En México, 45% de enfermos terminales son sometidos a eutanasia

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En México, 45% de enfermos terminales son sometidos
a eutanasia pasiva, dice especialista en bioética;
diputados del PRI llaman a debate para subsanar
indefinición legal.
Por: Moisés Sánchez Limón | Nacional
Domingo 5 de Agosto de 2007 | Hora de publicación: 00:49
En reunión con especialistas en bioética de la
UNESCO , diputados federales del PRI se
pronunciaron por someter el tema de la eutanasia a un amplio debate nacional, con participación plural y
multicultural debido a su carácter complejo y de indefinición jurídica, para estar en condiciones de legislar en
la materia y evitar que la muerte asistida se convierta en un negocio.
Y es que, refirió la diputada Beatriz Pagés Llergo Rebollar, la eutanasia como el aborto y la pena de muerte
son temas que inevitablemente caen en el terreno de la moral individual, aunque el doctor en bioética,
Horacio García Romero, dijo que en México 45 por ciento de los pacientes internos en terapia intensiva son
sujetos de la eutanasia pasiva.
“El punto es que —indicó Pagés en la reunión celebrada en el Palacio Legislativo de San Lázaro— está en
juego el derecho a la vida, la autodeterminación, el principio de dignidad y la potestad a tener una muerte
digna. De ahí su complejidad, polarización y desencuentro, por lo que no deben ser abordados superficial o
frívolamente, porque se contraponen tanto la ética como el derecho, la ciencia, la antropología, la religión y la
psicología”.
Empero, adujo, oponerse a la eutanasia significa dejar un peligroso vacío jurídico “para que sigan
aplicándose decisiones arbitrarias sobre el paciente o provocarle mayor sufrimiento”.
En consecuencia, precisó, el gran desafío para el Congreso de la Unión es construir un sistema jurídico que
garantice el derecho a la eutanasia y al mismo tiempo impidas convertir la muerte asistida en un negocio, en
una salida fácil o en un recurso para ocultar la ineptitud médica.
“La eutanasia —agregó Pagés—, es uno de los grandes asuntos del siglo XXI, por lo que los congresos, los
parlamentos y gobiernos del mundo deben dar una respuesta justa. El gran desafío es legislar sin afectar los
derechos fundamentales del hombre”.
En tanto el legislador Salvador Barajas del Toro, presidente del Comité del Centro de Estudios Sociales y de
Opinión Pública (CESOP) de la Cámara de Diputados, recordó que en México no ha sido normada la práctica
de la eutanasia, considerándosele homicidio por omisión, penada hasta con cinco años de prisión, “pero ni
siquiera está definida como tal, expresamente, en el Código Penal Federal”.
Por tanto, señaló, el hecho de provocar acciones que pueden dar lugar a la muerte de un paciente sigue
siendo controversial; desafortunadamente hay vacíos legales derivados de la dificultad para hablar sobre el
tema y, sobre todo, para lograr acuerdos.
De ahí la importancia —refirió— de abrir el tema a debate nacional, porque la información que se derive
“servirá para tomar decisiones acertadas, con el objetivo de que las comisiones (legislativas) empiecen a
debatir los dictámenes referentes a la eutanasia y así reformar los artículos pertinentes”.
En su turno el director de Estudios Sociales del CESOP, Francisco Sales Heredia, expuso que pese a no
existir una definición exacta de la eutanasia, casi todos los especialistas coinciden al explicarla como la
acción de un médico, que a través del consentimiento del paciente desahuciado, evita su sufrimiento y
acelera la muerte, pero en la mayoría de los países donde se ha legislado sobre la materia, “generalmente
se distingue entre eutanasia y otro tipo de intervenciones médicas que pueden llevar a la muerte del
paciente”.
Al respecto la directora del Doctorado en Bioética y Biojurídica de la UNESCO , María Dolores Vila Corzo,
aseguró que la mayoría de los médicos rechaza la práctica de la eutanasia, por tratarse de un acto
deliberado de dar fin a la vida de un paciente, porque antepone su ética a la petición, incluso expresa del
paciente.
Pero el doctor García Romero discrepó de Vila Corzo e informó que en los servicios de terapia intensiva de
hospitales del país fallece 45 por ciento de los pacientes, porque los médicos, preocupados por el paciente
desahuciado, aplican la eutanasia pasiva. Y explicó:
“Suspenden todos los tratamientos. Los médicos valoran la situación y, en caso de coincidir en que el
enfermo no podrá reincorporarse a una vida normal y digna, generalmente deciden suspender todos los
medicamentos”, aunque la práctica no ha trascendido en denuncias.
Desafortunadamente, aclaró, las leyes mexicanas sostienen que es un homicidio por omisión suspender los
tratamientos a un paciente y provocarle el fallecimiento, sin importar si sufre o no, por lo que es importante
legislar en la materia, con fundamento en el resultado de un gran debate plural y multicultural, como planteó
la diputada Pagés Llergo Rebollar.
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