deberá responder penalmente por ello. POBLACIÓN CARCELARIA Hemos de incidir particularmente en la aparición de este tipo de trastornos en instituciones penales, debido a su relativa frecuencia, especialmente en adolescentes internados en centros de menores o en madres en prisión separadas de sus hijos. Ha de tenerse en cuenta la posible aparición de las denominadas psicosis carcelarias. Estos trastornos se dan en personas equilibradas que, al ingresar en prisión, pueden sufrir fenómenos reactivos a la privación de la libertad que pueden abarcar somatizaciones, ansiedad, insomnio, etc., pero que se definirían como Trastornos Adaptativos y que suele remitir ante eventos como el traslado al hospital. Del mismo modo, pueden aparecer Trastornos Disociativos, entre los que cabe destacar el Síndrome de Ganser, un trastorno a caballo entre la disociación y la simulación que se suele dar en sujetos que esperan un interrogatorio. La manifestación más llamativa es que no saben responder a las preguntas más elementales que se les hace, aunque la forma de las respuestas revela que han comprendido el sentido. Aunque podría tratarse de una simulación, el Síndrome de Ganser se encuadra dentro de los Trastornos Disociativos, dado que en todos los casos descritos se ha comprobado un estrechamiento en la conciencia. ASPECTOS LEGALES DE LOS TRASTORNOS SOMATOMORFOS Y DISOCIATIVOS Estos trastornos no implican una pérdida del contacto con la realidad, ni ocasionan pensamientos delirantes, por lo que la imputabilidad no se encuentra alterada por padecer un trastorno de este tipo. En ocasiones, el trastorno podría ser un factor de influencia, pero la conducta criminal sería decisión de un individuo completo, lo que podría disminuir la imputabilidad, pero no llegar a la inimputabilidad completa. No obstante, no hay que descartar una posible reacción aguda “en cortocircuito” secundaria a un importante estrés psíquico, bajo las cuales los enfermos pueden cometer actos criminales que pueden llegar al asesinato o el suicidio, y que podrían definirse exentos de culpabilidad pues no se realizan bajo control consciente. Para ello, es necesario conocer el comportamiento normal “base” del individuo. 8 El condicionamiento psicopatológico de los trastornos somatomorfos sobre conductas con relevancia penal no se considera de suficiente intensidad para llevar a una inimputabilidad parcial ni total. Sin embargo, sí se ha de tener en cuenta su posible aparición a raíz de un acontecimiento traumático. En el terreno civil, son motivo de incapacidad laboral y evaluación del grado de discapacidad. Además, es frecuente que estos trastornos sean el origen de querellas contra profesionales de la salud. La Amnesia Disociativa puede tener importancia de cara al testimonio, a efectos legales se considera como una amnesia. En la Fuga Disociativa se pueden producir lesiones o accidentes durante el episodio, absentismo laboral o un abandono del hogar. En estos casos, este trastorno puede ser causa de inimputabilidad parcial e, incluso, completa. El Trastorno de Identidad Disociativo puede alcanzar una gravedad suficiente para cometer actos criminales en presencia de una personalidad alterna, en cuyo caso podría llegarse a la inimputabilidad completa, teniendo en cuenta la personalidad original del individuo. SIMULACIÓN Actitudes de encubrimiento, fingimiento o engaño, o invención consciente y meditada de un trastorno mental o físico, y a la exageración o invención de una incapacidad producida por un accidente o enfermedad, de la que se deriva alguna ventaja personal, característica primordial que la diferencia de los Trastornos Facticios. Aparece motivada por incentivos externos (compensación económica, escapar de una condena criminal, obtener drogas…). No se considera una enfermedad psiquiátrica, recogiéndose en el DSM-IV-TR dentro del epígrafe “Otros problemas que pueden ser objeto de atención clínica”. Se trata de un engaño análogo a la mentira, con la diferencia de que la Simulación no se limita a la expresión verbal, sino que se acompaña, además, de una “puesta en escena” de la mentira. La Simulación suele buscar enfermedades de origen neuropsiquiátrico por motivos evidentes. La Simulación no es un diagnóstico excluyente, por lo que no es raro encontrar sujetos que presentan un Trastorno Facticio y, además, simulan. Estas características, difícilmente objetivables, convierten la detección de la Simulación en un reto, no siempre alcanzable. 9 Tipos Total y verdadera: el sujeto finge una enfermedad inexistente. Sobresimulación: exageración de una enfermedad real. Metasimulación: se prolongan o reproducen síntomas de un trastorno sufrido anteriormente. Disimulación: el sujeto esconde una enfermedad existente. Por ejemplo, un paranoico puede esconder su enfermedad para dar validez a ciertos actos jurídicos. Detección La DSM-IV-TR recomienda sospechar la simulación ante la combinación de las siguientes situaciones: Presentación en un contexto médico legal (p. ej., la persona es enviada por el fiscal para una exploración médica). Discrepancia acusada entre el estrés o la alteración explicados por la persona y los datos objetivos de la exploración médica. Falta de cooperación durante la valoración diagnóstica e incumplimiento del tratamiento. Presencia de un Trastorno Antisocial de la Personalidad. No existen signos patognomónicos de fraude clínico, por lo que el observador debe basarse en diferentes fuentes de información: la anamnesis, la evaluación clínica evolutiva y el análisis de las pruebas psicológicas o médicas. Dada la amplia variedad de síndromes y procesos patológicos susceptibles de ser simulados, apenas es posible hacer un estudio general de la sintomatología de la simulación, pues se basaría, simplemente, en un conocimiento exhaustivo de la enfermedad a simular y de los trastornos psiquiátricos que pueden subyacer al engaño. Características comunes que aparecen en la evolución de estos sujetos: Atipicidad del cuadro simulado, que no se ajusta a ninguna enfermedad conocida. Frecuentemente se combinan manifestaciones de distintos síndromes. El cuadro clínico que aparenta es contradictorio y carece de la estabilidad y continuidad del verdadero. Suele ayudar mucho al perito los errores en que incurre el simulador al olvidar las características que atribuyó al síndrome inicialmente simulado, por lo que se contradice en las entrevistas y exámenes. Falta de correlación causal entre los síntomas simulados y la etiología correspondiente. Ausencia de pródromos (manifestaciones previas antes de aparecer la enfermedad), con lo que el cuadro surge inmediatamente después de cometido el delito. 10 Falta de correlación entre el síndrome simulado y la conducta del sujeto. Por ejemplo, refiere ideas de persecución y no tiene la actitud defensiva ante éstas. Exageración o atenuación de los síntomas dando siempre alusión a la enfermedad, es decir, se convierten en exhibicionistas de la supuesta enfermedad. Falta de cooperación ante las pruebas e interrogatorios. Incompatibilidad entre los resultados de las pruebas y el perfil de síntomas que alega o imita. Por ejemplo, el sujeto falla en tareas fáciles y contesta bien a preguntas que implican los mismos procesos cognitivos. Ausencia de respuesta al tratamiento convencional. Ausencia de fenómenos somáticos acompañantes del cuadro psicopatológico, ya sea por la incapacidad de realizarlos o por el desconocimiento de los mismos. Por ejemplo, el simulador de cuadros depresivos que no menciona el insomnio porque desconoce esta asociación. Por otra parte, se pueden realizar pruebas en base a los posibles errores conceptuales que tiene el paciente. Por ejemplo, en sujetos que desconocen la enfermedad psiquiátrica, es frecuente encontrar la idea de que estas enfermedades se asemejan a la condición mental de un niño, descubriendo en el comportamiento del sujeto actitudes más propias de esta edad que de la patología que pretende fingir. Sin embargo, es más frecuente que el sujeto se haya estudiado a conciencia la enfermedad a simular, en cuyo caso podemos descubrirlo gracias a su falta de experiencia con la misma, lo que conlleva, por ejemplo, la exageración de síntomas que se presentan. En cualquier caso, la pericia del examinador y su experiencia como clínico constituyen, en última instancia, la piedra angular de la detección. Aspectos Legales Informar sobre una simulación no es efectuar un diagnóstico psicológico, de hecho la simulación suele terminar en el mismo momento en que se identifica. Por ello, no se puede conceder valor o resultados legales a la simulación, de modo que no se puede considerar una circunstancia atenuante ni agravante de cara a la posible sanción. Sin embargo, dada la subjetividad que puede plantear la detección de la simulación, se plantea en ocasiones la consideración de la simulación como un comportamiento adaptativo: por ejemplo, fingir una enfermedad mientras se está cautivo del enemigo en tiempo de guerra. En estos casos, es el examinador y su construcción de la realidad quien va a considerar si estas conductas son disfuncionales o adaptativas. Por otro lado, se plantea la cuestión de si la simulación puede ser, en sí misma, reflejo de algún trastorno mental. Un ejemplo de esto es el trastorno facticio, en cuyo caso la simulación subyace como síntoma del trastorno. Igualmente, podría aparecer como síntoma provocado por un trastorno histriónico de la personalidad, debido a su afán 11 manipulador. Aún así, la jurisdicción no tiene en cuenta estas matizaciones, considerando que ciertos comportamientos tienen una intención clara por parte de la persona que los lleva a cabo. Aunque la mayoría de los simuladores que se presentan en un proceso judicial son victimarios, podemos observar este comportamiento también en las víctimas, generalmente sobresimulando para un mayor convencimiento de su papel; o en procesos civiles, por ejemplo, para evitar disposiciones del tribunal como un desalojo. En conclusión, la simulación una vez detectada, no modifica la imputabilidad del individuo, y su único efecto sobre el proceso judicial puede ser indirecto, al restar credibilidad al individuo simulador. 12